El Fin del Mundo
Autor: P. Paulo Dierckx y P. Miguel Jordá | Fuente: Para dar razón de nuestra Esperanza, sepa defender su Fe
Nadie sabe cuando será el fin del mundo. Antes de la venida de Cristo ha de producirse «la apostasía general», o sea, habrá una crisis religiosa a escala mundial
Hay
algunas personas a las que les gusta mucho meter miedo en los corazones de
ustedes. Por ejemplo les hablan del fin del mundo como si pronto los cielos y
la tierra nos fueran a destruir. Escuchan de guerras, accidentes, catástrofes
de la naturaleza, plagas o ven algunos signos raros en el cielo y dicen
simplemente que es el fin del mundo. En vez de dar un mensaje de esperanza, de
amor, de solidaridad; en vez de animar, quieren verlos atrapados en el terror
y el susto. Y lo peor de todo, es que estas personas dicen fundar sus teorías
en la Biblia. El mensaje de Jesucristo no es un mensaje de miedo, sino que es
una «buena noticia» del Reino de Dios que se acerca a nosotros con amabilidad,
paz, justicia y alegría de corazón.
En esta carta les voy a hablar del fin del mundo, no con cuentos y fábulas de
ciencia ficción, sino leyendo simplemente las Sagradas Escrituras.
Antes que nada el «fin de los tiempos» del cual nos habla la Biblia es el gran
misterio de esperanza que aparece en todo el libro sagrado. Es el misterio de
la historia humana que está en el corazón de Dios, guiada hacia «un nuevo
cielo y una nueva tierra».
¿Qué dice la Biblia acerca del fin del mundo?
Para comenzar, las Escrituras nunca hablan del «fin del mundo», sino del «fin
de los tiempos», como diciendo que este mundo no acabará del todo, sino que
sería transformado en un «cielo nuevo y una tierra nueva» gracias a la
Resurrección de Jesucristo.
En la Biblia también encontramos muchas expresiones que se refieren al «fin
del tiempo», «día de Yahvé», «día del Juicio», «el día», «la Venida de
Cristo», «la resurrección final», «la Parusía», «la llegada del Reino de
Dios». Son todas expresiones que indican este «fin del tiempo».
¿Cuándo pasará esto?
«En cuanto al día y la hora, nadie lo sabe ni los mismos ángeles del cielo, ni
siquiera el Hijo de Dios. Solamente el Padre lo sabe» (Mt. 24, 36 y Mc. 1 3,
32). Jesús no quiso dar la fecha, ni el día ni la hora. «A ustedes no les toca
saber cuándo o en qué fecha el Padre va a hacer las cosas que solamente El
tiene autoridad para hacer» (Hch. 1, 1-7).
Con esto, Jesús condena enérgicamente la tendencia humana que todavía existe
entre nosotros de fijar el día y el año del fin del mundo. Por supuesto que la
fecha exacta tiene algo de excitante y llama siempre la atención; hasta es
noticia en los diarios. Pero el fijarla es simplemente una mentira y un
engaño, porque nadie la sabe. Jesús no quiso satisfacer nuestra curiosidad,
sino que quiso comunicarnos algo mucho más profundo.
La Biblia, hablando del fin del mundo, siempre dice que debemos estar
preparados. Aunque no sabemos la fecha, este día vendrá como un ladrón en la
noche: «Ustedes, estén preparados, porque cuando menos lo piensen vendrá el
Hijo del Hombre», dice Jesús (Mt. 24, 44). «El día del Señor vendrá cuando
menos se espera, como viene un ladrón de noche» (2 Pedr. 3, 10; 1 Tes. 5, 2 y
Apoc. 16, 15).
Ahora bien, leyendo la historia vemos que siempre hubo grupos religiosos que
en todos los tiempos fijaron la fecha, el día y la hora, del fin de mundo,
pero se equivocaron. Así que, hermanos católicos, no se dejen engañar.
Así pasó ya en el año 1.000 y pasará también en el 2.000. Algunos fanáticos
predican que el fin del mundo está cerca. Pero esto no es así.
El fundador de los adventistas, William Miller, con el texto de Dan. 8, 14 y
calculando los días de este texto como años, fijó la venida de Cristo a la
tierra para el 21 de marzo de 1843 el día final. Llegó esta fecha y no pasó
nada especial y luego dijo que se equivocó en sus cálculos en un año y
proclamó otra vez la venida de Cristo para el 21 de octubre de 1844. Y viendo
que Cristo no volvía a la tierra dijo simplemente que el juicio de los hombres
comenzó en el cielo y pronto Cristo se manifestaría en la tierra. Los Testigos
de Jehová anunciaron la venida de Cristo y su Reino de mil años en la tierra
para el año 1914, luego para 1925. Ahora no dan fecha y dicen simplemente que
«pronto Cristo vendrá», y se limitan a escribir en todas partes «Cristo
viene». Y no falta gente insensata entre nosotros que dice que el fin del
mundo será el año 2000.
¿Cuándo será la venida de Cristo?
En algunas partes de la Biblia se habla de la pronta venida de Cristo. En
otras partes se anuncia todavía un tiempo de espera.
Da la impresión de que los cristianos de la primera generación esperaban con
ansias la venida de Cristo. «Pronto, muy pronto vendrá el que tiene que venir
y no tardará» (Hebr. 10, 37).
«Dios que es el juez, está ya a la puerta». «Se acerca el fin de todas las
cosas» (1 Ped. 4, 7). «Sí, ven pronto, amén. Ven, Señor Jesús» (Apoc. 22, 20).
Hasta Jesús mismo anuncia su pronta venida: «En verdad les digo que hay
algunos de los que están aquí presentes, que no morirán hasta que vean al Hijo
del Hombre veni r en su Reino» (Mt. 16, 28).
Los cristianos de la Iglesia primitiva pronto se dieron cuenta de que la
historia podía durar mucho más. Y hasta algunos se burlaron de la propia
venida de Cristo diciendo: «¿Qué pasó con la promesa de que Cristo iba a
venir, pues desde que murieron nuestros antepasados todo sigue igual que desde
que el mundo fue hecho?» (2 Ped. 3, 4). Y el apóstol Pedro les contestó: «
Hermanos, no olviden que para el Señor un solo día es como mil años y mil años
son como un solo día» (2 Ped. 3, 8).
Señales que precederán al fin del mundo
El apóstol Pablo, después de haber reflexionado mucho, anuncia también un
tiempo de espera. Antes de la venida de Cristo deben pasar tres cosas:
1) El anuncio del Evangelio ha de llegar a todas las naciones.
«Y este mensaje del Reino será predicado en todo el mundo para que todas las
naciones lo conozcan; es entonces cuando vendrá el fin» (Mt. 24, 14).
2) Al final de la historia, Israel se reconciliará con Cristo y se salvará.
«Una parte de Israel se va a endurecer hasta que la totalidad de los paganos
hayan entrado, entonces todo Israel se salvará» (Rom. 11, 25).
3) Finalmente, antes de la venida de Cristo ha de producirse «la apostasía
general», o sea, habrá una crisis religiosa a escala mundial, ha de venir el
Anticristo. «No se dejen asustar por ningún mensaje espiritual como si fuera
el día del Señor que ya llegó. Antes de este día tiene que venir primero la
rebelión contra Dios, cuando aparezca el hombre del pecado que se sentará en
el templo de Dios y será adorado, llegará con mucho poder y con señales y
milagros mentirosos. Usará toda clase de maldad para engañar» (2 Tes. 2, 1
-12).
Nos damos cuenta de que la venida de Cristo no se realizará tan pronto como
algunos esperaban; o mejor dicho, Dios no mide el tiempo como nosotros. El
puede presentar algo como cercano y no realizarlo hasta cuando a El le plazca.
Por o tra parte, si el tiempo de espera se nos hace largo, no por eso podemos
volver a una vida cómoda, ya sin esperar. El Señor vendrá para cada uno de
nosotros como ladrón en la noche.
No olvidemos que el día de la muerte de cada uno de nosotros, el día del
juicio particular, es el día del encuentro personal con Cristo. Ojalá que nos
encuentre en actitud de espera.
¿Cómo vendrá Cristo al fin del tiempo?
La Biblia habla en forma bastante confusa de cómo se terminará la historia. En
el Antiguo Testamento, por ejemplo, los profetas veían a todas las naciones de
la tierra unidas en un complot para destruir la ciudad santa de Jerusalén.
Pero en el momento más desesperado Dios intervendrá en forma triunfal para
instaurar el Reino (Joel 3, 14).
En el discurso de Jesús acerca del fin de los tiempos, habla «de guerras y
grandes angustias en todo el mundo, el sol no alumbrará, la luna perderá su
brillo y las estrellas caerán del cielo y los ángeles tocará n las trompetas»
(Mt. 24, 29-31).
El libro del Apocalipsis (Caps. 13 y 17) habla del dragón y de los monstruos,
de la gran batalla en el cielo, de Babilonia la grande, de la madre de las
prostitutas y de los abominables ídolos de todo el mundo...
Todos estos textos acerca del fin del mundo fueron escritos en un estilo
apocalíptico (revelaciones misteriosas). Era una forma de escribir muy común
en aquel tiempo. Estos escritos misteriosos pretendían aclarar los
acontecimientos últimos de la historia con visiones ficticias e imágenes
fantásticas. No debemos tomar al pie de la letra estas imágenes, sino que
debemos tratar de descubrir el mensaje profundo que está detrás de estas
visiones. El gran mensaje de estos escritos es: «Cristo Resucitado es el
centro de toda la historia y este mundo es el escenario de la lucha entre los
elegidos de Cristo (su Iglesia) y las fuerzas del demonio. Estos escritos no
son para amenazar ni dar miedo, como creen algunos, todo lo contrario: son
escritos que quieren animarnos y exhortarnos a la fidelidad y a la confianza
en Dios en momentos difíciles.
¿Cómo debemos prepararnos para el final de los tiempos?
Nuestro destino último y definitivo no está lejos, no es un futuro imposible
de imaginar. Ya comenzó. Jesucristo con su persona, su Palabra y su actuación
ya inauguró el Reino de Dios (Lc. 11, 20); ya comenzó a juzgar a los hombres
(Juan 12, 31). Su Palabra, su amor y su muerte nos juzgan y a veces nos
condenan. Ya nos traspasó algo de su Resurrección (Col. 3, 1-4). Por eso el
Nuevo Testamento nos habla del «tiempo» a partir de Jesús como «los últimos
tiempos» (Hebr. 1- 2 y 1 Ped. 1-20). Desde entonces urge vivir conforme al
Evangelio, urge para todos y cada uno, porque no sabemos cuánto falta para el
fin (Mc. 13, 33-37 y Mt. 24, 42).
No podemos esperar pasivamente el retorno de Cristo, el juicio final, la
Resurrección general, la instauración total del Reino de Dios. Esta esperanza
es el motor de la historia. Lo que Dios comenzó en Jesucristo urge que lo
pueda cumplir y nosotros debemos ahora remover los obstáculos. La segunda
Venida de Cristo al final de los tiempos (Mt. 24, 3) es el momento del juicio
final, de la resurrección general y de la instauración definitiva del Reino de
Dios. Nuestra esperanza tiende hacia ese cielo nuevo y esa tierra nueva. Por
eso la Biblia termina con estas palabras de espera: «¡Ven, Señor Jesús!» (Apoc.
22, 20), que repetimos en cada celebración de la Eucaristía después de la
consagración y en la que todo el pueblo contesta: «Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu Resurrección, ven, Señor Jesús».
Dice EL CONCILIO VATICANO:
¿Sabemos cuándo y cómo llegará el fin del mundo?
No, no sabemos cuando será la consumación de la tierra y de la humanidad y la
manera cómo se transformará el universo.
¿Qué prepara Dios para sus hijos?
La figura de este mundo está afeada por el pecado pero Dios nos prepara una
nueva tierra donde habita la justicia y cuya bienaventuranza es capaz de
saciar y rebosar todos los anhelos de paz que surgen en el corazón humano.
El progreso material ¿interesa a Dios?
El progreso material en cuanto puede contribuir a ordenar mejor la sociedad
humana interesa en gran medida al Reino de Dios.
¿Hacia dónde caminamos los cristianos?
«Vivificados por el Espíritu, los cristianos caminamos como peregrinos hacia
la consumación de la historia humana, la cual coincide plenamente con su
amoroso designio divino de restaurar en Cristo todo lo que hay en el cielo y
en la tierra».
¿Cuándo será llevada la Iglesia a su total perfección?
La Iglesia será llevada a su total perfección cuando llegue el tiempo de la
restauración de todas las cosas (Hch. 3, 21) y cuando, el género humano, con
el universo entero, será plenamente renovado (Ef. 1, 10).
Cuestionario
¿Qué dice la Biblia con respecto al fin del mundo?¿Qué es el milenarismo?
¿Quiénes son profetas de calamidades? ¿Qué esperaban los cristianos de la
primera generación? ¿Qué dijo Jesús con respecto al fin del mundo? ¿Hemos de
vivir con temor o con esperanza? ¿Cómo debemos prepararnos para el fin del
mundo?