Lutero, historia de una imagen en el siglo XX


Jutta Burggraf
 



 

 

 

Al tratar de Lutero (1483-1546), resulta importante tener en cuenta la historia de su imagen. Para unos, aquel profesor de teología del siglo XVI es el renovador de la fe cristiana, un auténtico mensajero evangélico, un verdadero reformador de la Iglesia. Otros lo llaman un maestro de errores; ven en su obra, no una reforma, sino una revolución anticristiana. Como estas dos posturas tienen múltiples facetas, la doctrina del monje rebelde fue interpretada -tanto en la teología protestante como en la teología católica- en cada época, de distinta manera [1]. Las divergencias no pocas veces fueron sacadas de su contexto, privadas de sus matices, endurecidas y amplificadas, quizá por necesidades pedagógicas, pero falseando la realidad en mayor o menor medida. Ante esta situación, el Papa León XIII amonestó a los especialistas de su tiempo: "La primera ley de la historia es que el historiador no se atreva a afirmar nada que sea inexacto; después, que se atreva a decir la verdad; y que escriba sin recelo, ni lisonja, ni animosidad" [2].

1. Lutero en la literatura religiosa

En líneas generales se puede decir que, mientras Lutero es considerado como un gran padre de la Iglesia por los protestantes, los católicos le presentaron durante casi cuatrocientos años como un hereje astuto y vicioso [3]. Pero siempre había excepciones. Junto con mucha incomprensión, ha habido también católicos que no han vacilado en reconocer los motivos religiosos que inspiraron a Lutero, y el carácter eminentemente religioso de la génesis de la Reforma. He aquí algunos testigos del siglo XIX.

El gran teólogo Johann Adam Möhler (+1838) afirmó en el prefacio de Symbolik, su obra más importante: "El cisma eclesiástico surge del anhelo más puro de ambas partes por mantener la verdad, es decir, el cristianismo puro e incorrupto." El conde Leopoldo de Stolberg, un converso docto, escribía en 1809, nueve años después de su conversión a la Iglesia católica, estas palabras: "La Reforma partió originariamente de una intención pura. Yo jamás me atreveré a lanzar piedras contra Lutero, en el cual honro no solamente a uno de los espíritus más grandes que hayan existido, sino también a la gran religiosidad que nunca le abandonó." Clemente María Hofbauer (+1820), un santo de la Iglesia católica, no tuvo reparo en afirmar: "Desde que en mi calidad de enviado pontificio he podido confrontar las condiciones religiosas de los católicos en Polonia y las de los protestantes en Alemania, me he convencido de que el distanciamiento de la Iglesia se verificó, porque los alemanes sentían la necesidad de ser piadosos".

Finalmente a comienzos del siglo XX, Sebastián Merkle, historiador eclesiástico de Würzburg, rechazaba las opiniones inaceptables, que algunos católicos lanzan de Lutero: "Creer, o al menos hacer creer a los demás, que un hombre intelectualmente oscuro y moralmente depravado, que perseguía sólo los propios intereses o los del propio círculo, habría podido arrastrar a toda una nación y toda una época, sacudiéndola en sus profundidades más íntimas y dividiéndola en dos campos hostiles, significa trastornar toda la filosofía de la historia" [4].

A través de representantes calificados, la teología católica se había distanciado ya de una polémica excesivamente áspera, que ciertos autores reiniciaron a principios del siglo pasado. Entre ellos, se encuentra el famoso dominico Heinrich Denifle que –con su gran erudición- intentó demostrar que Lutero habría inventado su doctrina de la justificación ("fe sin obras") para poder entregarse al vicio con tranquilidad [5]. También el jesuita Hartmann Grisar pertenece a aquel grupo; en su inmensa labor intelectual partió de los estudios psicoanalíticos del tiempo y presentó a Lutero como a un enfermo mental [6].

Durante los últimos decenios del siglo XX, las interpretaciones católicas de Lutero han ido cambiando paulatinamente. Ello condujo a tomar en serio la búsqueda religiosa del monje alemán, y a criticar abiertamente los defectos de los "hijos de la Iglesia" en la tardía Edad Media. Joseph Lortz (1887-1975) elaboró por primera vez la tesis de que Lutero atacaba un "catolicismo" que no era plenamente católico [7]. Erwin Iserloh (1915-1996), discípulo de Lortz, y otros seguían en la misma línea [8].

En los grupos protestantes, la obra del americano Roland H. Bainton (1894-1984) tuvo especial influencia a partir de la década de 1950 [9]. El autor se refiere a las intenciones nobles del reformador; sin embargo, sólo presenta al "joven Lutero" y deja prácticamente de lado los últimos veinte años de su vida. Una década más tarde, adquirió gran importancia el estudio de Richard Friedenthal (1896-1979), que renuncia a presentar a Lutero como un héroe [10]. Aunque presenta la misma limitación que la obra de Bainton, puesto que tampoco estudia suficientemente el último tercio de la vida del reformador, ha llegado a ser una obra característica de los tiempos posteriores al Concilio Vaticano II: en esta época, tanto católicos como protestantes se sintieron dispuestos a revisar profundamente la propia opinión sobre Lutero. Las investigaciones iban procurando encuadrar al reformador en un marco cada vez más amplio, para llegar a la verdad histórica.

2. El nuevo comienzo de 1983

Con ocasión del gran jubileo de 1983, cuando se celebró el 500º aniversario del nacimiento de Lutero, varios grupos de investigadores se dedicaron a hacer una revisión general de la imagen del reformador, a lo largo de los últimos tiempos. Destacan las colecciones de Peter Manns [11], Williges Eckermann y Edgar Papp [12], G. Besier [13] y Horst Bartel [14], que dan a conocer tanto las perspectivas católicas como las luteranas. La obra conjunta de F. van Ingen y G. Labroisse muestra la atracción moderna de Lutero, tanto para los cristianos como para los no cristianos, y hasta para algunos grupos marxistas [15].

Alrededor del jubileo de 1983 apareció, además, un sinnúmero de nuevas biografías sobre el reformador. El teólogo Karl-Heinz zur Mühlen observa en ellas, en general, una tendencia a considerar a Lutero como un precursor de los tiempos modernos y una figura ideal para la gente de hoy [16]. El historiador luterano Helmar Junghans valoró las más influyentes de ellas [17]. Las agrupó según unos criterios un tanto arbitrarios, distinguiendo entre biografías "periodísticas" [18], "católicas" [19], "ecuménicas" [20], "nacionales" [21], "marxistas" [22], "kerigmáticas" [23], "de historiadores protestantes" [24], "sobre el joven Lutero" [25] y "sobre el viejo Lutero" [26]. Llegó a la conclusión de que todas estas biografías contenían limitaciones y no pocos errores. Destacó que, para escribir una biografía válida del reformador, hace falta tener unos conocimientos amplios sobre la vida de piedad, teología, filosofía, lenguas germánicas, latín, historia, política, economía, geografía, cultura general y arte, además de una gran sensibilidad para captar el carácter tan rico y aparentemente contradictorio del reformador, en el que se mezclan la grosería con la ternura, la desesperación con el buen humor, la dureza con la mansedumbre. Como esto sobrepasa a cualquier persona singular, sólo un equipo de especialistas debería proponerse esta tarea [27].

Bajo la dirección del mismo Helmar Junghans fue editada una obra extensa sobre la vida y el pensamiento del "viejo Lutero", en la que colaboraron 40 científicos de distintos países [28]. El gran mérito de esta obra consiste en dar a conocer muchos aspectos nuevos de la "teología vivida" del reformador. Otras colecciones, de Gerhard Ebeling [29] y de Erwin Mülhaupt [30], reúnen varios estudios de un mismo autor y muestran cómo alguien puede, a lo largo de varias décadas, profundizar en la personalidad rica del monje agustino.

El teólogo protestante Gottfried Maron analizó detenidamente algunas de las "biografías católicas" [31] que tienen una importancia especial en Europa Central [32]. Advierte que dan, en principio, una visión cada vez más positiva del reformador y conservan una gran serenidad al tratar de las controversias teológicas [33]. Relaciona esta actitud con la visita del Papa Juan Pablo II a Alemania, en 1980, que fue según él, en lo referente al diálogo ecuménico, una aprobación formal de la posición de Joseph Lortz [34]. Así, el mayor resultado del jubileo de 1983 puede verse en "el descubrimiento de Lutero en el catolicismo" [35]. Peter Manns, discípulo y sucesor de Lortz en la cátedra de Mainz, añade que el lema de toda investigación católica moderna, en el campo de la Reforma, debería ser: "No volver a la situación anterior a Lortz, sino avanzar, con precaución, desde la marca que el maestro ha señalado." [36]. En su propia biografía sobre Lutero, Manns considera con especial atención el matrimonio del reformador, como de costumbre en la tradición católica, pero rompiendo profundamente con ella. Advierte que el matrimonio entre Lutero y Caterina de Bora ha sido "uno de los más felices de la cristiandad" [37]. En una obra posterior, Manns explica en qué sentido los católicos pueden llamar a Lutero "padre en la fe" [38]. Otto Hermann Pesch le sigue estrechamente y propone a todos los cristianos escuchar al reformador alemán como a un "testigo del Evangelio" [39].

3. Posteriores publicaciones

En esta nueva situación, el clima ecuménico permitía investigar un aspecto más delicado de la vida del reformador, que había sido un tabú durante mucho tiempo. Se trata de la relación entre Lutero y los judíos. Heinz Kremers publicó, a mediados de los años ochenta, unos estudios sobre las decisiones sumamente severas del profesor de Wittenberg acerca del "caso judío" [40]. Los autores de aquellos estudios, entre ellos un judío, coinciden en que el problema no era de carácter racista o económico para Lutero; se trató más bien de una cuestión teológica, que fue resuelta demasiado rápidamente [41]. Reinhard Schwarz [42] y Bernhard Lohse [43] llegaron, en los capítulos respectivos de sus monografías, a la misma conclusión.

La creciente estima del monje rebelde, ciertamente, preocupaba a algunos sectores del mundo católico. Así salieron varias obras que pueden considerarse como "reacciones" y que han sido calificados como "un paso hacia la época anterior a Lortz" [44]. En este contexto ha de mencionarse, en primer lugar, la obra de Dietrich Emme, en la que se defiende la tesis de que el joven Lutero (ya casado y padre de un hijo), después de matar a un colega, se refugió en un monasterio y se hizo monje para evitar las persecuciones [45]. Asimismo, Theobald Beer tampoco está dispuesto a ver al reformador como un homo religiosus [46]. Pero sus interpretaciones no se han difundido mucho.

En 1996, se celebró el 450º aniversario de la muerte de Lutero. Con ocasión de este jubileo fueron editadas unas nuevas biografías sencillas y ponderadas [47]. El obispo evangélico Horst Hirschler [48] y Helmar Junghans [49] informaron detalladamente, y con abundantes citas, sobre la muerte del reformador. Bernhard Lohse [50], Dietrich Korsch [51] y Martin Greschat [52], por fin, resumieron didácticamente los resultados hasta ahora alcanzados, y nos muestran a Lutero como, a lo mejor, realmente era.

A modo de resumen, nos pueden servir unas palabras que pronunció el Papa Juan Pablo II en Alemania: "Es necesario un doble esfuerzo, tanto en relación con Martín Lutero como en la búsqueda del restablecimiento de la unidad... Se trata de llegar, por medio de una investigación sin prejuicios, movidos sólo por la búsqueda de la verdad, a una imagen justa del reformador, de toda la época de la Reforma y de las personas que estuvieron implicadas... Allí, donde la polémica ofuscó la mirada, la dirección de esa mirada debe ser corregida independientemente de una o de otra parte" [53].

Notas

[1] Cfr. J. GOÑI GAZTAMBIDE, La imagen de Lutero en España: su evolución histórica, en "Scripta Theologica" 15 (1983), pp. 469-528.

[2] LEÓN XIII, Oeuvres de León XIII, I, p.206, cit. en G. THILS, El decreto sobre el ecumenismo del Concilio Vaticano II, cit., p.127.

[3] En la imagen católica de Lutero, ha tenido una influencia enorme la obra de Johannes COCHLAEUS (1479-1552), Commentaria de actis et scriptis M. Lutheri, 1549. El autor ha luchado vehementemente contra la Reforma en el siglo XVI. En la imagen protestante, en cambio, ha tenido mucha influencia la primera biografía, que escribió un discípulo de Lutero, Johannes MATTHESIUS (1504-1565) sobre su maestro, interpretando diecisiete predicaciones suyas. Fue publicada por primera vez en 1566.

[4] Todos estos testimonios se encuentran en K. ALGERMISSEN, Iglesia católica y confesiones cristianas, Madrid 1964. Aunque, en algunos planteamientos teológicos, esta obra haya sido superada, conservan su validez los testimonios en ella recogidos.

[5] Cfr. H DENIFLE, Luther und Luthertum, 1904; muchas ediciones. Se trata de una obra muy erudita, pero con una crítica acérrima.

[6] Cfr. H. GRISAR, Luther I-III, 1924.

[7] Cfr. J. LORTZ, Die Reformation in Deutschland, I-II, 1939-1940; 6ª ed. 1982. IDEM, Die Reformation als religiöses Anliegen, Trier 1948. IDEM, Historia de la Reforma, I-II, Madrid 1963.

[8] Cfr. E. ISERLOH, Lutero y luteranismo, en "Gran Encíclopedia Rialp", XIV, Madrid 1979, pp.627-636. IDEM, Geschichte und Theologie der Reformation im Grundriss, Paderborn 1980. IDEM, Katholische Theologen der Reformationszeit, 5 vols., Aschendorff-Münster 1984-88. En España, merecen especial atención las obras de L.F. MATEO SECO, Martín Lutero. Sobre la libertad esclava, Madrid 1978; y de R. GARCÍA-VILLOSLADA, Martín Lutero I-II, Madrid 1973; 2ª ed. 1976.

[9] Cfr. R. H. BAINTON, Here I stand, 1950. Traducción alemana, por H. DÖRRIES, Hier stehe ich. Das Leben Martin Luthers, 1952; 7ª ed. corr. 1980 por B. LOHSE.

[10] Cfr. R. FRIEDENTHAL, Luther: sein Leben und seine Zeit, 1967; 7ª ed. 1983. Traducción inglesa 1970; traducciones húngara y japonesa 1973.

[11] Cfr. P. MANNS (ed.), Martin Luther, Reformator und Vater im Glauben, Stuttgart 1985.

[12] Cfr. W. ECKERMANN y E. PAPP (eds.), Martin Luther. Annäherung und Anfragen, Vechta 1985.

[13] Cfr. G. BESIER et. al., Martin Luther. Ein Arbeitsbuch, Göttingen 1984.

[14] Cfr. H. BARTEL et al. (eds.), Martin Luther. Leistung und Erbe, Berlin 1986.

[15] Cfr. F. van INGEN y G. LABROISSE (eds.), Luther-Bilder im 20. Jahrhundert, Amsterdam 1984. La obra recoge artículos de H. LAUFHÜTTE (Martin Luther in der deutschen Literatur des 19. und 20. Jahrhunderts, pp.27-57), G. MARON (Das katholische Lutherbild im Wandel, pp.199-205), C. AUGUSTIJN (Das marxistische Lutherbild, pp.223-238) y otros.

[16] Cfr. K.-H. zur MÜHLEN, Zum theologischen Ertrag des Lutherjahres 1983, en "Theologische Literaturzeitung" 110 (1985/5), p.511.

[17] Cfr. H. JUNGHANS, Lutherbiographien zum 500. Geburtstag des Reformators 1983, en "Theologische Literaturzeitung" 110 (1985/6), pp.401-442.

[18] Entre éstas, la biografía más lograda parece ser la de Barbara BEUYS, que da una visión conjunta de toda la historia de la Iglesia luterana alemana, Und wenn die Welt voll Teufel wär. Luthers Glaube und seine Erben, Reinbek 1982. Además de las monografías, la biblioteca "Herzog August", en Wolfenbüttel, coleccionó 90.000 artículos valiosos sobre Lutero.

[19] Destaca la obra de A. LÄPPLE, Martin Luther. Leben-Bilder-Dokumente, München-Zürich 1982, que se apoya en los estudios de J. LORTZ. La obra de H. HERRMANN, Martin Luther. Ketzer wider Willen, München 1983, considera la reforma sobre todo desde el punto de vista jurídico.

[20] Para el diálogo ecuménico parece bastante lograda la obra común del historiador luterano M. U. EDWARDS y del teólogo católico G. H. TAVARD, Luther. A Reformer for the Churches. An ecumenical Study Guide, Philadelphia - New York 1983. Trata ampliamente de la justificación por la fe.

[21] A pesar de que se ha abusado, en el Tercer Reich, de las relaciones entre Lutero y los alemanes, el historiador H. DIWALD se atrevió a presentar de nuevo la "revolución luterana" como un "acontecimiento eminentemente alemán". Pero no dijo nada nuevo con respecto a las interpretaciones anteriores. El libro se ha difundido mucho, aunque está influenciado claramente por las tesis polémicas de H. Denifle. Cfr. Martin Luther. Eine Biographie, Bergisch-Gladbach 1982.

[22] Característica es la biografía de W. LANDGRAF, Martin Luther. Reformator und Rebell. Eine Biographie, Berlin 1981; 2ª ed. 1982. Pone los acentos, por ejemplo, sobre la guerra de los campesinos o las discusiones entre los "conservadores" y los "progresistas" durante el siglo XVI, y prescinde casi completamente de cuestiones teológicas; contiene citas de Friedrich Engels y mucha documentación actual.

[23] El teólogo protestante H. MAYER, por ejemplo, quiere, con la ayuda de Lutero, acercar a los lectores a Jesucristo. Cfr. Martin Luther. Leben und Glaube, Gütersloh 1982.

[24] Destacan las obras de W. von LOEWENICH, Martin Luther. Der Mann und das Werk, München 1982, y de G. WENDELBORN, Martin Luther. Leben und reformatorisches Werk, Berlin 1983, y sobre todo las interpretaciones originales e interesantes de H. A. OBERMAN, Luther. Mensch zwischen Gott und Teufel, Berlin 1982.

[25] La obra de M. BRECHT, Martin Luther. Sein Weg zur Reformation 1483-1521, Stuttgart 1981, demuestra que, con respecto a los comienzos de la Reforma, hay todavía muchas cuestiones para la investigación.

[26] Hay pocas biografías que tratan detenidamente de la vida del reformador después de 1525, como la obra de M. U. EDWARDS (Jr.), Luther’s Last Battles. Politics and Polemics 1531-46, London-Leiden 1983.

[27] Cfr. H. JUNGHANS, Lutherbiographien zum 500. Geburtstag des Reformators 1983, cit., 406 y 437s.

[28] Cfr. H. JUNGHANS (ed.), Leben und Werk Martin Luthers von 1526-1546. Festgabe zu seinem 500. Geburtstag, I-II, Berlin 1983.

[29] Cfr. G. EBELING, Umgang mit Luther, Tübingen 1983.

[30] Cfr. E. MÜLHAUPT, Luther im 20. Jahrhundert, Göttingen 1982.

[31] Cfr. G. MARON, Auf dem Wege zu einem ökumenischen Lutherbild. Katholische Veröffentlichungen zum Lutherjahr 1983, en "Theologische Rundschau" 50 (1985), pp.250-283 Del mismo autor también, Das katholische Lutherbild der Gegenwart, Göttingen 1982 Desde la perspectiva católica realizó un trabajo parecido J. BROSSEDER, Martin Luther - 500 Jahre, en "Die Welt der Bücher" 6 (1983), pp.385-391.

[32] Cfr. G. BOSS; H. J. URBAN, Zum Thema: Martin Luther, Paderborn 1983. P. MANNS y H. N. LOOSE, Martin Luther, Freiburg-Basel-Wien 1982. M. MEISNER, Martin Luther. Heiliger oder Rebell, Lübeck 1981. D. OLIVIER, Luthers Glaube. Die Sache des Evangeliums und der Kirche, Stuttgart 1982. O. H. PESCH, Hinführung zu Luther, Mainz 1982; 2ª ed. 1983. IDEM, Gerechtfertigt aus Glauben. Luthers Frage an die Kirche, Freiburg-Basel-Wien 1982.

[33] Esto no quiere decir que se deba estar de acuerdo con algunos autores católicos, según los cuales un cristiano católico podría comprender mejor la personalidad y las intenciones del reformador, ya que haya hecho las mismas experiencias que el joven Lutero. Así O. H. PESCH, Hinführung zu Luther, cit., 291s., y A. LÄPPLE, Martin Luther. Leben-Bilder-Dokumente, cit., 14. El esfuerzo por tratar a Lutero con justicia no debe basarse en una actitud crítica con respecto a la propia Iglesia, como la muestra el antiguo profesor de derecho canónico H. HERRMANN, que hoy es profesor de sociología: Martin Luther. Ketzer wider Willen, cit.

[34] Cfr. G. MARON, Die ökumenische Bedeutung des Papstbesuches in Deutschland, en "Geschichte in Wissenschaft und Unterricht" 32 (1981/3), pp.173-181. Cfr. también la Carta que el Papa JUAN PABLOII mandó al Cardenal Willebrands, el 19 de noviembre de 1983, Invitación a una reflexión crítica sobre la herencia de Lutero, en "Ecclesia" (1983), p. 12.

[35] G. MARON, Auf dem Wege zu einem ökumenischen Lutherbild. Katholische Veröffentlichungen zum Lutherjahr 1983, cit, p. 281.

[36] Así dice Peter MANNS en un epílogo denso a la 6ª edición de la obra de J. LORTZ, Die Reformation in Deutschland, I-II, 1982, cit., p.359. Entre los que vuelven "a la situación anterior a Lortz", se suele considerar, sobre todo, a T. BEER, Der fröhliche Wechsel und Streit. Grundzüge der Theologie Martin Luthers, Einsiedeln 1980. P. MANNS rechaza sus tesis expresamente, en el epílogo señalado, pp.368 y 387s.

[37] P. MANNS, Martin Luther, Freiburg-Basel-Wien 1982, p.183.

[38] Cfr. P. MANNS (ed.), Martin Luther, ‘Reformator und Vater im Glauben’, Stuttgart 1985.

[39] O. H. PESCH, Erträge des Luther-Jahres für die katholische systematische Theologie, en P. MANNS (ed.), Zur Bilanz des Lutherjahres, Stuttgart 1986, pp.81-154.

[40] Cfr. H. KREMERS (ed.), Die Juden und Martin Luther - Martin Luther und die Juden, Neukirchen-Vluyn 1985.

[41] Cfr. ibid., p.103.

[42] Cfr. R. SCHWARZ, Luther, Göttingen 1986 y la recensión de esta obra por E. W. GRITSCH, en "Theologische Literaturzeitung" 113 (1988/11), pp.333 f.

[43] Cfr. B. LOHSE, Luthers Theologie in ihrer historischen Entwicklung und in ihrem systematischen Zusammenhang, Göttingen 1995. El autor señala que no se pueden considerar las afirmaciones violentas y chocantes de Lutero sin tener en cuenta sus convicciones religiosas: el problema de los judíos fue, para él, una cuestión de fe. Los judíos le parecían unos herejes obstinados en el error, rechazando la verdad del Evangelio desde hacía 1500 años. Se cerraban al don de la fe y necesitaban ser castigados por ello. Lutero contrapuso su propia "religión de piedad e interioridad" a la "religión de las leyes exteriores" judía. Quería destruir la idolatría difundida por este pueblo; de ahí se explican sus sentencias tan duras. Es interesante comprobar que el odio contra los judíos desapareció cuando uno de ellos se convirtió. Cfr. las recensiones de esta obra en "Theologische Literaturzeitschrift" 121 (1996), p.697, y en el "Anuario de Historia de la Iglesia" 7 (1998), pp.455-459.

[44] Cfr. H. JUNGHANS (ed.), Lutherjahrbuch 63 (1996), p.128.

[45] Cfr. D EMME, Martin Luthers Weg ins Kloster, Regensburg 1991. La tesis central es rechazada por la crítica. Cfr. la recensión de esta obra en "Theologische Literaturzeitung" 117 (1992/9), pp.678ss.

[46] T. BEER, Luthers Theologie. Eine Autobiographie, Weilheim-Bierbronnen 1995.

[47] Cfr., por ejemplo, H. SCHWARZ, Martin Luther. Einführung in Leben und Werk, Stuttgart 1995. H. J. GENTHE, Martin Luther. Sein Leben und Denken, Göttingen 1996.

[48] Cfr. H. HIRSCHLER, Luther ist uns weit voraus, Hannover 1996.

[49] Cfr. H. JUNGHANS, Martin Luthers letzte Jahre, en "Luther" 67 (1996/3), pp.114-131.

[50] B. LOHSE, Martin Luther. Eine Einführung in sein Leben und sein Werk, 3ª ed. revisada, München 1997. Se trata de la nueva versión, esencialmente cambiada, de una obra de 1981. Sale una recensión de esta obra en el "Anuario de Historia de la Iglesia" 7 (1998), pp.455-459.

[51] Cfr. D. KORSCH, Martin Luther zur Einführung, Hamburg 1997.

[52] Cfr. M. GRESCHAT y G. LOTTES (eds.), Luther in seiner Zeit, Stuttgart-Berlin-Köln 1997.

[53] JUAN PABLO II, Discurso sobre Lutero en su primer viaje por Alemania Federal (1982).