Vivir de cara al Padre

Autor: P. Horacio Bojorge

Capítulo 6: Tu Padre que ve en lo secreto te dará de sí.




Mateo 6, 4.6.18

Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos
De lo contrario no tendréis la retribución de vuestro padre celestial Mateo 6, 1

Guardaos , atended, estad atentos
1)
La advertencia es un género de la exhortación pastoral y de la consolación . Jesús hizo múltiples advertencias a sus discípulos contra diversos peligros. También Pablo hace advertencias a Timoteo y Tito y a sus comunidades.
2) En las advertencias de Jesús contra ciertos peligros resuena el afecto solícito de un Hermano mayor preocupado por la situación de riesgo en que vivirán sus hermanitos más pequeños . “Guardaos de los falsos profetas” ; “de los hombres” ; “Mirad bien y guardaos de la levadura de los fariseos” ; “Cuidaos de menospreciar a uno de estos pequeños” ; “Guárdense de alarmarse” por guerras y rumores de guerras ; “Mirad y guardaos de vosotros mismos” ; “Guardaos de los escribas” ; “Cuidaos que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, la embriaguez, las preocupaciones de esta vida, y venga aquél Día de improviso sobre vosotros” ; “Miren que nadie los engañe” ; “Tengan cuidado con ustedes mismos, los entregarán a los sanhedrines” ; “Vosotros estad alerta ; “Mirad, velad” ; “Mirad y escuchad atentamente” ; “Mirad que no os engañen” .
Todas estas advertencias revelan el amor de Jesucristo que pone en guardia a sus discípulos, a sus hermanitos más pequeños, contra tantos peligros que amenazan su ser filial.
3) Las advertencias de San Pablo son tantas que habría que copiar aquí extensos pasajes de sus cartas, vayan solamente algunas como ejemplo: “que no enseñen doctrinas extrañas, ni dediquen su atención a fábulas y genealogías interminables, que son más a propósito para promover disputas que para realizar el plan de Dios, fundado en la fe” ; “atentos a no excederse en el vino” ; “guárdense de dar oídos a fábulas judaicas ni a mandamientos de hombres que se apartan de la verdad” ; “Mirad que nadie devuelva a otro mal por mal” .
4) Una lectura atenta de estas advertencias permite entender que el peligro principal que amenaza y contra el que se pone en guardia es el recibir daño en la condición filial, en el dejar de ser hijo, en perjudicar el vínculo religioso filial- paterno.
No practiquéis vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos
5)
El peligro de dejar de ser hijo es particularmente claro en esta advertencia de Jesús que nos reporta Mateo 6,1 en la cual Jesús pone en guardia contra la tentación de practicar la justicia filial delante de los hombres para ser visto, alabado y apreciado por ellos. Esta tentación y peligro consiste en exponer-se uno mismo para ser visto, en vez de procurar que sea conocido el Padre, que es la fuente de todas las obras filiales: “Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” .
6) La razón profunda de esta advertencia está en que para ser y permanecer hijo, hay que ser consciente, - y no hay que dejar de serlo -, de que las obras filiales nos son dadas por el Padre, precisamente por el proceso de divina regeneración, por la gracia de la generación divina.
7) El obrar depende del ser y manifiesta el ser . Si uno se comporta como hijo es porque es hijo. Si se comporta como si no lo fuera, es porque no lo es. Si uno es hijo, busca la gloria del Padre y no la propia. Si uno se apropia de la gloria debida al Padre, deja de ser hijo y se convierte en ladrón y usurpador.
8) Así lo dice claramente San Pablo a los Efesios: “Hechura suya somos: creados en Cristo Jesús, en orden a las buenas obras que de antemano dispuso Dios que practicáramos” ; “Dios es quien obra en vosotros el querer y el obrar, como bien le parece” . “Pues ¿quién es el que te distingue? ¿Qué tienes que no lo hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿a qué gloriarte cual si no lo hubieras recibido?” .
9) Esta doctrina se remonta a la enseñanza misma de Jesús: “Muchas obras buenas que vienen del Padre os he mostrado. ¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme? ” ; “El Padre que permanece en mí es el que realiza las obras” .
10) Las obras de la justicia filial son obras recibidas del Padre y no de sí mismo como de propia fuente. Pertenecen al Padre y él merece ser reconocido como la fuente de ellas, ser estimado por tal, alabado y glorificado.
11) El que busca estima, aprecio, alabanza, gloria por esas obras, el que usurpa lo que pertenece al Padre y, por eso mismo, deja de ser hijo y es y se comporta como usurpador o ladrón, deja, con ello, de ser hijo. Y al dejar de ser hijo, se priva de lo que, como hijo, le habría correspondido recibir del Padre.

La recompensa
12)
“De lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial” ¿De qué tipo de recompensa se trata? Lo que afirma este versículo es lo mismo que Jesús advirtió antes: “Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos no entraréis en el Reino de los cielos” . Aquí también, el premio, la recompensa, es la misma condición filial, el mismo vínculo con el Padre, el mismo “recibirse” a sí mismo del Padre por divina regeneración, lo que en otros lugares se llama “la herencia”.
13) El término griego misthós tiene dos principales acepciones. Según una primera acepción puede designar el salario, la retribución debida a alguien en justicia por una prestación, por algún servicio o por algo que ha hecho. La segundo acepción designa lo que le corresponde a alguien por ser lo que es, o por ser quien es, por su condición: esclavo, hijo, esposo, esposa, padre, amo, vecino. En castellano podríamos decir “el trato” de hijo. “De lo contrario no recibiréis de vuestro Padre celestial el trato de hijo”
14) En esta segunda acepción es que Mateo usa la palabra misthós cuando dice, algo más adelante en su evangelio: “Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa (misthós, trato) de profeta recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa (misthós, trato) de justo recibirá. Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa” . En el versículo que estamos comentando se trata de la recompensa (misthós) que Dios da a sus hijos, por ser hijos, por su condición de hijos. Si alguien no lo es, - y si no se comporta como tal no lo es -, no es acreedor a lo que se le debería si lo fuese.
15) Quien de la práctica de la justicia filial busca gloria para sí mismo, muestra no ser hijo. Muestra estar afuera del vínculo filial. Porque quien busca su propia gloria y no la del Padre, no vive como el Hijo, no vive como Hijo. Así de sencillo. La esencia de la justicia filial consiste en vivir para la gloria del Padre, dejando en manos del Padre la gloria propia, y aún aceptando la humillación propia para glorificar al Padre.
16) Esa es la conducta del Hijo, tal como la celebra el himno a los Filipenses:
“Tened entre vosotros los mismos sentimientos que Cristo: El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. (¡No exigió durante su vida terrena los honores divinos que se le debían!) Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es Señor para gloria de Dios Padre” .
17) Aún la gloria que el Hijo recibe al ser exaltado por el Padre como misthós, es decir lo que el Padre reconoce que le corresponde por su humillación filial, redunda en gloria del Padre. Y hasta el mismo Reino que recibe el Hijo, no se lo guardará el Hijo para sí, sino que lo entregará al Padre. El Hijo no quiere nada para sí. No quiere el Reino para sí. Se le encomienda conquistarlo, pero no para sí sino para entregarlo al Padre: “cuando entregue a Dios Padre el Reino, después de haber destruido todo Principado, Dominación y Potestad” .
18) Esto es tan así, que la misma venida gloriosa del Hijo del Hombre rodeado de sus ángeles, no es vista como algo suyo, sino como “Gloria de su Padre”: “Porque ha de venir el Hijo del hombre en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces dará a cada uno según sus obras” .

Y tu Padre que ve en lo secreto te dará de Sí
19)
Considero que el pasaje Mateo 6, 1-17 es el centro y como el corazón del Sermón de la Montaña. En el centro de este pasaje está, a su vez, la oración de los hijos: el Padre Nuestro. Si en el resto del Sermón Jesús nos habla del Padre como de Él, aquí nos lo presenta como “Tu padre”, “vuestro padre” y nos enseña a hablar con él como “Tú”, manifestándole nuestros deseos filiales. La estructura misma del Sermón de la Montaña pone de manifiesto que el Padre Nuestro es el corazón de todo el Sermón, es la gran “iniciación cristiana” al trato filial con el Padre.
20) Ese trato es el secreto de los hijos y está destinado a ser y permanecer secreto. Así lo entendían los primeros cristianos con la Disciplina del Arcano, por la cual, el Padre Nuestro era entregado, al bautizado solamente y mantenido en secreto para todo no bautizado, aún catecúmeno.
21) El misthós, la recompensa, es pues el mismo trato de hijo, lo que le corresponde al hijo por ser hijo, la herencia, es esta confiada intimidad de trato con el Padre, esta “inmersión” bautismal en un “Tú a Tú” paterno-filial y filial-paterno.
22) Por eso, “Vivir de cara al Padre” me parece un título adecuado para designar esta lección central el Sermón de la Montaña. Es un vivir de cara al Padre que sucede en el secreto interior de la conciencia, en la raíz más profunda de la orientación vital. Consiste en tener al Padre como el Tú principal, al que se está autorreferido, y por eso mismo “hecho hijo”. En el seno de esa relación íntima y secreta, de ese trato filial - paterno se es engendrado como hijo. De ella brota todo el actuar filial. Y en ella tiene lugar la filialización, la divina regeneración.
23) La generalidad de las versiones traducen misthós por recompensa y consecuentemente traducen el verbo apodósei por: recompensará . Esta traducción se presta a una mala interpretación, que escandalizó al filósofo Immanuel Kant y le hizo presentar la moral evangélica como una moral interesada, cuyo motivo para hacer el bien sería, según él, la esperanza de alguna recompensa o provecho ajenos al bien moral mismo.
24) Para dar una versión castellana más fiel al sentido general del texto en su contexto, prefiero traducir algo más servilmente, pero más fielmente, el verbo “apodídomi” por “dar de sí”: “Tu padre que ve en lo secreto, te dará de sí”. Lo que se recibe del Padre por vivir como hijo, de cara a él, en la intimidad del corazón y de la conciencia, no es otra cosa que la misma vida divina que el Padre da a sus hijos; el mismo proceso de divina regeneración que tiene lugar en la intimidad del diálogo filial-paterno. Lo que se recibe es la perfección de la caridad del Padre anunciada en 5, 48: “Vosotros pues, sed perfectos [¡porque podéis, si sois hijos!] como vuestro Padre celestial es perfecto [en el amor]”. Estipulación fundamental de la Nueva Alianza Paterno-filial.
25) Lo que el Hijo del Hombre tendrá en cuenta cuando venga en la gloria de su Padre a juzgar a los hombres para darle a cada uno lo que le corresponde, es su comportamiento - si fue filial o no- : “Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces dará de [¿de la gloria de su Padre?] a cada uno según su conducta . Dará de la gloria de su Padre y de la propia que recibe del Padre como Hijo único lleno de gracia y de verdad , a cada uno según su comportamiento de hijo.

La justicia filial
En griego: prosejete
En griego: Parenesis
En griego: Paraklesis
Mateo 25, 40.45
Mateo 7, 15
Mateo 10, 17
Mateo 16, 11-12
Mateo 18, 10
Mateo 24, 6
Lucas 17, 3
Lucas 20, 46
Lucas 21, 34
Marcos 13, 5
Marcos 13, 9
Marcos 13, 23
Marcos 13, 33
Lucas 8, 18
Lucas 21, 8
1ª Timoteo 1, 3-4
1ª Timoteo 3, 8
Tito 1, 14
1ª Tesalonicenses 5, 10
Mateo 5,16
Operari sequitur esse dice un axioma de la filosofía perenne
Efesios 2, 10
Filipenses 2, 13
En griego: kaujasai, del verbo kaujáomai
1ª Corintios 4, 7
Juan 10, 32
Juan 14, 10
En griego: misthós
Es decir: en la condición filial; no seréis hijos de Dios; Mateo 5, 20
Mateo 10, 41; es decir el trato de discípulo, de pequeño, o sea: de hijo
Mateo 6,1
Filipenses 2, 5-11
1ª Corintios 15, 24
Mateo 16, 27
Mateo 6, 4.6.18; forma declinada del verbo apodídomi
En griego: praxin
Apodósei: en este caso puede entenderse que le dará de la Gloria que tiene junto al Padre