Autor: Gabriel Rodríguez | Fuente: arcol
El verdadero satanismo y su falsa libertad
Para volver a una verdadera libertad, es necesario que el hombre no sea su propio centro
Sor María Laura Mainetti
era una religiosa bien conocida por su bondad y caridad, especialmente porque
estaba siempre disponible para socorrer a cualquiera en necesidad. Una noche
del año dos mil, recibió una llamada de una voz que gritaba “estoy encinta y
quieren hacerme abortar”. Corrió de prisa al lugar y, en el bosque, se
encontró con la trampa que le llevó a la muerte. Tres jóvenes, en cuyos
cuartos se encontraron más tarde numerosos artículos de Marilyn Manson, cruces
volteadas de cabeza y otros símbolos satánicos, le salieron al encuentro. Al
día siguiente se encontró su cadáver con diecinueve puñaladas.
Interrogando a las asesinas, confesaron más tarde, que
se trataba de un ofrecimiento al diablo. “Habrían bastado dieciocho cortes
para formar el seis seis seis –afirmó una de ellas-. La puñalada extra
invalidó el sacrificio”.
No hablaré más de esta historia. Quiero solo hacerte
ver que es un hecho que en el mu ndo de los jóvenes se da un cierto interés
por estas cosas. Habrás oído de la ouija y de otros juegos espiritistas, tal
vez te habrán invitado ya a “visitar” un cementerio en la noche; habrás oído
de misas negras, de música satánica y de Marilyn Manson; habrás encontrado
gente que dice leer las palmas o habrás visto en la televisión a esos magos
que “predicen” el futuro estudiando las estrellas. ¿Qué hay detrás de todo
esto? O mejor dicho ¿Quién está detrás, encima y debajo de esto?
El hecho de que tantos crean que de un par de papeles
o que del orden de las estrellas dependa su futuro, no hace mas que confirmar
las palabras de Ronald Knox “Si hoy creemos en un Dios que hace milagros, es
muy difícil creer que Satanás, o alguien muy como él, no esté haciendo
milagros para deshacer a las almas.” (SLS 65) En efecto, cuando oyes de
satanismo no oyes sino de las obras del diablo, que es “adversario de Dios y
del hombre.” (Zac 3;1) El problema de hoy es que, por más que oímos del
diablo, no lo conocemos. De hecho no es bueno conocerlo, pero sí lo es saber
que existe y que anda “como león rugiente buscando a quién devorar.” (Pedro
5;8)
¿Quién diablos es este diablo?
Cuando Dios creó el mundo, antes de crear al hombre
para que estuviera con Él, creó a los ángeles. Al hombre lo haría después
libre y lo haría capaz de decidir en cada instante de su existencia. Pero a
los ángeles les hizo tomar una decisión una vez y para siempre. La pregunta
era ¿eliges o rechazas servir a Dios? Muchos de ellos eligieron a Dios y
entraron al cielo. Otros en cambio, instigados por Lucifer, el ángel más
bello, pronunciaron el famoso “non serviam” (no serviré). Estas palabras
fueron el grito de guerra perpetua en contra de Dios y, siendo el hombre la
criatura que Él más amaba, se declararon también enemigos perpetuos de la
humanidad. Desde este momento, la tarea del diablo y sus demonios sería la de
confundir, manipular y pervertir al hom bre para que no volviera al paraíso
donde estaba destinado a la felicidad eterna con Dios.
Comenzando por Adán y Eva, Satanás le ha entrado duro
a su tarea. No se presenta al hombre con cuernos en llamas, cola de flecha y
patas de cabra, sino que se presenta como “un caballero que viste de traje,
capa de opera y corbata blanca.”Al menos así lo describía Shakespeare. De esta
manera, sus trampas aparentan un fuego que no quema. Sus estrategias no son
llamas que queman y te hacen quitar la mano. Son más bien como un sol que te
da una sensación agradable y acogedora. Te hace sentir en la playa, acostado
en la arena y disfrutando sus rayos pero, cuando te levantas, eres un carbón
y, sin darte cuenta, te has convertido en manjar de tu enemigo.
La película El abogado del diablo realiza una gran
labor en mostrar este hecho. Es la historia de un abogado que, no habiendo
perdido jamás un juicio, se da cuenta a medio caso de la culpabilidad de su
cliente. Teniendo argumen tos para ganar el caso declarando su inocencia, se
encuentra en un dilema. ¿La honestidad o su reputación? Todo le mueve a ser
honesto, excepto su jefe y sus compañeros de trabajo. Estos, finalmente, le
impulsan a optar por la victoria del caso. Tras este éxito, es promovido y su
fama y fortuna crecen sin medida: el sueño de la esposa, la casa perfecta, la
familia “ideal”.
“La vanidad, mi pecado preferido”, dice en una ocasión
su jefe mientras lo ve escalando la cumbre de la fama. Pero el paraíso
comienza a desvanecerse con el tiempo. Se encuentra infiel a su matrimonio,
con problemas y un sentimiento de vacío, aunque sus cuentas bancarias
estuvieran cada vez más llenas. Agobiado por todo esto, su jefe le confiesa un
día que él es el diablo y le muestra qué fácil le es guiar a los hombres por
donde quiere, usando el dinero como carnada.
¿Alguno de tus cercanos te ha seducido alguna vez a
hacer algo en contra de tu conciencia? De esto yo no afirmo nada, pues de esta
criatura calurienta y seductora has oído y oirás mucho. Yo me limito ahora a
presentarte el trabajo que ha hecho los dos últimos siglos. De esta manera te
hablo del satanismo oculto, que es aquello que buscas.
¿De dónde viene esta moderna corriente satánica?
Vamos al año 1875, fecha de nacimiento del ocultista
Aleister Crowley, padre del satanismo moderno. Este inglés era ateo. No creía
ni en Dios ni en el diablo, pero dedicó su vida a la droga y la magia sexual,
cuyos ritos compiló en su libro Magick. Viajó por el mundo y vivió un tiempo
en Italia. Estando en Sicilia, fundó en Cefalú la abadía de Thelema donde
siguió sus prácticas hasta que, acusado de sacrificios humanos, fue expulsado
por el régimen fascista.
Regresando a Inglaterra, se dejó consumir de la droga
hasta que murió en 1947. Su lema “haz lo que quieras” es una invitación a una
vida sin reglas ni límites y es esta la esencia del satanismo. La misma
filosofía de vida se en cuentra en una frase de su Libro de Oz: “No hay más
Dios que el hombre. El hombre tiene el derecho de vivir según sus propias
leyes”. De esta manera, todo resulta lícito. El lema representa la eterna
presunción del hombre que quiere ponerse en el puesto de Dios y convertirse en
dios de sí mismo, siguiendo las leyes que más se le acomodan y buscando
satisfacer el egoísmo y el propio placer.
Con este lema, Crowley puso los fundamentos al
satanismo pues, de hecho, al diablo no le interesa ser adorado, no le
interesan las alabanzas. Para él, la victoria no es ver al hombre postrado a
sus pies, sino verlo dando la espalda a Dios. Lo que quiere es ver al hombre
usando su libertad para elegirse a sí mismo y repetir su frase: “non serviam”
“Haré lo que quiero y no lo que quieres”. Por eso, el satánico no es solo el
encapuchado que realiza rituales en los bosques, sacrificando animales e
invocando al diablo. No. Ni siquiera es necesario creer en el diablo para
serlo, basta meterse en el puesto de Dios y dejarse absorber del egoísmo en la
búsqueda del placer. Basta rechazar a Dios, ignorar las reglas y ser el dios
de uno mismo, dejando a un lado o sometiendo a los demás. Esto es lo que él
busca y difunde, pues su diabólico bien es el mal del mundo y es esto lo que
promueve en el rock, las drogas y el sexo. Sé libre y “haz lo que quieras” es
el lema del padre del satanismo y es también la contraseña de entrada al
infierno.
Esta ideología que promueve una libertad satánica y no
es sino esclavitud, ha encontrado acogida en muchos, sobre todo jóvenes, pues
parece la vía de una vida fácil. Aprovechando este hecho, se fundó en Estados
Unidos como una obra legal, la famosa Satan´s Church (Iglesia de Satanás), con
la cual colaboran numerosos artistas de rock y de la cual Marilyn Manson es
considerado sacerdote. Esta institución nació en 1966 por iniciativa de Antón
LaVey. Comenzó en San Francisco, en el Hotel California, al cual se refiere la
canción de los Eagles. Este norteamericano, nacido en Oaklawn, California, fue
secuaz de Crowley y levantó su obra junto a Kennet Anger, autor de “Invocation
of my demon brother” (Invocación de mi hermano demonio) y “Lucifer rising”
(Lucifer que se levanta).
Curiosamente, la legalidad de esta “iglesia” hace que
el satanismo sea considerado en Estados Unidos como una religión más que
cuenta con sus sacerdotes, su biblia, sus ritos y hasta sus mandamientos. A
ella se entra por un pacto con el diablo, que consiste en un rito de venta de
la propia alma a cambio de riqueza, poder, placer y conocimiento. A este acto
hacen numerosas referencias las obras de Faust, quien declara haber vendido su
alma. Para mantenerla legal, los dirigentes de la secta obran correctamente,
sin realizar sacrificios humanos ni violencia sexual y se dedican simplemente
a difundir su ideología satánica cuya negatividad se ve reflejada claramente
en sus 9 mandamientos:
1. Satanás representa el aband ono al placer, en lugar
de la abstinencia.
2. Satanás representa la existencia vital, en lugar de
la ilusión espiritual.
3. Satanás representa la pura verdad, en lugar de los
hipócritas autoengaños.
4. Satanás significa bondad para los que la merecen y
no amor desmedido a los demás.
5. Satanás representa la venganza, en lugar de poner
la otra mejilla.
6. Satanás significa dar responsabilidad a los
responsables, en lugar de preocuparse por los vampiros de la psique.
7. Satanás significa que el hombre es simplemente otro
animal, a veces mejor, con frecuencia peor de los que caminan con cuatro
patas, el cual, en gracia de su “desarrollo divino, espiritual e intelectual”,
se ha hecho más cruel que los animales.
8. Satanás representa a todos los, así dichos pecados;
porque estos conducen a todos a una gratificación física, mental y emotiva.
9. Satanás ha sido el mejor amigo que la Iglesia haya
jamás t enido, visto que le ha dado trabajo todo este tiempo.
El hacer la propia voluntad es una tentación para
todos: niños y adultos, pecadores y santos. Pero ¿cómo se ha expandido tanto?
y ¿por qué encuentra acogida sobre todo entre los jóvenes? La respuesta se ve
cuando se observa la conducta juvenil. El período de adolescencia es un tiempo
de maduración en que la persona comienza a darse cuenta de su libertad y
autonomía frente a sus papás y cualquier autoridad. El adolescente cuestiona
todo y busca un fundamento para su vida, cayendo naturalmente en un estado de
rebelión propia de la edad. Con este cuestionamiento y la ausencia de una
verdad que le de seguridad, el joven se siente vacío y busca llenarse de lo
que el mundo le ofrece.
El demonio, aprovechando este vacío interior, no duda
en salir al encuentro y ofrecer alternativas opuestos a Dios. Se presenta como
un Lucifer rebelde que anima sus sentimientos de rebelión con la idea de una
falsa libertad. Of rece una vida de placer, una vida de apariencia y una vida
de dispersión. Pero no hace sus ofertas encendido en llamas y humos, como ya
dijimos al inicio. Para hacerse atractivo y no temible; para ponerse guapo y
agradable, se esconde en un aliado amigo de todos los hombres. Se esconde en
un ser que todos buscan y tienen por amigo: el dinero. En efecto, el diablo se
basa en la avaricia humana para promover sus anti-valores. Así, funda y dirige
empresas que se dediquen a sembrar su mala hierba y llenar el vacío de los
jóvenes de comida chatarra que no les lleva a la felicidad, sino a un profundo
vacío y hastío por la vida.
Como ejemplo de esto se podrían mencionar la cantidad
de empresas que, con revistas, películas y páginas de Internet promueven la
pornografía, destruyendo el valor del matrimonio y manipulando el significado
del sexo para convertirlo en sinónimo del placer; los grupos de música rock y
públicamente satánica, que promueven el sexo y la droga como vía de fel icidad;
las que promueven juegos espiritistas, las editoras de mensajes subliminales,
las productoras de imágenes, tatuajes y vestidos diabólicos, las que difunden
supersticiones y creencias en el poder de las piedras o las estrellas y no se
diga de aquellas que elaboran bases de datos de blasfemias contra Dios, la
Virgen y el Papa, permitiendo al visitante de la página introducir las
propias. Todas éstas, ¿Qué son sino obras que promueven el abandono de Dios
para meterse a uno mismo o a otro en su puesto? ¿Y quién está detrás? Un
hombre que viste Armani, detrás de un escritorio y goza de la vida sacando
provecho del juvenil deseo de felicidad. Y más detrás aún, “un caballero que
viste de traje, capa de ópera y corbata blanca.”
“Haz lo que quieras.” “Busca el placer.” “Que nada ni
nadie te condicione” “No te dejes engañar por una moral represiva”… Todos
estos son mensajes que roban a Dios su puesto falseando y reduciendo la
libertad. La falsa libertad satánica es, lamentablemente, el concepto de
libertad que se tiene hoy en día. Es una libertad egoísta y absoluta que no
deja espacio ni a Dios ni a los demás. Es una aparente libertad para hacer la
propia voluntad y satisfacer los propios deseos, porque todo es lícito. Pero
es un esclavizadora de los propios caprichos, que encierra al hombre en sí y
rompe con la paz de una sociedad que debe vivir en armonía.
Para volver a una verdadera libertad, es necesario que
el hombre no sea su propio centro. Hace falta una referencia. “Ama y haz lo
que quieras” -decía San Agustín-. Ésta es la respuesta. Ésta es la verdadera
libertad. Si la curiosidad sobre el satanismo te movió a leer estas líneas,
indaga ahora su contrario. Toma los Evangelios y conoce al enemigo del diablo.
Compara las obras de Cristo y del diablo, compara la Iglesia de Satanás y la
de Cristo, compara lo que cada uno te ofrece y la libertad que te propone. “No
se puede servir a dos señores.” (Mt 6;24) ¿Cuál líder es más fá cil de seguir?
La respuesta te la he dado en éstas líneas pero, juzgando sus efectos, si la
felicidad en la que crees es la misma en la que creo yo ¿Quién de ellos te la
puede dar?