«La medicina paliativa elimina el dolor, pero la eutanasia elimina al paciente»

La Razón

 

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El doctor Jacinto Bátiz, la trabajadora social Inés Becerra, el psicólogo Íñigo Santisteban y el médico Julio López forman parte de la Unidad de Cuidados Paliativos del hospital San Juan de Dios de Santurce, en Vizcaya. Trabajan en equipo, y también en equipo han editado el libro «Mi vida al final de su vida», con el objetivo de guiar a los cuidadores de enfermos en fase terminal sobre cómo mejorar su calidad de vida. «No se pueden comprender los cuidados paliativos sin los familiares», afirman. Todo es poco para aprender a tratar a nuestros enfermos y a nuestros mayores.

Madrid- El hospital San Juan de Dios de Santurce ha apostado por cuidar a los enfermos incurables. Aquí se aprende, además, que cuidar a los enfermos significa también cuidar de sus familias. El equipo que dirige el doctor Jacinto Bátiz es la Unidad de Cuidados Paliativos, es decir, los profesionales que ayudan al enfermo a sufrir lo menos posible. Trabajan en un equipo compuesto por auxiliares de enfermería, enfermeras, fisioterapeutas, pastoralistas, médicos, psicólogo, trabajadora social, personal de la limpieza... «Trabajamos juntos para dar una respuesta a todas las necesidades del enfermo ¬explica el doctor Bátiz¬ y procurarle que el final de su vida sea confortable y a poder ser junto a sus seres queridos», afirma.


   Enfermos terminales. Asegura que no es fácil decir la verdad a un enfermo terminal, pero que tampoco se le debe mentir: «En ocasiones es el propio enfermo quien nos avisa que llega su final y que necesita que le ayudemos. Cuando él no lo sabe y lo pregunta, le explicamos de manera progresiva y gradual la verdad que es capaz en ese momento de soportar, pero sin engañarle, sin mentir. En muchas ocasiones, es la familia la que nos insinúa que no informemos al enfermo, pero tenemos claro que es el enfermo quien tiene derecho a conocer su diagnóstico y su pronóstico, y el mismo derecho a no conocerlo. Cuando un enfermo muere engañado, el enfermo se ha muerto posiblemente sin concluir muchas de sus cuestiones, la familia se queda con cierto remordimiento y nosotros nos quedamos mal. Creemos que es bueno conocer que llega nuestro final para poder decidir sobre los cuidados de ese momento», asegura.
   

Cuando se le piden tres palabras clave para atender a los enfermos terminales, afirma rotundo: «El acompañamiento, la escucha y las caricias». Pero, por supuesto, hay más. «Para que un enfermo en fase terminal tenga la máxima calidad de vida, la máxima dignidad y la máxima autonomía, tendremos que tener en cuenta sus necesidades físicas, sus necesidades emocionales, sus necesidades sociales y sus necesidades espirituales. El enfermo en esta fase de su vida necesita una atención integral, necesita por tanto que la atención espiritual forme parte de los cuidados paliativos. Esta etapa es un momento crucial, en el que, a la luz de la experiencia, el enfermo puede llegar a distinguir entre lo verdaderamente esencial y lo que no lo es. Escuchar sus reflexiones sobre temas espirituales, el significado de la vida, la razón del sufrimiento, a menudo sirve para adquirir cierta paz interior».
   

El doctor Bátiz no tiene reparos a la hora de hablar de la eutanasia. Lo tiene clarísimo: «La medicina paliativa intenta eliminar el sufrimiento, mientras que la eutanasia opta por eliminar a la persona que sufre. La diferencia de planteamiento entre ambas es evidente. Los enfermos desean ser cuidados, no eliminados. Cuando se trabaja en cuidados paliativos, se comprueba que se puede aliviar todo el sufrimiento que hace que el enfermo en ocasiones desee la muerte. Con nuestros cuidados trataremos de no acelerar ni retrasar su muerte, sino acompañarle para que muera bien». «Cuando un familiar desea la eutanasia para un ser querido en coma profundo, primero se le escucha, se le respeta y se le demuestra que con los cuidados que se le puedan dar a su familiar, que aún sigue con vida, está tranquilo y no presenta signos de sufrimiento. El equipo de cuidados paliativos tendrá que dedicar mucho tiempo a cuidar de ese familiar que también está sufriendo. Cuando los cuidados paliativos son de calidad no se suele solicitar la eutanasia», confirma con la seguridad que dan los años de experiencia, y la sinceridad del que contempla a diario varias vidas que se apagan.
   

Familiares en primera línea. El libro que acaban de publicar, «Mi vida al final de su vida», editado por la Fundación Benéfica Aguirre, recorre en sus páginas, a través de la voz de Ana, una mujer que acompaña a su padre en los últimos días de su vida, las necesidades, inquietudes y temas básicos a la hora de tratar a un enfermo terminal. «No se pueden comprender los cuidados paliativos sin los familiares ¬asegura el doctor Bátiz¬. La familia y el enfermo son una unidad a tratar. Además, cuando el enfermo ha fallecido no han finalizado nuestros cuidados, a partir de ahora tenemos que cuidar a la familia, tenemos que elaborar el duelo con ella», concluye.