| LOS SANTOS EN LA IGLESIA | 
| ¿QUE ES LO QUE CREEMOS? Autor: Guido Rojas M.P.D. | 
! Cuántas veces nos hemos escuchado a los evangélicos y demás grupos religiosos ¡ acusar a los católicos de ser una fabrica de hacer santos.
Este ataque de las sectas no tiene fundamento, pues conociendo bien la Palabra y lo que realmente cree y hace la Iglesia, se aclara cual es lugar de los santos. Conozcamoslo:
   
  El profeta Isaías 
  escribió: “Santo, santo, santo es el Señor” (6,3)
  
  
El llamado a la santidad es un decreto divino, así por ejemplo en el libro del Levítico (19,2); encontramos el siguiente enunciado: “Sean ustedes santos, pues yo, el Señor su Dios, soy santo”
  
  
a. Los cristianos que están en gracia de Dios participan de este privilegio de ser santos, y por eso San Pablo en sus epístolas usa la palabra “santo” para referirse a los fieles ( 2Corintios 13,12; Efesios 1,1; Filipenses 1,1); ya que por el bautismo somos liberados del pecado y unidos en Cristo Jesús, quien es el “Santo de los santos” (Hebreos 7,26).
  b. Cada domingo en el 
  credo profesamos nuestra fe en la Iglesia como Una, Santa, Católica 
  y apostólica.
c. Santos en sumo grado son quellos que son reconocidos por la Iglesia Católica y se presentan como modelos de conducta e intercesores ante el Jesucristo.
   
Totalmente contrario a los que las sectas proclaman, el proceso para reconocer que una persona vivió plenamente en santidad es bastante profundo y no tiene nada de nuevo.
  Desde la época del 
  papa San Clemente en el siglo I, se empezaron a investigar los procesos y las 
  actas de martirio de los cristianos que habían sido sacrificados en tiempos de 
  las persecuciones del imperio romano
   
  Inicialmente era el 
  mismo fervor popular que proclamaba el culto a los santos, ya que “la voz del 
  pueblo, es la voz de Dios”; más tarde, los obispos hicieron trasladar a sus 
  diócesis las reliquias de un santo o mártir
  
   
  En la antigüedad el 
  Papa oraba de rodillas ante la tumba del postulado a santo, le rendía culto, 
  tocaba las campanas y así éste quedaba canonizado
   
  En los primeros 
  siglos del cristianismo, se hicieron famosas las peregrinaciones como la ruta 
  de Santiago de Compostela en España, o la tumba de los santos apóstoles Pedro 
  y Pablo en Roma
   
  En el año 993, el papa 
  Juan XV intervino personalmente en este proceso al canonizar formalmente a San 
  Ulrico de Augsburgo (Alemania)
   
  En el año 1234, el papa 
  Gregorio IX se reservó el derecho de la canonización de un santo(a) a los 
  altares de la Iglesia Católica
   
  El papa Sixto V, 
  creó en el año 1588 la congregación para la de la Causa de los Santos, quienes 
  investigan cuidadosamente todos los detalles de la vida, los escritos y los 
  milagros de los “presuntos” siervos de Dios.
   
  El papa Urbano VIII 
  estableció en el año 1634 las normas eclesiásticas para seguir dicho proceso 
  jurídico, que se ha mantenido vigente hasta nuestros días
   
  Con la reforma del 
  Código de Derecho Canónico en 1983 bajo el pontificado de Juan Pablo II, se 
  facilitó el camino de beatificación y canonización
  
   
  Este proceso consta de tres partes:
   
  La primera es la 
  confirmación de las virtudes heroicas del postulante tales como las 
  teologales: fe, esperanza y caridad; así como también los frutos del Espíritu 
  Santo:  el amor, la fe, la prudencia, la justicia, la templanza, la fortaleza 
  y demás (Gálatas 5,22-23); que se hace después de cinco años de su muerte, y 
  es llevado a cabo por un promotor (persona o grupo) quien se dirige al obispo 
  de la respectiva diócesis. Este eleva una propuesta oficial a la Santa Sede, 
  haciendo llegar toda la documentación recolectada que puede incluir cualquier 
  carta, sermón, alocución, artículo, ensayo o libro escrito por aquél, así como 
  comentarios importantes de él o ella que hayan merecido en el transcurso de su 
  vida; y se le da el título de “Siervo de Dios”. Cuando los tribunales 
  de Roma verifican que la vida cristiana del postulado fue heroica, y por lo 
  menos dos teólogos hayan examinado con lupa de detalles cada palabra, de a 
  cuerdo con la ortodoxia doctrinal, lo denominan “Venerable”. Para esta primera 
  parte no existe una ceremonia especial
   
  El segundo paso es la “beatificación”, 
  que se cumple en un lapso de tiempo no menor de veinte años, y es realizado en 
  la Curia Romana por la Congregación destinada para tal fin, quienes nombran a 
  su vez un “promotor de la fe” del Vaticano, más conocido como el “abogado del 
  Diablo” porque tratara de mostrar que no es merecedero de tal reconocimiento. 
  Así como también un postulador o “abogado de Dios”; en compañía de varios 
  cardenales y teólogos consultores.
   
  En esta etapa es 
  necesario distinguir las dos categorías de santos que existen: los mártires y 
  los confesores; los primeros que fueron los que derramaron su sangre por 
  Cristo, no necesitan inicialmente de un milagro, mientras que para los 
  segundos si se cumple esta norma, que tiene que ser autorizado por un grupo de 
  científicos y médicos destacados de diferentes universidades e institutos, 
  muchos de los cuales no son católicos. Ya después de cumplidos todos los 
  requisitos es llamado “bienaventurado”, y puede recibir un culto restringido 
  de su imagen y reliquias en ciertas iglesias o regiones, aunque en algunas 
  ocasiones específicas esta autorización tiene un alcance a todo el mundo 
  católico
   
   
  En la ceremonia de 
  beatificación se pinta un retrato del candidato(a), o también representando el 
  milagro que se le atribuye; igualmente, se imprimen folletos y estampas de su 
  persona, si se hayan reliquias personales se pondrán en un relicario y se le 
  ofrecerá al Papa, al lado de una semblanza biográfica especialmente 
  encuadernada y un ramo de flores
   
  La tercera fase es la “canonización”, 
  que se da después de una revisión general de la vida del beato(a), más la 
  confirmación de un nuevo milagro que es obligatorio para ambas categorías. 
  Posteriormente, el Papa como jefe supremo de la Iglesia de Cristo, y haciendo 
  uso del derecho de la infalibilidad pontificia, lo eleva a los altares  a la 
  categoría de “santo”, muchas veces en la propia basílica de San Pedro del 
  Vaticano, y lo anota en el catálogo del libro de los santos. El Romano 
  Pontífice también destina la fiesta litúrgica del santo(a), que se da el día 
  de su muerte, pues teológicamente es el paso de esta vida terrenal a la 
  recompensa final en el reino de los cielos
   
   
  a.  
  Latría (o adoración), es exclusividad de Dios (Exodo 20,3; 
  Deuteronomio 6,13)
  b.  
  Hiperdulía (o veneración especial), se le da a la Virgen María 
  (Lucas 1,28.42.48)
  c.   
  Dulía (o veneración), a los santos(as) (Salmo 97,11-12; 
  Proverbios 10,7)
    
  Los católicos romanos 
  no son los únicos que practican el culto a los personajes sagrados, así por 
  ejemplo:
  a.  
  Los Judíos conservan la memoria de sus patriarcas como Abraham, Moisés 
  o el rey David; así como también algunos mártires, filósofos, rabinos y otros 
  Tsaddikim (hombres justos)
  b.   
   En el Cristianismo, la Iglesia Ortodoxa Rusa mantiene una devoción 
  hacia los Santos Padres de la Iglesia Oriental, algunos patriarcas y mártires, 
  incluyendo a los zares como Nicolás II. Igual ocurre con la Iglesia Anglicana  
  que mantiene en su liturgia el  calendario a los santos; asimismo, los 
  evangélicos conservadores (o luteranos), le rinde especial admiración a los 
  profetas del Antiguo Testamento y los apóstoles del Nuevo Testamento   
  
   
  La práctica de celebrar 
  la liturgia sobre las tumbas de los mártires en las catacumbas de Roma, fue 
  instituida por el papa San Félix en el año 269
   
  En Africa del Norte, 
  desde el siglo IV, las reliquias de los mártires eran objeto de culto privado, 
  los fieles las llevaban sobre sí, encerradas en relicarios o en cajas de 
  hierro
   
  En el siglo VI, los 
  Papas decidieron que debían incluirse restos de mártires en los altares 
  destinados a la celebración de la misa, en la llamada piedra de ara
   
  Las iglesias de 
  Occidente enviaban a Roma peregrinos entre los siglos VI y IX, para que 
  adquirieran huesos de mártires sepultados en las catacumbas.
  
   
  En la época de la 
  Contrarreforma, la Santa Sede se inclinó a “depurar” el santoral, cuando se 
  encontraron actas apócrifas o dudosas, santos cuya existencia histórica no 
  estaba comprobada y hechos controvertidos y disputados
   
El 10 de mayo de 1969, Pablo VI, hizo una exclusión de 33 santos que nunca se comprobó que existieran, y que no deben ser nombrados en oraciones especiales en sus fiestas, fueron además borrados del catálogo oficial y del calendario litúrgico.
   
  En el pontificado de 
  Juan Pablo II ha proclamado más beatos, que en cuatro siglos todos sus 
  predecesores juntos; y ha canonizado a más santos, de todos los que se 
  contaban desde el siglo XVI
   
  El promedio de 
  espera de la mayoría de los santos proclamados bajo el pontificado de Juan 
  Pablo II es de 300 a 400 años. Los beatos elevados a este rango en este mismo 
  periodo no han pasado de 50 a 100 años  
  
   
  En conjunto los papas 
  venerados como santos por la Iglesia son ochenta, muchos de los cuales fueron 
  martirizados en los primeros cuatro siglos del cristianismo; de éstos solo 
  tres fueron canonizados después de un proceso: Celestino V, Pío V y Pío X. Los 
  Pontífices beatos son en cambio ocho, incluyendo a los dos últimos: Pío IX y 
  Juan XXIII
   
  En la actualidad hay 
  pendientes cerca de 2000 procesos de beatificación y canonización  en la 
  Congregación para la Causa de los Santos
  
   
  La corona (o 
  semicírculo) que se les coloca en las imágenes y cuadros en la cabeza de los 
  santos recibe el nombre de nimbo. En el siglo V empezó a usarse para los 
  ángeles, y en el siglo VII aparece sobre la cabeza de los apóstoles, 
  evangelistas, y santos; generalizándose la costumbre
   
   Durante el siglo I el 
  papa Clemente I ordenó que siete notarios escribieran todo lo referente al 
  martirio de los cristianos
   
   Desde el siglo 
  XVII, los “Acta Sanctorum” reúnen una serie de documentos en los que se 
  relatan por épocas, las anécdotas y testimonios de todos aquellos que son 
  canonizados por la iglesia Católica  
  
   
  La devoción a San José 
  empezó sólo a partir del siglo XI y lentamente se fue extendiendo. El papa  
  Gregorio V, en 1621, decretó la fiesta de San José, esposo de la Virgen María 
  para el día 19 de marzo. Posteriormente, Pío IX, en 1847, lo declaró patrono 
  de la Iglesia Católica. En 1898, León XIII, aprobó y permitió repartir los 
  escapularios de San José. Ya en 1909 la Santa Congregación de Ritos, formuló 
  las letanías para que fueran rezadas por los creyentes; en 1917, Benedicto XV 
  lo llamó como el “patrono de la buena muerte”. Pío XII, en 1955, agregó la 
  celebración del 1 de mayo a San José obrero. Juan XXIII resaltó más su culto 
  al colocar su nombre en el canon (parte central de la misa), y también lo 
  nombró custodio del concilio Vaticano II (1962-1965)
   
  El  día de la fiesta 
  de todos los Santos, nació en las catacumbas de Roma, al honrar de forma 
  general a muchos mártires que en tiempos de Diocleciano fueron inmolados. Este 
  día comenzó a celebrase en el siglo IV, en Antioquía se realizaba una fiesta 
  para todos los mártires el primer domingo después de Pentecostés. El papa 
  Bonifacio IV en el siglo VII, estableció la fecha el 13 de mayo, día que 
  También se celebraba del panteón a la Virgen y a todos los mártires; durante 
  la misa se dejaban caer los pétalos de rosas rojas en forma de lluvia como 
  señal de júbilo y esperanza. Posteriormente, El papa Gregorio IV, fue quien 
  después de trasladar  gran  número  de  mártires desde las catacumbas a un 
  panteón
  Romano, lo denominó 
  Iglesia de Santa María de los Mártires, y consagró su fiesta  el  primero  de  
  noviembre  del  año  835.  Esta  fecha  fue escogida, por coincidir con la 
  terminación de la cosecha, cuando no faltarían los víveres para la gran 
  muchedumbre que ese día se reunía.  Hoy se honra en ella a todos los ángeles y 
  santos
   
   
  Santa Clara de Asís, 
  fue proclamada la patrona de la televisión por el papa Pío XII, debido a su 
  facultad de ver cosas desde otros lugares (clarividente)
   
  Hay varios candidatos 
  en la Santa Sede para ocupar este mismo lugar en el Internet, los más 
  opcionales son:
   
  a.  
  San Isidoro de Sevilla, un estudioso sacerdote español, del siglo VII, 
  a quien se le atribuye haber escrito la primera enciclopedia del mundo; una 
  colección de 20 volúmenes de diferentes temas
  b.  
  San Maximiliano Kolbe, sacerdote franciscano polaco, y destacado 
  periodista, creó varias imprentas y periódicos católicos en el siglo XX
  c.   
  El Arcángel San Gabriel, mensajero de Dios en la Tierra, y patrono de 
  las telecomunicaciones
  d.  
  Santo Tomás de Aquino, consagrado escritor dominico de la Edad Media
   
  Los santos(as) llamados 
  “místicos” que tuvieron dones o privilegios especiales, tales como: 
  revelaciones particulares, profecías, glossolalia (don de lenguas) o 
  xenoglosia (hablar en lenguas extranjeras); estigmas, visiones y sueños de 
  Jesús, María, los ángeles u otro santo; bilocación (estar en dos lugares al 
  mismo tiempo), clarividencia, levitación (levantarse del suelo) y demás; no 
  merecen un trato especial cuando se estudia sus casos para ser elevado a los 
  altares de la Iglesia
   
Hay que aclarar que ningún santo(a) incluyendo a la virgen María pueden hacer un milagro.
   
  La causa de 
  beatificación que ha contado con mayor respaldo fue la de monseñor José María 
  Escrivá de Balaguer. Después de su muerte ocurrida en Roma en 1975,  empezaron 
  a llegar al papa Pablo VI, cartas de jefes de estado, de ministros, senadores 
  y diputados, de familias enteras, de personas de todas las clases sociales y 
  de todos los rincones del mundo; incluyendo, las dirigidas por 69 cardenales y 
  1300 obispos (más de la tercera parte de la totalidad). Fue declarado santo en 
  el año 2002, apenas 27 años después de haber fallecido       
  
   
  La ceremonia de 
  beatificación más grande que se halla presentado en la historia de 
  catolicismo, se produjo el 10 de marzo del 2001, cuando Juan Pablo II en el 
  Vaticano elevó a  la gloria de los altares a 233 mártires de la Guerra Civil 
  española de 1936; entre sacerdotes, monjas y laicos
  
   
  La Madre Teresa de 
  Calcuta también batió récord, pues será proclamada beata en octubre de 2003; 
  seis años después de haber dejado este mundo 
  
   
  La canonización más 
  rápida que se ha presentado en la historia de la Iglesia fue la de San Antonio 
  de Padua, que se dio en la fiesta del Pentecostés del año 1232, y a sólo un 
  año de su muerte por el papa Gregorio IX. Por el contrario, San Alberto Magno, 
  quien murió en 1280, fue declarado santo seis siglos y medio después por Pío 
  XI, en 1931
  
   
   
   
   Nada se anteponga a la 
  dedicación de Dios
                                                                     
  San Benito
   
  Conocer a Dios, es amar 
  a Dios
   
   
  No hay que buscar el 
  bien de uno mismo, sino el bien de los demás
  
                                                                     San Pablo 
  (1Corintios 10,24)
   
   
  Es poca cosa ir al 
  cielo solos
  
                                                                      Santa 
  Teresa de Avila
   
  Señor dadme almas y 
  llévate lo demás
  
                                                                     San Juan 
  Bosco
   
   
  Me has llamado Señor, 
  aquí estoy; habla  Señor que tu siervo escucha
  
                                                                     1Samuel 
  3,10
   
  Yo no he llegado  aún a 
  la meta o a la perfección, lo que hago es luchar por alcanzarla, habiendo 
  alcanzado a mí Cristo Jesús
  
                                                                      San Pablo 
  (Filipenses 3,12)
   
  El amor nos hace 
  padecer, el padecer nos hace amar
  
                                                                      Santa 
  María Magdalena Pazzis
   
  Un santo triste, es un 
  triste santo
  
                                                                      San Juan 
  Bosco
    
  El mayor regalo que 
  Dios le puede dar a un grupo de fieles, es darle un sacerdote santo
  
                                                                      San 
  Vicente de Paul
   
   
  De devociones absurdas 
  y santos amargados, líbrame Señor
  
                                                                      Santa 
  Teresa de Avila
   
  Al atardecer de 
  nuestras vidas seremos examinados en el amor
  
                                                                      San Juan 
  de la Cruz
   
  Los siervos de Dios 
  tienen que hablar poco, trabajar mucho, y soportarlo todo
  
                                                                      San Gaspar 
  del Búfalo
   
  No podemos obrar el 
  bien, sin antes dejar de haber dejado el mal
  
                                                                      San 
  Agustín
   
  Todavía en el cielo 
  Jesús hace todo lo que San José le pida
  
                                                                      Santa 
  Teresa de Avila
   
  Por donde quiera que 
  pasen los santos, dejan la huella de Dios
  
                                                                      Santo cura 
  de Ars
   
  No puede ser un medio 
  santo, tiene que ser todo santo o nada santo
  
                                                                      Santa 
  Teresita deLisieux
   
  Todo hombre que no es 
  un santo, es un cerdo
  
                                                                      León Bloy
   
  La medida del amor, es 
  amar sin medida
  
                                                                      San 
  Francisco de sales
   
  Al que vencer el mal, 
  haciendo el bien
  
                                                                      San Pablo 
  (Romanos 12,21)
   
  El que hace lo bueno es 
  de Dios, pero el que hace lo malo no ha visto a Dios
  
                                                                      3 Juan 11 
  
   
  Para el amor nada es 
  imposible
  
                                                                      Santa 
  Teresita del Niño Jesús
  Animo y decidete a 
  vivir en santidad. Ese es nuestro destino. 
Guido Rojas (Misionero de la Palabra Asociado)