PROYECTO HUMANO

Franklin Ibáñez

 

CVX – Perú

[El] cristianismo [es] distinto de toda religión y de todo humanismo: porque lo que está en el centro no es Dios sino el hombre;... pero la centralidad del hombre no radica en el hombre mismo, sino sólo en Dios.

Introducción

Humildemente creo que el problema de la teología está en el hombre y no en Dios. Manolo Diaz Mateos comenzaba siempre sus clases de Biblia diciendo que ésta fue escrita para los hombres: no para enseñarle a Dios a ser Dios, sino a los hombres. La Biblia y la teología tienen por función acercar al hombre a Dios y de esa forma el mismo hombre se realizará en cuanto tal. Por tanto, quise escribir un ensayo sobre el hombre desde lo que Jesús me enseña al respecto.

Elegí el tema ya que desde el comienzo admiré la novedad que la persona de Jesús significa para cualquier ser humano de todas las épocas. Es decir, desde el principio encontré en Jesús, incluso poniendo entre paréntesis su filiación divina, características que realmente cuestionan a cualquier persona sobre ¿qué es el hombre? O ¿qué significa ser hombre?. Estas preguntas ubican mi ensayo en un contexto de antropología cristológica. Entonces, en el presente ensayo, se trata de saber sobre el hombre desde la lectura histórica y teológica de Jesús.

Inspirado por parte del método de Jose María Castillo, Utilizo para este trabajo una lectura "ascendente" de la vida de Jesús, es decir, parto desde lo que fue como ser humano concreto y termino en una reflexión de lo que significa para los cristianos, y lo que puede significar para cualquier persona que se sienta interpelada por su vida. Debido a este enfoque, limito el alcance del presente ensayo. Diré sólo algunas cuantas palabras sobre temas más propios de una lectura "descendente" como lo sería por ejemplo la kénosis. Sólo haré referencias estrictamente necesarias a estos temas. Por otra parte, me apoyo mucho en el excelente texto de Gonzales Faus "La nueva humanidad". Creo que me abrió los ojos al tema como ningún otro.

Además hago referencias no explicitas a temas y conceptos propios de la antropología filosofía. Espero aclararlos cada vez que sea necesario. Pero en principio, quiero hacer una introducción al concepto de ser humano como "ser_en_proyecto". Esta afirmación se ha convertido en clásica luego de las investigaciones de la fenomenología y la hermenéutica. Ser en proyecto es estar lanzado o arrojado a un mundo, hacia un futuro abierto. Vamos a explicar esto con más detalle.

El hombre es un ser que no es idéntico a sí mismo, sino que se trasciende continua e ilimitadamente. A diferencia de los animales, el hombre tiene muchas posibilidades de ser: incluso la posibilidad de no ser hombre. Es que "el ser del hombre" le viene dado en forma de tarea: tiene que "hacerse hombre". Un animal está encerrado en un medio que le pertenece y que está configurado desde ya por sus sentidos e instintos naturales, y la relación ente ambos sólo tiene una forma o posibilidad. En cambio, el ser humano tiene muchas posibilidades de relacionarse con el mundo que le rodea. Su mundo no está configurado definitivamente sino que se encuentra en permanente re-configuración. El hombre y su mundo pueden relacionarse de muchas maneras distintas sin que una de ellas predomine como la manera correcta de ser hombre. Así por ejemplo encontramos en las distintas culturas muchas formas de vivir humanamente pero ninguna de ellas se considera la manera única de vivir, del mismo modo que dentro de una cultura hay muchos roles sociales, profesiones, etc, y ninguno de estas formas particulares es absoluta para todos.

Estas afirmaciones pueden parecer un complicado juego de palabras pero encierran una realidad muy rica. Ser para el hombre es arrojarse fuera de sí mismo sin término ni destino claro. "Ex_sistir" es siempre salir de sí, estar fuera de sí, etc. El ser humano arrojado hacia el futuro, hacia el porvenir, va siempre delante de sí mismo como si tratara de alcanzar algo que todavía no es y que la vez le pertenece. Y en ese perseguirse a sí mismo se va realizando como ser humano. Así el ser humano se encuentra embarcado en un proyecto desde su nacimiento, en un viaje diría Pascal, sin que en ningún momento haya decido comenzar. En ese viaje el éxito y el fracaso son posibles y el hombre deberá usar de sus afectos, inteligencia y voluntad para alcanzar la meta que se proponga personalmente o para dejarse llevar por la corriente de la vida.

Precisamente por eso, al hombre no se le puede dar ningún don, relativo a sí mismo, mas que en forma de tarea. El hombre es un existente cuyo ser es lo que hace de sí mismo: su ser hombre le es dado como tarea, como proyecto de sí. Apliquemos esto a Jesús. Dice Gonzales Faus que muchas a veces la comunidad da los títulos al Jesús resucitado y no al terreno. Esto se debe también a que estos títulos le pertenecían al Jesús terreno como vocación, como tarea, como punto de partida, como posibilidades abiertas a su ser. Si el hombre es la posibilidad de sí mismo, Dios hecho hombre es Dios hecho posibilidad de un hombre: de Jesús de Nazaret.

Esta introducción tiene por objetivo presentar a un hombre que nos enseña cómo podemos ser hombres y lo que estamos llamados a ser. Comienzo ahora relevar algunas rasgos particulares de Jesús con la esperanza de que su ejemplo de humanidad ilumine nuestro caminar...

 

Cap I El Jesús histórico: novedad presente

1. La oración en Jesús: su intimidad con el Padre.

El libro de Jon Sobrino, "Cristología desde América Latina", tiene un apartado muy interesante sobre la oración de Jesús. Quiero tomarlo como punto de partida ya que allí podemos conocer el Dios en que creía Jesús, y las importantes consecuencias que se derivaron de dicha imagen. Esa imagen de Dios que Jesús tenía lo descubre en una relación de gran cercanía, de profunda intimidad. Es allí donde surge el proyecto del hombre nuevo. La imagen de Dios da sentido a la vida de Jesús. Y des allí también, Jesús puede ver la humanidad como ningún otro la vio. Entonces, de la novedosa relación entre Jesús y Dios surge el proyecto del hombre nuevo.

En la oración del Padrenuestro, según Sobrino, hay una triple relación feliz. La primera, la relación del hombre con Dios, debe ser la razón de vida del cristiano quien por su fe construye un mundo de fraternidad. Para ello se necesita la experiencia de sentirse amado por Dios. La segunda, la relación del hombre con los otros hombres, expresa la practica de la primera y abre la posibilidad de felicidad ya en este mundo: amar a los otros como Dios ama. La tercera, La relación del hombre con la creación, integra al ser humano con la totalidad de la creación. Obliga al hombre a un mayor control de sí mismo y a un respeto y amor por la naturaleza.

La oración de Jesús es alternativa frente a la oración común de aquel entonces. Esto se puede constatar en los siguientes ejemplos. Primero, la oración del fariseo (Lc 18, 11) implica una actitud arrogante en la que se espera que Dios confirme la grandeza del individuo que ora. En este caso el hombre puede hablar mucho, pero no deja que Dios le responda. Frente a esto, Jesús realiza una oración, como la del huerto, en la que se reconoce como temeroso, sufrido y necesitado. Segundo, en la oración pública con el fin de que la gente apruebe el hecho (Mt 6,5) ni siquiera está presente Dios, es decir, el discurso y la intención no van dirigidos a Él. Para Jesús eso es muy claro: orar es dirigirse al Padre. Es necesaria la actitud de sentirse en presencia de alguien que es muy cercano. Finalmente, en Mt 7,21 Jesús critica la oración que no va acompañada de un compromiso serio en la vida. La oración y la acción estuvieron siempre presentes en la vida de Jesús; tanto así, que los milagros que realizó son la prueba más clara de su fe traducida en obras.

Finalmente, según Sobrino, podemos apreciar tres niveles de oración. En el primer nivel Jesús es un judío de su tiempo y la oración era muy importante para ellos, incluso a veces comunitaria. Cumple con los rituales como cualquier otro, es decir, como el mismo dice, "no viene a modificar la ley". No intenta ponerse encima de las costumbres. En el segundo nivel Jesús toma la oración como característica histórica de su vida, es decir, la integra a su vida de tal modo que lo acompañará siempre. Su oración le acompaña en cada momento importante, en cada decisión, antes de una curación, etc. Su vida pública la comienza orando (bautizado por Juan) y la culminará del mismo modo (expiración en la cruz). El tercer nivel es el más profundo, el más íntimo, el más crucial, tal vez, el más verídico. Estas oraciones se deben a la búsqueda del sentido último de su persona: el Padre. En momentos en que le desbordan su pasión y sentimientos más humanos y gratuitos: su alegría (oración de acción de gracias) y su dolor (en el huerto de Jetsemaní).

2. Tensión entre Jesús y su tiempo

Uno de los temas sobre los que más certeza tenemos, es el enfrentamiento o tensión entre Jesús y la Ley de su pueblo. La famosa alocución <<se os dijo...pero yo os digo...>> puesta en los labios de Jesús al iniciar diversos discursos es una prueba clara de ello. Los evangelistas notaron y resaltaron ese hecho. ¿Habría llegado algo más valioso que la Ley? ¿Pero si la ley proviene de Dios, cómo puede haber algo más valioso que ella? Actualmente existen diversas interpretaciones sobre este hecho. Podemos extremar algunas interpretaciones al respecto a fin de que nos ayuden a clarificar el significado.

La tentación de algunas sectas, excesivamente "espiritualistas", es ver a Jesús como un hombre en total desacuerdo y disconforme con el tiempo en que vivió. Jesús niega este mundo, su cultura, las relaciones sociales que existen, y obviamente la ley, que recoge de algún modo todo ello. La participación política, propia del mundo actual, sería también negada si Jesús viviera ahora. Personalmente tengo experiencia de muchas sectas y religiones que aconsejan no ocuparse de este mundo y sus problemas, y sólo de la salvación para otra vida porque este mundo no es de Dios. Como diría Nietzsche: <<Queda, pues, difamado este mundo>>.

Por otro lado, para algunos grupos políticos vinculados con la izquierda y el reclamo de justicia social, Jesús es un revolucionario. Esta interpretación es casi la antítesis o respuesta contra la anterior. Jesús sí se ocupa de los asuntos de este mundo. Para ellos, que prefieren prescindir de la dimensión religiosa de la vida y prédica de Jesús, éste fue ante todo un líder político. No es necesario recurrir a la religión para ocuparse de los asuntos de este mundo. Es más, según la famosa crítica marxista, la religión es sólo un distractivo, un señuelo, que distrae a los hombres de sus problemas reales (las relaciones de explotación entre los hombres) en favor de los grupos que se benefician de la situación actual: la religión es el opio del pueblo.

Debo señalar que ambas posturas tienen razones en que apoyarse para defender sus planteamientos. Ambas se encuentran, presentes todavía en el pueblo latinoamericano. Existen otras posturas que prefiero no exponer para no alargar demasiado esta parte. Veamos como fue la relación entre Jesús y su mundo, dividido en tres aspectos: la ley, el templo y los marginados.

2.1. Sobre la ley

En primer lugar, podemos decir que José y María eran muy respetuosos de la ley y las costumbres y formaron a Jesús de acuerdo a ellas. Los textos sobre la infancia de Jesús, aunque son pocos, demuestran claramente la inserción de Jesús en la forma de vida de su pueblo. Lo que en términos actuales llamaríamos "inculturación". Por ejemplo, cuando es circuncidado, presentado al templo, etc. Luego, ya en la vida pública de Jesús también hay numerosos ejemplos de Jesús como obediente a la ley. Por ahora quiero adelantar lo siguiente: Gonzales Faus señala que se no se trata de sustituir una cosa por otra, una ley por otra. De hecho, lo que Jesús hace es confrontar la ley con su visión del hombre, es decir, observa si la ley corresponde a la utopía del ser humano que Jesús descubre de su relación con Dios. Veamos eso en tres ejemplos concretos:

Sábado u hombre: La Ley judía prohibía el trabajo en día sábado por considerarlo sagrado ya que, según la tradición, Dios mismo había consagrado ese día. Los judíos en general, pero especialmente los fariseos, eran muy estrictos en su cumplimiento. Sin embargo, Jesús no "respeta" dicha norma porque siente gran compasión por el sufrimiento humanos. En varios pasajes, podemos observar a Jesús transgrediendo concientemente dicha norma. Pero debemos resaltar que no es un trabajo lucrativo lo que impulsa a Jesús a ello sino la honda compasión por los demás. En Mc 2,23, parece que Jesús explicó categóricamente el sentido de dicha acción: <<El sábado ha sido hecho para el hombre y no el hombre para el sábado>>.

Divorcio u hombre: El episodio de Mc 10,1 también es significativo respecto al tema. Aquí los fariseos tratan de enfrentarlo directamente contra Moisés sobre el caso particular del divorcio. ¿Es lícito el divorcio? Jesús opone la terquedad real en la práctica de los hombres contra otra visión que también se hallaba presente en la tradición. <<Al principio.. Dios los hizo hombre y mujer... y serán los dos una sola carne.>> Este era el ideal querido por Dios desde el principio, es decir, desde siempre. Este es el ideal que recupera Jesús: el amor y la fidelidad son características de Dios, y su plan desde el principio es que seamos como Él. Otra cosa es que el hombre muchas veces equivoca el sentido del matrimonio, como cuando sucede la infidelidad por ejemplo, y en esos casos hay que preguntarse cuál es el verdadero sustento de la relación matrimonial.

Purificación del hombre: En el Antiguo Testamento Dios entrega la Ley a los hombres como una ayuda para ser perfectos como Dios mismo lo es. Entonces, desde el principio el objetivo de la ley fue la realización del ser humano, el "ser", y no los imperativos, el "hacer". La ley fue objetivándose hasta convertirse casi en algo más sagrado que el hombre mismo a quien debía servir. Jesús fue testigo de eso, y frente a ello, su libertad es experimentada por la comunidad como exigencia mayor a la ley. Por eso es que San Agustín puede decir: <<Ama y haz lo que quieras>>. La ley del amor es lo más exigente y comprometedor a la vez que es lo más gratuito, libre y espontáneo. Cumplir semejante exigencia sólo es posible por la gracia, pero esta última idea la desarrollaremos más adelante.

2.2. Sobre el templo

El enfrentamiento con el Templo y su función "religiosa" en Israel nos indica otro elemento clave de la novedad de Jesús. El había amenazado destruir el templo poco antes de la pasión Existen muchas interpretaciones de este hecho. ¿fue un simple ritual de purificación? ¿o tal vez un acto pro-zelote? Según Gonzales Faus, lo más probable es que fue contra la realidad misma del templo y su teología. El templo tenía un triple significado religioso: distingue judíos y gentiles; es símbolo unidad judía porque es casa de Dios; y finalmente, es sacramento de la presencia de Dios (que vive en y con su pueblo). Así Israel, en su condición de pueblo escogido, mantenía la separación del resto del mundo.

Con la presencia de Jesús, podemos decir que ha llegado algo mayor que el templo. Y con su presencia viene a instaurar una nueva condición para la humanidad: la universalidad! El pueblo de Dios será universal si practica la justicia. Para Jesús y los profetas la justicia es la verdadera casa de Dios. En el Antiguo Testamento, el verdadero culto para Yavé siempre fue la justicia. A la universalidad de la práctica de la justicia están llamados judíos y gentiles. Ese es el templo nuevo: una nueva humanidad universalmente justa y solidaria. Pero construir el templo nuevo no impacientaba a Jesús porque era una tarea escatológica. Este será el nuevo lugar de culto: los hombres ya no peregrinarán a Jerusalén sino a Dios.

2.3. Sobre los marginados

Con el énfasis sobre los marginados, podemos entender mejor la novedad de la universalidad del párrafo anterior. El Reino es para los "pobres", como los llama Jesús, y/o "pecadores", como los llaman los fariseos. Los términos eran muy cercanos en ese tiempo. El pecador es despreciado por sí mismo y la sociedad. "Pobre" puede significar también los insignificantes, los pequeños, los ignorantes, aquellos que no cuentan, etc.

La opción de Jesús por los marginados se puede apreciar en el hecho de que Jesús fue marginado en su nacimiento y en su muerte, es decir, al origen y al final de su vida. En Belén Jesús es no bienvenido; el pesebre es la no casa, la miseria, el desamparo. El Calvario es el lugar para los bandidos, desprecio, repudio, traición. En ambos casos Jesús está fuera de la ciudad. Si esto era inaceptable para los hombres, mucho más para uno que pretendía ser hijo de Dios. La vida pública de Jesús también nos da luces sobre esa opción por los marginados. Le llamaron comedor, bebedor, amigo de publicanos y prostituas, porque andaba con ellos, incluso comía con ellos. Comer para los orientales es compartir la vida.

De estos hechos, podemos deducir que la universalidad, que Dios quiere, viene por los marginados porque la valoración de Dios supera y rompe los criterios tradicionales. Según Albert Nolan, en principio el Reino es una invitación para todos, pero hay quines se excluyen de él por preferir otros valores: 1) el dinero, 2) el prestigio 3) la solidaridad de grupo y 4) el poder. 1) Respecto al dinero, mucha gente suele ponerlo por encima de todos los bienes como la finalidad de la vida, mientras que Jesús afirma que el Reino será para los pobres: aquellos que pongan su confianza en Dios antes que en el dinero. 2) En esa sociedad, el prestigio era el valor predominante: quien no lo poseía no era nadie. El status era adquirido por el linaje, el dinero, el cargo, etc. Por su parte, Jesús quiere demostrar que todos los hombres son valiosos porque son hijos de Dios y por ello resalta la figura de los niños que no valen nada para el mundo pero sí para Dios. 3) Tradicionalmente los grupos humanos son solidarios entre sí por lazos de parentesco, historia común, intereses, etc. Pero esta solidaridad de grupo excluye a los que no pertenecen al grupo y exime de responsabilidades al grupo frente a ellos. Esto demuestra que finalmente una solidaridad así puede ser calificada de sectarista y egoísta. Para Jesús en cambio, la solidaridad del hombre debe ser universal en cuanto especie. Por ello habla de incluso amar el enemigo y romper los lazos familiares si es que éstos son egoístas. 4) El poder que persiguen los hombres tiene como fin el dominio de otros y el provecho personal. Pero no se trata sólo del poder de cargos y puestos, ya que el mal uso del poder puede poner otras cosas por encima de los hombres como sucedía con la ley. En cambio para Jesús el verdadero poder libera y sirve a los hombres. Esa es la característica del poder divino.

3. Las parábolas de Jesús.

Como apéndice de este capítulo, podemos decir unas cuantas palabras que refuerzan las ideas desarrolladas en el capítulo desde las parábolas. La principal idea de las parábolas es la relación de Dios con Jesús, con los hombres, pero esto tiene importantes consecuencias en relación a lo anterior. El discurso de Jesús retoma ideas del Antiguo Testamento pero el énfasis con que los expone y las consecuencias a las que llega son realmente nuevos para su tiempo. Veamos esto en tres temas centrales de las parábolas, según Gonzales Faus.

1) La salvación es para todos: universalidad e igualdad como características del Reino. Parece que Jesús impulsó el universalismo para todos los grupos judíos al principio pero luego su universalismo se extendió a todos los pueblos. Esto es claro si se comprende que Dios es padre de todos. Pero este universalismo es difícil porque cada grupo tiene su ritmo y parece que los pequeños, los pobres, los marginados, estorban. Jesús introduce otra novedad: Nadie sobra!. El Reino no estará completo mientras falte uno como en la oveja y la moneda perdida. Jesús enfatiza: no se trata de bienes sino de personas, hijos de Dios.

2) La bondad de Dios y necesidad del pobre es la explicación, la lógica de la acción de Dios, y por tanto, también de la de Jesús. La parábola del dueño del campo que paga a todos el mismo salario aunque unos lleguen tarde no tiene explicación a ojos humanos, como tampoco la tiene el hijo pródigo. Esa es la bondad de Dios, por eso Jesús actúa así. Esa es toda la justificación. Además, Dios está cerca de quien le necesita, del que está "próximo" a Él, como en el buen samaritano ¿quién se comportó como compañero? El compañero es el que me necesita.

3) El dinamismo de las diferencias entre los hombres: la fuerza degeneradora del marginante y redentora del marginado. El pobre no es por sí mismo mejor que el rico. No tiene superioridad moral alguna. Sin embargo, la diferencia es ésta: los sanos no tienen necesidad de médico; los enfermos, sí. Pero es mucho peor para aquellos que se creen sanos y que no necesitan de salvación, penitencia, como en el caso de Lázaro y el rico, y de los que fueron a trabajar a la viña diciendo que no irían. El tradicional argumento: la naturaleza hace las diferencias entre los hombres queda desautorizado desde el momento en que la misión del Prototipo Humano es servir. La desigualdad natural sólo tendría sentido si es puesta al servicio de los pobres.

 

Cap II Muerte y resurrección de Jesús

1. El fracaso de la pretensión de Jesús

Gonzales Faus sugiere que, al leer objetivamente los datos de los sinópticos, se puede concluir que Jesús muere en el fracaso. Así terminaría el proyecto humanidad nueva. Por ejemplo, en lugar de destruir el Templo, es destruido él; y en lugar de ser protegido por Dios, es abandonado. Históricamente Marcos tiene más razón y fuerza que Juan. Para Juan, en cambio, este es el acto máximo de solidaridad de Dios, de ágape, incluso el silencio de Dios habla de ello. Jesús va a la pasión libremente, no como víctima. Es que Juan lee toda la muerte desde arriba. Por eso todo lo que sucede es revelación para él. Y, como ha comprendido que el principio y fundamento del ser humano es dirigirse siempre a Dios, Juan ve el triunfo cuando Jesús es fiel a su camino.

Jesús vio venir su muerte. Este es un hecho que está fuera de dudas. Pero ¿cómo la interpretaría y qué sentido trataría de darle? Es muy difícil de saberlo. Toda interpretación es muy discutible ¿Jesús se aplicó en algún momento los textos del siervo de Yavé en Isaías? Cuando pregunta <<¿Por qué me has abandonado?>>, aparentemente concede cierta superioridad al mal. Cuando dice <<Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu>>, puede ser que recupere la tranquilidad o simplemente entregue su desesperación. Pero hay un dato que sorprende: mantiene la relación dialógica con Dios, es decir, lo sigue llamando Padre! Y precisamente dijimos al principio del ensayo que la humanidad nueva comenzó con una nueva concepción de la relación entre Dios y los hombres. Jesús se sabe Hijo de Dios porque lo experimenta como su padre incluso ante la muerte.

2. La muerte leída desde la resurrección.

El rasgo definitivo de la muerte de Jesús es la resurrección. La resurrección conecta y resume la vida de Jesús. Gonzales Faus resalta que sólo por esa experiencia hubo predicación y hay Nuevo Testamento. Esa experiencia justifica la libertad narrativa de los evangelios.... ellos apuntan a Jesús como "vive ahora". Muerte y Resurrección no son dos movimientos contrarios, sino los dos polos que definen un mismo movimiento: Jesús muere en o hacia la resurrección. La muerte se convierte en entrada para la "vida nueva". Pero debemos precisar estos conceptos a fin de no caer en dualismo.

Lo que hoy llamamos resurrección se llamó también consumación, exaltación, triunfo. La palabra resurrección tradicionalmente habla de la vuelta de un muerto a esta vida, mientras que para el Nuevo Testamento resurrección es nueva creación de nueva vida, hecha por Dios a partir del principio de la muerte y superándola. Un malentendido fue confundir los hechos históricos al respecto con la interpretación. Tal vez con algunas influencias de mitologías vecinas. Sin embargo, los testigos de la resurrección pretenden predicar hechos reales, experimentados y en cierto modo datables. No se trata para ellos de simples verdades religiosas o míticas generales. Pero ellos son conscientes, como Pablo que admite su perplejidad, que la realidad de Jesús trasciende las fronteras de la vida y la muerte. Su trascendencia no es efecto de su permanencia en el recuerdo y seguimiento de los suyos, sino que es causa de ellos. Los evangelistas no quisieron demostrar la resurrección (al menos no inmediatamente como los apócrifos). Pues la resurrección se conoce especialmente por manifestación del resucitado o por la fe en los testimonios que tenemos.

No resisto la tentación de reproducir sintéticamente una página de Gonzales Faus que considero especialmente polémica. "Paradojas de la historia y sus hipótesis". Para ser un fraude, la resurrección da demasiadas fuerzas y demasiada eficacia histórica a aquellos pobres hombres. Para ser una simple proyección de las ideas apocalípticas de la época sobre el fin de los tiempos, la resurrección efectúa en ellas una ruptura demasiado esencial: pues las esperanzan apocalípticas no podían concebir la resurrección de uno sólo aislado, sino de todos la final. Para ser un contagio de experiencias subjetivas, hay que reconocer que las apariciones se presentan con una distancia espacial y temporal (a veces de años) demasiado considerable para la inmediatez que se pide a este tipo de contagios... Lo que la ciencia puede constatar ni la confirma ni la refuta (que aquellos hombres creían en la resurrección; que estaban seguros de haber visto al resucitado; que el testimonio de la tumba vacía no fue contradicho en Jerusalén: sólo se contradijo su significado [Mt 28,12-13]; que todo aquello fue concebido por los discípulos como el comienzo de algo totalmente nuevo, único y digno de ser predicado al mundo entero; que nunca ni de nadie más se ha vuelto ha dar un testimonio semejante...)

La resurrección no tiene paralelo con ningún otro suceso del mundo y de la historia. Sin embargo, la resurrección es histórica no sólo porque tuvo consecuencias históricas sino especialmente porque aquellos hombres lo concebían independiente de su conciencia y porque afectó a alguien de este mundo. Por ejemplo, en la carta a los Hebreos, lo fundamental es que el sujeto de ella es un hombre de nuestra historia, de nuestra condición en todo igual a nosotros. Ese hombre ha alcanzado la Divinidad, superó su rango ontológico. La barrera que nos separaba ha sido franqueada. Ese hombre es sacerdote de la nueva humanidad. Dios entrega la ciudad futura a los hombres. Todo esto constituye nuestra esperanza. En la ciudad futura, todos los poderes que esclavizan al hombre son destruidos, incluso la muerte, y se establece la filiación divina en todos los hombres por extensión de Cristo

3. La resurrección como utopía humana, o como "salvación"

Busto Saiz considera la salvación como "la realización del sentido de la vida humana". Entonces, la salvación aparece como la existencia plena del hombre, la correspondencia entre el propósito de su creación y su vida. En otras palabras, el hombre debe aceptar el amor gratuito de Dios, quien puso la creación a disposición del hombre, y corresponder a ese amor (con la naturaleza, la humanidad y Dios) y de esa forma se realiza en tanto que hombre. Pero Busto Saiz añade que con la resurrección de Jesús "la creación ha alcanzado ya su realización" porque Jesús es el hombre que ha cumplido la misión que se le asignó: se ha dejado amar por Dios y ha correspondido a ese amor hasta dar su propia vida.

Por eso, podemos decir que la misión ya ha sido cumplida. Aunque falte todavía de nuestra parte, la creación se ha realizado en un hombre. Pablo caracteriza la nueva humanidad de Jesús como una triple liberación: del pecado, de la ley y de la muerte (1 Cor 15). Busto Saiz explica muy bien ese tema.

a) Del pecado: dado que el pecado es la negación del hombre al proyecto de la creación y como Jesús ha realizado ya ese proyecto, entonces, el pecado ha sido vencido. Por lo tanto, Jesús nos ha liberado del pecado y ha conseguido para nosotros el perdón. Es verdad que todavía hay pecados en el mundo, pero también es cierto que por más que caminemos, no vamos a llegar más lejos de lo que Jesús llegó. Además, al ser salvados del pecado, comenzamos a reconocernos pecadores. El pecado sólo lo puede reconocer alguien que es capaz de sentir amor; por eso, mientras más consiente es uno de sus pecados, su capacidad de amar se está desarrollando.

b) De la ley: dado que llegó a esclavizar a los hombres, incluso más que otros hombres, Jesús aclara su verdadero sentido. La ley es sólo un medio para alcanzar la misión para la que somos creados, no la misión en sí; pero el hombre se confundió. La ley se basaba en el criterio de reciprocidad: haces algo bueno o malo, mereces lo mismo. Jesús nos recuerda que el hombre se encuentra salvado de "ante mano", es decir, nada cambiará su situación de ser amado por Dios. No hay nada que el hombre pueda hacer o dejar de hacer para alcanzar esa gracia de ser amado por Dios, ni para perderla. Por eso puede actuar con total libertad.

c) De la muerte: la entrega de Jesús corresponde al amor de Dios de forma eterna y definitiva porque la creación es llamada a eso. Por lo tanto, el fin de nuestra vida terrena no es el final. Además, la muerte nos puede alcanzar en esta vida, es decir, puede llenar nuestra vida de manera contraria al amor de Dios. Cuando el sentido de la vida es acumular bienes, el poder, o el sentirse más que otros, estaremos muertos en vida. En ese sentido, muerte significa lejos del amor de Dios. Por otra parte, según la tradición bíblica y nuestra percepción cotidiana, la muerte nos llena la vida: todos los días sufrimos, envejecemos, perdemos un ser querido, etc. Y la muerte de este tipo la seguimos constatando pese a la resurrección de Jesús; sin embargo, estamos salvados de todo lo que significa la muerte porque nada de eso frustra nuestra realización plena. El cristiano debe trabajar por un mundo mejor tanto como el no cristiano, pero ¿en qué se diferencian?, cito a Busto Saiz <<El cristiano no está sometido a la frustración porque está salvado de la muerte>>

Podemos concluir con Gonzales Faus afirmando que la liberación subjetiva¸ como si se diera solo en el inconsciente, no es suficiente si no es también objetiva. Aquí lo ético se identifica con lo ontológico. Morir por generosidad subjetiva si no realiza al hombre objetivamente, no sirve. La resurrección de Jesús como utopía humana es la realización de la utopía humana que predicaba el Jesús de la historia. La resurrección es el que da Dios a la pretensión de Jesús, desautorizando el no de sus representantes oficiales. No hay respuestas definitivas sobre el hecho mismo de la resurrección pero todo eso sí se cumplió según la fe. La fe en el resucitado sólo dice que el esfuerzo humano no queda vacío en Dios (1 Cor 15,58); de lo contrario, seríamos los más desdichados del mundo (1 Cor 15,11-19) Para que algo merezca la pena, merezca ofrecer la vida, debe ser definitivo y para siempre!

 

Cap III El significado de la vida de Jesús

1. El retraso de la parusía

Según Gonzales Faus, todo lo expuesto parecía anunciar lo inminente de la llegada del fin del mundo. Probablemente así lo entendió Jesús, y luego los apóstoles, y tal vez por eso llevaron su predica hasta el extremo de dar la vida. Pero constatamos que no fue así. Lucas señala el tiempo post- resurrección, como el tiempo de la Iglesia. Por eso la misión de la Iglesia es ser señal de resurrección e instancia viva de la utopía humana. Pero no se trata de la sacralización de lo eclesial y ya. Debemos dar testimonio, según Pablo, de la resurrección futura, viviendo ya aquí como resucitado, intentar producir los frutos del espíritu porque poseemos ya sus arras.

2. Una palabra sobre la kénosis: "el anonadamiento"

Toca aquí hablar de la kénosis o anonadamiento de Jesús con respecto a su ser divino. Leer la vida de Jesús puede invitar al seguimiento pero el miedo puede lanzarnos una pregunta: ¿ si yo no soy de condición divina, cómo puedo ser fiel al seguimiento cristianos? ¿cómo puedo vencer también la muerte si yo sí soy completamente humano? Hemos expuesto la cristología hasta aquí tratando de presentar a Jesús lo más humanamente posible de forma que cualquier persona pueda identificarse con él a tal punto que no sea necesario "ser dioses" para ser fiel a la respuesta que Dios quiere de nosotros. Lo cierto es que el temor y las dudas persisten: es que Jesús era Dios mismo y por eso pudo hacer todo lo que hizo... y nosotros, simples mortales, no podemos seguirlo fielmente como la praxis lo demuestra. Frente a estas dudas, el Nuevo Testamento nos recuerda que Jesús se despojó de su condición divina, y aceptando todas las circunstancias de la condición humana, supo corresponder al amor de Dios.

¿La kénosis fue renuncia óntica, pérdida de su ser divino, o sólo escondimiento, ocultamiento? Según el Nuevo Testamento, no debemos intentar definir la kénosis sólo negativamente, como simple renuncia a algo, sino también positivamente: como la aceptación de todas las particulares condiciones en las que de hecho se ha verificado la Encarnación. Es evidente que kénosis supone renuncia, y que ésta se banaliza si la convertimos en la ficción de un mero escondimiento. Dios se nos ha revelado como ágape, como amor absoluto, y el amor supone renuncia, salir de sí. Entonces, por qué no aceptar que quien es todo amor es capaz de salir de sí por amor y asumir la condición del amado.

No desarrollo más el tema porque tendríamos que pasar "al otro lado" para intentar saber cómo fueron las cosas a priori, es decir, tendríamos que estar en el lugar de Dios y deducir al encarnación y la kénosis como es propio de una cristología descendente. Creo que dado los límites del ensayo, esto no es necesario. Pero vale la pena recordar en este punto, que la cristología descendente es posterior cronológicamente a la ascendente. Así las primeras comunidades aceptaron que ese hombre, que vivió tan humanamente con ellos, era Dios sólo después de haberlo conocido en persona y luego de la resurrección. Nosotros debemos seguir el mismo camino.

3. La realidad del hombre nuevo

Jesús es el prototipo de la definición del hombre, o como dice Gonzales Faus <<El resucitado es la realización de aquella utopía humana por la que el Jesús terreno había apostado>>.

3.1. Jesús, segundo Adán

Cuando llama a Jesús como segundo Adán, Pablo polemiza con creencias de la época, especialmente con Filón de Alejandría. Se admite fuera del judaísmo y en muchas culturas la figura de un primer hombre u hombre prototipo, de origen divino y modelo del hombre. Para el judaísmo el primer hombre es autor del pecado. Sin embargo, Filón duplicó los adanes en base a una experiencia humana válida y propia de todos los tiempos. Existe el "hombre entrevisto", homo revelatus, u hombre nuevo de cualquier antropología; y existe el hombre real, el hombre encontrado por cualquiera de las experiencias de la historia.

Pablo también admite dos adanes, pero no los dos al principio. El Adán prototipo o segundo es Cristo. Entonces, el hombre futuro, que estaba por venir, es visto como presente en la historia. Cuando surgen preguntas como: ¿cómo es posible la resurrección? ¿con qué cuerpo vienen a la vida los resucitados? Pablo no lo sabe. Pero sabe que: si hay dos formas de ser hombre, existe la posibilidad de dos cuerpos humanos diferentes. Nosotros (después de Cristo) no somos como el primero ni como el segundo: fuimos portadores de la imagen del terreno y llevaremos la imagen del hombre nuevo.

Futuro y cambio constituyen la caracterización de Cristo como segundo Adán.

3.2. Jesús, hijo del hombre

Lingüísticamente, esa expresión significa simplemente hombre, individuo de la raza humana, ser humano. Significa entonces ser humano en su pobre condición. Pero según la tradición bíblica alude a una misteriosa figura humana, rodeada de luz y de grandezas divinas. Gonzales Faus resalta tres características de ese misterioso personaje: a) es un personaje a la vez humano y trascendente; siendo de figura humana, aparece en el cielo junto a Dios con rasgos escatológicos b) es una figura personal y colectiva a la vez c) juzga y condena la humanidad, al vez que es una esperanza que corona la historia desde fuera de ella. Jesús uso ese título para sí mismo. Expresa la divinidad y la trascendencia de Jesús, pero la expresa en su misma humanidad. No hay conclusiones claras sobre la problemática exegética relativa al Hijo del Hombre.

El juicio del Hijo del Hombre quiere decir que el hombre no es juzgado por la aplicación de un código exterior a él, sino por su humanidad o inhumanidad, por su relación con la plenitud del ser humano y con la humanidad nueva. Así el juicio final Mt 25 se traduce en cuan humanos fuimos en relación con los demás seres humanos. Cuando se afirma que Jesús es el Hombre, se dice que Cristo es la verdad del hombre, la humanidad auténtica. Por eso a los escritos joaneos no les queda más remedio que decir que en la aceptación o no de Jesús se decide la suerte de todo hombre.

Conclusión: hacia el seguimiento comunitario...

Hemos recorrido brevemente el camino de Jesús. A través de su persona, de comentar lo que era, lo hacía, lo que decía, cómo se relacionaba con Dios y con los hombres, hemos podido conocer (tal vez convendría decir "re-conocer") al ser humano en cuanto tal. Podemos decir que el ser humano es "lo que es" (su realidad) y "lo que está llamado a ser" (su posibilidad). Lo importante es reconocer que el ser humano es mucho más de lo que ya es porque siempre está llamado a ser algo más: está llamado a realizarse plenamente. Y Jesús nos ha mostrado como es posible alcanzar la coherencia de ambas afirmaciones.

Podemos preguntarnos en este momento y qué queda del ser humano luego de haber realizado una especie de comparación con Jesús. Si comparamos nuestra humanidad con lo que todavía no somos pero podemos ser, muchos pueden sentirse desilusionados. Pueden pensar que el camino del seguimiento de Cristo, el camino de la realización plena del ser humano, es demasiado duro incluso para quienes llevamos "ya" las primicias de esta nueva humanidad. Estamos llamados a ser más pero constatamos que aún somos frágiles débiles y podemos extraviarnos fácilmente en esta tarea de encontrarnos y realizarnos.

Comentemos brevemente partes de la 2 Cor 12 donde Pablo expresa lo que es un apóstol y lo que un cristiano está llamado a ser. Frente a muchos que se glorían de diversos dones, Pablo propone alabarse y, por qué no, alegrarse también, de nuestras debilidades. Sólo quien conoce la carencia es capaz de experimentar el profundo gozo de recibir la solidaridad; sólo quien está enfermo puede valorar lo que es estar sano; sólo quien se siente pecador puede sentirse reconciliado. Podemos inscribir la alegría de Pablo en este contexto: quien se siente débil se experimenta fuerte porque comprende que su fortaleza radica en quien es verdadero amor, paz y fuerza. Su fortaleza no está más en él sino en otro: en Dios, y su alegría se desata cuando se siente amado por Dios.

Quien ha experimentado un verdadero gesto de amor solidario y /o gratuito en su vida comprenderá lo siguiente: hemos de estar agradecidos por ello. Si fue necesario estar enfermo, pasar penas y necesidades, etc, para poder recibir intensamente esa gracia, entonces esos hechos son vistos a la luz de esa gracia recibida y cobran verdadero sentido. Podríamos decir, por ejemplo, que gracias a las situaciones desagradables muchas veces "conocemos" quines son nuestros verdaderos amigos,.. pero lo más importante es que los "experimentamos" como verdaderos amigos en esos momentos.

En todo el ensayo hubo un supuesto antropológico. Dijimos que el hombre es un ser en proyecto. Ahora debemos agregar que ese proyecto se realiza en un mundo donde los demás hombres no son estorbos o accesorios o herramientas sino la verdadera posibilidad de nuestro desarrollo personal. Debemos afirmar rotundamente: el hombre es un ser relacional o un ser social. El hombre no se hace sólo sino que es gracias a otros hombres que lo acogen desde su nacimiento, y luego se desarrolla conjuntamente con otros hombres en un mundo compartido por ellos. Esto también es constitutivo de nuestro ser hombres. Y a Dios gracias que sea así... A Dios gracias que no seamos completos, perfectos ya, o autosuficientes ya que si lo fuéramos nunca, experimentaríamos el verdadero gozo y realización de la convivencia humana.

Es cierto que la convivencia humana está llena de dificultades y problemas, pero el hombre sólo se desarrolla en cuanto tal en ella. Y por eso es capaz de percibir los frutos de la convivencia y agradecer a los demás por complementarlo. El ser humano se siente y se reconoce incompleto y por eso tiene una profunda necesidad existencial de ser complementado por otros. Ha sido llamado a realizarse en el amor, pero el amor no es una actividad narcisista ni egocéntrica, sino que invita constantemente a salir fuera de sí. El amor se realiza en la común-unión, en el encuentro. Así podemos afirmar que el amor encuentra su perfección en la comunidad, como Dios Trino, del mismo modo que los hombres sólo se desarrollan como tales en una sociedad.

Luego de haber visto el camino de Jesús de Nazaret, estamos pasando al seguimiento comunitario, a los fundamentos de la Eclesiología. La Iglesia es la reunión de hombres que se experimentan débiles pero a la vez inmensamente amados por Dios y que por tanto quieren realizarse en la convivencia humana. No se trata de seres autosuficientes sino todo lo contrario: seres carentes que tienen necesidad unos de otros.

Gracias Señor por hacerme débil y frágil porque eso permite que descubra la verdadera felicidad con la ayuda de mis hermanos