La Virgen María concibió a Jesús
sin concurso de varón (Mt 1,25) y no tuvo más hijos, como también lo sugiere el
hecho de que Jesús en la cruz confía su Madre a Juan (Jn 19,27). Así nos lo ha
trasmitido la tradición de la Iglesia, que ha confesado a María como la
aeiparthenos, la “siempre virgen”. Se trata de una verdad de fe conforme con
los textos evangélicos. Las expresiones que se encuentran en los evangelios que
parecen contradecirla deben ser entendidas correctamente:
a) En el evangelio se dice que Jesús es el primogénito de María (Lc 2,6), lo que
implicaría ser el mayor de varios hermanos. Sin embargo, el término
“primogénito” es la forma legal de llamar al primer hijo (Ex 12,29; 34,19, etc.)
y no implica que hubiera otros hermanos después de él, como es evidente por el
testimonio de una conocida inscripción hebrea en la que se dice de una madre que
murió al dar a luz a su “hijo primogénito”.
b) Las palabras de Mateo 1,25, “y, sin que la hubiera conocido, dio ella a luz
un hijo”, literalmente se podrían traducir “y no la conoció hasta que dio a
luz”. La conjunción griega heos, “hasta que”, implicaría que luego sí
hubo cohabitación. Sin embargo, esta conjunción indica de por sí lo que ha
ocurrido hasta el momento, en este caso, la concepción virginal de Jesús,
prescindiendo de la situación posterior. Encontramos la misma conjunción en Jn
9,18, donde se dice que los fariseos no creyeron en el milagro de la curación
del ciego de nacimiento “hasta que” llamaron a los padres de éste. Pero se nos
dice a continuación que tampoco creyeron después.
c) En los textos evangélicos hay referencias explícitas a unos “hermanos y
hermanas” de Jesús (Mc 3,32; 6,3 y par.). Incluso se nos indica el nombre de
cuatro de ellos: “Santiago, José, Simón y Judas” (Mc 6,3). De estos cuatro,
Santiago desempeñará un importante papel en la primitiva iglesia, como cabeza de
la iglesia de Jerusalén, siendo conocido como “Santiago, el hermano del Señor” (Ga
1,19; cf. 1 Co 15,7). Frente a esto hay que saber que en hebreo o arameo no
existe un término específico para indicar el grado de parentesco, por lo que
todos los parientes son “hermanos”. La palabra griega que traduce “hermano”,
adelfós, que aparece en los evangelios (que son textos que reflejan un mundo
semita y no griego), tiene un significado muy amplio, que va desde hermano de
sangre hasta hermanastro, cuñado, primo, tío, vecino, discípulo, etc. En Gn 13,8
se dice que Abrahán y Lot eran hermanos, cuando en realidad por otros datos
sabemos que eran tío y sobrino. En Mc 6,17 se dice que Herodías se había casado
con Herodes, “hermano de Filipo”, y en realidad eran medio-hermanos, pues tenían
distinta madre. En Jn 19,25 se indica que estaban junto a la cruz de Jesús “su
madre y la hermana de su madre, María de Cleofás”, es decir, dos Marías, que
debían de ser parientes y no hermanas de sangre, ya que tenían el mismo nombre.
Es verdad que existe en griego la palabra anepsios para “primo”, pero
sólo aparece una vez en el Nuevo Testamento (Col 4,10). Afirmar que, en el caso
de que fueran primos y no verdaderos hermanos, los evangelistas hubieran
utilizado este término o hubieran dejado algún otro indicio es partir de un a
priori. Aducir el testimonio de Hegisipo recogido por Eusebio, que habla de
“Santiago, hermano del Señor” (Hist. eccl. 2,23) y “Simeón, primo del
Señor” (Hist. eccl. 4,22), no es concluyente, pues provienen de pasajes
que aparecen en contextos distintos. El primero puede entenderse como título por
el que era conocido Santiago, sin querer precisar el grado de parentesco.
A no ser que el contexto lo precise, es imposible de saber el significado exacto
de la palabra “hermano” y el grado de parentesco o relación. Jesús es conocido
como el “hijo de María” (Mc 6,3). Es su hijo único. La tradición de la Iglesia
(y no los análisis filológicos aparentemente más probables y testimonios
aislados por antiguos que sean) es la verdadera intérprete de estos textos. Esta
misma tradición ha explicado que en los pasajes del Nuevo Testamento la
expresión “hermanos/as” de Jesús se debe entender como “parientes”, conforme al
significado de la palabra griega. Cualquier otra interpretación es posible, pero
arbitraria. Ver también la pregunta ¿Tuvo San José más
hijos?