Benjamín González Buelta sj.
Salmos para acompañar los Ejercicios Espirituales
CD, CPAL, Con Ignacio, Javier y Fabro, 2005
Primera semana
NADA QUE PEDIRTE
"…mucho aprovecha entrar en ellos con grande ánimo y liberalidad con su Criador y Señor, ofreciéndole todo su querer y libertad, para que su divina majestad, así de su persona como de todo lo que tiene, se sirva conforme a su sanctísima voluntad". (Anotación 5)
Hoy no tengo
nada que pedirte,
ni te traigo
ninguna queja.
Yo sólo busco
un encuentro
desde lo infinito
que late en mí.
¡Pobre de mí
si atase
tu respuesta
a mi pregunta
tan medida,
o a mi lamento
tan herido!
¡Pobre de mí
si ya supiese
la respuesta!
Tal vez
sólo encontraría
para mi sed,
mi propia agua
reciclada,
el eco
de mi monótono
decirme,
mi pasado
humedecido
por el sudor
o por el llanto.
Te necesito
más allá
de lo que sé
o de lo que digo
de mí mismo.
¡Hoy descubro
ya presente,
en el amor
con que me atraes,
la pasión
con que me buscas!
LO MÁS IMPORTANTE NO ES
"No somos nosotros
los que hemos amado a Dios,
sino que él nos amó primero"
1Jn 4,10
Lo más importante no es que yo te busque,
Sino que tú me buscas en todos los caminos (Gn 3,9);
que yo te llame por tu nombre,
sino que tú tienes tatuado el mío en la palma de tu mano (Is 49,16);
que yo te grite cuando no tengo ni palabra,
sino que tú gimes en mí con tu grito (Rom 8,26);
que yo tenga proyectos para ti,
sino que tú me invitas a caminar contigo hacia el futuro (Mc 1,17);
que yo te comprenda,
sino que tú me comprendes en mi último secreto (1Cor 13,12);
que yo hable de ti con sabiduría,
sino que tú vives en mí y te expresas a tu manera (2Cor 4,10);
que yo te guarde en mi caja de seguridad,
sino que yo soy una esponja en el fondo de tu océano ((EE 335);
que yo te ame con todo mi corazón y con todas mis fuerzas,
sino que tú me amas con todo tu corazón y todas tus fuerzas (Jn 13,1).
Porque, ¿cómo podría yo buscarte, llamarte, amarte…
si tú no me buscas, me llamas y me amas primero?
El silencio agradecido es mi última palabra,
mi mejor manera de encontrarte.
AMBIGÜEDAD
"… que sienta el desorden de mis operaciones, para que aborreciendo, me enmiende y ordene" (EE.EE. 63) "…pedir conocimiento del mundo para que aborreciendo, aparte de mí las cosas mundanas y vanas" (EE.EE.63)
Desde el misterio
brota la ambigüedad
trenzando el espesor del cuerpo
y la sutileza del espíritu.
Camina disfrazada
con ideas bien trabadas,
sentimientos luminosos
y hambres naturales.
Corre maquillada de evangelio,
se instala astuta
en mis rutinas seguras,
en la prisa de mis urgencias
y en el sueño de mis calmas.
Pero mi ambigüedad
empieza a revelarse
por una mano ajena
huidiza en el encuentro,
por un desajuste ligero
asomándose a unos ojos,
por un pequeño sabor amargo
en medio del aplauso,
por una desazón íntima
como poso de fatigas cotidianas.
Al sorprenderla en su trampa,
se repliega de nuevo
a mi fondo más oscuro,
donde la tiniebla y la luz
todavía no han sido separadas.
Herida por la claridad,
deja un rastro de engaño
desangrándose en la huida.
Y se hunde inaccesible
donde no llegan
ni mi ojo ni mi análisis.
¡Señor de mis profundidades
abismales e ignoradas!
Como el primer día de la creación,
búscame y libérame
donde soy tiniebla y engaño,
ordéname con tu Espíritu
donde soy caos originario!
PREGUNTAS DE DIOS
"… para que sienta interno conocimiento de mis pecados y aborrecimiento de ellos" (EE.EE. 63)
¿Dónde estás?,
dice el Creador.
¿Dónde está tu hermano?,
dice el Padre.
¿Quién te liberó?,
dice el Señor.
¿Dónde están tus acusadores?,
dice el Pastor.
¿Por qué me persigues?,
dice el Hermano.
¿Por qué temes?,
dice el Amigo.
Preguntas de Dios
en nuestra tierra,
como la lluvia
que baja del cielo
y al cielo sube,
preguntas sin final,
preguntas eternas
en la vida
que nos traen,
en la muerte
que se llevan.
Acogidas
como la lluvia,
ya nos van haciendo
eternidad ahora.
HECHO PECADO
"Imaginar a Cristo nuestro Señor delante y puesto en cruz, hacer un coloquio, cómo de Criador es venido a hacerse hombre, y de vida eterna a muerte temporal, y así a morir por mis pecados" (EE.EE. 53)
Te has hecho
en nuestra carne
pavor,
llaga,
condena,
y sepultura.
Desde dentro
del pecado,
confundido con él
y maldito,
nos sorprendes ahora
surgiendo de repente
por el mismo centro
del miedo,
del golpe,
del cerco,
del foso,
y en medio
del susto fantasmal
de tu ser luminoso
entre el oleaje
de nuestra noche rota,
nos susurras
con voz estrenada
de amigo:
"Soy yo, no temas.
Camina sobre el agua".
AQUÍ ESTOY SEÑOR
"… mirando a mí mismo lo que he hecho por Cristo, lo que hago por Cristo, lo que debo hace por Cristo" (EE.EE. 53)
Aquí estoy Señor,
arado de arriba abajo,
despojado de la vieja cosecha,
sin una sola hierba verde.
Aquí estoy Señor,
la reja de hierro
me ha volteado
de dentro afuera
y ha sacado al aire
la entraña frágil
y la piedra dura.
Aquí estoy Señor,
todo entero al sol que quema
y al rocío de la noche
puro surco rajado,
herido de esperanza,
abierto para la nueva siembra.
Aquí estoy Señor.
GRACIAS PORQUE SOY COMO LOS DEMÁS HOMBRES
"Mirar quién soy yo…, mirar qué cosa es todo lo criado en comparación de Dios; pues yo sólo ¿qué puedo ser?" (EE.EE. 58)
Te doy gracias Señor,
porque soy como los demás hombres.
Intento estar seguro de mí
ante tu ausencia,
cuadro mi contabilidad
para no ser sorprendido
al final de la jornada.
Me comparo con los otros
y miro desde arriba
a los que juzgo pecadores,
y en la comparación, no en ti,
he puesto mi seguridad.
También yo tengo elaboradas
condenas de moda,
publicamos al servicio
de los que imponen su imperio,
pero escondo en la ambigüedad
mis pecados de siempre,
radicales trampas contigo,
abismales cortes con el otro.
También yo tengo mis seguros
de ahorros y diezmos,
pequeñas monedas al contado
con las que pretendo negociar
la falta de entrega a tu misterio.
También yo salgo satisfecho
de oírme a mí mismo
de pie en el centro del templo.
Como los demás hombres,
ya puedo abrirme a tu perdón
dándome golpes de pecho
al lado del publicano. (Lc. 18, 4-14)
LÍMITE LIBERADOR
"Acabar con un coloquio de misericordia, razonando y dando gracias a Dios nuestro Señor" (EE.EE. 61)
Mi límite acogido
me libera
de la imposible tarea
de alcanzar la perfección
de centímetros y leyes.
Mi ambigüedad
que todo lo impregna
me libera
de la ingenuidad
en mis relaciones y proyectos.
Mi pecado perdonado
me libera
del orgullo que levanta
el corazón y la mirada
por encima de todas las cabezas.
Mi fragilidad asumida
me libera
de construir la vid
sobre mi suficiencia
quebradiza y vana.
Mi proyecto fracasado
me libera
del miedo a la derrota
que ahoga la fantasía
y congela el futuro.
Mi muerte pasada
me libera
de terrores fantasmales
sus jefes y condenas
sus fosas y demonios.
Hoy mis saberes
son como trajes de niño
colgados del armario,
coloridas vestimentas
que acompañaron mi estatura
en un trayecto del viaje.
Pobres saberes
decorados con títulos y sellos
archivados bajo llave,
alistados en mi estante
como un ejército en papel.
Pero hoy el misterio
se abre ineludible
abismo al final de todos mis saberes
armados de razones y de mapas.
Y hoy es mi ignorancia
un colirio que me lava los ojos,
un ayuno que alivia la razón,
un sosiego indefenso
sin técnica ni horario,
una puerta clandestina
abierta hacia el futuro
controlado inútilmente
por los fuertes y los sabios.
Y llega desde el misterio
un alimento sorpresivo
sin publicidad, sin etiqueta,
un aroma de uno de enero,
una esperanza que desarma
mis razones blindadas.
El misterio es un Tú
que me acoge en la noche
como la única certeza
que no devora mi pasado,
ni se burla de mis saberes pequeños
amigos fieles como perros de ciego
que me condujeron hasta él.
Segunda semana
BAUTÍZAME JESÚS
"Cristo nuestro Señor, después de haberse despedido de su bendita Madre, vino desde Nazaret al río Jordán, donde estaba San Joán Batista" (EE.EE. 273)
Bautízame Jesús
con el sol y la brisa
de tu gracia cotidiana,
discreta creación
bajando por mi frente.
Sumerge mi cuerpo
en la bondad del pueblo
que corre por el cauce
de sus caminos hondos,
abiertos con sus pies
de trabajo y encuentro.
Vísteme de blanco
al emerger de las aguas
contenido el aliento,
y acógeme en tu pecho
con el abrazo comunitario
de mil brazos abiertos.
Disuelve un grano de sal
en mi paladar,
para que la vida nueva
se conserve entera
con los sabores fuerte
del evangelio.
Úngeme la frente
con tu cruz de sufrimiento
y úngeme el pecho
con el dolor del pueblo.
Cargaré hasta el calvario
la cruz de tu misterio.
Que se alegre el cosmos
en el sonido natural
del metal y la madera,
y que canten las gargantas
hoy, día primero
de la nueva creación.
MIRARME DESDE TI
"… ver a Cristo nuestro Señor, rey eterno, y delante dél todo el universo mundo, al cual y cada uno en particular llama" (EE.EE. 95)
Mírame tú
Jesús de Nazaret.
Que yo sienta
posarse sobre mí
tu mirada libre,
sin esclavitud
de sinagoga,
sin exigencias
que me ignoren,
sin la distancia
que congela,
sin la codicia
que me compre.
Que tu mirada
se pose
en mis sentidos,
y se filtre
hasta los rincones
inaccesibles
donde te espera
mi yo desconocido,
sembrado por ti
desde mi inicio,
y germine mi futuro
rompiendo en silencio
con el verde de sus hojas
la tierra machacada
que me sepulta
y que me nutre.
Déjame entrar
dentro de ti,
para mirarme
desde ti,
y sentir
que se disuelven,
tantas miradas
propias y ajenas
que me deforman
y me rompen.
DIOS EX-PUESTO
En tu Hijo Jesús
te ex-pusiste,
saliste de la eternidad
a la intemperie de los tiempos,
y en una herencia corrompida,
divino y humano con nosotros,
anidó tu amor un vuelo
de alas solidarias
girando hacia la altura,
elevando sin fin el horizonte.
En tu Hijo Jesús
te ex-pusiste,
te encarnaste para decirte cerca,
en la inaudita pretensión
de ser todas las lenguas y colores
en una carne mortal y reducida,
de ser una parábola inagotable
de acentos infinitos por los siglos,
llegando viva y nueva para todos
hasta el dintel de los sentidos.
En tu Hijo Jesús
te ex-pusiste,
te arriesgaste en el abajo
vigilado, excluido y fracasado,
para ofrecernos la Vida
en encuentros vulnerables,
en la mejilla sin trampa,
a veces besado como amigo
y al final triturado sin remedio
hasta la muerte y el escarnio.
En tu Hijo Jesús
te ex-pusiste,
no te impusiste con teofanías
de fuegos y espantos siderales,
ni con la seducción astuta,
ni con el poder armado,
porque sólo en encuentros libres
pueden engendrarse auroras
para resurgir desde la noche
más divinamente amanecidos.
¡QUIÉN PUDIERA VER!
"… pedir conocimiento de los engaños del mal caudillo y ayuda para dellos me guardar, y conocimiento de la vida verdadera que muestra el sumo y verdadero capitán, y gracia para le imitar" (EE.EE. 139)
Quien pudiera
ver
cuánto tiene
de mendigo,
el oro
en la muñeca,
el maquillaje
en el espejo,
la firma
en el cheque,
el título enmarcado
en la pared.
Quién pudiera
ver
cuánto tiene
de infinito,
una mano
agotada,
un rostro
tras las rejas,
una sonrisa
sin paga,
el aroma compartido
del café.
¡Quién pudiera
mirar
con ojo simple
las personas
y las cosas como son!
¡Quién pudiera ver!
DON SIN RAZONES
"… considerar cómo Cristo nuestro Señor se pone en un gran campo de aquella región de Hierusalén en lugar humilde, hermoso y gracioso" (EE.EE.144)
Sólo al percibirte
sin razones,
podemos regalarnos
sin razones.
Sólo al encontrarte
en el fondo de la nada,
podemos darnos
por nada.
Sólo al unificarnos
en tu silencio,
podemos entregarnos
en silencio.
Sólo al reposar
en tu misterio,
podemos ir muriendo
en el misterio.
SEÑOR, TEN PIEDAD DE MÍ
"… para que yo sea recibido debaxo de su bandera… en summa pobreza espiritual… en la pobreza actual… en pasar opprobrios y injurias por más en ellos le imitar" (EE.EE. 147)
Señor, ten piedad de mí.
Por haber contemplado la vida
me veo comprometido a morir.
Por haber contemplado
el rostro de un pobre,
se me han levantado las sospechas
en todas las palabras,
expedientes y jardines.
Señor, ten piedad de mí.
Por querer taladrar con la mirada
la cáscara de todo lo real
para descubrirte como la última verdad
que hace existir todas las cosas,
hoy me encuentro en esta soledad
donde sólo tú puedes encontrarme.
Señor, ten piedad de mí.
Nadie puede buscarte y morir.
Nadie puede verte y vivir.
EL OJO DE LA AGUJA
"… por imitar y parescer más actualmente a Cristo nuestro Señor, quiero y elijo más pobreza con Cristo pobre que riqueza, opprobrios con Cristo lleno de ellos que honores, y desear más de ser estimado por vano y loco por Cristo, que primero fue tenido por tal, que por sabio ni prudente en este mundo" (EE.EE. 167)
Se estrechó
tanto mi existencia,
estrujada en un puño
de intereses ajenos,
que se deslizó con suavidad
por el "ojo estrecho
de la aguja"
hasta tu encuentro.
Fui tan despojado
del esplendor
pegado a mis costados
como tesoro embustero,
que atravesé ágil
el "callejón estrecho"
que me condujo
al futuro nuevo
de tu reino.
Fui tan humillado
por la descalificación social,
y por mi propio límite
llevado a todos los oídos
por el viento sin amo,
que doblé el cuello
y entré hermano
por "la puerta pequeña"
del nosotros verdadero.
Tercera semana
CRUCIFIXIÓN
"Considerar cómo todo esto padece por mis pecados, etc., y qué debo yo hacer y padecer por él" (EE.EE. 197)
Ya el dolor del pueblo
ha taladrado
mis manos y mis pies,
y ha incrustado
su obsesión de espinas
alrededor de mi frente.
Y llevo en el costado
un boquete abierto,
por donde entran
en mi pecho sin defensa
el frío y las protestas
que vagan por la calle
buscando un corazón
donde alojarse.
¿Por qué me abandonaste?
Ya no puedo
bajarme de la cruz
hecha de pueblo.
Padre, acoge
mi espíritu
en tus manos,
y resucita
al tercer día
este misterio
EL AHORA NUEVO
"Considerar lo que Cristo nuestro Señor padece en la humanidad" (EE.EE. 195)
En el misterio de la tierra,
"sin saber cómo" (Mc. 4,27),
se gesta la vida nueva
en el grano de trigo.
Un muro de Berlín,
tan mellado por las balas,
tan manchado por la sangre,
un día se convierte
en juguete de los niños
"sin saber cómo".
Todos quieren apoderarse
de la espiga madura.
Pocos quieren enterrarse
como grano de trigo
donde se forma el futuro
"sin saber cómo".
Todos se lanzan a las calles
con bailes y banderas
cuando la libertad estalla.
Pocos se esconden vivos
en la oscuridad clandestina
donde se busca a tientas,
"sin saber cómo".
Todos sueñan con el Reino,
lo prometen, lo pintan y lo cantan.
Pocos lo alimentan
en el germen diminuto
de intuiciones y de insomnios
sin horarios y sin paga
donde empieza tembloroso
"sin saber cómo".
PERDER LA VIDA
"Considerar lo que Cristo nuestro Señor padece en la humanidad…, considerar cómo todo esto padece por mis pecados etc., y qué debo yo hacer y padecer por él" (EE.EE. 195, 197)
Perder la vida,
liberar una existencia,
cultivar una amistad,
sanar una esperanza.
Después ya pueden desaparecer
disfrutando su estreno
por caminos inéditos
sin dejar su dirección.
Perder la vida
derramando los días
sobre frentes sin etiqueta
de sinagoga o de partido,
sobre buenos y malos
como la lluvia y el sol
que regala el Padre de todos.
No querer contabilizar
si nuestros esfuerzos
han resbalado estériles
sobre la piel cerrada
hasta el polvo del camino,
o si han calado fértiles
hasta el secreto
donde germina la vida.
Perder la vida
como el que apuesta
un jornal con su cansancio
o la fortuna heredada.
Gira la ruleta
trucada por los amos
que controlan el casino,
y deciden que nuestro número
no cabe en este tablero.
Se roban nuestro esfuerzo
y nos dejan entre las manos
un billete sin premio.
Los seres nuevos,
la entrega de los días,
la apuesta audaz,
nacen de vidas
tan perdidas a sí mismas,
que el Espíritu de todos
las esconde en su misterio
como en papel de regalo,
para abrirlas entre el pueblo
el día de la fiesta sin ocaso.
CRUZ
"Considerar cómo la divinidad se esconde, es a saber, cómo podría destruir a sus enemigos, y no lo hace, y cómo dexa padescer la la sacratíssima humanidad tan crudelíssimamente (EE.EE. 196)
Una meta cotizada
nos exige esfuerzo
duro y largo.
Pero un cálculo
nos da la confianza
de que vale la pena.
Tal vez la cruz
sólo es una inversión.
Por amor a otra persona,
sacrificamos con gusto
tiempo, fuerza y dinero.
La cruz se llama
solidaridad con el otro
que siento de algún modo
parte de mí mismo.
Un golpe repentino
puede fulminarnos al instante,
y nuestra existencia
queda herida sin remedio.
Se pierde la salud,
un ser querido,
o la estima pública.
Se desgaja una rama verde,
una parte viva del yo.
Cuando esta mutilación
encuentra su reposo,
la cruz se llama aceptación.
Existe la cruz libre,
la que escojo,
de la que no huyo,
pero una vez clavado
ya no puedo bajarme
cuando quiero.
Se entregan
los proyectos a los clavos,
la fantasía a las espinas,
el nombre a los rumores,
los labios al vinagre
y los haberes al reparto.
Aquí la cruz se llama
fidelidad al Amor en el Amor,
que es canto y fortaleza
resucitando por la herida.
BRASA
"… trayendo en memoria frecuente los trabajos, fatigas y dolores de Cristo nuestro Señor, que pasó desde el punto que nasció hasta el misterio de la pasión en que al presente me hallo" (EE.EE.206)
Para ser brasa
en el centro del hogar,
hay que haber ardido
enteramente,
hasta el corazón
de la madera.
Sólo así la brasa
será fuego contenido
sin manchas negras
de nostalgia vegetal,
sin añoranzas
de brisas y de ríos.
La brasa agradece
la ceniza que la cubre,
la esconde y la protege,
no necesita llamaradas
que reclamen atenciones.
Su intimidad naranja
caldea sin dar miedo,
y en su ternura sobria
nadie se calcina.
Vive lenta y duradera,
ni crepita quejas
ni seduce soledades.
Como memoria tibia
de encuentros libres
que sonríen por la vida,
ama su borde de ceniza.
HERIR AL INFINITO
"… qué debo hacer yo y padecer por él" (EE.EE. 197)
No crece la vida de Dios
desde la muerte humana,
sino la plenitud humana
desde la muerte de Dios.
No realza la fortaleza de Dios
la debilidad nuestra,
la debilidad de Dios
construye nuestra fortaleza.
Porque sólo los ídolos
se alimentan de la sangre ajena,
pero Dios derrama la suya
para salvar la nuestra.
El cauce frío del hierro
que desgarra la carne,
orada con el mismo golpe
el corazón encarnado de Dios .
Y donde un golpe nos hiere
acude incesante el agua viva,
pues sólo puede manar Amor
por el boquete abierto al Infinito.
PLENITUD DE POBRE
"Considerar cómo la divinidad se esconde" (EE.EE. 196)
Señor de mis amistades,
con su último reducto
inalcanzable al abrazo
que sella la cercanía
y la distancia.
Señor de las miradas amigas
que me llegan tiernas y lejanas
como el respirar fresco
de pozos hondos y ajenos.
Señor de mis palabras
inspiradas como lluvia
que dio vida a semillas enquistadas,
y se escondió en la tierra.
Señor de todas las vidas
recreadas en mi encuentro
que pisan alegres su propio sendero
sin mi sangre en sus arterias,
sin mi apellido en sus papeles.
Señor de mi último secreto,
originalidad solitaria,
mañana ya engendrado
en mi ayer ambiguo e ignorado.
Señor de mi exhuberancia
generosa y derrochada,
hoy mi vida tiene olor
a vid recién podada.
Señor, no tengo
ni tu firma ni tu anillo.
No tengo de ti más
que esta búsqueda,
esta ruptura, esta distancia.
Cuando me recuesto a la sombra
de tanto bello, noble y justo,
siempre despierto con más hambre de camino,
con una ausencia más huérfana,
con una pregunta más ahondada,
atizado todo mi misterio
por las señales de tu paso.
Hoy no tengo más que el hueco
que dejaron en mis manos
los clavos de tu cruz.
Y por esas dos heridas,
se derrama sobre la tierra
toda el agua que quise inútilmente asegurarme
y que nunca me ha faltado.
Cuarta semana
LA MIRADA DEL MAR
"… mirar cómo Dios habita en las criaturas, en los elementos dando ser, en las plantas vegetando, en los animales sensando, en los hombres dando entender" (235)
Caminé al lado
del mar y su oleaje
con roncos desgarrones
contra los corales afilados.
Fantasías adentradas
hasta mi centro,
me llevaban con prisa,
cerrados los sentidos,
sin contemplar la alegría
del cosmos con su palabra
de color y movimiento.
Pero al regreso,
encontré el mar
dentro de mí.
El me había mirado,
e impregnó de paz azul
mi íntimo reposo.
Y las palmas,
también jugaban
por mis rincones
con su danza verde
de brillos astillados
en los filos de las hojas.
Y la brisa con ungüento
de yodo y sal
en la punta de los dedos,
andaba en silencio
acariciando cicatrices.
Y el cosmos entero
buscaba recrearme
hasta la médula del hueso.
¡Y yo sin notarlo,
discreto Dios
de los humildes
sacramentos!
TU ALEGRÍA INSOBORNABLE
"… pedir gracia para me alegrar y gozar intensamente de tanta gloria y gozo de Cristo nuestro Señor" (EE.EE. 221)
Concédenos, Señor, tu alegría insobornable.
La diversión tiene precio y propaganda
y sus mercaderes son expertos.
Se alquila la evasión fugaz
con sus rutas exóticas y vanas.
Se bebe el gozo con tarjetas de crédito
y se estruja como un vaso desechable.
Pero tu alegría no tiene precio,
ni podemos seducirla.
Es un don para ser acogido y regalado.
Concédenos, Señor, tu alegría sorprendente.
Más unida al perdón recibido
que a la perfección farisaica de las leyes.
Encontrada en la persecución por el reino,
más que en el aplauso de los jefes.
Crece al compartir lo mío con los otros,
y se muere al acumular lo de los otros como mío.
Se ahonda al servir a los criados de la historia,
más que al ser servidos como maestros y señores.
Se multiplica al bajar con Jesús al abismo humano,
se diluye al trepar sobre cuerpos despojados.
Se renueva al apostar por el futuro inédito,
se agota al acaparar las cosechas del pasado.
Tu alegría es humilde y paciente
y camina de la mano de los pobres.
Concédenos, Señor, la "perfecta alegría".
La que mana como una resurrección fresca
entre escombros de proyectos fracasados.
La que no logran desalojar de los pobres
ni la cárcel de los sistemas sociales
ni los edictos arbitrarios de los amos.
La decepción más honda y golpeada
no puede blindarnos para siempre
contra su iniciativa inagotable.
Tu alegría es perseguida y golpeada,
pero es inmortal desde tu Pascua.
Concédenos, Señor, la sencilla alegría.
La que es hermana de las cosas pequeñas,
de los encuentros cotidianos
y de las rutinas necesarias.
La que se mueve libre entre los grandes,
sin uniforme ni gestos entrenados,
como brisa sin amo ni codicia.
Tu alegría es confiada y veraz,
ve la más pequeña criatura amada por ti,
con un puesto en tu corazón y en tu proyecto.
ESCOJO LA VIDA
"Mirar el officio de consolar que Cristo nuestro Señor trae, y comparándolo cómo unos amigos suelen consolar a otros" (EE.EE. 224)
Esta mañana
enderezo mi espalda,
abro mi rostro,
respiro la aurora,
escojo la vida.
Esta mañana
acojo mis golpes,
acallo mis límites,
disuelvo mis miedos,
escojo la vida.
Esta mañana
miro a los ojos,
abrazo una espalda,
doy mi palabra,
escojo la vida.
Esta mañana
remanso la paz,
alimento el futuro,
comparto alegría,
escojo la vida.
Esta mañana
te busco en la muerte,
te alzo del fango,
te cargo tan frágil,
escojo la vida.
Esta mañana
te escucho en silencio,
te dejo llenarme,
te sigo de cerca,
escojo la vida.
APARICIONES
"Considerar cómo la divinidad que parescía esconderse en la pasión, paresce y se muestra agora tan miraculosamente por los verdaderos y sanctíssimos effectos della" (EE.EE. 223)
Apareciste
cuando el alma
no tenía prisa
ni de llegar,
ni de crecer,
ni de morir.
Cuando te fuiste,
el cuerpo
no hizo balance
ni de ausencias,
ni de caricias,
ni de preguntas.
Y me dejaste
una sorpresa,
una certeza,
un corazón.
¡Nunca te fuiste!
EL SENTIDO QUE BUSCAS
"Cómo la divinidad… se muestra agora en la resurrección … por los verdaderos y sanctísimos effectos della" (EE.EE. 223)
El sentido que buscas
llega él solo hasta ti,
al transformar una herida
en una ventana,
al construir un puente
con las piedras de un muro,
al recoger una angustia
y convertirla en palabra,
al encontrar vivos en otros
tus días perdidos,
al mirar la pobreza
y contemplar profecía.
LÍBRANOS SEÑOR DE LA TRISTEZA
"Mirar el officio de consolar que Cristo nuestro señor trae" (EE.EE. 224)
Líbranos, Señor, de la tristeza.
Mana desde heridas viejas
y desde nuevos golpes repentinos
no bastante llorados
en lo que tienen de despojo,
ni bastante acogidos
en lo que tienen de nueva libertad.
Se infiltra astuta en la mirada
y apaga el brillo
de las realidades cotidianas.
Va depositando
en la coyuntura de los huesos
su rigidez y su torpeza.
Un aire inasible
empapa de desazón indescifrable
los recuerdos luminosos.
Las certezas cálidas de ayer
parecen arqueología ajena,
esculturas sin nombre
en plazas olvidadas.
Como nube empujada por el viento
con formas grotescas y cambiantes
nos oculta el horizonte
con su amenaza fantasmal.
La tristeza se esconde
bajo el deber cumplido
y la respuesta esperada por la gente.
Maquilla su rostro
con arrugas de ayuno.
Se disfraza de sensatez
que todo lo calcula bien.
Va doblando las espaldas
con el ancho escapulario
de los "cofrades resignados",
que han visto y saben todo,
y ya no esperan nada nuevo
que valga la pena celebrar.
Al pasar las siluetas juveniles
con sus risas de colores,
va quedando un poso de nostalgia,
de oportunidades nunca atrapadas
en el puño ya sin fuerza.
La tristeza nos deja en el alma
un residio de vida usada,
de Dios de catecismo
con las preguntas y respuestas
ya sabidas de memoria,
repetidas hasta el tedio.
¡Líbranos de la tristeza,
Señor de la alegría!
TU GRACIA NOS BASTA
"Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer; vos me lo disteis, a vos, Señor, lo torno; todo es vuestro, disponed a toda vuestra voluntad; dadme vuestro amor y gracia, que esta me basta" (EE.EE. 234)
No puedo abrumarte
con tercos argumentos
ni con obsesivas oraciones,
para que me concedas
salud para servirte,
vida larga para hacer más cosas,
honra para encontrar
las puertas abiertas,
abundantes recursos
para ser más eficiente.
No puedo pedir tampoco
sufrimientos
presumiendo de mis fuerzas,
como si tú necesitases
una cuota de dolor
para concedernos
las cosas necesarias.
Yo sólo quiero pedirte
lo que tú siempre me ofreces,
tu amor y tu gracia
que engendran vida,
pero pueden llevar a la muerte
por defender a los asaltados,
que crean salud,
pero pueden llevar a perderla
en el servicio de los débiles,
que nos hacen amables,
pero pueden provocar
descalificación social
por no amoldarnos a las leyes,
que fructifican la tierra
con todos los bienes necesarios,
pero pueden dejarnos sin nada
por hacernos hermanos
de los echados de tu mundo.
Yo sólo quiero pedirte
tu amor y tu gracia.
Que los acoja en mí
como la última verdad
y que mi corazón diga:
"Me basta" (EE. EE., 234)
TÚ Y YO NOS VAMOS HACIENDO
En ti estoy,
de ti vengo,
a ti voy.
Estás fuera de mí,
puedo encerrarme.
Estás dentro de mí,
puedo encerrarte.
No puedo dejar
de estar en ti.
Mi carne
extiende raíces
que llegan hasta ti.
Puedo olvidarlo.
Mi espíritu
es una chispa
que brota
de tu incendio.
Puedo ignorarlo.
No puedo dejar
de venir de ti.
Mis ojos
buscan su horizonte.
Mi corazón,
su hogar universal.
Puedo extraviarme
en una encrucijada.
Puedo paralizarme
en algún hogar.
No puedo dejar
de ir hacia ti.
No vi tu rostro
cuando salí de ti.
No fue una despedida.
Allí empezó
un encuentro sin orillas.
Cada tarde
añado en mi lienzo
un nuevo rasgo tuyo.
Cada tarde
añades en tu lienzo
un nuevo rasgo mío.
En medio del camino
al adivinar una frente,
al estrechar una mano,
al mirar unos ojos,
al nacer el futuro,
al morir el presente,
yo te descubro,
yo me descubro.
Dentro de mí,
los dos a la par,
uno hacia el otro,
nos vamos haciendo…
Ahora te veo,
Señor marginado,
maestro sirviendo,
madre exprimida,
padre sin nada,
infinito pidiendo,
libre clavado.
Ahora te veo,
pueblo en camino.
Y en este misterio
se pierden mis días,
mis razones
y mis sueños.
Tú y yo
nos vamos haciendo
tu pueblo.