Jamás se te ocurra repetirme eso de que Dios se olvida de ti si te alejas... Antes de que tú nacieras Dios ya te amaba y pronunciaba tu nombre en sus labios, antes de que tú intentes hablarle, Él ya sabe lo que tú deseas (pero quiere escuchártelo decirlo), Él te amó antes de que tú lo conocieras y lo amases, el ya te perdonó por cualquier pecado de ayer, de ahora o de mañana... ya lo hizo, la sangre de su único hijo es testimonio de ese perdón, de ese amor... No importa cuanto te alejes, no importa cuan desordenada sea tu vida, no importa el mal que pueda llegar a anidar alguna vez en tu corazón, eso será del tamaño de una gota de agua sucia (como dice una santa) y el amor de Dios es un inmenso océano de agua pura y de vida... ¿Qué pasaría si tú echases tu gota negra en ese océano?... nada... la gota no es nada, se disuelve y el océano seguirá siendo cristalino... No importa lo que tú hagas... ¿Te acuerdas de la parábola de los deudores y el señor que les perdona la deuda a ambos? Uno de ellos le debía muchísimo más que el otro, pero aquel señor les perdono igual a ambos. ¿Quién estuvo más agradecido por la condonación de la deuda, quien amará y querrá más a aquel señor, aquel a quién se le perdonó poco, o aquel a quien se le perdonó más?... Es obvio...

Querida mía nunca temas pedir perdón, nunca digas que estás muy alejada... nunca temas acercarte por temor a ser rechazada... Eso funciona entre nosotros los seres humanos, pero no para Dios quien ama perfectamente... Cuanto más te alejes, Él más te añorará, más te extrañará y más se alegrará cuando vuelvas (recuerda la parábola del hijo pródigo).

Así que no me pongas excusas para justificar tus miedos... Dime la verdad: "Cristo exige mucho, pide comprometerse, pide dejarlo todo para seguirlo, pide amar entregando y sacrificando todo, pide perdonar siempre no importa la falta, pide humildad, vivir con la verdad y luchando contra las tentaciones... Eso es mucho para mi y no estoy dispuesta a hacerlo o a dar tanto..." Eso dime y te creeré... pues es la verdad, tú sola no podrás hacerlo, sin Dios jamás...