Las
letanías son alabanzas, piropos de amor, de ternura
Fuente: Catholic..net
Autor: P Mariano de Blas LC
Las letanías son alabanzas, piropos de amor, de ternura. ¿Te aburres rezándolas?
No amas, no comprendes. ¿Te gustan? Sí amas, sí comprendes.
El que las inventó sí amaba, sí comprendía. Son, en definitiva, un poema de
amor; sólo quien ama a María lo entiende. Dile a los enamorados que son
aburridos porque repiten con frecuencia frases de amor.
Santa María
Es el nombre de la mujer más maravillosa... ¡Cuantas iglesias dedicadas a su
nombre!¡Cuantas mujeres llevan este nombre de María! Por algo será. Yo me llamo
Mariano y me alegro de llevar ese nombre. Cuanta gente canta, reza, dice ese
nombre que a los mismos ángeles impresiona y enternece el corazón de Dios. Los
ángeles obedecen a Dios y luego a su Reina, a una mujer, una criatura humana, a
María.
Nosotros le hemos puesto un sobrenombre llamándola Santa María de Guadalupe.
Cuanto significa este nombre para los mexicanos.
María es amor, toda amor; es el lado misericordioso y tierno del amor de Dios
para nosotros.
Santa Madre de Dios
Esta es su grandeza incomparable, Nos merece un respeto tremendo. Pero su amor y
humildad la convierten en una Madre incomparable, única. Podía el Hijo de Dios
habérsela quedado. Era suya, solo suya y toda suya. Pero el amor es donación y
entrega. Y por amor -¡qué grande amor!- nos la regaló. Cristo nos dio el derecho
de ser sus hijos.
La sangre que Cristo derramó en el Calvario esa la sangre de una mártir,, era su
propia sangre. Dios lleva en sus venas la sangre de María.
Santa Virgen de las vírgenes
Es la inmaculada, la llena de gracia, La hicieron las manos del tres veces santo
para ser digna morada del Hijo de Dios.
Está a la cabeza de todas las vírgenes, es reina de todas ejemplo para cada una
de ellas.
Madre de Cristo
La sangre que derramó en el Calvario era la sangre de una mártir, María, la
Corredentora. Madre del Niño Jesús que nació de Ella en Belén. Madre del Cristo
que predicó en Palestina. Madre del Cristo del Calvario: Madre mártir.
Madre de la Iglesia
Pablo VI le otorgó ese título durante el Concilio Vaticano II. Madre de Cristo
Cabeza, Madre de su cuerpo, la Iglesia. Madre de todos nosotros: madre tuya,
madre mía. Una prueba de que Jesús nos ha tomado en serio como hermanos es que
nos ha dado a su Madre, y para siempre.
Te cuida y te ama como si fueras el único. Pero María no puede besar al hijo que
la rechaza, no puede curar al hijo que no la quiere, no puede ayudar al hijo que
la rehuye. No puede ser Madre de quien no quiere ser su hijo. Y es más madre de
quien desea con toda su alma ser hijo suyo.
Madre que cuida de una manera especial a sus hijos enfermos, pecadores,
tristes... Madre de las almas consagradas. Para Jesús son sagrados, para María
también.
Mexicano, si alguna vez has sentido en tu corazón un algo de ternura por la
Morenita del Tepeyac, ten cuidado, te la quieren arrebatar. Te habrán quitado
mucho. Ya solo nos falta que nos quiten la fe en Dios y en la Virgen de
Guadalupe. Y a ver qué nos queda de mexicanos.
Madre de la divina gracia
No en el sentido de productora de la gracia, sino distribuidora, medianera de la
misma. Todas las gracias que recibes pasan por las manos de una Madre, por
voluntad de Dios. Al ser la Madre de Cristo m de alguna manera es la madre de
esa gracia que Cristo nos dio. Porque el sí de María pondría en marcha la
Redención de los hombres, la redención que nos otorgaría la gracia.
Madre purísima. Castísima, virginal, inmaculada
Un abismo de pureza. La Mujer con mayúscula fue una mujer purísima. Cualquier
mujer que quiera conservar su grandeza, no puede menospreciar esta virtud. La
impureza te hace menos mujer y te acerca al reino inferior de la naturaleza. Las
mujeres, las muchachas que hoy aman la pureza y la tratan de vivir tienen el
beneplácito de Dios y la sonrisa de la Mujer ideal.
Con ello no quiero decir que las caídas en este campo no se puedan reparar. Como
nadie dice que un vestido manchado no se puede lavar.
Los gustos del cielo tan distintos a los del mundo. ¿Qué han hecho de la mujer?
Hoy la mujer ideal es totalmente distinta. Si eres mujer, escoge el perfil del
cielo o el de la tierra.
La pureza no roba belleza a una persona, al contrario, la realza. El rostro más
bellos y los ojos más hermosos son aquellos en los que se refleja Dios. La mujer
pura tiene un encanto adicional, un toque de cielo azul, aunque hoy no se le
quiera tener en cuanta. Si se quiere rescatar al mundo debe ser desde la mujer,
Y gran parte del recate de la mujer se llama castidad.
Madre amable
Digna de todo nuestro amor.
Por lo buena que es
Por lo santa
Por ser mi Madre
Por todo lo que le debo
Porque, después de Dios, nadie me quiere tanto
Por su encantadora sencillez.
María es digna de todo nuestro amor. Totus tuus. Todo tuyo y para siempre.
Te quiero, madre dela cielo, como quiero al mismo cielo, como quiero los bellos
paisajes, los mares, los ríos, las montañas... Te quiero en los amaneceres y
puestas de sol, en las flores de la pradera. Lo mismo que siento a Dios, te
siento a Ti en cada rosa, en el canto del jilguero, en las estrellas de la
noche. Algo de tu hermosura ha quedado en la naturaleza. Y por eso te veo en
todas partes.
Madre admirable
Virgen poderosa
A la más poderosa de las Reinas, Dios no le niega nada. Se le llama La
omnipotencia suplicante. Semper vivens ad interpellandum pro filiis suis: Que
vive siempre para interceder por sus hijos.
"No tienen vino", dijo en una boda. Y qué vino más exquisito se bebió en Caná.
Los que se acogen a Ella no deben tener miedo a nada. Ni al demonio, ni a la
muerte, ni a los peligros.
El rosario parece una oración frágil, y como propia de abuelitas, pero Dios ha
querido que sirva para detener los cañones y las bombas. La tierna Virgencita es
el terror del infierno entero. Por eso los devotos de María no tienen nada que
temer.
Buscar una alianza perpetua con María de Jesús equivale a ser inexpugnable en la
lucha por el cielo. Ella es la puerta del cielo y la causa de nuestra alegría.
Los hijos de María son personas muy alegres, como su Madre. No se explica que
los hijos e hijas de María Santísima se dejen morder por la serpiente de la
desesperanza y del temor. No tienen ningún temor.
Virgen clemente
Lo aprendió de Jesús. Es la Madre del Hijo pródigo. Sabe curar las heridas,
consolas las penas, enjugar las lágrimas, suavizar todo, perdonar todo. Como
Ella no debe juzgar, sólo perdona e intercede por sus hijos.
Cualquier madre es clemente, pero María más que todas juntas. Buena falta nos
hace, pues la clemencia la requieren los malhechores. Hemos de saber que los
tales no son los que andan en las cárceles, pues cada uno de nosotros, sumando
todas sus maldades es un verdadero malhechor que necesita clemencia.. Cuando
María intercede ante el Juez divino por uno de sus hijos, obtiene el perdón.
Oh Madre del Hijo pródigo, que aprendiste de Jesús a perdonar, a hacer una
fiesta cuando éste regresa a casa. He huido de casa muchas veces, creyendo
ingenuamente que sin Dios la vida es más atractiva y emocionante. Cuantas veces
he regresado a casa herido, decepcionado, miserable. Tú has sido, junto con
Dios, la que me ha puesto un anillo en el dedo, nuevas sandalias a mis pies
descalzos, una túnica, y has mandado hacer la fiesta del becerro gordo. Si en el
corazón de Dios hay más alegría por un pecador que se convierte, también en el
tuyo una de las más grandes alegrías es la de recuperar un hijo perdido, un hijo
muerto.
Hay un momento crucial en el que clemencia me es absolutamente necesaria: el día
del juicio particular. No dejes de asistir, como abogada defensora, a la cita
definitiva en la que se decide mi eternidad.
Virgen fiel
Es uno de sus títulos más grandes. La fidelidad hecha carne de mujer. Fidelidad
a Dios, demostrada en su fórmula favorita: "He aquí la esclava del Señor, hágase
en mí según tu palabra".
Fidelidad a sus hijos; aún a los hijos que se pierden los ha amado hasta el
último segundo de su vida.
Estaba junto a la cruz... Ella no cayó en la tentación del sueño como Pedro y
sus compañeros.
¿Qué más se te podía pedir, Virgen Fiel? Todo lo diste.
Espejo de justicia
Espejo de santidad...Es la Inmaculada. El tres veces Santo se refleja en Ella
como en un espejo.
Pero no es espejo que, cuando la imagen desaparece, también del espejo
desaparece. María es, más bien, una copia muy bien hecha, del Modelo, la más
perfecta, hermosa y fiel que se haya dado. María nos aventaja con mucho. Irradia
la santidad, la transmite. Quisiera que todos sus hijos se parecieran a Ella.
Con más verdad que san Pablo puede decirnos:"Hijos, sed imitadores míos, como yo
lo soy de Jesús".
Debemos parecernos a nuestra Madre. "Sed santos como yo soy santa", podría
decir, al estilo de Jesús. Cualquier virtud adquiere un brillo y un encanto
particular en María. Ella no hace amables practicar dichas virtudes. Es una
Maestra incomparable que hace amar y apasionarse por la vida cristiana. Queremos
ser discípulos en tu escuela, María.
Trono de sabiduría
Lugar donde se asienta la sabiduría. La sabiduría del arte de vivir: Maestra del
vivir, porque es maestra del amor. Vivir, en su esencia más alta, es amar.
Maestra en el arte del amor: Madre del amor hermoso se le llama. Maestra de
todas las virtudes cristianas: Enséñame a ser un discípulo excelente.
Por ser la mejor discípula de Jesús se convirtió en la mejor Maestra de los
hombres.
Ella nos enseña la sabiduría más alta, la de cumplir la voluntad de Dios, de la
santidad. De acuerdo a la frase: "El que se salva sabe, y el que no, no sabe
nada".
Nos enseña la verdad de Dios en las Escrituras. Nos ha dado al Verbo, la Palabra
de Dios, de una forma en que le podemos tocar, abrazar, mirar, comer. "Haced lo
que Él os diga". Esta frase pronunciada en las bodas de Caná resuena en todos
los corazones de los cristianos. Si le hiciéramos más caso a Jesús, nos iría
mucho mejor.
Es una sabiduría humilde. No es fácil hallar sabios humildes, porque la ciencia
suele hinchar. María nunca reclamó a su esposo nada, nunca insistió en las
preguntas, aceptaba las respuestas que le resolvían solo en parte los misterios.
Causa de nuestra alegría
Ella lo sabe. Se lo recordó a Juan Diego. "¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?
¿No estás bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy yo la causa de tu alegría?"
¿Quién es esa persona? ¿Dónde vive? ¿Cómo se llama? Me muero por verla.
El que se junta con María es un ser alegre por contagio. Porque Ella contagia la
alegría a los hijos de Dios.
Su sí a Díos abrió la puerta que estaba cerrada. Nos abrió la puerta de la
felicidad eterna. Nos dará un abrazo y nos presentará a Jesús y al Padre.¡Qué
ilusión me da el pensar en ese momento!
Las legítimas alegrías humanas tienen color y sabor mariano. Pienso en la
sonrisa de María; lo más entrañable de su rostro. Una sonrisa de María vale más
que todos los cariños humanos del mundo, por hermosos que sean.
Vaso espiritual, vaso digno de honor, vaso insigne de devoción
Se habla aquí de los vasos sagrados, como son el cáliz y la patena. María es un
vaso sagrado, como una patena que ha encerrado al Verbo en sus entrañas; es un
cáliz precioso, porque encerró en sus venas la sangre de Jesús, la que se
derramaría en Getsemaní, en la flagelación y en el Calvario.
Vaso digno de ser honrado por todos. A María no se le puede faltar al respeto,
es una ingratitud y una grosería sin nombre. Pienso en los que, con la Biblia en
la mano, predican que María no es la Madre de Dios. Al llegar al cielo, les va a
abrir María la puerta. Antes que nada tendrán que pedir atentas disculpas. Y al
presentarse ante Dios las disculpas deben ser muy serias, porque, aunque de
buena fe, toda la vida dijeron que la Madre de Dios no era su Madre. Eso es muy
fuerte.
Cuando se habla de devoción a la Santísima Virgen, a esto se refieren. Por eso
los que sinceramente tienen una gran devoción a María están en el justo y recto
camino. Dios los bendice y los premia. Amar y bendecir a su Madre, es amarlo y
bendecidlo a Él mismo. Si Él dijo: "Todo lo que hacéis a uno de mis hermanos más
pequeños me lo hacéis a Mí", ¿qué decir cuando se lo hacen a la hermana más
grande y a su misma Madre? Se lo hacen a Él en persona. No tengan miedo, por
tanto, los que aman a María, Madre de Dios. Sepan que cuentan con la bendición
de Dios.
Vaso insigne de devoción, es decir que merece nuestra devoción, amor y cariño
como nadie.
Rosa mística
Esta letanía la comprenden quienes aman las flores y son capaces de extasiarse
ante alguna de ellas. Pues, bien, María es una flor bellísima, la más bella de
todas. ¿Te gustan las flores, una rosa, un clavel...? María es una rosa que no
se marchita, perfumada siempre, que nos hace mirarla, quererla como la flor más
hermosa. La mejor rosa que ha producido la tierra.
Todas las bellas flores acaban marchitándose, no pueden mantener su encanto sino
por un tiempo reducido. María ha florecido en el jardín del cielo y no se
marchitará jamás. Por eso produce una ilusión perenne, un éxtasis eterno, una
ternura inacabable.
Torre de David
La comparación se refiere a la muralla que rodea y defiende la ciudadela de
Jerusalén, la Ciudad Santa. Una torre en la muralla es la parte mas fuerte. Así
se quiere comparar a María como un bastión inexpugnable en la Iglesia, la nueva
Jerusalén, una fuerza imbatible contra los enemigos de Dios y de nosotros, sobre
todo del enemigo eterno de Dios y de los hombres, el Diablo. Contra la Torre de
David nada puede el Demonio. Lo sabe desde hace mucho tiempo. Por eso él odia a
María con todas sus fuerzas y a los hijos de María. Contra Ella y contra Dios
nada puede, pero sí puede contra sus hijos. Ahí se centra su venganza. Se podría
decir que ahí está la debilidad de Dios y de la Santísima Virgen. Pero depende
de nosotros. Si estamos cerca de María no hay nada que temer. Si nos alejamos de
Ella, hay que temer todo, y con razón.
Torre de marfil
El marfil es un elemento muy valioso, muy cotizado. Esto pone en serio peligro
de extinción a los pobres elefantes que lo producen en sus colmillos. Se quiere
significar que María está hecha de material precioso, de virtudes celestiales,
de santidad, de pureza.
Casa de oro
Nuevamente se habla de un mineral precioso, el rey de los metales, el oro. Si
una casa se construye completamente de oro, su valor es incalculable. Queremos
decir que María vale más que el oro, vale tanto que no tiene precio en los
mercados. Por ninguna criatura ha apostado Dios tanto como por María. La valora
tanto que la ha hecho su Madre. Y nos valora tanto que la ha hecho nuestra
Madre. Aquí podemos comprender el amor de Dios a nosotros. La casa de oro se
llama María de Nazareth y se llama nuestra Madre.
Arca de la alianza
El Arca antigua de la Alianza era respetada fuertemente por los judíos, por una
razón; encerraba las dos tablas de los mandamientos que Dios había revelado a
Moisés. María encerró no las tablas de los mandamientos sino a Dios mismo, el
autor de la Antigua y de la Nueva Alianza. De ahí que la veneración hacia Ella
se alarga y se eleva casi hasta el infinito.
Rezar las letanías con devoción es como ir llenando un cántaro, el de nuestro
corazón, de más amor, alegría y admiración. Al final, el cántaro se ha llenado
de todas esas hermosas realidades. ¡Qué diferencia de los que las rezan sin
amor, distraídos! Su cántaro se llena de nada.
Puerta del cielo
Si el cielo es la felicidad eterna, el lugar donde reside Dios y donde estamos
destinados a vivir felices por toda la eternidad, la puerta de entrada es muy
importante. Resulta que la puerta se llama María. Al cielo se entra por María.
Quien ama a María, quien le tiene gran devoción, tiene el boleto asegurado y la
puerta abierta para entrar.
Su sí a Dios abrió la puerta que estaba cerrada. Ella nos abrirá la puerta de la
felicidad eterna; nos dará un abrazo cariñoso. y nos presentará a Jesús y al
Padre. ¡Cuanta ilusión me da el pensar en ese momento!
A medida que conocemos a la Virgen, nos vamos enterando de su gran importancia
en esta vida y en la otra vida. María nos es completamente necesaria e
indispensable. Y los que opinan de otra manera, muy su opinión, que respetamos,
pero andan muy equivocados.
Abrir la puerta, y encontrarnos con María Santísima es el comienzo del cielo, su
preludio, el inicio del éxtasis eterno que comienza...pero no terminará jamás...
Estrella de la mañana
Lucero que precede a la salida del Sol, de Jesús. Estrella del Mar, que orienta
a los que andan perdidos. Me llama mucho la atención la devoción que tienen a la
Virgen los marineros de muchos puertos. Ellos saben de tormentas, de difíciles
momentos pasados en alta mar. Por eso saben también invocar con todas sus
fuerzas a la Estrella del Mar.
Salud de los enfermos
María lleva en sus manos y en su corazón la salud, tan necesaria para vivir en
plenitud. Por eso, uno de los momentos en que más se invoca a María por parte de
todos sus hijos es en la enfermedad. Uno de los momentos en que más necesitamos
invocar a María es en los momentos de dolor. Y cuando más se acerca a sus hijos
como buena madre es en esos dolorosos momentos...
Salud de los enfermos del alma. Sabe curar enfermedades del cuerpo, pero sobre
todo del alma. Ella sabe otorgar algo tan grande como la salud, la paciencia y
el amor en la enfermedad. Como buena Madre está a la cabecera de sus hijos
enfermos. Y sobre todo en la hora de la muerte. Todos los buenos cristianos
mueren en brazos de su Madre, de María. Y morir así, no es triste, todo lo
contrario. Cada uno de nosotros nos preparamos la propia muerte. Si queremos
morir en brazos de María, digámoselo.
Refugio de los pecadores
Es muy importante que lo sepan todos. El pecador se siente muy solo,
terriblemente lejos de Dios y de los hombres. Pero hay un refugio seguro, donde
vive una persona muy querida, muy nuestra, tan nuestra que es nuestra Madre.
También en el pecado sigue siendo nuestra Madre. Es cuando más la necesitamos,
cuando Ella sabe que la necesitamos más. A cuantos ha salvado, incluso en el
último instante. No desesperes, mientras exista María.
Un recado urgente, un S.O.S. para todos los que han perdido la esperanza:
Mientras exista María Santísima, hay remedio para todos los males, hay perdón
para todos los pecados. De todos los títulos hermosos que tiene María, este es
el más querido y más aprovechado precisamente por ellos, los pecadores.
Ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Quien reza
frecuentemente el rosario hace esta petición miles de veces y quien hace una
petición miles de veces, la consigue. Mira por donde el rezo del rosario tanto
tendrá que ver con nuestra salvación eterna.
Todos conocemos aquella bella reflexión :"Yo les cierro la puerta...pero tu
Madre les abre la ventana". Si tienes miedo de Dios, no lo tengas de María. La
Virgen María, la Immaculada, la Madre de Dios no tiene repugnancia de besar las
llagas purulentas de sus hijos enfermos.
Consuelo de los afligidos
Hoy se buscan calmantes, pastillas contra el dolor, porque el dolor se ha
multiplicado por todas partes. Cuando no son las enfermedades del cuerpo, son
las tribulaciones del alma. El hombre de hoy, tú y yo, requerimos como algo
urgente la mano que acaricia, el rostro que se inclina hacia nuestro dolor, el
corazón que compadece y suaviza el sufrimiento. Necesitamos las manos, el
rostro, el corazón de María. A todos los que sufren sin esperanza vayamos a
decir que tienen una Madre, que los ama mucho.....
Auxilio de los cristianos
Se requería esta ayuda porque, si el Demonio la trae con todos los hombres,
principalmente se ensaña con los cristianos. Entrar en el Corazón de María es
estar a salvo de todos los peligros. Y si en todo tiempo ha sido necesario este
auxilio, hoy más que nunca, pues perece que todo el infierno ha salido de sus
antros para hacer daño a la Iglesia y a los cristianos. Por eso, si invocar a
María, rezar el rosario siempre ha sido necesario, hoy es de vida o muerte. A
los que defienden lo contrario los veremos muertos por el camino, desangrados
por ese vampiro infernal.
Reina de los ángeles, de los patriarcas, de los profetas. Reina de los
apóstoles, de los mártires, de los confesores, de las vírgenes. Reina de todos
los santos.
Nadie quiere estar fuera de su reinado. Hasta los ángeles, que no son humanos,
han pedio y obtenido tenerla como Reina. No como Madre, que ese privilegio sólo
a los humanos ha sido dado. Pero al menos como Reina. Ningún ángel la llama con
el tierno nombre de Madre, sino con el nombre respetuoso de Reina mía.
Los patriarcas y los profetas, que son los grandes del Antiguo Testamento están
bajo su protección. Su grandeza ha quedado pequeña ante la Gran Señora y Reina.
Así me imagino yo a Abrahán, a Moisés, a Isaías y a los demás besando
respetuosamente las manos de quien llevó en ellas a Dios mismo.
Los grandes del Nuevo Testamento son los que entran en esta lista envidiable:
apóstoles, mártires, confesores, vírgenes. De todos es la Reina, la que los
supera a todos, la que les ha dado la fortaleza en sus batallas, la que les ha
guiado hasta el cielo y hasta la santidad. Reina de muchos, Reina de los
mejores, porque eres la Mejor de todos.
Reina de los santos. Podría ser reina de ti y de mí, si llegamos a ser tales.
Hay que ganarlo con esfuerzo. La posibilidad está abierta, mientras dura la
vida. Todos los santos han amado de manera particular a su Reina. Y Dios los
premia de manera muy especial en el cielo, por haber honrado tan hermosamente a
su Joya.
Reina concebida sin pecado original
El privilegio de la Inmaculada Concepción. Estamos muy de acuerdo con que Dios
hiciera una excepción con su Madre, que también es nuestra Madre. Nuestra Madre
nació igual a nosotros en todos menos en el pecado original. ¡Bendita Tú, que no
pasaste por la amargura del pecado! Así, no manchada por nada, puedes ayudar más
eficazmente a los manchados con todos los pecados. Vemos que los doctores y
enfermeras se ponen guantes y tapabocas para no contagiarse y poder curar mejor.
María no necesita de eso. No necesita antivirus. Más bien los virus mueren en el
acto en su presencia. A veces podría uno pensar que, como uno es pecador, si
intenta tocar o dar un beso o una flor a María la contamina. No es cierto. Ella
no se contagia de nuestra basura, sino que nosotros nos contagiamos de su pureza
y de su santidad.
Reina elevada al cielo
Esto está defendido en un dogma, el de la Asunción. Alguien de nuestra raza,
alguien muy especial ya está en el cielo en cuerpo y alma. Nuestra Madre nos
dice que es verdad lo de los nombres escritos en el cielo; nos dice que vale la
pena sufrir todo con tal de ganar el cielo. Nos anima, nos ayuda a conseguirlo.
Puedes estar seguro de que para conseguir que tú vayas al cielo María Santísima
hará todo lo que está en su mano para lograrlo, lo está haciendo. Déjala hacer,
deja que te lleve al cielo, no la estorbes con tu ingratitud.
¡Qué alegría tan profunda y tan pura nos da el saber que nuestra Madre está ya
para siempre en el cielo, eternamente feliz..! Solo faltamos nosotros. Ella lo
sabe y ruega a diario para lograrlo. Suplica a su Hijo que tenga misericordia.
En fin que, si bien fue Jesús el que me mereció la redención, será mi Madre la
que al fin lo obtenga. ¡Gracias infinitas, Madre!
Reina del Santísimo Rosario
Es una Madre que nos pide rezar el Rosario. Es Ella y no algún fraile
disgustado. Porque Dios mismo ha prometido gracias realmente excelentes. Si
rezando el rosario todos los días se obtiene el cielo, díganme si vale la pena
rezarlo. Desapreciar esta oración es despreciar a María y despreciar a Dios. Una
de las mejores cosas que se pueden hacer es, precisamente, rezar el rosario y
hacer que otros lo recen. El Papa instituyó un año del rosario. Nos consta que
lo reza diariamente. Todos los grandes santos han sido devotos de María y han
tenido un gran aprecio por la oración que más le gusta a la Madre de Dios.
Reina de las familias
Es un título que faltaba en las letanías y que Juan Pablo II se encargo de
añadir. Las familias tenían necesidad de una Reina. Y una Reina fuerte, que
fuera parte de una familia, abogada y defensora contra un enemigo abiertamente
declarado contra las familias, el Demonio. Hoy tiene el maléfico pensamiento de
destruir la familia. Y ya ha hecho bastante mal. Pero se le enfrenta su eterna
rival, María Santísima. Todos somos miembros de una familia y todos queremos que
las familias se sostengan en el amor y en la unidad. Invoquemos a la Reina de la
Familia.
Reina de la paz
Tan necesaria en nuestros tiempos. Si invocáramos más a María, si rezáramos el
rosario con más frecuencia y devoción se acabarían las guerras, todas las
guerras. Está prometido. Pero no lo creemos. Seguimos tercamente empeñados en
pelear con nuestras piedras, flechas, espadas, cañones y bombas.
A su Hijo se le llama entre otras cosas, Príncipe de la paz. Pues bien, este
príncipe, cansado de que no le hagamos caso, nos ha dicho insistentemente: " Si
quieren la paz, hagan lo que Ella les diga". Él nos ha pedido que recemos el
rosario. Dios mismo ha prometido paz a cambio de rosarios.
María es una Reina bellísima, muy poderosa. María es una Madre amorosísima, la
mejor de todas. María es la delicia de Dios. María es la flor más bella que ha
producido la tierra. Su nombre es dulzura, es miel de colmena. Dios la hizo en
molde de diamantes y rubíes, y luego rompió el molde. Le salió hermosísima,
adornada de todas las virtudes, con sonrisa celestial. Y, cuando moría en la
cruz, nos la regaló. Esa mujer es mi madre bendita...