LA CATEQUESIS 1/2

Fuente Libro “Catequetica”, Pbro Salvador Bucio, Edic. San José

 

Introducción.

El impacto del Vaticano II sobre la catequesis ha sido y sigue siendo muy grande. Representa el comienzo de una nueva época y el arranque de una revisión en profundidad de las coordenadas esenciales del hecho catequístico. La época posconciliar ha sido para la catequesis, como para tantos otros aspectos de la vida eclesial, muy fecunda y rica en realizaciones y en la búsqueda de nuevos caminos llenos de entusiasmo y de creatividad.

Si el Concilio ha invitado a leer los signos de los tiempos, no se puede descuidar, en una reflexión sobre la realidad catequética de hoy, una lectura atenta de aquellos signos que en algún modo prefiguran el futuro de la Iglesia y de su presencia en el mundo.’

Por ello, puede ser incalculable el influjo renovador de una potenciación de la acción catequética, abierta a la creación de nuevas experiencias cristianas en el mundo actual. En ello está en juego algo muy grande, así como grande es el reto lanzado a los cristianos de nuestra sociedad.

Vista en su identidad más profunda, la función catequética constituye un momento irrenunciable y fundamental en la vida de la Iglesia. Esto es, sin la catequesis quedaría la mayor parte de los miembros de la Iglesia sin la posibilidad de interiorizar y traducir el Evangelio; no sería capaz de actuar en sentido misionero y apostólico. Ni de confrontarse fructuosamente con las corrientes espirituales y culturales de hoy.

En esta perspectiva, la catequesis es un acto, que anuncia la Palabra de Dios a mayor profundidad; es uno de los actos esenciales de la misión de la Iglesia, es decir, de su acción pastoral.

La catequesis es la tradición viva del depósito de la fe a los nuevos miembros que se van agregando a la Iglesia. Así, pues, la catequesis constituye un aspecto particular del ejercicio del Magisterio de la Iglesia.

Por un lado se distingue del kerigma: el anuncio a los paganos de la Buena Noticia de la Resurrección; y por otro, de la homilía: la enseñanza dada a los miembros de la comunidad cristiana en sus asambleas de oración. Esto implica un doble carácter; por oposición al kerigma, es algo completo; la catequesis debe instruir a los cristianos en todo lo relativo a las exigencias de la fe; por oposición a la homilía, es algo elemental: trata sólo de los puntos esenciales, dejando a un lado el profundizar más en los aspectos espirituales o especulativos, que corresponden a la teología.

La catequesis es como un “camino de fe siempre abierto” y lejos de toda visión triunfalista que pretenda tener respuestas siempre listas y prefabricadas para todos los problemas religiosos y humanos. Exige “asimilación y creatividad”.

La Iglesia anuncia de muchas maneras la Palabra de Dios, de acuerdo con las múltiples necesidades de los hombres. De ahí los diversos nombres que expresan las varias maneras de catequizar.

Se habla de evangelización, o kerigma, o pregón misionero del Evangelio, de catequesis, o enseñanza religiosa, o educación en la fe, de homilía o sermón, y de didascalia.

2) Interpretación histórica y sentido de la palabra catequesis.

Según muchos autores modernos, el término catequesis, incluso en el NT, significa instrucción inicial en la fe de la revelación.

Según otros, el término designa lo enseñado, la “enseñanza”: la cosa, el asunto; en este sentido, el termino abarca tanto la enseñanza como la educación, pero siempre dirigida a los menores.

Tales significados restrictivos no son admisibles, como lo demuestra la historia misma del término catequesis. Veámoslo a través de las etapas principales en las que esta palabra ha experimentado cambios en su significación. Son cinco;

a)  En el NT y en los primeros días de la Iglesia, la palabra catequesis significó “comunicación general” de la revelación salvadora (Hech. 21, 21-24).

Y en sentido estricto, las comunicaciones religiosas de fe (Gal, 6, 6; Rom. 2, 18; Hech. 18, 25). Por lo tanto, su significación no queda limitada a la enseñanza inicial ni sólo para menores.

b)  En el tiempo de los Padres de la Iglesia (s. II y III) aparece por primera vez, en San Clemente,

aplicada de modo especial a la “instrucción para los candidatos al bautismo”. Históricamente precede a la expresión “catecúmeno”, que empezó a utilizar Tertuliano.

En la época “patrística posterior” el término desborda al catecumenado. Así, v. gr., las catequesis mistagógicas de San Cirilo se dirigen a los ya bautizados. Se los catequiza con cierta profundidad sobre las realidades espirituales significadas en los sacramentos de la iniciación cristiana, que recibían al final de la cuaresma quien poco antes había concluido el catecumenado.

c)  En la edad media, dicho término sigue vinculado con el catecumenado antiguo; se aplica sobre todo al niño, en relación con la persona de sus padrinos, a quienes interroga, y de los cuales recibe contestación. De ese modo, el término “catechizare” pasa a significar generalmente la enseñanza inicial por preguntas y respuestas. Se trata, pues, de la enseñanza preparatoria al bautismo; no se aplica la palabra catequizar a la enseñanza religiosa de los ya bautizados.

Santo Tomás de Aquino utiliza un término más amplio para designar la catequesis post-bautismal: la llama “Institutio” o instrucción cristiana.

Esta adopta cuatro formas:

v     convertir o iniciar en la fe;

v     instruir en los fundamentos de la fe y de los sacramentos (compete de preferencia al Sacerdote);

v     enseñar lo relativo a la vida cristiana (compete a los padrinos);

v     educar en lo concerniente a los misterios profundos de la fe y perfección cristiana (esta competencia es propia del Obispo).

d) En el tiempo de la “reforma protestante” se da a la palabra “catequizar” el significado de enseñanza en la que se interroga o examina a los bautizados sobre determinados puntos, que no resumían necesariamente toda la fe. Se dirigía al hombre común y corriente -más que al cristiano de determinada edad-, el cual debía instruir a los suyos (familia, servidumbre...). Sólo más tarde se restringió su aplicación a los niños y jóvenes.

e)  En los tres últimos siglos se entiende por catequesis la enseñanza inicial dirigida a los no adultos (niños y jóvenes bautizados). De ese modo catequesis y catecismo cobran una acepción peyorativa, como actividad que sólo se relaciona con los pequeños y adolescentes. Este fenómeno se halla históricamente relacionado con la situación precaria en que se ha ejercido el ministerio de la Palabra de Dios en la teología, en la liturgia pastoral y en la espiritualidad católica. Semejante restricción a niños y jóvenes carece de base en el NT.

En resumen, el sentido más obvio de la palabra catequesis parece ser:

v     O bien, el que le atribuyeron la patrística y la edad media: instrucción que prepara para el bautismo (catecumenado bautismal de adultos).

v     O bien, el del NT y del tiempo de la “post-reforma”; instrucción de todos los bautizados en general, de todo el pueblo cristiano, en el misterio de Cristo, de una manera progresiva, suficiente y gradual.

v     Otros Autores:

Jungmann (Universidad de Innsbruck) ve en la catequesis y en la predicación las dos formas principales de la enseñanza religiosa. La primera constituye la introducción fundamental a la doctrina cristiana en su con junto, dirigida a los jóvenes bautizados. La predicación tiende a desenvolver y conservar la vida sobrenatural.

Para Rétif (París), catequesis es aquella forma de predicación que sigue al anuncio del kerigma. Pertenece más bien al género didáctico, al género de la enseñanza religiosa.

Según Moeller (Lovaina), la catequesis se dirige al hombre convertido para instruirle más a fondo en los misterios de la revelación, de modo que su fe resulte más iluminada y férvida. La evangelización englobaría en sí la catequesis y la predicación.

Según Hitz (Estrasburgo), catequesis es toda forma de evangelización que suministre los elementos de la fe y de la vida cristiana. O bien, el anuncio de la Palabra Salvífica, que comprende en sí todos los demás modos de anunciarla. Identifica, pues, catequesis y ministerio de la palabra.

Según Liégé (profesor de Catequética en el Instituto Superior de París), catequesis es toda realización de la función profética para promover la santidad cristiana. Incluye la evangelización y la catequesis.

Exeler (Universidad de Münster) da una visión bastante precisa e integral de la catequesis: “... es aquella instrucción fundamental que la Iglesia imparte a los creyentes acerca de la realidad de nuestra salvación; tiene la misión de formar a los creyentes como discípulos de Cristo y de familiarizarlos de tal modo con la vida de la Iglesia que, conforme a sus propias condiciones, puedan mostrarse como portadores activos de la vida de la Iglesia” (cfr. Esencia y misión de la catequesis. Investigación histórico-pastoral. Flors, Barcelona 1968. A. Exeler).

Según D. Grasso (profesor de pastoral en la Universidad Gregoriana), catequesis es toda actividad que da a conocer la revelación divina y tiende a avivar y desarrollar la fe. La fe consiste en el “saber bíblico”, que es conocimiento y compromiso a la vez. Exige la con versión y se consuma en la comunión. La catequesis es, pues, la iniciación en la fe bíblica, que es fe practica.

Ahora bien, el conocimiento de la fe incluye tres niveles, que son dialécticos y no independientes entre sí;

·         nivel objetivo; hechos reales de la revelación; es la instrucción o enseñanza, el poseer tales datos concretos, el “depositum custodi” de San Pablo (cfr. 1 Tim. 6, 20);

·         nivel subjetivo: la situación interior, o postura asumida libremente por el hombre ante la fe como valor personal, que crea en él la santidad cristiana; tenemos así la formación, el “ser” o conformación antológica interior cristiana de la persona;

·         nivel de relación: intersubjetividad personal o encuentro con Dios en Cristo; este nivel comprende la iniciación o penetración en el misterio de Dios, presente en su palabra, el “estar con” Dios a nivel interpersonal; es el punto de llegada, resultado y culminación de los otros dos niveles.

Lo expresa así San Pablo: “Que Cristo habite por la fe en vuestros corazones” (Ef. 3, 17).

La “iniciación” que se deriva del verbo latino “inire”, significa el acceso y el camino que cada vez adquiere grados de mayor profundidad.

Por lo tanto, catequesis es la presentación de la doctrina cristiana a todo el hombre: inteligencia, voluntad, corazón, gracia y vida sobrenatural; al hombre en todas sus situaciones, para que viva como cristiano en todas ellas y en todas las etapas de su vida. Así, se considera al cristiano en estado permanente de catequesis.

A la catequesis también se le ha llamado enseñanza de la religión como disciplina y aprendizaje escolares. Pero es mucho más: es educación en la fe, cuya función es orientar totalmente al hombre completo hacia Dios.

Significado del término CATEQUESIS.

CATEXEIN (infinitivo): resonar, hacer resonar, contar, narrar...

CATEXEO (indicativo): resuena, haz resonar, cuenta, narra...

CATEXIXO (frecuentativo): resueno, hago resonar, cuento, narro...

Este término “CATEQUIZAR”, desde los primeros siglos de la Iglesia, se le ha entendido como la enseñanza familiar, mediante la palabra, de las verdades fundamentales de la religión o revelación de la fe.

Etimológicamente esta palabra, y en sentido propio, significa “resonar, hacer resonar desde arriba, desde el escenario, narrar” (V.gr. los poetas, los actores); y en sentido figurado, significa “instruir oralmente, contar o narrar una historia, una doctrina”, es decir, “enseñar de viva voz”, de modo que la palabra del que instruye sirva de eco a las expectativas del oyente o discípulo, y la respuesta de éste sirva de eco a las proposiciones de aquél.

Evoca todo lo que se refiere al oído (cfr. Le.1,4; Hech. 18, 25; 21, 21-24; 1 Cor. 14, 19; Gal. 6, 6; Rom. 2, 18) y significa la inter-relación “humano-religiosa” que se establece entre el que habla y sus oyentes, mediante la proposición, o reflexión, o mediante la pregunta y la respuesta.

Con este sentido general de instruir, aparece en San Lucas (Hech. 21, 21 y 24), en San Pablo (Gal. 6,6) y en los Padres de la Iglesia.

Con el sentido particular de inculcar verdades, aparece con más frecuencia y designa la acción de enseñar y también la enseñanza misma, es decir, su objeto. Después se englobarán en ella “el que enseña” (el Catequista), “el que es enseñado” (el catequizando o catecúmeno) y la “institución correspondiente” (la catequesis).

La catequesis es una explicación viva, un despliegue del kerigma, presentado al que ya tiene fe y quiere conocerla mejor para una conversión más total y para vivirla diariamente en su comunidad.

La Catequética y la Didascalia o proclamación de la palabra, de una manera ordenada y progresiva, clarifica y ordena con más amplitud y precisión el contenido esencial de la evangelización, con miras a deducir de la fe todas las virtualidades implícitas en la evangelización misma.

El NT no nos dice, evidentemente, lo que fundamentalmente es la catequesis. Todo él es la redacción de una amplia catequesis. Es la primera e insustituible catequesis fijada y realizada por los Apóstoles. Observemos;

v     “Apolo predicaba y catequizaba exactamente lo referente a Cristo” (Hech. 18, 25).

v     “Por lo que se refiere a los paganos que han abrazado la fe, les hemos catequizado nuestras decisiones” (Hech. 21, 25).

v     “Tú que has sido catequizado por la ley” (Rom. 2, 18).

v     “En la asamblea, prefiero decir cinco palabras que se entiendan y enseñen a los demás, que diez mil palabras en lenguas” (1 Cor. 14, 19).

v     “El que recibe la enseñanza de la Palabra debe compartir todo lo que tiene con el que lo instruye” (Gál. 6, 6).  Y San Lucas al principio de su Evangelio advertía a su destinatario, el ilustre Teófilo, que quería darle la posibilidad de “conocer el fundamento de lo que se le habla transmitido con la catequesis” (Le. 1, 4).

Estos textos del NT nos aportan lo siguiente:

1.      Para los Apóstoles, el verbo “catequizar” y su sustantivo “catequesis” son las palabras apropiadas para designar la transmisión oral de la revelación concerniente a Cristo, es decir, el Misterio Pascual.

2.      Las palabras “catequizar” y “catequesis” significaban en el griego profano “resonar, hacer resonar (físicamente), y en sentido figurado “contar, narrar, instruir de viva voz”.

3.      Por la insistencia que hacen los Apóstales, las palabras “catequizar” y “catequesis” manifiestan el carácter vivo y oral de lo que se transmite después de haberlo visto o recibido.

A partir del siglo III, toda la preocupación catequética de la Iglesia se centró sobre la catequesis bautismal de los catecúmenos y sobre la catequesis mistagógica que se daba inmediatamente después a los neófitos (cfr. San Cirilo de Jerusalén, San Juan Crisóstomo, San Agustín, San Ambrosio...).

Ahora bien, la catequesis en sentido amplio es toda acción salvadora que comunica la revelación cristiana a los paganos o a los bautizados para despertar en ellos la fe o alimentarla para que crezca: esto es la catequesis evangelizadora.

Pero la catequesis en su sentido más formal o estricto es la transmisión de la revelación después de la conversión, de una manera suficiente, progresiva y gradual: es la catequesis sistemática permanente.

Así pues, en la evangelización vemos el germen que ha de desarrollar la catequesis: porque la conversión cristiana no es solamente ni conversión psicológica ni conversión de costumbres, sino una conversión total, determinada por un contenido dinámico de revelación: Dios viene en Jesucristo muerto y resucitado, y con él viene también el mundo futuro de felicidad = SALVACION.

Por consiguiente, la evangelización y la catequesis son dos tiempos dialécticos del proceso salvífico.

Sin embargo, la catequesis no puede reducirse a una enseñanza religiosa, pues procede de un Evangelio, de un mensaje dinámico de Dios a los hombres, injertado en una historia de salvación.

Todas las religiones han codificado sus enseñanzas religiosas, de forma dogmática, disciplinaria, ritual o moral, pero sólo “el cristianismo tiene una catequesis”, es decir, una forma operante de transmitir la verdad viva y salvadora.

La catequesis no transmite ante todo un saber, una doctrina, sino un mensaje que da sentido a la existencia y transforma la vida. Esto es la respuesta al misterio de nuestra vida. Podemos decir que la catequesis transmite un estilo de vida.

EN CONSECUENCIA:

1)      La catequesis tiene su origen en la Palabra de Dios, JESUCRISTO, manifestada plenamente en los acontecimientos misteriosos de Pascua y Pentecostés. No se origina, pues, de los contenidos de un pensamiento objetivo ni de fórmulas, sino de un hecho y una presencia de Dios, una gracia y un significado nuevo de la Creación revelado por Dios, una historia de salvación, que sólo podemos comprender por la fe. Se origina de una Palabra de Dios y no en primer lugar, de unas enseñanzas de Dios y sobre Dios.

2)      Por lo tanto, el fin que la catequesis se propone es hacer presente a todo hombre y a todo el hombre esta Palabra de Dios que quiere “arraigarse” en él y que quiere “introducirlo” en el mundo que viene con Dios. Esto exige hacer consciente y contagiosa la gracia que procede de Cristo en su Pascua y del Espíritu de Pentecostés.

3)      La Iglesia es el ámbito y el medio de la catequesis. Por ende, no puede transmitirse fuera de la subjetividad colectiva del Pueblo que guarda la Palabra y la conoce, porque ha nacido de ella y de ella vive. No se puede actuar en catequesis como si fuera un “hobyy” individual. Esta enseñanza no tiene su radio de acción de gracia más que dentro del espacio eclesial o al menos en referencia a él. Es el sentido comunitario de la catequesis.

4)      La acción catequética sólo puede realizarse a través de un diálogo de consentimiento en la fe y de compromiso personal de vida. La catequesis no sería catequesis si encontrara una memoria en lugar de un corazón, una inteligencia curiosa en lugar de una vida, una emotividad mágica en lugar de una existencia convertida.

5)      Finalmente, la catequesis es la transmisión de un contenido de verdad, pero ¡qué verdad! Es la enseñanza de una doctrina, ciertamente, pero ¡de qué origen! Transmite afirmaciones determinadas, es cierto, pero ¡que testifican la intervención divina en la historia!

La naturaleza y el fin de la catequesis es, pues, manifestar, expresar y hacer descubrir la revelación de Jesucristo para vivirla en continuo crecimiento, tanto personal como comunitariamente.

Es menester, pues, que la catequesis más didáctica sepa llevar siempre al silencio interior y, más allá de la reflexión, al diálogo de la fe, que es el diálogo mimo que Cristo vive con su Padre.

Al catequizar debemos saber ponernos, y poner a nuestros oyentes, en presencia de Dios, en la actitud de escucha silenciosa y sagrada, que acompaña la presencia del Espíritu.

Así, el Catequista habla siempre en la fe y, por ende, en el Espíritu; se dirige a la fe y halla el Espíritu.

4)      Definiciones

 

v     “La catequesis es la introducción fundamental al conjunto de la doctrina cristiana, tratando de despertar en los creyentes sus facultades espirituales, de familiarizarlos más con el mundo déla fe y de orientarlos en el camino de la salvación” (J.A. Jungmann).

v     “La catequesis es la tradición (entrega) viva del ‘depósito de la fe’ a los nuevos miembros que se van agregando a la Iglesia” (Jean Daniéloú).

v     “La catequesis es el despertar y el desarrollo de la fe, esto es, el paso de la potencia de fe (virtud-aptitud) al acto de fe (decisión-conversión)” (F. Coudrreau).

v     “La catequesis es acción salvadora que comunica la revelación cristiana a los paganos o a los bautizados para despertar o alimentar la fe”. [El NT puede apoyar esta postura]. “Es la transmisión de la revelación después de la conversión”. [Se apoya en San Pablo en los textos referentes a la evangelización y a la catequesis posterior]. “Constituye un momento de actualización de la Tradición viva, tratando de expresarla aquí y ahora mismo” (Pierre-André Liège).

v     La catequesis es una explicación, un desarrollo del kerigma, presentado a aquel que tiene fe y quiere tener de ella una mejor comprensión invita a una conversión más plena” (J. Colomb).

v     “La catequesis es la acción por la cual un grupo humano interpreta su situación, la vive y la expresa a la luz del Evangelio”. “Es la comunicación de los datos de la fe, el aprendizaje de la elaboración de los sentidos de la fe y de la palabra fiel de fe en la comunidad” (Jacques Audinet) .

v     “La catequesis es la formación de los creyentes para ser discípulos de Cristo y miembros vivos de la Iglesia” (A. Exeler).

v     “El catecismo debe fundamentalmente enseñar a vivir la vida cristiana en el cuerpo glorioso y mítico de Cristo. Los miembros vivos solamente pueden vivir en el cuerpo vivo...” (Pío XI ). Precisamente para orientar esta vivencia es la catequesis.

v     “El catecismo hace de un niño, un hombre, de un hombre, un cristiano, y de un cristiano, un santo” (Pío XII).

v     “La catequesis transmite la enseñanza en orden al ‘obsequium fidei’; es decir, al ejercicio mismo de la virtud de la fe. Por su parte, la teología transmite su enseñanza en orden al ‘intellectus fidei’; es decir, a la inteligencia de las verdades de la fe” (cfr. DCF 46).

Resumen.

La catequesis es la acción eclesial entroncada en la evangelización que, mediante la enseñanza del misterio revelado, conduce al catequizando, niño o adulto, a la fe viva y a los compromisos eclesiales que esa fe reclama.

“La catequesis es la actividad de la Iglesia constantemente necesaria para difundir viva y activa, mente la Palabra de Dios y ahondar en el conocimiento de la Persona y del mensaje salvador de Nuestro Señor Jesucristo; es la actividad que consiste en la educación ordenada y progresiva de la fe y que está ligada estrechamente al permanente proceso de maduración de la misma fe” (MSPD 1).

“Muy pronto se llamó catequesis al conjunto de esfuerzos realizados por la Iglesia para hacer discípulos, para ayudar a los hombres a creer que Jesús es el Hijo de Dios, a fin de que, mediante la fe, ellos tengan la vida en su nombre (Jn.20, 31), para educarlos e instruirlos en esta vida y construir así el Cuerpo de Cristo” (CT 1).

Síntesis.

La catequesis es la transmisión del mensaje cristiano para la vida cristiana en una comunidad cristiana.

ES EDUCACION EN LA FE. Es decir, es reflexionar y vivir la fe en concreto y en comunión con los hermanos en cualquier circunstancia de la vida.

Jesucristo enseña: “Yo he venido para que tengan vida y encuentren la plenitud” (Jn. 10, 10).

“Esta es la vida eterna: conocerte a ti, único Dios verdadero, y al que enviaste Jesús, el Cristo” (Jn. 17,3).

5)      Entonces ¿qué es catequizar?

La acción de catequizar es realizar la misión de la Iglesia de “SERVIR A LOS HOMBRES EN EL CRECIMIENTO DE SU FE EN LA VIVENCIA ESCATOLOGICA DEL REINO DE DIOS”. Es continuar la acción evangelizadora con el fin de desarrollar la fe y profundizarla hasta su madurez como fermento eficaz del Reino.

La evangelización y la catequesis es la acción de Cristo que la Iglesia debe realizar en el tiempo y el espacio para la salvación de los hombres.

Es un PROCESO que tiene continuidad (cfr. pág. 12).

Ahora bien, la catequesis es el “acto cristiano”, que debe realizar el Obispo, el Sacerdote, el Religioso, el Catequista-Apóstol y el cristiano “adulto en la fe”, -personal y comunitariamente-, por el cual se realiza una búsqueda más profunda de la fe: [el contenido de la I comunicación de Dios -Revelación-; sus intenciones o designios; sus planes; su vida y nuestra vida en Dios; su Reino; las relaciones Dios-hombre y hombre-Dios; los sentidos últimos de la vida, del mundo, de la historia...] (cfr. CT 4, 60, 63-71) .

La catequesis es una enseñanza ordenada de la fe; es el desenvolvimiento o crecimiento de la fe; es un “proceso de maduración cristiana” (CT 21).

Es el “cultivo de la fe” hasta su plenitud de crecimiento, madurez y ejercicio.

v     ¡Es el canto cincelarlo del obrero en la fe que, ‘golpe a golpe’, ‘palabra por palabra’ y ‘hecho a hecho’,

v     va esculpiendo en su “piedra humana histórica” la Palabra transparente de Dios,

v     va realizando el reino de esperanza eterna de salvación.

v     va grabando en su propia vida y en la vida de sus hermanos la viva imagen de JESUCRISTO! (CT 8-9).

Es “facilitar” la profundización de la fe en el Cristo histórico y en el Cristo místico, es decir, es la reflexión dialogal -personal y comunitaria de la presencia de JESUS, de su Palabra, de su Mensaje, de su Vida nueva, que es AMOR. Es la reflexión, encarnación y vivencia del Misterio Cristiano (CT 5).

Es la experiencia cristiana integral hacia la vivencia del Reino de Dios en plenitud.

Es el descubrimiento -por la meditación, la comunicación y el estudio de las semillas de Dios en el hombre, de sus pensamientos, de sus deseos, de sus promesas y de sus secretos.

Es el acto de escuchar la Palabra de Dios que desciende de lo alto, que juzga e interroga a Catequista y catequizandos.

“Catequizar” es presentar el mensaje de salvación de tal manera, que su reflexión provoque la vida de fe en acto (EN 54).

“La catequesis consiste en la educación ordenada y progresiva de la fe junto con el proceso continuo de maduración en la misma como acción eclesial de comunidad” (MSPD 1 y CT 21).

Por lo tanto, el QUEHACER de la catequesis es ………………. (cfr. págs. 13-14).

La acción de EVANGELIZAR y CATEQUIZAR se realiza por la PROCLAMACION VIVA de la PALABRA DE DIOS.

Y la acción pastoral es la acción de la Iglesia que continúa la acción del Padre en la Historia, fundada en su Palabra... Es “el encargo a la Iglesia” (comunidad) de continuar la Historia de la Salvación, de hacer caminar el Plan de Dios, de dar un futuro a los tiempos mesiánicos... (CT 18).

La misión de la Iglesia es “anunciar la Buena Nueva de Salvación” y cultivarla.

Su objetivo es la fe.

La fe es un don de Dios y una gracia (Jn. 4, 1015; 1, 16); es una experiencia de vida nueva; es el descubrimiento de un sentido nuevo de la vida; se refiere a un cambio, a la conversión total de la persona, del pueblo (CT 20, 22).

La fe brota de la Palabra (Cristo-Persona) y de su Acontecimiento: el Misterio Pascual.

Tiene un proceso, como la vida. La fe es vida.

Por lo tanto,

a)  es necesario “escuchar la Palabra de Dios en el registro de la pobreza espiritual, acogerla, recibirla. ..

b)  es necesario “meditarla, pensarla, reflexionarla...”;

c)  es necesario “ponerla en práctica, vivirla” = es el compromiso en la Palabra;

d) es necesario “celebrarla festivamente en la liturgia total”;

e)  es necesario “comunicarla, promoverla, proclamarla” = es el apostolado.

La Palabra de Dios afecta a la mente, al corazón y a la acción del hombre: lo transforma (CT 25).

Ahora bien, para la “conversión o cambio total del modo de vivir la vida” es totalmente importante el don de la fe y el testimonio del creyente... El testimonio “da credibilidad a la palabra...” (Jn. 3, 11; 5, 31; 1 Tim. 6, 13; Jn. 10, 25).

LA FE ES CONVERSION

“Conviértanse”, significa:

ü      arrepentirse de...

ü      volverse hacia...

ü      devolverse, cambiarse...

ü      cambiar el rumbo de la marcha, el sentido de la vida existencial, las inclinaciones del corazón y de la mente: cambiar de actitudes.

La “Fe-Conversión” es la entrega de sí mismo a la Persona de Cristo; es la relación existencial enlazada con Cristo; es la adhesión no sólo del espíritu, sino del corazón, de la mente y de todo el ser y obrar; es el cambio de las profundidades más íntimas del hombre.

La “Fe-Conversión” es provocada por el anuncio de JESUCRISTO, Persona viva, es decir, por la noticia de su presencia, de su predicación, de su muerte y de su resurrección = el Misterio Pascual.

LA FE ES CONOCIMIENTO

El que ha llegado a una verdadera conversión participa efectivamente de las reuniones de la comunidad cristiana. Para estas reuniones, el convertido recibe una instrucción sobre su fe. Su fe entonces, adquiere una dimensión “cognoscitiva-intelectiva” de acuerdo a sus capacidades culturales y a sus posibilidades sociales con un sentido de compromiso.

La “Fe-Conocimiento” es la toma de conciencia más detallada de aquello que se ha aceptado en la conversión. Es una “profundización en la fe”, por la reflexión y el estudio.

La “Fe-Conocimiento” es provocada por la enseñanza religiosa como la enseñanza de la doctrina de una persona: CRISTO. Es la catequesis en el sentido estricto, o segunda etapa de la conversión.

La conversión debe terminar o desembocar en la “Fe-Conocimiento”. Sin ésta, la fe permanecería en estado infantil; no habría adultez en la fe; no habría madurez cristiana.

La “Fe-Conversión” exige la “Fe-Conocimiento”, como su acabamiento normal; es la “profundización en el conocimiento global y amoroso que se tiene en Cristo”.

No se cree verdaderamente lo que no se conoce. El cimiento de la “fe-conocimiento” o “educación en la fe”, es la “fe-conversión” (cfr. CT 29-30).

LA FE ES: APTITUD

Y DEBE SER

EJERCICIO, ACCION, VIDA

Muchísimos cristianos -niños, jóvenes, adultos- tenemos la fe en estado de “aptitud”, de “capacidad”, de “virtud”, de “potencia”. Dios nos ha concedido esta capacidad sobrenatural para producir frutos.

Pero necesitamos ejercitar esta aptitud, transformar esta capacidad, en acto de fe con plena libertad y conciencia.

La fe de nuestra comunidad debe ser arrancada del sueño para ponerla en acto, en ejercicio de vida, en práctica.

Por otra parte, la “conversión” debe continuarse sin cesar, sobre todo en períodos de evolución y crecimiento” como la infancia, la adolescencia y la juventud.

La fe es camino de vida... Es historia... (Cfr. CT 35-45).