Autor: Thomas Rosica, presidente del canal de televisión Salt and Light
Fuente: Zenit.org

 

La revolución de la santidad

 

Ponencia del padre Thomas Rosica, presidente del canal de televisión Salt and Light, ofrecida en la Conferencia «Rise Up 2007» del Catholic Christian Outreach, que se celebró en el Hotel Palisser de Calgary (Canadá) el 30 de diciembre de 2007.

 

TORONTO, sábado, 9 febrero 2008 (ZENIT.org).- Publicamos una presentación a jóvenes de la santidad del padre Padre Thomas Rosica, C.S.B., presidente del canal de Televisión de Canadá Salt and Light, miembro del Consejo General de la Congregación de San Basilio, quien organizó las Jornadas Mundiales de la Juventud de Toronto, julio de 2002.

Se trata de una ponencia en la Conferencia «Rise Up 2007» del Catholic Christian Outreach, que se celebró en el Hotel Palisser de Calgary (Canadá) el 30 de diciembre de 2007.

 

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¿Existe hoy espacio para Dios y espacio para la santidad en Canadá? ¿Que clase de revolución se requiere para traer a Dios de vuelta a nuestra sociedad? ¿Hay lugar para nuevos revolucionarios de la santidad en Canadá y en el mundo de hoy?

Cada crisis que la Iglesia enfrenta, cada crisis que el mundo enfrenta, es una crisis de santidad y una crisis de santos. La santidad es cr ucial porque es el rostro real de la Iglesia.

Hace mucho tiempo en su carta a la comunidad de Éfeso, san Pablo escribió: «Así pues, ya no sois extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios, edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, siendo la piedra angular Cristo mismo, en quien toda edificación bien trabada se eleva hasta formar un templo santo en el Señor, en quien también vosotros estáis siendo juntamente edificados, hasta ser morada de Dios en el Espíritu» (Efesios 2, 19-22).

¿Cuál es el templo sagrado que estamos llamados a construir? ¿Cómo vamos a convertirnos en conciudadanos con los santos? En mi presentación quisiera considerar esta revolución de la santidad y ofrecer una mirada interior a esta segunda ciudadanía que todos tenemos.

La vida en Cristo es la vida en santidad

El relato fundacional del cristianismo es la vida de Cristo. La religión cristiana sigue siendo la respuest a de las personas a la venida de Cristo como revelación del amor de Dios: atención a su palabra, contemplación de su vida, su muerte y resurrección y obediencia a su voluntad de que el amor al ser expresado en el amor a todos los seres humanos: ninguno tiene que quedar fuera del circulo de este amor.

La liturgia de la Iglesia católica propone revivir los acontecimientos de la vida de Cristo, uno tras otro, y un recordar constantemente las historias de las personas que, heroicamente, les prestaron atención. El nacimiento de Jesús en Belén es seguido inmediatamente por la fiesta del martirio de Esteban, la fiesta del evangelista místico Juan, el martirio de los santos inocentes, la fiesta de otro gran mártir, San Thomas à Becket, y la fiesta de de la Sagrada Familia. La Iglesia nos enseña que no podemos quedarnos en el establo de Belén, sino que debemos apresurarnos en marchar hacia Galilea y luego hacia el Calvario en Jerusalén, donde toda la historia alcanza su momento cús pide y extremo en el monte Calvario. Cuando vamos de fiesta en fiesta, nos movemos de ser admiradores a ser imitadores de Jesús, crecemos en nuestra disciplina y santidad.

Las bienaventuranzas: camino para la santidad

Las Bienaventuranzas del sermón de Cristo en la montaña (Mateo 5, 1-12) son la receta de esa santidad. Santidad es un camino de vida que implica compromiso y acción. No es un intento pasivo sino una opción continua por la profundización de la relación personal con Dios y a permitir que esa relación guíe todas nuestras acciones en el mundo. Santidad requiere un cambio radical en el modo de pensar y en la actitud. La aceptación del llamado a vivir en santidad pone a Dios como nuestra meta final en cada aspecto de nuestra vida. Esta orientación fundamental hacia Dios llega a envolver y sostener nuestra delación con todos los seres humanos. Sostenidos por una virtuosa y fortalecidos por los dones del Espíritu Santo, Dios nos atrae todavía mas ce rca de el y del da que lo veremos cara a cara en el Cielo, alcanzando la unión completa con el.

Un santo es un amigo o amiga de Dios que se toma las Bienaventuranzas en serio en su vida. Cada uno de nosotros está llamado a hacerse amigo de Dios. Crecemos en nuestra amistad con el de la misma manera en que crecemos en nuestra amistad con otras personas: estando presentes, hablándole y siendo generosos con el. Aquí y ahora podemos encontrar santidad en nuestra experiencia personal al poner lo mejor de nosotros mismos en nuestro lugar de trabajo, en la paciencia al educar nuestros hijos, al construir buenas relaciones en nuestros hogares, escuelas y trabajos. Si hacemos todas estas cosas como parte de de nuestra respuesta amorosa a Dios, estamos en la senda de la santidad. Esta necesidad de buenos ejemplos también es importante en la vida cristiana. Con este propósito, la Iglesia alienta la devoción a los santos. Un santo es una persona que ha vivido (o vive) en la practica d e las virtudes y se comporta de una manera que es fiel, constante y dispuesta- hasta el punto del heroísmo."

Muchos piensan que la santidad es un privilegio reservado sólo para unos pocos elegidos. En realidad, ¡hacerse santo es la misión de todos los cristianos y, todavía más, hasta se puede decir que es la misión de todo el mundo! ¿Cuántas veces hemos pensado que los santos son simplemente unos excéntricos que la Iglesia exalta para que los imitemos, gente que no es representativa y que esta fuera del alcance y el contacto con la vida cotidiana y el escenario humano? Esto es verdad para el caso de aquellos hombres y mujeres que eran excéntricos en el sentido literal de la palabra: ellos se salieron del centro, de las prácticas usuales, de los modos comunes de hacer las cosas, de los métodos tradicionales. Otra manera de considerar a los santos es ver que ellos permanecieron firmes en el centro radical.

¡Nosotros necesitamos el ejemplo de esas mujeres y esos ho mbres santos que no tuvieron moderación sino exhuberancia! Ellos fueron personas con sentimientos ordinarios que se tomaron seriamente a Dios y por ello fueron libres de actuar con exhuberancia. No mesurada o moderada, la respuesta de los santos al amor exagerado de Dios es igualmente inmoderada, marcada por la fidelidad y el compromiso total. G. K. Chesterton dijo: «esta clase de personas exagera lo que el mundo y la Iglesia han olvidado».

«Santos», en el sentido en que la palabra es utilizada entre los cristianos católicos actualmente, son aquellos que, en la opinión de otras personas, han tenido éxito en esta iniciativa. La Iglesia Católica Romana canoniza a determinados santos, los pone en la lista (canon) de los que recibieron el sello de su aprobación, luego de un largo estudio y proceso de discernimiento. Pero existen muchos mas santos que no están inscriptos en ese canon de los que figuran en el; y muchos santos que están en el canon reciben poca o ninguna veneraci ón de la gente en nuestros días. Siempre es la gente la que finalmente decide que alguien es para ella un héroe. Y si ha habido una época en la que los jóvenes necesitan auténticos héroes, esa es nuestra época. La Iglesia entiende que los santos, sus oraciones y sus vidas son para la gente que esta en la tierra. La Iglesia cree que la santidad, como un honor terreno, no es codiciada por los santos mismos. Por un lado, la vida de un santo es siempre nueva y sorprendente, y por el otro es siempre lo mismo. Las vidas de los santos son contadas y recontadas para que quienes las escuchan puedan comprenderlas con claridad, se inspiren en ellas y puedan confrontar con las opciones que solo ellos pueden hacer por ellos mismos.

El Papa Juan Pablo II: el Papa de la Santidad

La belleza del cristianismo es que cada uno puede alcanzar la grandeza sin hacerse famoso o emprender aventuras remotas. La Iglesia reconoce la fortaleza valiente de hombres y mujeres que se atr even a dar testimonio del Evangelio en un mundo que cada da es mas abiertamente hostil a los cristianos. En sus casi 27 años de pontificado, Juan Pablo II le dio a la Iglesia 1338 beatos y 482 santos. Hay algunos dentro de la Iglesia que critican a Juan Pablo II por haber generado una inflación de santos y beatos. Yo no estoy de acuerdo estas voces, especialmente después de muchos años de trabajar con jóvenes como ustedes que están en este auditorio. Ustedes tienen una necesidad desperada de héroes y heroínas, modelos y testigos de fe y virtud que el mundo de los deportes, el cine, la ciencia y la música no pueden ofrecer.

Juan Pablo II nos recuerda que los héroes y heroínas que el mundo le ofrece a la gente joven de hoy son terriblemente viciados. Ellos nos dejan tan vagos. Las verdaderas estrellas del pontificado del Papa Juan Pablo II son los santos y beatos que no trataron de ser considerados como héroes, impresionar o provocar. Para creer que la grandeza es alcanzable , necesitamos modelos de conducta exitosos que imitar.

Karol Wojtyla fue un testigo extraordinario quien, a través de su devoción, esfuerzos heroicos, prolongado sufrimiento y muerte, comunica el poderoso mensaje del Evangelio a los hombres y mujeres de nuestros días. Una gran parte del éxito de su mensaje se debe al hecho de que ha sido rodeado por un tremendo grupo de testigos que se mantuvieron junto a el y lo fortalecieron a lo largo de su vida. Para Juan Pablo II, el llamado a la santidad no excluye a nadie, no es el privilegio de una elite espiritual.

El siervo de Dios Juan Pablo II les habló mucho a los jóvenes sobre el llamado a la santidad y la vocación a ser santos. Recuerden su mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud en Roma en el año 2000. El les escribió a sus queridos amigos jóvenes de todo el mundo las palabras inolvidables que se convirtieron en el llamado principal de gigantesca celebración del Jubileo: «¡Jóvenes de todos los continentes, no tengan miedo de ser santos en el nuevo milenio! Sean contemplativos, amen la oración, sean coherentes con su fe y generosos en el servicio a sus hermanos y hermanas, sean miembros activos de la Iglesia y constructores de paz. Para tener éxito en este exigente proyecto de vida sigan atendiendo a Su Palabra, tomen fuerza de los sacramentos, especialmente de la eucaristía y la penitencia. El Señor quiere que ustedes sean apóstoles intrépidos de su Evangelio y constructores de una nueva humanidad».

Dos años después, en nuestra Jornada Mundial de la Juventud, en Canadá, Juan Pablo II sacó a relucir una vez más el tema de la santidad y los santos en el mensaje que nos dirigió: «Así como la sal le da el sabor a la comida y la luz ilumina la oscuridad, así la santidad le da sentido completo a la vida y la hace reflejo de la Gloria de Dios.¡Cuantos santos, especialmente jóvenes santos, podemos contar en la historia de la Iglesia! En su amor a Dios sus virtudes heroicas brillaro n ante el mundo y de ese modo ellos se convirtieron en modelos de vida a los que la Iglesia ha sostenido para que sean imitados por todos. Recordemos solamente a unos pocos de ellos: Inés de Roma, Andrew de Ph Yên, Pedro Calungsod, Josephine Bakhita, Therèse de Lisieux, Pier Giorgio Frassati, Marcel Callo, Francisco Castell Aleu o Kateri Tekakwitha, la joven iroquois llamada "el lirio de los Mohawks". Por la intercesión de su gran testimonio, que Dios los haga también a ustedes, jóvenes, los santos del tercer milenio!».

En la misa de cierre de la Jornada en Downsview Park, el domingo 28 de julio del 2002, el Papa Juan Pablo lanzo el conmovedor desafío: «Y así en lo profundo de sus corazones sienten el mismo llamado al sacerdocio o a la vida consagrada, ¡no tengan miedo de seguir a Cristo en el camino real de la Cruz! En momentos difíciles en la vida de la Iglesia, la búsqueda de la santidad se torna todavía más urgente. Y la santidad no es una cuestión de edad: es una cues tión de vivir en el espíritu Santo, del mismo modo que Kateri Tekakwitha lo hizo en América y mucha otra gente joven lo ha hecho».

El Papa Benedicto XVI continuó el impulso de las invitaciones y exhortaciones a la santidad de Juan Pablo II. En la Jornada Mundial de la Juventud del 2005 en Colonia, Alemania en la ceremonia de apertura, el 18 del agosto del 2005, Benedicto se dirigió a la multitud de jóvenes de todo el mundo: «Queridos jóvenes, la Iglesia necesita testigos genuinos para la nueva evangelización: hombres y mujeres cuyas vidas hayan sido transformadas por el encuentro con Jesús, hombres y mujeres que sean capaces de comunicar esa experiencia a los otros. La Iglesia necesita santos. Todos estamos llamados a la santidad, y solo gente santa puede renovar a la humanidad. Muchos han transitado antes que nosotros este sendero de heroísmo evangélico, y yo los exhorto a mirar con frecuencia hacia ellos para pedirles su intercesión».

El Santo Padre continuó c on el tema en la gran vigilia de la tarde del sábado 20 de agosto del 2005, Marienfield: «Es la gran multitud de santos tanto los desconocidos como los conocidos en cuyas vidas el Señor ha abierto el Evangelio ante nosotros y recorrido sus paginas: El ha hecho esto a lo largo de la historia y continua haciéndolo en nuestros días. En sus vidas, como en un gran libro ilustrado, las riquezas del Evangelio son reveladas. Ellos son la senda luminosa que Dios mismo ha trazado a lo largo de la historia y continua trazando en nuestros días».

El Papa Benedicto XVI hizo un llamado en la apocalíptica asamblea de más de un millón de jóvenes reunida en oración en Marienfield: «Los santos son los verdaderos reformadores. Ahora quiero expresar esto de un modo mucho más radical: sólo de los santos, sólo de Dios viene la verdadera revolución, el modo definitivo de cambiar el mundo».

Poco antes de Navidad, el Papa Benedicto se dirigió al Movimiento de Acción Católica italiana, en Italia. Mencionó a la niña italiana Antonia Meo, cuyas virtudes heroicas acaban de ser promulgadas por la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos. Antonia, conocida como Nennolina, murió por un cáncer de huesos en 1937 poco antes de cumplir siete años. El Santo Padre resalto como ella en su corta vida mostró una fe especial, esperanza y caridad y, presentándola como modelo para los jóvenes, afirmó que «su existencia, tan simple pero tan importante, enseña que la santidad es un camino para todas las edades: para bebes y para gente joven, para adultos y para ancianos».

Benedicto dijo: «Ella viajaba rápidamente por la ´autopista´ que lleva a Jesús ... quien es, en realidad, la verdadera ´senda´ que conduce al Padre, y a Su y nuestra casa definitiva que es el cielo». «Jesús es el camino que lleva a la verdadera vida, la vida que nunca termina. A menudo es un camino empinado y angosto, pero si nos permitimos ser atraídos por el, es siempre un camino estupendo, como un camino de Montaña: cuanto mas rápido subimos, mas fácil se hace mirar hacia abajo en busca de nuevos panoramas, panoramas todavía mas vastos y hermosos. El viaje es cansado, pero nosotros no estamos solos... Lo que es importante es no perder nuestro camino, no salirnos de la senda, porque nos arriesgamos a caer en un abismo o a perdernos en el bosque».

Las palabras del Papa para describir la santidad y lo sagrado son claras, simples e inequívocas: viajar rápidamente por la ´autopista´ que conduce a Jesús una calle que siempre es estupenda, como un camino de montaña: cuanto mas alto escalamos mas fácil se hace ver nuevos panoramas hacia abajo, panoramas aun mas hermosos y vastos. La jornada es agotadora pero no estamos solos.

Jóvenes, ¡ustedes son amigos de los santos! Me uno a muchos de ustedes en nuestra gran peregrinación, un peregrinaje histórico en la huella de los santos en agosto del 2005.¿Quien puede olvidar nuestro encuentro con las comunidad Carmelit a enclaustrada en Colonia, en la que fuera la casa de la Edith Stein, la santa judía, uno de los santos mas grandes del ultimo siglo. Ella comenzó una travesía que finalmente la llevo a la muerte en el campo de concentración en Auschwitz. Santa Teresa Benedicta de la Cruz nos enseña a buscar la verdad en todo, a mar a Jesús, el hombre de la cruz. Ella compartió el destino de sus hermanos y hermanas judías en Auschwitz, en vez de utilizar su bautismo para escapar de la realidad del holocausto.

Camino a Munich, reflexionamos sobre los santos y beatos de la Segunda Guerra Mundial y el periodo nazi. El beato Rupert Mayer, S.J., fue un sacerdote jesuita alemán muy conocido por sus predicas y cruzadas apostólicas en Munich entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial. El padre Mayer encendió la ciudad de Munich con el fuego del amor de Dios.

Cuando visitamos la renombrada Universidad de Munich, lo hicimos como peregrinos y buscadores, deseando profesar nuestra fe cris tiana del modo que lo hicieron los mártires de la Rosa Blanca- Kurt Huber, Hans y Sophie Scholl y sus compañeros. Ellos fueron jóvenes ricos en fe, con una profunda visión ecuménica. A pesar de que vivieron en un tiempo diferente, ellos tienen una enorme importancia. Muchos de sus amigos jóvenes fueron asociados con el grupo y también perdieron su vida por resistir a la maquinaria de guerra e ideologías nazis. Los mártires de la Rosa Blanca sirven como un ejemplo de que no todos los alemanes marcharon ciegamente con Hitler.

Cuando cruzamos la frontera ingresando al norte de Italia, fuimos huéspedes de la familia del beato Pier Giorgio Frassati, el joven atlético que murió a los 24 años en Turín, en 1925. En su tiempo, el joven Frassati encarna al activismo político, la solidaridad y el trabajo por la justicia social y por los pobres, autentica piedad y devoción, humanidad y bondad, santidad, simplicidad, de y caridad. No es ninguna sorpresa que al beatificarlo, en 1990, el papa Juan Pablo II lo llamara: Hombre de las ocho bienaventuranzas.

En Lombardia, en el pueblo de Mesero, cerca de Milán, reflexionamos durante dos días sobre la vida y el testimonio de santa Gianna Beretta Molla. La decisión final de la joven madre por la vida de su hija Gianna Emmaunela fue el florecimiento natural y la culminación de una vida extraordinaria de virtud, santidad, desprendimiento y gozo silencioso. ¡Quien podrá olvidar alguna vez la verdadera comunión de santos que nos trasmitieran el esposo de Gianna, Pietro Molla, y sus hijos!

Continuando nuestro viaje, reflexionamos sobre la vida de los dos santos de la Umbría tan queridos, Francisco y Clara. Para Francisco, el estándar ser siempre Cristo y solamente Cristo. En la pequeña Iglesia de San Damián que entonces estaba destruida, Francisco escucho estas palabras dirigidas a el desde la cruz: "Ve, repara mi casa, que como puedes ver esta en ruinas." Benedicto XVI resumió la misión de Francisco: "Es ta "casa" era por sobre todo su propia vida, la que tenia que ser "reparada" a través de una autentica conversión. Era la Iglesia, no la construida con ladrillos, sino la del pueblo vivo, la que siempre necesita purificación."

Al escuchar la historia de Clara, la amiga tan querida de Francisco, descubrimos que donde quiera que los Franciscanos se establezcan en Europa, allí también se establecen las Claretianas, dependientes solamente de las almas, forzadas a tener una fe completa en la provisión divina a través de la gente. Clara y Francisco nos enseñan sobre el significado de la santa amistad, la pureza y la devoción.

Al arribar a la ciudad eterna de Roma, la parte final de nuestro viaje, pasamos cuatro días en el Vaticano. Allá la generación Vaticano II descubrió la vida del arquitecto y sonador del Concilio Vaticano Segundo, Angelo Roncalli beato Juan XXIII. Desde el comienzo mismo "Papa Giovanni" se gano la simpatía de la gente de millones de personas a tra vés de su contagiosa calidez y visión. El subrayo la relevancia de la Iglesia en la transformación rápida de la sociedad e hizo que las verdades mas profundas de la Iglesia estuvieran claras en el mundo moderno.

Cuatro conciudadanos más en el Reino de Dios

Hoy me gustaría ofrecerles cuatro mujeres y hombres santos mas para el Face Book (pagina Web) del CCO, santos que iluminaron un sendero para nosotros a lo largo de la autopista al cielo. Nosotros necesitamos sus vida, visión y ejemplo para que nos sostengan, nos animen y nos ayuden a convertirnos en revolucionario de la santidad en nuestros das.

Maria: Nuestra Señora de Lourdes y la Inmaculada Concepción

Se dice que a la santa Madre el amor le ha dado miles de normes y títulos. Uno de los títulos y dogmas mas importantes con el que conocemos a Maria, es el de Inmaculada Concepción. El 11 de febrero de 1858, cuando tenia catorce años, la niña Bernadette Soubirous asegura que una hermosa señora se le apareció en la remota gruta de Massabielle, en las afueras de Lourdes, pueblo donde ella residía, al sudeste de Francia. Mas adelante, la dama se identifico a si misma como la Inmaculada Concepción y se apareció a Bernadette 18 veces.

Incluso el escepticismo inicial de las autoridades de la Iglesia sirvió como un tiempo de purificación del gran mensaje de Lourdes que aun resuena en todo el mundo. Hay muy pocos lugares de peregrinación en la tierra donde se puede experimentar el misterio de la Cruz y el significado del sufrimiento redentor que están en el corazón de la vida cristiana.

Muchas personas todavía consideran erróneamente que la Inmaculada Concepción se refiere a la concepción de Cristo. En realidad, se refiere la creencia de que Maria, por un favor divino especial, no tenia pecado desde el momento en que ella fue concebida. Sin la conciencia del pecado original, la Inmaculada Concepción no tiene sentido. Por el dogma de la Inma culada Concepción Dios esta presente y actuando en la vida de Maria desde los primeros momentos. La gracia de Dios es mas grande que el pecado, aplasta al pecado y a la muerte.

Cuando nosotros honramos a la Madre de Dios bajo su advocación de Inmaculada Concepción, reconocemos en ella un modelo de pureza, inocencia, confianza, curiosidad infantil, reverencia y respeto conviviendo pacíficamente con una conciencia madura de que la vida no es simple. Es poco común encontrar reverencia y sofisticación, idealismo y realismo, pureza, inocencia y pasión dentro de una misma persona, como lo encontramos en Maria.

Algo dentro nuestro siempre ansia inocencia, pureza, frescura y confianza. Si perdemos este anhelo, nos volvemos cínicos y desilusionados con una infelicidad que viene precisamente de haber estado por ahí, por haber tenido nuestros ojos abiertos, por haber comprendido pero sin inocencia. Tenemos que mantener esa inocencia y esa experiencia en la tensión adecuada . A través de la Inmaculada Concepción y de Nuestra Señora de Lourdes, tenemos una imagen de humanidad y de divinidad en nuestra casa. Dios esta cómodo en nuestra presencia y nosotros nos sentimos confortables en Su presencia.

Recientemente el Papa Benedicto XVI autorizo indulgencias especiales para conmemorar el 150 aniversario de Nuestra Señora de Lourdes, cuya celebración se esta organizando. Hoy le pido a Nuestra Señora de Lourdes que siga impregnando al CCO con simplicidad y reverencia, idealismo y realismo, pureza e inocencia, pasión y convicción esos grandes dones que alguna vez fueran derramados sobre una joven campesina que tuvo un dialogo y una visión increíbles con la misma madre de Dios. Este dialogo y esta visión sigue ofreciéndole salud y esperanza a un mundo en sufrimiento.

San José: patrono de la Iglesia Universal y de Canadá;

Modelo de masculinidad y paternidad

El segundo gran ejemplo y rol modelo para nosotros es u n o al que siempre damos por sobreentendido en este tiempo del año. San José a menudo es ensombrecido por la gloria de Cristo y la pureza de Maria. Pero el también espero que Dios hablara y le respondió con obediencia. Se nos cuenta que era carpintero, (mas bien un constructor), un hombre que trabajaba para sostener a su familia. San José revela en su humanidad el rol único de los padres en la proclamación de la verdad de Dios con la palabra y con los hechos. Los desafíos actuales de la paternidad y la masculinidad no pueden ser entendidos si los aislamos de la cultura en la que vivimos. El efecto de la falta de paternidad en los niños es profundamente alarmante. ¿Cuántos de ustedes en esta sala han sido afectados por la crisis de la paternidad en nuestros días? ¿Cuántos de ustedes han carecido de un padre o un abuelo en sus vidas?

San José es un gran ejemplo de hombría, virilidad y paternidad. Su situación paradójica de padre adoptivo de Jesús llama la atención sobre la ver dad acerca de la paternidad. Primero, porque el se mantuvo junto como padre de un niño que era su hijo solo a nivel legal. El era, como todo padre debería serlo, profundamente conciente de que estaba sirviendo como representante de Dios, el Padre. Segundo. San José era conciente de que a el, un mero hombre concebido y nacido en pecado, se le haba confiando el ser la cabeza de la familia de Nazaret. El no rechazo esta autoridad ni la uso en su propio interés. En cambio, el ejerció su dirección en perfecta humildad, en el servicio a su familia. Tercero, José protegió y abasteció a Jesús y a Maria. El le dio un nombre a Jesús, le enseño como rezar, como trabajar y como ser un hombre. Aunque no se le atribuyen palabras o textos, podemos estar seguros de que el pronuncio dos de las palabras mas importantes que se hayan dicho jamás: el le puso a hijo el nombre «Jesús» y lo llamó «Emmanuel».

José, el «padre-adoptivo» del Señor revela que paternidad es mucho mas que una cuestión d e generación biológica. Un hombre es un padre principalmente cuando se dedica el mismo a la formación espiritual y moral de sus hijos. Verdaderos padres y verdaderos hombres son aquellos que comunican fortaleza y compasión paternal. Existen hombres con entendimiento en medio de pasiones conflictivas, hombres con convicción que siempre están abiertos al dialogo genuino ante las diferencias; hombres que no piden a los otros ninguna cosa que ellos mismos no estarán dispuestos a arriesgar o sufrir. José es un hombre casto, fiel y simple que trabaja duramente. El nos recuerda que un hogar, una comunidad o una capellanía universitaria no se construyen sobre poder y posesiones, sino sobre bondad; no se construyen sobre riqueza y bienestar, sino sobre fe, pureza y amor mutuo.

Beato Franz Jägerstätter: mártir por la verdad

Un tercer asombroso modelo y conciudadano es el granjero y laico austriaco Franz Jägerstätter. Nacido en 1907 en Austria, Franz fue un muchacho divertido al que le gustaba perseguir a las jóvenes, andar en motocicleta y que una vez tuvo un hijo fuera del matrimonio. Después de su matrimonio, su fe religiosa se hizo mas profunda. Jägerstätter se convirtió en una de las figuras sobresalientes de la existencia cristiana al nacional socialismo y al Anschluss (la anexión de Austria a Alemania en marzo de 1938). Franz se caso y comenzó a llevar una vida típicamente campesina. Además de sus trabajos en la granja y sus tareas en el hogar, Jägerstätter se hizo sacristán de la iglesia parroquial de San. Radegund, y era reconocido por su actitud de servicio diligente y devota.

En 1940, a los 33 años, fue enrolado en las fuerzas armadas alemanas y realizo el entrenamiento básico. Después de regresar a su hogar en 1941, exceptuado por ser granjero, comenzó a analizar las razones religiosas para negarse realizar servicios militares. Una corte militar rechazo su posición sobre la imposibilidad de ser un nazi y un católico al mi smo tiempo, y lo condeno a muerte por socavar la moral militar. Su oferta de servir como enfermero militar fue ignorada. Su negación a integrar el ejercito nazi no fue apoyada por su párroco, ni por su obispo, ni por su arzobispo, ni por la mayoría de sus amigos católicos. Especialmente porque tenia una mujer y tres hijas, muchos le aconsejaron que pensara en su familia y que dejara de lado sus objeciones de conciencia a la maquinaria de guerra nazi.

Temprano, el 9 de agosto de 1943, Franz Jägerstätter fue llevado de Berlín al campo de concentración Brandenburgo/Havel. Al mediodía se le dijo que su sentencia de muerte había sido confirmada y que se ejecutaría a las 4 de la tarde. Justo antes de su brutal ejecución el escribió: "Yo estoy convencido de que es lo mejor que yo diga la verdad, aun cuando me cueste la vida." Esa tarde a las 4, Franz fue decapitado, la primera de las 16 victimas por su rechazo a servir en las fuerzas armadas del Tercer Reino. El fue martirizado e n el primer aniversario de la ejecución de Santa Edith Stein en Auschwitz. Tres años después sus restos fueron trasladados a su tierra natal y sepultados cerca de su amada iglesia en San Radegund.

Su vida es un relato remarcable, especialmente en este tiempo cuando guerra y violencia se embravecen en tantas partes del mundo. Franz, el humilde sacristán de San Radegund, ofreció un ejemplo sobre como vivir la fe cristiana completa y radicalmente, aun cuando haya consecuencias extremas. "El es un ejemplo magnifico en su fidelidad a las exigencias de su conciencia, un defensor de la no violencia y la paz, dijeron los obispos austriacos, elogiando a Jogersttter por su resistencia "al nazismo, un sistema inhumano y sin Dios." El 26 de octubre del 2007, en presencia de su esposa Franziska (94 años), sus tres hijas y otras 5000 personas, en la catedral de Linz, Austria, Franz Jägerstätter fue beatificado como mártir, lo que significa que fue asesinado por odio a su fe. Que el nos de coraje y honestidad cuando buscamos vivir en extrema santidad en estos das.

Beata Teresa de Calcuta: después de todo, una de nosotros

El último ejemplo que tengo para ustedes es la vida de la albanesa Agnes Gonxha Bojaxhiu, conocida en todo el mundo como Madre Teresa de Calcuta. La vida la Madre Teresa no fue un flash, un cortometraje. Su vida fue una metáfora de desinterés, devoción y santidad. Esa es la razón por la que tantos hombres y mujeres de todas partes del mundo continúan ingresando a las Misioneras de la Caridad. Madre Teresa fundo las Misioneras de la Caridad, una orden que actualmente cuenta con más de 4500 mujeres ejerciendo su ministerio en más de 100 países. Ellas atienden más de 500 hogares, hospicios y refugios para miles de agonizantes y desposeídos, más cientos de escuelas, clínicas móviles, leprosarios y hospicios para enfermos de SIDA.

Existen críticos dentro la Iglesia que consideran que Madre Teresa personifico a la v isión de fe del pre-Concilio Vaticano II, y que no enfrento demonios sistémicos, como el gasto en defensa. Ellos la critican a ella y a sus seguidores por su incesante condena al aborto. Yo conozco religiosas y religiosos en nuestro país y en otros países que dicen que no se podía encontrar absolutamente ningún elemento de criticismo profético en las enseñanzas y el estilo de vida de la Madre Teresa. Algunos dicen que ella fue un modelo seguro al punto de que todo sacerdote y obispo podría ponerla en un pedestal y decirle a las mujeres: Sean dóciles, cumplan con sus tareas femeninas, pero no salgan y critiquen cualquier otra cosa.

Cuando Madre Teresa habla de compartir la pobreza,´ ella desafía la lógica de las instituciones que prefieren agendas para el pobre en vez de comunión con la gente por personalmente. La comunión descarta acercamientos convencionales. Tal vez nunca encuentre un trabajo para alguien y, muchos menos consiga poner a una persona en forma. Por eso los agentes de comunión son considerados irrelevantes. O tal vez termine, como Madre Teresa, siendo etiquetados como santo. Una vez, cuando un periodista le pregunto a esa pequeña y frágil hermana como se sentía al ser llamada santa en todo el mundo, ella respondió rotundamente: "Santidad no es u lujo; es una necesidad."

A pesar de que dejo este mundo hace diez años, esa pequeña monja protagonizo las noticias en agosto pasado cuando sus cartas fueron publicadas. Muchos periodistas, editores de revistas, presentadores de televisión malentendieron toda la historia desde sus llamativos titulares: La vida secreta de la Madre Teresa: crisis y oscuridad o La santa de Calcuta era un ateísta, e incluso Madre y el Ausente. Algunos comentaristas escribieron: Ella perdió su fe y la Iglesia la premia por ello. Esta gente parece no advertir que quienes prepararon la beatificación de Madre Teresa en el 2003, citan las cartas como prueba de su excepcional fe y no de la ausencia de ella.

Lo que la Iglesia busca en los santos no es sólo obras buenas para eso existe los premios Nóbel- sino evidencia salida de que el candidato a beatificación o canonización fue transformado interior y exteriormente por la gracia de Dios. Por sus ahora publicadas cartas, nosotros podemos decir que Madre Teresa perteneció a una raza especial de santos; ella fue una autentica mística. En esos mensajes profundamente conmovedores Madre Teresa nos cuenta que ella una vez sintió la poderosa presencia de Dios y que escucho a Jesús hablarle. Luego, Dios se retiro y Jesús se quedo en silencio. Lo que Madre Teresa experimento desde entonces fue fe carente de cualquier tipo de consuelo emocional. Al final Madre Teresa tiene que confiar en la fe desnuda, la esperanza y la caridad. Estas son las virtudes de todos los cristianos, no las de una elite espiritual. ¡Ella fue una de nosotros, después de todo!

Años atrás, cuando por primera vez me encontré con la Madre Teresa de Calcuta de spués de una celebración en Roma, ella puso con firmeza en mis manos una de sus famosas tarjetas personales, diferente de cualquiera otra tarjeta que yo jamás haya visto. En el frente de la tarjeta estaban escritas estas palabras: "El fruto del silencio ORACION. El fruto de la oración es FE. El fruto de la fe es AMOR. El fruto del amor es SERVICIO. El fruto del servicio es PAZ. Que Dios te bendiga. Madre Teresa». Todavía llevo esta tarjeta conmigo. Allí no hay una dirección, un teléfono o un número de fax. Hoy, en realidad, no necesitamos ninguno de sus datos para contactarla. Ella esta al alcance de todos nosotros en la comunión de los santos.

Conclusión

Permítanme volver a mi pregunta original:¿Hay un lugar para Dios en nuestro mundo de hoy? [...] ¿Tenemos miedo a la indiferencia, a la hostilidad, a ser ridiculizados o marginados? Si este es el caso, déjenme recordarles la respuesta de la joven Bernadette de Lourdes al jefe de policía que decía que ella no podía convencerlo de lo que sucedía en la gruta cercana al río Bernadette dijo: «La Señora no me ordenó que lo convenciera, sino que se lo dijera».

El centro del mensaje de santos y beatos fue siempre la esperanza, aun en medio de los momentos más oscuros de la historia. El corazón de nuestra proclama y de nuestro anuncio tiene que ser esperanza. Spe salvi en la esperanza somos salvos, le dice San Pablo a los romanos, y nos lo dice a nosotros del mismo modo (Romanos 8, 24). En los tiempos en que la Iglesia toca sus peores momentos, Dios eleva la figura de tremendos santos para que lleven a la Iglesia de regreso a su verdadera misión. Es como si en esos tiempos de oscuridad, la luz de Cristo brillara todavía con mas intensidad. Nosotros vivimos en uno de esos tiempos, y el Señor todavía esta aceptando postulaciones para en su formulario de santidad extrema. Yo tengo la intuición muy fuerte de que el Señor ha estado sonriendo los últimos 28 años al mirar sobre las multit udes de jóvenes reunidas en Roma, Buenos Aires, Santiago de Compostela, Częstochowa, Denver, Manila, París, otra vez en Roma, luego en Toronto, Colonia y pronto en Sydney. Ha ha dice el Señor: Jornadas Mundial de la Juventud son la agencia de trabajo de la santidad extrema. Allí veo algunos candidatos a integrar mi fuerza de trabajo.

Y el Señor se ha deleitado en gran forma al ser parte de estas Rise Up Conferences en los últimos 8 años, y parte de CCO en los últimos 19 años. Ha ha Yo voy a encontrar entre estos jóvenes canadienses sucesores de los santos Jean de Brbeuf, Nol Chabanel, Anthony Daniel, Charles Garnier, Isaac Jogues, Gabriel Lalemant, René Goupil y Jean de Lalande. Yo veo nuevos agentes que van a retomar la visión y el trabajo de las santas Marguerite d´Youville y Marguerite Bourgeoys, y su equipo campeón de beatos: Andre Grasset, Kateri Tekakwitha, Marie de l´Incarnation, François de Laval, Marie-Rose Durocher, André Bessette, Marie-Lonie Paradis, Louis -Zphirin Moreau, Frédéric Janssoone, Catherine de Saint-Augustin, Dina Blanger, Marie-Anne Blondin, milie Tavernier Gamelin, Nykyta Budka, Basil Velychkovsky. A esto el Señor querría agregar: Hay muchos francófonos y otros en esta lista. ¡Yo quiero que se postule para el trabajo algunos jóvenes canadienses de habla inglesa!

Hoy tenemos que agradecerle a Dios por darle a la Iglesia de Canadá fundadores y modelos tan admirables. Ellos nos desafían a hacernos cargo de la nueva evangelización. Ellos nos alientan a lo largo de la autopista al cielo con su devoción a Cristo as como con su valiente fervor y espíritu de oración. Estos mártires, santos y beatos nos recuerdan que en esta autopista al cielo nunca llegamos a destino, estamos siempre en camino. Cuando pensamos en la santidad en estos términos - como una especie de dirección más que como un destino -, sentimos que lo que nos une a los santos, nuestros compañeros de camino, es mucho mas profundo que lo que nos separa de ellos.

La semana pasada, durante la misa de medianoche en el Vaticano, el Papa Benedicto XVI le ofreció al mundo su maravilloso entendimiento:

«El cielo no pertenece a la geografía del espacio, sino a la geografía del corazón. Y el corazón de Dios, en la Noche santa, ha descendido hasta un establo: la humildad de Dios es el cielo. Y si salimos al encuentro de esta humildad, entonces tocamos el cielo. Entonces, se renueva también la tierra. Con la humildad de los pastores, pongámonos en camino, en esta Noche santa, hacia el Niño en el establo. Toquemos la humildad de Dios, el corazón de Dios. Entonces su alegría nos alcanzará y hará más luminoso el mundo».

No puede haber mejores palabras para resumir la misión de los revolucionarios extremos de la santidad que las palabras del Papa. La misión principal de cada uno de nosotros es una cuestión de geografía del Corazón. Ser un conciudadano de los santos nos garantiza beneficios que verdaderamente no son d e este mundo, pero también nos asegura que vamos a probar el Cielo en el Tierra. Dios se ha reclinado para abrazarnos en ese modesto niño en un establo. Aceptemos la invitación y aceptemos su magnifica humildad. Asumamos nuestra misión pacíficamente, con gozo y con coraje. Así el mundo vislumbrar y saborear el cielo a trabes de nosotros. Esta es la misión y la vocación de los santos, de los beatos y de los casi 500 revolucionarios extremos de santidad que están reunidos en Calgary por el Rise Up