DOCE PREGUNTAS SOBRE JESÚS
1. ¿Sabemos si Jesús fue una persona que
realmente existió?
¡Sí! Para cualquier historiador imparcial,
los datos acerca de Jesús son tan claros y evidentes como los relativos
a Julio César. En el Nuevo Testamento existen documentos que lo
describen con precisión, pero también hay decenas de manuscritos
antiguos que, sin pertenecer a la Biblia, confirman que Jesús fue una
auténtica figura histórica que habitó en Palestina a principios del
primer siglo de nuestra era.
En cuanto al testimonio ofrecido por múltiples
recuentos antiguos acerca de Jesús, la Enciclopedia Británica afirma:
«Dichos datos, independientes entre sí, demuestran que en tiempos antiguos ni siquiera los adversarios del cristianismo pusieron alguna vez en duda la existencia histórica de Jesús. Esta recién fue puesta en entredicho, y en un marco inadecuado, por diversos autores del siglo XIX y principios del XX.»
2. ¿Qué diferencia hay entre Jesús y los demás grandes maestros, profetas o filósofos religiosos?
Si quisiéramos calificar a Jesús de alguna
manera, habría que decir que es "único": Su mensaje
fue único; lo que Él afirmó de Sí mismo no tiene igual; sin
par fueron los milagros que realizó; y la influencia que
impuso en el mundo no hay sido igualada por ninguna otra.
Uno de los aspectos más llamativos e
innegablemente específicos de la vida de Jesús es que muchos profetas
y videntes hicieron centenares de predicciones y profecías
detalladas sobre Él siglos antes de que naciera. ¡Hay detalles
concretos acerca de Su nacimiento, vida y muerte que ningún mortal podría
haber cumplido!
En los primeros libros de la Biblia, que es un
conjunto conocido como "Antiguo Testamento", podemos encontrar
más de 300 predicciones acerca del "Mesías" o
"Salvador". El hallazgo de cientos de manuscritos del Antiguo
Testamento, llevado a cabo por arqueólogos durante el presente siglo,
ha dejado demostrado, sin sombra de duda, que dichas profecías fueron
escritas siglos antes de que naciera aquel hombre llamado Jesús.
Por ejemplo, una de esas predicciones específicas
y sorprendentes a que nos referimos fue hecha por el profeta Isaías en
el año 750 a. de J.C.:
"El Señor mismo les dará señal: He aquí que la virgen
concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará Su nombre Emanuel"
(
Siete siglos y medio después, en Israel,
una joven virgen llamada María fue visitada por el Arcángel Gabriel,
el cual le anunció que alumbraría un hijo, que llevaría por nombre
Emanuel, es decir, "Dios con nosotros". Los libros de la
Biblia que fueron escritos con posterioridad a la venida de Jesús al
mundo, el "Nuevo Testamento", nos dicen que "María le
preguntó al ángel: ¿Cómo puede ser posible, si nunca he estado
con hombre alguno? Y el ángel le respondió: ¡El Espíritu de Dios
vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su
sombra! ¡Por lo cual el Santo Ser que habrá de nacer será llamado Hijo
de Dios!" (
Vemos, pues, que el principio mismo de Su
existencia en la tierra, Su concepción y nacimiento, fueron no
solamente únicos, sino también milagrosos, ¡a partir del hecho de que
la sencilla y humilde jovencita que fue Su madre nunca había tenido
relaciones con un hombre! ¡Es más, la Biblia dice que la noticia de su
embarazo fue tan escandalizadora para José, el joven con el que estaba
comprometida en matrimonio, que al recibirla decidió cancelar el
compromiso y anular la boda! Hasta que el ángel del Señor se le
apareció también a José y le dio instrucciones de permanecer junto a
ella y criar y proteger a aquel niño tan especial que ella llevaba en
su vientre.
Nada menos que 800 años antes del
nacimiento de Jesús, el profeta Miqueas predijo el lugar exacto en que
el Mesías habría de venir al mundo:
"Tú, Belén, pequeña para estar entre las
familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel, y Sus
salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad" (
Si bien Sus padres terrenales vivían en el
pueblo de Nazaret, a 150 km al norte de Belén, un decreto emanado de
Roma exigió que todas las familias retornaran a sus lugares de origen
para cumplir con un censo que se llevaba a cabo en todo el imperio.
Aquel decreto se dio a conocer poco antes de que a María se le
cumpliera el plazo del embarazo. De este modo, Dios se valió de un
emperador romano, César Augusto, para contribuir al cumplimiento de la
profecía de Miqueas. José y María marcharon a Belén, y apenas
llegar, María empezó a tener dolores de parto. Así pues, la Biblia
indica que "Jesús nació en Belén de Judea" (
En su profecía, Miqueas decía también que el
Mesías "era desde el principio, desde los días de la eternidad".
El propio Jesús dijo: "Antes que Abraham fuese —aprox. 2.000
a.C.— YO SOY" (
Aunque nació en Belén, Jesús se crió en
Nazaret. En Su primera disertación pública de que se tenga registro,
declaró abiertamente que Él era el cumplimiento de las profecías
del Antiguo Testamento referentes al Mesías. Estando en uno de los
lugares de culto, se puso en pie delante de los asistentes y leyó una
profecía perteneciente al profeta Isaías. En dicho pasaje, el profeta
afirmaba que el Mesías sería ungido con el Espíritu de Dios para
"predicar las Buenas Nuevas a los pobres, sanar a los quebrantados
de corazón, poner en libertad a los cautivos, devolver la vista a los
ciegos y declarar la libertad de los que vivían oprimidos, para
proclamar el año de la buena voluntad del Señor" (
David, rey de Israel, hizo otra importante
profecía sobre el Mesías cerca del año 1.000 a. de J.C., es
decir, diez siglos antes de que naciera Jesús. En ella, David
ofreció detalles de una muerte cruel y dolorosa que él mismo nunca
padeció:
"He sido derramado como aguas, y todos mis
huesos se descoyuntaron. Mi corazón fue como cera, derritiéndose en
medio de mis entrañas... Como perros me han rodeado, me ha cercado
cuadrilla de malignos. Horadaron mis manos y mis pies. Repartieron entre
sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes." (
El rey David murió de forma apacible y
natural, por lo que sabemos que en ese pasaje de las Escrituras no
hablaba de sí mismo. Sucedió que, debido a que era profeta, predijo
con absoluta precisión las circunstancias que rodearon la cruel muerte
en la cruz sufrida por el Mesías, el Cristo que habría de
venir. Examinemos algunos de los detalles que aparecen en la profecía
anterior:
"He sido derramado como agua... mi corazón
derritiéndose dentro de mí..." Jesús no derramó Su vida por
nosotros de una forma exclusivamente espiritual, ya que el Nuevo
Testamento dice que poco después de morir, estando todavía en la cruz,
"uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al
instante salió sangre y agua" (
"Todos mis huesos se descoyuntaron."
Esta era una de las consecuencias más horribles de la muerte por
crucifixión. El peso de la víctima hacía que sus brazos se
desencajaran.
"Como perros... me ha cercado cuadrilla de
malignos." Dice en el Nuevo Testamento que los pérfidos y
rencorosos enemigos religiosos de Jesús, los escribas y los fariseos,
se juntaron alrededor de Él, cuando estaba en la cruz, para insultarlo
y burlarse (
"Horadaron mis manos y mis pies." Es
probable que esta sea la predicción más impresionante dentro de la
presente profecía. En los tiempos de David los judíos no imponían la
pena de la crucifixión. Sus leyes religiosas determinaban que los
malhechores fuesen ejecutados por apedreamiento. ¡Sin embargo,
Dios dejó ver a David, Su profeta, la muerte que habría de tener el
Mesías 10 siglos después, ejecutado por mano de Roma, un
imperio que ni siquiera existía en los días de David, y cuyo forma más
común de ajusticiar criminales era la crucifixión!
"Repartieron entre sí mis vestidos, y
sobre mi ropa echaron suertes." En los Evangelios encontramos un
cumplimiento casi increíble de esta profecía: "Cuando los
soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron Sus vestidos, e hicieron
cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también Su túnica,
la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo. Entonces
dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre
ella, para ver de quién será" (
En el año 487 a. de J.C. el profeta Zacarías
predijo: "Y les dije, si les parece bien, denme mi salario,
y si no, déjenlo. Y pesaron por mi salario 30 piezas de plata"
(
Según afirma el Nuevo Testamento, la noche que
Jesús fue arrestado por Sus enemigos, "uno de los doce, que se
llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes y les dijo: ¿Qué
me quieren dar, y yo se lo entregaré? Y ellos le asignaron 30
monedas de plata" (
¡Sorprendente! ¡Más de quinientos años
antes de que se produjera ese acontecimiento, Zacarías, el profeta de
Dios, había predicho "el precio exacto" que los
enemigos de Jesús pagarían a su discípulo traidor, Judas! El versículo
siguiente de la profecía de Zacarías, entra en detalles todavía más
impresionantes:
"Y me dijo el Señor: Échalo al tesoro;
¡hermoso precio con que me han apreciado! Y tomaron las treinta piezas
de plata, y las dieron para el campo del alfarero" (
Dice el Nuevo Testamento que cuando Judas vio
que Jesús "era condenado, devolvió arrepentido las treinta
piezas de plata a los principales sacerdotes de los judíos, y las
arrojó en el templo. Entonces los principales sacerdotes,
tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el
tesoro de las ofrendas, porque es precio de sangre. Así que decidieron
comprar con ellas el campo del alfarero, para sepultura de los
extranjeros (
En el año 712 a. de J.C. el profeta Isaías
predijo acerca del Hijo de Dios que "con los impíos se
dispondría Su sepultura, pero con los ricos sería en Su muerte"
(
Los encarnizados enemigos religiosos de Jesús
lo condenaron como a un criminal, como a un impío, de tal forma
que cuando murió, según relata la Biblia, "crucificaron con Él a
dos ladrones" (
Mil años antes de que naciera Jesús,
el Espíritu de Dios profetizó por medio del rey David que el Salvador
habría de resucitar: "Dios no dejará Su alma en el sepulcro, ni
permitirá que Su Santo sufra corrupción o descomposición" (
El rey David murió y fue puesto en un
sepulcro, donde su carne vio corrupción y descomposición. ¡Pero
Jesús se levantó de la tumba tres días después de Su muerte!
Así lo indicó el ángel a quienes habían acudido a velar la tumba de
Jesús: "No está aquí, sino que ha resucitado. ¿Por qué
buscan al vivo entre los muertos?" (
¿Qué ser humano corriente podría escoger su
lugar de nacimiento? Y ¿qué mortal podría, o sería capaz, de
hacer que las autoridades de un país extranjero decretaran su muerte
mediante una ejecución terriblemente dolorosa? ¿Cómo podría alguien
manipular a sus acérrimos enemigos al punto de lograr que lo injuriaran
y se burlaran de él durante su agonía, y mucho menos, hacer que un
grupo de soldados se jugaran su ropa y atravesaran su costado después
de muerto? Pues Jesús de Nazaret cumplió esas profecías, y no sólo
esas, ¡sino más de 300 predicciones específicas relacionadas
con Su nacimiento, vida, obra, muerte y resurrección! ¡Sin duda Él
era, y es, "único" en todo el sentido de la palabra!
Ninguno de los grandes líderes religiosos
reconocidos, ni Moisés, ni Buda, ni Confucio, ni Mahoma, jamás afirmó
ser Dios. Es verdad que algunos fueron endiosados por sus seguidores
después de haber muerto, pero ninguno afirmó personalmente que fuese
la Deidad. Salvo Jesucristo. En realidad, no sólo se proclamó
Hijo de Dios, la personificación divina en forma humana; también logró
convencer a gran parte de la humanidad de ser, en efecto, el Hijo
de Dios.
Tal vez esa sea la mayor diferencia
entre Jesús y todos los demás grandes filósofos, maestros, profetas y
gurus que ha habido a través de los tiempos. Si bien muchos de ellos
hablaron y enseñaron acerca del amor y acerca de Dios,
Jesús afirmó que Él era el amor, que era el amor de
Dios al mundo. ¡Así pues, tenía plena certeza de lo que decía! O
estaba en lo cierto, o estaba en un terrible error. ¡O
era bueno, y anunciaba la verdad, o era un hombre malo, un ser
fraudulento y mentiroso!
C.S. Lewis, el famoso intelectual y en su
momento catedrático en la Universidad de Cambridge, lo expresó del
siguiente modo:
"Hay una gran insensatez que la gente suele decir acerca de Jesús: 'No tengo inconveniente en considerarlo un gran maestro de moral, pero no acepto su afirmación de que fuese Dios'. Jamás deberíamos hablar de esa manera. Un hombre que no fuese más que un simple mortal y sostuviese el tipo de cosas que dijo Jesús no sería 'un gran maestro de moral'. ¡Sería un chiflado, del mismo nivel que alguien que afirmara ser un huevo cocido, o sería el Diablo en persona! Hay que llegar a alguna conclusión. O aquel hombre era, y es, el Hijo de Dios, o era un demente, e incluso algo peor.
"¡Uno puede hacerle callar como a un necio; puede escupirle y matarlo como a un demonio, o echarse a Sus pies y llamarle Dios y Señor! ¡Pero nadie puede ponerse a pontificar estúpidamente que se trataba de 'un gran maestro humano'! Él no nos dejó esa alternativa, ni tuvo intención de hacerlo."
Otra persona, de dudosa autoridad en estos temas, el emperador y conquistador de naciones enteras, Napoleón Bonaparte, reconoció con justicia la absoluta singularidad de Jesús, y lo hizo en estos términos:
"Sé de la naturaleza de los hombres, y puedo atestiguar que Jesucristo no es un simple mortal. No cabe comparación posible entre Él y las gentes del mundo. Alejandro, César, Carlomagno y yo fundamos imperios. Pero ¿sobre qué reposaba la obra de nuestro ingenio? Sobre la fuerza. Jesucristo edificó Su imperio sobre el amor, y aun en este momento millones de hombres darían la vida por Él."
3. Sin embargo, ¿qué razón pudo haber tenido Dios para enviar a Su Hijo al mundo?
Dios nos ama y quería hacernos
conocer Su amor. Pero sabe que Él, el gran Creador del universo, es
sencillamente un concepto demasiado amplio como para que nosotros pudiésemos
abarcarlo o incluso imaginarlo. En
Jesús dijo: "Yo y el Padre uno
somos" (
5. ¿Por qué Jesús se refiere frecuentemente a
Sí mismo, en los Evangelios, como el Hijo del Hombre?
Se llamaba a Sí mismo Hijo del Hombre
porque era humano. Había nacido de una mujer, igual que el resto
de nosotros. Tenía la misma clase de cuerpo que nosotros y
experimentaba las mismas sensaciones, las mismas limitaciones humanas.
Sentía, como nosotros, el agotamiento y el dolor.
6. ¿A qué se refiere la Biblia cuando denomina
a Jesús "la Palabra"?
Dios siempre le ha hablado al mundo de
diversas maneras: a través de la belleza y las maravillas de la Creación,
mediante Sus profetas y enviados y por intermedio de Su Palabra escrita.
Pero la revelación más clara de Sí mismo, de Su carácter y de
Su amor, la hizo a través de Jesús, Su Hijo, al que llama
"la Palabra".
7. ¿De modo que Jesús vino para darnos el
mensaje de Dios, para hablarnos del amor de Dios?
Así es. Pero no fue que sólo nos diera el
mensaje y las enseñanzas de Dios, el amor de Dios. Él es el
mensaje de Dios; Él es el amor con que Dios nos ama.
8. ¿Por qué fue rechazado por los dirigentes
religiosos de Su propio pueblo?
Según Jesús, lo que todos debían hacer
era sencillamente "amar a Dios con todo su corazón y amar al prójimo
como a sí mismos" (
9. Aun si todo ese impresionante recuento de lo
que Jesús hizo en el pasado es verdad, ¿qué sentido tiene? ¿De qué
me sirve a mí en el presente?
Entre las mismas Escrituras en que aparece
la historia de Su vida en la tierra, pueden hallarse también muchas
afirmaciones específicas y concretas que Jesús hizo de Sí mismo.
Afirmaciones que uno puede tomar literalmente y poner a prueba en
este preciso instante. A continuación algunas de esas Palabras de Jesús:
"Yo soy la Luz del mundo. El que me sigue no andará
en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida" (
A todos nos ha pasado alguna vez quedar
atrapados en la oscuridad y desear tener alguna luz que nos permitiera
abrirnos paso a salvo de peligros, caídas, etc. Hablando ahora en términos
espirituales, cuando no conocemos a Dios ni tenemos relación con Él,
nos encontramos espiritualmente a oscuras.
"¡Todo el poder me es dado en el Cielo y en la
tierra!" (
¡El Diablo y todos sus espíritus malignos tiemblan
ante la sola mención del nombre de Jesús! No tienes más que
pedirle a Jesús que venga a tu corazón y tendrás en tu interior la
mayor y más potente Fuerza espiritual que existe. ¡Jesús es tu
Amigo, te quiere y desea ayudarte y llenarte el
alma con Su luz!
"Yo soy la Puerta. El que por Mí entrare, será salvo"
(
Él no es una puerta cerrada ni atrancada
que debas forzar, ni una puerta que cueste trabajo cruzar. ¡Es una
puerta abierta! ¡Entra a través de Él, libre y directamente,
al divino Reino celestial del amor y la luz! Si acudes a Jesús, Él te
dará el regalo de la Vida eterna y tendrás la seguridad
de que perteneces a Él y de que irás al Cielo. ¡Hay en la actualidad millones
de personas en el mundo que atestiguarían gustosas que esa afirmación
de Jesús es verdadera!
"Yo soy el Pan de Vida; el que a Mí viene nunca
tendrá hambre, y el que cree en Mí no tendrá sed jamás" (
En lo profundo de su ser, muchos saben que a
su vida le falta algo. Es posible que externamente aparenten tenerlo
todo: dinero, posición social, amigos y demás, todas esas cosas que supuestamente
proporcionan la felicidad. Pero sin embargo sienten un vacío, un hambre
que nada parece saciar.
"Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida;
nadie viene al Padre si no es por Mí" (
La anterior es una aseveración
extraordinaria, y es en realidad la esencia y fundamento de todo el
Nuevo Testamento. Que Jesús es el único camino a la vida eterna, a la
salvación y a la unión con Dios.
10. Sin embargo, ¿esas creencias no tienen un
carácter dogmático e intolerante?
En absoluto, y por el contrario, Jesús, Su
vida y Sus enseñanzas son totalmente universales, abier tas a todos
los hombres, y no tienen nada de dogmatismo ni de intolerancia.
¡Es más, Jesús proclamó: "Cualquiera que crea en Mí no
perecerá jamás", y con eso se ganó la indignación de los fanáticos
y racistas líderes religiosos y rabinos de Su propia religión judía!
Con frecuencia Jesús daba ayuda a los "paganos" gentiles,
mezclándose con ellos. A pesar de que el pueblo judío, al que pertenecía,
había sido enseñado por sus líderes religiosos que tal gente sólo
merecía el oprobio y el desprecio.
11. ¿No es posible obviar tantas referencias al
nombre de Jesús y hablar simplemente de "Dios" y del
"amor de Dios"?
Si Jesús es el Hijo de Dios, y si
Dios escogió a Jesús para revelarse ante el mundo, ¡es Dios mismo el
inspirador de esa insistencia! ¡Son condiciones impuestas por Dios,
no por nosotros: "Si me amas, ama a Mi Hijo"! La
Biblia dice: "Todos los hombres deben honrar al Hijo como honran al
Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió"
(
Hemos tocado diversos aspectos de la vida de
Jesús que tal vez puedan apoyar o inspirar tu fe. Como ya se mencionó
antes, los datos históricos de la existencia de Jesús de Nazaret son
innegables para cualquiera que los examine con seriedad e imparcialidad.
"Querido Jesús, sé que necesito ayuda y que no puedo
salvarme a mí mismo. Se me ha dicho que Tú eres el Hijo de Dios, y que
por tu intermedio puedo alcanzar y conocer personalmente el amor de
Dios. Jesús, necesito que Tu amor me limpie de todo temor y rencor.
Necesito Tu luz para que ahuyente toda oscuridad. Y necesito Tu paz para
llenar y satisfacer mi corazón. ¡Por eso, te abro la puerta de mi
corazón y te ruego, Jesús, que entres y me des Tu regalo de la vida
eterna! ¡Gracias, Jesús, por haber sufrido por todos mis errores, por
haberme perdonado y por haber escuchado mi oración! En el nombre de Jesús,
amén."
Pero como nos amaba y quería que conociéramos
Su amor y Salvación, envió al mundo a "Su Hijo unigénito",
para dejarnos ver cómo es Él.
A pesar de ser el Amo y Rey del universo, no
escogió nacer en un elegante palacio, rodeado de la casta dominante y
los poderosos gobernantes. Por el contrario, nació en las
circunstancias más humildes y modestas, en el suelo sucio de un
establo, rodeado de vacas y asnos, envuelto en harapos y teniendo como
cama el comedero de los animales.
José, Su padre adoptivo en esta tierra, era un
sencillo carpintero con el que vivió y trabajó, adaptándose a los
usos y costumbres, lenguaje y modos de vida de los seres humanos. De ese
modo, experimentó de manera personal la vida tal como todos la
conocemos y aprendió a comprendernos y a querernos más, comunicándose
con nosotros en el plano menor del limitado entendimiento humano.
Aprendió a amar a la humanidad. Contempló nuestros sufrimientos
y sintió gran compasión de nosotros, y se vio movido a sanar nuestros
enfermos y quebrantados cuerpos, ¡pero también, y más importante, a
salvar nuestras almas y nuestros corazones heridos!
Cuando Jesús dio comienzo a la obra de Su
vida, empezó a recorrer la tierra haciendo el bien en todo lugar.
Ayudando a la gente, dando afecto a los niños, aliviando pesares,
fortaleciendo los cuerpos cansados y brindando el amor de Dios a tantos
como podía. No se limitó a predicar su mensaje; dio ejemplo con su vida
en medio de nosotros. Y no sólo atendía las necesidades espirituales
de la gente. Pasaba gran parte de Su tiempo resolviendo sus necesidades
físicas y materiales, sanando milagrosamente a los que estaban
enfermos, dando vista a los ciegos y oído a los sordos, limpiando a los
leprosos y resucitando a los muertos. ¡Dio de comer a la multitud
cuando tenía hambre, e hizo cuanto pudo por compartir con los demás Su
vida y Su amor!
4. ¿Cómo es posible que Jesús sea Dios, si vivió y anduvo en
la tierra como un hombre más?
La Biblia afirma que "En el principio
era el Verbo (Jesús), y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era
Dios. Todas las cosas por Él fueron hechas, y sin Él nada de lo que ha
sido hecho, fue hecho... Y aquel Verbo (Jesús) fue hecho carne,
y habitó entre nosotros, y vimos Su gloria, gloria como del Unigénito
del Padre" (
Poco antes de ser arrestado y crucificado,
consciente de que no pasaría mucho tiempo hasta reunirse de nuevo con
Su Padre Celestial, Jesús oró: "Ahora, pues, Padre, glorifícame
al lado Tuyo, con el poder y la honra que tuve en Tu presencia antes
que el mundo fuese hecho... porque me has amado desde antes
de la fundación del mundo" (
El Creador de todas las cosas se despojó
voluntariamente de Su ilimitado poder y se convirtió en un pequeño e
indefenso recién nacido. El Origen de todo conocimiento y sabiduría
tuvo que estudiar y aprender a leer y escribir. Dejó Su trono en los
cielos, donde incontables ángeles lo adoraban, donde todas las fuerzas
del universo se sometían a Su poder, y asumió el aspecto de un siervo,
que sufrió el ultraje, la burla y la persecución, y terminó perdiendo
la vida a manos de aquellos mismos que había venido a salvar.
Dice la Biblia que Jesús es un "Sumo
sacerdote que se compadece de nuestras debilidades, porque fue tentado
en todo tal como nosotros, pero sin pecado" (
Las palabras son vehículo para expresarnos,
para dar a conocer nuestros pensamientos, sentimientos y naturaleza. Así
pues, Jesús es el medio a través del cual Dios se expresó
a nosotros. Dios hizo de Su propio Hijo, Jesús, la forma más elevada
de comunicación con nosotros, la vía que escogió para hacer llegar Su
amor al mundo.
Jesús, la palabra viviente, nos reveló los
sentimientos de Dios de una forma que pudiéramos comprender, sintiéndonos
identificados. Por ejemplo, en
Jesús era sumamente misericordioso, tierno y
bondadoso. En ocasiones se sentía fatigado, agotado, prácticamente
exhausto por atender constantemente a las multitudes que se agolpaban a
Su alrededor. Narra la Biblia que cierta vez intentó alejarse del
tumulto por un poco de tiempo, para reposar, pero que al ver la multitud
que clamaba pidiéndole ayuda, se compadeció. Sintió tal compasión
de ellos que a pesar de Su cansancio y dolor, volvió con ellos para
sanar a cuantos se le acercaban y enseñarles las maravillosas
Palabras del divino Reino del amor (
No faltó tampoco ocasión en que la ira
de Dios estremeciera a Jesús, la Palabra Viva, en presencia del
fingimiento y la falsedad. A los hipócritas que encabezaban la jerarquía
religiosa de Sus tiempos, les dijo: "Si no hubiera venido y les
hubiera hablado no serían culpables de pecado, ¡pero vine y los puse en
evidencia, de modo que ya no pueden encubrir sus pecados!" (
En realidad, fue muy poco el tiempo que dedicó
a tratar con los escribas y fariseos, que eran guías religiosos
arrogantes, expoliadores, poderosos y opulentos. Sólo lo hacía cuando
no cesaban de importunarlo y levantar cuestionamientos, dudas y
acusaciones entre las personas a las que Jesús enseñaba. En esos casos
no dudó en lanzarles severos reproches, poniéndolos públicamente en
evidencia como "ciegos que guiaban a otros ciegos" (
De todos modos, por lo general Jesús evitaba a
los "beatos" satisfechos de sí mismos, y pasaba el tiempo
ayudando y brindando su afecto a los pobres, a la gente común; hablando
con ellos, sanándolos, alimentándolos, y por encima de todo, ofreciéndoles
las soluciones espirituales, el amor, el perdón y la Verdad que
anhelaban.
Dice la Biblia que se mezclaba con los
pescadores, los borrachos, las prostitutas, los recolectores de
impuestos y los pecadores, que les predicaba, y que "el pueblo
llano le oía de buena gana" (
Aquellos encarnizados enemigos religiosos
finalmente lograron que Jesús fuese arrestado y juzgado a causa de
falsas acusaciones de sedición y subversión. Aunque el gobernador
romano lo encontró inocente de dichos cargos, fue presionado y
convencido por los influyentes sumos sacerdotes para que lo ejecutara.
Cuando los enemigos de Jesús acudieron a arrestarlo, Él aseguró a Sus
discípulos: "¡Si no tuvieran permiso de Mi Padre no podrían ni tocarme!
¡Si yo solamente levantara un dedo, Él enviaría decenas de millares
de ángeles en mi auxilio!" (
Pero ni siquiera Su muerte aplacó a Sus
enconados y vengativos enemigos. En previsión de que los seguidores de
Jesús pudiesen intentar robar Su cuerpo y afirmar que había resucitado
—tal como Él había anunciado—, aquellos falsos religiosos hicieron
colocar una piedra inmensa en la entrada de la tumba y apostaron un
destacamento de guardias romanos para que la vigilaran. Pero el ardid no
surtió efecto, y por el contrario, aquellos mismos guardias fueron
testigos oculares del mayor de todos los milagros. ¡Tres días después
de que Su cuerpo sin vida fuese depositado en aquella fría tumba, Jesús
se levantó triunfante de entre los muertos, venciendo a la
muerte, el infierno y el sepulcro!
¿Quisieras eliminar toda la oscuridad
de tu vida? Así como al encender un interruptor huyen de inmediato las
sombras de una habitación a oscuras, Jesús puede ahuyentar de tu vida
toda oscuridad espiritual, opresión, temor o maldad, ¡si le
pides sencillamente que entre en tu corazón! ¡Una vez que hayas
recibido en tu corazón a la Luz del mundo, Jesús, ya no podrán
apagarla ni todas las potencias del mal ni las oscuras experiencias de
la vida!
Jesús dijo que Él era el Pan de Vida, capaz
de apagar "el hambre y la sed" de nuestro corazón.
Puedes comprobar tal cosa pidiéndole sencillamente que entre en tu
vida. ¡Verás con qué prontitud Su amor habrá de satisfacer tu
hambriento corazón! ¡La sensación de soledad, vacío e insatisfacción
que tal vez experimentabas se verá reemplazada por una felicidad, una
paz y una alegría duraderas como nunca habías conocido!
Aquellos dirigentes y maestros religiosos de la
época de Jesús eran intolerantes a más no poder. Eran rencorosos,
recalcitrantes y legalistas, y se consideraban depositarios de un
monopolio absoluto de Dios y de Su Reino. Fue la afirmación que Jesús
les lanzó a la cara —que el Reino de Dios les sería quitado y
abierto a otros, a las naciones de Oriente y Occidente,
a todas las gentes del mundo— lo que los enfureció tanto que
determinaron matarlo (
¡Dios nos envió a Su Hijo para que Su
naturaleza se hiciera evidente ante todas las gentes, a todas
las naciones, a todos los pueblos, y para que nos entregara
gratuitamente Su gran amor! "Porque de tal manera amó Dios
al mundo (a cada uno de nosotros), que ha dado a Su Hijo unigénito
(Jesús), para que todo aquel que en Él cree no se pierda, mas tenga
vida eterna" (
Dios es nuestro gran Padre celestial,
misericordioso y bueno, y tiene un gran amor por cada uno de
nosotros. Quiere que todos experimentemos y conozcamos el maravilloso
amor, la dicha y la satisfacción que provienen de conocerle
personalmente y de tener una íntima relación de amistad con Él.
Pero lamentablemente todos, en uno u otro
momento, hemos actuado mal, hemos sido egoístas, desconsiderados o
duros con los demás. ¡O incluso con el mismo Dios, nuestro
Padre celestial! Dice en Su Palabra: "Todos se han
descarriado y no han merecido la perfección de Dios" (
Dios sabe que por más que nos
esforcemos, jamás podremos alcanzar una bondad tal que nos permita
entrar en Su perfecta presencia debido a nuestras buenas
acciones. Pero Jesús sí es perfecto. Y debido a que Él estuvo
dispuesto a venir a la tierra, a sufrir y a morir en la cruz por
causa nuestra, tomando sobre sí el castigo que nosotros merecíamos
por nuestras malas obras, podemos ahora recibir el perdón de
todos nuestros errores y reunirnos con nuestro grandioso y amoroso Padre
celestial. ¡Si es que sencillamente aceptamos el perdón y el don de la
Vida Eterna que Jesús nos ofrece!
Por muy malos que seamos y cualquiera
sea la naturaleza de lo que hayamos hecho, si le pedimos a Jesús,
simplemente, que nos perdone, y lo recibimos en nuestro corazón,
seremos perdonados y salvados. ¡Es decir, que desde ya
conoceremos el maravilloso amor y la paz de Dios y, además, al morir
heredaremos una vida interminable de amor y felicidad en el Cielo!
¡Ningún mortal, bien fuese profeta,
maestro, vidente o gurú, podría haber hecho lo que hizo Jesús!
Sólo Dios mismo, en la persona de Su Hijo Jesús, pudo pagar el precio
de nuestros errores y cargas con el castigo que merecíamos. Sólo
Dios pudo hacer tal cosa en la persona de Su Hijo Jesús. Por
esto sólo Jesús podía proclamar con toda justicia: "Yo soy el
Camino, y la Verdad, y la Vida".
¡Con Jesús, aquello que la humanidad necesitaba
que sucediese, aconteció de tal modo que no es necesario que
vuelva a repetirse! Por tal razón nos permitimos afirmar sin la menor
vacilación que para el mayor de los males de la humanidad sólo existe
un remedio: ¡Jesús!
Si distintos equipos de patólogos se hallasen
empeñados en el descubrimiento de la causa y la cura del cáncer, y uno
de ellos, no por ser más brillante, ni mucho menos, diera con el
secreto, ¿se juzgaría como un acto de "intolerancia" y
"dogmatismo" que compartiera su hallazgo con sus colegas y, de
hecho, con el mundo entero? ¡Claro que no! Es más, ¡no hacerlo sería
síntoma de la mayor expresión de estupidez, egoísmo, desconsideración
y deshonestidad que quepa imaginarse! Por eso, quienes hemos descubierto
personalmente a Jesús hacemos todo lo posible por compartirlo con las
demás personas.
12. ¿Cómo puedo saber sin sombra de duda
que Jesucristo es en verdad el Hijo de Dios, el camino de la salvación?
El cumplimiento de más de 300 profecías del
Antiguo Testamento, existentes desde muchos siglos antes de Su
nacimiento, describen en detalle Su venida al mundo, Su vida, Su obra,
Su muerte y Su resurrección, todo lo cual tampoco puede ser negado por
quien busque sinceramente conocer la verdad.
Tampoco existe razón alguna para poner en duda
que luego de Su muerte sucedió algo extraordinario que hizo de Su
grupillo de despreciados seguidores un frente de testigos que ni todas
las persecuciones del Imperio Romano fueron capaces de detener. Cuando
estaban desanimados y decepcionados, luego de que su Señor hubiese sido
cruelmente crucificado por Sus enemigos, daba la impresión de que las
esperanzas de aquellos hombres habían perecido y todos sus sueños habían
sido destrozados.
¡Pero a los tres días de Su muerte, se reavivó
su fe de modo tal que no hubo fuerza terrenal capaz de sofocarla! ¡Y
aquel humilde puñado de hombres que había seguido a Jesús desde el
principio marchó a proclamar las Buenas Nuevas ante el mundo entero!
¡A anunciarle que Dios había enviado a Su Hijo al mundo para enseñarnos
Su Verdad y Su amor, y que, por encima de todo, Jesús había sufrido la
muerte por nosotros y luego se había levantado de la tumba!
¡Para que aquellos que lo conociéramos y creyésemos en Él estuviésemos
para siempre libres del temor a la muerte, sabiendo que hemos sido
salvados y que nos aguarda el Cielo, gracias a Jesús!
¡Dice el Nuevo Testamento que Jesús se
apareció en persona ante más de 500 testigos visuales luego de
Su resurrección! (
La simple aceptación mental, intelectual, de estos hechos no es
suficiente. ¡Para estar absolutamente seguro de que Jesús es
quien afirmaba ser, el Hijo de Dios, debes experimentarlo de
forma personal! Pídele que entre en tu corazón, que te perdone todos
los errores cometidos y llene tu vida de Su amor, paz y alegría. ¡Ya
verás que lo hará! Él dice en Su Palabra: "He aquí, Yo
estoy a la puerta (de tu corazón) y llamo. Si oyes Mi voz y me abres la
puerta, entraré en ti" (
Si anhelas Su amor, luz, vida y alegría; su
felicidad y salvación eternas, no tienes más que recibirlo
personalmente, en tu corazón. ¡Puedes hacerlo en este preciso
instante! Él ha hecho que la Salvación sea lo más sencillo de
este mundo, algo que no requiere el menor esfuerzo de tu parte, ninguna
acción, nada, simplemente tu aceptación. Y si no lo comprendes
totalmente, recuerda que la Biblia dice que "el amor de Dios sobrepasa
tu entendimiento" (
¿Deseas recibirlo? Si lo haces, no habrá
nada mejor en tu vida. ¡Él será tu mejor amigo y compañero y estará
a tu lado para siempre! Acéptalo ahora mismo por medio de esta
sencilla oración: