«LOS VICIOS CAPITALES EN LA SUMA TEOLÓGICA DE
SANTO TOMÁS DE AQUINO»

LA GULA

P. Víctor Moreyra, I.V.E.

 

I. PRESENTACIÓN DE LA CUESTIÓN

a- Santo Tomás trata de la gula en la Segunda Parte de la Segunda Parte de la Suma Teológica. En la Cuestión 148, dentro del Tratado de la Virtud de la Templanza ( Cuestión 141-170 ), como vicio opuesto a la abstinencia ( Cuestión 146-147 ) ; una de las partes subjetivas de esta virtud cardinal.

b- Santo Tomás trata también de la gula en la Cuestión Disputada de Malo, en la cuestión 14.

c- La cuestión se divide en seis artículos : 1-Se pregunta si la gula es un pecado; 2- Si la gula es pecado mortal; 3-Si es el pecado mas grave; 4-Trata sobre las diferentes especies de gula; 5-Si es un pecado capital; y finalmente 6-Se pregunta que vicios se derivan de ella.

d- Las fuentes que usa Santo Tomás son :

- Principalmente San Gregorio Magno, en su obra Moralia In Iob. En todos los Sed Contra de los artículos lo utiliza como argumento de autoridad.

- En la respuesta a la cuarta objeción del artículo dos cita la Regula Pastoralis. ( P. III, cap. 19 ). Asimismo en el Corpus del artículo 6, también cita la misma obra. ( P. III, cap. 19 ).

- En el Corpus del artículo 4, cita a San Isidoro, en su obra Sententiarum Libri, libro II, cap. 42.

II. DOCTRINA DE LA CUESTIÓN :

Pasamos ahora a considerar la doctrina sobre el pecado de la gula que expone el santo en esta cuestión :

1) En primer lugar analiza si es pecado o no :

Como argumento de autoridad usa a San Gregorio en XXX Moralia ( Cap. 18 ), que dice : "Es imposible librar la batalla espiritual si no se vence a este enemigo interior, que es la gula " . Ahora bien, el enemigo interior del hombre es el pecado, por lo tanto la gula es un pecado.

En el Corpus dice que es pecado lo que se opone a la virtud, es decir lo que se aparta del orden de la razón; en lo cual consiste el bien de la virtud moral. La gula es la apetencia desordenada de comer y beber, es decir es algo que se aparta del orden de la razón, por lo tanto es un pecado.

En las objeciones precisa que :

El excesivo apego a los alimentos mancha espiritualmente al hombre.

Que comete pecado de gula quien se excede conscientemente en la cantidad de comida, llevado por el placer producido por los alimentos. Es decir quien no regula por las razón la apetencia de comer.

El pecado de la gula consiste en el desorden en el apetito sensitivo.

2) En segundo lugar, analiza si la gula es pecado mortal.

Como argumento de autoridad cita a San Gregorio en XXX Moralia : "Cuando manda la gula, los hombres se pierden en todo aquello en lo que se han comportado bien, y si no se domina el vientre, éste mata todas las virtudes ". Pero solo el pecado mortal mata todas las virtudes, por tanto la gula es pecado mortal.

En el Corpus aclara que la gula, es decir el deseo desordenado de comer y beber, puede ser pecado mortal y pecado venial.. Para explicar esto, dice que se debe considerar lo siguiente : El orden de la razón que modera la concupiscencia puede tomarse en un doble sentido :

En primer lugar, en cuanto a los medios, cuando éstos no son proporcionados al fin.

En segundo lugar, en cuanto al fin, cuando el deseo desordenado aparta a los hombres del fin debido.

En las objeciones precisa :

La gula es un pecado mortal, que bajo un aspecto se opone al decálogo, en cuanto del precepto del sábado que manda descansar en Dios.

La gula en cuanto nos aparta del fin último, se opone al amor de Dios, el cual debe ser nuestro fin último por encima de todo.

Aclara unas palabras de San Agustín, en uno de sus sermones sobre el Purgatorio : "Siempre que alguno toma mas alimento y bebida de lo que necesita, sepa que comete pecados pequeños ".

Dice que el santo se refiere a la gula, en cuanto que solo lleva un desorden con respecto a los medios, es decir en cuanto es pecado venial.

La gula mata todas las virtudes, no tanto por si misma, sino por causa de los vicios que se derivan de ella. Según lo que dice San Gregorio en su Regula Pastoralis : "Cuando el estómago es víctima d ela glotonería, la lujuria mata todas las virtudes del alma ".

3) En tercer lugar analiza si la gula es el pecado mas grave.

Usa la autoridad de San Gregorio ( Moralia, libro XXXIII, cap. 12 ) para afirmar que los pecados carnales, entre los que se encuentra la gula, tienen una culpa menor.

En el Corpus : distingue un triple aspecto bajo el cual un pecado se puede considerar mas grave que otro :

En primer lugar, teniendo en cuenta la materia en la que se peca. Y en este sentido, los pecados mas graves son los que se cometen contra las cosas divinas.

Si consideramos la gula según este aspecto, no es el mas grave de los pecados, porque su objeto es lo que sustenta el cuerpo.

En segundo lugar, teniendo en cuenta el sujeto que peca. Y aquí el pecado de gula tiene menos gravedad, sea porque se trata de la necesidad de tomar alimento, o por la dificultad que supone conocer y moderar lo que es conveniente a la razón, en esta materia.

En tercer lugar , teniendo en cuenta los efectos que produce un pecado. Y en este sentido, la gula tiene una cierta gravedad mayor, porque de ella se derivan varios pecados.

En las objeciones precisa :

Que el pecado de gula no tiene por objeto dañar el cuerpo, sino deleitarse en los alimentos, y es accidental que produzca algún daño al cuerpo. Pero si por causa de la gula, es decir por tomar alimentos sin moderación, sufre algún daño el cuerpo; el pecado se agrava.

4) En cuarto lugar , analiza si están bien señaladas las especies de gula.

Usa la división de especies dada por San Gregorio, en Moralia XXX ( Cap. 18 ) : "La gula nos tienta de cinco maneras : nos hace adelantar la hora, exige manjares exquisitos, pide manjares preparados con excesivo esmero, rebasa los límites en la cantidad y despierta una voracidad sin límites ". Es decir que hay cinco especies de gula :

-Comer fuera de hora , sin necesidad.

-Comer con demasiado ardor.

-Exigir manjares exquisitos.

-Comer manjares, preparados con excesivo refinamiento.

-Comer excesivamente.

En el Corpus hace dos cosas :

a- Primero explica la división dada por San Gregorio, y lo hace analizando el desorden que puede haber en el acto de comer. En el cual se distinguen dos partes : El alimento que se toma y el acto de tomarlo. Por lo cual puede haber un desorden en el deseo bajo un doble aspecto :

En primer lugar, en cuanto al alimento que se toma : debemos considerar tres cosas : 1-La sustancia del alimento. Y aquí vemos que a veces se lo quiere bueno estimable, y en esto puede haber desorden; y aquí tenemos una especie de gula, el comer manjares exquisitos. 2-La calidad de los alimentos. Y aquí vemos que a veces exigimos una preparación demasiado esmerada, y en esto puede haber desorden, y aquí tenemos otra especie de gula, el comer manjares preparados con demasiado esmero. 3-La cantidad del alimento. Y aquí puede haber un desorden en el excederse comiendo demasiado; y tenemos otra especie de gula, el comer excesivamente.

En segundo lugar, se puede considerar el desorden en el acto mismo de tomar el alimento. Y aquí hay dos modos de desordenarse : 1-Haciendolo apresuradamente, es decir adelantando la hora de comer, y tenemos aquí otra especie de gula; el comer fuera de hora, sin necesidad. 2-No observando la debida moderación al comer, y tenemos aquí otra especie de gula; el comer con ardor.

b-Después, muy brevemente refiere la división de San Isidoro ( Sententiarum Libri, II, Cap. 42 ) :

San Isidoro reduce a una las primeras especies, y establece la siguiente división :

-Excederse en la sustancia.

-Excederse en la cantidad.

-Desordenarse en el modo de comer.

-Desordenarse en el tiempo de comer.

En las objeciones precisa :

Que las distintas circunstancias : comer fuera de hora , sin necesidad ; comer con demasiado ardor ; exigir manjares exquisitos ; comer manjares, preparados con excesivo refinamiento ; comer excesivamente; dan origen a distintos motivos para obrar, lo cual originan las distintas especies de gula.

5) En quinto lugar se analiza si la gula es un pecado capital.

Usa la autoridad de San Gregorio, que lo incluye entre los pecados capitales ( Moralia XXX, cap.45 ).

En el corpus, hace referencia a dos artículos de la Segunda Parte de la Primera Parte ( 1-2 Q. 84. A.3-4 ), donde se dice que es un vicio capital aquel que causa otros vicios como causa final de los mismos; es decir , en cuanto que tiene un fin tan deseable que los hombres llevados por el deseo del mismo, se sienten atraídos a pecar de diversos modos.

Ahora un fin se hace apetecible cuando posee alguna de las condiciones de la felicidad, la cual es deseable por naturaleza.

Uno de los elementos esenciales a la felicidad es el deleite.

La gula tiene por objeto los deleites del tacto. Por tanto es un pecado capital.

En las objeciones precisa :

Que el objeto de la gula es mas bien el deleite de los alimentos, que los alimentos mismos.

Se distinguen la lujuria y la gula en cuanto tienen un objeto deleitable diverso.

6) En ultimo lugar, analiza los pecados que se derivan de la gula.

Usa como argumento de autoridad a San Gregorio que enumera 5 hijas de la gula ( Moralia XXXI, cap. 45 ).

En el Corpus, afirma que como la gula tiene por objeto el deleite inmoderado en la comida y la bebida; se deben considerar como hijas suyas o derivadas de ella; los vicios que son frutos de ese deleite inmoderado. Es decir, que se deben considerar como derivadas de la misma, los vicios causados por la gula como causa final.

Los frutos del deleite inmoderado son los siguientes :

1-Torpeza o estupidez del entendimiento, en cuanto la razón adormecida por la inmoderación en la comida y la bebida; pierde el gobierno y abandona la dirección de nuestros actos.

2-Desordenada alegría.

3-Locuacidad excesiva.

4-Chabacanería y ordinariez en las palabras y en los gestos.

5-Lujuria e inmundicia, que es el efecto mas frecuente y pernicioso del vicio de la gula.


 

«LOS VICIOS CAPITALES EN LA SUMA TEOLÓGICA DE
SANTO TOMÁS DE AQUINO»

LA GULA

P. Lic. Eduardo Coll, I.V.E.

Análisis de Suma Teológica, II-II, q. 148

 

El cuerpo mortal oprime al alma y la tienda terrenal abruma la mente reflexiva
( Sab 9,15)

I. Introducción y ubicación[1]

¿Alguna vez estuvo Ud. frente a una Catedral Gótica, aquellas hermosas obras que en algún tiempo el hombre dedicaba a Dios? No importaba el tiempo que que se empleara[2], o la suma ingente de materiales, todos los cálculos humanos eran pocos cuando se trataba de honrar en su interior al que sólo es Santo, Dios. Para los que tuvimos la gracia de contemplar esas obras[3] todavía queda en nuestra memoria y retina el confundirse con el cielo de las agujas que coronan la cúspide y esa luz tenue y diáfana en su interior, casi sobrenatural trasmitida al interior por miles de cristales de vitrales que hablan de los misterios del Creador. Luz que permite descubrir la belleza interna en cada detalle, cada columna, cada estatua, cada relieve. Pues bien, a Dios le llevó un día de su eternidad (cf. Gn 1) el crear al hombre a su imagen y semejanza, la más hermosa de las catedrales que inteligencia humana haya podido concebir jamás. Obra de Dios, cada detalle de su espíritu y de su cuerpo no son sino un canto al Creador. Eso es lo que hacía cantar al gran León Magno "recuerda cristiano tu dignidad"[4]. Catedral creada por Dios y para Dios.

Es esa la gran obra que Santo Tomás tiene en frente cuando nos propone el tratado de los actos humanos. Contemplador de Dios y de sus obras. El hombre y su modo de actuar no pueden ser sino un reflejo del Ser Supremo. Por ello es sabido que su intención al escribir la Suma Teológica fue dirigirla a hombres y jóvenes maduros que tienden a la perfección en la vida cristiana[5] que no se dejan seducir por los falsos profetas del mundo: la sensualidad, el poder, la impureza, el pansensualismo.

También tuvimos la oportunidad de contemplar la deformidad de algunas obras[6] salidas de manos de los hombres. Loables solamente por el empeño puesto en ellas[7]. Deformidad que no sólo afecta las obras externas, sino también su mismo modo de actuar. ¿A qué se debe, pues, que nuestra existencia sea una catedral o sea una obra sin sentido ni valor? Dios o bestia. Ese es el drama de nuestra existencia.

Cada ser humano se ve forzado a dar explicación racional, teológica y existencial al drama de su existencia al sentir la fuerza de una batalla que se libra en lo más íntimo de su ser. Llamados a ser catedrales de Dios podemos acabar siendo un establo de bestias.

En la valoración de sus actos y su tendencia a la perfección, el hombre no puede tener una visión puramente negativa, viendo sombras solamente y tratando de poner límites, encontrando demonios a cada paso[8]. No es eso lo que enseña Sto. Tomás en su exposición sobre el acto humano. "Vió Dios que todo era bueno"[9] debe ser nuestra guía. El tratado sobre las virtudes no quiere ser más que un eco de esta voz divina. Para Santo Tomás la virtud significa un hábito operativo que perfecciona el actuar del hombre, lo embellece y le da su tono de acabamiento propio[10]. No por nada el sentir popular cuando quiere exaltar una persona la llama "virtuosa", en sentido de completa, acabada, perfecta[11]. Pero, así como existen hábitos operativos buenos, que inclinan al fin del hombre –virtudes-, también hay hábitos operativos contrarios, malos, que inclinan a un no sentido, a fines aparentes o a fines intermedios que se toman como fines últimos. A estos habitos "locos" los llamamos vicios[12]. En este sentido el vicioso es alguien que obra o se conduce como un loco. Ese también es el sentido popular de la palabra vicio[13].

Personas habituadas al uso de las obras de Santo Tomás saben que el Angélico en su Suma Teológica, después de haber considerado la elevación de nuestra mente a Dios en la contemplación de su esencia, de sus atributos y de sus obras (Prima Pars), pasa a la consideración de un largo tratado sobre el fin del hombre, los actos humanos que nos conducen a él, desglosando sus componentes[14]. Es firme el convencimiento que trasluce el contenido total de la Suma Teológica que el hombre no solamente es capaz de conocer el ser de las cosas, sino que es capaz de conocer a Dios con su inteligencia, descubriendo sus perfecciones en sus obras. En la consideración del fin para el cual fue creado, el hombre descubre que salido de Dios por sus actos libres debe volver a Dios[15]. Todo el obrar del hombre está ordenado a la consecución nada menos que del mismo Dios. En este contexto se entiende porque Sto. Tomás dedica quizás la parte más extensa de su obra al obrar humano. Se encuentra de por medio el negocio de nuestra salvación, la correspondencia de la creatura libre al plan santificador de Dios que tiene su término en la bienaventuranza eterna.

No habría lugar a mayores comentarios si Dios no hubiera corrido el riesgo de crear creaturas libres, dotadas de inteligencia y voluntad, que por su calidad de espíritus encarnados al ejercer un acto libre ponen en movimiento toda una serie de recursos[16] como son los sentidos externos, sentidos internos, la imaginación, la memoria, inclinaciones y apetitos, las pasiones, etc. para movernos a un acto final humano. Todo este complejo proceso está en juego en nuestros actos voluntarios con un idéntico fin: Dios[17], como fin último, encubierto en esta vida en la búsqueda de la verdad, el bien, la belleza, la felicidad, fines propios de nuestras potencias. No hay quizás obra más perfecta que pueda asimilársele.

Todo este hermoso complejo que constituye el acto humano y su tendencia al bien y a la verdad se vieron puestos a prueba en nuestros primeros padres[18] y desde ellos sigue siendo sometido a prueba en cada uno de nosotros, ya que se produjo, por el pecado original, un desorden primordial en nuestro modo de actuar. Es por eso que el tratado sobre el acto humano quedaría incompleto solamente limitándose a la exposición de los contenidos psicológicos que están en juego, sin tener en cuenta la intima herida que la naturaleza humana recibió por el pecado y el fermento que de él quedó en nosotros, como así también los remedios obrados por la gracia santificante[19].

Del pecado se siguen una serie de efectos que ensombrecen la inteligencia en su camino a la verdad, entorpecen la voluntad su tendencia al bien, desproporcionan los apetitos y las pasiones y en última instancia vuelven al hombre carnal y terreno. Lejos queda la bella armonía de cuerpo y alma. Todo queda convulsionado. Ese el misterio que llevamos en lo íntimo de nuestro ser. Con la guía segura del Doctor Angélico aprendemos a conocer nuestro interior de un modo completo y seguro[20], con sus luces y sombras, según es la realidad de nuestra naturaleza.

Por último, podrá sonar extraño que se de tanta importancia a una cuestión tan simple y cotidiana como es la moderación en los manjares de la mesa. Sin embargo se trata de cuestiones de suma actualidad. En la sociedad consumista en la cual vivimos ha sido comprobado estadísticamente que un 33 % de la sociedad norteamericana padece una epidemia de obesidad. Es cierto que no siempre viene relacionada la obesidad con el vicio de gula[21], pero si es un llamado de atención para la sociedad moderna. Aquellas cosas a las que no prestábamos atención y manteníamos en silencio ahora son causa de problemas sociales y morales, como es una epidemia[22]. Es necesario que nuestra sociedad esté compuesta por ciudadanos virtuosos, aún en esto. El Papa Juan Pablo II acaba de hacer un llamado de atención al mundo occidental del hemisferio norte descargando en cierto modo la responsabilidad de la crisis del mundo en el cual vivimos.

Resumiendo, al hablar sobre la gula como vicio y como acto opuesto a la virtud de la templanza nos encontraremos en el tratado de las virtudes morales (Secunda Secundae), en concreto, la cuestión 148 de la Secunda Secundae.

II. Las fuentes del tema

La grandeza de la Teología tomista reside en el respeto y armonía al dato revelado por Dios en su palabra revelada en una doble fuente: su revelación escrita y su revelación en el libro de la creación[23]. Nada sobra en la exposición; nada falta en ella. A lo largo de la exposición del tratado sobre la templanza el Angélico recurre a distintas fuentes como argumentos de autoridad, a partir del cual sacará las conclusiones correspondientes en exposición de la verdad. Así, mientras en todo el tratado sobre la templanza encontramos citas de la Ética a Nicómaco, de San Agustín o de Pedro Lombardo, en nuestro caso, en la cuestión 148 sobre la gula, las citaciones que prevalecen provienen de San Gregorio Magno y del uso y costumbre de la Iglesia, la tradición cristiana hecha costumbre. Pero como quiera, permanece siendo una obra original con respuestas definitivas. A pesar del paso del tiempo y del avance cultural, en muchos casos bastará con exponer respetuosamente uno por uno los artículos de la Suma para tener una visión clara y completa de los problemas afrontados.

III. Terminología y Naturaleza

Según el uso preciso de los términos en el habla castellana, siguiendo el Diccionario de la Real Academia Española tenemos[24]:

Gula:

Del lat. gula.

1. f. Exceso en la comida o bebida, y apetito desordenado de comer y beber.

2. [f.]desus. And. Local donde se da de comer viandas ordinarias.

3. [f.]desus. And. Local donde se vende vino.

Se marca que se trata o de un acto o de un hábito del cual proceden esos actos.

Glotonería: glotonería.

1. f. Acción de comer con exceso y con ansia.

2. [f.]Cualidad de glotón.

Agrega uno de los modos en los que se incurre en gula, no solamente por exceso, sino el ansia puesta en el acto de comer.

Goloso: goloso, sa.

Del lat. gulosus.

2. [adj.]Deseoso o dominado por el apetito de alguna cosa.

4. [adj.]apetitoso.

tener muchos golosos una cosa.

1. fr. Ser muy codiciada o apetecida.

Agrega la selección que se realiza de ciertas cosas para deleitar el apetito.

Casiano (+ 453) utilizó el término griego "gastrimargia" para referirse al vicio capital de la gula[25], pero ya el Latín clásico conoció el uso del término "gula", sirviendose del uso de golosidad y glotonería.

Los moralistas antiguos dieron a este vicio capital mayor importancia que los moralistas modernos, a quienes les parece suficiente decir que por su género la gula es pecado venial. Dante Alighieri en su Divina Comedia dio gran relevancia a este vicio, según el uso de los teólogos contemporáneos a él, sea en el Infierno (Canto VI) como en el Purgatorio (Cantos XXIII y XXIV). Lo mismo dígase de las expresiones artísticas de los vicios capitales en el Juicio Final de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel o el frontispicio de la Catedral de Orvieto en Italia.

Digamos que el hombre[26] no puede servirse de la razón sin hacer uso de las potencias sensitivas, las que tienen necesidad de un órgano corpóreo. Por esto el hombre debe dar sostenimiento al cuerpo para servirse de la razón. Ese sostenimiento del cuerpo se hace mediante funciones que son agradables, provistas por la naturaleza para el cumplimiento de actos verdaderamente humanos, pero que no pueden convertirse en fin en sí mismas[27], de otro modo se da la intemperancia.

En la mente de Santo Tomás la gula es un vicio, como tal, contrario a la virtud moral que ordena según razón –según finalidad- la recepción de alimento y bebida.

Por tanto:

A) Lo primero que debemos afirmar es que se trata de algo más amplio que la sola inmoderación en el comer[28].

La materia es más amplia de aquello que habitualmente juzgamos como gula. Dos errores normalmente cometemos al juzgar del vicio de gula:

Reducirlo solamente al abuso de alimentos;

Reducirlo solamente al desorden por abuso en la cantidad.

Veremos que la visión de Santo Tomás es más amplia.

B) Aquello que formalmente convierte a la recepción de alimentos o bebidas en la especie de gula es su carácter inmoderado, esto es, convirtiendo a esta actividad en un fin en sí misma. Cuanto más peligrosa ya que Dios ha querido que el placer fuera unido al comer que de suyo no supone ninguna imperfección, y el no sentirlo sería deformación fisiológica[29]. Pero cuando tal actividad se sustrae al control de la razón y tiende por su propia inclinación a lo desordenado e ilícito es pecado[30]. Así, artículos más adelante Santo Tomás dirá que se trata de "la concupiscencia desordenada en la comida" o que "tiene por objeto la inmodestia en el comer y beber"[31].

A esta altura deberemos dar razón de cómo y porqué se produce en el ser humano este desorden operativo. Intentaremos dar una respuesta lo cual supone volver a los principios de antropología, un volver al modo en el que en el hombre trabajan los apetitos en su relación con las facultades superiores del alma[32].

Dice Santo Tomás que en el hombre la aprehensión sensible dada a través de la presencia de un objeto a los sentidos (comida, bebida, sexo) y asumida por la cogitativa constituye una especificación del apetito sensitivo, en nuestro caso el apetito concupiscible ante el bien presente conforme a la naturaleza. Todas nuestras potencias, incluidas las sensitivas están finalizadas, tienden a un fin. El apetito concupiscible es aquello que nos hace tender al bien sensible en la preservación en el ser, a través de la nutrición y la propagación de la especie, a través del sexo. En el hombre el apetito sensible no es ciego, no obedece ciegamente su inclinación natural[33] (comida, bebida, sexo), sino que la aprehensión particular sensible viene ofrecida por la cogitativa y puesta a la luz de las razones universales para luego recibir el comando último de la voluntad que moverá al acto. Se da una real estimación de su bondad y deseabilidad en orden a conseguir el fin[34] para poder mover a la voluntad. Por tanto, en el hombre si se nos permite expresar así hay todo un proceso de "digestión" del caso particular –de la realidad- puesto a la luz de las razones universales para poder mover la voluntad y últimamente a las potencias. De todo modos no siempre el intelecto y la voluntad moverán en el sentido de la aprehensión sensible[35]. Por ejemplo, se puede privar de comida aún sintiendo el deseo natural por una razón superior, por ejemplo un ayuno mandado o la salud del cuerpo o la sesión de la porción de comida para alguien más necesitado. Lo mismo dígase del apetito irascible.

Por otra parte la inmutación y satisfacción del apetito sensible va acompañada de cierta modificación corporal y el placer consiguiente ante la presencia del bien sensible[36], cuanto más cuanto está ligada al sentido del tacto.

El "corto circuito" se produce cuando la voluntad bajo el influjo de falsas razones –no sobre los principios universales[37]- cede dando el consentimiento y manda una acción[38] objetivamente inmoderada. Por el desorden de las pasiones de un modo especial se ve obstruida la labor directriz de la juicio práctico.

Santo Tomás se detiene específicamente sobre este último punto en la Q. 33 a.3 de Prima Secundae. Los placeres del cuerpo pueden ocultar el correcto uso de razón según un triple sentido:

a) Distrayendo la razón. Cuanto mayor es nuestra inclinación y mayor es el placer que se nos presenta la fuerza será mayor. Esto puede hacerse de dos modos, fijando la atención de la mente solamente en la cosa placentera, ocultando las demás, u ocultándola sensiblemente, debilitando el uso normal de la razón.

b) Siendo contrarios al uso de razón, en este sentido pueden incluso destruir la recta estimación de la prudencia.

c) Hostigando y atando a la razón en el sentido que se trata de placeres que van acompañados con una alteración corporal, alteración más grande que en otro tipo de pasiones, tanto más fuerte en cuanto el objeto esta presente.

Confirmando estos argumentos, en la respuesta ad 3 se remarca que el recto uso de la razón requiere el debido uso de la imaginación y de los otros poderes sensitivos, que son ejercidos a través de órganos corporales[39]. En el art. 5 ad 1 aclara, citando a San Agustín que si bien la comida es algo sumamente deseable en orden al fin, el sostenimiento de la vida, la gula sin embargo versa más sobre el placer que produce su recepción más que en la comida misma. El apetito queda fijado de tal modo que se detiene en el placer producido que opaca el sentido de finalidad[40].

Dos aclaraciones vienen hechas por Santo Tomas al final del art. 1 de la Q. 148, a nuestro parecer de suma importancia incluso en el mundo actual:

a) Contra aquellos que creen que se debe moderar el apetito debido a que algunos alimentos de fuera pueden contaminar la perfección cristiana[41]. La respuesta obviamente es negativa, contra todo maniqueísmo aún actual.

b) Aquello que viene moderado por la razón no es el movimiento vegetativo, apetito natural, ciego, que tiende a la satisfacción de una necesidad natural, la mantención en el ser del sujeto, que no es sujeto ni de virtud ni de vicio ya que no entra en juego ninguna actividad aprehensiva. Lo que viene moderado es el apetito sensitivo[42] que por estar unido al placer en el hombre y al haber quedado herida la naturaleza humana por el pecado busca, sin medida, inmoderadamente la satisfacción.

C) Cual es la moderación que deba darse en el uso de los bienes sensibles, en concreto en el comer? La expone Santo Tomas trayendo un texto hermoso de San Agustín[43] "El hombre templado tiene en las cosas de la vida presente esta regla establecida en uno y otro Testamento: no amar, no desear ninguna cosa por sí misma, sino de usar y desear de ellas para las necesidades de la vida presente en cuanto es necesario; con la moderación del que las usa, no del que las ama."

IV. Causas

Sin adentrarnos en el tema que merecería todo un capítulo podemos mencionar brevemente como causas de la gula el desorden instalado en el hombre por la herida que quedó después del pecado[44]; el mismo hombre cuando hace mal uso de sus facultades las confirma en su desorden creando así una necesidad; y también el demonio[45] que puede incitar nuestra imaginación y el apetito sensitivo[46].

V. Gravedad

Sorprende la difusión que los vicios en general tienen en la vida del hombre, según Santo Tomás debido a una semejanza, como muchos que se inician en un negocio, no quiere decir que lleguen a cumplimiento. Así, el hombre que comienza su movimiento por conocimiento sensible, como es natural a la naturaleza humana, no quiere decir que lleguen a trascender ese plano. Por eso muchos viven en vicios y pecados[47].

Los vicios son de temer ya que significan no sólo la malicia de un acto y de la potencia de donde procede, sino que contrario a lo que sucede con las virtudes, vuelven malas las disposiciones del sujeto que obra[48] y lo hacen malo.

La intemperancia es una sin-razón, por eso se la compara con las faltas de la niñez[49]:

a) Se abandona en la inconsideración en cosas indecentes;

b) Se abandona a ser gobernado por el propio deseo y creando una necesidad creciente, si se es indulgente con ella gana en fortaleza. De ahí la expresión "Cuando se acaricia el león a veces se doméstica, pero el cuerpo cuanto más se la acaricia se convierte más en bestia".

Normalmente la gula pasa más inadvertida y habitualmente nos causan mayor sorpresa las faltas contra la castidad[50]. Pero nos son menos peligrosas y dañosas las faltas de gula. Ambos son vicios capitales y ambos van normalmente tomados de la mano. Baste recordar la historia de las grandes bacanales donde las orgías gastronómicas terminaban normalmente en grandes aberraciones sexuales.

San Jerónimo, comentando el libro del Eclesiastés dice que "Todo aquello por lo cual se fatigan los hombres en este mundo se consume por la boca....y el pequeño placer que causa a nuestro paladar dura tan sólo el momento que pasa por nuestra garganta."[51]

Para develar la gravedad del pecado de gula es necesario revelar las dificultades que crea a la conquista de la perfección cristiana. Tanto es así que los maestros del ascetismo consideran a la mortificación de la gula como el ABC de la vida espiritual. Esto significa que la gula vuelve casi imposible todo esfuerzo ascético serio y perseverante.

San Juan Clímaco[52] dirá que "la saciedad en la comida es causa de sensualidad; la mortificación del estómago consigue la pureza. Cuando se acaricia el león a veces se domestica, pero el cuerpo cuanto más se la acaricia se convierte más en bestia."

San Gregorio Magno[53] dice que "es imposible vencer la batalla espiritual si primero no vencemos al enemigo que anida dentro de nosotros, esto es la gula".

De donde la gravedad de la gula no se mide tanto por su formalidad específica ya que de suyo no constituye pecado grave, sino más bien por las consecuencias nefastas que causa en el alma. Considerada en sí misma no es contraria a la caridad[54], ni contra Dios ni contra el prójimo, pero si el desorden que se sigue de ella puede ser o no compatible con la caridad. Si tal desorden llega al punto de excluir a Dios, y estar dispuestos a desobedecer su ley sin más, se trata de pecado mortal.

Tampoco se trata de las faltas más graves que se puedan cometer, ni por referencia a la materia, ni por referencia al sujeto que peca. Ontológicamente es más grave una ofensa contra Dios o contra la vida del prójimo, por ejemplo. En referencia al sujeto que peca, queda el atenuante que se debe satisfacer una necesidad natural y que se encuentra la dificultad de una adecuada moderación y discreción en ello. Sin embargo queda firme su gravedad por los resultados que de ella se siguen[55].

VI. Modos en que se manifiesta la gula[56]

Dejemos por un momento la imagen de la catedral de la que hablamos al comienzo y sentémonos a la mesa como lo hacemos a diario. Traigo a la memoria un ejemplo gráfico que expresa a las claras el modo en que nos comportamos en la práctica cuando tenemos de frente los suculentos manjares de la mesa[57]:

Estando de camino al comedor vi como si fuera el lugar infectado de espíritus malignos que desatan toda suerte de pasiones. Todos son movimientos fríos y calculados. Está allí a la mesa quién se siente disgustado porque la comida se tarda o por que hay que esperar para bendecir y agradecer los dones. Está quien no puede esperar que todos se sirvan par comenzar a trinchar ya que tiene que alimentar el monstruo que tiene dentro. Está quien mal se siente por que le sirvieron a otro primero. Está quien no esperaba que fulano esté a la mesa justo frente suyo. Está quien esperaba de la providencia otro tipo de manjares. Está quien tiene el único interés de sentir que la presión llegue a la parte baja del cinturón marcando que el tanque esta lleno. Está quien internamente critica al que tiene al lado porque se sirvió justo la presa que la providencia tenía destinada sólo para él. Está quien teniendo el plato lleno pasa revista a toda la mesa para ver que más agregará apenas pueda con lo que tiene. Está quien critica la cantidad o el modo de la preparación, aún más la intención. Está quien hizo su escapada antes de hora porque quería tener alguna ventaja, etc. Todas cosas "humanas" pero desumanizantes. A diario, como el pan cotidiano que compartimos[58].

Santo Tomás siguiendo la tradición trae un artículo completo sobre los modos –especies del pecado de gula- en que podemos incurrir[59], a saber cuando comemos:

· Apresuradamente (Praepropere): comiendo fuera del momento indicado sin necesidad.

· Ardientemente (Ardenter): comiendo con demasiado ardor, por la voracidad de un deseo ardiente.

· Suntuosamente (Laute): exigiendo manjares exquisitos (difíciles de conseguir o de comprar, por ser raros, escasos o caros).

· Aplicadamente (Studiose): manjares preparados con exesivo refinamiento.

· Demasiado (Nimis): comiendo en exceso.

Así, podemos dividir el desorden según:

a) Según la comida:

Lujo

Cualidad-refinación

Cantidad-superfluo

b) Según el acto:

Destiempo-anticipando

Modo-voracidad

VII. Hijas "predilectas" de la Gula[60]

San Juan Clímaco, Abad del célebre monasterio del Sinaí en el siglo VII, hereditario de la tradición ascética del cristianismo oriental describe las hijas de la gula:

"Te haré una enumeración de mis hijas y veréis que son más numerosas que las arenas del mar. Escuchad primero cuales son mis primogénitas y más queridas: mi primogénito es el espíritu de fornicación; el segundo es el endurecimiento del corazón; el tercero es el sueño con todo el cortejo de sus fantasías impuras...En fin, de mí proviene un cúmulo de inquinamento difícil de conocer y decidir. Son sus hijas: la inercia, la locuacidad, el hablar siempre alto, el deseo de hacer reír, la vulgaridad, el contradecir a todos, la obstinación e intratabilidad, la estupidez, la cerrazón de alma....se siguen en la oración la falta de pureza y una turba de fascinación; caídas que no se preveían y que se esperaba evitar; y finalmente, mezclada entre ellas, más ruinosa de todas, la desesperación."[61]

Santo Tomás sigue en la enumeración de las hijas de la gula a San Gregorio Magno. Así divide entre aquellas que afectan:

a) El alma

1. Respecto a la razón, el adormecimiento y obtusidad de la mente ya que dificulta el funcionamiento del cerebro;

2. Respecto al apetito, manteniéndolo en una alegría loca, desenfrenada y abandonada a las pasiones;

3. En sus palabras, la locuacidad sin sentido, el multiloquio, la bufonería y el deseo de mover a risa.

4. En las obras la superficialidad e inmoderacion.

b) El cuerpo

1. Inmundicia, especialmente en los fluidos que puede tratarse de: vomito

2. Semen

VIII. Los remedios contra la gula

La buena cocina requiere arte, sabiduría en la combinación de los sabores y en su presentación. De igual modo el comer requiere buena disposición que hacen del hombre una obra de arte aún cuando está sentado a la mesa. Nos parecen oportunas las reglas que San Ignacio de Loyola trae en sus Ejercicios Espirituales[62]

1. Es buena cosa privarse con el ayuno para disciplinar nuestros apetitos. Quitando de lo conveniente pronto se llegará a la medida adecuada y necesaria.

2. Comer comida ordinaria.

3. Si se trata de comida refinada, comerla en no mucha cantidad.

4. Mientras se come no poner la atención en la comida, con lo que se adquirirá una mayor armonía y orden en el comportamiento y tendrá menos satisfacción en el acto de comer.

5. No fijar única y exclusivamente la atención en la comida.

6. No comer apurado a causa del apetito; es necesario mantener el dominio de sí.

7. Juega mucho el darse cuenta cual es la medida necesaria acerca de la cantidad y establecerla para la recepción de la próxima comida, sin superarla ni por apetito ni por tentación, así venceremos a dos enemigos: el desorden de nuestro apetito y el demonio con su tentación[63].

8. Podemos agregar la participación intensa, activa y creativa en la vida familiar, con diálogo propio y oportuno.

A aquellos a quienes tal vez cause gracia la lectura de estos consejos simples podría recomendarles la lectura de la Suma Teológica, I, q. 74 a.3. ad 2. Allí, Santo Tomás con el corazón en la mano expone con toda realidad lo difícil que resulta al hombre dominar todos sus movimientos debido a la herida -fomes- del pecado. También plantea la debilidad de una política distractiva para luchar contra nuestras malas disposiciones. Así volvemos a la necesidad de una correcta educación de nuestra sensibilidad[64] debido a que el intelecto gobierna nuestra sensibilidad no de un modo despótico, como una esclava, sino político, con poder real, en el sentido que ejerce su poder sobre sujetos que tienen algo de si mismos y pueden resistir su poder. Así, el apetito sensible no solamente puede ser movido por la cogitativa y la voluntad, sino también por el poder de los sentidos y la imaginación[65].
____________________

[1] Puede verse también la Cuestión Disputada De Malo 14. Libremente seguiré en esta introducción parte de la introducción al tomo 13 de la versión italiana de la Suma Teológica escrita por el P. Tito Centi O.P.

[2] En el caso de Cologne 1000 años llevó su conclusión.

[3] Quien escribe tuvo la oportunidad de visitar desde Orvieto y Milán hasta Reims, Notre Dame, Chartres y Cologne, entre otras.

[4] No solamente por su filiación divina sino también por ser obra perfecta de las manos del Altísimo.

[5] Distinto auditorio motivó a Santo Tomás la ampliación de argumentos en la Suma contra Gentiles.

[6] Muchas veces en las manifestaciones artísticas modernas no se respetan los valores mínimos de armonía, belleza y rítmo como para merecer el título de obra de arte. Lo malo es que quienes las hacen quieren convencernos que es un defecto de nuestra sensibilidad el dechado de "belleza"salido de sus manos.

[7] En definitiva responden a la bondad genérica del ser.

[8] En efecto, basta pasar revista a los títulos de las cuestiones que Santo Tomás trata en la Suma Teológica y se verá que se tiene una visión positivisima de la naturaleza humana; si se trata de los vicios es sólo como actos negativos, opuestos a virtud. Lejos esta de la mente de Santo Tomás el convertir su obra en una mera concatenación de preceptos negativos. Eso es argumento de almas pobres y alimento de pobres. Baste una prueba en la que Santo Tomás defiende la licitud incluso de los placeres sensibles calificando de errada la visión que los consideraba como indignos del ser humano –Véase I, IIae S. Th Q. 34 a.1-.

[9] Génesis 1, en el relato de la creación. Es el mejor antídoto contra la visión maniquea de la realidad y de nuestro cuerpo, creyendo que hay un principio universal originario del mal y que nuestro cuerpo participa de él.

[10] Cfr. I, IIae S.Th Q.55 art.4 .

[11] Como algo digno de admiración. El virtuoso llama la atención como si fuera algo "anormal". Sin embargo, aquello que parece anormal a nuestros tiempos es la NORMA natural de nuestro modo de actuar. El hombre, si quiere ser tal debe ser virtuoso.

[12] El vicioso actúa así no por un defecto de naturaleza, como el loco, sino voluntariamente pervirtiendo el buen setido.

[13] Cfr. I, IIae S.Th Q. 71 art.1

[14] Contenido de la Prima Secundae (I,IIae) y la Secunda Secundae (II, IIae).

[15] Creado a imagen y semejanza de Dios, el hombre principalmente refleja su semejanza a Dios por sus operaciones.

[16] Cfr. I, IIae S.Th Q. 6 y siguientes.

[17] Cfr. I, IIae S.Th Q.1 a 5

[18] Pueden verse I, IIae S.Th Q 71 en adelante, especialmente la cuestión 81.

[19] Cfr. I, IIae S.Th Q 109 y siguientes.

[20] Una parte de la corriente de moralistas modernos crean toda una moral "irreal" más hipotesis de escritorio que respuesta a la realidad objetiva, más obra salida de sus manos que contemplación de la obra salida de las manos de Dios, con sus consecuencias nefastas de: olvido de Dios, minimización de la gravedad del pecado, negación de la necesidad de la gracia, justificación solapada del mal, moral relativista, entre otras muchas. Se crea una moral de situación, donde situación, dígase claro, significa una posición teológica preconcebida sin respecto ni respeto al dato teológico –Sagrada Escritura, Magisterio y Tradición-, abc de toda ciencia teológica, ni al dato objetivo exterior. Al decir del P Cornelio Fabro se pierden en la "insignificancia de la impresión, del sentimiento, del juego semántico, del énfasis vacío."

[21] En relidad no sé si me atrevo a minimizar este argumento. Veremos en la exposición de la cuestión sobre la gula que se puede pecar de gula no sólo por la cantidad sino también por la refinación, modo, tiempo, delicadeza, etc. con la que nos dedicamos a los manjares de la mesa.

[22] Aunque la preocupación de la sociedad es meramente mercantilista, es decir, los costos que significa tratar una epidemia y no la cuestión moral, vale decir, la enfermedad que significa en el corazón del hombre dejarse gobernar por una cosa tan simple y cotidiana como es la comida.

[23] No se entiende sino como un naturalismo incompleto la exposición que sobre los actos humanos hacen algunos pensadores modernos minimizando la gravedad del desorden de nuestros actos y de sus consecuencias y, por otra parte, "angelizando" una naturaleza humana "pura" inexistente, y asi negando los datos de la existencia real.

Una Teología "desencarnada", que quisiera ignorar el dato corporal, seria una falsa Teología. Una Teología de tendencia dualista y maniquea sería peligrosa y falsa. Una Teología que no diera explicación al desarrollo natural estaría en el error. Aquella que pusiera el acento solamente en la salud del cuerpo, la glorificación del cosmos, en detrimento del espíritu y de la unión viviente con Dios, sería peligrosa. Una sana Teología toma en cuenta todas las exigencias del espíritu y todas las exigencias de la carne que Dios ha creado. Toda esta revelación de Dios sobre la realidad humana en armonía perfecta, ya que Dios es creador de uno y otro orden, natural y sobrenatural.

[24] En lo que a nosotros nos interesa. Hay otras acepciones de los términos que no vienen al caso.

[25] Cfr. Instituzioni dei cenobiti e remedi degli otto vizi capitali, Padova, 1956, P.100.

[26] I S Th. Q 84 aa.7 y 8.

[27] I, II S Th. Q 142 a.2.

[28] Cfr. II, IIae St. Th Q.150 a.1; Q. 148 a.6.

[29] I, IIae S. Th Q.33 a.4 Es más, se requiere para la perfección del acto humano.

[30] Cfr. P. Miguel A. Fuentes, "Revestíos de entreñas de misericordia", Ed. Verbo Encarnado, 1999, p. 305.

[31] Cfr. Art.4 y 6.

[32] Seguiremos básicamente la exposición que del tema hace el Angélico en I, IIae S Th. Q 9. Puede verse también I S Th. Q 81 a.3.

[33] Como en el caso de los animales, por ejemplo, la oveja ve en la presencia del lobo el peligro inminente y se pone en fuga sin más.

[34] I, IIae S Th Q 9 a.1 ad.2. Por tanto no se trata de la simple aprehensión del intelecto especulativo sino una actividad del intelecto práctico.

[35] I, IIae S Th. Q 9 a.2 ad.3.

[36] I, IIae S. Th. Q 31 a.4.

[37] I S Th. Q. 86 a.1.

[38] I S.Th. Q 85 a.6.

[39] Se sigue la necesidad de una recta disciplina de los sentidos internos –memoria e imaginación-, como así también de los sentidos exteriores que pueden volverse sumamente sensibles.

[40] Como veremos más adelante San Jerónimo ridiculiza este apetito desordenado diciendo que es tan fugaz que dura lo que el paso por la garganta.

[41] Nuestro hermanos Testigos de Jehova parecen desconocer esta respuesta dada no solo por Santo Tomás sino por la tradición cristiana multisecular según aquello de "no llames impuro aquello que Dios a creado."(Hechos Ap. 10.15)

[42] Esta respuesta se encuentra a la base del corpus de I,IIae S.Th Q 85 a.4 cuando el Angélico habla de los bienes de los que nos vemos privados por el pecado y de I S.Th Q 80 y siguientes cuando se habla de la necesidad de la existencia de apetitos en la naturaleza humana. Cfr.I S Th. I Q.78 a.1-2, IIae S. Th Q 11.a.1-3. Tengo en mente en esta respuesta a tantos, especialmente jóvenes, a quienes entra el escrúpulo de la buena figura y castigan como si fuese mala una tendencia natural. Me refiero a los anoréxicos, que se privan de comida incluso hasta causar la muerte. Argentina lamentablemente está entre una de las primeras en el ranking.

[43] I, IIae S Th. Q 141 a.6.

[44] Nuestros primeros padres en el estado de inocencia no estaban sujetos al desorden de las facultades inferiores. Hacía falta la introducción de una falta de las facultades superiores para introducir la rebelión en las inferiores. Véase I, IIae S Th. Q 89 a.3.

[45] Aunque algunos no lo crean. Si tentó a nuestros primeros padres y hasta al mismísimo Hijo de Dios, nosotros estaremos exentos? I S Th. Q 80 art.2.

[46] I, IIae S Th. Q 75 a.3.

[47] I, IIae S. Th Q.71 a.2 ad.3.

[48] I, IIae S Th Q 71 a.1 ad.2.

[49] I, IIae S Th. Q 142 a.2

[50] La razón entre otras se debe a la excelencia del deseo de generación el cual viene a ser servido por el apetito nutritivo según I S.Th, Q 78 a.2.

[51] PL 23, 1057-1059.

[52] Scala Ravadisi, 8rad.XIV,n.93, Trad.P Trevisan, Torino, 1941, P.336

[53] Citado en el el sed contra del art. 1 por Santo Tomás -30 Moral, cap.18-.

[54] I, IIae S Th. Q 148 a.2.

[55] I, IIae S Th. Q 148 a.3.

[56] Cfr. II, IIae S.Th Q 148 a.4.

[57] Iluminación privada de alguien con sensibilidad de artista que me refirió este ejemplo gráfico. Dicho en un contexto mas amplio de lo que nos toca ver, pero vale la enseñanza. Pone de modo práctico aquello que Sto. Tomás explica de modo racional en los argumentos comentados.

[58] Sabiamente los antiguos solían tener la Lectio Divina a la hora de la comida. Aún hoy, cuando uno visita las abadías y conventos existe un lugar especial desde el cual el lector designado procedía a la lectura para envitar, entre otras cosas que la comida pasara de ser funcional a ser un fin en sí misma.

[59] Esto para borrar de nuestra imaginación que el pecado de gula es cosa rara y lo comenten sólo aquellos que comen hasta reventar, como en el antiguo Imperio Romano.

[60] Seguimos el a.6 de la Q 148.

[61] Idem Grad. XIV, n.97

[62] Ejercicios Espirituales n.210 y siguientes. Claro está en un contexto específico, pero haciendo las moderaciones del caso pueden ser de mucha utilidad.

[63] No viene al caso una investigación de los argumentos pero se debe saber que el demonio tiene poder para actuar sobre nuestra sensibilidad, especialmente sobre nuestra imaginación.

[64] El sentido popular probablemente conoce más de lo nosotros nos damos cuenta acerca de esto. Nunca escuchó el dicho "la comida entra por los ojos"? Precisamente se trabaja sobre la incitación de nuestros sentidos para provocar el placer consiguiente.

[65] I S Th. Q 81 a.3 ad.2.