Salmos de Vida y Esperanza

 

l CLAMOR DEL POBRE Y OPRIMIDO

Salmo l

LEVANTATE, SEÑOR

¡Oh Dios! cuántos son mis enemigos

cuántas veces se alzan para decir:

el hombre haga lo que haga,

su vida siempre será desdichada,

los pobres constantemente serán vencidos,

y Dios neutral seguirá su marcha

Mas tu mi Dios, eres más fuerte que las armas,

más firme que el oro y que el poder.

A voz en cuello el pueblo a ti clama,

te pide y reclama

que atiendas su pedido, que veas por él.

Ninguna radio ni prensa ni propaganda,

podrán arrancar nuestra certeza.

No tememos a fuertes y contrarios.

Tú, Señor, eres el Dios que salva.

Levántate, Señor y tiende tu mano compasivo,

no nos quites las trabas, pero danos tu fuerza,

no nos des camino fácil,

pero tensa nuestro arco y pon en él tu fortaleza.

Haznos pobres, sí, y guárdanos sencillos,

pero haz también que en medio de las luchas,

tu pueblo se mantenga junto a ti unido.

Salmo 2

TU PUEBLO QUIERE HABLAR

Hay hombres silenciosos.

Sus labios no expresan una queja,

más por dentro un huracán de gritos contenidos

está esperando por tiempo indefinido

una mano de hermano que le de un aliento

que le brinde la ocasión de mostrar su elocuencia.

Tu pueblo, Señor, quiere hablar,

pero año tras año, a tu mutismo perpetuo lo condenan,

diciendo que no tiene palabra,

que es sacarlo de su mundo de trabajo,

el distraerlo con retóricas viejas,

sin provecho para el día de mañana.

El pueblo acumula mientras tanto,

en silencio, la respuesta.

Hay hombres mentirosos

que hablan sin cesar, repitiendo palabras huecas,

sus slogans los repiten por la radio

por la abundante y unilateral prensa.

Y quieren que el hombre de tu pueblo,

repita una a una sus promesas.

El pueblo habla y pide pan.

A tu pueblo, Señor, le dan rejas.

Más la luz que en su corazón brilla,

ya no teme al patrón,

y sabe que tras la lucha de hoy

se esconde para sus hijos,

en la voz del pueblo unido, un mañana mejor.

Tú, Señor, eres su esperanza nueva.

Salmo 3

ATIENDE A NUESTRO RUEGO

¿Hasta cuándo, Señor nos dejarás olvidados?

¿Hasta cuándo seguirás silencioso?

¿Por qué escondes de nosotros tu rostro?

No nos dejes, Señor, no nos dejes,

nosotros te necesitamos.

Vivimos inquietos, confundidos

aparentemente nos mostramos serenos, tranquilos,

más al interior,

allí donde el hombre libra sus batallas,

contra el odio, la injusticia y la explotacion,

vivimos angustiados, sin cesar sufrimos.

Vuelve a nosotros tu rostro, por favor,

no dejes que triunfe el enemigo.

¿No ves que tenemos nostalgia de tu amor?

Mas el sufrimiento nos hace vacilar,

y corremos el riesgo

de ser también nosotros, objetos de maldad.

¿Hasta cuándo, Señor, hasta cuándo

la luz de esperanza iluminará nuestro caminar?.

Atiende presuroso, atiende nuestro ruego.

Enciende en nuestro corazón el coraje de tu fuego

y danos el valor para la lucha,

danos la sed insaciable de buscar la verdad.

Salmo 4

DEFIENDE A TU PUEBLO

A Ti invoco, roca mía.

A ti acudo

causa de mi tormento.

Tú, mi justicia,

mi alegría.

Esperanza y razón

fuerza de mis sueños.

Oye mi oración;

en esta noche sombría,

escucha mi voz,

clamor de un pueblo oprimido

a tu presencia llega su eco potente, afligido.

Tu amor hecho promesa,

atiende compasivo.

Acude sin tardanza,

alienta su esperanza.

Toma del pueblo su defensa.

Guárdanos como a la niña de tus ojos.

Tú, salario de nuestro trabajo.

Voz de nuestra palabra.

Clamor de nuestros gritos.

Levántate presuroso,

y derriba a nuestros enemigos.

Nosotros no tenemos grandes fuerzas,

pero tú nos saciarás

y cuando pase la noche

en Ti estará nuestra reserva.

Salmo 5

PRESENTE EN NUESTRA LUCHA

Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado?

Mis palabras se mueren en mis labios

sin siquiera pronunciarlas.

Mis llamados angustiosos regresan vacíos a mí.

¿Por qué te has hecho a mi clamor sordo y ciego?.

Constantemente me cerca la angustia, el miedo,

la inseguridad, ¿cómo será mañana?
¿Llegará para todos el pan?

¿Será posible el trabajo sin tenerlo que pelear?

¿Será el mundo para todos repartido por igual?.

Tu lo ves Señor,

nos tienen amordazados,

hambrientos, desorientados,

perseguidos, calumniados.

Fácilmente descargan su fuerte mano.

Han puesto grandes barreras,

al pequeño han maltratado.

Las calles son hospitales ambulantes,

y el brillo de los ojos del niño han quitado.


Pero tu estarás presente en nuestra lucha

y en las asambleas,

tu palabra será arma poderosa que nos dará fuerza.

De ti comerán los hambrientos hasta saciarse

y harás posible a los pobres una fiesta.

De ti sale reconfortado, un pueblo renovado.

Tú eres la fortaleza.

Salmo 6

RICOS Y POBRES

Ricos y pobres

Mar Rojo de separación,

espada de penetración entre hombres.

Violencias, diferencias,

imposibles convivencias

entre unos y otros hombres.

Hay ojos, imán potente,

que todos lo miden,

todo lo pesan,

lo invierten,

lo venden

lo atraen,

lo gozan.

Dueños de todo,

de todo cobran.

A estos ojos todo llega,

a través del medidor

de su potente moneda.

Los montes, los mares, los ríos, las islas,

y sus barcos, sus plantas y sus minas.

Las casas, los campos y sus caminos.

Los brazos del obrero

y los del campesino,

los del pescador

y hasta su mujer e hijos.

Todo lo compran y lo venden,

para ellos todo tiene tasa;

hasta el hambre, hasta el sueño de los otros.

Y hasta el día de hoy también el de mañana.

¡qué grandes ojos tienen los ricos!

que a todo alcanza su mirada.

Mientras tanto los pobres

viven sin paz, sin sosiego,

sin saber si hasta mañana

les alcanzará al fin su mal sueldo

¡y menos mal si tienen sueldo!.

El llanto de sus hijos

de ojos tristes y estómagos vacíos,

sin cuadernos, sin zapatos,

constantemente los tienen acosados.

¿Y cómo no estarlo?

si hasta el camino de cada mañana lo tienen fiado. . .

Pero Tú, Señor, no los abandonas,

aunque la riqueza a otros

les da apariencia de grandeza,

por dentro, Señor,

por dentro, tú lo sabes,

no tienen grandeza.

En la ambición y egoísmo,

tú no moras.

Pero si estás con el que sufre

y en él vas poniendo tu esperanza,

y el afán por la justicia

porque tu evangelio

no está dentro de ningún sistema.

En su libertad única

empuja al pobre

al trabajo y a la lucha,

y le vas sosteniendo en la vida.

Una vida que en su noche ilumina

un nuevo día.

Salmo 7

ESCUCHA EL CLAMOR

Oh Dios,

nuestro pueblo, tu pueblo, sufre el atropello.

Las veces que han intentado ponerse en pie

a través de huelgas, de reclamos,

le han burlado sus derechos.

Han metido presos por cientos,

lo han castigado dejándole en la calle, sin trabajo,

y a varios los han "enfriado".

¿Hasta cuando Señor estarás enojado?

Líbrame, Señor.

Bien sabemos que nada nos debes,

que nosotros somos pecadores,

contra ti hemos atentado, pero somos tu pueblo.

No permitas que ellos sigan diciendo:

¿dónde está su Dios?

En Ti, seguimos esperando,

defiende tu propio honor.

Tu amor es siempre, y en él confiamos.

Llegue hasta ti el gemido de los presos,

no permitas que los sigan atormentando.

Escucha el clamor de las madres de los desaparecidos,

el de las esposas, viudad en vida,

el de sus hijos solos,

que ignoran el paradero de sus padres,

y casi no se atreven a pronunciar su apellido en alto.

Compadécete de los que retornan al trabajo obligados

después de la represión,

y sufren la rechifla de otros

y sienten hondo y solos su fracaso.

Tu pueblo sufre el atropello

de los que en nombre el "orden" y la "justicia"

los tienen subyugados.

Pero tu pueblo en ti espera,

te alaba en la asamblea,

canta en tu honor,

en ti vive confiado.

Salmo 8

QUEREMOS TU PAZ

Nuestra paz aparente, cifrada en el orden,

aparece podrida.

Bajo el nombre de paz, ¡cuánta opresión!

¡cuanta injusticia!

Calla el obrero por temor a perder el trabajo,

ante un salario mal pagado,

ante un compañero injustamente despedido,

ante un chantaje,

ante su honor ofendido,

enmudecido en vida,

eternamente es postergado.

Calla el niño ante la fuerza del grande

la mujer, ante una sociedad por hombres regida;

el campesino sometido

ante un comerciante abusivo;

y el pueblo sometido calla ante el poder suicida.

Pero tenemos la palabra paz

y el corazón de la sociedad está helado.

Nos brinca en él la solidaridad,

la guerra fría es el mercado.

Nuestra paz, Señor está lejos de tu paz,

porque no brota de la justicia:

los que la venden, todo se compra y se vende,

la ofrecen con helada sonrisa.

Tu palabra de vida y de amor

nos haga testigos de la justicia

y de ella brote limpia nuestra paz.

Que en estrecho abrazo de compenetración,

tu justicia y tu paz

aniden en nuestro corazón.

Salmo 9

SEÑOR DE LA JUSTICIA

Señor de la justicia

que a cada hombre mides con infinito amor,

ve midiendo a los pobres

que tienen miedo y hambre

que sufren por los otros,

que viven sin vivir en constante opresión.

Señor de la justicia

que ves en lo escondido el peso del dolor,

mira hoy en las tinieblas

descubre allí las huellas

del hombre a quien el hombre

le aturde con la carga de injustas componendas,

cargándole la espalda con una cruz mayor.

Señor de la justicia,

que del marginado eres su mejor protector,

defiende hoy al débil

alienta a los perdidos

no dejes que el potente les quite nuevamente

el más claro derecho de su propia voz.

Señor de la justicia

amigo de las viudas, los pobres y los niños,

atiende compasivo al triste niño de hoy.

No dejes que lo aplasten, aun antes de nacido,

no dejes que lo fuercen a hacer trabajos duros,

no dejes que lo traten, sin alma, sin amor.

Señor de la justicia

que quieres que los hombres seamos hermanos,

viviendo entre nosotros tu reino de amor

sacude de nosotros la injusta indiferencia,

la farsa, el arribismo, el odio, la ambición

y pon en este mundo, tu amor, tu esperanza,

haciendo que renazca un hombre con nuevo corazón.

 

 

2 DIOS PADRE DE LA VIDA

Salmo l0

PADRE DE TODOS

¿Para qué meten ruido mis palabras,

y alboroto a los otros sin motivo?

¿Cuál es mi testimonio vivo?.

Se levantan en mí fuerzas extrañas

que conspiran sin cesar,

en contra de mi ser, en contra de Ti, Señor

que clamas con voz de verdad,

queriendo que renazca a tu amor.

¡ Ea, dice, vamos, rompamos sus cadenas,

hagamos que aparente y nada más!

que viva tranquilo, que viva dormido, sin luchar.

Tú, mi Dios, que miras en lo oculto

que sabes la flaqueza y miseria

de esta pobre humanidad,

no dejes de tu mano a tu escogido,

no dejes que perdido, escoja lo fácil sin cesar.

El decreto del Señor ha dicho:

Tú eres mi hijo, hoy te he dado la vida.

A gritos anunciaré tu favor, ¡Padre mío!,

diré a los hombres, que tú, el Dios potente,

el Dios que en la historia trabaja sin cesar

eres el Padre de todos, eres el Dios compasivo.

Y, ahora, Dios de bondad, que sabes

las dos fuerzas contrarias que hay en mí,

te pido humildemente clemencia.

No dejes que las nieblas oscurezcan mi mirada

anulando mis fuerzas.

No dejes que se borre la certeza,

de tu amor sin fin.

Salmo ll

DAME DE BEBER

Mi alma tiene sed de Dios,

errantes peregrinos vamos por el desierto,

aún viviendo en modernas ciudades

o en fértil llanura,

el hombre, eterno caminante,

va por el desierto de la vida

interior a él mismo, -ser desierto-.

Aridez y esterilidad que salen por los poros

como polvillo de arena, molesto, estéril.

Acuciado por la sed,

ansioso va el hombre de un chorro de agua viva.

Modernos nombres tiene

este ser desierto y sediento del hombre:

duda, cansancio, hastío, rutina.,

¿No será la abundancia de poder

que deja al hombre vacío del ser?.

Idolos de triunfo, de glorias,

ídolos de posesión,

desiertos de vida, de amor.

Mi alma tiene sed de Dios, "dame de beber",

mi tierra seca, sedienta de agua,

sin Ti, manantial de vida, gime agonizante,

estéril, no puede germinar el amor.

Haz brotar, no un poco de artura,

sino el manantial que brota la vida eterna,

que empuja a honduras de eternidad,

que germinando en el camino, dé autenticidad.

Si tengo agua, muerto de sed.

Si tengo sed me queda la esperanza.

Vivir es buscar.

Mi alma tiene sed.

 

Salmo l2

CANTAMOS PARA TI

Los pueblos te alaban, celebran tu amor.

Para todos resuena el aleteo de tu llama,

para todos alumbra la lámpara de amor.

Y tu convite abierto está sin cesar llamando

rompiendo ataduras, sembrando esperanzas.

El convite eterno de tu paternal corazón.

Cantamos para ti; todos los pueblños se vuelven

todos los pueblos se vuelven cantar,

porque acoges, porque llenas,

porque creas, porque donas

porque amas con fidelidad.

Tu has llenado la luz de la mañana

en ella nos regalas tu calor.

Y los árboles que van cargando sus frutos,

son la imagen bondadosa de tu mano

que se acerca a cada hombre,

que le toca quedamente, repleta de don.

Los pueblos a una, reconocen tu favor.

Cantamos para ti, Padre de bondad.

No nos quieres por ser buenos,

sino porque de los hombres has hecho hijos,

tus hijos de adopción.

Y en el ministerio de tu amor,

te envuelves en nuestras cosas.

Te alegras con nuestras dichas,

y cuando nos toca llorar

tu corazón también llora.

Todos los pueblos, hoy, cantan tu obra.

Nuestros ojos descubren tu presencia

impulsándonos siempre hacia los demás.

la mano abierta a los pueblos,

es hacia la fraternidad.

 

Salmo l3

DIOS DE AMOR

Atiende, pueblo mío, a mi enseñanza;

oye con atención

las palabras que brotan de mis labios,

las maravillas de mi amor.

Yo puse en todo el orbe la vida,

palpitante la vida creció al amor,

y tú, pueblo mío, olvidando mis sendas,

has puesto en ella,

desiertos y eriales de prostitución.

Llenaste el espacio con armas, con máquinas

con tanquetas, con aviones de guerra.

La vida agoniza en contaminación.

Te olvidaste que tu historia,

es historia de salvación,

que en su centro dándole vida,

impulsando su ritmo, estoy yo.

Pero tú abortaste la vida,

tus genocidios ya no caben en estadísticas,

ni en ningún control.

Inventaste la tortura,

los campos de concentración.

Hiciste que los días fueran noches de explotación.

Te di una ley vieja

y una nueva, toda amor.

Más tú, mi pueblo querido,

hiciste leyes de odio, de guerras

de sistemas, de condenas, de terror.

El hombre vive inseguro, en zozobra,

esquivando policías,

mudo y quieto, en contínua opresión.

Yo les di a mi Ungido,

el Hijo amado, el hombre nuevo,

para que en él y con él

la vida fuera de nuevo.

Y tú, pueblo mío,

en cada una de tus historias personales

con tus sobornos, con tus mentiras,

con egoísmos y atropellos,

con desprecios e injusticias

le sigues cargando la cruz.

En cada ser de un pequeño que sufre,

sufre mi Hijo,

de nuevo le quitas la vida.

Pueblo mío,

¿por qué así de mi amor te olvidas?,

sin embargo, yo no retiro mi amor.

 

Salmo l4

TE DAMOS GRACIAS

Te bendecimos con toda el alma, Señor.

Túe eres un Dios comprensivo y paciente

con las flaquezas de los hombres.

Túr eres tardo al castigo

y pronto al perdón.

Eres Padre

que siempre tiene la casa abierta

para los hijos pródigos.

Desde nuestra debilidad y nuestro pecado,

confortados por la seguridad de tu misericordia,

te damos gracias de todo corazón.

Cuando nuestra razón y sentidos

se ven superados por el infinito,

y cuando nuestros senderos,

se diluyyen en la inmensidad del misterio,

aparece tu palabra alumbrando el camino

inicias con los hombres tu encuentro.

Mas, esperando de nosotros una respuesta,

respuesta que no siempre la hemos dado.

Tú, Padre bueno,

tras el oído del hombre

conociendo, disculpando nuestro barro,

una y otra vez pacientemente

reinicias el diálogo.

Te bendecimos con toda nuestra alma, Señor.

Nos invitas a que nos fiemos

plenamente de ti;

sabemos que eres un Dios amoroso y cercano;

el Dios con nosotros.

Porque Jesucristo, tu Hijo,

plantó su tienda entre nosotros

vivió con nosotros

y nos enseño tu rostro.

El universo descansa en tu regazo

como una barca en el puerto.

Así nosotros

mientras buscamos pequeñas seguridades

agobiados en Ti, descansamos.

Te bendecimos con toda el alma, Señor

Nos enviaste a Jesucristo, nuestro Redentor,

que quiso vivir pobre y sencillo,

como trabajador honrado.

Por él nos libraste de nuestro egoísmo,

ese egoísmo

que trastorna el orden que tú estableciste,

quebrantando la justicia

y los derechos humanos.

En él nos enseñaste

que es factible el implantar

la verdad, la alegría, la justicia

y la unión entre los hermanos.

Que podamos solucionar

nuestros problemas comunes,

porque tu nos brindaste el diálogo.

Nos empujas a la comprensión con tu perdón,

que movidos por Cristo,

nos urges al amor.

Por todo

te bendecimos con toda el alma, Señor.

Salmo l5

DUEÑO DE LA VIDA

Este es tu día

el que no tiene ocaso,

el que alegra permanente la existencia

de nuestra corta estadía,

que en Ti se hace eterna, sin medida.

Este es tu día.

Dueño de la vid,

la presencia vacía de lo que me falta,

viene a pedirte a ti

-río absoluto de existencia-

que inunde tu caudal de melodía

mi orilla ennegrecida, seca

en el ocaso desfalleciente.

Tú, poeta de la vida,

pon en la mía la dulce poesía de existencia.

No, no moriré

en ti eternamente viviré.

Quiero salir al mundo abierto,

quiero ir por los anchos caminos de la vida,

quiero en la libertad del momento

que contagies la vida de mi vida,

que des plenitud a mi ser.

No, no moriré

en ti eternamente viviré.

Este es tu día,

tú que a toda sombra haces aurora de luz,

descorre mis velos de soplo terreno

y abre las puertas de gloria

dándome paso a tu plenitud.

En el día sin ocaso de tu vida,

te alaba mi gratitud.

 

 

3 EL ROSTRO DE DIOS

Salmo l6

SENTIMOS TU PRESENCIA

Cuando te llamo a ti, tú respondes,

oh Dios, mi salvador.

Cuando sufría en la angustia sin saber

qué actitud era la justa,

sin conocer qué palabras debía poner,

tú velabas en mis temores.

Tenme hoy, también compasión,

vela en mi noche, en mi dolor.

¿Hasta cándo los hombres

tendrán el corazón endurecido?.

Viven en tinieblas de pecado

tramando para el hombre mil engaños:

le quitan el trabajo al obrero decidido

que clama sus derechos,

suben más y más los precios,

compañero del pobre es el hambre.

Pero Tú, Señor, sigues en tu guardia.

Y en esta hora de la puesta del sol,

nos haces sentir tu presencia,

esa presencia activa que en el dolor nos salva,

eres tú la alegría de nuestro corazón.

Ellos tienen la seguridad puesta en sus armas,

en los decretos y leyes,

en las cuentas de sus bancas.

Mas nosotros en paz dormidos sin temores,

a tu amor acogidos,

en tu corazón están metidos los pobres.

Salmo l7

Señor, despiértate,

¿por qué duermes?

despiértate,

no nos rechaces para siempre.

Pero Dios calla, sigue callado

ante nuestro grito, ante nuestro llanto,

a nuestra pregunta a nuestra inquietud,

nos respondes con el silencio.

Es tu silencio, silencio elocuente.

Muchas veces te he preguntado:

Señor, ¿por qué callas?

ante situaciones conflictivas he buscado tu luz,

tu respuesta exacta,

pero tú sigues en el silencio.

Señor, ¿por qué callas?.

Ni siquiera te pedía largas explicaciones,

me contentaba con un SI o con un NO;

sin más complicaciones.

Señor, ¿obraré así?

silencio.

¿Emprendo este camino?

silencio.

¿Es justo lo que hago?

silencio.

Es tu silencio.

Calla Dios habla el hombre.

Eres amor y sigues callado.

¿Será que en tu silencio

crece el ser del hombre?.

Es cómodo para nosotros

que otros piensen

que otros juzguen

que otros decidan en nuestro nombre.

Sigues mudo, Señor

tu silencio es elocuente,

¿No será una elocuencia del hombre

que Dios en cada instante

con su palabra exacta,

con su fórmula concreta

le da la acertada respuesta?.

Tu silencio, Señor

nos mueve a buscar,

a escuchar, a ver

a dialogar.

Tu silencio, Señor, es tu amor,

que nos empuja a crecer

a madurar como hombres,

a ser.

Calla Dios

habla el hombre.

Habla el hombre,

escuchó al hombre.

Calla Dios crece el hombre.

Salmo l8

CON NOSOTROS ESTA DIOS

Con nosotros está Dios,

Dios el Señor,

es el Dios de Israel, nuestra defensa.

Cuando el hombre de Israel dice de ti:

"Nuestro Dios"

hacen tu imagen de un Dios guerrero,

que rompe el arco fuerte,

de los adversarios

y da su faz floreciente

al pueblo de Israel, su allegado.

Hacen tu imagen del Dios del triunfo

de la fuerza, de las armas.

¿No será el Dios que el hombre

hace a su semejanza?.

Un Dios que no quedó sólamente en Israel,

ni es de todos los hombres de Israel.

Es el Dios seguro y firme,

que a muchos de nosotros

consuela y adormece;

nuestro orgullo enaltece,

nuestro triunfo, su poder.

Sin embargo, oh Dios, eres Enmanuel.

Cuando tú, Señor, descubres tu presencia al hombre,

cuando le manifiestas que estás con él,

no es por la espada, por el trueno o el rayo.

No es por tu fuerza.

Es por el niño,

hijo del hombre y hombre como él.

Te haces pobre y débil, pequeño,

humilde sencillo, tierno,

sin fuerza, sin poder.

Así vives entre nosotros,

Jesús de Nazaret.

Rompes el arco de guerra,

comes con los pecadores,

hablas con prostitutas,

recibes a los niños,

perdonas a los pecadores

y hasta violas la ley.

"Quien me ve a mí, ve a mi Padre",

no nos dejas tratado de la esencia de Dios

pero vives con los hombres.

amas a los hombres,

y buscas su liberación.

Jesús de Nazaret

con tu modo de vivir

te empeñas constantemente

en rehacer la imagen de Dios.

Un Dios tan simple y tan cotidiano,

que sólamente los humildes,

y libres de prejuicios religiosos

lo pueden conocer.

Emmanuel. Eres Dios con nosotros,

metido en nuestra vida.

Allí donde el hombre sale de lo menos

para caminar hacia lo más:

allí donde un niño te mira

y lo miras con bondad.

Allí donde encuentres a los pobres,

allí donde crece la justicia

y luchas por el amor,

allí está Dios.

Y está donde el hombre

por el hombre busca liberación.

Está Dios, es el Emmanuel.

El Dios amante del pobre, del humilde.

Allí está él.

Salmo l9

TU ROSTRO ESCONDIDO

Señor amanece un nuevo día.

Un día al que ha hecho posible tu amor.

Vistiéndole con tu mirada de novedad renovada,

prestándole tu vida, tu esplendor,

le has dado así amanecer,

a esta mañana de hoy.

En ella toma vida, mi vida, Señor.

En ella yo te alabo.

Al alba tempranera se asoma mi oración,

para darle así las gracias

por la luz de la mañana.

Para pedirte que en ella

tus ojos a mis ojos le presten su visión.

No dejes que en su transcurso

mis pasos se extravíen,

no dejes que te olvide.

No dejes que termine perdida entre la trama

de tanta bagatela,

de tanta componenda que teje mi enemigo.

Ven, tú, Señor, conmigo, en este día nuevo.

Sé tú mi compañero.

Cuando te encuentre en los otros

a lo largo de mi camino,

tu rostro escondido, descubre para mí.

Tu rostro de hambre,

rostro sin rostro de tantos hombres,

rostro hundido de sufrimiento,

tu rostro vivo, presente hoy

a nuestro encuentro.

Salmo 20

PRESENTE EN EL POBRE

Es tu rostro, Señor, lo que yo busco

porque tu lo has dicho: "procura ver mi faz".

Tu rostro, ese rostro tantas veces buscado

tantas veces bosquejeado desde la niñez,

tantas veces igualmente nebuloso,

impreciso, alejado, imposible de ver.

Después de esfuerzo, de ahíncos, de empeño,

de sueños, busco nuevamente

rotas las ilusiones de poderlo componer.

Más tarde tu rostro,

-permanente inquietud-

creí saber encontrarlo

en conceptos, en teorías,

en estructuras bien formadas

de silencio de quietud.

Mas tu rostro anhelado

continuaba alejado

de mi búsqueda constante de solicitud.

Busqué tu rostro en la vida

en tantos rostros pequeños:

en el hambre, en el dolor,

en el triste, en el enfermo;

en el niño abandonado

en el obrero explotado;

en el pobre campesino,

en el débil, en el perdido,

En tantos rostros sufrientes

de los hombres sin consuelo, sin aliento.

En ellos tu rostro estaba.

Cuando creí saber donde estaba tu faz,

la búsqueda permanecía,

y la inquietud continuaba.

Un día comprendí

que el sol iluminaba nuestro día.

Jamás fallaba.

La noche con su quietud,

en el descanso la paz nos envolvía.

Y vi que en medio de las tristezas

los niños con su sonrisa,

en la vida desgastada,

florecían su belleza.

Y en un pobre del camino

había un gesto amable,

gesto cercano de amigo.

Y en el dolor y en el fracaso,

una fuerza escondida

entre dudas y sinsabores,

engendraban nueva vida

sacando adelante al hombre.

Presencia, Vida, Encuentro.

¿No son por ventura tu faz,

que curando nuestra ceguera

se nos muestra, se nos da,

saliendo a nuestro encuentro

haciéndose realidad?.

Estás presente en el hombre

en la historia, en la vida.

Eres acontecimiento

empujándonos a encontrarte

en la búsqueda constante,

estás ya en nuestro encuentro.

 

 

 

4 ESPERANZA EN EL HOMBRE

Salmo 21

GRANDEZA DEL HOMBRE

Le has hecho grande al hombre,

sin duda alguna.

Su inteligencia le hace descubrir,

en las entrañas de la tierra

tus obras bellas.

Tus secretos escondidos para él,

de fuerza, de grandeza, de energía, de poder.

Le has dado al hombre grandeza.

Los satélites, inventos de su arte, de su técnica,

de su dedicación,

le han puesto en relación constante

con todos los mundos, con todo el orbe

transmitiéndose las noticias al instante

le hacen sabio, le hacen grande.

Es grande el ser humano, muy grande.

Su veloz carrera por los espacios siderales,

han entrado en competencia

con los astros, con galaxias,

con estrellas milenarias.

Veloz el hombre se ha vuelto,

su grandeza en él, ha quedado manifiesta.

Y es muy fuerte el ser humano.

Sus inventos son por cientos.

Pero en ellos su grandeza es solo apariencia

conque recubre y oculta el corazón solidario.

Allí es grande el ser humano

cuando siente, cuando sufre, cuando vive con el otro,

cuando en él se hace carne

el amor operativo, que le empuja compasivo,

a dar su mano de hermano

al triste, al niño, al débil, al sufrido

a aquel hombre solitario

que se cruza en su camino.

Le has hecho grande al hombre.

Porque has querido, no solo transmitir

tu amor y sabiduría a la humanidad,

sino que has enviado a tu Hijo muy amado,

a ser parte integrante de nuestra carne,

a ser uno más entre nosotros,

nuestro hermano mayor.

El que va a la cabeza de los hombres.

El que dá a nuestra grandeza, la clave.

Tú, Dios de amor,

en Cristo nos has dado la misma grandeza.

La grandeza infinita de amarnos en él,

de ser hijos tuyos, de hacernos hermanos.

De hacer que esos logros alcanzados por los hombres

estén al servicio de todos los seres humanos.

Recibe nuestro corazón agradecido

y haz, que al crecer en tu presencia,

no conduzca hacia el bien,

tu amor compasivo.

Salmo 22

NUESTRA FUERZA: JESUCRISTO

Dios, Padre de Jesucristo.

Tú nos salvas, tú nos guardas.

En Jesús nos has dado la luz de la esperanza.

Nuestra fuerza, nuestra gracia, todo don.

El calor y la alegría de tu hogar familiar,

y la certeza gozosa de saber que nos amas.

Roca de nuestra salvación.

Todo mi ser canta al Señor,

canto a ti

a ti que haces morir y haces vivir.

Haces que el aplastado se levante.

Al que sufre le devuelves la confianza de ser hombre,

de seguir adelante.

Haces que el pobre se haga rico;

das tu mano devolviéndole la luz al que está perdido.

A ti canto, Señor, mi canto agradecido.

Tú al que yerra, le muestras la verdad.

Eres la fuente escondida en la lucha.

Tú solo, Señor, solo tú

el que siempre nos escucha.

Gozo, bondad y promesa,

mantienes encendida la lámpara de nuestra fe viva

que alumbra las tinieblas.

Eres nuestra fortaleza.

Dios Padre de Jesucristo.

Tú nos salvas, tú nos guardas.

En Jesús nos has dado

la luz de la esperanza.

Salmo 23

IDOLOS HUMANOS

Pasan los años, pasa la historia,

más el hombre, tiene una extraña tarea:

construir ídolos, dioses a su manera.

El hombre busca ser grande,

inteligente, poderoso, bello. . .

busca ser como Dios en su condición de hombre.

Es esta ilusión

cuántas veces choca como en una peña

su limitada condición.

Y entonces,

en el espejo iluminado,

de otros eres distintos,

se mira, se retoca,

se idealiza, crea diosecillos.

Idolos, sueños de ilusión,

utopía encandiladora que llama,

que canta a los sentidos,

que reclama adoración.

Convirtiéndose en implacables jueces,

exigen servilismo,

sujetando a su yugo al hombre hecho "cosa"

le roban su identificación.

Líbranos de los dioses modernos, Señor.

Líbranos de la diosa "riqueza" y el "dinero",

del acumular más y más

que convierten a los hombres en metal,

en mercancía, en papel,

como si la única grandeza fuera el poseer.

Líbranos del dios extraño y misterioso

llamado "sexo" que arrastra a los hombres

de su condición de humanos rebaja,

haciéndolos sin control

como si fueran bestias inhumanas.

Tú hiciste nuestro ser corporeo,

físico, sexuado

algo tan natural y hermoso

no permitas que esta grandeza humana,

se convierta en tabú, con sabor a pecado.

Líbranos del Dios llamado "autoridad"

que dominando a los hombres,

les resta libertad.

Tú que diste al hombre responsabilidad,

no dejes que esclavizados,

sin razón, sin dignidad, sin diálogo,

se sometan, por temor a los castigos

a esa autoridad inflada de poder,

que haciendo de los hombres objeto,

se constituyen en amo.

Líbranos, Señor de esos dioses modernos

que tienen mil nombres,

que brillan y halagan.

Unas veces se llaman modas,

otras, , son cautivas alhajas,

otras veces son los artistas,

los cantantes, los futbolistas.

Otras incluso, el don de la palabra.

Cientos de ídolos rondan en nuestra vida.

Y a veces, Señor

hasta las cosas más sagradas y serias

convertidas por nosotros en dioses,

también nos alienan.

Tú que nos entregaste la tierra

para construir, para hacer algo grande de ella,

no permitas que el hombre creado a tu imagen,

se prostituya, se doblegue,

se enrede en los dioses de la tierra.

Tú que nos llamas a ser grandes,

endereza nuestra torcida libertad,

y ayúdanos a hacer digno uso de ella.

Salmo 24

SOMOS JOVENES

Somos jóvenes, Señor, y somos muchos los jóvenes

dicen que somos la esperanza del futuro,

pero nosotros vemos el futuro con poca esperanza.

Hemos venido a la vida

en medio de una tierra sembrada de injusticias;

por todas partes vemos el sufrimiento,

el hambre, la miseria;

están en medio de nuestro pueblo, y nosotros,

no vemos el camino que hay que tomar.

Nosotros no queremos vivir entre tantas diferencias,

queremos crear una sociedad más justa,

donde el trabajo y las riquezas estén bien repartidas,

queremos que se acabe la opresión y la explotación

para que aparezca un mundo

donde la gente se respete y se quiera.

Es verdad que a veces somos flojos

porque no demostramos los deseos que tenemos,

nos gusta la vida fácil y sin esfuerzo

y cuando aceptamos una responsabilidad

fácilmente la dejamos de cumplir.

Pero, Tú, Señor, Dios de nuestra vida,

nos has concedido la oportunidad de conocerte,

nos has dado este corazón grande

donde cabe el dolor y la ilusión de nuestro pueblo,

nos has dado el creer que es posible la justicia.

Perdona nuestras equivocaciones

y alienta el deseo de estar unidos,

para crear una sociedad nueva entre todos

que traiga la felicidad para los más olvidados,

poniendo nuestras cualidades

al servicio de nuestro pueblo pobre y explotado.

Que esa sea, Señor, nuestra esperanza.

Salmo 25

MISION DE LOS JOVENES

Señor, da pena ver la situación de los jóvenes,

una gran mayoría estamos manejados

por esta sociedad de consumo;

todo invita al placer y a la vida artificial;

somos clientes del alcohol y la droga

que destruye nuestro cuerpo poco a poco

y anulan nuestra personalidad, por completo.

Nos dejamos llevar por las luces de colores,

por canciones y ritmos que nos tienen poseídos,

por artistas y cantantes que nos hacen vivir alucinados;

todo lo han preparado, para que nos dejemos llevar.

Muchas de nuestras casas no son familia,

porque hay poco amor y muy poca compresnión,

ellos critican mucho nuestras constumbres

y nosotros vivimos en contínua rebeldía.

Dicen que estudiamos, pero, ¿para qué estudiar?

nos vamos a encontrar en la calle, sin trabajo,

sin ilusión, y sin rumbo para nuestra vida.

Tú, Señor, no te quedes callado,

recuérdanos que seguimos siendo jóvenes,

que nuestra vida sí vale para algo.

Nosotros creemos que la felicidad es posible para todos,

pero no olvidamos que las cadenas de la injusticia son la frontera de una patria universal.

Ayúdanos, Señor, a trabajar unidos,

a tenernos confianza unos a otros,

que nuestra generosidad sirva

para apoyar la causa de los pobres,

desde cuyo dolor Tú nos llamas;

que no nos dejemos engañar

por los anzuelos del alcohol y la droga

para que nuestra entrega pueda ser mayor

en el camino de la liberación.

 

 

5 LA CREACION Y EL REINO

Salmo 26

DEL SEÑOR ES LA TIERRA

Del Señor es la tierra

sus riquezas abundantes.

Nos entregaste la tierra, Señor,

larga y honda, fértil, generosa, fiera.

El aire nos entregaste

y los mares y los ríos,

y las nieves fecundantes.

Y sus decretos metidos

de riquezas milenarias.

Y todos los animales,

ingente multitud de plantas.

Esta tierra, seno inmenso

donde se encarna la vida,

está esperando paciente

la mano que la liberte.

Porque el hombre

egoísta, ambicioso

con sus luchas fraticidas

de tanta sangre vertida

de un hermano contra otro,

han convertido a la tierra

en prostitución de muerte.

¿Quién subirá al monte del Señor?

el que tenga los pies en la tierra

y trabaje sin cansarse en ella,

porque guarda siempre vigilante su corazón.

El que devuelva a los hombres

por la fe que él alienta,

la fe en todos los otros.

El que viva en la verdad

y en ella reciba a todos.

Salmo 27

TE ALABAMOS, SEÑOR, POR TU OBRA

Hoy mirando la vida

quiero con ella cantar.

Te alabo, Señor,

por el azul siempre alerta del cielo,

por los bosques que no cesan de cantar,

por el día que se abre

como orquídea colgante,

por los campos, por los montes,

por los mares.

Te alabo por las mesetas y valles,

ricas en mieses,

por las riberas sombreadas del río

por los verdes árboles

y sus frutos abundantes:

plátanos, mangos, mandarinas, guineos,

por los cocoteros esbeltos,

envueltos en misterio

y el paucar que cuelga

en los árboles sus nidos,

y el pájaro carpintero,

el papagayo, el tucán,

y las llamas y las alpacas

y hasta el burro amigo del hombre.

Te canto por tu nombre

puesto en cada ser que alienta,

por el sol que calienta

y por la lluvia refrescante.

Te alabo por todo,

por todo ser palpitante.

Te alabo por los hombres

creados a tu imagen,

capaces de amar.

Te alabo

porque en ellos brilla tu paternidad.

Te alabo por tu Reino,

por tu palabra creadora, interpelante.

Por todo cuanto por ella se hizo,

que era la vida,

y la vida es la luz de los hombres.

Luz inquietante,

luz que brilla en las tinieblas,

que vive en nuestra tierra.

Tu Verbo, la Palabra

se hizo carne.

Te alabo porque en él

todo confluye

todo se goza,

todo cobra energía,

vibra la alegría.

Te alabo, oh Dios,

te alabo por tu obra.

Salmo 28

LA CREACION

Cada vez que contemplamos

las obras de tus manos,

te damos gracias, Señor.

Tenemos nuestros ojos tendidos en otras partes,

escrutando los más lejanos rincones del universo,

averigüando entre las partículas del átomo

estableciendo las leyes del comportamiento humano,

y cuanto más investigamos,

más admiramos la armonía

de las obras de tus manos.

Creíamos que el agua, la tierra, el aire,

los minerales, plantas y animales

eran regalos tuyos que nunca se acabarían.

Mas, la desenfrenada explotación tecnológica

está a punto de agotarlos,

malogrando la armonía

de las obras de tus manos.

Tú quieres que todos en la tierra vivamos

con los frutos del esfuerzo fraterno.

Tú nos has dado la inteligencia y la unión

para que vayamos poco a poco transformando

en un mundo más humano

todas las maravillas

de las obras de tus manos.

Extasiados nuestros ojos en los nevados,

paralizados al borde los ríos profundos,

maravillados ante la inmensidad de la Costa,

sobrecogidos por la belleza del mar,

Señor, te alabamos

en la majestad formidable

de las obras de tus manos.

El guayacán, el mangle, la guadúa, el cade,

nos permiten habitar bajo los aguaceros.

El arroz, la yuca, el plátano, el maíz

nos dan energía para vivir.

Señor, gracias te damos,

porque los vegetales son,

las obras de tus manos.

Hemos transformado el hacha y el fuego,

la motosierra, el pasto, la empresa maderera,

en los mortales asesinos de nuestros amigos.

Está en peligro el equilibrio ecológico;

haz que no destruyamos

la misma existencia

de las obras de tus manos.

Para cultivar necesitamos más y más agroquímicos;

el cacao, banano y café no alimentan

los brazos curtidos que los hacen florecer,

el mercado devora a todos los pobres

que levantan con trabajo

y mucha paciencia

las obras de tus manos.

Los muchos peces de los ríos y del mar,

los cuyes, chanchos y animales domésticos

nos permiten recobrar la energía

para seguir día a día trabajando;

Señor, gracias te damos

porque los animales son

los regalos de tus manos.

Huyen tigrillos, huantas y armadillos

de las escopetas, casas y cultivos.

Los pollos, los camarones y las vacas

ya no parecen los mismos.

Con ambición falsificamos

las cualidades preciosas

de las obras de tus manos.

Descubrieron hace años la fuerza inmensa

que encerraste en la pequeñez extrema,

y la grandeza soberana del sol,

la hemos transformado en un infierno.

Haz que no destruyamos

en un absurdo instante

las obras de tus manos.

Ayúdanos, Señor a controlar

los impulsos destructivos del corazón humano.

Haz crecer nuestro amor y comprensión

para que cooperemos contigo

en el desarrollo armonioso

en la perfección y en la paz

de las obras de tus manos.

Cada vez que te contemplamos

en las obras de tus manos,

te damos gracias, Señor.

Salmo 29

EL TRABAJO

Desde que el sol amanece

el ser humano se pone al trabajo:

el agricultor afila el machete,

el obrero apresta la herramienta,

cada madre prepara los trastes,

Los estudiantes recogen los libros;

el vendedor ambulante dispone en el suelo sus cuatro cosas;

el artesano sigue la obra

y el doctor abre una de sus consultas.

Gracias te damos, Señor, por el don del trabajo

que nos permite vivir y ser cada día mejores.

Muchos de nosotros no sabemos cada día

cual será la ocupación de la próxima jornada.

Salimos a la plaza, el machete envuelto en papel,

y al mediodía volvemos con el alma en amargura.

Partimos de nuestro hogar por temporadas largas

buscando trabajo duro, pésimo alojamiento y desprecio.

Mira, Señor, los sufrimientos de tantos trabajadores.

¡Qué satisfacción terminar un día bien hecho!

¡Qué precisión de movimientos la de un trabajador diestro!

¡Maravilla, los finos paños, las cintas y los sombreros!

¡Alegría de compañeros recogiendo la cosecha!

¡Con qué gusto se comen los frutos de siembra propia!

¡Qué paz se siente cuando se ha servido voluntariamente!

Gracias, Señor, porque en el trabajo nos haces mejores.

Se mata el jornalero y no le alcanza la plata;

entre muchos brazos levantan la plantación

y uno solo acumula dinero en su cuenta.

La explotación inventó capataces y rondes,

no da gusto trabajar para la riqueza ajena.

Perdona, Señor, porque triunfa el explotador,

mientras que el trabajador siempre queda pobre.

Cuando alguien habla de organizarse es despedido,

pero no se puede detener el avance de los compañeros; desde el sindicato conquistan las mejoras;

aún quedan muchos pobres desorganizados;

aún el interés y el egoísmo corrompe los corazones;

pero cada vez los ojos del pueblo están más abiertos.

Danos, Señor, el valor para construir tu Reino.

¿Quién mirará por el lustrador y la lavandera?

¿Cuál es el salario mínimo de la madre soltera?

¿Cómo podrán organizarse los peones de hacienda?

¿Qué porvenir aguarda a los tejedores de paja?

Sacúdenos, Señor, de nuestra comodidad de grupo,

que los más pobres sean nuestra estrella y meta,

que nuestra mano se una a la mano del caído.

Hay mucha gente reunida en una chacra tan pequeña,

todos trabajan con voluntad, nadie manda,

los machetes acompañan a las canciones nuevas;

nadie reparte salarios al terminar la jornada;

la comida ya está lista, todos juntos se acercan;

como pan comparten el arroz los cristianos.

Bendice, Señor, nuestros trabajos comunitarios.

 

Salmo 30

CREADOR DE LA VIDA

Oh Dios, tu mereces un himno.

Yo te canto mi gratitud.

En la vida que palpita en nuestro mundo,

estás tú.

El mundo a cada instante nace gozosamente,

porque tú, oh Dios, celebras a diario,

tu banquete creativo, con los hombres

a través del trabajo humano.

Cada día las tierras vuelven a germinar.

Me alegro por los valles cubiertos

y los montes revestidos,

por el maíz y la yuca, el tabaco, el algodón

y los árboles inmensos, el caballo y la flor.

Cada día tu milagro

acompaña al obrero de ingente producción,

al artista creador, al médico, al profesor,

al técnico, al ingeniero, al chofer,

al campesino, al peón, al artesano

al abogado, al barrendero, al escritor.

Todos llevan en su espíritu tu beso generador,

todos ponen su velita,

en esta inmensa hoguera de creación.

En ellos me alegro. Por todos te alabo hoy.

Allí donde palpita una vida

y esta vida tiene transmisión,

allí está tu milagro.

Nuestros ojos presentes a tu amor,

hechos a la esperanza,

creciendo sobre nuestros propios fracasos,

te alaban por la vida.

Te alaban por tu don.

Salmo 31

LA FAMILIA

Desde que fuimos tiernos nos pareció natural

abrazar a la mamá,

jugar con los hermanos

y mirar serios a nuestro papá.

Después conocimos muchachos

criados en las calles,

que no saben a quien llamar, padre,

y hemos temblado pensando:

que hubiera sido de nosotros

sin una familia.

Tu has puesto, Señor, en nuestro corazón

una atracción poderosa

entre el hombre y la mujer.

Danos, Señor,

la profundidad humana necesaria,

para que, superando miedos y desconfianzas

alcancemos el gozo del amor fiel.

Hay entre nosotros un sentimiento,

casi una costumbre,

una nefasta herencia de siglos,

un desequilibrio injusto:

el hombre tiene derecho a hacer

lo que le venga en gana,

y la mujer para cualquier tontera,

debe pedir permiso;

los varones en la calle,

molestando a las muchachas,

y aún celosos de su esposa,

encerrada en la casa.

Perdónanos, Señor

por nuestra soberbia e ignorancia.

Un niño es una bendición que nos hace mejores,

concebido y esperado, ve la luz en dolor fecundo;

su cuerpo crece entre desvelos y preocupaciones;

va haciéndose espíritu humano

en la paciencia, en la corrección

y en el amor de sus padres.

Cuántas familias rotas;

algunas ya nacieron marchitas,

porque no brotaron del amor;

otras se van rompiendo por nuestro egoísmo.

Muchas están en peligro

porque los padres emigran largas temporadas

para encontrar el sustento para sus hijos.

Cada vez hay más familias

viviendo en malas condiciones.

Perdona, Señor, porque en nuestro mundo

es difícil hacer una buena familia.

Muchas cosas son necesarias para vivir en familia;

hace falta espacio, un terreno, una casa;

es preciso un poco de aislamiento

para la propia intimidad,

tener un futuro económicamente resuelto;

cuando estamos enfermos poder comprar remedios,

una escuela donde aprendan los hijos.

Cuántas de nuestras familias, Señor,

no tienen lo necesario.

Aunque a veces atravesamos muchas dificultades,

te damos gracias, Señor,

porque has depositado el amor

bajo el cinc, dentro de nuestras casitas de caña.

Haz, Señor, que las familias pobres

unamos nuestras manos

para conquistar organizadas

una sociedad más fraterna,

donde todos podamos trabajar, educarnos y vivir,

donde tengamos palabra, salud, justicia y amor.

Salmo 32

FALSOS PROFETAS

Señor, como me aburre escuhar mentiras,

promesas falsas, palabras sin sabor, vacías.

Las palabras amor, libertad, justicia, caridad

de tanto usarlas vanamente

ya no se pueden reconocer.

Cada uno las usa como quiere,

y nadie sabe ya, para el otro que contenido tienen.

Mentira tras mentira,

propalan los jefes, los que ostentan el poder:

a la injusticia le llaman orden establecido,

al robo gigantesco, sistema adecuado,

y en el sistema de "paz"

los derechos humanos están pisoteados.

Sin embargo oficialmente se llaman

humanistas y cristianos.

Al que cree en sus mentiras,

le tienen por "señor",

y al que lucha contra el abuso

buscando la equidad,

favoreciendo así

la creación de tu fraternidad,

le dicen comunista, revoltoso, exaltado,

y quieren que para siempre,

viva sumiso, callado.

Dios de verdad,

líbranos de ser falsos profetas,

que esta mentira grotesca

de jugar constantemente

con los pobres inocentes,

no nos toque,

no nos llegue.

Danos vivir tu verdad,

haznos dóciles a ella.

Salmo 33

TU REINO DE VIDA

Tu Reino, Señor, nos deja desconcertados.

¿Cómo entenderlo?

¿Cómo edificarlo?

Nuestros modelos son todos contrarios.

Tu Reino está compuesto de pobres y oprimidos,

de los sencillos y de los desarmados.

La paz de tu Reino

está edificada sobre la justicia,

y la justicia al servicio de los humildes,

de los desposeídos.

¿Cómo no estar desconcertados?.

El Rey es servidor,

y el trono de los jueces

lo ocupan los esclavos.

Tu Reino, Señor, está porque tú estás,

y al mismo tiempo está por llegar.

Se impone tu reino sin violencias,

pero exige disponibilidad,

Tu Reino es Vida,

Tu Reino es Verdad.

¿Cómo será posible que tu reino

se haga luz a nuestra ceguera,

que a nuestro egoísmo se haga universal?

Creo, Señor,

que viendo nuestras costumbres "cristianas"

te has ido lejos.

Pero sé que hace tiempo

cruzaste las fronteras,

volviendo a ingresar

con pasaporte falso,

clandestinamente para que no te cogieran,

y que oculto, pero cercano

en los que tienen hambre

en los que viven sin nombre o dignidad

allí estás.

Nuestras mentiras te cansaron,

nuestra etiqueta "cristiana"

puesta en falsedad.

Pero sé también

que no nos dejas de escuchar.

Vuelve, Señor,

necesitamos de tu Reino,

necesitamos de tu paz.

¿Cómo sin ti

podrá ser nuestra paz universal?.

Sabes que allí se fabrica la guerra,

unos son de izquierda, otros de derecha,

y el indígena

ni siquiera vale para catalogar.

Danos, Señor, otra oportunidad.

Vuelve, Señor, una y mil veces,

vuelve como viniste en Belén,

y enséñanos de nuevo:

la sencillez, la humildad.

Haz crecer en nosotros tu Reino,

tu Reino de amor y verdad.

Salmo 34

SERVIDORES DE TU REINO

Es bueno darte gracias, Señor,

y cantarle oh altísimo a tu nombre,

anunciando tu amor por la mañana

y tu fidelidad toda la noche.

Padre de justicia y santidad.

Tú has hecho a los hombres a tu imagen;

el Espíritu que has puesto en el ser humano,

nos haces ante ti iguales.

¡Cómo no cantarte!

¡Cómo no reconocer los dones de tus manos!

Has sembrado en el corazón de los hombres

la fuente de la bondad,

contagiados de tu vida,

nos urges con tu gracia hacia la hermandad.

Te cantamos por aquellos que intentan

construir una nueva sociedad,

sin guerras, sin cárceles,

sin violencias, sin atentados,

sin poderes abusivos.

Tú eres juez y tú los juzgarás.

Ellos sufren por la justicia, por el amor,

en tu juicio

está tu misericordia y comprensión.

Te cantamos por aquellos

que sirven a los prójimos

con los talentos que tú les diste;

su mano abierta, a compartir dispuesta,

sus dones entregados

son el consuelo del triste,

de los postergados.

Te cantamos por aquellos valientes

que cuando nuestra noche se cierra

y el alba no aparece

su fe firme y vigilante, nos alienta,

son brillo de luz que ilumina,

que calienta.

Te cantamos por aquellos

que van gritando tu verdad

sin temor a represalias,

sin miedo a la represión.

Su testimonio de vida

es la fuerza de tu voz.

Ellos son tus profetas

de justicia y libertad.

Te cantamos por los hombres

por los que tienen corazón

y en él entran los demás.

Estos justos, crecerán como palmeras,

de ti sus raíces beberán

la savia fecundante,

de una alegre esperanza,

una fe ardiente

y un amanecer sin fronteras.

Te cantamos,

pon en ellos tu roca firme,

nuestra esperanza.

Salmo 35

SON POCOS LOS BIENAVENTURADOS

Son muy pocos los bienaventurados,

están contados;

son poco conocidos, no tienen fama,

no acostumbran a echar brillantes discursos

porque hablan poco

y se confunden con frecuencia

pero a la mirada de Dios

son ejemplo para los demás.

Son muy pocos los bienaventurados,

están contados;

son pobres, verdaderamente pobres,

tienen espíritu de pobres

porque viven de cerca la pobreza;

Dios está con ellos

y ha preparado para ellos,

una tierra prometida.

Son pocos los bienaventurados,

están contados;

no han puesto su esperanza

en el dinero y en los placeres fáciles,

no explotan ni oprimen a los demás;

el Señor su Dios pagará su entrega

con una felicidad

que los orgullosos desconocen.

Son muy pocos los bienaventurados,

están contados;

reúnen a los pobres,

les ayudan a tomar conciencia

de que son hijos de Dios,

que viven aplastados

por el egoísmo de ricos y poderosos.

Dios será generoso con ellos, muy generoso;

les ha prometido felicidad duradera,

sin medida de tiempo.

Son muy pocos los bienaventurados,

están contados;

buscan la paz por todos los caminos,

hablan de la justicia

y de todas las falsedades y engaños,

y son perseguidos

y calumniados por los que se creen buenos;

ellos no temen a nadie,

solamente a su Dios,

y su Dios les abrirá la puerta

para que nada les falte nunca.

Oh Señor, gracias,

por los bienaventurados de esta tierra,

ellos abren nuestros ojos

y nos ayudan a ver la verdad,

a convertirnos,

ellos son la señal de tu amor;

si no somos capaces de verte y oírte en ellos

otra vez habrá triunfado

el orgullo y falsedad,

y otra vez seremos

merecedores de tu desprecio.

Salmo 36

POBRE DE AQUEL

POBRE DE AQUEL

que ha amontonado grandes capitales

robando al jornalero y al obrero,

y luego pretende serenar su conciencia

ofreciendo una limosna

para que todos conozcan

su generosidad mentirosa.

POBRE DE AQUEL

que ha amontonado grandes capitales

robando al jornalero y al obrero,

y luego pretende serenar su conciencia

ofreciendo una limosna

para que todos conozcan

su generosidad mentirosa.

POBRE DE AQUEL

que quiere dominar las tierras de otros,

que engaña con promesas de justicia,

y que siembra el terror entre los pobres

a base de pagar para matar.

POBRE DE AQUEL

que sentado sobre el trono del poder

se cree seguro

y hasta satisfecho por lo que hace,

amparando y defendiendo

los intereses de los ricos

oprime y aplasta con su fuerza

la voz de quienes protestan y se quejan.

POBRE DE AQUEL

que se reúne con los que planifican

la opresión y la muerte de los pobres,

los genocidios y matanzas de inocentes

mediante el recurso a torturas increíbles.

POBRE DE AQUEL

que para acomplejar y callar a los pobres

les acusa de guerrilleros y comunistas,

convenciendo a la opinión pública

con los periódicos, radio y televisión,

y confunde a los pueblos de toda la tierra.

POBRE DE AQUEL

que utiliza para su beneficio

el dinero del pueblo,

escribiendo números falsos

y justificando de variadas formas

lo obtenido mediante el hurto.

POBRE DE AQUEL

que para tener más dinero

vende armas y provoca la guerra,

pagando a otros para que empiecen hostilidades

y así poder vender más armas.

POBRE DE AQUEL

que con sus manos y con sus órdenes

ha hecho derramar sangre, ríos de dolor,

y además queda contento

porque borra de la tierra

a extremistas peligrosos.

POBRES DE TODOS ELLOS

porque su presencia en este mundo

es maldición para todos los pobres

y para quienes hablan y hacen la justicia

con su entrega a la causa de la liberación.

 

 

6 CONFIANZA EN DIOS

Salmo 37

LLÉNANOS DE TU VIDA

Señor, llénanos de tu vida.

Nuestros odres están viejos,

y en ellos el vino,

poco a poco se va enmoheciendo.

Sé tú para nosotros odre nuevo.

Tú le regalas al alba, cada mañana,

un nuevo amanecer.

Llénanos de luz temprana.

Renuévanos como a las aguas de un torrente.

Empuja desde adentro nuestro ser.

Miro al ocaso donde tiembla solitaria

una estrella perdida, sin compañía.

No nos dejes solitarios.

No nos abandones en medio del inmenso espacio.

De ti necesitamos;

tu cercana presencia nos llena de certeza.

Coge, Señor, nuestras vidas en tus manos.

Llenas de grietas están.

Y el agua, aquella agua generosa de vida,

que en tu don eterno nos regalas al pasar,

si tus manos divinas no arreglan nuestras grietas,

sin dar germinación se secarán.

Tú, que siempre escuchas,

a nosotros vendrás.

Y en tu paso, siempre nuevo de amor

siembra, Señor, en nosotros la alegría

que germine cada día, una esperanza nueva.

Las alas gozosas de nuestro corazón

se harán en ti: paso, puente, camino,

en un servicio constante ofrecido al hermano

eres tú, Señor, ese peregrino.

Llénanos, Señor de tu vida.

Sé luz, compañía gozosa, paso de amor.

Y en tu alegría haznos tus testigos.

Salmo 38

TU ERES MI PASTOR

El Señor es mi pastor,

si él me guía, ¿qué me puede faltar?

año tras año, día tras día,

cercano compañero, amigo,

poniendo en mi hombro su mano, el me guía.

Los hombres poderosos

ante la competencia, la ambición,

el deseo eterno de posesión

aseguran sus vidas,

repartiéndolas el mundo en grandes potencias,

fabrican armamentos poderosos,

y abarcándolo todo

convierten en multinacionales

sus poderosas compañías.

En ellas ponen su empeño, su ilusión.

Pero tú para mí eres, el más cierto seguro de vida.

Tú eres mi pastor

y entre el bullicio constante de la vida,

reconozco nítida tu voz,

y sé ciertamente que tú a la mía

la escuchas claramente.

Entre los tuyos me has llamado

el nombre de amigo me has dado

por un rasgo infinito de tu amor.

Tú eres mi pastor y me conduces

por prados donde la lluvia ha terminado,

y aparece el arco iris,

el agua fresca y pura, me ofreces abundante

y haces de mi corazón una pradera de paz.

Tú eres mi pastor, no temo a tu lado.

Tu sonrisa germina dentro de mí,

la vida brinca en el sembrado

y grita tu amor: Tú eres mi pastor.

Salmo 39

HAZNOS NUEVOS, SEÑOR

Somos torpes, Señor

y no acabamos de aprender tu lección.

Pero en ti, tercamente confiamos:

Tú, Verdad, Camino, Vida,

que haces todo nuevo en la mitad de la noche,

harás nuevo por tu amor

nuestra existencia.

Harás que nuestros sentidos torpes

escuchen tu palabra,

atiendan a tu voz.

Nuestra senda en la vida

se oculta, se hace extraña.

Los cantos de sirena

nos tientan, nos engañan.

Cuantas veces caminamos,

ignorantes, indecisos,

sintiendo el frío de nosotros mismos.

Tú, fecunda fuente de sabiduría

nos librarás de esta trampa.

Vigilante, permanente,

darás acierto a nuestros pasos,

tu presencia está en nuestro camino.

Tu aliento de vida, nos empuja a romper la noche,

a rasgar las tinieblas que oscurecen el corazón.

Tu claridad de luz y fuego

nos lleva incesantemente a la recuperación.

Haznos nuevos, hoy, Señor.

Salmo 40

HAZNOS JUSTICIA, SEÑOR

Haznos justicia, Señor

¿hasta cuándo quedará olvidado el inocente?.

Defiéndenos propicio. No calles, Señor,

extiende generoso tu brazo protector.

A pesar de nuestras dudas y pecados,

sabemos ciertamente que estás de nuestro lado

que ves nuestro buen deseo,

que eres tú el que alienta en la lucha nuestro corazón.

Tú sabes que no estamos con los fuertes.

Ellos hacen pactos secretos, con sobornos, con engaños.

Al que gime en la miseria le compran tranquilamente,

sin escuharle, sin respetarle,

y le acallan la conciencia a fuerza de maltratarle.

Sabemos que no creemos en la publicidad

de sus farsas y mentiras.

A todas sus fechorías las bordan constantemente

con vestidos de grandezas,

pero sus hipocresías, no admiten tal elocuencia.

Hablan de hacer patria,

de austeridad, de servicio,

de trabajo, de progreso.

Todo en sus labios son mentiras.

No los dejes triunfar a costa del engaño de los buenos.

No nos pierdas, Señor, en medio de tanta farsa.

Llénanos de tu justicia y que siempre en nombre de ella

con los pobres y oprimidos,

te alabemos en tu casa.

Haznos fuertes, decididos,

capaces de enfrentarnos al potente

capaces de llevar adelante

nuestra fe puesta en acción.

Salmo 41

A TI NOS PRESENTAMOS

A Ti, Señor, me acojo

no quede yo defraudado.

Líbrame de las hipocresías

de aquellos que llamándose cristianos,

no tienen una mirada de hermano.

No permitas que esa hipocresía

alguna vez sea mía.

Tu nos has hablado nuevamente

por Medellín, por Puebla,

por los Obispos congregados,

por las comunidades populares.

Tu fuerza nos ha incitado

otra vez en ellos,

a ver en los oprimidos

tu rostro necesitado,

con esta lección,

toda seguridad ha desaparecido.

Ante ti nos presentamos,

estamos tristes, Señor,

tristes, afligidos, desorientados,

nuestros amigos nos miran extraños,

vuelven la cabeza,

rehuyen nuestra presencia,

nuestra amistad ya no les merece,

ni alegría, ni sosiego, ni seguridad.

Y a nuestras expresiones les cambian el sentido

acomodándolas a su realidad.

Tú Señor, que ves en este despojo

danos alma de pobre

haz que en ti, solo en ti,

esté nuestro abandono.

Salmo 42

QUIERO HACER TU VOLUNTAD

Cuantas veces en mis días fuerzas extrañas

apagaron mi lámpara al pasar.

Pero tú, solícito, mientras dormía,

nuevamente le dabas vitalidad.

Quiero tenerla encendida,

enséñame a hacer tu voluntad.

Luz de victoria,

traspasa la noche de mi corazón,

y en el laberinto de mis dudas

germina en mí cada día, una nueva ilusión.

No disminuyas la ternura de tu amor.

Cuando la rutina

entrando en el trabajo, en la oración, en la vida,

conviertan secándola, en carga, en peso,

ven Señor, Dios de la paz.

Quiero hacer tu voluntad.

Abre las puertas de mi corazón de par en par

cuando vengas peregrino,

con miles de caras, tu mano extendida,

penetra en él sin llamar

quiero hacer tu voluntad.

Quiero hacer tu voluntad

cuando tu me regales una impetuosa alegría

y en ella comprenda que en mi casa chiquita,

hay sitio para ti y para los demás.

Con los otros en ti quiero hacer tu voluntad.

Madura tú mi débil amor en la verdad.

Ella me guiará a tu voluntad.

Salmo 43

DIOS CON LOS POBRES

Eres bueno, Señor, siempre lo eres

te fijas en nosotros, en cada uno

y quieres que andemos por tus caminos,

pero una y otra vez se nos olvida,

tenemos poca voluntad y poco ánimo.

Vivimos confundidos dentro de esta sociedad,

los poderosos lo preparan todo a su gusto

y sacan de nosotros el dinero y hasta la vida;

y nos dejamos llevar obedientes

como un pueblo ignorante y sin conciencia.

Ellos hacen de cada persona un servidor fiel

y nos pagan un precio vergonzoso por el trabajo,

para que se multipliquen su cuenta y sus negocios

y obtengan beneficios muy grandes

a costa del sudor de nosotros los pobres.

Elaboran planes de progreso, pero solo para ellos,

y cuentan con el pobre solo para explotarlo,

y no quieren recordar a la familia del trabajador

y no les da vergüenza el hambre de sus hijos

porque tienen un corazón endurecido y egoísta.

Pero, Tú, Señor, nunca eres como ellos,

porque tus ojos ven la justicia y la verdad;
Tu estás de parte de los pobres

con ellos hiciste una alianza desde siempre,

y tu salvación es el precioso regalo que alcanzarán construyendo la justicia sin engaño.

Salmo 44

DIOS DE PERDON

Feliz el hombre que es perdonado de su culpa:

Tú, Dios mío, has cubierto mi pecado.

No me imputas la culpa,

aún antes de que te haya descubierto

la has perdonado.

Mi acento lo pongo en ti,

Dios de mi vida.

Mi acento, mi peso;

Tú mi alegría.

Mis ojos brillaron tu perdón.

Déjame dar desahogo

a la energía que pusiste en mi interior.

Déjame la felicidad, paradoja por cierto,

de crear un mundo, a tu semejanza, de reconciliación.

Eres Dios de vida, creación de renovación.

Déjame degustar intensamente

la experiencia de tu vida.

Yo te haré sabio, dijiste,

hazme encontrar en la misma vida

su propio sentido

sin rienda, sin freno.

Tu sabiduría, fuente fecunda de germinación,

en la libertad, en el amor.

Tú, única vida.

Descanso en Ti,

Dios de perdón.

Salmo 45

TEN MISERICORDIA SEÑOR

Ten misericordia de mí, Señor,

no me abandones, tú eres amor.

Padre, ante ti he pecado,

tú que eres ternura inmensa,

oye a mi voz, a ti llamo.

Sana mi roto corazón.

Asiduamente me llamabas en los otros

mas yo, encerrándome en cómodo egoísmo,

no te miraba, no te escuchaba,

rompía mi ser rechazando tu amor.

Ante ti triste, desamparado, afligido estoy.

Pobre, infeliz de mí,

a ti gimo, a ti llamo,

ten piedad de mí, Señor

no retires tu rostro anhelado,

no rechaces mi triste presencia;

solo a ti busco, a ti llamo.

¿Quién sin ti, me puede dar la vida?.

¿Quién sin ti, podrá alumbrar mis esperanzas?.

¿Quién sin ti, devolverme puede

la alegría, la luz, la calma?.

Vuelve a mí tus ojos, Padre,

por Jesús tu Hijo, mírame con perdón.

Tus ríos de amor y vida para mí abre,

y que de ellos mi vida beba.

Tú, amor; Tú, entrega; Tú, perdón

ilumina mi esperanza.

En Ti, Señor, se hace nueva

tu alegría en mi alma.

Salmo 46

FUENTE DE LIBERACION

Desde lo profundo de mí mismo

clamo a Ti, Señor.

Clamo desde la angustia

desde mi abundante pobreza,

desde mi soledad.

Clamo desde mi falta de libertad.

Oye mi voz,

mi grito pidiendo tu auxilio, Señor.

Si tuvieras en cuenta mis pecados,

¿cómo podría presentarme ante Ti?.

Justamente a causa de ellos a Ti clamo.

Pero Tú, que sabes

que aún para verte con mi mirada,

necesito tu espejo,

que aún para anticiparme a tu presencia

necesito tu libertad.

Tú, Señor, me ayudarás

a salir de mi esclavitud,

a ponerme de pie, a ser hombre libre

como quieres Tú.

Confío en Ti más que en mis fuerzas.

Espera mi alma al Señor

más que el centinela la aurora,

más que los encarcelados

esperan su salida a la libertad.

Tú me librarás,

Tú, para nuestro pueblo esclavo y sometido,

serás la libertad.

Lo ayudarás a que se ponga en pie.

Eres el que empuja nuestra liberación,

la libertad de Israel.

 

 

 

 

7 UN PUEBLO QUE CAMINA

Salmo 47

LA COMUNIDAD

Señor, nos hemos reunido para ver nuestra vida,

y hemos visto que los pobres

tenemos poca fuerza,

porque estamos poco unidos,

muy separados los unos de los otros.

Hemos conversado mucho en la reunión

y al escuchar tu Palabra de Salvación,

hemos comprendido

que vivimos explotados de los ricos

y que Tú no quieres que pasemos hambre y miseria.

Estamos trabajando juntos, Señor,

y el fruto de esta tierra no es de ninguno,

es de toda la comunidad que aquí estamos;

con el sudor de nuestro trabajo comunitario

queremos comprar la comida de nuestra familia

y organizar nuestra vida con nuestros hermanos

y salir de opresión.

Y Tú, Señor, sabemos que nos acompañas

porque somos los pobres

quienes buscamos un camino de justicia;

leemos tu Palabra dentro de la comunidad

y así sentimos el ánimo de estar unidos

para superar todo el dolor

que a diario tenemos que vivir.

Queremos que nuestra comunidad siga unida Señor,

y que nuestro grupo se haga grande,

para que la semilla de unión y organización

nos ayude a salir de tanta injusticia,

y para que nuestros hijos aprendan

a vivir en comunidad,

que es camino de liberación.

Salmo 48

LOS POBRES SE ORGANIZAN

Muchos los pobres,

pocos los dueños del dinero,

ellos mandan,

nosotros obedecemos.

Señor, tú no quieres escalvos

ni te agradan los ayes lastimeros;

tu compartes el esfuerzo

de todos los compañeros.

Muchos que abren los ojos

están totalmente ciegos

su boca solo repite

rumores que otros les dieron

Tú, Señor, nos das a comprender

las penas de nuestro pueblo;

analizamos las causas,

emprendemos los remedios.

Cada vez que se une el pobre

para buscar solución

viene el rico que le come

y siembra la desunión.

Porque nos llenas de fe

porque nos das convicción,

porque sostienes la lucha,

gracias te damos, Señor.

A veces el rico dice

que quiere unir a los pobres

y algunos, de buena fe,

le hacen caso y le acogen.

Al tiempo se ven claritas

sus ocultas intenciones.

Líbranos Señor, de las ovejas

que son lobos feroces.

Gracias, te damos, Señor,

por los compañeros heroicos

que dieron su vida en la lucha;

con ellos se sigue el camino

de fe, de amor,

de esperanza y servicio

que tu Hijo nos enseñó.

Danos confianza en las dudas,

líbranos de la murmuración;

haz que siempre con tu ayuda

triunfe nuestra organización

y que los más pobres de entre nosotros

sean nuestro propio corazón.

Salmo 49

LOS TRABAJOS COMUNITARIOS

El que tiene dinero,

solicito se quiere salvar.

A nosotros los pobres,

Jesús nos dejó la comunidad.

Si algún rico quiere

en la comunidad entrar

reparta lo que tiene

entre todos los demás.

Como una potente luz

es la Palabra de Dios

pues nos hace conocer

las cosas tal como son;

nos da fe y esperanza,

alienta nuestro amor

la comunidad construye,

nos empuja a la acción.

Nadie manda entre nosotros

no nos hagamos sentir;

cada cual a su manera

todos podemos servir.

Dios repartió cualidades,

nadie guarda para sí.

La comunidad ha de crecer

si sabemos compartir.

Hay algunos compañeros

que saben muy bien hablar,

pero el Reino no progresa

con palabras nada más.

Si de verdad queremos

construir la fraternidad

tenemos que ponernos

en común a trabajar.

El trabajo comunitario

combate la opresión;

transforma poquito a poco

todo nuestro corazón,

sacando de nosotros

el egoísmo explotador.

Así entre todos buscamos

comunidad y oraganización.

Fuera de la comunidad quedan

muchas veces los más pobres,

porque no saben leer

ni hablar en las reuniones.

Abramos la comunidad,

recibamos a los hombres

mujeres y niños hambrientos

como quien a Cristo acoge.

Salmo 50

HEMOS CONFIADO EN EL SEÑOR

Unos corren tras la fama y tras el oro,

otros buscan manantiales de placer.

Yo no gasto energías en mentiras,

y le digo al Señor: "tú eres mi bien".

Ante dioses de colores y de luces,

sobre altares de hojarasca y de papel,

muchos queman como incienso su existencia,

mas yo digo al Señor: "tú eres mi bien".

¡Cuántos corren como perros tras un hueso,

dispuntándose burbujas de jabón!.

Yo he puesto mi confianza en buenas manos,

y he tocado como herencia lo mejor.

El Señor es mi heredad y mi alegría

él me quiso como amigo y me llamó.

A comer su pan y a compartir su copa,

que es sin duda como herencia lo mejor.

Tus consejos me acompañan cada día

y en la noche me hablas suave al corazón.

Tú me enseñas los senderos de la vida

y me sacias con el gozo de tu amor.

Al tenerte a mi lado en el camino,

y al sentir la caricia de tu voz,

¡cómo canta de alegría mi existencia!

¡cómo corre por mis venas tu amor!

Demos gloria al Padre Poderoso,

a su Hijo, Cristo el Señor.

Al Espíritu que habita en nuestras almas,

por los siglos de los siglos. AMEN.

CANCION DE LAS CRIATURAS

de San Francisco

Omnipotente, altísimo, buen Señor,

tuyas son, la alabanza, la gloria y el honor;

tan sólo tú eres digno de toda bendición,

y nunca es digno el hombre de hacer de ti mención.

Loado seas por toda criatura, mi Señor,

y en especial loado por el hermano sol,

que alumbra, y abre el día, y es bello en su esplendor,

y lleva por los cielos noticia de su autor.

Y por la hermana luna, de blanca luz menor,

y las estrellas claras, que tu poder creó,

tan limpias, tan hermosas, tan vivas como son,

y brillan en los cielos: ¡loado, mi Señor!.

Y por la hermana agua, preciosa en su candor,

que es útil, casta, humilde: ¡loado, mi Señor!.

Por el hermano fuego, que alumbra al irse el sol,

y es fuerte, hermoso, alegre: ¡loado, mi Señor!.

Y por la hermana tierra, que es toda bendición,

la hermana madre tierra, que da en toda ocasión

las hierbas y los frutos y flores de color,

y nos sustenta y rige: ¡loado, mi Señor!.

Y por los que perdonan y aguantan por tu amor

los males corporales y la tribulación:

¡felices los que sufren en paz con el dolor,

porque les llega el tiempo de la consolación!.

Y por la hermana muerte: ¡loado, mi Señor!.

Ningún viviente escapa de su persecución;

¡ay si en pecado grave sorprende al pecador!.

¡Dichosos los que cumplen la voluntad de Dios!.

¡No probarán la muerte de la condenación!.

Servidle con ternura y humilde corazón.

Agradeced sus dones, cantad su creación.

Las criaturas todas, load a mi Señor. Amén.

ORACION POR LA PAZ

San Francisco de Asis

Señor,

haz de nosotros instrumentos de tu paz.

Que donde haya odio, pongamos Amor.

Que donde haya ofensa, pongamos Perdón.

Que donde haya discordia, pongamos Armonía.

Que donde haya error, pongamos Verdad.

Que donde haya duda, pongamos Fe.

Que donde haya tinieblas, pongamos Luz.

Que donde haya tristeza, pongamos Alegría.

Oh Maestro,

haz que no nos empeñemos tanto

en ser consolados, como en consolar.

En ser comprendidos, como en Comprender.

En ser amados, como en Amar.

Porque dando se recibe,

olvidando se encuentra,

perdonando se es perdonado,

y muriendo se resucita a la Vida Eterna.

 

ORACION DE LA FAMILIA

Creemos que Dios es una comunidad de amor:

El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Creemos que Dios hizo al hombre capaz de formar

una comunidad de amor, a imagen suya.

Creemos que la mujer no es algo añadido al varón,

ni en nada inferior a él.

Los dos somos imágenes de Dios.

Hombres y mujeres somos personas complementarias, capaces de ser uno solo

por el amor matrimonial.

Gracias, oh Dios,

porque nos has llamado a crear nuevas vidas,

como fruto de amor de la pareja humana.

Perdón, Señor,

porque muchos hemos perdido el sentido profundo

que tú has querido que tenga la sexualidad humana.

Haz que seamos responsables

con esta bendición tuya

de poder ser padres.

Enséñanos a saber educar a los hijos,

queriéndolos deveras y respetándolos,

de forma que lleguen a sentirse hijos tuyos.

Señor, a los hijos enséñanos a querer a los padres,

como verdaderos participantes de tu paternidad.

Virgen Madre María,

ayúdanos a valorar siempre

la dignidad de toda mujer.

Te pedimos perdón, Señor,

porque hemos dejado que el machismo

eche raíces tan profundas en nosotros.

Jesús, Hijo de Dios,

que nuestro amor de marido y mujer

sea como el amor que tienes a la Iglesia:

amor hasta el sacrificio.

Que nuestro amor matrimonial se sienta siempre robustecido por la fuerza de tu redención

que recibimos en el sacramento.

Te suplicamos que nuestra vida matrimonial y familiar

sea con tu ayuda una lucha triunfante

de amor contra el egoísmo.

Perdón por tantas infidelidades

como hay en nuestros hogares, Señor.

Perdón por tantos hogares rotos.

Todos somos responsables de ello.

Jesús, José y María,

acompáñanos en nuestro caminar familiar

hacia el Reino.

Que en nuestras familias

el Evangelio sea vivido y transmitido.

Que tú seas, Jesús,

siempre el centro de nuestros hogares.

Prometemos luchar para que nuestro hogar sea unido

hacia dentro y abierto y servicial

hacia los problemas de los demás.

Ayúdanos a ir formando el Pueblo de Dios poco a poco

a través de la unión mutua de nuestras familias.

Ayúdanos a comprometernos cada vez más

en la construcción de un mundo más justo y fraterno.

 

 

8 SALMOS BIBLICOS

 

Salmo 8

DIOS ES GRANDE

Señor, dueño nuestro,

¡qué admirable es tu nombre

en toda la tierra!.

Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.

De la boca de los niños de pecho

has sacado una alabanza contra tus enemigos,

para reprimir al adversario y al rebelde.

Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,

la luna y las estrellas que has creado,

¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,

el ser humano, para darle poder?.

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,

lo coronaste de gloria y dignidad,

le diste el mando sobre las obras de tus manos,

todo lo sometiste bajo sus pies.

Rebaños de ovejas y toros,

y hasta las bestias del campo,

las aves del cielo, los peces del mar,

que trazan sendas por el mar.

Señor, dueño nuestro,

¡qué admirable es tu nombre

en toda la tierra!.

Salmo l5 (4)

¿QUIEN ES JUSTO ANTE EL SEÑOR?

Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda

y habitar en tu monte santo?.

El que procede honradamente

y practica la justicia,

el que tiene intenciones leales

y no calumnia con su lengua,

el que no hace mal a su prójimo

ni difama al vecino,

el que considera despreciable al malvado

y honra a los que temen al Señor,

el que no retracta lo que juró

aun en daño propio,

el que no presta dinero a usura

ni acepta soborno contra el inocente.

El que así obra nunca fallará.

Salmo 23 (22)

EL SEÑOR ES MI PASTOR

El Señor es mi pastor, nada me falta

en verdes praderas me hace recostar;

me conduce hacia fuentes tranquilas

y repara mis fuerzas

me guía por el sendero justo

por el honor de su nombre.

Aunque camine por cañadas oscuras,

nada temo, porque tú vas conmigo

tu vara y tu cayado me sosiegan.

Preparas una mesa ante mí,

enfrente de mis enemigos;

me unges la cabeza con perfume,

y mi copa rebosa.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan

todos los días de mi vida,

y habitaré en la casa del Señor

por años sin término.

Salmo 33 (32)

DIOS CUIDA EL MUNDO

Aclamen justos, al Señor,

que merece la alabanza de los buenos.

Den gracias al Señor con la cítara,

toquen en su honor el arpa de diez cuerdas;

cántenle un cántico nuevo,

acompañando los vítores con bordones,

La palabra del Señor es sincera,

y todas sus acciones son leales,

él ama la justicia y el derecho,

y su misericordia llena la tierra.

La palabra del Señor hizo el cielo;

el aliento de su boca, sus ejércitos;

encierra en un odre las aguas marinas,

mete en un depósito el océano.

Tema al Señor la tierra entera,

tiemblen ante él los habitantes del orbe:

porque él lo dijo, y existió

él lo mandó y surgió.

El Señor deshace los planes de las naciones,

frustra los proyectos de los pueblos,

pero el plan del Señor subsiste por siempre,

los proyectos de su corazón, de edad en edad.

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,

el pueblo que él se escogió como heredad.

El Señor mira desde el cielo,

se fija en todos los hombres;

desde su morada observa

a todos los habitantes de la tierra

él modeló cada corazón,

y comprende todas sus acciones.

No vence el rey por su gran ejército,

no escapa el soldado por su mucha fuerza,

nada valen sus caballos para la victoria,

ni por su gran ejército se salva.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,

en los que esperan en su misericordia,

para librar sus vidas de la muerte

y reanimarlos en tiempo de hambre.

Nosotros aguardamos al Señor:

él es nuestro auxilio y escudo;

con él se alegra nuestro corazón,

en sus santo nombre confiamos.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,

como lo esperamos de Ti.

Salmo 34 (33)

HAGAN LA PRUEBA Y VEAN CUAN BUENO ES EL SEÑOR

Bendeciré al Señor, en todo tiempo,

no cesará mi boca de alabarlo.

Mi alma se enorgullece en el Señor,

que lo oigan los humildes y se alegran.

Engrandezcan conmigo al Señor

y ensalcemos a una su nombre.

Busque al Señor y me dio una respuesta

y me libró de todos mis temores.

Mírenlo y quedarán iluminados,

no asomará en sus caras la vergüenza.

Este pobre gritó y lo oyó el Señor

y lo salvó de todas sus angustias.

Acampa el mensajero del Señor

junto a los que lo temen, y los salva.

Hagan la prueba y vean cuan bueno es el Señor:

¡dichoso aquel que busca en él asilo!.

Respeten al Señor todos los fieles,

pues de nada carece quien lo teme.

Los ricos quedan pobres y con hambre,

a quien busca al Señor nada le falta.

Vengan, hijos y pónganme atención,

les voy a hablar del temor del Señor.

¿Quieres tú que tu vida se prolongue

y deseas gozar días felices?.

Guarda del mal tu lengua,

tus labios de palabras mentirosas.

Evita el mal y realiza el bien,

busca la paz y ponte a perseguirla.

Salmo 51 (50)

PIEDAD DE MI, SEÑOR

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,

por tu inmensa compasión borra mi culpa;

lava del todo mi delito,

limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa,

tengo siempre presente mi pecado,

contra ti, contra ti solo pequé,

cometí la maldad que aborreces.

En la sentencia tendrás razón,

en el juicio resultarás inocente,

mira, en la culpa nací,

pecador me concibió mi madre.

Te gusta un corazón sincero,

y en mi interior me inculcas sabiduría.

Rocíame con agua y quedaré limpio,

lávame, quedaré más blanco que la nieve.

Hazme oír el gozo y la alegría,

que se alegren los huesos quebrantados.

Aparte de mi pecado tu vista,

borra en mí toda culpa.

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,

renuévame por dentro con espíritu firme;

no me arrojes lejos de tu rostro,

no me quites tu santo espíritu.

Devuélme la alegría de tu salvación,

afiánzame con espíritu generoso:

enseñaré a los malvados tus caminos,

los pecadores volverán a ti.

Líbrame de la sangre, oh Dios,

Dios, Salvador mío

y cantará mi lengua tu justicia.

Señor, me abrirás los labios

y mi boca proclamará tu alabanza.

Los sacrificios no te satisfacen:

si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.

Mi sacrificio es un espíritu quebrantado,

un corazón quebrantado y humillado,

tú no lo desprecias.

Señor, por tu bondad, favorece a Sión,

reconstruye las murallas de Jerusalén:

entonces aceptarás los sacrificios rituales,

ofrendas y holocaustos,

sobre tu altar se inmolarán novillos.

Salmo 65 (64)

DIOS TRABAJA EN ESTE MUNDO

Dios nuestro, tú mereces un himno de tu pueblo,

y que todos te cumplan sus promesas

porque siempre escuchas con bondad.

Dichoso el que tú eliges y acercas

para que viva junto a tí.

Que nos saciemos de los bienes de tu amor,

de los dones sagrados de tu casa.

Los habitantes del extremo de la tierra

se maravillan ante tus obras,

pues tú llenas de alegría todo el día,

desde la aurora hasta el ocaso.

Tú cuidas la tierra, la riegas

y la enriqueces sin medida

preparando los trigales.

Bendices sus brotes, derramas tus bienes,

en tus surcos florece la abundancia.

Brotan los pastos en el desierto

y las colinas se adornan de alegría.

Las praderas se cubren de rebaños

y los valles se visten de mieses

que aclaman y cantan.

Salmo 72 (71)

EL REY DE LA PAZ

Comunica, oh Señor, al rey tu juicio,

y al que es hijo de reyes tu justicia,

y así dicte sentencia equitativa

cuando juzgue a tu pueblo y a los pobres.

¡Qué traigan las montañas paz al pueblo,

y las lomas justicia!.

Juzgará a los humildes con justicia

y salvará a los hijos de los pobres;

aplastará también a sus verdugos.

Bajo el sol y la luna vivirá

por los siglos y siglos.

Bajará como lluvia sobre el césped,

como neblina que moja la tierra.

Florecerá en sus días la justicia,

y hasta el fin de los tiempos, una paz grande.

De un mar al otro mar irá su imperio,

del Río hasta los fines de la tierra.

Ante él se postrarán sus adversarios

y el polvo morderán sus enemigos.

Los reyes de occidente y de las islas

le pagarán tributo.

Los reyes de Arabia y Etiopía

le ofrecerán regalos.

Ante él se postrarán todos los reyes

y le servirán todas las naciones.

Pues librará al mendigo que reclame

y al pobre que no tiene quien le ayude.

Compasivo del débil y del pobre,

será su salvador.

De la opresión violenta librará su vida,

que es preciosa ante sus ojos.

Que él viva, que le den oro de Arabia.

Por eso rogarán por él sin tregua,

y lo bendecirán el día entero.

¡Abundancia de trigo habrá en la tierra,

que cubrirá la cima de los cerros,

que abunde en fruto como el Líbano

y en flores como pasto de la tierra!.

¡En él será bendito el mundo entero,

que los pueblos paganos le bendigan!

Salmo 84 (83)

DICHOSOS LOS QUE EN TI ENCUENTRAN SUS FUERZAS

Que amable es tu morada,

oh Señor de los cielos.

Mi alma suspira y sufre

por estar en tus atrios.

Mi corazón y mi carne lanzan gritos

con anhelo de ver al Dios viviente.

Aún el pajarillo encuentra casa,

y la alondra su nido para sus pequeñitos:

tus altares, Dios de los ejércitos,

de mi Rey y mi Dios.

Felices los que habitan en tu casa,

te alaban sin cesar.

Dichosos los que en ti encuentran fuerzas

y les gusta subir hasta tu templo.

Pasando por el valle del Llorón,

encontrarán allí vertientes de aguas;

como una bendición

lo cubrirán las lluvias del otoño.

De posada en posada marcharán

hasta, por fin, a Dios ver en Sión.


Oh Dios del Cielo, escucha mi plegaria,

oye con atención, Dios de Jacob.

¡Oh Dios, nuestra defensa, observa bien,

y contempla la cara de tu Ungido!.

Vale por mil un día en tus portales,

por eso yo prefiero

el umbral de la casa de mi Dios

antes que la morada del impío.

Dios es nuestra defensa y fortaleza

él da perdón y gloria;

Dios no les privará de ser felices

a todos los que marchan rectamente.

Señor, Dios de los cielos,

¡feliz el que en ti pone su confianza!.

Salmo 85 (84)

SEÑOR, QUE BUEN HAS SIDO CON TU TIERRA

Señor, que bueno has sido con tu tierra,

pues hiciste volver a sus cautivos,

perdonaste las faltas de tu pueblo

y le pusiste un velo a sus pecados;

demostraste no estar más enojado,

dejaste abandonada tu ira ardiente.

Haz que volvamos, Dios, salvador nuestro,

no estés más indignado con nosotros.

¿Durará para siempre tu ira con nosotros,

seguirá tu rencor de siglo en siglo?

¿No volverás tú, acaso, a darnos vida

y tu pueblo estará feliz contigo?.

Haz, Señor, que podamos ver tu amor

y que tu salvación nos toque a todos.

Quiero escuhar qué está hablando el Señor.

Dios les habla de paz

a su pueblo y a todos sus amigos

con tal que en su locura no recaigan.

El salvará a aquellos que lo temen

y habitará su Gloria en nuestra tierra.

La Gracia y la Verdad se han encontrado,

la Justicia y la Paz se han abrazado;

la Verdad brotará desde la tierra

y bajará del cielo la justicia.

El Señor mismo nos hará felices

y nuestra tierra nos dará sus frutos.

La Justicia andará delante de él,

la Paz irá siguiendo sus pisadas.

Salmo 90 (89)

SEÑOR, TU ERES NUESTRO REFUGIO

Señor, tú has sido nuestro refugio

de generación en generación.

Antes que naciesen los montes

o fuera engendrado el orbe de la tierra,

desde siempre y por siempre tú eres Dios.

Tú reduces el hombre a polvo,

diciendo: "Retornad, hijos de Adán".

Mil años en tu presencia

son un ayer que pasó, una vela nocturna.

Los siembras año por año,

como hierba que se renueva:

que florece y se renueva por la mañana,

y por la tarde la siegan y se seca.

¡Cómo nos ha consumido tu cólera

y nos ha trastornado tu indignación!.

Pusiste nuestras culpas ante ti,

nuestros secretos ante la luz de tu mirada:

y todos nuestros días pasaron bajo tu cólera,

y nuestros años se acabaron como un suspiro.

Aunque uno viva setenta años,

y el más robusto hasta ochenta,

la mayor parte son fatiga inútil,

porque pasan a prisa y vuelan.

¿Quién conoce la vehemencia de tu ira,

quién ha sentido el peso de tu cólera?.

Enséñanos a calcular nuestros años,

para que adquiramos un corazón sensato.

 

Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?.

Ten compasión de tus siervos;

por la mañana sácianos de tu misericordia,

y toda nuestra vida será alegría y júbilo.

Danos alegría, por los días en que nos afligiste,

por los años en que sufrimos desdichas.

Que tus siervos vean tu acción,

y sus hijos tu gloria.

Baje a nosotros la bondad del Señor

y haga prósperas las obras de nuestras manos.

Salmo 96 (95)

CANTEMOS AL SEÑOR UN CANTO NUEVO

Cantad al Señor un cántico nuevo,

cantad al Señor, toda la tierra;

cantad al Señor, bendecid su nombre,

proclamad día tras día su victoria.

Contad a los pueblos su gloria,

sus maravillas a todas las naciones;

porque es grande el Señor, y muy digno de alabanza,

más temible que todos los dioses.

Pues los dioses de los gentiles son apariencia,

mientras que el Señor ha hecho el cielo;

honor y majestad lo preceden,

fuerza y esplendor están en su templo.

Familias de los pueblos, aclamad al Señor,

aclamad la gloria y el poder del Señor,

aclamad la gloria del nombre del Señor,

entrad en sus atrios trayéndole ofrendas.

Postraos ante el Señor en el atrio sagrado,

tiemble en su presencia la tierra toda;

decid a los pueblos: "El Señor es rey,

él afianzó el orbe, y no se moverá;

él gobierna a los pueblos rectamente.

Alégrese el cielo, goce la tierra,

retumbe el mar y cuanto lo llena;

vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,

aclamen los árboles del bosque,

delante del Señor que ya llega,

ya llega a regir la tierra

regirá el orbe con justicia

y los pueblos con fidelidad.

Salmo 121 (120)

DIOS NO TE FALTARA

Dirijo la mirada hacia los cerros

en busca de socorro.

Mi socorro me viene del Señor

que hizo el cielo y la tierra.

No deja que tu pie dé un paso en falso,

no duerme tu guardián.

Jamás lo rinde el sueño o cabecea

el guardián de Israel.

El Señor te custodia y te da sombra,

está siempre a tu derecha.

Durante el día, el sol no te maltrata

ni la luna de noche.

Te preserva el Señor de cualquier mal

y protege tu vida.

El te cuida al salir y al regresar,

ahora y por siempre.

Salmo 126 (125)

HAZ QUE CAMBIE, SEÑOR, NUESTRA SUERTE

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión

creíamos soñar.

Se nos llenaba la boca de risa

y los labios de alegría.

Las naciones decía de nosotros

"Maravillas del Señor".

El Señor hizo en nosotros maravillas;

rebosábamos de gozo.

Haz que cambie, Señor, nuestra suerte

cual los ríos del desierto.

Los que en lágrimas esparcen su semilla

en gozo segarán.

Se va, con lágrimas se aleja,

el que lleva la simiente.

¡Ya viene!, con júbilo regresa,

trayendo sus gavillas.

Salmo l27 (l26)

SI EL SEÑOR NO CONSTRUYE EL EDIFICIO. . .

Si el Señor no construye el edificio,

en vano se fatigan los obreros.

Si el Señor no protege la ciudad,

en vano monta guardia el centinela.

En vano te levantas tan temprano

y te acuestas tan tarde,

y en procurar el pan tanto te afanas,

cuando él colma, en el sueño, a sus amigos.

Son los hijos regalo del Señor

y es el fruto del vientre, premio suyo;

como flechas en manos del guerrero

son los hijos tenidos cuando joven.

Feliz el hombre que con tales flechas

ha llenado su caja,

cuando vaya a la plaza a litigar

no podrán humillarlo sus contrarios.

Salmo 130 (129)

DESDE EL ABISMO CLAMO A TI

Desde el abismo clamo a ti, Señor,

escucha mi clamor,

que tus oídos pongan atención

a mi voz suplicante.

Señor, si no te olvidas de las faltas,

¿quién podrá subsistir?.

Mas el perdón se encuentra junto a ti:

por eso te veneran.

Espero en el Señor,

mi alma espera y confía en su palabra,

mi alma aguarda al Señor

mucho más que a la aurora el centinela.

Como aguarda a la aurora el centinela,

así Israel espere en el Señor,

porque el Señor tiene misericordia

y hay en él abundante redención.

El Señor dejará libre a Israel

de todas sus maldades.

Salmo 131 (130)

MI CORAZON, SEÑOR NO ES AMBICIOSO

Mi corazón, Señor, no es engreído

ni mis ojos soberbios.

Ni me he puesto a buscar cosas grandiosas

o muy maravillosas para mí.

Al contrario, tranquila y en silencio

he mantenido mi alma

como un niño en los brazos de su madre.

Como un niño que acaba de mamar

así está mi alma en mí.

Israel, pues, espera en el Señor

desde ahora y por siempre.

Salmo 136 (135)

DEMOS GRACIAS AL SEÑOR PORQUE ES ETERNA SU MISERICORDIA

Dad gracias al Señor porque es bueno,

porque es eterna su misericordia.

Dad gracias al Dios de los dioses:

porque es eterna su misericordia.

Sólo él hizo grandes maravillas:

porque es eterna su misericordia.

El hizo sabiamente los cielos:

porque es eterna su misericordia.

El afianzó sobre las aguas la tierra:

porque es eterna su misericordia.

El hizo lumbreras gigantes:

porque es eterna su misericordia.

El sol que gobierna el día:

porque es eterna su misericordia.

La luna que gobierna la noche:

porque es eterna su misericordia.

El hirió a Egipto en sus primogénitos:

porque es eterna su misericordia.

Y sacó a Israel de aquel país:

porque es eterna su misericordia.

Con mano poderosa, con brazo extendido:

porque es eterna su misericordia.

El dividió en dos partes el mar Rojo:

porque es eterna su misericordia.

Arrojó en el mar Rojo al Faraón

porque es eterna su misericordia.

Guió por el desierto a su pueblo:

porque es eterna su misericordia.

El hirió a reyes famosos:

porque es eterna su misericordia.

Dio muerte a reyes poderosos:

porque es eterna su misericordia.

A Sión, rey de los amorreos:

porque es eterna su misericordia.

Y a Hog, rey de Basán:

porque es eterna su misericordia.

Le dio su tierra en heredad:

porque es eterna su misericordia.

En heredad a Israel su siervo:

porque es eterna su misericordia.

En nuestra humillación, se acordó de nosotros:

porque es eterna su misericordia.

El nos libró de nuestros opresores:

porque es eterna su misericordia.

El da alimento a todo viviente:

porque es eterna su misericordia.

Dad gracias al Dios del cielo:

porque es eterna su misericordia.

Salmo 139 (138)

SEÑOR, TU NOS CONOCES

Señor, tú me sondeas y me conoces;

me conoces cuando me siento o me levanto,

de lejos penetras mi pensamiento;

distingues mi camino y mi descanso,

todas mis sendas te son familiares.

No ha llegado la palabra a mi lengua,

y ya, Señor, te la sabes toda.

Me estrechas detrás y delante,

me cubres con tu palma.

Tanto saber me sobrepasa,

es sublime, y no lo abarco.

¿A dónde iré lejos de tu aliento,

a dónde escaparé de tu mirada?.

Si escalo el cielo, allí estás tú;

si me acuesto en el abismo, allí te encuentro.

Si vuelo hasta el margen de la aurora,

si emigro hasta el confín del mar,

allí me alcanzará tu izquierda,

me agarrará tu derecha.

Si digo: "Que al menos la tiniebla me encubra,

que la luz se haga noche en torno a mí",

ni la tiniebla es oscura para ti,

la noche es clara como el día.

Tú has creado mis entrañas,

me has tejido en el seno materno.

Te doy gracias,

porque me has escogido portentosamente,

porque son admirables tus obras;

conocías hasta el fondo de mi alma,

no desconocías mis huesos.

Cuando, en lo oculto, me iba formando,

y entretejiendo en lo profundo de la tierra,

tus ojos veían mis acciones,

se escribían todas en tu libro;

calculados estaban mis días

antes que llegase el primero.

¡Qué incomparables encuentro tus designios,

Dios mío, qué inmenso es su conjunto!.

Si me pongo a contarlos, son más que arena;

si los doy por terminados, aún me quedas tú.

Señor, sondéame y conoce mi corazón,

ponme a prueba y conoce mis sentimientos,

mira si mi camino se desvía,

guíame por el camino eterno.

Salmo l4l (l40)

SEÑOR, MIS OJOS ESTAN VUELTOS A TI

Señor, te estoy llamando, ven de prisa,

escucha mi voz cuando te llamo.

Suba mi oración como incienso en tu presencia,

el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde.

Coloca, Señor, una guardia en mi boca,

un centinela a la puerta de mis labios;

no dejes inclinarse mi corazón a la maldad,

a cometer crímenes y delitos;

ni que con los hombres malvados

participe en banquetes.

Que el justo me golpee, que el bueno me reprenda,

pero que el ünguento del impío no perfume mi cabeza;

yo seguiré rezando en sus desgracias.

Sus jefes cayeron despeñados,

aunque escuharon mis palabras amables;

como una piedra de molino, rota por tierra,

están esparcidos sus huesos a la boca de la tumba.

Señor, mis ojos están vueltos a ti,

en ti me refugio, no me dejes indefenso;

guárdame del lazo que me han tendido,

de la trampa de los malhechores.

Salmo 146 (145)

EL SEÑOR LIBERA A LOS OPRIMIDOS

¡Aleluya!

Canta, alma mía, elogios al Señor.

Alabaré al Señor toda mi vida

salmodiaré a mi Dios, mientras exista.

No pongas tu confianza en los que mandan

ni en el mortal que no puede salvarte.

A la tierra regresa, cuando expira,

y ese día se acaban sus proyectos.

Dichoso aquel que cuenta con la ayuda

del Señor de Jacob

y pone su esperanza

en el Señor, su Dios,

que ha creado los cielos y la tierra,

el mar y todo cuanto ellos encierran.

El no cambia jamás su lealtad

y su justicia da a los oprimidos,

proporciona su pan a los hambrientos,

libra de sus cadenas a los presos.

Abre el Señor los ojos de los ciegos,

endereza a los que andan encorvados,

da el Señor protección al forastero,

y mantiene a los huérfanos y a las viudas.

El Señor siente afecto por los buenos,

mas desvía el camino de los malos.

El reino del Señor dura por siempre,

de tu Dios, oh Sión de siglo en siglo.

Salmo l49

CANTEMOS AL SEÑOR UN CANTO NUEVO

¡Aleluya!

Canten al Señor un canto nuevo:

alábenlo en la asamblea de sus santos.

Alégrese Israel de su Creador,

que los hijos de Sión se alegren en su rey.

Alaben su Nombre entre danzas,

al son del arpa y tambor,

porque Dios ama a su pueblo, y

viste de su gloria a los humildes.

Alégrense los salvados en su gloria

y griten de gozo en sus puestos.

En su boca las alabanzas de Dios,

en sus manos la espada de dos filos.

Para ejercer venganza entre los pueblos

y castigar a las naciones.

Atarán a su reyes con cadenas

y a sus jefes con esposas de hierro.

Les aplicarán las sentencias de los profetas:

tal honor cabe a todos sus santos.

Salmo l50

TODO SER QUE ALIENTA ALABE AL SEÑOR

¡Aleluya!

Alaben a Dios en su santuario,

alábenlo en el firmamento de su gloria,

alábenlo por sus hazañas,

alábenlo por toda su grandeza.

Alábenlo con el toque de los cornos,

alábenlo con arpas y con cítaras.

Alábenlo con danzas y tambores,

alábenlo con mandolinas y flautas.

Alábenlo con platillos sonoros,

alábenlo con platillos triunfales.

Todo ser que alienta alabe al Señor.

¡Aleluya!

CANTICO: TODA CREACION ALABE AL SEÑOR

Dn. 3,57-88.

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,

ensalzadlo con himnos por los siglos,

Angeles del Señor, bendecid al Señor;

cielos, bendecid al Señor;

Aguas del espacio, bendecid al Señor;

ejércitos del Señor, bendecid al Señor;

Sol y luna, bendecid al Señor;

astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;

vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;

fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;

témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;

noche y día bendecid al Señor.

Luz y tienieblas, bendecid al Señor;

rayos y nuebes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,

ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor.

cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;

mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor,

aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,

ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;

bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;

siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor,

santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

CANTICO DE ZACARIAS:

EL SEÑOR HA VISITADO Y REDIMIDO A SU PUEBLO

Lc. l,68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por la boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

realizando la misericordia

que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.

EL CANTO DE MARIA (Magnificat)

Lc. l,46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes para mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de la misericordia

como lo había prometido a nuestros padres

en favor de Abraham y su descendencia por siempre.