Autor: Pbro. Edmundo de los Santos (MSPS)
Fuente: Arquidiócesis de Monterrey
¿Santiago hermano de Jesús?
Hallan inscripción en urna que podría ser la primera mención de Jesús
Hace algunas semanas apareció un artículo en el periódico, haciendo mención a un
suceso acaecido en Jerusalén. Se había descifrado la inscripción de una urna
(osarios) mortuoria. La traducción de la inscripción sería la siguiente:
Santiago hijo de José hermano de Jesús.
Posiblemente algo normal entre tantos sarcófagos y urnas de épocas antiguas que
se encuentran en aquellas regiones. Pero lo que despertó el interés de muchos
arqueólogos y especialistas en Biblia fueron las afirmaciones hechas por el
paleógrafo que descifró la inscripción, el Dr. André Lemaire de la Escuela
Práctica de Altos Estudios de París (conocida como La Universidad de la Sorbonne).
El Dr. Lemaire publicó la información sobre su descubrimiento en el número
(noviembre / diciembre 2002) de la "Biblical Archaeology Review". Según el
artículo, el osario ha sido datado por los arqueólogos en el año 63 de nuestra
era. La inscripción en arameo, está escrita con un tipo de letra que se utilizó
entre los años 10 y 70 D.C.
Ciertamente en Jerusalén durante el siglo I se utilizaba ese tipo de urnas. Se
depositaba el cadáver en una tumba excavada en la roca, y al cabo de unos años
se reunían los huesos en un osario de piedra o cerámica, que llevaba inscrito el
nombre del difunto.
Hasta aquí todo, la cosa no pasaría de ser interesante. Pero el Dr. Lemaire
afirma, que se trataría del osario de Santiago, a quien se cuenta entre los
hermanos de Jesús en el Evangelio de Mateo (Mt 13,55) y en la carta a los
Gálatas (Gal 1,19). Ésta sería la primera vez que se descubre una evidencia
arqueológica sobre la figura de Jesucristo.
Los especialistas en arqueología bíblica y en estudios histórico bíblicos como
el Prof. Joseph Fitzmyer S.J. ven el descubrimiento con mucho escepticismo, ya
que, el mismo Dr. Lemaire en su artículo dice primero que "nada en la
inscripción del osario confirma su identificación", poco más adelante afirma:
"pare ce muy probable que sea el osario de Santiago el del Nuevo testamento".
¿Cuánto hay de probabilidad y cuanto hay de certeza? Parece ser que nunca lo
sabremos. Hay muchas dificultades en el caso, a saber:
1. El osario no proviene de un sito arqueológico, esto es, no se puede
determinar con claridad su origen.
2. No se sabe nada de su historia, fue comprado hace más de 15 años por un
anónimo coleccionista israelí de Jerusalén a un comerciante árabe, quien le dijo
fue encontrado en Silwam, barrio al este de Jerusalén cerca del Monte de los
Olivos. No se puede descartar que haya sido robado.
Cualquier especialista sabe que esto hace imposible un trabajo arqueológico
serio.
Realmente nadie puede afirmar con certeza que se trate de los personajes del NT,
ya que los nombres que están grabados en él, Ya´aqob, Yosef y Yeshua, eran muy
comunes en aquella época. Podría haber al menos 20 personajes en los que se
diera la misma combina ción de inscripción. Habrá que esperar más información
para poder decir algo más.
Por lo que respecta a la confirmación que este hallazgo nos pudiera dar de la
historicidad de Jesús y el cristianismo primitivo. Actualmente ningún científico
serio niega la existencia de Jesús, hay suficiente información extra bíblica
para afirmarlo. Ciertamente, los hallazgos arqueológicos son importantes para
los estudios bíblicos, pero no son prueba de nuestra fe en Cristo.
La denominación de Santiago hijo de José hermano de Jesús, despierta nuevo
interés sobre el problema antiguo, referente a los hermanos de Jesús, por otro
lado, producido por el mismo NT y no por este tipo de hallazgos.
En el NT se mencionan hermanos y hermanas de Jesús: Mt 12,46s par.; 13,15s par;
Jn 2,12; 7.3.5.10; 20,17 ; Hch 1,14; 1Cor 9,5; Gál 1,19. Cuatro hermanos se
citan por sus nombres: Santiago el Menor (Mc 15,40), José, Simón y Judas (Mt
13,55; Mc 6,3). De las hermanas desgraciadamente n o se ha transmitido ningún
nombre.
La expresión Hermanos del Señor o hermanos de Jesús era, evidentemente, una
manera fija de hablar (Hch 1,14; 1Cor 9,5). Como se desprende claramente del
Antiguo Testamento. En Génesis 13,8: Lot, es llamado hermano de Abraham (Cf.
14,14.16; 29,15). En el arameo (y el hebreo) la palabra hermano (hebr. "âh xf);
aram. "ah xa)) comprende también parientes más lejanos, como sobrinos y primos,
porque les faltan las correspondientes denominaciones exactas.
En griego, lengua en que fue escrito el NT, como en nuestras lenguas a)delfo/j (adelphós)
significa sólo hermano. Los escritores del NT se daban cuenta de la
plurivalencia del concepto griego, por lo que Jn 1,41, precisa cuando habla de
Simón y le llama hermano propio o verdadero de Andrés. En conclusión, la
expresión hermanos de Jesús puede designar también parientes y no solo hermanos
propiamente.
Los diversos textos del NT lo confirman: los cuatro hermanos de Jesús de
signados por sus nombres en Mc 6,2 (Mt 13,55) son hijos de una madre distinta de
la de Jesús. Los dos primeros Santiago y José, aparecen en la narración de la
muerte de Jesús como hijos de otra María, distinta de la madre de Jesús (Mt
27,56; Mc 15,40), su padre era Alfeo (Mt 10,3).
De estos hechos resulta igualmente que los otros dos (Simón y Judas), no son
tampoco hermanos de Jesús, sobre todo por no mencionarlos Mt 27,56 ni Mc 15,40.
Habrá que subrayar también que en el NT nunca se dice que sean hijos de María o
de José. Además en el Evangelio de Juan (19,25-27), antes de morir Jesús,
encarga su Madre a Juan, cosa que no se entendería si tuviera otros hermanos.
Por otro lado, en las narraciones de la infancia, Jesús aparece como el único
hijo de María y José. Cuando Lucas en 2,7 habla de Jesús como el primogénito nos
quiere decir que siendo el primero se le aplica la ley en su relación con Dios y
el templo (Lc 2,22-24). Cuando la familia sube a Jerusalén par a cumplir el rito
llamado hijo del mandamiento, según le correspondía a Jesús al cumplir 12 años,
no se habla de ningún hijo más, a pesar de lo vivo de las escenas (Lc 2,41-50).
La discusión sobre los hermanos de Jesús motivada por el mismo NT existía ya
desde antes, por lo que este hallazgo con todas sus inseguridades arqueológicas
no plantea por el momento nada nuevo a los datos históricos y de fe que
poseemos. Ciertamente es un testimonio del trasfondo histórico de lo narrado en
el NT. Se comprueba que los nombres de los protagonistas y por lo tanto también
de los apóstoles eran nombres de gente normal y del pueblo, de la Judea y
Galilea del primer siglo de nuestra era.