Hermanos sin padres,
o el Nuevo Orden Mundial

Empecemos por el final. Lo dijo el director de Opinión de Hispanidad.com, Javier Paredes, en el programa "Mundo Noticias", el espacio de Radio Intercontinental (AM 918, de Madrid): "El nuevo Orden Mundial no es más que la resurrección de las viejas máximas de la Ilustración, ‘Libertad, Igualdad y Fraternidad’ que han fracasado durante 200 años. Es decir, es una concepción de la humanidad como hermanos, pero sin padre, dado que el dios del deísmo no es ni creador ni padre".

Muy cierto. De hecho, el dios deísta no es nada. Y claro, ¿cómo puede haber hermanos sin padre? Los musulmanes nunca rezarían el Padrenuestro, porque el mero hecho de llamarle Dios lo consideran una ofensa. Alá es lejano, todopoderoso, omnisciente, pero lejano.

Por el contrario, el Dios cristiano es padre, y toda la historia de la Iglesia es una llamada constante a la filiación divina. Todo la vida cristiana, toda la filosofía, toda la teología, todo el ascetismo y todo el misticismo no es más que eso: el hombre que se siente hijo de Dios.

Porque, si el hombre no es hijo de Dios, ¿por qué habría de sentirse hermano de los otros hombres, con lo pesadísimos que son en ocasiones? En tal caso, hablaríamos de contraprestación (te respeto para que me respetes... y sólo por eso), pero no de fraternidad. Si Dios no existe, ¿por qué he de ser fraterno, con lo incómodo y cansino que resulta?

Llevamos, como afirma Paredes, más de dos siglos con un fracaso permanente sobre el trío ilustrado: libertad, igualdad y fraternidad. Es hora de volver a introducir un cuarto elemento: la filiación divina. La única forma que tiene el hombre de ser feliz es abandonarse en los brazos de su padre Dios.... y Él lo arreglará.

Esta es la razón más profunda del fracaso del Nuevo Orden Mundial, que no es otra cosa que una resucitación del modernismo ilustrado, un cadáver bastante putrefacto. La actualidad está llena de alusiones a este drama entre el Nuevo Orden Mundial y el Nuevo Orden Moral. Ambos sólo coinciden en algo: que ninguno de los dos son nuevos. El Nuevo Orden Moral es la recuperación de Dios Padre, mientras que el Nuevo Orden Mundial de la fraternidad universal no es más que la Revolución francesa recuperada, ya hecha jirones, para el siglo XXI. 

Los ejemplos de cómo se concreta esta batalla los hay a miles. Desde la guerra de Iraq, donde George Bush intenta (y hay que alabárselo) convertir en demócratas a muchos que no quieren serlo, dado que no encuentran una razón para comportarse de forma "fraternal", a la Constitución Europea, donde los partidarios del Nuevo Orden Mundial se empeñan, no ya en no reconocer la aportación del Cristianismo a la identidad europea, sino, lo que es mucho más grave, se niegan a defender la vida humana del no nacido, es decir, del ser más débil.

El próximo 6 de diciembre se festeja el 25 aniversario de la Constitución Española. En ella se afirma que "Todos tienen derecho a la vida". Ocurre que, en entusiasta interpretación progresista, igualitaria y fraterna, en el "todos" no entra el niño no nacido, sino el inscrito en el Registro Civil. Pero la Constitución Europea aún es más equívoca sobre el derecho a la vida. Es decir, que está dentro del Nuevo Orden Mundial.

Es decir, que vuelve a faltar el padre.

Eulogio López
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