EL ESTUDIO DE LA TORA

"lm Bejukotai Teleju", si os encaminaréis según Mis preceptos..." (Vaikrá 26:3)

"¿Has fijado un tiempo para la Torá?", es una de las primeras preguntas que le hacen al hombre delante del Tribunal Celestial al partir de este mundo. La pregunta no es: "¿Tienes un buen conocimiento de la Torá?", sino únicamente: "¿Has fijado un tiempo para la Torá?".

Esta misma idea se encuentra en el comentario del primer versículo de la perashá: "lm Bejukotai Teleju"; literalmente: si os encaminaréis según Mis preceptos..., traducido por Rashi (Francia 1040-1104): "Si os ocupáis asiduamente del estudio de la Torá". "Amelim baTorá" evoca la idea de esfuerzo, de labor, de fatiga, así como lo expresa el salmo 1: "Venturoso es el hombre que en la Torá de D´s encuentra su deleite, y en Su Torá medita día y noche".

La Torá es, en primera instancia, de D´s, pero cuando el hombre se involucra con ella enteramente y la conquista por medio de su estudio, se vuelve suya propia. Nutriente espiritual indispensable para la vida de cada individuo, ella está a la puerta de todos. Cada uno puede encontrar su satisfacción en la Torá. Hay quienes se detendrán en su sentido literal. Otros en su espíritu algo más oculto, para descubrir el sentido alusivo. Los más sabios intentarán desentrañar el sentido escondido en el texto, el Sod. Ésta es la labor de los Cabalistas que consideran el texto de la Torá como un código del cual es necesario descubrir las claves de interpretación.

¿Pero qué es la Torá? ¿Qué se entiende por la palabra Torá? En realidad la Torá comprende los cinco libros de Moisés, pero dentro de la tradición judía, la palabra Torá engloba toda palabra de D´s a Israel y, por extensión, toda palabra de los Sabios explicando la expresión Divina, todo el Tanaj.

Antes de poner por escrito la Torá de Moisés, bajo el dictado de D´s, fue en primera instancia oral. A través de los siglos la tradición oral, puesta por escrito mucho más tarde y designada bajo el nombre de Talmud (estudio) explicaba y ampliaba el texto escrito. Por otra parte, todos los términos adscriptos a este concepto de la Torá se refieren a la enseñanza y al estudio. Siendo que toda vida judía no se puede concebir sin el conocimiento profundo de las exigencias de D´s con respecto al hombre, en los dominios de la vida íntima, moral y social, el estudio de la Torá constituye en sí y por sí misma un mandamiento positivo: "la estudiaréis y la observaréis para cumplirla".

Es difícil imaginar lo que representa la Torá en la tradición judía, la enseñanza recibida por Moisés en el Monte Sinai y transmitida de generación en generación hasta nosotros.

Cuando el Todopoderoso quiso dar la Torá a Moisés, los ángeles le dijeron a D´s: "¿Cómo un tesoro que Tú has guardado durante 974 generaciones, la entregas hoy a un ser de carne y hueso". El Midrash nos enseña que el Eterno se sirvió de la Torá para crear el mundo, de la misma forma en que un arquitecto utiliza su proyecto antes de construir un edificio. La Torá es, entonces, la llave que permite la comprensión de este mundo y aquel que la estudia, mantiene la existencia de nuestro universo.

Los beneficios del estudio de la Torá:

Rabi Shimon ben Lakish dijo: "Aquel que estudia la Torá aleja de sí los sufrimientos". El estudio es igualmente fuente de perdón para sus faltas y es superior a cualquier ofrenda. En efecto, las palabras de la Torá, pueden transformar a un hombre; de pecador se vuelve arrepentido; de impío se hace creyente. Ellas tienen una fuerza tal que impregnan nuestro ser hasta lo más profundo. Aquel que se ocupa asiduamente de la Torá ve sus asuntos prosperar y sus preocupaciones abandonarlo pues ella es fuente de bendición.

Además, ella sacia a la persona y le da fuerzas para encarar todas las vicisitudes de la vida. Es por eso que la Torá ha sido comparada al pan que restaura el corazón. Aun si el estudio es emprendido con un objetivo interesado, para preservarse del mal o para merecer la bendición, la Torá terminará por conferir la cualidad del desinterés y del amor puro a su estudio.

El conocimiento de la Torá permite situarse, adaptarse al mundo, darle una significación a la vida y ligar al hombre con D´s. A través de ella, el hombre puede alcanzar el amor de D´s y de sus semejantes, y conocer todas las venturas de este mundo y del mundo por venir.

En efecto, un estudio asiduo, con todas las fibras del cuerpo y del alma, conduce inevitablemente a la acción en el camino de la verdad y de la luz. El estudio de la Torá no está reservado a las almas sabias, cada uno puede, a su nivel, dedicarse a este ejercicio cotidiano. Esta es la razón por la cual la Torá es comparada al agua, indispensable para la vida. Sea grande o pequeño, rey o esclavo, cada criatura tiene necesidad de agua. "Si te consagras al estudio asiduo de la Torá... Yo daré las lluvias en su tiempo", te daré la vida. El estudio de la Torá puede hacerse en el propio idioma de la persona. Sólo hace falta acercarse y aprender.

(Fuentes: Grand Rabbin Jacques Ouaknin, Paris)