Vivir de cara al Padre

Autor: P. Horacio Bojorge

Capítulo 5: Vosotros, pues, sed perfectos



Como Vuestro Padre que está en los Cielos es Perfecto

Perfección, bienaventuranza, felicidad, paz, amor
1)
La palabra perfecto, deriva del latín perfectus y traduce el griego téleios.
Perfectus
, en latín, deriva de “factus” que quiere decir “hecho”: completamente hecho, terminado .
2) El término griego téleios deriva de la palabra telos que quiere decir fin, meta. Teleios significa «finalmente, finalizado, terminado, llegado», sugiere que el ser de quien se dice que es teleios, ha alcanzado su fin, que no le falta nada para ser lo que debe ser, que ha realizado totalmente sus posibilidades de bien.
3) En el fondo fondo, los conceptos de perfección y bienaventuranza, de felicidad, se tocan. Feliz es aquél a quien no le falta nada, porque es o está en estado de perfección, ha alcanzado la perfección y no le falta nada.
4) También están muy cercanos los conceptos de perfección y de paz. El Shalom bíblico, la paz, es el estado de aquél que tiene el bien y no le falta nada. La perfección, la teleiosis, implica gozo, bienaventuranza, paz.
5) Pero además, en Dios, su perfección, el no faltarle nada, el ser plenamente bienaventurado y pacifica en sí mismo, hace que su amor sea un amor muy especial. Un amor que no busca nada para sí, sino que busca exclusivamente el bien del otro. Y en eso tiene su complacencia.

La perfección de Dios
6)
La frase de Jesús "vosotros sed perfectos como es perfecto vuestro Padre que está en los cielos", suscita perplejidad y diversidad de preguntas. Si perfecto quiere decir totalmente hecho, ¿cómo puede decirse de Dios que es perfecto, puesto que Dios no ha sido hecho? ¿Cómo va a poder alcanzar nunca un ser humano la perfección divina? ¿Cómo puede Jesús mandar imperativamente algo que parece imposible para la creatura?
7) A lo primero hay que responder que, efectivamente, Dios no ha sido hecho por nadie. Es evidente que este término se le aplica a Dios para decir que no le falta nada según su modo propio de ser. Es decir, en el caso de Dios, a su plenitud de ser, de bondad, etc. Él está plenamente realizado y no puede ganar o perder nada de lo que es. Le aplicamos la palabra per-fecto no porque sea hecho, sino porque no le falta nada. Cuando hablamos de Él siempre balbuceamos y tomamos palabras que se le aplican sólo en parte. Él excede las posibilidades de nuestro lenguaje. No se le puede agregar ni quitar nada.
8) En ese sentido, parece que el término griego teleios expresa mejor que Dios es el Fin último, el Bien último, que está en sí mismo y existe por sí y para sí y no para otro fin ulterior. Él no tiene otro fin que él mismo, no es para otro sino para sí. Y todo lo demás que existe, todo lo creado, tiene en cambio su origen y su fin en Dios.
9) ¿Cómo nos manda Jesús que imitemos la perfección del Padre, a nosotros, que somos pobres criaturas humanas y además heridas por el pecado? A esto segundo hemos de responder que Jesús está hablando de la perfección de la caridad, a la que estamos llamados doblemente, como criaturas y como redimidos, hechos hijos del Padre por gracia y donación del Espíritu divino, en calidad de herencia. La perfección no se refiere aquí a la intensidad de la caridad divina; ni a la caridad que Dios merece, pues sólo Él es capaz de amarse condignamente; ni de la caridad que puede brindarle el ser humano. Hemos de ser perfectos en la caridad como el Padre es perfecto, porque no ha de faltarle nada a nuestra caridad, en su naturaleza de amor filial al Padre y además fraterno, y universal e incondicionado.
10) Por último, aunque Jesús nos manda ser perfectos, la forma imperativa es expresión de una promesa y de una posibilidad, más que un mandamiento como los de la antigua ley. Si queremos ser hijos y lo somos, podemos aspirar a la perfección de la caridad. El imperativo va dirigido a nuestra esperanza, a nuestro deseo, como una palabra de ánimo, como una promesa de que la posibilidad está abierta. Es voluntad del Padre que se cumplirá si pliego a ella la mía por el deseo ardiente.

Perfección de la Caridad
11)
Jesús, en el Sermón de la Montaña, nos revela una nueva justicia: la justicia de los hijos de Dios. Si queremos ser y vivir como hijos de Dios, tenemos que reflejar la perfección de Dios nuestro Padre. Y como Dios es caridad, caridad perfecta, amor eterno y deseo eterno de ser correspondido, la perfección que tienen que imitar sus hijos, es la perfección de la caridad.
12) Caridad es una palabra desgastada, cuyo significado no siempre es obvio para todo el mundo y que por lo tanto conviene detenerse algo a explicar.
13) Caridad es amor. Pero no cualquier amor. Es amor de amistad. ¿Qué agrega la amistad al amor? Agrega la generosidad, el altruismo. Puede haber amor egoísta, dominador, interesado, explotador del otro. La amistad es amor generoso, que procura el bien del otro y remedia sus males, es amor desinteresado y altruista. Es el amor del amigo verdadero que busca el bien del otro y no al otro para usarlo para su propio bien.
14) Caridad viene de caro. Significa que uno está dispuesto a pagar mucho por el que ama. Por eso el amor a Dios, en las parábolas del tesoro escondido y de la perla preciosa , se compara con el precio que uno está dispuesto a pagar, vendiéndolo todo, por adquirir el Reino de Dios, es decir, la condición filial, el tesoro del amor a Dios, el tesoro que es Dios mismo. Caridad es amor de amistad en primer lugar con Dios. Sólo por él puede venderse todo. La caridad implica también amar a los demás, pero sólo derivada y secundariamente: Por amor a Dios procuro el bien de los que Dios ama, aunque me sean desconocidos y hasta enemigos.

El amor a los enemigos
15)
Según aquélla nueva Justicia de los Hijos de Dios, que enseña Jesús en el Sermón de la Montaña, la caridad, para ser perfecta como la del Padre, debe extenderse incluso hasta a los enemigos . Porque también a mis enemigos los ama Dios, mi Padre, y debo amarlos como Él los ama y porque Él los ama. También por ellos entrega a su Hijo el Padre y por ellos se entrega voluntariamente el Hijo, pues esa era la voluntad del Padre.
16) Esta caridad excede lo que estaba mandado en la ley de Moisés, donde se mandaba amar al prójimo, es decir al miembro del pueblo de Israel. La caridad cristiana es el amor que Dios Padre tiene y se extiende también a los malos y a los que no lo merecen. Y es la caridad con que el Hijo ama a todos los hombres y por la que se entrega a sí mismo para salvarlos a todos.
17) Por eso se la puede llamar caridad perfecta, porque no conoce límites, no pone condiciones ni limitaciones al amor, no es excluyente. Podría llamársele universal e incondicionada. Es perfecta porque abarca a todos y no excluye a nadie. Porque es totalmente desinteresada, como el amor divino, que crea sin recibir nada por pura efusión de su bondad. Dios no necesita recibir nada de la creación. No crea para recibir. No hace el bien por una utilidad o un interés.
18) El amor a los enemigos hace a los hijos semejantes a su Padre. Esa es la caridad perfecta, en el sentido de que es desinteresada, sin mezcla de interés propio. De los que queremos y nos quieren, de los amigos, recibimos la gratificación de su amor y sus beneficios. De los enemigos, en cambio, no sólo no recibimos bienes sino que recibimos males. Por eso, cuando los amamos, nuestro amor se parece más al amor desinteresado del Padre.
19) Jesús nos invita a amar a los enemigos como un medio "para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su Sol sobre malos y buenos llueve sobre justos e injustos" . La conjunción del sol y la lluvia nos evoca aquí el Arco Iris, signo de la Alianza con Noé . Cuando Dios depuso su ira contra los pecadores y colgó el arco de su ira en las nubes para siempre, para no destruir más a la humanidad pecadora, sin enviarle sus beneficios salvíficos.

La caridad perfecta: el arco iris, sol y lluvia para todos
20)
La Alianza de Noé y los elementos de la naturaleza que Dios establece como signos de su Alianza, prefiguran los bienes mesiánicos. A diferencia de Génesis 9, en Mateo 5,45 Jesús dice que el Padre hace salir ´su´ Sol y que ‘Él’ llueve, directamente Él. Su Sol es su Hijo, Él llueve, se derrama a sí mismo desde el cielo, llueve su gracia. Su luz ilumina las tinieblas de los que viven en sombras de muerte. Su lluvia da vida a una tierra desierta de amor. El arco Iris resulta de la conjunción de su Sol y de su autoefusión desde los cielos. Su arco Iris es su amor misericordioso, su Espíritu Santo. Jesús es, pues, el Sol del Padre, el "Sol que nace de lo alto" como lo celebra Zacarías en su cántico . Es la luz que celebra Juan en el Prólogo de su Evangelio, y que brilla en medio de las tinieblas aunque no la reciban . Él es la lluvia o el rocío de los cielos, como lo canta la Iglesia en el Adviento.

Sed Perfectos: estipulación fundamental de la Nueva Alianza
21)
"Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto". Esta palabra de Jesús es la estipulación fundamental de la nueva Alianza y viene a dar cumplimiento (no a abolir, sino a realizar plenamente) las Antiguas fórmulas
22) ¿Qué quiere decir ´estipulación fundamental´? Lo que suelen llamar los estudiosos “primer mandamiento” o “estipulación fundamental” es una fórmula que, en los así llamados "formularios de alianza", o "pactos de alianza" anuda un prólogo histórico, donde se narran los beneficios que Dios ha dado, con la respuesta que se debe dar. Puesto que Dios ha hecho esto y esto por vosotros, vosotros tenéis que comportaros así y así...
23) La estipulación fundamental de la Alianza no impera todavía un hacer sino un ser. El hacer vendrá después, lo estipularán las cláusulas del decálogo. El hacer se sigue del ser, y sin ese respaldo, de nada serviría. El ser, naturalmente, si es auténtico, se expresará y manifestará en acciones. Un ser del que derivará una conducta.
24) Pero el Señor podrá reprobar y rechazar como hipocresía y falsedad las obras que no broten de la disposición interior: "Obediencia quiero y no sacrificios" ; "Misericordia quiero y no sacrificios" ; "Harto estoy de vuestros holocaustos... No me sigáis ofreciendo sacrificios vanos" .
25) La respuesta amorosa de la creatura a las obras del amor de Dios, se plantea, pues, en la estipulación fundamental del formulario de alianza, a nivel del ser: sed. Y en los mandamientos que siguen a la estipulación fundamental, muestra lo que ese modo de ser implica necesariamente a nivel del obrar.
Sed pues Santos porque el Señor vuestro Dios es Santo .
Sed pues Santos porque vuestro Padre celestial es Santo .
Sed pues Perfectos como vuestro Padre celestial es Perfecto .
Sed pues misericordiosos como vuestro Padre celestial es misericordioso .

La fuerza de un pues
26)
"Sed pues perfectos", alude a lo que se ha hecho por nosotros. Y eso, en la Nueva Alianza, es la relación con el Hijo, que nos ha permitido entrar en la condición filial. Si pues sois hijos, sed perfectos como vuestro Padre.
27) Esta estipulación expresa y rige el ser filial. Un ser que se manifiesta en nuevas actitudes que superan la justicia de escribas y fariseos mediante la instauración de una justicia filial: "Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos no enteraréis en el Reino de los cielos" es decir, en la condición filial .
28) En el formulario de esta nueva Alianza, las cláusulas han ido precediendo la estipulación que llega al final . Jesús ha venido enunciando: "Habéis oído que se dijo... pero yo os digo" .
29)>ser hechos hijos, recibir el don que se nos hace, si queremos serlo, debemos reflejar la perfección del Padre. Esta es la nueva justicia filial, que no viene a abolir la Ley y los profetas, sino a darle cumplimiento .
30) Para que seáis hechos hijos de vuestro Padre que está en los cielos. Jesús había dicho que no venía abolir la ley sino a darle su cumplimiento ; que si la justicia de los discípulos no era más plena que la de los escribas y fariseos no entrarían en el Reino de los Cielos . Y luego había ido explicando la excedencia de la nueva justicia de los hijos oponiendo al “habéis oído que se dijo” un “pero yo os digo”.
31) Todo ese pasaje culmina con este pues. Es como un “así que” final. Así que sean perfectos como vuestro Padre celestial. Así su justicia será la de los hijos y excederán la de los escribas y fariseos. Aquí, el orden de los preceptos y de la estipulación fundamental es inverso. Primero Jesús señala algunos puntos en los que la justicia de los hijos debe expresarse en actos que exceden lo mandado por la ley antigua. Y termina con la estipulación: “Vosotros pues... sed perfectos” porque podéis serlo.


La preposición “per” le agrega, en latín, a la palabra “factus” una idea de intensidad máxima, de totalidad, de que la acción está terminada, que se ha hecho totalmente, que no le falta nada “per-factus”. De ahí derivan en castellano las palabras “factura”, “manufactura”, “facturar” o “facturación” y, por supuesto la misma palabra per-fectus; per-factus. Lo contrario a per-fectus es de-fectus, es decir, algo que o bien se ha des-hecho o no está del todo hecho. De ahí vienen en castellano los términos: defecto, defectuoso, deficiente.
Mateo 13, 44-46
Mateo 5, 38-48
Mateo 5, 45
Génesis 9, 9-17
Lucas 1, 79
Juan 1,5
1 Reyes 15, 22. Ver Mateo 9, 13; 12, 7
Oseas 6, 6
Isaías 1,11-13
Lev 19,2
1ª Pedro 1, 15
Mateo 5, 48
Lucas 6, 36
Mateo 5, 20
Mateo 5,48
Mateo 5, 21,27, 31, 33, 38, 43
Mateo 5, 17
Mateo 5,17
Mateo 5, 20