Vivir de cara al Padre
Autor: P. Horacio Bojorge
Capítulo 1: Prólogo
“¡Ay de los que se callan de ti!
Porque no son más que mudos charlatanes”
San Agustín, Confesiones I, 1, 4
Querido Lector:
Mientras escribo estas líneas, resuenan aún los ecos de la voz de nuestros
obispos reunidos en el Santuario de Aparecida, en la Quinta Conferencia General
del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Y a través de la voz de nuestros
obispos oigo llegar hasta mí la voz del Padre que me renueva el envío y me pone
con su Hijo Jesucristo. La oigo a través de la voz del Hijo, que escucho, a su
vez, a través de la voz de nuestros obispos que nos han trasmitido este envío
celestial. El que a los obispos escucha, a Cristo escucha, y el que escucha a
Cristo, escucha al Padre que lo envió . Nos ha hablado el Padre. A mí y a toda
nuestra generación el Padre nos ha enviado en misión, a darlo a conocer.
La hora es urgente, la humanidad necesita volver a escuchar que Dios es Padre,
que ha enviado a su Hijo, y que aspira a reunir a todos los hombres, por su
amor, en la comunión de un único gran Nosotros divino-humano, terreno y
celestial.
Lo que ha sucedido de manera espectacular en Aparecida, es lo que nos había
venido sucedido durante toda la vida, en cada Eucaristía. En cada Eucaristía
Jesús nos toma de la mano y nos pone de cara al Padre, en intimidad de hijos y
hermanos para luego culminar enviándonos: Ite missa est; la eucaristía ha
terminado, ahora vayan, vuelvan a la dispersión del viaje hacia la patria, en
misión entre los hombres.
He aquí pues que vengo
Me han enviado pues, para que en estas páginas hable de Dios. Vengo a decir lo
que me han dicho y repito habitualmente en la predicación. No invento nada. El
mensaje no es mío, aunque naturalmente sólo puedo repetirlo en cuanto ha pasado
por mi corazón. Intento repetirlo de manera fiel a lo que Él nos ha revelado de
sí mismo en las Sagradas Escrituras y nos es trasmitido por la Iglesia. La
convocatoria del Sínodo sobre la Palabra de Dios me confirma en que debemos
volvernos continuamente a la Palabra de Dios en las Escrituras, en la Tradición,
interpretadas por el Magisterio, según el programa conciliar contenido en la
Constitución Dei Verbum.
Vengo a hablarte de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, conforme a lo que enseña
San Hipólito: “Hay un único Dios, hermanos, que sólo puede ser conocido a través
de las Escrituras santas. Por ello debemos esforzarnos por penetrar en todas las
cosas que nos anuncian las divinas Escrituras y procurar profundizar en lo que
nos enseñan. Debemos conocer al Padre como Él desea ser conocido, debemos
glorificar al Hijo como el Padre desea que lo glorifiquemos, debemos recibir el
Espíritu Santo como el Padre desea dárnoslo. En todo debemos proceder no según
nuestro arbitrio ni según nuestros propios sentimientos ni haciendo violencia a
los deseos de Dios, sino según los caminos que el mismo Señor nos ha dado a
conocer en las santas Escrituras” .
Ver: Mateo 10, 40; Lucas 9, 48; 10, 16; Juan 12, 44-45
San Hipólito, Tratado contra la herejía de Noeto, Cap 9; PG 10, 815 que se lee
en el Oficio de Lecturas del 23 de diciembre
Montevideo, 16 de Julio de 2008
Fiesta de Nuestra Señora del Carmen