El sentimiento de culpa
 

La culpa, por lo tanto, tiene varios matices: puede ser un sentimiento positivo o negativo

La culpa es un sentimiento que atormenta a muchos, muchas veces de forma tan intensa que puede “bloquear” la vida de una persona. Es un sentimiento que trae también tristeza, incomodidad, y ansiedad. Es un sentimiento, inmediato e irracional, de angustia y de auto condenación que, muchas veces, nos atormenta y hasta nos hace sentir dolores de estómago. ¿Pero de donde nace este sentimiento? La culpa nace del ideal que traemos dentro de nosotros de lo que es correcto o es incorrecto, de lo que es nuestro deber hacer o de lo que no debemos hacer. Conceptos interiorizados en nosotros de acuerdo a la cultura en que vivimos. Surge cuando confrontamos estos conceptos.

Cuando la persona tiene una noción distorsionada de su propio poder o tiene conceptos muy rígidos o inflexibles, nociones deshumanas de lo que es correcto o incorrecto, tiende a sentirse demasiado culpable. Muchas veces la culpa llega por la decepción de la persona de no ver realizado el deseo de ser amada, reconocida, valorizada. Otras personas, porque no consiguen enfrentarse con su propio error, tienden a culpar a los demás. Sin embargo, el sentimiento de culpa es importante en nuestro proceso de crecimiento personal y madurez humana, porque los que son destituidos de culpa viven en un mundo sin moral y sin ley, lo que puede ser muy peligroso y hasta enfermizo.

La culpa, por lo tanto, tiene varios matices: puede ser un sentimiento destructivo e infantil, que nos cierra en nosotros mismos y nos impide madurar, y puede ser un sentimiento constructivo, esencial para ser personas responsables y capaces de crecer. La culpa positiva nace de la comparación entre mi “yo” y los valores que solicitan de mí: la conciencia de haber transgredido de un estilo de vida libremente aceptada, o sea, nace de la conciencia de haber transgredido un valor importante para mí (siento, porque perdí el verdadero significado de mi vida), nace de la capacidad de juzgarnos a nosotros mismos en cuestión de valores morales que traemos en nuestro interior.

Aquí, en este caso, cuando la persona se depara con el sentimiento de culpa, lo que sucede es una actitud de autocrítica, de percepción del propio error es una decisión de cambio de comportamiento, de postura delante del propio error.

Por otro lado, los que tienen dificultad para lidiar con los propios límites, errores, fracasos e incapacidad tienden a martirizarse y a culparse de una forma excesiva. La causa de este sentimiento destructivo puede ser el temor al castigo (real o imaginario) proveniente de los demás o de nosotros mismos, o sea, el miedo ser castigados por los otros al descubrir el error o una tendencia al auto castigo y auto condenación, en la cual la persona se martiriza por su propio error, bloqueando toda su vida futura.

Aprender a reconocer la propia culpa es aprender a reconocer los límites que tenemos, lo frágiles  somos, que somos humanos y, por lo tanto cometemos errores.

Existen personas que hacen una idea tan alta de sí mismas que se convierte en algo inalcanzable, nunca consiguen estar a la altura de los propios conceptos, y caen en una exigencia impiadosa. No podemos olvidar que todos nosotros, hombres y mujeres, traemos virtudes y defectos, riquezas notables e incoherencias.

Reconocer la culpa exige coraje. Reconocer la propia culpa es esencial para brotar una nueva postura delante de nosotros mismos y delante del mundo, sin exigencias, sin acusaciones, sin autocompasión.

Necesitamos aprender a tener una justa valoración de nosotros mismo, una imagen correcta y normal en el reconocimiento de que tenemos muchos elementos positivos, pero que, al mismo tiempo, tenemos muchas limitaciones que dificultan nuestro proceder. Teniendo una imagen realista de nosotros mismos y reconociendo que no somos la persona que fuimos en el pasado, pero todavía no somos la persona que vamos a ser en el futuro.

¿Qué tipo de sentimiento de culpa tu traes dentro de ti? ¿Una culpa destructiva, por temor del castigo o por no admitir tus propios errores? O ¿una culpa positiva, que nace de la conciencia de nuestra posibilidad de cometer errores y que te lleva a buscar ser cada día mejor?

Manuela Melo
Psicóloga y misionera de la Comunidad Canción Nueva



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