Género: el nuevo nombre del marxismo
El criticismo a la Cátedra de Pedro,
venga de donde venga, siempre contribuye a la destrucción buscada por sus
enemigos
Autor: Álvaro Fernández | Fuente: Catholic.net
Muchos
identificaron la caída del marxismo con la caída del Muro de Berlín; pero China
sigue bajo un régimen marxista y en Cuba no se ha visto aún "La Hora Final de
Castro", como profetizaba Oppenheimer. De lo que pocos se percataron, es que con
la caída del Muro de Berlín, lo único que cayó fue la Unión Soviética; pero el
marxismo, como materialismo histórico ateo que es, sigue gozando de muy buena
salud. Porque si bien el marxismo como régimen de gobierno totalitario y como
modelo económico se hizo pedazos en la vieja URSS, nadie puede negar que vestido
de hedonismo, es una cultura, sino dominante, al menos influyente en muchos
ambientes; sobre todo en ambientes capitalistas y por tanto consumistas. Sobre
esto se podría -se debería- escribir un libro; desde estas páginas, sólo
pretendemos dar una idea general del problema real al que se enfrentan quienes
día a día luchan por la vida y la familia.
Es imponente el paralelismo encontrado entre la descripción del marxismo de
Gramsci realizada por el Dr. Rafael Gambra en su libro Historia Sencilla de la
Filosofía (Editorial RIALP, pág. 213, 21ª edición) y un documento publicado por
la Conferencia Episcopal Peruana titulado "Perspectiva de género: sus peligros y
alcances", que también se encuentra en el Nº 21 de la Revista Arbil:
Según Gambra, "Las dos últimas décadas han conocido (…) una evolución importante
en la ideología (y la praxis) del marxismo. Se trata de la obra que el marxista
Antonio Gramsci (1891-1937) escribió durante sus últimos años en las cárceles de
la Italia fascista. En ella se da una moderación de las tesis rigurosas del
materialismo histórico con fines más bien tácticos. Para Gramsci las ideas y
creencias no son simple emanación pasajera de la economía, sino que poseen una
realidad que constituye la cultura en que cada hombre y cada pueblo vive
inmerso.
La idea propulsora del pensamiento gramsciano es que la Revolución nunca se
realizará verdaderamente mientras no se produzca de un modo en cierto modo
orgánico y dialéctico dentro de lo que Gramsci llama una cultura, que es lo que
habrá que desmontar y sustituir al propio tiempo que se utiliza."
Quienes luchan por la vida y la familia, conocen los peligros de la perspectiva
de género, y saben a que se refiere Gramsci cuando habla de "desmontar y
sustituir una cultura al mismo tiempo que se utiliza": en efecto, los promotores
el género, proponen "desconstruir la famila -y por extensión la sociedad", para
luego rearmar la sociedad con parámetros marxistas. De acuerdo el folleto de la
C.E.P., "para las "feministas de género", éste "implica clase, y la clase
presupone desigualdad. Luchar más bien por desconstruir el género -los roles
socialmente construidos- llevará mucho más rápidamente a la meta". Esta meta
consiste en "llegar a una sociedad sin clases de sexo." Meta que coincide,
obviamente, con los fines de la revolución marxista. Lo increíble del caso, es
que todo esto lo hacen con la complicidad del liberalismo, e incluso de algunos
sectores más bien "conservadores" o considerados "de derecha" por algunos. El
concepto desconstrucción es considerado por los activistas de género, como "la
tarea de denunciar las ideas y el lenguaje hegemónico (es decir aceptados
universalmente como naturales), con el fin de persuadir a la gente para creer
que sus percepciones de la realidad son construcciones sociales."
Pero sigamos con el análisis que Gambra realiza sobre la obra de Gramsci y su
marxismo cultural:
"Si la revolución brota de un hecho violento o de una ocupación militar, siempre
será superficial y precaria, y se mantendrá asimismo en un estado violento. El
hombre no es una unidad que se yuxtapone a otras para convivir, sino un conjunto
de interrelaciones activas y conscientes. Todo hombre vive inmerso en una
cultura que es organización mental, disciplina del yo interior y conquista de
una superior conciencia a través de una autocrítica, que será motor del cambio.
La vida humana es un entramado de convicciones, sentimientos, emociones e ideas;
es decir, creación histórica y no naturaleza."
No hay un sólo defensor o defensora del género que no pase por pacifista, por
víctima o por defensor/a de todas las víctimas ataques y discriminaciones que
impone la injusta sociedad en la que viven. La agenda de lucha, pasa por no
violenta, pero en los hechos violenta las conciencias, lo cual es mucho peor.
Queda claro asimismo, que para Gramsci, todo es creación histórica
("construcción cultural" en código de "género") y no naturaleza. En este
sentido, cabe recordar que las feministas de género, consideran que el hombre y
la mujer adultos son construcciones sociales; que en realidad el ser humano nace
sexualmente neutral y que luego es socializado en hombre o mujer. Esta
socialización, dicen, afecta a la mujer negativa e injustamente. Por ello, las
feministas proponen depurar la educación y los medios de comunicación de todo
estereotipo y de toda imagen específica de género, para que los niños puedan
crecer sin que se les exponga a trabajos "sexo-específicos". Por eso hablan
también de "roles socialmente construidos" cuando se refieren a las ocupaciones
que una sociedad asigna a uno u otro sexo.
Sigue el Dr. Gambra:"De aquí el interés de Gramsci por el cristianismo al que
considera germen vital de una cultura histórica que penetra la mente y la vida
de los hombres, sus reacciones profundas. Será preciso, para que la revolución
sea orgánica y "cultural", adaptarse a lo existente y, por la vía de la crítica
y la autoconciencia, desmontar los valores últimos y crear así una cultura
nueva. El ariete para esa transformación será el Partido, voluntad colectiva y
disciplina que tiende a hacerse universal. Su misión será la infiltración en la
cultura vigente para transformarla en otra nueva materialista, al margen de la
idea de Dios y de todo valor trascendente."
No es casualidad entonces, que hace dos años, las feministas de género y sus
secuaces, hayan inventado una campaña para quitar al Vaticano el status de
Estado miembro a nivel de la ONU. Y qué decir de la infiltración en la cultura
vigente, y de su alianza con el capitalismo y el consumismo con el fin de
promover, en última instancia, el materialismo y el olvido de Dios.
De acuerdo con Gambra, "su arma principal será la lingüística (la gramática
normativa) que penetre en el lenguaje coloquial, alterando el sentido de las
palabras y sus connotaciones emocionales, hasta crear en quien habla una nueva
actitud espiritual. Si se cambian los valores, se modifica el pensamiento y nace
así una cultura distinta."
Cómo no representarse inmediatamente al llegar a este punto, los términos
"interrupción del embarazo", "salud sexual y reproductiva", "anticoncepción de
emergencia", "preembrión"; así como los cambios aparentemente inocuos de la
palabra "amante" o "concubina/o" por la palabra "compañero" o "pareja" y muchos
más. El denominador común es que todos llevan al error y a la confusión a
grandes masas de personas que como neófitos en estos temas, dejan de llamar a
las cosas por su nombre sin la más mínima capacidad crítica y se tragan "lo que
dice la tele". Comenta el documento de la Conferencia Episcopal Peruana que para
desconstruir la sociedad, las feministas de género "proponen desconstruir el
lenguaje, las relaciones familiares, la reproducción, la sexualidad, la
educación, la religión, la cultura, entre otras cosas. Estos cambios en el
lenguaje son posibles, si se dan cámbios en la educación: "La educación es una
estrategia importante para cambiar los prejuicios sobre los roles del hombre y
la mujer en la sociedad. La perspectiva del ´género´ debe integrarse en los
programas. Deben eliminarse los estereotipos en los textos escolares y
conscientizar en este sentido a los maestros, para asegurar así que niñas y
niños hagan una selección profesional informada, y no en base a tradiciones
prejuiciadas sobre el ´género".
Después que nadie se asombre si María Pía se "casa" con Ana Inés o Ramón con
Lorenzo, pues éste es el objetivo: "El final de la familia biológica eliminará
también la necesidad de la represión sexual. La homosexualidad masculina, el
lesbianismo y las relaciones sexuales extramaritales ya no se verán en la forma
liberal como opciones alternas, fuera del alcance de la regulación estatal∑ en
vez de esto, hasta las categorías de homosexualidad y heterosexualidad serán
abandonadas: la misma ´institución de las relaciones sexuales´, en que hombre y
mujer desempeñan un rol bien definido, desaparecerá. La humanidad podría
revertir finalmente a su sexualidad polimorfamente perversa natural".
Prosigue el Dr. Gambra: "El medio en que esta metamorfosis puede realizarse es
el pluralismo ideológico de la democracia, que deja indefenso el medio cultural
atacado, porque en ella sólo existen "opiniones" y todas son igualmente válidas.
La labor se realizará actuando sobre los "centros de irradiación cultural"
(universidades, foros públicos, medios de difusión, etc.) en los que,
aparentando respetar su estructura y aún sus fines, se inoculará un criticismo
que les lleve a su propia destrucción.
Si se logra infiltrar la democracia y el pluralismo en la propia Iglesia (que
tiene en esa cultura el mismo papel rector que el Partido en la marxista), el
éxito será fácil. La democracia moderna será como una anestesia que
imposibilitará toda reacción en el paciente, aun cuando esté informado del
sistema por el que está siendo penetrada su mente."
Vaya si son conocidos los nefastos resultados de la implantación del pluralismo
y la tolerancia como valores absolutos en nuestras sociedades: nada se puede
criticar si es políticamente correcto; todo se debe criticar si es políticamente
incorrecto. Nuestras endebles democracias se ven amenazadas día tras día por los
personeros de la mentira y de la muerte, por el terrorismo ideológico y por sus
principales aliadas, las mafias de la desinformación. El odio a la Iglesia, es
capaz de unir en este "pluralismo", a un individuo como Ted Turner, paradigma
del capitalista liberal, con el marxismo cultural, a cuyo servicio pone
diariamente la CNN. Este odio se verifica también diversas organizaciones
pseudocatólicas, como las "Católicas por el Derecho a Decidir" de triste
memoria; o los miembros de la organización "Donum Vitae" en Alemania, que según
el propio Nuncio, actúan directamente contra la voluntad del Papa al emitir
certificados de asistencia médica requeridos para el aborto legal.
Y termina Gambra: De aquí la revolución cultural, meta principal del actual
marxismo, y movimientos como cristianos para el socialismo y otro semejantes que
jalonan esto que se ha llamado la autodemolizione de la Iglesia."
Es deber de todos los cristianos contribuir a evitar esa "autodemolizione" de la
Iglesia -cuya estabilidad gracias a Dios, no depende de la voluntad humana-, tan
buscada por el marxismo cultural que ahora se viste con ropaje de "género": otra
alteración del lenguaje, esta vez para no asustar. No menos importante es el
deber de agradecer que una de las pocas voces que se atreven a defender la
dignidad del hombre y su verdadera libertad, es la del Papa. Valiente y sereno,
enérgico y caritativo, el Santo Padre custodia y defiende a tiempo y a
destiempo, la Verdad. Por eso, contra quienes consciente o inconscientemente
contribuyen con sus ácidas e incisivas críticas a esa "autodemolizione"
pergreñada por Gramsci, es necesario afirmar que el criticismo a la Cátedra de
Pedro, que es un mazazo a la Iglesia, pues venga de donde venga, siempre
contribuye a la destrucción buscada por sus enemigos. Pues aún sabiendo que la
barca de Pedro no perecerá jamás, nada exime a los crsitianos de remar para
llevarla a buen puerto.
Ante la tentación del criticismo, todo cristiano debería recordar -con la C.E.P.-
que "los dueños de la "nueva perspectiva" promueven el ataque frontal al
cristianismo y a toda figura que lo represente. En 1994, Rhonde Copelon y Berta
Esperanza Hernández elaboraron un folleto para una serie de sesiones de trabajo
de la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo del Cairo. El folleto
atacaba directamente al Vaticano por oponerse a su agenda que entre otras cosas
incluye los "derechos a la salud reproductiva" y por consecuencia al aborto.
"Este reclamo de derechos humanos elementales confronta con la oposición de todo
tipo de fundamentalistas religiosos, con el Vaticano como líder en la
organización de oposición religiosa a la salud y a los derechos reproductivos,
incluyendo hasta los servicios de planificación familiar".
Por tanto, si los cristianos no tomamos conciencia de que el marxismo cultural:
a) existe; b) goza de buena salud y c) está haciendo estragos en las conciencias
y en las almas de muchos hombres y mujeres inocentes; si no permanecemos muy
unidos al Papa y a su Magisterio; si no libramos junto a Pedro y bajo Pedro,
esta lucha por la vida y la familia, dificilmente podremos contribuir a la
derrota final del materialismo histórico encarnado en el marxismo gramsciano. Es
demasiado grave la hora como para que los cristianos estemos divididos, y peor
aún, ¡distraídos!, cuando lo que realmente importa es el restablecimiento de la
Cultura de la Vida y la Familia.