Domingo de Ramos
El día triunfal del Señor en Jerusalén, como preámbulo hacia la crucifixión.
SEMANA SANTA DOMINGO DE RAMOS
LA CONTRADICCIÓN DE LOS HOMBRES
¡HOSSANNA! Y ¡CRUCIFÍCALO!
CON SU SUFRIMIENTO SALVARA A MUCHOS
1. Cuando vamos a comenzar a revivir la Semana
Santa, la Liturgia nos previene, de que todo acabará bien: Todo va a tener un
final feliz, la Resurrección. Por eso con la Procesión de los Ramos celebrada
con ritmo festivo, al aclamar a Cristo como el Hijo de David que viene en el
nombre del Señor, adelantamos su Resurrección, proyectando sobre la Pasión la
luz profética esperanzada de la victoria..
2. "Decid a la hija de Sión: Mira a tu rey, que viene a ti humilde, montado en
un asno" Mateo 21,1. En contraposició n a los reyes victoriosos que hacían su
entrada apoteósica en las ciudades conquistadas montando a caballo, Jesús entra
como rey en la ciudad santa humildemente, montado en u n asno, signo de que es
manso y humilde de corazón, según la profecía de Zacarías (11,11). El asno no
tiene pretensiones. El asno no es un animal de lujo, cuesta poco dinero. Y Jesús
ni siquiera lo tenía, lo pidió prestado. No tenía ni casa ni dónde reclinar la
cabeza. Como los lirios del campo y los pájaros lo esperaba todo de la
Providencia de su Padre. El asno es manso, lo resiste todo y es pacífico.
Aclamado rey, pero sin soldados y sin armas, sólo con amor.
3. Lucas completa la narración de Mateo, contándonos el llanto de Jesús: "Al ver
la ciudad, lloró por ella”. A medida que va avanzando hacia la muerte, se
aprecia más la sensibilidad de Jesús, lamentando la desgracia de su patria, su
ceguera suicida: “¡Si comprendieras en este día lo que lleva a la paz!” (Lc
19,42); y manifestando la ternura por sus discípulos.
4 "Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una
palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído para que escuche" Isaías
50,4. Escuchar y hablar. Para poder dar vida y ser fuerte, para soportar
insultos y salivazos, para ofrecer la espalda a sus golpes, para seguir a
Cristo, necesitamos escuchar la palabra. Sólo ella nos dará la fuerza necesaria.
Sin ella reaccionaremos al vaivén de nuestros sentimientos. Soportar las
injurias y humillaciones nos capacitará para comprender y alentar al humillado y
al pobre.
5. "Se burlan de mí, me acorrala una jauría de mastines, me taladran las manos y
pies, se pueden contar mis huesos, se reparten mi ropa, se sortean mi túnica.
Fuerza mía, ven corriendo a ayudarme" Salmo 21. ¿Lo hemos experimentado alguna
vez? El Siervo de Dios desde el principio se abajó y se humilló. Al final fue
tremendamente abatido y humillado. Recibió «golpes, insultos y salivazos». Pero
desde ahí fue exaltado y pudo alentar a todos los abatidos, pudo levantar a
todos los humillados.
En la carta a los Filipenses 2, 6-11 leemos un himno cristológico que nos
explica la misma tesis del Siervo de Yahvé, con trazos concretos y fuertes,
aplicados a Jesús. Por la Encarnación pasa de la Gloria divina a la esclavitud
humana. Por la Pasión se rebaja hasta los horrores de la cruz. Pero «el Señor me
ayudaba», decía el Siervo. No le abandonó, aunque así lo pareciera. Y convirtió
su derrota y su muerte en salvación y gloria para él y para todos.
6. La lectura de la Pasión es la historia del dolor más intenso y del amor más
grande, del mayor despojo y de la mayor riqueza, la historia de las negras
traiciones y de las entregas más luminosas. Mateo se esfuerza por contarles a
los judíos que Jesús es el Mesías, en quien se han cumplido y se están
cumpliendo las Escrituras. Su pasión fue anunciada en los poemas del Siervo de
Yahvé. Pero por su muerte y su resurrección nos salvarán.
7. La lectura hoy de la Pasión despliega ante nuestros ojos un tapiz en el que
se mueve la vida toda y podemos estudiar uno a uno a todos los numerosos
personajes que participan en el drama, y sacar lecciones para todas las
situaciones de nuestra propia vida humana y cristiana. Proyectaremos el foco de
nuestra atención en los principales protagonistas: Jesús, Judas, Pedro y Pilato.
8. “Se ajustaron con él en treinta monedas" Mateo 26,14, ¡Hasta ahí llega la
ingratitud del pueblo de Israel, hasta vender a su Pastor por treinta monedas
(unos veinte dólares), que era el precio que se pagaba por un esclavo! Que lo
haya profetizado Zacarías (11,12), es la prueba de que la pasión y muerte de
Jesús estaba perfectamente prevista y diseñada. Judas, hombre mezquino y
ambicioso, fue el instrumento, capaz de traicionar y entregar a su Maestro y
desencadenar una tragedia tan enorme por unas monedas, para se cumpliera la
Escritura.
Su deseo de grandeza le impulsa, al sentirse fracasado en sus ambiciones y
deseos y desilusionado por Jesús, a actuar amargado y resentido contra El. No
sólo no se separa como hacen los mediocres, sino, resentido y frustrado, quiere
hacer daño al que lo ha hecho fracasar. Quiere vengarse. Siempre dispuesto a
criticar. Criticó a María cuando derramó el perfume en casa de Lázaro, porque
pudo haberse repartido su producto entre los pobres. Consiguió que los demás
apóstoles secundaran la crítica, pero como Jesús la cortó alabando a la mujer
que había hecho una obra buena, le supo mal que el Maestro le riñera delante de
todos. Y le guardó rencor. Era otro de sus defectos: no podía recibir ni un sólo
reproche. Se apagaba de inmediato. Al menor roce, al instante plegaba las hojas
como una pequeña sensitiva. Su convivencia era muy difícil. A veces,
insoportable, porque a su lado en ocasiones se enrarecía el ambiente. Los demás
sufrían y él se sentía raro y extraño, rechazado. Su corazón no era limpio y
vivía más fuera que dentro. Se escapaba en cuanto podía de la compañía del
colegio. Cualquier motivo era suficiente para la huida. No asimiló nunca el
espíritu de la familia escogida. Juan dice claramente que era ladrón (Jn 12,6).
La oportunidad se la daba la bolsa que administraba sin dar cuentas a nadie. ¿En
qué gastaba el dinero que robaba?. Y por dentro le recomía la estafa que le
había hecho el Rabbí al dificultarle que se casara, quien encima, les predecía
odios y persecuciones (Mt 26,6; Mc 24,3).
Así funciona Judas y por eso entrega y vende a su Maestro. Dominado por la
avaricia, les propone a los sacerdotes: “¿Qué me dais si os lo entrego?” (Mt
26,15) ¿A cuántos habrá entregado antes?. Esa es su personalidad y su modo de
actuar. Es un hombre que va almacenando rencor. Desde entonces se va
endureciendo más y más “y andaba buscando ocasión propicia para entregarlo”.
Mientras sus planes le salieron bien, siguió al lado de Jesús. El nombramiento
de Pedro, Piedra de la Comunidad, el afecto evidente con que Jesús distingue a
Juan, el discípulo amado, le reconcomían. Tuvo altibajos. Era inestable.
Temporadas de cogerte en brazos y otras, por el detalle más mínimo en el que se
sintiera menos estimado o valorado, cerraba la boca, mostraba un semblante
sombrío, violento y agresivo y bajaba allá abajo su tono, que no parecía el
mismo. Su hipersensibilidad patológica y su psicología psicótica, causaron el
cumplimiento de la Escritura.
9. El había de ser él solo. Y él había de estar solo. Y las cosas se habían de
hacer a su manera. Cuando se desilusionó de Jesús, no tuvo ni un sólo gesto de
magnanimidad, ni de comprensión, bajo el carnet de humilde y estafado, se
escondía una persona soberbia e insolidaria, incapaz de humillarse pidiendo
perdón, antes se ahorcará. Sabe que ha cometido un grave pecado entregando la
sangre inocente; está despechado y arroja las monedas a los sacerdotes en el
templo. Ni un momento de sensatez buscando a quien le puede salvar. No ha ha
comprendido ni pizca a Jesús. Su vida y comportamiento iba por otros derroteros.
Y se ahorcó. Fue llamado, tuvo un tiempo de felicidad, fue perdiendo gas en
cosas pequeñas, hasta llegar a la monstruosidad. No era un hombre fuera de
serie. Todos somos capaces de seguir el mismo camino.
Se escandalizó de la debilidad de Dios. Venía hace tiempo pensando que Jesús
había sido un gran farsante; su vida y su misión un enorme fraude. ¿Cómo podía
Dios estar con Jesús, si todo le salía mal? ¿Si sólo iba de fracaso en fracaso?.
¿Buscó infectar su maldad a alguno de sus compañeros? Lo intentó, como se
demuestra en la crítica de la unción en Betania, pero por suerte, no encontró a
nadie tan cicatero y rastrero como él, pese a la debilidad y cobardía
generalizada. Su cinismo es patente: “Os aseguro que uno de vosotros me va a
entregar -Soy yo, acaso, Maestro?”. Y con villanía monstruosa le dio un beso en
el Huerto. Hasta se manchó los labios de sangre.
10. Y Jesús, deja libre a Judas. Como nos deja libres a todos. El no esclaviza
ni fuerza, ni violenta la libertad de nadie.
11. ¿Se ha extinguido ya la raza de Judas? La traición y la deslealtad son
semillas humanas y no anacrónicas. Hoy sigue habiendo Judas, que cuando pierden
la ilusión, cuando se desengañan, cuando están amargados, se convierten en
resentidos, y cuando se sienten postergados, reaccionan irracionalmente, sacan
consecuencias falsas y son capaces de traicionar la amistad, tanto a nivel
familiar, como social.
12. “Entonces Jesús dijo: “Me muero de tristeza”... Padre mío, si es posible que
se aleje de mí ese trago”... Al encontrar a los discípulos dormidos, “dijo a
Pedro: ¿De modo que no habéis podido velar una hora conmigo?”. “Velad y orad
para no caer en la tentación”. Estad en vela y pedid no ceder en la prueba. Le
vieron demacrado y pálido, cubierto de sangre y desencajado. Yo no tengo
palabras para resaltar éstas de Jesús tan amargas y trascendentales. Lo mejor
que podremos hacer es dejarlas resonar en nuestro interior en profundo silencio:
Morir de tristeza. No habéis podido orar conmigo una hora... Sin oración seremos
vencidos. Acompañemos a Jesús con cariño y ternura que está sufriendo fuera de
todo encarecimiento por nosotros. Y tomemos nota de cuál es en este momento
cumbre de su vida, la recomendación que nos hace: “Orar”. No les dice a los
discípulos: Convenced a Judas de que no lo haga. Id a hablar con Anás y con
Caifás. Moveos. Ayudadme. Haced algo. Todo lo que les dice, lo que nos dice, es
orad, estad conmigo y con el Padre. Dejad que el Padre disponga y haga su
Voluntad. Y hacedlo con sencillez, con simplicidad: “Pase de mí este cáliz”. Ni
grandes discursos, ni muchas palabras: “repitiendo las mismas palabras”, anota
Marcos. Hemos vivido unos años de verdadera algarabía en torno a la oración. Y
no sólo en la Iglesia Católica, sino también en las separadas. Sobre la oración
primero fue el silencio. Después la calumnia. Luego la omisión. Y ahora que se
habla más de ella, creo que se habla más que se ejerce. Mientras, avanza el
desierto. Con la teología radical de la muerte de Dios, no había posibilidad de
diálogo con un Dios muerto. Con la crisis y falta de fe Dios no interesaba al
hombre. La autonomía del hombre descartaba el trato con el Ser trascendente. Con
la secularizació n y la desacralizació n, el trato con Dios era una forma
alienante de la personalidad. La escasa coherencia de los orantes profesionales,
daba origen a acusar a la oración de evasión y desencarnació n de la vida. Y
Jesús ha comenzado la Redención del género humano, orando y diciéndonos que
oremos.
13. Vamos a ver en seguida los efectos de la omisión de la oración: "No conozco
a ese hombre". Pedro no ha podido velar una hora con el Maestro y la falta de
oración causa su caída y la caída de todo aquel que no vela. Y así sucedió:
“Todos los discípulos le abandonaron y huyeron”. Pedro ha negado al Maestro
hasta con juramento, cobardemente ante las criadas, confiando presuntuosamente
en sí mismo, y poniéndose en la ocasión. Pero tiene más corazón que Judas. Llora
y pide perdón a Jesús con la mirada. Probablemente fue a buscar a María, la
madre de Jesús, para contárselo a ella y eso le salvó.
14. "Soy inocente de esta sangre" .¡Allá vosotros!” E intenta acallar sus
remordimientos, “lavándose las manos”. Pilato es el hombre que quiere tener
contentos a todos: Al Emperador de Roma, a los sacerdotes, al pueblo, y a su
conciencia. Se desespera y se irrita forcejeando tratando de contemporizar con
todos. Lo único que le preocupa y le interesa es no perder ni su prestigio ni su
cargo. Es esclavo de su propia situación. Yo no puedo crucificarle.
Pilato está de moda. Cuando se vive una vida tan materialista como la actual, el
pueblo se traga el quebrantamiento de todas las leyes morales: sólo reacciona
ante la pérdida del pan, del puesto de trabajo, del cargo de prestigio, de la
reacción que ciertas medidas o el cumplimiento de la justicia en casos
concretos, puedan producir en los electores. Pilato es esclavo de la opinión, de
la ambición. Además, es un figurón, por eso ambicionó e hizo los imposibles y se
sometió a las bajezas mayores para conseguirlo. ¡Y lo que tanto le costó no está
dispuesto a perderlo ahora! Le preguntaron al caracol cómo había subido tan alto
y contestó: “Lamiendo y arrastrándome” .
15. Entre tanta miseria, la lectura de la Pasión nos presenta a Cristo moribundo
de amor: "Jesús dio un fuerte grito y exhaló el espíritu". Es la fulgurante
manifestación del amor de Jesús, que entrega su vida por la Verdad, y para que
sus discípulos tengan vida y se vean siempre libres de todo género de
esclavitud.
16. Reconciliémonos con Dios en estos días de Semana Santa. A ello nos exhorta
el Catecismo: "El que quiere obtener la reconciliació n con Dios y con la
Iglesia debe confesar al sacerdote todos los pecados graves que no ha confesado
aún y de los que se acuerda, tras examinar cuidadosamente la conciencia. Sin ser
necesaria, de suyo, la confesión de las faltas veniales, está recomendada
vivamente por la Iglesia".