AÑO 2000 

TESTIGOS DE HOY

 

¿POR QUE PROCLAMA JUAN PABLO II A TANTOS SANTOS?

El próximo 5 de marzo tienen lugar la primeras beatificaciones del Jubileo

CIUDAD DEL VATICANO, 2 mar (ZENIT).- El próximo 5 de marzo un nuevo grupo de mártires será elevado a la gloria de los altares. Serán los primeros beatos del Jubileo del año 2000. Se trata de casos muy particulares, algunos de ellos muy diferentes por razones geográficas e históricas a las hagiografías clásicas. Entre ellos se encuentran los primeros mártires de Tailandia (Nicolás Bunkerd Kitbamrung) y de Vietnam (se llama Andrés y ni siquiera tuvo apellido) y otro muchacho de Filipinas, Pedro Calungsod. Además, el Papa reconocerá el testimonio de las primeras mártires de Bielorrusia, once religiosas, asesinadas por los nazis. Brasil contará también a partir del domingo con beatos mártires: André de Soveral, Ambrosio María Fierro, sacerdotes, y 28 compañeros, que dieron la vida por la evangelización del norte del país.

Algunos han criticado a Juan Pablo II pues consideran que su pontificado se ha convertido en una «fábrica de santos», refiriéndose al número récord de beatificaciones y canonizaciones que han tenido lugar en los últimos 21 años. A esta provocación ha querido responder el padre Paolo Molinari, postulador general de las causas de santos promovidas por la Compañía de Jesús. En declaraciones a Zenit, explica que «las figuras de los beatos, de los santos y de los mártires son revolucionarias, signos de contradicción que se oponen a la mentalidad en boga, en ocasiones hipócrita. Al mismo tiempo, son también ejemplos que atraen, pues la bondad fascina. Se trata de personas normales que viven el cristianismo con entrega y que se inspiran en el ejemplo de Jesús. El camino de santidad no es otra cosa que aquello que hizo Cristo: "hago todo lo que le gusta al Padre", incluso en Getsemaní, cuando experimentó en su humanidad toda la instintiva repugnancia física y moral frente a algo terrible que estaba a punto de sucederle. La actitud de los santos es la que deberíamos tener los cristianos: confiarnos totalmente en el Padre y dar al Señor lo que pide».

Algunos escépticos consideran que sólo puede llegar a ser santo aquel que es apoyado por una especie de «lobby» dentro de la Iglesia... «No es así --responde el padre Molinari--. Al contrario. Los santos no se deciden en Roma. Para comenzar una causa el punto fundamental es la fama de santidad, es decir, la constatación de una veneración entre un cierto número de personas que han conocido a esa persona. La Iglesia sigue con docilidad la acción de Dios. Cuando se da cuenta de ciertos signos, comprende que a través de esa persona determinada Dios nos quiere decir algo».

Este es el motivo por el que Juan Pablo II proclama el martirio y la santidad de tantos hombres y mujeres. «La Iglesia debe tratar de acoger, estudiar y admirarles para comprender el mensaje que Dios quiere comunicar a la gente, cristianos y no cristianos, a través de la vida de esa persona que ha encarnado algo evangélico de manera sublime».


 

ANDRES, CATEQUISTA A TIEMPO COMPLETO HASTA LA MUERTE

Católicos vietnamitas encantados con la beatificación de su primer mártir

HANOI, 2 mar (ZENIT-FIDES).- La Iglesia vietnamita no cabe en sí de alegría por la noticia de la beatificación de su protomártir: el catequista Andrés. Aunque hayan pasado 356 años desde su martirio, los católicos vietnamitas no lo han olvidado nunca y su devoción sigue en pie. Vietnam cuenta un altísimo número de mártires: en el siglo XVII hubo al menos 125.000.

En declaraciones a la agencia misionera «Fides» el párroco de Duc Tin, cerca de Saigón, afirma: «Andrés, primer mártir, es elevado a los altares después de otros muchos, pero la Iglesia vietnamita se alegra de contar con un mártir más. Vietnam es la nación del mundo que tiene el mayor número de mártires».

Pham Dinh Khiem, autor del libro «El primer testigo», biografía de Andrés publicada en Saigón en 1959, dice que «la noticia ha suscitado viva emoción en los fieles católicos, en especial cuando fue anunciada por la radio gubernamental.

Le Dinh Bang, poeta y periodista católico, no esconde la satisfacción: «Es nuestro primer mártir, es un honor para todos los catequistas vietnamitas. La Santa Sede ha reconocido la buena semilla que impulsó a las generaciones que le siguieron a seguir su buen ejemplo».

Según Monseñor Bui van Doc, obispo de My Tho, «Andrés contribuyó decisivamente al desarrolló de la Iglesia en Vietnam, gracias a su celo y vida virtuosa. Hace tiempo que esperábamos su beatificación, que hoy aplaudo de todo corazón».

Catequista y mártir
Andrés nació en 1625 en Ran Ran (Vietnam) hijo de madre cristiana. Bautizado a los 15 años de edad por el jesuita Alexandre de Rhodes, un año después se hizo catequista. Junto con otros catequistas, en 1643, hace voto de servir a la Iglesia para el resto de su vida. En 1644 es arrestado, apaleado y confinado en una casa.. El rey de Annam había ordenado impedir la difusión del cristianismo en su reino. No toleraba que la religión cristiana fuese practicada por extranjeros, prohibiéndola absolutamente a los indígenas. Andrés habría podido salvar su vida renunciando a la fe, pero rechazó el ofrecimiento del Mandarín Ong Nghé Bo. El 26 de julio de 1644 es condenado a muerte. Fue conducido por las calles y plazas hacia el patíbulo y ajusticiado públicamente en Ké Cham. El padre de Rhodes trasladó sus restos mortales a Macao, donde fueron sepultados.

El proceso informativo sobre el martirio tuvo lugar en Macao de diciembre de 1644 a enero de 1645, pero, por motivos históricos y políticos, la causa se interrumpió y sólo durante el Concilio Vaticano II los obispos de Vietnam pidieron al Papa Pablo VI la aceleración del proceso. La causa fue presentada a la Oficina Histórica Hagiográfica en 1963.


 

EL PRIMER MARTIR DE TAILANDIA

Nicolás Kitbamrung, murió bautizando a sus compañeros de cárcel

BANGKOK, 2 mar (ZENIT-FIDES).- El próximo domingo será sin duda el que reúna al mayor número de peregrinos de Tailandia de toda la historia en Roma. Vienen a participar en la beatificación de su primer mártir, Nicolás Kitbamrung.

El cardenal Michai Kitbunchu, arzobispo de Bangkok, ha instituido un comité especial encargado de promover los festejos con ocasión de la beatificación de este sacerdote. Al día siguiente, el 6 de marzo, en la misma Basílica de San Pedro, el cardenal presidirá una misa solemne en lengua thai.

En concomitancia con el rito de beatificación, la diócesis de Bangkok celebrará un rito de acción de gracias y ha programado la construcción de un santuario dedicado al beato. Muchos fieles conocieron personalmente al padre Nicolás y testimoniaron en el proceso sobre sus virtudes.

Dice a la agencia «Fides» el padre James M. Fitzpatrick, OMI, postulador de la causa de beatificación: «Esta beatificación es un ejemplo importante para los sacerdotes en las misiones de nuestro tiempo, probados con frecuencia por persecuciones. Ayuda a relanzar la espiritualidad sacerdotal del clero en el tercer milenio».

Nacido en 1895 en el distrito de Nakhon Chaisri, entonces misión de Bangkok, Nicolás Kitbamrung recibió una educación cristiana, en contacto con los misioneros. A los 13 años entró en el seminario menor de Hang Xan y en 1920 fue admitido en el seminario mayor de Penang, centro internacional de estudios teológicos de Malesia. Ordenado sacerdote en Bangkok en 1926, inició la actividad pastoral en Bang Nok Khnuek. Al inicio de la guerra franco-indochina el padre Nicolás es acusado de espionaje al servicio de los franceses y en 1941 es arrestado y condenado a 15 años de cárcel. Muere de tuberculosis el 12 de enero de 1944, en parte a causa de las privaciones, ultrajes y malos tratos. En prisión, el padre Nicolás ejerció una intensa actividad apostólica entre los prisioneros, enseñándoles el catecismo y bautizando a 68 de ellos.


 

PEDRO CALUNGSOD, UN MUCHACHO FILIPINO QUE ENTREGO LA VIDA EVANGELIZANDO

El Papa beatifica al segundo filipino que murió con catorce años

MANILA, 2 mar (ZENIT-FIDES).- «Pedro Calungsod constituye un modelo para la juventud de Visayas. Los jóvenes de la región necesitan ejemplos. Recurren al consumismo, se sienten atraídos por la cultura mundana y tienden a descuidar los tradicionales valores de devoción y religiosidad, valores despreciados por un estilo de vida secularizado», dice el padre Vidal Gornes en declaraciones a Fides, comentando la beatificación de Pedro Calungsod y su impacto sobre la comunidad local.

Pedro es el segundo filipino que subirá a los altares, después de Lorenzo Ruiz, canonizado hace una decena de años. Pero el joven Pedro llega aún más al corazón del pueblo filipino: «En primer lugar porque tiene un nombre verdaderamente filipino. El apellido Calungsod indica su origen: la ciudad de Cebú. Una persona con un apellido así sólo puede ser originaria de la región de Visayas, por lo que lo consideramos como algo propio nuestro. Sentimos una especie de orgullo interior, porque este beato proviene de mi misma gente y puedo identificarme fácilmente con él».

El pasado 30 de enero, el Cardenal Jaime Sin, concluyendo un congreso mariano en Manila, anunció a los fieles: «Tengo una espléndida noticia para la Iglesia filipinas: el Papa ha abierto el camino para la beatificación de Pedro Calungsod». Hace unos dos años, el cardenal Sin había encomendado al padre jesuita Catalino Arévalo que escribiese la historia de Pedro Calungsod para los fieles de la diócesis. La historia narra la vida de este muchacho que, en el siglo XVII, ayudaba al padre jesuita Diego Luis de San Vicente en la evangelización de las Islas Marianas, que entonces se encontraban bajo la jurisdicción de Cebú.

Pedro Calungsod nació en la región de Visayas. No hay documentos ciertos sobre su nacimiento. Se sabe que prestó servicio como catequista entre 1668 y 1672. Su nombre es citado en la causa del martirio del misionero jesuita Diego Luis de San Vítores. Fue martirizado a la edad de 14 años con el jesuita y los cuerpos de ambos fueron arrojados al océano. Ambos estaban evangelizando a los indígenas de la aldea de Tumhom, isla de San Juan, la actual Guam. Dos aborígenes les atacaron y los remataron con lanzas. Pedro trató de defender al sacerdote. La Iglesia recuerda su martirio el 2 de abril de 1672. El padre de San Vitores fue beatificado el 6 de octubre de 1985. Fue el primer apóstol y fundador de la comunidad católica de las Islas Marianas.


 

MARTIRES DEL NAZISMO POR SALVAR LA VIDA DE PADRES DE FAMILIA

El caso de una comunidad de religiosas que serán beatificadas por el Papa

GRODNO, 2 mar (ZENIT-FIDES).- «Todos los fieles están sensibilizados y se sienten felices. Nuestro semanario diocesano Palabra de Vida ha publicado varios artículos e informaciones sobre las religiosas. También la prensa laica ha dado gran relieve al evento», revela a la agencia vaticana «Fides» el padre Yaroslaw Hrynaszkiewicz, director del semanario diocesano de Grodno, al comentar los preparativos de la comunidad local para la beatificación de María Estrella Adelaide Mardosiewicz y de sus diez compañeras, religiosas polacas martirizadas en Nowogródek.

El padre Yaroslaw, junto con el obispo diocesano de Grodno, monseñor Aleksander Kaszkiewicz, y su Auxiliar monseñor Antoni Dziemianko, acompañan a una peregrinación de más de 150 bielorrusos que, el domingo 5 de marzo, asistirán a la ceremonia de beatificación de las religiosas en San Pedro.

Con este motivo, monseñor Kaszkiewicz escribió un mensaje a la comunidad diocesana, leído en todas las parroquias, en el que afirma: «La beatificación de las once religiosas del Instituto de la Sagrada Familia de Nazaret es para la renaciente Iglesia bielorrusa un evento providencial que fortalece la fe… Las mártires serán un modelo de vida de sacrificio y de intrépida edificación cristiana. Serán patronas de la enseñanza cristiana, modelo de la obra de reconciliación entre las divididas y fraternas Iglesias del mundo».

Durante los años de la segunda guerra mundial, las religiosas de la Congregación de la Sagrada Familia de Nazaret de Nowogródek, en la frontera oriental de Polonia (actualmente Bielorrusia), vivieron primero la ocupación soviética y luego la alemana. Durante esta última (1941-45), el 1 de agosto de 1943 los nazis fusilaron a sor María Estrella Adelaide Mardosiewicz y a diez compañeras. Se salvó únicamente sor M. Malgorzata Banás, que custodió los restos mortales en la iglesia de la Transfiguración del Señor de Nowogródek, donde se encuentran actualmente.

Las religiosas habían llegado al lugar en 1929, invitadas por el obispo, para ocuparse de la iglesia de la Transfiguración (llamada la Iglesia Blanca) y dedicarse a la educación de los niños. Entregadas a la vida de la comunidad multiétnica del lugar, las religiosas ayudaban a las familias, especialmente durante la guerra. Con la ocupación alemana, llegó el exterminio de los judíos y los arrestos masivos de polacos. El 18 de julio de 1943 fueron arrestadas 120 personas para ser fusiladas. Las religiosas ofrecieron sus vidas en cambio de los detenidos, padres de familia, demostrando así su fidelidad al carisma de la Fundadora que fundó su Congregación al servicio de la familia.


 

BRASIL: MARTIRES DE LA EVANGELIZACION DE LOS INDIGENAS Beatificación de un grupo de sacerdotes y laicos víctimas de los calvinistas

NATAL, 2 mar (ZENIT-FIDES).- El próximo 5 de marzo del 2000 serán beatificados en Roma los sacerdotes André de Soveral y Ambrósio Francisco Fierro y 28 compañeros laicos, martirizados por la fe en Natal, estado de Río Grande do Norte, Brasil, en el año 1645.

En 1997, la Iglesia de Natal, sede metropolitana y capital del Estado de Río Grande del Norte (Brasil), celebró los 400 años de su evangelización. El 25 de diciembre de 1597, solemnidad de Navidad, llegó una expedición colonizadora, acompañada por cuatro misioneros --dos jesuitas y dos franciscanos--, pioneros de la evangelización del lugar. Siguiendo la costumbre, la expedición dio al lugar el nombre de Natal (Navidad). Y comenzó la siembra del Evangelio en las tierras habitadas por los indios potiguares.

En este caso no fue la oposición de la gente la causa del martirio, sino la división en el así llamado mundo civilizado. Colonizado por los portugueses católicos, la región fue invadida por los holandeses calvinistas, que pronto controlaron todo el territorio e iniciaron una verdadera persecución religiosa.

En este contexto se colocan dos episodios ocurridos en Río Grande do Norte en el año 1645. El primero ocurrió en la localidad de Cunhaú, el 16 de julio. Era domingo y unos 69 fieles se habían reunido en la Capilla de Nossa Senhora das Candeias bajo la presidencia del párroco, el padre André de Several. Durante la Misa, después de la elevación, fueron cerradas todas las puertas de la iglesia e inició una matanza generalizada de los fieles por parte de los soldados holandeses y de indios bien armados. El padre André fue martirizado con mayor crueldad por ser sacerdote. Los fieles no ofrecieron resistencia alguna, sino que, entre grandes dolores, «se confesaron al sumo sacerdote Jesucristo», pidiendo perdón de sus pecados.

El impacto causado por la masacre de Cunhaú sobre los habitantes de Rio Grande fue enorme. Los habitantes de Natal, atemorizados por la doble amenaza de los indios y de las fuerzas de ocupación, buscaron lugares más seguros: primero en Fortaleza dos Reis Magos, luego en Potengi y después en Fortaleza, de donde fueron trasladados a un lugar en las riveras del Rio Uruaçu.

El 3 de octubre de ese mismo año se vivieron momentos dramáticos cuando 200 indios armados, bajo el mando de un fanático jefe indígena convertido al calvinismo y una tropa de soldados flamencos cayeron sobre los habitantes de Río Grande y su párroco, asesinándoles con gran crueldad: a algunos les cortaron los brazos y las piernas, a otros les sacaron los ojos, les cortaron las lenguas, nariz y orejas; a los muertos los despedazaron luego en pequeños trozos. Al padre Mateus Moreira le sacaron el corazón por las costillas, y murió exclamando: «Alabado sea el Santísimo Sacramento».

En ambos casos, las víctimas reúnen todos los requisitos teológicos para ser considerados verdaderos mártires, como confirmó el Papa Juan Pablo II, aprobando el Decreto de martirio el 21 de diciembre de 1998.