EL JESÚS APÓCRIFO Y EL JESÚS BÍBLICO:
ÚLTIMAS INVESTIGACIONES


Conferencia dictada por
el padre Hugo Martínez
en la Universidad Nacional de Colombia
y en la Universidad Minuto de Dios
http://www.seminariobogota.org

 

Agradezco la gentil invitación y la oportunidad que me ofrecen para hablar de un tema que ha interesado y sigue interesando a toda la humanidad: la pregunta por Jesús de Nazaret. Más que un tema es una persona que ha marcado la historia de la humanidad y la historia de cada uno de nosotros que nos proclamamos cristianos.  

Objetivo: Ante la enorme publicidad sensacionalista que se hace de ciertos escritos paralelos al texto bíblico, me propongo mostrar que por varias razones estos escritos han tenido poca influencia en la investigación sobre Jesús de Nazaret, y que por tanto, son más dependientes incluso del texto canónico, que tener en sí mismos un valor histórico.

Plan de trabajo: Voy a dividir la exposición en tres partes:

La primera para ver qué tipo de mesianismo se esperaba en los libros apócrifos, paralelos al Primer Testamento y algunos grupos religiosos. Y si esta visión aparece en los escritos apócrifos paralelos al texto del Segundo Testamento.

La segunda parte consiste en ver qué tipo de Mesianismo se esperaba según el canon del Primer Testamento y cómo esta visión aparece en el Segundo Testamento, especialmente en los evangelios.

La tercera y última parte, es para ver cómo se utilizan estas fuentes para las investigaciones actuales sobre Jesús. O mejor aún, por dónde va la investigación acerca de Jesús en nuestros tiempos.

TERMINOLOGÍA:

Canon: es el conjunto de libros que conforman la Biblia.

Escritos Apócrifos: son escritos judíos o del cristianismo primitivo que no fueron admitidos en los respectivos cánones. Apócrifo significa oculto y se puede emplear en sentido neutral (ajeno al canon) o peyorativo (herético, deformado), o esotérico (secreto: algunos escritos gnósticos como el famoso evangelio de Judas).

Libros Deuterocanónicos: Son libros que por una u otra razón entraron a formar parte del canon en un segundo momento, después de estar definido ya un primer canon.

Ágrafos (de ágrafos: no escrito) son los dichos de Jesús no contenidos en los evangelios canónicos, transmitidos oralmente y recogidos por los padres de la Iglesia, en escritos apócrifos o padres apostólicos o en el Nuevo Testamento al margen de los evangelios.

Fuente Q: es un documento cuya existencia se ha inducido por análisis y cuyo contenido serían dichos de Jesús: sapienciales, proféticos y apocalípticos, dichos legales y normas comunitarias, también parábolas.

Evangelio Apócrifo: Nombre dado a escritos surgidos en los primeros siglos del cristianismo y que tienen que ver con la figura de Jesús de Nazaret; que no fueron aceptados por la ortodoxia católica (porque no se ajustaban con los criterios que se tenían en la época para que un libro entrara a formar parte de canon bíblico); entre los que se encuentran los textos de Nag Hammadi. Se les dio el nombre de evangelio por su aspecto similar a los cuatro evangelios admitidos en el canon del Nuevo Testamento. Sin embargo, muchos de ellos no tienen un estilo evangélico, ya que no son utilizados para anunciar una Buena Noticia (esto es lo que significa etimológicamente Evangelio).

Evangelios gnósticos

Evangelio de Felipe
Evangelio de Tomás
Evangelio de María Magdalena
Evangelio apócrifo de Juan
Evangelio De Valentín o Evangelio de la Verdad
Evangelio de los egipcios

Evangelios de natividad e infancia

Evangelios de la infancia de Tomás
Evangelio árabe de la infancia
Evangelio armenio de la infancia
Evangelio de la natividad de María
Protoevangelio de Santiago
Evangelio de pseudo-Mateo

Evangelios de Pasión y Resurrección

Evangelio de Bartolomé
Evangelio de Nicodemo, también llamado "Hechos de Pilatos" (Acta Pilati)
Evangelio de Judas (origen gnóstico)

Otros

Evangelio secreto de Marcos
Evangelio de Pedro
Evangelio del Pseudo-Santiago
Evangelio cátaro del pseudo-Juan
Evangelio de los hebreos
Evangelio de los ebionitas
Evangelio de Bernabé
Evangelio de Taciano
Evangelio de los nazarenos
Evangelio de Ammonio

Evangelio de la Venganza del Salvador
Evangelio de la muerte de Pilato

 

1- LA VISIÓN MESIÁNICA DE ALGUNOS APÓCRIFOS Y GRUPOS RELIGIOSOS


1.1 APÓCRIFOS PARALELOS AL A.T.

Hay que partir de la premisa que por aquella época el pueblo entero esperaba un futuro mejor para su nación que se veía envuelta como en épocas anteriores, al sometimiento extranjero y a una serie de problemáticas internas (decaimiento de la figura sacerdotal, sometimiento con altos impuestos, luchas político-religiosas entre ellos, etc). El libertador de esta situación debía ser descendiente de David. En realidad las expectativas giraban con base en un elemento restaurador o un elemento utópico.

Por la época anterior a Jesús existía también un buen número de libros que no hacían parte del canon del A.T. En ellos también había una esperanza mesiánica[1]:

§                  Así en los salmos de Salomón[2], el Mesías reinará sobre Israel, destruirá a sus enemigos y purificará a Jerusalén, profanada por los gentiles. En medio del lamento por la situación, surge la esperanza del Mesías: rey descendiente de David, que "no confiará en caballos, ni jinetes, ni arcos; ni atesorará oro y plata para la guerra ni el día de la batalla incrementará sus esperanzas en la multitud de sus guerreros... Su esperanza es la del fuerte que espera en Dios".

§                  Por el contrario, en los Oráculos Sibilinos, el rey Mesías introducirá el reinado eterno de Dios sobre todos los hombres, y todos los pueblos reconocerán la ley de Dios.

En las partes antiguas del libro de Henoc, lo que sobre todo interesa es el futuro del pueblo, la Nueva Jerusalén. Y el Mesías aparece incluso después del juicio de Dios, que la introduce. El libro de las parábolas incluido en el Henoc etiópico es aún más explícito en estas especulaciones: el nombre de Mesías, al que se designa como “Hijo del hombre” siguiendo la tradición daniélica, fue pronunciado ya antes de la creación; y Henoc, en su viaje celeste, puede visitar ya a este hijo de hombre cuya gloria es superior a la de los ángeles y que posee toda la sabiduría y la justicia.

En el Apocalipsis de Baruc, la venida del Mesías que inaugura una era paradisíaca, trae el premio o el castigo que cada uno ha merecido por sus obras: los justos resucitan para ser transformados en luz radiante, y los impíos para ser atormentados. En 2Bar el reino del Mesías ocupa un lugar intermedio entre este mundo y el mundo futuro.

1.2 OTRAS VISIONES DEL MESÍAS EN ALGUNOS GRUPOS RELIGIOSOS

Los textos samaritanos en conexión con el Primer Testamento, también esperaban un profeta semejante a Moisés (Dt 18,18-19) que lo llamaban el Taheb y le atribuían un carácter sacerdotal, mientras que otros textos samaritanos parecen esperar junto a él un Mesías laico a imagen de Josué.

Y en otros aún (como en Qumram), la venida del Mesías significa el comienzo del mundo futuro. En la comunidad de Qumram está plenamente atestiguada la espera de dos mesías distintos: un mesías davídico y un mesías sacerdotal. Junto a ellos la comunidad espera igualmente la venida del profeta, al que parece atribuir un carácter mesiánico, paralelo al de los dos mesías, y a quien la regla de la comunidad menciona junto a ellos: “hasta que venga el profeta y los mesías de Aarón y de Israel”.

Todas estas figuras mesiánicas son puramente humanas, pero en Qumram se espera también junto a ellas la venida de un libertador escatológico de carácter angélico al que se atribuyen rasgos mesiánicos. En 11QMelch, se le designa como Melquisedeq, y en 4Q246 como “hijo de Dios” e “hijo del Altísimo”.

1.3 LOS APÓCRIFOS DEL NUEVO TESTAMENTO QUE HABLAN SOBRE JESÚS[3]

1.3.1 EVANGELIOS GNÓSTICOS

EL EVANGELIO DE JUDAS ISCARIOTE[4]:

Algunas ideas contenidas en el evangelio de Judas: El evangelio de Judas comienza con estas palabras: “Relato secreto de la revelación que Jesús habló en conversación con Judas Iscariote…”. Por esto es un libro apócrifo en el sentido original de la Palabra.

Jesús apareció en la tierra (sin explicaciones). Se le apareció a los discípulos como un niño, se aparecía de diversas maneras, no es un hombre como lo muestran los evangelios canónicos, sino una apariencia. En otro momento dice que Jesús ofreciendo una oración de eucaristía (acción de gracias) sobre el pan, entonces Él se rió (porque no estaban haciendo esto por su propia voluntad, sino por agradar a vuestro Dios).

Jesús es un enviado por encima de los discípulos, pero no lo conocen y nadie lo puede conocer. Los Apóstoles aparecen con una presentación negativa, en cambio Judas es visto como el verdadero confidente de Jesús. Judas narra una visión: los doce discípulos me apedreaban y perseguían duramente. Jesús le da una revelación, donde le muestra una morada. Tú llegarás a gobernar y maldecirán tu ascenso a la altura. Tú sacrificarás al hombre que me reviste (Jesús aquí no  es verdadero hombre), tu ira ha sido encendida…. La grande generación de Abraham será exaltada. Al final entronca con los evangelios sinópticos, Judas recibe el dinero y entrega a Jesús a las autoridades judías.

Ideas gnósticas: Dios nunca se conoce, no tiene relación con el mundo creado. Otro sub-dios es el que interviene en el mundo. En un segundo estrato (después del dios totalmente trascendente) aparece  una figura femenina llamada Barbelo que tiene un reino inmortal, de donde procede Jesús (13). En un tercer estrato aparece la figura del Autógenesis (auto-engendrado), como cabeza de todo (49). En un cuarto estrato el divino Autógenes produce cuatro eones, que en este escrito aparecen como ángeles al servicio de aquél.

Dios no tiene relación con el mundo natural, los demiurgos hacen la creación de los seres por un error entre ellos. Dios-mundo, bien-mal, espíritu y materia, es el dualismo que tiene origen en Persia.  Esto es incompatible con el cristianismo y con el judaísmo. El hombre es mezcla de espíritu y materia, el alma es algo intermedio. La materia es mala, la salvación consiste en salvarse de la materia, y se salva por medio del conocimiento. No por la fe, las obras, sino por el conocimiento. El revelador puede ser Jesús u otra persona. Utilizan una mitología muy complicada, que complica el entendimiento de las ideas. Tienen un recurso al secretismo.. Los gnósticos solo se pueden salvar, los demás perecerán.

El gnosticismo es un pseudo-cristianismo, ideas paganas con barniz cristiano. Hay escritos gnósticos que no tienen nada de cristiano. Para ser gnóstico no era necesario ser cristiano.

La comunidad cristiana primitiva los rechazó porque eran paganos, no se remontaban a la Iglesia apostólica, no circulaban entre los cristianos como los libros canónicos. Eran secretos, para un grupo. No fueron reconocidos en el canon.

¿Por qué se le da importancia a Judas? por la polémica contra el cristianismo no gnóstico, el cristianismo ortodoxo que está representado por los doce apóstoles. Por lo que para el cristianismo ortodoxo Judas es una figura negativa. Pero tal vez es mejor pensar que en la línea de las ideas gnósticas, cuando Judas entrega a Jesús, lo que hace es salvarlo de la materia que lo reviste, por esto se convierte en figura positiva para ellos.  

¿Tiene algún valor histórico?: NO, lo único histórico: elección de doce discípulos y el final la traición de Judas, que están en los canónicos. ¿Qué valor tiene este evangelio? ayuda a conocer una de las formas del gnosticismo. ¿De qué época es esta manuscrito? es del año 300. Lo más antiguo después de segunda mitad del siglo II. NO nos ayuda a comprender mejor a Jesús, o a la Iglesia de los orígenes.

EVANGELIO DE TOMÁS[5]

Jesús el Viviente, es salvador en virtud de sus palabras (secretas) de revelación. El que encuentre la interpretación de estas palabras, no morirá (EvT 1). La meta es la identidad entre el revelador y los iluminados por él (Ev T 108).

El reino luminoso del Padre, el conocimiento y la vida eterna, solo pueden alcanzarse mediante una radical abstención del mundo (EvT 27). Cuando alguien se encuentra a sí mismo, el mundo no es digno de él (EvT 111).

El Evangelio de Tomás refleja una gnosis “in status nascendi”, sin una cosmología desarrollada, sin la doctrina de los eones (períodos largos de tiempo), etc. que cabe explicar como evolución ulterior de una tendencia gnóstica inherente a la tradición sapiencial.

El EvT expone una cristología trascendente, pero sin apenas títulos cristológicos. A diferencia de otros escritos gnósticos, el título de mesías no figura en él. El término hijo del hombre aparece sólo una vez, en el sentido general de ser humano (EvT 86).. 

1.3.2      EVANGELIOS GNÓSTICOS DIALOGALES:

La Carta de Santiago o Apócrifo de Santiago (inicios del s. II); es una doctrina secreta que Santiago y Pedro afirman haber recibido del Señor en forma de diálogo, a los 550 días de la resurrección, y que Santiago transmite epistolarmente. Una parábola de sabor sinóptico: “el reino de los cielos se parece a una espiga que ha crecido en un campo, y cuando ha madurado, esparce el fruto y llena de nuevo el campo de espigas para otro año”[6].

El diálogo del Redentor (NHC III, 5). Es una conversación del Soter (salvador) con sus discípulas y discípulos, aparecida en el s.. II, que asimila materiales de varias fuentes.

El evangelio de los Egipcios (apareció en medios encratitas en la primera mitad del s.II): Jesús enseña a su interlocutora Salomé una soteriología encratita (basada en la ascesis sexual): sólo cuando las mujeres dejen de alumbrar, y lo masculino y lo femenino vuelvan a unificarse, perderá la muerte su poder y será posible el conocimiento.

1.3.3 FRAGMENTOS DE EVANGELIOS CON MATERIAL SINÓPTICO O JOÁNICO:

Papiro Egerton 2 (Evangelio de Egerton)[7]: En los escasos pasajes conservados se discute acerca de la validez de la Ley mosaica, y se narran variantes de la curación de un leproso y de la discusión sobre el tributo al César, episodios que tienen su paralelo en los evangelios canónicos.

El único fragmento que no aparece en los evangelios canónicos cita una pregunta de Jesús a sus discípulos: "¿Por qué la semilla se entierra y al poco tiempo crece de modo inconmensurable?". A continuación, Jesús hace un milagro plantando en el río Jordán una semilla de la que crece un árbol que da fruto. Parece que las palabras y el milagro de Jesús tienen que ver con la idea de la resurrección[8].

El evangelio secreto de Marcos[9]:

Según Clemente de Alejandría este fragmento debe situarse entre Marcos 10,34 y 10,35. Narra la resurrección de Lázaro… El añadido que los carpocracianos hacía a este fragmento era el siguiente: "estando desnudo con (el otro también) desnudo" (griego: gymnòs gymnô). No indica dónde se situaba este añadido, pero el único lugar lógico donde puede colocarse es después de "y permaneció con él aquella noche". Clemente rechaza esta interpretación. Por otro lado, numerosos autores han señalado las analogías de este fragmento con el episodio de la resurrección de Lázaro (Jn 11,41-44). Segundo fragmento: "Y estaban allí la hermana del joven a quien amaba Jesús, y la madre de éste y Salomé; pero Jesús no las recibió".

El Evangelio de Pedro[10]. El relato de la Pasión de Cristo presenta importantes diferencias con respecto a los evangelios canónicos. Por una parte, el texto tiene un marcado sesgo antijudío: es Herodes, no Pilatos, el que ordena la ejecución de Jesús, y tanto el monarca como los jueces, se niegan a declararse inocentes de la sangre de Jesús. En el relato de la crucifixión se encuentran frases que pueden ser interpretadas desde el punto de vista del docetismo, como cuando se dice (versículo 10), "Mas él callaba como si no sintiera dolor alguno", o, cuando, en el momento inmediatamente anterior de la muerte, Jesús grita: "¡Fuerza mía, fuerza mía, tú me has abandonado!" (versículo 19), en lugar de "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (Mc 15,34).

Tras la muerte de Jesús, el relato continúa describiendo su sepultura por José de Arimatea. Cuenta en primera persona la aflicción de los discípulos (versículo 26). Como ocurre en el Evangelio de Mateo (27,62-66), los sacerdotes hebreos piden a Pilatos soldados para que vigilen la tumba. Indica detalles sobre estos soldados, como que el centurión se llamaba Petronio.

La diferencia más importante con los evangelios canónicos, sin embargo, es que se relata la resurrección de Jesús, de la que son testigos directos los guardias romanos y otras muchas personas que se habían congregado allí. Durante la noche, se escuchó "una gran voz en el cielo" (versículo 35), se abrieron los cielos y bajaron de ellos dos varones en medio de un gran resplandor. La piedra que cerraba el sepulcro se retiró a un lado, y los dos varones entraron en él. Los guardias fueron a despertar a su centurión y, cuando le estaban explicando lo que acababan de ver, ven salir del sepulcro a tres hombres, "dos de los cuales servían de apoyo a un tercero, y una cruz que iba en pos de ellos" (versículo 39). Los tres son de gigantesca estatura. Se escucha una voz proveniente de los cielos, que pregunta: "¿Has predicado a los que duermen?" Y la cruz responde: "Sí" (versículos 41-42).

Los testigos del acontecimiento relatan lo ocurrido a Pilatos, quien reitera la culpabilidad de los judíos (versículo 46). Estos le suplican que se guarde silencio sobre lo ocurrido, a lo que el gobernador consiente. Al día siguiente, María Magdalena llegó al sepulcro, lo encontró vacío, con un joven vestido de blanco sentado sobre la sepultura (un relato que tiene su paralelo en Mateo 28,1-8, aunque existen algunas diferencias entre las dos versiones). El manuscrito termina en medio de un relato que seguramente describía la aparición de Jesús a sus discípulos, en el versículo 60: "Yo, Simón Pedro, por mi parte, y Andrés, mi hermano, tomamos nuestras redes y nos dirigimos al mar, yendo en nuestra compañía Leví el de Alfeo, a quien el Señor...").

Papiro Oxirrinco 840[11].

La hoja contiene en 45 líneas dos perícopas parciales poco conexas, localizadas en Jerusalén: la conclusión de un discurso de Jesús a los discípulos, donde previene contra la injusticia, y una controversia con un sumo sacerdote fariseo en el lugar de las purificaciones del templo. Se trata (en analogía con Mc 7, Mt 23) de una confrontación de diferentes ideas sobre la pureza ritual. El sumo sacerdote acusa a Jesús y sus discípulos de profanar el templo por no haber realizado el ritual purificatorio. Jesús le pregunta si él mismo está limpio; el fariseo le cuenta las abluciones y rituales que él practica. Siguen las imprecaciones de Jesús sobre y todos los obcecados como él, porque olvidan que la pureza exterior puede ir acompañada de maldades de todo género (Mt 23,27; Mc 7,15). En la conclusión parece que Jesús hablaba del bautismo con agua viva (Jn 4,10ss; 7,37) como purificación de los pecados.

1.3.4 EVANGELIOS JUDEO-CRISTIANOS

El Evangelio de los Nazarenos[12]: En la modelación del material narrativo llaman la atención las descripciones fabulosas y las ampliaciones legendarias (hay una descripción precisa del vestido de los magos, el hombre de la mano atrofiada es albañil y pide ser curado para poder seguir ejerciendo su profesión).

El Evangelio de los Ebionitas[13]: Su doctrina rechaza el nacimiento virginal de Jesús, omite los relatos de infancia y comienza con la aparición de Juan el Bautista el bautismo de Jesús que lo constituye en hijo de Dios (Frag 3). Ascesis en la alimentación: vegetarianos: daban a entender que los personajes del evangelio rechazaban también la actividad sexual... Los discípulos que preguntan dónde deben preparar el cordero pascual, reciben una respuesta negativa: “¿Deseo yo acaso comer carne con vosotros en esta pascua?” (Frag 7). La finalidad de la misión de Jesús está en contra del templo: “He venido a derogar los sacrificios, y si no dejáis de sacrificar, la ira no se alejará de vosotros” (Frag 6).

El evangelio de los Hebreos[14]: La aparición del Resucitado a Santiago (Frag 7), participante de la última cena y, por tanto, discípulo del Jesús terreno, es una leyenda personal urdida en 1Cor 15,7 sobre el hermano del Señor, que pasó a ser el garante principal de la teología judeo-cristiana. La idea del Espíritu Santo es la de una figura femenina que tiene un trasfondo de lengua semítica (espíritu es femenino en lengua hebrea): “De pronto el Espíritu Santo, mi madre, me asió del cabello y me transportó al gran monte Tabor” (Frag 3). Sabor gnóstico: “no descansará el que busca hasta que encuentra; el que ha encontrado se asombrará, el que se asombra alcanzará el reinado; y el que alcanza el reinado descansará (Fragm 4b; cf. EvT 2).

Ya podemos ir sacando alguna conclusión de estos escritos. En primer lugar notamos que no aparece una continuidad con la idea de Mesías que se describía en los apócrifos paralelos al Primer Testamento, sino más bien una dependencia de los textos canónicos del Segundo Testamento.

Si bien es cierto, algunos son más cercanos a los libros del Nuevo Testamento en cuanto presentan una imagen positiva de Jesús, otros se alejan totalmente al contener elementos mítico-gnósticos.

Aunque se les llama evangelios, no hay un plan definido que abarque toda la vida de Jesús, sino que se limitan a algunos aspectos de su ministerio.

 

2- EL MESIANISMO A LA LUZ DEL CANON BÍBLICO

Aquí nos preguntamos qué tipo de mesianismo se esperaba a la luz del Primer Testamento y su relación con el Segundo Testamento.

Cuando uno comienza a leer el evangelio de Marcos con lo primero que se encuentra es con la presentación del título y el objetivo de la obra: “el comienzo de la Buena Noticia de Jesús Cristo- Hijo de Dios”. La manera de desarrollar esta temática acerca de la identidad de Jesús es por medio de la pregunta fundamental: ¿Quién es Éste?

Es la pregunta que se hace la gente reunida en la Sinagoga de Cafarnaúm (1,27: qué es esto: una doctrina nueva expuesta con autoridad). Más adelante sus mismos discípulos se preguntan: “¿Quién es este que hasta el viento y el mar le obedecen?” (4,41). El Rey Herodes Antipas, se pregunta por Jesús y permanece confundido por la figura de Juan el Bautista (6,14-17).

En la mitad del evangelio, Marcos pone la pregunta fundamental en boca de Jesús. Él pregunta a sus discípulos por su identidad: “¿Quién dice la gente que soy yo?”. E inmediatamente, quiere saber lo que ellos piensan: ¿Quién dicen ustedes que yo soy? Pedro contesta tú eres el Mesías. Recibiendo inmediatamente la orden de no comunicar a nadie su identidad hasta que no fuera aclarada por Él mismo con los anuncios de la pasión muerte y resurrección.

Aquí aparece una idea fundamental del Primer Testamento, la del siervo sufriente de Isaías (cf los cánticos: 42,1-4; 49,1-7; 50,4-9 y 52,13-53,12).

Continuando con el tema de la identidad de Jesús en Marcos, notamos que mientras los personajes humanos se preguntan por la identidad de Jesús, no ocurre lo mismo con aquéllos que pertenecen al más allá.  El padre celestial dos veces revela que Jesús es su hijo amado (1,11; 9,7). Los demonios dicen saber quién es Jesús, el santo de Dios (1,24; 3,11; Hch 3,14) y Jesús les mandaba que no dijeran nada de él (3,11). Aquí hay claramente una identidad divina de la persona de Jesús..

Solamente un hombre lo proclama como Hijo de Dios, pero después  de su muerte, se trata de un extranjero: el centurión romano. En el plan de la obra marcana parece entonces que no se entiende la figura de Jesús. Los discípulos no logran entender quién es Jesús, sino hasta después de su resurrección, pues en vida lo abandonaron (14,50), Pedro lo negó (14,66-72) y para el colmo Judas que era uno de los doce, lo entregó (3,19; 14,45).

Se presentan entonces muchas vicisitudes en torno a la vida de Jesús, los otros evangelios sinópticos tratan de presentar a Jesús, cada uno a su manera con profundas intenciones teológicas. Enraízan la vida de Jesús desde su infancia (Lc-Mt), y la presentan genealógicamente bien sea hasta Abraham (Mt) o hasta Adán (Lc). Dando una perfecta idea de continuidad con el Primer Testamento.

El evangelio de Lucas presenta a Jesús como el salvador ungido por el Espíritu Santo que en nombre de Dios acoge a los débiles y alejados y les anuncia la salvación. Así lo expresa la perícopa de Nazaret puesta al comienzo de su actividad (Lc 4,16-30), con las citas programáticas de Is 61,1s; 58,6. Jesús presta mucha atención a los pobres (14,12-14; 16,19-31), a los recaudadores (18,9-14; 19,1-10) y a los pecadores (5,1-11; 7,36-50; 15,11-32), a las mujeres (7,11-17; 8,2ss; 7,36-50) y a los samaritanos (9,52-56; 10,29-37; 17,11-19). Mc también inicia su evangelio citando la alegría de la buena noticia por parte del mensajero que prepara los caminos del Señor (Mc 1,2-3; Is 40,2ss).

Mateo destaca la grandeza de Jesús mucho más que Marcos. Presenta su vida como plenitud de la ley y los profetas (Expresión utilizada para referirse a todo el Primer Testamento 5,17). Jesús observa la Torá en su conducta (3,15; 12,1-14), sobre todo la doctrina de Jesús es cumplimiento de la Torá, es decir, su interpretación auténtica. Por este motivo Mateo presenta a Jesús primariamente como maestro que enseña la voluntad de Dios en algunos discursos menores y especialmente en los cinco discursos mayores. El resucitado mismo hace constar en la apremiante conclusión del evangelio que son los preceptos recogidos en el Evangelio de Mateo los que han de ser enseñados en el mundo entero por los misioneros y deben ser observados en la vida de la comunidad (Mt 28,20; 7, 21.24-27)[15].

San Jn va aún más allá diciendo que el Verbo que preexistía con Dios es el que se hace carne (1,14). Se trata de una figura más estilizada de Jesús sobre la base de unas premisas teológicas, en comparación con los otros evangelios: Jesús habla y actúa como el Revelador que es consciente de su preexistencia (Jn 8,58), pero que sólo puede ser conocido y evocado como tal después de pascua y por obra del Espíritu Santo; y esto lo sabe el autor (2,22; 7,39; 12,16; 13,7)[16].

Y qué decir de la presentación que hace el libro del Apocalipsis de Jesús; en primer lugar está sobre la línea Veterotestamentaria con una innumerable cantidad de citas implícitas por el autor, pero sigue los modelos ampliados y aplicados de los Apocalipsis de Daniel, Ezequiel e Isaías, presentes como dije antes en el Primer Testamento. Aquí en el libro del Apocalipsis Jesús es el Alfa y la Omega- el Principio y el Fin, se le dice a la Iglesia de Esmirna (2,8). Él es el Amén, el testigo fiel y veraz. En definitiva la Biblia concluye con una profunda esperanza en el retorno de Jesús. “Sí, vengo pronto, Amén. Ven Señor Jesús”.

De esta manera nos encontramos proclamando de Jesús que ya vino y esperándolo de nuevo. Es más nos ponemos en la misma línea del Judaísmo, para compartir la esperanza del Mesías.

Con respecto a las distintas concepciones que había en el judaísmo del tiempo en que apareció Jesús podemos decir que cuando apareció Jesús comenzaron a reconocerse o a descubrirse en Él las diversas características de un enviado de Dios: fue reconocido como profeta (Jn 9,17 incluso el mismo Jesús se proclamó así mismo como profeta con su dicho en la su patria Lc 4,24), un gran profeta (Lc 7,16), e incluso el profeta (Jn 6,14). También fue reconocido como rey (Mt 21,9), el rey que viene en nombre del Señor (Lc 19,38), el rey de Israel (Jn 12,13).

Lo que no podían era reconocerlo como sacerdote, pues Jesús no pertenecía a la tribu de Leví, a la casta sacerdotal descendiente de Aarón, Jesús era de la tribu de Judá, por tal motivo esta característica era difícil de atribuir a Jesús. Solamente más tarde por el año 80 apareció un personaje en la ciudad de Roma, muy probablemente Apolo, que escribe a los Hebreos, donde reflexiona sobre el sacerdocio de Jesús, y para justificar el por qué los cristianos no tenían que ofrecer sacrificios al modo judío entronca el sacerdocio de Jesús con el de Melquisedec, siguiendo el salmo 110,4: “Tú eres sacerdote para siempre, según el rito de Melquisedec”. Esta manera de concebir el sacerdocio de Jesús lo fundamentó en la página del Génesis en el capítulo 14, cuando Melquisedec le ofrece pan y vino a Abraham y su ejército, que venían extenuados de la guerra para liberar a su pariente Lot. Igualmente aquí vemos el afán por continuar las ideas teológicas del Primer Testamento.

Cuando leemos el Segundo Testamento nos encontramos con innumerables citaciones del Primer Testamento. Las biblias traen algunas al margen, pero no pueden ponerlas todas, sería imposible. Este es un indicio de la continuidad estrecha entre los dos testamentos. Aquí podemos hacer referencia solamente a algunos textos que nos orientan en nuestro tema sobre el Jesús bíblico.

Is 7,14: Pues bien, el Señor mismo va a daros una señal: He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel”. Mt 1,23: le pondrán por nombre Emmanuel: Dios con nosotros. Mt 28,20: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.

Miq 5:1 Mas tú, Belén Efratá, aunque eres la menor entre las familias de Judá, de ti me ha de salir aquel que ha de dominar en Israel, y cuyos orígenes son de antigüedad, desde los días de antaño. Mt 2,5-6: “Nacerá en Belén…”.

Las palabras de Jesús en la cruz, se referían al Salmo 22: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación y de las palabras de mi clamor?”.  Mc 15,33 y paralelos.

Mal 3:22-24  Acordaos de la Ley de Moisés, mi siervo, a quien yo prescribí en el Horeb preceptos y normas para todo Israel. 23He aquí que yo os envío al profeta Elías antes que llegue el Día de Yahveh, grande y terrible. 24El hará volver el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres; no sea que venga yo a herir la tierra de anatema.

(cf. Lc 7,24-28; Mt 11,14),  “Mt 11:14-15 Y, si queréis admitirlo, él es Elías, el que iba a venir. El que tenga oídos, que oiga”.

Esperaban también un profeta semejante a Moisés (Dt 18,18-19): Cf: Mc 8,27: “Unos dicen que un profeta”. Jn 1,19-24: se le pregunta a Juan el Bautista, si él es el profeta que ha de venir.

La voz del Padre en la transfiguración habla para corregir estas interpretaciones: Jesús no es ni Elías, ni Moisés, ni siquiera el profeta, sino su Hijo Amado. La gente estaba equivocada en que Moisés y Elías eran Mesías. No es a la manera de los hombres, sino a la manera de Dios.

Con respecto a su pasión en san Juan se dice: “Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así será levantado el Hijo del Hombre” (Jn 3,14; Nm 21,9). Sería importante ver también los textos de la liturgia de Cuaresma y Adviento que logran empatar los dos testamentos.

La carta a los Hebreos nos dice: Muchas veces y de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros Padres por medio de los Profetas; en estos últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo a quien instituyó heredero de todo, por quien también hizo los mundos (1,1). El libro del Apocalipsis nos muestra una imagen elevada y esperanzadora de la persona de Jesús, Él es el Alfa y la Omega, el Amén, el Lucero de la mañana, etc. y termina invocándolo: “Ven Señor Jesús (22,20).

Admitimos que los textos neotestamentarios que hemos visto en este segundo punto son redactados y escritos después del año 70. Podemos decir también que se nota entre ellos un afán por presentar la figura de Jesús, tendríamos que preguntarnos ahora por los textos anteriores al año 70, que nos aproximan más a lo que comúnmente denominamos Jesús Histórico. ¿Qué concepto bíblico aparece de Jesús entre los años 30-60 después de Cristo? Habría que pensar en los textos paulinos. Para lo cual hay que recordar que Jesús murió y resucitó, tal como él mismo lo había anunciado en los relatos que se refieren a la pasión.

Entonces los escritos paulinos ponen el énfasis en la parte kerigmática de muerte y resurrección de Jesús y no se interesan por el Jesús histórico, en efecto, no obstante las cartas de Pablo sean más antiguas que los evangelios sinópticos, éstos aparecen más próximos a la realidad del Jesús histórico; ante todo, porque contienen numerosas tradiciones sueltas que son anteriores a las cartas paulinas; pero sobre todo porque están exentas de la tendencia paulina a ver en Jesús un ser mítico pre-existente[17].

 

3- INVESTIGACIONES ACTUALES SOBRE JESÚS

El estudio sobre la vida de Jesús desde el punto de vista histórico tiene una buena trayectoria en la investigación de los dos últimos siglos. Los autores suelen hacer una clasificación de tres períodos: la “Antigua Búsqueda” (Old Quest), que comprende desde el siglo XVIII hasta 1950; la “Nueva Búsqueda (New Quest), desde 1950 hasta 1980 y finalmente la Tercera Búsqueda (Third Quest), desde 1980 hasta nuestros días. Aquí es imposible hacer un recorrido histórico en profundidad, solamente me limitaré a las investigaciones actuales, que se enmarcan dentro de la tercer búsqueda (Third Quest)[18].

3.1 TRES ETAPAS EN LA BÚSQUEDA DEL JESÚS HISTÓRICO

La primera etapa de la búsqueda inició con la ilustración del s. XVIII que sometió todas las disciplinas al análisis racional, incluso la religión, y por su puesto la Sagrada Escritura, en particular los evangelios[19]. Proliferan las obras de Jesús que, según sus autores, tratan de rescatarlo de la prisión en que lo había encerrado la dogmática eclesiástica[20]. Pero al no poder tocar fondo en la investigación se llega a un escepticismo tal que en 1922 Bultmann afirma que los evangelios fueron creados por las comunidades cristianas y que no dan ninguna información acerca de Jesús, por tanto, se pierde su valor histórico. Pero eso no importa, porque la fe es una opción ante el Cristo de la predicación, al Jesús kerigmático, por tanto, lo que importa es el Cristo de la fe y no el Jesús de la historia.

La Nueva Investigación-New Quest: El escepticismo en que se cayó con Bultmann duró hasta 1950, en una reunión que solían hacer sus discípulos, en 1954 uno de ellos, Käsemann dice que por medio de los evangelios se puede saber, aunque sea poco, del Jesús de la historia y que desde el punto de vista teológico no nos podemos desinteresar de Él, porque nuestra fe tendrá que tener un fundamento fuera de la persona: el extra-nos de la salvación.  Con este período se llega a unas conclusiones importantes[21]:

-Es imposible, y además innecesario, hacer una biografía de Jesús, en el sentido moderno de la Palabra.

-Los evangelios son las únicas fuentes de acceso a Jesús y en ellos están unidos acontecimiento histórico y sentido de la cruz de Pascua. El Jesús histórico no es separable del Cristo de la fe y el único camino de acceso son los evangelios, y en ellos, es imposible separa acontecimiento e interpretación, historia y fe.

-Hay una continuidad histórica y teológica entre el Jesús histórico y el Cristo de la fe.

-Al origen de toda la tradición primitiva está Jesús.

-No hay cristología sin un conocimiento de la persona y obra de Jesús y este conocimiento es posible y realizable.

-Se busca no una mera información sobre Jesús, sino su significación existencial para la comprensión del misterio humano.

La tercera investigación Third Quest comienza desde 1980 con nuevas características:

§                  Un mayor conocimiento del judaísmo, especialmente con el descubrimiento de los manuscritos de Qumrán. Ya están prácticamente publicados y se cae en la cuenta de que el judaísmo de la época de Jesús es enormemente plural, que no es un bloque monolítico sino que hay una gran diversidad interna.

§                  Hay un mayor conocimiento, y también una mayor valoración, de la literatura apócrifa, especialmente se le da importancia al evangelio de Pedro, que es un evangelio de la pasión; y al evangelio de Tomás que es un evangelio gnóstico.

§                  Los descubrimientos de Nag Hammadi (1945), en el desierto de Egipto, escritos en lengua copta; muchos de ellos son traducciones de escritos anteriores al siglo IV. Allí se encontró el evangelio de Tomás completo, porque antes ya se conocía fragmentariamente.

§                  Las excavaciones arqueológicas en Palestina, eran más tenidas en cuenta por quienes estudiaban el Primer Testamento y no tanto por los autores que estudiaban el Segundo Testamento[22].

§                  Otro factor que ha influido es la utilización de las ciencias sociales, especialmente la antropología cultural.

§                  Los aportes de autores judíos y en general el diálogo con el judaísmo. El diálogo con el judaísmo es una característica de la teología católica y protestante de nuestros días; en gran medida por los acontecimientos del holocausto. Se trata de poder situar a Jesús dentro del judaísmo de su tiempo, porque Jesús fue un judío y además un judío fiel hasta el final de sus días.

§                  Todos estos avances coinciden con el desplazamiento de la investigación bíblica desde la Europa Central hasta Norte América, cuyas universidades se han convertido hoy en el hogar de la investigación sobre el Jesús histórico[23].

El Jesus Seminar y en general las investigaciones actuales sobre el Jesús histórico, en esta tercera búsqueda, han tenido mucha resonancia mediática, han llegado hasta la opinión pública, por todos los medios: prensa y televisión, cine, etc. y por su puesto que han publicado innumerables libros[24]. En otras palabras, la investigación traspasó los círculos confesionales y académicos[25].

También hay que decir que en esto de la tercera búsqueda los autores son enormemente plurales; y desde el punto de vista doctrinal o teórico no se podrían encuadrar a todos dentro de unas mismas características, sin embargo, se hace un intento.

3.2 NUEVAS IMÁGENES DEL JESÚS HISTÓRICO

3.2.1 Jesús como Maestro de Sabiduría

Es una de las líneas del Jesus Seminar, especialmente con la obra de J.D. Crossan, Jesús, vida de un campesino judío. En esta visión, Jesús es un campesino galileo, que vivió en una situación tensa, motivada por el proceso de helenización a que estaba sometida entonces Palestina. Con sus agudas e ingeniosas máximas de sabiduría y con su comportamiento provocativo quiso transmitir un mensaje social innovador que acabara con las estructuras patriarcales y de aquella sociedad. Sus enseñanzas no eran apocalípticas, sino que reflejaba una sabiduría de carácter universal basada en la experiencia de la vida y de la naturaleza.

Era entonces, un sabio itinerante, muy parecido a los filósofos cínicos que por entonces recorrían las ciudades del Imperio[26]. Estos filósofos tenían un carácter contracultural, denunciaban el lujo y el ansia de poder de la civilización de aquel tiempo. Entonces Jesús actuaba con mucha libertad y nunca tuvo intención de reunir a un grupo de discípulos. Al final de su vida subió a Jerusalén y allí murió abandonado por todos. Sus discípulos, sin embargo, interpretaron su muerte a la luz de las profecías del Primer Testamento y crearon el relato de la pasión y la leyenda de la resurrección. 

Las fuentes que utilizan los que van por esa línea, son principalmente el evangelio de Tomás y la fuente Q. Estos documentos como hemos visto no encontraron puesto en el Cánon de la Iglesia primitiva, por tanto, aunque esta posición parezca atractiva, no es representativa de la investigación de los últimos años, sobre todo por la ruptura que establece entre Jesús y el judaísmo de su tiempo[27]. Al quitarle el carácter escatológico al evangelio, convierten a Jesús en un hippie californiano (expresión de Theissen).

3.2.2 Jesús como Profeta Escatológico

Su representante es E.P. Sanders, Jesús y el Judaísmo (2005). Quiere explicar históricamente dos hechos fundamentales: la crucifixión de Jesús y el nacimiento de un movimiento judío que revindicaba su herencia. Parte del análisis del relato de la expulsión de los mercaderes del templo (Mc 11,15-19), porque lo lee en perspectiva escatológica. Una destrucción simbólica del templo anunciaba la restauración escatológica del pueblo de Dios. Jesús fue un profeta judío, profundamente insertado en las tradiciones de Israel, que anunció la restauración del pueblo santo y expresó simbólicamente esta restauración en el gesto del templo. 

Con su predicación y su actuación, Jesús desencadenó un conflicto en el interior del judaísmo que le costó la vida. Sus discípulos continuaron después de su muerte su predicación escatológica, pero poco a poco fueron orientando su anuncio hacia la misma figura de Jesús, que acabó convirtiéndose en el contenido central de ese anuncio. Sanders desliga su investigación del contexto social y político de Palestina para situar a Jesús en el contexto de los movimientos judíos de su tiempo.

3.2.3 Jesús como carismático espiritual

Sus representantes, el autor Judío G. VERMES, Jesús el judío (1997), J. D. DUNN, Jesús y el Espíritu. Un estudio de la experiencia religiosa y carismática de Jesús y de los primeros cristianos, tal como aparece en el Nuevo Testamento (1981), M. J. BORG, Jesus. A New Vision… (1987).

Se da mucha importancia a la experiencia religiosa de Jesús para interpretar su historia. Dice BORG: “Desde una perspectiva histórica, Jesús era una persona llena del Espíritu en la corriente carismática del judaísmo” (p. 25). El mensaje de Jesús, como el de estos carismáticos, no poseía tintes escatológicos, sino que estaba centrado en la experiencia de Dios, un Dios cercano a su pueblo, que manifestaba su solicitud a través de los milagros de estos hombres santos. En esta visión de Jesús los dichos apocalípticos son eliminados o transferidos a la época post-pascual. Santiago Guijarro, dice que la imagen de Jesús que emerge del libro de Borg es la de un personaje “políticamente correcto” desde el punto de vista de la cultura americana. Por tal razón quiere evitar el sonrojo que provoca su mensaje apocalíptico[28].

3.2.4 Jesús como reformador social

 Representantes: R. HORSLEY, Jesús y el imperio (colección Ágora); G. THEISSEN, El Jesús histórico (trabajo con A. MERZ); B. J. MALINA, El mundo social de los evangelios. La antropología cultural mediterránea y el Nuevo Testamento (2002).

Consideran que Jesús con su predicación del reino de Dios desencadenó un auténtico movimiento campesino de masas, que Él se convirtió en portavoz de unos sectores campesinos que estaban pasando por dificultades de carácter económico; puesto que les tocaba soportar la opresión romana y los conflictos que la urbanización había introducido en Palestina, etc.

Horsley insiste en el protagonismo de las comunidades campesinas. Jesús quiso promover a través de ellas una ética radical basada en el amor a los enemigos, el perdón de las deudas y la supresión de las estructuras patriarcales. Sus enseñanzas trataban de producir una revolución desde abajo, cuyo objetivo era la transformación de las estructuras sociales. Theissen corrobora esto y dice que por tal motivo los discípulos llevaban un estilo de vida caracterizado por la renuncia a la familia, a las posesiones e incluso a la autodefensa. Estos carismáticos itinerantes recibían apoyo de otros discípulos sedentarios que apoyaban el movimiento con su hospitalidad y sus bienes.

Esta visión tiene el valor de enraizar a Jesús en su ambiente socio-cultural y político de la época, pero también se presenta como una visión parcial, que debería complementarse teniendo en cuenta otros aspectos, como la experiencia religiosa de Jesús, que no pueden explicarse fácilmente recurriendo sólo a categorías sociales.

3.2.5 Jesús un Judío Marginal

Su representante es sin duda J. P. MEIER, Un judío marginal. Nueva visión del Jesús histórico (en 5 tomos, desde 1997 y falta el último). Se imagina una reunión académica entre cuatro estudiosos: un católico, un judío, un protestante y un no creyente, sometidos a un régimen dietético, hasta que se pongan de acuerdo sobre la historicidad de las palabras y acciones de Jesús.

El Jesús de MEIER es ante todo un judío marginal. De hecho, lo fue para el mundo helenístico-romano; sus contemporáneos lo arrojaron a los márgenes de la sociedad; también lo fue por su opción, pues con su estilo de vida itinerante y desprendida se colocó a sí mismo en una situación marginal; y lo fue, finalmente por su enseñanza, que no seguía los cánones del judaísmo de su tiempo. Su vida, su forma de actuar, y su predicación, le hicieron extraño, peligroso y sospechoso para todos. Su estudio tiene en cuenta las fuentes canónicas y es una obra colosal, que sirve de base para quien quiera acercarse al estudio del Jesús histórico.    

Las diversas imágenes de Jesús vuelven a transparentan las distintas visiones de sus autores, como decía SCHWEIZER. Se tendrán que seguir analizando las fuentes que hablan sobre Jesús, pero nos hemos dado cuenta que las fuentes son en todo caso cristianas, que aquéllas no cristianas apenas aportan elementos nuevos a lo que ya sabemos por las fuentes cristianas.

La utilización de los apócrifos como fuente para reconstruir la vida de Jesús, es como hemos visto, un asunto discutido aún hoy. Por ejemplo, Crossan y el conjunto de investigadores del Jesus Seminar, les da mucha importancia, mientras que Meier duda seriamente de su utilidad. Por otra parte hay que tener en cuenta que el documento Q es un fuente hipotética que aún sigue en discusión.

La principal información sobre Jesús la encontramos en las diversas tradiciones orales que fueron recogidas en los evangelios: dichos, parábolas, milagros, etc. y la clave para una adecuada reconstrucción de la vida de Jesús, está en determinar cuáles de estas tradiciones han conservado fielmente lo que sucedió.

 

CONCLUSIÓN

Hemos hecho un recorrido pasando por tres puntos que nos han permitido ver mejor la figura de Jesús. Es probable que ahora poseamos una visión más clara, frente a tantas propuestas que surgen hoy como sensacionalistas y que pretenden incluso hasta confundir a las personas. Haciendo un resumen de todo lo expuesto podemos decir lo siguiente. Somos herederos felices de una tradición bien fundamentada, de una comunidad primitiva que se ha preocupado desde los inicios por transmitirnos su experiencia de fe, en el modo más original, como ellos la pudieron vivir, después de haber tenido una experiencia con Jesús de Nazaret, muerto y resucitado. Esta herencia ha sido cuidada y reinterpretada por el Magisterio de la Iglesia, hasta nuestros días, de una manera cuidadosa y transparente.

No podemos desligar a Jesús de su contexto, pero tampoco hacerlo depender todo de éste. Porque toda persona aunque esté enraizada en un pueblo, en una cultura y sea hijo de unas circunstancias, tiene algo de característico; lo cual no quiere decir que sea algo único de él. Pero hay que valorar el esfuerzo de la investigación actual por volver a Jesús y a sus raíces judías.

Hay dos cosas que tenemos que tener muy claras: la primera es que en nombre de Jesús continúo un movimiento que reivindicó su nombre, cosa que no sucedió con otros profetas o mártires. La segunda es preguntarnos por qué a Jesús lo pusieron en una cruz tan pronto. Esto quiere decir que había algo en la vida de Jesús que explica la conflictividad tan aguda que provocó frente a las autoridades para que lo eliminaran tan rápido y tan violentamente.

Resumiendo un poco la investigación actual podríamos decir que los resultados que arrojan son probables, parciales y cerrados. Probables, porque la historia no es una ciencia exacta. Parciales, porque nuestras fuentes son parciales y hay muchos aspectos sobre los cuales no poseemos información y esto es sumamente importante porque continuamente aparecen reconstrucciones imaginarias sobre la vida de Jesús que no tienen ningún fundamento y que se convierten en best seller, que son fábulas o cuentos reforzados, pero que alguien se los cree. Cerrados, porque todo investigador está condicionado por su cultura, su tiempo, su temperamento, adopta su punto de vista que, desde luego, es diferente al de otro investigador.   

Otra característica de la investigación actual, es que se tiene en cuenta de la importancia del contexto, es decir, aunque no tengamos más datos sobre Jesús, lo que si obtenemos son más datos sobre el contexto en que vivió Jesús, y esta es una grande aportación para la investigación de los últimos cuarenta años. El conocimiento del Judaísmo ha avanzado extraordinariamente, hemos tenido acceso a fuentes que antes se desconocían, las excavaciones arqueológicas también han proporcionado numerosa información que afecta al Segundo Testamento, etc. Los datos pueden ser los mismos, pero como el contexto lo conocemos mejor, esos datos los podemos comprender también mejor; los podemos ver con una luz que antes no poseíamos;  y además también, conocemos mejor el contexto de las comunidades cristianas primitivas.

Flavio Josefo hacia 93 d.C.


Tiene sobre todo dos citas, siendo la fundamental el llamado testimonium Flavianum, que aparece en sus Antigüedades Judaicas 18, 3, 3. Ha habido siempre mucho debate sobre este texto y se admite hoy en día que tiene algunas interpolaciones, pero sobre la base de un párrafo escrito sin duda por él. Pongo aquí entre llaves los párrafos que se acepta que pueden estar interpolados, para que se vea que no afectan al núcleo del testimonio histórico:


a) "Por aquella época apareció Jesús, {" hombre sabio, si es que se le puede llamar hombre, fue autor de obras maravillosas, maestro para quienes reciben con gusto la verdad."}. Atrajo a sí muchos judíos y también muchos gentiles. {"Éste era el Cristo (el Mesías)".} Habiendo sido denunciado por los primados del pueblo, Pilato lo condenó al suplicio de la cruz; pero los que antes le habían amado le permanecieron fieles en el amor. {"Se les apareció resucitado al tercer día, como lo habían anunciado los divinos profetas que habían predicho de El ésta y otras mil cosas maravillosas".} De él tomaron su nombre los cristianos, cuya tribu perdura hasta el día de hoy".


Según esto, el texto original de Josefo, perfectamente asumible y comparable con su estilo y vocabulario habituales, quitándole las supuestas interpolaciones, sería:


"POR AQUELLA ÉPOCA APARECIÓ JESÚS. ATRAJO A SÍ MUCHOS JUDÍOS Y TAMBIÉN MUCHOS GENTILES. HABIENDO SIDO DENUNCIADO POR LOS PRIMADOS DEL PUEBLO, PILATO LO CONDENÓ AL SUPLICIO DE
LA CRUZ; PERO LOS QUE ANTES LE HABÍAN AMADO LE PERMANECIERON FIELES EN EL AMOR. DE ÉL TOMARON SU NOMBRE LOS CRISTIANOS, CUYA TRIBU PERDURA HASTA EL DÍA DE HOY".


Este texto de Josefo, un punto clave para la defensa de la existencia de Jesús y por tanto también muy atacado desde la parte contraria, lo que ha producido una espectacular literatura y polémica a lo largo de siglos, vino a afianzarse definitivamente cuando en 1971 se publicó un manuscrito árabe del siglo X, en el que se recogía una referencia directa a Josefo por parte de Agapio, obispo de Hierápolis, en su Historia Universal, que tiene delante la obra en cuestión y dice:


"Josefo refiere que por aquel tiempo existió un hombre sabio que se llamaba Jesús. Su conducta era buena y era famoso por su virtud. Y muchos de entre los hebreos y de otras naciones se hicieron discípulos suyos. Pilato lo condenó a ser crucificado y a morir. Pero los que se habían hecho discípulos suyos no abandonaron su discipulado. Ellos contaron que se les había aparecido tres días después de su crucifixión y que estaba vivo; quizás, por esto, era el Mesías, del que los profetas contaron maravillas."


Como el primer códice que conservamos de las Antigüedades Judaicas de Josefo, el Ambrosiano, es del siglo XI, es evidente que el supuesto texto original sin interpolaciones coincide con lo copiado por los árabes un siglo antes. Además demuestra que el último párrafo en realidad no era interpolado (aunque lo he dejado así en la primera cita porque es lo que la doctrina decía antes).


b) El otro texto importante de Josefo, datable en 62-63 d.C., es Ant. Jud. XX, 9, 1, y dice: "...entre tanto subió al pontificado, según dijimos, Anás, el más joven, de índole feroz y extremadamente audaz...Dado su carácter, pensando que había llegado el momento oportuno...., convocó el consejo de jueces y, HACIENDO PRESENTAR A JUICIO A UN PARIENTE DEL QUE LLAMABAN CRISTO, POR NOMBRE SANTIAGO, y algunos otros con él, habiéndolos acusado de reos violadores de la ley, los condenó a ser apedreados"


8) El Talmud hebreo: Contiene siete u ocho menciones de Jesús, lógicamente todas calumniosas, pero que son útiles para probar la existencia histórica del personaje. Pongo sólo dos ejemplos:


a) "EN
LA VÍSPERA DE LA FIESTA DE LA PASCUA SE COLGÓ A JESÚS. Cuarenta días antes, el heraldo había proclamado: `Es conducido fuera para ser lapidado, por haber practicado la magia y haber seducido a Israel y haberlo hecho apostatar. El que tenga algo que decir en su defensa, que venga y lo diga´. Como nadie se presentó para defenderlo, se lo colgó la víspera de la fiesta de pascua" (Sanhedrin 43a)


b) "JESÚS, EL GALILEO, SUSCITÓ UNA SECTA IMPÍA Y ENEMIGA DE
LA LEY. Nosotros lo crucificamos. Sus discípulos robaron su cadáver del sepulcro durante la noche. y engañan y seducen a los hombres diciendo que resucitó y subió a los cielos". (Trifón, Diálogo de Justino, siglo II).


 


[1] ALONSO SCHÖKEL, L., y otros. La Biblia en su entorno, Stella Navarra 2001 pp.

[2] Libro de tipo apócrifo (los cristianos protestantes le llaman pseudoepigráfico) escrito hacia el año 60 a. C. en Judea. Es una colección de 18 salmos compuestos en hebreo al estilo de los himnos del Salterio. Su contenido es mesiánico y crítico, tanto de los ricos como de los sacerdotes, y especialmente de los políticos de que entregaron el país a los romanos. Espera la resurrección de los muertos. Es opuesto a las doctrinas de los saduceos y a los fariseos, que por sus pecados causaron el castigo divino sobre el pueblo, atrayendo la dominación romana.

[3] Cf. THEISSEN.,  MERZ, A., El Jesús Histórico, pp. 56-73

[4] El texto está publicado: www.biblosjaveriana.edu.co evangelio de Judas, por el P. Pedro Ortiz. También en Prensa Católica (11 de junio de 2006; No 231), con un amplio comentario del P. Pedro Ortiz.

[5] Ya Hipólito, muerto en el 235, hablaba de un evangelio según Tomás que era utilizado por grupos heterodoxos. Este evangelio fue redescubierto en 1945 entre los escritos de la biblioteca de Nag Hammadi. Contiene 114 logia de Jesús, pero ningún material narrativo y ninguna referencia a hechos de Jesús (milagros) dentro de la tradición de las sentencias. Parece que entre todos los escritos extracanónicos es el que más ofrece independencia de los canónicos, pero de esto no hay acuerdo entre los estudios. Su aparición se remonta hacia el año 140 y muy probablemente en Siria.

[6] Citado por Köster, Evangelienliteratur, 1521).

[7] Del 150 al año 200, de origen desconocido y publicado en 1935; consta de dos folios y medio (bastante deteriorado).

[8] Hay, sin embargo, importantes discrepancias en la lectura de este pasaje entre los diferentes autores que lo han estudiado, ya que el fragmento está tan deteriorado que faltan muchas de las palabras del texto.

[9] En 1958, Morton Smith, profesor de historia antigua en la Universidad de Colummbia, descubrió en la biblioteca del antiguo monasterio ortodoxo de Mar Saba, a unos 20 kilómetros de Jerusalén, una carta copiada a mano en las páginas en blanco de un libro impreso en el siglo XVII. La carta estaba escrita en griego, con una caligrafía característica del siglo XVIII. El autor se identificaba al comienzo del texto como "Clemente, autor del Stromata", es decir, el conocido teólogo y moralista cristiano Clemente de Alejandría, que vivió hacia el año 200.

[10] El Evangelio de Pedro se conoce sólo fragmentariamente, gracias a un manuscrito hallado en Egipto en el invierno de 1886-87. Escrito en primera persona, el narrador se identifica como Simón Pedro (versículo 60), aunque los estudiosos actuales descartan que pudiera ser efectivamente escrito por el apóstol. Sólo se conserva de este relato la parte correspondiente a la Pasión y Resurrección de Cristo, con importantes diferencias con respecto a la narración de los evangelios canónicos. Aunque hay quienes retrotraen su fecha de composición hasta el año 70, con lo cual sería aproximadamente contemporáneo de los evangelios sinópticos, la mayor parte de los investigadores lo sitúan en la primera mitad del siglo II.

[11] Hallado en 1905 en Oxirrinco, consta de una hoja de pergamino escrito por doble cara, parece que era llevado como amuleto.

[12] Judios de la Berea (Aleppo-celesiria). Contiene 36 fragmentos, que constituyen a menudo simples lecturas desviadas del evangelio de Mt.

[13] Atestiguado por Ireneo hacia el 180. Se conservan siete fragmentos, se trata de hebreos asentados en la jordania oriental (ebionitas). Siguen el evangelio de Mateo.

[14] Primera mitad del s. II, tiene elementos mítico-gnósticos que se desvía notablemente de los evangelios canónicos. Dirigidos a los hebreos (tal vez judíos de la diáspora grecohablantes).

[15] Mateo interpretó para su tiempo las palabras de Jesús contenidas en esos discursos, trasponiéndolas a un nuevo contexto y sometiéndolas a una elaboración redaccional, pero sin dejar de conservarlas en lo sustantivo.

[16] Sin embargo, difiere en algunos puntos tal vez por influencia de otras tradiciones: Los primeros discípulos de Jesús fueron antiguos discípulos del Bautista (1,35ss). Las esperanzas políticas que despertó Jesús y los motivos políticos que llevaron a su ajusticiamiento se expresan en el Evangelio de Juan con más claridad que en los sinópticos (Jn 6,15; 11,47-53; 19,12). Jn 18,19ss no habla de un proceso contra Jesús, sino de un interrogatorio del sanedrín que precedió a la denuncia ante Pilato. Según la cronología joánica, Jesús murió antes de la fiesta de pascua (18,28; 19,31), lo que muchos consideran más probable que el ajusticiamiento en día festivo.

[17] Theissen, G., El Jesús histórico, p. 36.

[18] Los estudios sobre este tema en los últimos años son como una avalancha sin precedentes en la historia.

[19] Un autor representativo de esta época es Reimarus, quien hablaba de un proyecto político fracasado liderado por Jesús, de tal modo que con su muerte los discípulos encubrieron esto en los evangelios. Su obra fue publicada después de su muerte por Lessing.

[20] SCHWEITZER a principios del s. XX hace un balance de todas estas obras y concluye que cada autor proyecta sobre Jesús sus propios presupuestos: el romántico lo hace romántico, el racionalista en un racionalista, el revolucionario en revolucionario, etc. Por tanto las vidas de Jesús no servían tanto para conocer a Jesús, sino a cada autor que la escribía.

[21] Cf.. CADAVID, A., La investigación sobre la vida de Jesús, Teología y Vida, Vol XLIII (2002) p. 527

[22] Por ejemplo, en Jerusalén se ha descubierto el barrio de la aristocracia sacerdotal de la ciudad, en donde se puede hoy reconstruir perfectamente cómo vivía aquella gente, ver hasta qué punto estaban organizados, cuáles eran sus costumbres, es decir, hoy podemos situarnos y ambientar mejor los textos, algo que anteriormente era prácticamente impensable.

[23] El Jesus Seminar es un grupo de 70 estudiosos norteamericanos que trabajan en equipo entorno al Jesús histórico y que van en contra del influjo de los tele-predicadores y su visión fideísta de Jesús. Se reúnen dos o tres veces al año para poner en común el resultado de sus investigaciones. Suelen someter a votación la historicidad de los textos evangélicos, luego dan el resultado en colores rojo, rosado, gris o negro: ciertamente histórico, probablemente histórico, quizás histórico, de ninguna manera histórico; desafortunadamente dan un resultado pero no dan los argumentos.

[24] Entre los muchísimos libros hay un par de libros que son un poco programáticos; sobre todo en lo que son los cinco evangelios, están los cuatro evangelios canónicos y el evangelio de Tomás coloreados según el valor histórico que atribuyen a cada una de las palabras de Jesús, y luego hay un libro que es de J. D. CROSSAN, Jesús, vida de un campesino judío, que es muy representativo del Jesus Seminar.

[25] GUIJARRO, S., Jesús y el comienzo de los evangelios, Estella 2006, p. 21

[26] En Gadara, al otro lado del mar de Galilea por la Decápolis, había una escuela cínica desde el s. III a.C.

[27] Cf.. GUIJARRO, S., Jesús y el comienzo de los Evangelios, p. 23-24.

[28] Cf.. GUIJARRO, S., Jesús y el comienzo de los Evangelios, p. 26-27

 

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