Autor: Evangelizadores
de Tiempo Completo
| Fuente: Pa´que te salves
El Juicio particular y el Juicio final
Significado que tiene decir: "El fín del mundo", el "Juicio particular" y el "Juicio final".
Todos
hemos deseado en algunos momentos de nuestra vida, ser jueces de los demás.
Opinamos con facilidad acerca de su vida juzgando si hicieron bien o mal. Sin
embargo, nos cuesta trabajo pensar que nosotros también vamos a ser juzgados
al final de nuestra vida y que nuestros actos, por más secretos que hayan
sido, van a trascender más allá del momento en el que los hicimos.
¿Qué sucede con el alma después de la muerte?
Los cristianos encontramos en el Evangelio algunos pasajes que nos hablan
acerca del destino del alma. Específicamente, en la parábola del pobre Lázaro
(Lucas 16, 22) y en las palabras que Cristo dirige al buen ladrón, crucificado
junto a Él (Lucas 23, 43).
Al morir, nuestra alma se separará de nuestro cuerpo. Se presentará ante Dios
para recibir, de acuerdo con lo que nosotros mismos hayamos elegido en la vida
terrena, la recompensa o el castigo eterno.
El Juicio Particular
Al m orir, tendremos un Juicio Particular. En este juicio nos encontraremos
ante Jesucristo y ante nuestra vida: todos nuestros actos, palabras,
pensamientos y omisiones quedarán al descubierto.
Suena dramático, pero es real. Si nos encontramos en gracia de Dios, nuestra
eternidad feliz empezará en ese momento. Si morimos en una actitud de rechazo
total y voluntario a Dios, en pecado mortal, entonces empezará para nosotros
el castigo eterno, el infierno.
El Catecismo de la Iglesia Católica nos habla de la “retribución inmediata
después de la muerte de cada uno como consecuencia de sus obras y de su fe”
(n. 1021). El destino del alma será diferente para cada uno de nosotros, de
acuerdo a cómo hayamos utilizado nuestro tiempo de vida en la Tierra.
Hay muchas personas que dicen: “Yo me voy a salvar, pues nunca he hecho el mal
a nadie”. Hay que tener cuidado, pues ese día no se nos juzgará sólo por el
mal que no hayamos hecho, sino también por el bien que hay amos dejado de
hacer. Debemos preocuparnos no sólo por evitar hacer el mal, sino por hacer el
bien a todo el que nos rodea. Si no hacemos el bien a los demás, llegaremos al
juicio con las manos vacías y “no aprobaremos el examen”.
El Juicio Particular, como su nombre lo dice, será para cada uno de nosotros
en lo personal. En éste, Dios nos preguntará: “¿Cuánto amaste?” Y cada uno de
nosotros tendrá que responder a esta pregunta. Dios espera que cada uno de
nuestros actos sea hecho por amor .
San Juan de la Cruz tiene una frase que dice: “Al atardecer de la vida,
seremos examinados en el amor”.
El Juicio Final
El Juicio Final lo tendremos al final de los tiempos, cuando Jesús vuelva a
venir glorioso a la Tierra. En él, todos los hombres seremos juzgados de
acuerdo a nuestra fe y a nuestras obras.
La resurrección de todos los muertos, “de los justos y de los pecadores”,
precederá al Juicio Final. Los que hayan hecho e l bien resucitarán para la
vida, y los que hayan hecho el mal, para la condenación (Juan 5, 28-29).
En la Biblia podemos leer cómo será este juicio en Mateo 25, 31.32.46: Lo que
sucederá ese día, de acuerdo con la narración de Jesucristo, será como un
examen de aquello que nos caracteriza como personas humanas: nuestra capacidad
de amar.
En ese día saldrán a la luz todas nuestras acciones y se verá el amor hacia
los demás que pusimos en cada una de ellas.
Este amor será el que nos juzgará:
"Venid benditos de mi Padre… porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve
sed y me disteis de beber…"
"Id malditos al fuego eterno… porque tuve hambre y no me disteis de comer,
tuve sed y no me disteis de beber…"
El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice: “El Juicio Final revelará hasta
sus últimas consecuencias lo que cada uno haya hecho de bien o haya dejado de
hacer durante su vida terrena” (n. 1039).
El juicio f inal es la prueba de que Dios es infinitamente justo y ha
dispuesto todo con sabiduría para que la verdad se conozca y se aplique la
justicia en cada hombre con el destino eterno que él mismo se haya merecido.
Algunas personas piensan que no hay que preocuparse por eso de los juicios,
pues creen que Dios va a salvar a todos los hombres al final de los tiempos
porque es infinitamente bueno y nos ama.
Es verdad que Dios es muy bueno, pero también es muy justo y respeta nuestra
libertad. Cuando nosotros estamos en pecado mortal, libremente le hemos dicho
a Dios que “no nos interesa salvarnos”. Si morimos en este estado, Dios
respetará nuestra decisión. El hombre, con su libertad, alcanza la recompensa
o el castigo eterno.
Frente a Cristo se conocerá la verdad de la relación de cada hombre con Dios.
El Juicio Final revelará que la justicia de Dios triunfa sobre todas las
injusticias cometidas por sus criaturas y que su amor es más fuerte que la mu
erte.
Reflexionar tanto en el Juicio Particular como en el Juicio Final nos recuerda
que mientras tengamos vida, tenemos oportunidad de alcanzar nuestra salvación.
Cada día nos ofrece la posibilidad de amar a Dios y a los que nos rodean, de
perdonar a los que nos ofenden, de vivir cristianamente.
¿Cuándo será el juicio final?
El mismo Jesucristo nos aclaró que ni siquiera Él conoce el día ni la hora en
que se llevará a cabo este acontecimiento, sino sólo Dios Padre. Así que no
debemos dejarnos engañar por personas que pretenden conocer la fecha del fin
del mundo. No debemos preocuparnos por intentar conocer esa fecha, sino sólo
por estar siempre bien preparados, pues no sabemos en qué momento sucederá.
Para profundizar, puedes leer el Catecismo de la Iglesia Católica núm. 668 -
682, 1021-1023, 1038-1042, 2831