-Un Dios de ida y vuelta 
Los hombres contemporáneos son muy amigos de encuestas y porcentajes. Son recientes las que aseguran que el 98% de los norteamericanos, el 77% de los ingleses, el 74% de los franceses y el 68% de los alemanes creen en Dios... Allá por los años veinte ya escribía el "espectador" español José Ortega y Gasset que, con respecto a Dios, había épocas de alejamiento y épocas de acercamiento. Y se expresaba así:

"En la órbita de la tierra hay perihelio y afelio: un tiempo de máxima aproximación al sol y un tiempo de máximo alejamiento.

Un Espectador astral que viese a la tierra en el momento en que huye del sol pensaría que el planeta no había de volver nunca junto a él, sino que cada día se alejaría más. Pero si espera un poco verá que la tierra, imponiendo una suave inflexión a su vuelo, encorva su ruta, volviendo pronto junto al sol. Algo parecido acontece en la órbita de la historia con la mente respecto a Dios. Hay épocas de "odium Dei", de gran fuga de lo divino, en que esta enorme montaña de Dios llega casi a desaparecer del horizonte. Pero al cabo vienen razones en que súbitamente, con la gracia intacta de una costa virgen, emerge a sotavento el acantilado de la divinidad. La hora de ahora es de este linaje y procede gritar desde la cofa: "¡Dios a la vista!"

Ortega era optimista en los años veinte, y quizá no había oído hablar del fenómeno contemporáneo (que ya pasó de moda) de "la muerte de Dios". Alguien ha profetizado para este siglo que empieza "un resurgimiento de la fe religiosa de la humanidad". Hace muy poco tiempo, el periódico soviético "Komsomolskaia Pravda" se preguntaba cómo es posible que toda la propaganda, el cierre de iglesias y demás medios empleados "no han transformado a los creyentes en ateos".

Hace unos años se dio un fenómeno periodístico muy curioso, en que Dios se había convertido en protagonista, al modo como hoy lo están convirtiendo ciertos espectáculos. Entonces (revista norteamericana "Time", diciembre de 1969) se decía en la portada de un semanario: "¿Está Dios a punto de resucitar?". Algunos meses después, el semanario francés "L'Express" titulaba a toda página: "Dios vuelve". Indudablemente, Dios interesaba, y un buen número de hombres se asomaba cada mañana al cielo a ver si reaparecía.

¿Quién ha "muerto", entonces, para usar la expresión de Nietzsche? Probablemente, por lo que este filósofo quería tocar a rebato era -y cantó sus funerales- por una serie de ideas, formas, módulos culturales, estructuras de manifestación y percepción que no pocas gentes han confundido con Dios. Es muy probable que los movimientos que en años pasados hablaron de "la muerte de Dios" hayan sido beneficiosos, en cuanto que nos ha forzado a una purificación religiosa. Bien venida sea esa depuración del Dios de algunos cristianos. El Dios de los cristianos es un Dios vivo, revelado en Jesús como amor y como luz.