POR QUÉ SOY CATÓLICO
La Única Iglesia de Jesucristo
Que Jesucristo haya fundado una Iglesia, y solamente una, es una verdad que se
encuentra clarísimamente expresada en los Santos Evangelios. Todas las veces que
Jesús se refirió a su Iglesia, usó el singular. "Tu eres Pedro, y sobre esta
piedra edificaré mi Iglesia " (Mt. 16,18; "quien no oye a la Iglesia, tenle como
por gentil y publicano " (Mt. 18,17), o sea, pecador público.
También los otros libros del Nuevo Testamento usan solamente el singular. Así,
San Pablo habla varias veces del "Cuerpo de Cristo que es la Iglesia " (Col.
1,24; 1, 18; de la Iglesia como siendo "La Iglesia del Dios Vivo " (I Tim.
3,15); y de que "La Iglesia es amada por Cristo " como Esposa (Ef 5,25 y 29). El
uso del plural se encuentra únicamente en las Epístolas, y designa "las
iglesias" como comunidades locales.
Además, al decir la Biblia que "hay un solo Señor una sola fe, y un solo
bautismo" (Ef. 4,5), pone de manifiesto que una sola es la religión y una sola
la Iglesia fundada por este único Dios y Señor. Y el que se niegue a reconocerla
y a adherirse a ella ciertamente no se salvará, porque la Iglesia de Cristo es
necesaria para la salvación, como lo veremos más detenidamente en otra
oportunidad.
Que esta única Iglesia de Cristo sea la Iglesia Católica, es un hecho bíblica e
históricamente comprobado:
porque Jesús mismo garantizó que su Iglesia duraría siempre "todos los días
hasta el fin de los siglos " (Mt. 28,20) y que las fuerzas infernales del
demonio con sus seguidores y sus errores no podrían jamás vencerla: "Las puertas
del infierno no prevalecerán contra ella " (Mt. 16,18.
Que es históricamente la única Iglesia que viene de los Apóstoles, los cuales,
como san Pedro, fueron constituidos sus ´fundamentos visibles " (Ef. 2,20),
mientras Cristo es y será para siempre su ´fundamento principal e invisible " en
la gloria.
La Iglesia Católica es por lo tanto "Apostólica". Son los Apóstoles quienes la
establecieron por todas partes, conforme a la orden y misión que habían recibido
de Nuestro Señor: "Id por todo el mundo; predicad el evangelio a toda criatura;
... a todas las naciones " (Mc. 16,15; Mt. 28,18) .
De modo que la Iglesia es la continuadora de la obra salvífica de Cristo en el
mundo, para todos los tiempos hasta el fin de los siglos (Mt. 28,20). Y esta
misión divina, la Iglesia la ha cumplido fielmente a pesar de la guerra sin
cuartel que le hace el demonio y sus aliados, promoviendo constantemente
herejías, sectas y falsas religiones que se oponen a la Iglesia.
De hecho desde el siglo XVI (152l), por medio de Martín Lutero y de otros
herejes,(*) empezó la fundación y acción nefasta de innumerables falsas
religiones y sectas. Sus miembros suelen presentarse como "cristianos
reformados", "creyentes" o "evangélicos". Y con estas etiquetas han conseguido
desviar a muchos desprevenidos de la verdadera fe y de la verdadera Iglesia de
Jesucristo, para lanzarlos por los caminos oscuros de los errores y herejías. Y
así confunden a numerosísimas almas, privándolas de la verdadera doctrina del
Evangelio de Jesucristo.
Ahora bien, cuando comenzó esta manía de inventar nuevas iglesias, la Iglesia
Católica tenía ya quince siglos de existencia, durante los cuales cumplió
siempre fielmente la misión a ella encomendada por Nuestro Señor. Ya había
vencido las crueles persecuciones de los emperadores paganos durante los tres
primeros siglos de la era cristiana. Ya había convertido a los pueblos del
inmenso imperio romano durante los siglos III‑V Ya había evangelizado y
civilizado a los pueblos bárbaros que invadieron Europa en los siglos IV - VI.
Ya había por fin superado los múltiples ataques de los herejes, y conservado
intacto el "depósito de la fe" que recibiera de su Divino Fundador, y cuya
guardia y transmisión se le había encomendado (I Tim. 6,20; 2Tim. 1, 14; Mt.
20,28) .
Por lo tanto, solamente la Iglesia Católica es verdaderamente Apostólica y
Evangélica, es decir tiene su origen en el Evangelio de Jesucristo y en los
escritos de los Apóstoles. Fue llamada "católica" desde fines del siglo I
(termino que significa universal), porque se esparció rápidamente por todos los
pueblos; y también porque está destinada a la salvación de todos los pueblos en
el mundo entero. Se la llama también "romana" por haberse establecido en Roma la
sede de la Iglesia desde el mismo san Pedro, el cual fue martirizado en esta
ciudad en el año 67, durante la persecución de Nerón. Este título es por lo
tanto histórico y secundario.
Solamente ella posee la "sucesión apostólica", o sea la transmisión nunca
interrumpida de la misión y poderes que Cristo comunicó a sus apóstoles, y estos
a sus sucesores: a Matías (Hechos 1,20‑26), a Pablo y Bernabé (Hechos 13,2‑3).
San Pablo a su vez los transmitió a Timoteo (2 Tim. 1,6), y a Tito (Tit. 1,5), y
ellos a otros (I Tim. 5,22 ; Tit. 1,5). Y así se realizó y se sigue realizando
la perpetuidad garantizada y prometida por Jesucristo a su Iglesia hasta la
consumación de los siglos (Mt. 28,20). Y esta realidad sobrenatural permanece
siempre en la Iglesia Católica a través de la sagrada jerarquía, a pesar de las
flaquezas humanas de sus representantes.
Esta verdad irrefutable brilla por lo tanto con plena luz: solo la Iglesia
Católica es la "Iglesia del Dios vivo, columna "fundamento de la verdad" (I Tim.3,15);
solo ella es la esposa mística de Cristo, "santa e inmaculada en sí misma (Ef
5,27); santa en su constitución divina; santa en su doctrina (fe y moral); santa
en sus sacramentos que son los canales de la gracia; santa sobre todo porque
Cristo mismo es su cabeza y el Espíritu Santo el alma que la vivifica; y santa
también porque siempre produjo santos, a pesar de la presencia de malos
cristianos entre sus miembros (cf. la parábola de la cizaña y del trigo, Mt.
13,25).
Solo en el Cielo la Iglesia de Cristo está compuesta únicamente de santos (Mt.
25, 31‑34).
Pero la Iglesia Católica no es solamente única, sino que es también una en su
constitución interna: solamente ella posee la unidad de fe y de moral, así como
la unidad de culto y de disciplina. Y lo que hace posible esta admirable unidad
y conservación de la Iglesia a través de tantos siglos es la gracia de Dios,
fruto de la redención de Cristo, comunicada cada día a los miembros de la
Iglesia por medio de los sacramentos.
De modo que después de haberlo considerado todo con atención, deberemos
rendirnos ante esta evidencia: solamente en la Iglesia Católica se verifican las
notas características de la verdadera Iglesia: unidad, santidad, catolicidad,
apostolicidad, y también esta quinta nota histórica y accidental: romanidad. Por
lo tanto, solamente la Iglesia Católica es la verdadera Iglesia de Cristo. Todas
las otras son sectas cismáticas o heréticas, es decir en realidad horribles
caricaturas de ella, cualquiera sea el nombre que se atribuyan: protestantes,
evangélicos, testigos de Jehová, mormones, iglesia de Jesucristo, adventistas,
pentecostales, bautistas, luz del mundo, etc. En las próximas ediciones de esta
revista, responderemos con claridad, con la ayuda de Dios, a las principales
objeciones y acusaciones que todos ellos suelen lanzar contra la Iglesia.
¿Qué Piensan los Santos?
"No tendrá parte en las recompensas de Cristo, aquel que abandona la Iglesia de
Cristo. No puede tener a Dios como Padre, aquel que no tiene a la Iglesia como
Madre" (San Cipriano, sigloIII) "De la Unidad de la Iglesia", Migne Pl. 4, col.
518-520
"Donde está la Iglesia, allí está el Espíritu de Dios" (San Ireneo, años
180-190)
"Lo que me conserva en la Iglesia Católica, dice San Agustín,es la sucesión de
los Obispos, desde San Pedro hasta el que ocupa su trono. ¿Qué otra sociedad
puede presentar una sucesión tan clara y tan admirable" (San Agustín, hacia el
año 400)
Si Quieres Conocer la Verdad, eh aquí un escrito!
Un texto de San Ireneo (siglo II)
"Si quieres conocer la verdad, considera en toda la Iglesia la Tradición de los
apóstoles que se han manifestado en el mundo entero. Y nosotros podemos enumerar
a aquellos que los apóstoles han instituido como obispos en las Iglesias, y a
sus sucesores hasta nuestros días...
"Es en esta jerarquía y en esta sucesión (episcopal) que la Tradición apostólica
y la predicación de la verdad han llegado hasta nosotros. Y esto nos demuestra
de modo terminante que la fe verdadera por la cual se llega a la vida eterna es
una solamente y permanece siempre la misma. Ella se ha conservado hasta nuestros
días y se ha transmitido en la verdad...
"SI los apóstoles no nos hubieran dejado ninguna escritura, ¿acaso no deberíamos
seguir la doctrina de la Tradición que transmitieron a sus sucesores? es
justamente lo que hicieron muchos pueblos bárbaros que ahora creen en Cristo.
Poseen la ciencia de la salvación escrita sin tinta ni papel por el Espíritu
Santo en sus corazones (2 Cor. 3,3), y guardan con cuidado la tradición
antigua... Los que se han convertido así a la verdadera fe, aunque sean bárbaros
con respecto al lenguaje (porque no saben leer ni escribir), en realidad por su
pensamiento, por sus costumbres y por su manera de vivir alcanzaron mediante la
luz de la fe la más alta sabiduría".
En el mismo sentido se expresaba Lactancio: "Sólo la Iglesia católica es la que
conserva el culto verdadero. Ella es la fuente de la verdad, la morada de la Fe,
el templo de Dios; quienquiera que en él no entre o de él salga, perdido ha la
esperanza de vida y de salvación. Menester es que nadie se engañe a sí mismo con
pertinaces discusiones. Lo que aquí se ventila es la vida y la salvación; la
cual se perderá y se extinguirá si no se obra con diligente cautela".
(Citado por el Papa Pío XI en su encíclica "Mortalium Animos" acerca de cómo se
ha de fomentar la verdad de la unidad religiosa, 6 de enero de 1928 .
Fuente: PATRIARCA - 2003-07.07
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