Los tiempos de Dios
Dios ha desarrollado
su plan de manera perfecta para cada uno. ¿Cuándo? ¿Cómo? ¡Solo El lo sabe! .
Autor: Oscar Schmidt | Fuente: www.reinadelcielo.org
Tres tiempos ha pensado Dios para el desarrollo de la historia de la
humanidad, dentro del gran misterio que representa Su Plan para nosotros.
Los primeros tiempos fueron los de la Creación, los tiempos del Padre que con
Su Pensamiento y Su Voluntad creó todo lo que nos rodea. Y fueron también los
tiempos de la Fe: Fe en la existencia de un Dios único, omnipotente, lleno de
amor por sus criaturas. Pero, fue el propio hombre el que corrompió la
perfección de esa creación, haciendo uso de su voluntad, del libre albedrío
que Dios le dio. Y fue utilizando mal ese libre albedrío que el hombre volvió
a caer, una vez más, olvidándose en forma creciente del Dios Creador.
Dios Padre abrió entonces la puerta a los segundos tiempos: los de la
Redención, los tiempos de la Salvación, tiempos del Hijo. Y sin dudas que
estos tiempos fueron los de la Esperanza, ya que el Mesías nos trajo el
anuncio del Reino, la promesa de un futuro de felicidad. La llegada de Cristo
abrió las puertas del Cielo y también abrió nuestros corazones al Arca en que
Dios quiso resguardarnos de los males del mundo: María. ¿Acaso podía el Padre
elegir un modo imperfecto en el acto de dar Su naturaleza Humana al Hombre
Dios, a Su Hijo?. Los tiempos de la redención no pueden entenderse, entonces,
sin unir a Madre e Hijo, Redentor y Corredentora, en la Pasión, Muerte y
Resurrección que nos conducen a la esperanza de una vida de plenitud.
Y fue el mismo Jesús quien anunció la llegada del tercer tiempo en la historia
de la humanidad, al anticipar la venida del Espíritu Santo, Espíritu de
Santificación. Estos son, entonces, los tiempos de la Santificación. Y son
también los tiempos de la caridad, ya que el Espíritu Santo es Espíritu de
Amor, como Jesús nos lo enseñó con su nuevo y principal mandamiento. De este
modo, el Espíritu de Dios se derrama sobre el mundo, buscando los corazones
que le den acogida, que lo dejen actuar. Somos los hombres los que debemos
reconocer y facilitar su accionar, por el camino de la humildad y el amor. En
estos tiempos es el Espíritu Santo el que habla a través de quienes
Evangelizan y llevan el mensaje renovado (¡una vez más!) por obra del Soplo
Divino. Llevar a las almas a Dios es la caridad perfecta, es el amor que
difunde el mensaje de Salvación.
De este modo hemos visto una humanidad que ha recorrido distintas etapas a lo
largo de su historia:
Los tiempos del Padre, de la Creación, del Pensamiento Divino que todo lo
hizo. Fueron tiempos de Fe.
Los tiempos del Hijo, de la Redención, del amor del Padre expresado en el
Hombre Dios, nacido de la Nueva Eva, la Mujer Perfecta. Son los tiempos de la
Esperanza.
Y finalmente los tiempos del Espíritu Santo, de la Santificación, del amor
derramado sobre el mundo. Tiempos de Caridad.
Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Creación, Redención y Santificación.
Fe, Esperanza y Caridad.
Dios ha desarrollado su Plan de manera perfecta, dejando que en cada tiempo se
manifieste un aspecto nuevo y maravilloso de Su Divinidad. Es un camino con un
destino cierto, un destino de plenitud. Cuando se haya alcanzado esa plenitud,
cuando el plan esté completo, estaremos en condiciones de presenciar el gran
final que el Señor nos tiene preparados. ¿Cuándo?. ¿Cómo? ¡Solo El lo sabe!