Fuente: www.pastoralcatequeticamty.org

 

 

 

CURSO DE VERANO

 

Formación de Coordinadores de Catequesis

 

 

 

 

 

 

 

 

 

8 AL 18 DE JUNIO DEL 2010

 

 

 

TEMA 1:

LA IDENTIDAD Y MISIÓN DEL CATEQUISTA COORDINADOR

A EJEMPLO DE JESUCRISTO, BUEN PASTOR.

 

OBJETIVO: Clarificar la identidad y misión del catequista coordinador, dentro del servicio catequético, para que conociendo las características básicas de su función, la realice a ejemplo de Jesús Buen Pastor.

 

CANTO: INCIENSO DE DIOS.


 

Hemos entrado, al servicio de una vida,

De rectitud, pureza y santidad,

Para estar consagrados a Dios,

Como su Pueblo escogido.

 

SOMOS INCIENSO, QUE SE QUEMA

ANTE EL TRONO, DE NUESTRO DIOS

EN ADORACIÓN. ANTE TU PRESENCIA,

SEÑOR, VENIMOS HOY, A OFRECERTE,

TODAS NUESTRAS VIDAS.

 

El amor del Señor, gobierna nuestras vidas

No tenemos razón, porqué desfallecer,

Si es Cristo quien nos sostiene,

Llenándonos de su Espíritu.


 

 

ORAMOS:

Proclamación del Salmo 23  a dos coros y finalizamos con la siguiente oración:

“Padre amoroso, te agradezco la confianza que me has mostrado al confiar a mi cuidado el servicio de coordinar a mis hermanos. Gracias, por que junto con el llamado, me das tu gracia para poderlo desarrollar en armonía con tu santa voluntad. Te pido que renueves y fortalezcas mi amor a la Iglesia, que mi servicio esté en armonía con los otros servicios apostólicos para que juntos podamos construir tu Reino en nuestro mundo. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor”. Amén.

 

INTRODUCCIÓN: Como propuesta para este tema, el momento “VER MI VIDA”, será después de la introducción, para ayudarnos con el tema.

 

Todos los catequistas comparten una misma misión, sin embargo, la desarrollan de diferente manera, entre los diferentes servicios que se pueden desarrollar en la catequesis, podemos citar los siguientes:

 

LOS CATEQUETAS:

Su labor es muy importante, pues su aporte es:

§        La investigación catequética.

§        La elaboración de materiales.

§        La formación de los catequistas.

 

 

 

 

LOS CATEQUISTAS:

Son los que facilitan la catequesis en acto. Son los que impulsan la acción catequística en las diversas comunidades. Se pueden clasificar en varias categorías. La ventaja en hacer una clasificación está en:

§        Delimitar las competencias de los catequistas.

§        Diferenciar su formación y

§        Proporcionar un marco referencial a su formación permanente.

 

La clasificación, que ahora presentamos, tiene en cuenta las cualidades, la preparación y la disponibilidad de los catequistas:

 

a)     Catequistas que se inician o catequistas auxiliares.

 

Son aquellos catequistas, que han recibido un mínimo de formación, pues están en la etapa inicial y se les encomienda una tarea específica y limitada en las sesiones. Ellos trabajan con un catequista de más experiencia en la preparación, realización y evaluación de las catequesis.

 

b)     Catequistas de base o de grupo.

 

A este nivel pueden llegar los catequistas de nivel básico que hayan realizado un buen tiempo de trabajo en la catequesis y que en dicho trabajo hayan manifestado buenas condiciones para ejercer el ministerio de la catequesis. Están a cargo de un grupo y están insertos en los procesos de formación propios de la parroquia y de la diócesis.

 

c)      Catequistas coordinadores.

 

Son los catequistas que desempeñan servicios de coordinación y comunicación en la organización parroquial, de foranía, zonal o diocesana.

 

d)     Catequistas formadores.

 

Sus principales cometidos son:

Ser responsables de la formación permanente de los catequistas en general.

Elaborar creativamente, el material catequístico propio de la formación de catequistas.

 

Como podemos ver el CATEQUISTA COORDINADOR tiene un papel muy importante, ya que la catequesis, sin una buena coordinación, corre el peligro de volverse un caos.

 

Además, su servicio es muy versátil, pues muchas veces además de ser coordinador, es al mismo tiempo catequista de base, y en no pocas ocasiones, asume también la tarea del catequista formador. Los coordinadores, realizan una función de bisagra o gozne, entre las diferentes funciones que puede desarrollar un catequista.

 

Ante esta situación, el catequista coordinador, debe velar, para su servicio esté en armonía con los diferentes niveles de catequistas. Su aportación, se ubica, al interior de todo el ministerio catequístico de la comunidad, dentro de la pastoral profética, que junto con la litúrgica y social desarrollan la pastoral evangelizadora de la Iglesia.

 

VEO MI VIDA:

Organizamos a los catequistas coordinadores en grupos, dependiendo el número de participantes.

§        Entregamos el material: Un papelógrafo, marcadores y cinta.

§        Les pedimos que dibujen a un coordinador ideal, y alrededor escriban las características, cualidades, virtudes, etc. (perfil), que debe tener.

§        Plenario.

 

ILUMINAR CON LA PALABRA DE DIOS.

Se proclama la lectura de Jn 10, 1 – 16, y se guarda un momento de silencio.

 

1.- EL PERFIL DEL CATEQUISTA.

 

Dadas las exigencias actuales de la catequesis, se siente la necesidad de coordinadores con personalidades convincentes y significativas, desde el punto de vista humano y creyente. Más que por sus capacidades operativas o intelectuales, el catequista coordinador, se cualifica hoy sobre todo por su “ser”, por su “espiritualidad”. Algunos rasgos específicos del catequista coordinador:

 

1. Profunda vida interior. Debe ser una persona con una profunda vida interior, que reconoce el valor de la oración, y que ama profundamente a Jesucristo y a su Iglesia. Este amor forzosamente se reflejará en su trabajo de catequesis, al mantener una relación personal con Jesucristo.

 

2. Atento a los signos de los tiempos. El catequista coordinador, debe estar atento a los grandes acontecimientos sociales (Cfr. DA 33 – 97). Está llamado a hacer un sano balance de la situación de la Iglesia en esta hora de desafíos, a aceptar los momentos de luz y de sombra que se tienen, y ayudar a sus hermanos catequistas a ver cada una de estas realidades como posibilidad de encarnar el Evangelio.

 

3. Compromiso eclesial. Es importante desarrollar una actitud eclesial de corresponsabilidad, que le permita saber trabajar junto a los otros, y dejar trabajar a los otros, “están llamados a vivir unidos, alimentarse del Pan de la Palabra y de la Eucaristía, y presentar junto al Padre bueno del Cielo, su acción de gracias y sus peticiones a través de la oración, juntos como familia en la Iglesia, hogar de comunión” (DA 158).

 

 

 

4. Agente de comunión. “El discípulo de Cristo, el que peregrina por las latitudes del mundo creado por Dios para todos nosotros, ha de recordar siempre que la comunión y la misión están profundamente unidas entre sí. La comunión es misionera y la misión es para la comunión” (DA 163). Es la prioridad de nuestro Plan Diocesano.

 

5. Capacidad de diálogo y comunicación. Buscará ser promotor de comunicación de la fe: entre los catequistas, entre los miembros del grupo, entre la fe de la comunidad y la tradición cristiana, entre la comunidad y la más amplia realidad eclesial. Deberá demostrar familiaridad con las técnicas y lenguajes de la comunicación, con especial atención a la comunicación de las experiencias de fe (DGC 235; CAL 131).

 

6. Capacidad de organización. Una de las funciones principales, consiste en coordinar y animar todas las actividades catequísticas. Para impulsar y mejorar la acción catequística, deberá favorecer la integración del equipo, motivar a la formación, al estudio, convocar a reuniones, cursos, encuentros de oración y colaborar en los proyectos e iniciativas para integrar a la comunidad, en torno a la Palabra de Dios y la vida parroquial.

 

6. La superación integral. Su formación debe equilibrar la capacitación intelectual con la experiencia real. Debe procurarse siempre el equilibrio en los cuatro sectores esenciales de la formación del catequista: Formación doctrinal, Formación espiritual, Formación metodológica, Formación humana.

 

 

2.- MODELO, JESÚS EL BUEN PASTOR.

 

El catequista coordinador, tiene la misión de conducir a un grupo de personas que tiene a su responsabilidad. Para realizar esta tarea, toma como modelo a Jesús, cuyas características, le pueden ayudar para desempeñar esta misión. Las características del catequista coordinador, que podemos tomar de Jesús, tanto de su vida, como de sus palabras son las siguientes:

 

1.      La misericordia.

Jesús conoce a todas y cada una de sus ovejas, teniendo en cuenta sus realidades personales, valores y sus miserias; las comprende y las disculpa, las perdona y las salva (Jn 10, 4.7.11).

 

2.      El amor.

La forma de relacionarse de Jesús es personal, de respeto a su proceso de crecimiento, de ternura. Jesús les infunde confianza, no temor. La medida de este amor es dar la vida por sus ovejas: “Nadie tiene mayor amor, que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15, 13).

 

 

 

 

3.      Compromiso.

En Jesús hay una absoluta coherencia entre sus palabras y sus acciones que se traducen en: solicitad, acercamiento, servicio incansable, acompañamiento. Permanece siempre con sus ovejas, se siente a gusto de estar en medio de ellas. “El Buen Pastor da su vida por sus ovejas” (Jn 10, 10 – 11). “No los dejaré huérfanos; regresaré con ustedes” (Jn 14, 18).

 

4.      Tiene la plena conciencia de ser Pastor.

Jesús es el Buen Pastor, el guía, el responsable de conducir a todas las ovejas a su Padre, teniendo en cuenta a todas, pero principalmente a las más débiles: “Si uno de ustedes pierde una oveja de las cien que tiene, ¿no deja las 99 en el campo para ir en busca de la que se le ha perdido hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, muy feliz, la pone en sus hombros, y al llegar a su casa, reúne a sus amigos y vecinos, y les dice: “Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido” (Lc 15,4).

 

5.      Amabilidad.

La amabilidad, es el arma por la cual el catequista coordinador, debe emplear para tratar a su grupo en primera instancia. Es su carta fuerte de presentación ante sus interlocutores y es la clave, para la perseverancia del grupo. Es una imitable característica de Jesús.

 

6.      La confianza.

La confianza que Jesús muestra al Padre, invita al catequista coordinador a que viva en una actitud de inmensa confianza. El coordinador, debe vivir como Jesús, no temeroso y angustiado, sino confiado: “Busquen primero el Reino de Dios y hacer su voluntad, y todo lo demás se les dará por añadidura” (Mt 6, 33).

 

7.      La fe.

El catequista coordinador, debe creer que Dios, supera siempre todos los ejemplos de bondad humana, que es mejor que el mejor de los padres que se pudieran imaginar. La fe en Dios trae automáticamente la fe en el amor: “Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre del Cielo, dará cosas buenas a los que se las pidan!” (Mt 7, 11).

 

8.      La oración.

Para el catequista coordinador, la oración es algo primordial, a la que se le debe dedicar suficiente tiempo. El coordinador aprende a orar tratando de reproducir sus palabras: “Padre, te doy gracias, porque me has escuchado. Yo sé muy bien que me escuchas siempre; si hablo así es por los que están aquí, para que crean que tú me has enviado”   (Jn 11, 41 – 42).

 

9.      La humildad.

Para ser fiel catequista coordinador, se necesita ejercitarse en la humildad, porque ser coordinador es un don, que no se merece. El coordinador, debe ser una persona auténtica, no quedarse en las apariencias. “Aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón” (Mt 11, 26).

10.  El servicio.

El catequista coordinador, debe poner sus cualidades, capacidades y virtudes a favor de los demás, deberá siempre buscar el bien de ellos. Se trata no de mandar, sino de servir, de saber lavar los pies a los demás, como el mismo Jesús nos ha dado ejemplo: “Pues bien, si yo, que soy el Maestro y el Señor, les he lavado los pies, ustedes deben hacer lo mismo unos con otros. Les he dado ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes” (Jn 13, 14 – 15).

 

Como podemos ver el catequista coordinador, tiene un papel muy importante. Debe de saber que todo su trabajo gira en torno a Jesús, como su único y perfecto modelo. Jesús es su pastor y por consiguiente no debe sentirse más que aquellos a los que el Señor le ha confiado.

 

 

RESPONDO A DIOS:

A todos los participantes, se les pide que se integren en grupos de 4 o 5 personas y se les entrega un papelógrafo por equipo y varios marcadores. En el papelógrafo, harán un análisis comparativo entre las características de Jesús y la manera de vivirlas de cada uno como coordinador (se anotará en la parte del coordinador si es buena, regular o mala):

 

 

Características de Jesús

Vivencias del catequista coordinador

1)     Misericordia

Buena

2)     Amor

Regular

3)     Compromiso

Buena

4)     Pastor

Mala

 

 

Al final se analizará en cada equipo el resultado de su reflexión y se presentará en plenario para hacer los comentarios que se vean pertinentes, se recogen las 3 actitudes más urgentes, que el catequista coordinador debe cultivar, para desempeñar mejor su ministerio catequístico.

 

AGRADEZCO A DIOS:

1.      Se invita a los integrantes del grupo, a orar lo que se ha reflexionado. Crear un ambiente de oración con una breve monición.

2.      Todos de pie, en círculo, se proclama la lectura de Jn 10, 1 – 16, y se guarda un momento de silencio.

3.      Se muestra la imagen de Jesús “Buen Pastor”, en un póster grande y cada uno de los participantes va proclamando en voz alta, lo que le suscita la imagen. Esto a modo de oración de agradecimiento.

4.      Después de que cada (algunos) participante se expresó, terminamos, entonando el canto inicial, tomados de la mano, en torno a la imagen del Buen Pastor.

 

TEMA 2:

LA MADUREZ HUMANA Y ESPIRITUALIDAD

DEL CATEQUISTA COORDINADOR.

 

 

OBJETIVO: Brindar los elementos que promuevan un proceso de madurez humana y cristiana en el catequista coordinador, de manera que le ayuden a fortalecer su identidad y una mejor realización de su servicio.

 

ORACION.

Aquí  estoy Señor, respondiendo a tu llamado,

me pongo en tus manos, como el barro

en manos del alfarero, haz de mí un testigo de la fe.

 

Un testigo de esperanza, un testigo del amor

aquí estoy Señor pon tu palabra en mis labios,

pon en mis pies tu indulgencia y en mis manos tu tarea.

 

Pon en mi pecho tu amor, pon tu fuerza en mi debilidad

y en mi duda tu verdad, para que mis pies vayan seguros

y mi vida y servicio sean siempre iluminados por tu gracia.

 

Quiero crecer cada día, madurar como persona

discípulo tuyo y compañero de mis hermanos catequistas,

quiero cada día madurar mi fe y mi encuentro personal contigo,

quiero hacer del Evangelio la norma de mi vida. Amén

 

VEO MI VIDA.

Formar pequeños grupos invitándolos a contestar y compartir las siguientes cuestiones:

 

1.- ¿Consideras que es importante la madurez humana en el coordinador?

     ¿Por qué?

2.- Describe los rasgos que definen a un coordinador inmaduro.

3.- Describe los rasgos que definen a  un coordinador en ese proceso de

     madurez humana.

4.- ¿Consideras que es importante  la madurez cristiana en el coordinador?           

     ¿Por qué?

5.- Describe los rasgos que definen a un coordinador inmaduro cristianamente.

6.- Describe los rasgos  que definen a un coordinador en ese proceso de

      madurez  cristiana.

 

 

 

 

ILUMINAR CON LA PALABRA DE DIOS.

Se proclama la lectura de 2 Corintios 4, 7-10, y se guarda un momento de silencio.

 

Una de las características básicas para prestar el servicio de coordinador es la madurez. Ciertamente es todo un proceso y se adquiere poco a poco.

 

A partir del misterio de la Encarnación, la persona de Jesús se convierte para los creyentes, en referente último de nuestra humanidad. El es el modelo, la meta y el maestro de madurez  personal, el hombre nuevo que ha hecho de cada uno de nosotros, hombres nuevos por el bautismo. Esta recreación de nuestra humanidad además de ser un don, es una tarea continua de crecimiento.

 

La formación del catequista coordinador comprende varias dimensiones, la más profunda hace referencia al ser de catequista, a su dimensión humana y cristiana. La formación le ha de ayudar a madurar, ante todo como persona, como creyente y como apóstol.

 

1.- ¿QUÉ ES LA MADUREZ HUMANA?

La madurez humana no se concibe de forma estática, sino dinámica, la vida es entendida como un proceso permanente de maduración. La madurez es ahora comprendida como el equilibrio personal a conseguir a cada momento y no como algo poseído de una vez por todas. Es una situación personal a la que siempre hay que tender y que nunca se posee plenamente.

 

Es aceptar de manera consciente lo que se es y lo que se hace. Se madura con la experiencia en la conducta de la vida. Por tanto:

 

a) Es el desarrollo de un sano sentido de identidad ¿Quién soy yo?

Cuando se habla de un sano sentido de identidad, es del todo importante ubicarse en la verdadera autoestima, tan necesaria para un desarrollo integral de la persona y en el desempeño de su funciones, de manera libre y responsable, con una madurez emocional porque ha logrado integrar su personalidad, esto le permite reaccionar de manera estable y autónoma.

 

Cuando se tiene conciencia y comprensión de sí mismo, se sabe quién es, lo que se quiere y espera de la vida, conoce sus capacidades, cualidades y valores, sus deficiencias y debilidades. Es  capaz de decisiones responsables, acepta normas y costumbres, toma de decisiones y asume sus consecuencias. La persona madura es la que da dirección a su vida con metas perseverantes, y lucha por lograr sus proyectos.

 

b) Desarrollo de un cálido sentido de pertenencia y fraternidad con sus semejantes. Corresponde a un ¿Con quién estoy?

En este aspecto el coordinador siempre tiene en cuenta que está con un grupo de personas que buscan servir al Señor y que este grupo necesita madurar progresiva e integralmente, por lo mismo buscará caminos de maduración.

c) Desarrollo de un sólido sentido de realización ¿Para que soy yo?

Este aspecto ubica al coordinador en su tarea concreta que debe desarrollar libre, consciente, alegre y responsablemente, para esto habrá más delante otros temas que le favorecerán la comprensión de su servicio como coordinador.

 

2.- ¿CÓMO ALCANZAR LA MADUREZ?

 

La madurez humana se favorece con la repetición de buenos hábitos, virtudes humanas que proporcionan facilidad y naturalidad para actuar acertadamente. Todas las virtudes son importantes, aunque resaltamos las siguientes de manera especial:

 

La fortaleza y la paciencia.

Cuando hay madurez se viven las dificultades con entereza.

 

La prudencia, reflexión y consejo.

Es posible que estas cualidades sean las que más se identifican con la madurez, siempre que la prudencia no sea indecisión ni egoísmo.

 

La sinceridad, la responsabilidad y el realismo.

La madurez incluye un ejercicio responsable de la libertad, reconociendo y reparando los errores y sus consecuencias.

 

La caridad y generosidad. Estas cualidades son de una persona madura que desea servir a los demás por lo que huye del egoísmo.

 

3.- LA ESPIRITUALIDAD DEL  CATEQUISTA COORDINADOR.

El catequista coordinador no solo es una persona comprometida en un serio proceso de madurez humana, sino también en un proceso de  madurez cristiana, que integra estas dos realidades, pues el ser espiritual es propio de quien ha asumido todo su ser de persona.

 

LA ESPIRITUALIDAD  CRISTIANA.

Es la manera de vivir la vida cristiana.

La vida del cristiano es una vida en Cristo y en el Espíritu, todo lo que es y hace participa de una realidad que está más allá de lo humano. En un sentido verdadero se puede llamar  “divina” a esta realidad nueva de la que participa.

 

Espiritualidad del coordinador quiere decir vivir y caminar según el Espíritu, vivir en Cristo, viviendo  actitudes que  lo configuran e identifican con El.

La vida espiritual es un camino, un proceso de santidad o de perfección, que se traduce en actitudes de fidelidad, generosidad y compromiso vital.

 

 

 

Entre sus rasgos podemos citar los siguientes:

 

a) Una espiritualidad a la manera de Jesús, buen pastor.

La persona de Jesús va a ser siempre un modelo de espiritualidad sobre todo la figura del Buen Pastor, que da la vida por sus ovejas, que no escatima esfuerzos en la búsqueda de las ovejas que se le han perdido, que las atiende, cura… Jn 10,11 ss

 

b) Una espiritualidad de comunión.

Una de las características de todo coordinador es la comunión. La común-unión profunda con Cristo y con cada uno de sus hermanos catequistas, con la Iglesia que es comunión: “Cristo la instituyó para ser comunión de vida, de caridad y de verdad” (LG 9).

El signo de la unidad entre los cristianos, entre los catequistas  es camino e instrumento de evangelización.

 

c) Una espiritualidad abierta a la novedad del Espíritu.

No habrá nunca evangelización posible sin la acción del Espíritu, El es quien desde los comienzo de la Iglesia actúa en cada evangelizador abierto a dejarse poseer y conducir por El, poniendo en los labios las palabras que por sí solo no podría hallar, preparando a la persona que escucha para hacerla abierta, acogedora de la Buena Nueva y del Reino anunciado… pastores, teólogos, catequistas, coordinadores que continuamente invocan con fe y fervor al Espíritu Santo y a dejarse guiar por El, como inspirador decisivo de sus programas, iniciativas, de su actividad evangelizadora.

 

d) Una espiritualidad enraizada en la realidad de sus hermanos catequistas.

El Espíritu hace que el coordinador comparta la vida con sus compañeros catequistas, que viva en carne propia los problemas de la comunidad, que sepa descubrir a Dios en los acontecimientos de la historia, como lugar donde El habla para decirnos lo que quiere de la comunidad, cuáles son sus intenciones sobre ella y en qué dirección desea que se oriente (GPCM 149).

 

Cuando el  coordinador vive esta dinámica de espiritualidad, como vivencia del misterio de Cristo, se siente más comprometido a asumir las otras  dimensiones del mensaje cristiano, especialmente la dimensión misionera, la urgencia de la actividad misionera brota de la radical novedad de vida, traída por Cristo y vivida por sus discípulos. Esta nueva vida es un don de Dios  y al hombre se le pide que lo acoja y lo desarrolle, si quiere realizarse según su vocación integral, en conformidad con Cristo.

 

RESPONDO A DIOS.

Como coordinador ¿Qué aspectos necesito trabajar o fortalecer  en mi proceso de madurez humana y cristiana? ¿Cómo lo voy hacer? es decir, señala los rasgos o las tareas concretas que te gustaría comenzar a trabajar

 

 

 

AGRADEZCO A DIOS.

Recitamos juntos la siguiente oración:

 

Dios  Padre,
Tú que nos enviaste a tu Hijo,
Líder de Lideres,
concédenos la gracia de que el
Espíritu Santo nos ilumine,
Para ser, como Cristo,
Lideres Veraces, Honestos,
Justos, Transparentes y Solidarios,
en la tarea que me encomiendas de guiar,
en mi familia, trabajo, sociedad,

Grupo de catequistas, ayúdame para

Que sepa hacerlo con generosidad,

trabajo en equipo, participación,

colaboración, respeto y responsabilidad.


Líbrame de  los prejuicios y de las barreras

que impiden la verdadera comunicación
Ayúdame a poner mi autoridad a tu servicio,
para que pueda ejercitarla con fe, sencillez

humildad y entrega generosa. Amén.

 

Terminamos recitando a dos coros  la siguiente oración:

 

Dios Padre estamos reunidos en tu nombre

Respondiendo al llamado que nos haces de animar,

promover y guiar el grupo de catequistas

que nos encomiendas.

 

Queremos hacerlo de la mejor manera,

por ello te pedimos tu gracia que nos ayude

a crecer en ese proceso de madurez humana  y cristiana.

 

Fortalece en nosotros la presencia

y acción del Espíritu Santo

que nos ilumine y oriente el camino.

Para poder realizar tu voluntad en todo momento.

 

Acompáñanos, fortalécenos y guíanos

en la tarea que nos encomiendas

Queremos dar lo mejor de nosotros,

queremos caminar unidos.

Ayudándonos, motivándonos y sobre todo

Orando los unos por los otros

en esta misma misión que realizamos

Llenos de fe y esperanza en Ti. Amé  

 

 

 

 

TEMA 3:

LA ORACIÓN EL DISCERNIMIENTO EN LA COORDINACIÓN.

 

OBJETIVO: Motivar a los catequistas coordinadores a consolidar su vida de oración, para que cimentados en esta experiencia busquen la voluntad de Dios en sus vidas y en el discernimiento de su diario vivir.

 

CANTO: “HOY EN ORACIÓN”.


 

Hoy en oración, quiero preguntar Señor,

quiero escuchar tu voz, tus palabras con amor.

Ser como eres Tú, servidor de los demás,

Dime ¿cómo, en qué lugar, te hago falta más?

 

DIME SEÑOR EN QUÉ TE PUEDO SERVIR,

DEJAME CONOCER TU VOLUNTAD.

DIME SEÑOR, EN TI YO QUIERO VIVIR,

QUIERO DE TI APRENDER, SABER AMAR.

 

Hoy quiero seguir, tu camino junto al mar,

Tus palabras, tu verdad, ser imagen de Ti.


 

 

ORACIÓN: “Secuencia al Espíritu Santo”


 

Ven, Espíritu divino,

manda tu luz desde el cielo,

Padre amoroso del pobre,

don de tus dones espléndido;

luz que penetra las almas;

fuente de mayor consuelo.

 

Ven, dulce huésped del alma,

descanso de nuestro esfuerzo,

tregua en el duro trabajo,

brisa en las horas de fuego,

gozo que enjuga las lágrimas

y reconforta en los duelos.

 

Entra hasta el fondo del alma,

divina luz, y enriquécenos.

Mira el vacío del hombre

si tú le faltas por dentro;

mira el poder del pecado

cuando no envías tu aliento.

 

Riega la tierra en sequía

sana el corazón enfermo,

lava las manchas, infunde

calor de vida en el hielo,

doma el espíritu indómito,

guía al que tuerce el sendero.

 

Reparte tus siete dones

Según la fe de tus siervos.

Por tu bondad y tu gracia

dale al esfuerzo su mérito;

salva al que busca salvarse

y danos tu gozo eterno. Amén.


 

 

VEO MI VIDA:

Organizamos a los catequistas coordinadores en grupos, dependiendo el número de participantes.

§        Entregamos el material: Una papeleta con las siguientes preguntas.

1.- ¿Cuál ha sido tu experiencia más importante de encuentro con Dios? ¿Por qué?

2.- ¿Qué formas de orar utilizas más y cómo te ayuda?

§        Les pedimos que compartan entre ellos.

§        Plenario: Para compartir, pidamos voluntarios que compartan lo que más les impresionó de lo que dijeron en sus grupos.

 

ILUMINAR CON LA PALABRA DE DIOS.

Se proclama la lectura de Mc 3, 13 – 15, y se guarda un momento de silencio.

 

INTRODUCCIÓN:

Un elemento esencial en la vida espiritual es la oración. No se puede ser un verdadero catequista coordinador, si no se tiene como sustento, la experiencia del encuentro con Dios a través de este medio privilegiado.

 

“La misión del catequista, sobre todo el catequista coordinador, que está llamado a desempeñar, requiere en él una intensa vida sacramental y espiritual, la familiaridad con la oración, y una profunda admiración por la grandeza del mensaje cristiano y por su capacidad para transformar la vida” (DCG; 1971; 114).

 

En el Evangelio de S. Marcos (3, 13 – 15), nos dice para qué nos elige, y llama a los Apóstoles: “Llamó a los que Él quiso… primero para que estuvieran con Él”. ¡Es lo más bello, que se puede decir de un catequista! Está tan unido a Cristo, que su vida no se entiende sin Él.

 

1.    Qué es la oración.

La oración, es el encuentro personal con Dios. Para que lo sea, es necesario que realmente estén presentes ambos interlocutores. El orante debe estar presente, desde su centro personal, allí donde él está, con todos los acontecimientos de su vida.

 

v   La oración tiene una base y un marco:

 

a)     La humildad es la base de la oración.

¿Desde dónde hablamos cuando oramos? ¿Desde la altura de nuestro orgullo y de nuestra voluntad, o desde “lo más profundo” (Sal 130, 14) de un corazón humilde y contrito? La humildad, es una disposición necesaria, para recibir gratuitamente el don de la oración: el hombre es un mendigo de Dios (S. Agustín).

 

b)     La fe es el marco donde alcanza realmente el significado la oración.

En la fe es donde se encuentra libre y amoroso entre el Creador y su creatura, más que eso: es el diálogo amoroso entre el Padre y el hijo redimido por Cristo, santificado por el Espíritu. Cuando la actitud de fe en el Dios vivo y personal acontece, inmediatamente la conciencia creyente lo expresa, invoca a Dios, hace oración.

 

 

 

 

v   Modos concretos de hacer oración.

 

a)     Oración vocal.

 

Es la que dirigimos a Dios en nuestro interior y la expresamos en fórmulas concretas y en sentimientos espontáneos. Es la forma de hablar con Dios, como quien habla con un amigo. Lleva a diversas actitudes ante Dios: pedirle los bienes materiales, pedirle perdón por las infidelidades, darle gracias por su amor y sus beneficios y reconocerle como Señor, ofreciéndole nuestra oración.

 

b)     Oración meditativa.

 

Esta se hace en el interior, teniendo en cuenta la memoria, la imaginación, la afectividad, la inteligencia y la voluntad. “La meditación es, sobre todo, una búsqueda, el Espíritu trata de comprender el porqué y el cómo de la vida cristiana para adherirse y responder a lo que el Señor le pide” (CEC 2705).

 

c)      Oración contemplativa.

 

La contemplación busca al “amado de mi alma” (Ct 1,7). Esto es a Jesús y en Él, al Padre. Es buscado porque desearlo es siempre el comienzo del amor, y es buscado en la fe pura, esta fe que nos hace nacer de Él y vivir en Él. En la contemplación, se puede también meditar, pero la mirada está centrada en el Señor (CEC 2709).

 

2.    La Lectio Divina.

 

La Iglesia ha querido rescatar esta forma de orar, que la ha empleado desde antiguo. Hacer una súplica desde una fe profunda, el Espíritu Santo.

1.      Lectura del texto: ¿Qué dice el texto en sí mismo?

2.      Meditación: ¿Qué nos dice el texto?

3.      Oración: ¿El texto qué nos hace decirle al Señor?

4.      Contemplación: silencio asimilativo, dejarse empapar del misterio divino.

5.      Acción: ¿A qué nos invita el Señor? ¿Qué acciones concretas nos pide que implementemos? ¿Qué acciones nos está pidiendo que dejemos de hacer? Según esta Palabra, ¿Cómo pensar, sentir, actuar?

 

3.    El discernimiento en la vida del catequista:

 

1.      ¿Qué es el discernimiento?

Es una acción de la inteligencia práctica, es aprender a reconocer la voz de Dios en el ámbito personal y en el de los acontecimientos del mundo de hoy, para confrontar nuestra voluntad con el querer de Dios y vivir más de acuerdo a su proyecto de salvación. Afecta a situaciones, valores o acontecimientos, que exigen tomar decisiones comprometedoras y responsables, esto lleva a la reflexión y a la prudencia. Es “DEJARSE LLEVAR”, y por eso es: DESCUBRIR LA FUERZA DE DIOS Y DEL MAL EN CADA UNO DE NOSOTROS.

El discernimiento puede ser personal y comunitario:

 

2.      Cómo discernir.

Hay opciones trascendentales que determinan la orientación de la vida, y hay opciones secundarias en las que se concretan las primeras. Es preciso saber: ¿Son decisiones mías?... o, ¿Son sólo imitación de lo que otros hacen? El hombre se define por sus decisiones y a éstas se llegan por un proceso.

 

Para captar los elementos del proceso se distinguen tres grandes momentos: VER, JUZGAR, ACTUAR.

 

Ver: La materia sobre la que se ha de discernir es la persona o la comunidad: su familia, el ambiente, las acciones y reacciones afectivas y psicológicas, el proceso de fe, el grado de maduración, etc.

 

Juzgar: El hombre necesita del discernimiento para llegar a ser persona, ya que a través de opciones libres, va configurando su personalidad. Toda opción en la Iglesia para construcción del Reino, exige un discernimiento en ESPÍRITU EN LA FE. La fe, le hará confrontar la realidad: iluminándola con la revelación personal de Dios y con la aceptación de ese plan como transformador de la misma. En el proceso de discernimiento, la persona y quien le ayuda a discernir han de orar, para pedir la luz y clarificar los movimientos del Espíritu y llegar a un juicio de verdadera libertad espiritual. La oración es un momento fuerte del discernimiento por la que se pide luz al Espíritu Santo y se dispone a su acción.

 

Decidir, actuar y confirmar. Con la decisión, le persona pone en juego su capacidad de libertad y de oblación, para convertirse en agente del destino y a través de este, en agente de la historia. En este momento, desemboca todo el proceso del discernimiento y la persona o la comunidad, se adhiere a lo que se considera lo mejor AQUÍ Y AHORA, en la confianza de hacer la VOLUNTAD DE DIOS.

 

La confirmación de la decisión tomada, la hacen terceras personas, que son conocedoras de la realidad: la autoridad inmediata, la comunidad más amplia, personas sensatas y prudentes, etc.

 

3.      Una técnica del discernimiento comunitario.

 

Vivificar en el grupo un clima de fe, de escucha a Dios y a los otros, de disponibilidad y de oración.

 

1.      Pero discernir es también “DEJARSE LLEVAR”, y por eso es: DESCUBRIR LA FUERZA DE DIOS Y DEL ALMA EN CADA UNO DE NOSOTROS.

2.      Precisar con exactitud el tema, objeto del discernimiento.

3.      Comenzar con un tiempo de oración que libere al corazón de afectos bloqueantes.

4.      Un momento de escucha; en el que cada uno exprese su experiencia de oración (sólo se escucha).

5.      Otro momento de oración.

6.      Una reunión de discusión y análisis de los argumentos que cada uno tiene y están iluminados por el Espíritu Santo.

7.      Fase de maduración del asunto, este lleva  a la fase deliberativa, lo ideal sería que llevara a una decisión unánime, si no se da, por lo menos a lo que la mayoría ha decidido como lo mejor.

8.      Confirmación  de la decisión tomada. Esta confirmación la hacen terceras personas que son conocedoras de la realidad: la autoridad inmediata, la comunidad más amplia, personas sensatas y prudentes, etc.

 

RESPONDO A DIOS:

“En un lugar X, hay una coordinadora de foranía que tiene 15 años en su cargo. Los primeros años, lo hizo muy bien: tenía en cuenta al sacerdote encargado de la catequesis, con él hacían reuniones frecuentes, estaba bien constituido el equipo y se preocupaba por la formación de los catequistas. Con el tiempo se fue acostumbrando poco a poco, a decidir por sí misma, sin consultar al sacerdote, ni a su equipo coordinador, intervenía en las parroquias, daba órdenes, exigía que se hiciera lo que ella decía, trataba mal a los catequistas, etc. No se le veía por ningún lado un rasgo de espiritualidad, caridad, comprensión. El sacerdote, pensó en destituirla del servicio de coordinadora, pero ella se resistía, porque según decía, no había nadie que la pudiera suplir, nadie tenía ni la preparación, ni la experiencia que ella había adquirido.

 

Aplicando los 8 pasos para un discernimiento comunitario, ¿Qué solución se le puede dar en este caso?

 

PLENARIO:

Compartir la solución y confrontar las actitudes de los participantes.

 

AGRADEZCO A DIOS:

MATERIAL: Entregamos papeletas pequeñas a los catequistas coordinadores.

·        En ambiente de oración, con música que nos invite al recogimiento, pensamos en lo que hemos visto en este tema.

·        ¿Cómo podemos responder a este llamado que nos hace como catequistas coordinadores?

·        Escribimos una oración a Dios, para que nos ayude a vivir de acuerdo a su voluntad, siempre unidos a Él, para dar un mejor servicio en la catequesis.

·        Entonamos el canto de ese día.

 

 

 

TEMA 4:

LA COORDINACION CATEQUISTICA EN EL MAGISTERIO

DE LA IGLESIA Y A LA LUZ DE APARECIDA

 

OBJETIVO:

A  la luz del Magisterio de la Iglesia y del documento de Aparecida, reflexionar en la coordinación catequística, descubriendo el fundamento o base de este servicio y el llamado a vivirlo como verdadero discípulo misionero.

 

ORACION.

Señor Jesús,

Tú que con piedras vivas edificas la Iglesia,

míranos con bondad a quienes realizamos

la tarea de coordinar, pues queremos prepararnos

para desempeñar mejor este servicio

Ilumínanos con la luz de tu Espíritu

para que podamos responder

con presteza a tu plan de salvación.

 

Pues a pesar de nuestras debilidades

nos has escogido, como coordinadores

de nuestros hermanos catequistas

haz que con nuestras palabras y ejemplos

los conduzcamos por el camino del bien.

 

Que sepamos ser reflejo de tu presencia

de tu amor y entrega por cada uno de los hombres

que sepamos ser signo de paz en la adversidad,

de fe en la incredulidad,

de esperanza en la desesperanza. Amén

 

VEO MI VIDA

EQUIPO 1

Leer el número 159 y 174 de la Guía Pastoral para la catequesis en México,

¿Qué nos dice en relación a la coordinación catequística?

A partir del servicio que cada uno realizamos ¿Qué luces descubrimos o qué mensaje nos da?

 

EQUIPO 2

Leer el número 206 y 225 de la Catequesis en América Latina

¿Qué nos dice en relación a la coordinación catequística?

A partir del servicio que cada uno realizamos ¿Qué luces descubrimos o qué mensaje nos da?

 

EQUIPO 3

Leer el número 272  y 273 del Directorio General para la Catequesis

¿Qué nos dice en relación a la coordinación catequística?

A partir del servicio que cada uno realizamos ¿Qué luces descubrimos o qué mensaje nos da?

 

EQUIPO 4

Leer el número 276-278 de  Aparecida

¿Qué nos dice en relación a la coordinación catequística?

A partir del servicio que cada uno realizamos ¿Qué luces descubrimos o qué mensaje nos da?

 

ILUMINAR CON LA PALABRA DE DIOS

Se proclama la lectura de Efesios 4, 1 – 13, y se guarda un momento de silencio.

 

La voz del Buen Pastor se sigue escuchando hoy a través de su Iglesia. Su Magisterio tiene también una palabra qué decirnos a los catequistas coordinadores.

 

¿Que es el Magisterio de la Iglesia?

Es el ministerio confiado por Cristo a la Iglesia  en el envío hecho a los apóstoles “Vayan y enseñen a todas naciones” (Mt 28, 19) Este se refiere a las enseñanzas ordinarias y extraordinarias de los Papas, Concilios y de los Obispos en el ejercicio de su ministerio docente.

 

COORDINAR ES SERVIR A LA MISIÓN DE LA IGLESIA.

La Iglesia continúa la misión de Cristo al preocuparse por llevar a todas las gentes con su vida y su palabra, la Buena Nueva. Vive para evangelizar, la tarea evangelizadora es su razón de ser. La encarnación del Evangelio y de la misma Iglesia, pide abarcar la vida de todo hombre, es la evangelización integral; ésta hace surgir lo nuevo de la Iglesia que es el fruto de la vida del Espíritu, nace donde hay fidelidad al mensaje, participación, continuidad y fidelidad en la organización. Esta es una tarea de la coordinación catequística en las comunidades que hacen la Iglesia diocesana.

 

Para estar al servicio de la misión de la Iglesia, la coordinación debe promover la unidad fundamental en las personas y la unidad en la misma acción catequística. Un objetivo claro aceptado por todos, es un buen instrumento para caminar hacia la unidad de la acción.

 

COORDINAR ES PONERSE AL SERVICIO DE LA IGLESIA.

La primera preocupación de quien coordina la catequesis ha de ser la vida de la comunidad: su situación y su ambiente concreto: sus limitaciones y carencias, sus preocupaciones y anhelos, sus valores y contravalores, sus luchas. El coordinador ha de ser capaz de percibir y vibrar con la vida concreta y desde ahí, ser capaz de desarrollar la vida de sus hermanos según el Evangelio.

La coordinación en cualquier campo o nivel de la Iglesia, es indispensable para la comunión y la vida. Coordinar es abrir perspectivas, confiar, valorar a todos, ayudar a recuperar entusiasmo, unir, integrar los diferentes carismas.

 

El Directorio General para la Catequesis en los números 272 y 273 dice:

“La coordinación de la catequesis es una tarea importante en una Iglesia particular. En esa coordinación  se pueden considerar dos vertientes:

 

1.- Al interior  de la catequesis, entre las diversas formas de la catequesis dirigidas  a las edades y ambientes sociales.

 

2.- Dirigida a la vinculación de la catequesis con otras formas de ministerio de la palabra y con otras acciones evangelizadoras

 

La coordinación de la catequesis no es un asunto meramente estratégico, en orden a una mayor eficacia de la acción evangelizadora, si no que tiene una dimensión teológica de fondo. La acción evangelizadora debe estar bien coordinada porque toda ella apunta a la unidad de la fe que sostienen todas las acciones de la Iglesia.

 

En este apartado se considera

§        La coordinación  interna de la catequesis, con vista a que la Iglesia particular ofrezca un servicio de catequesis unitario y coherente.

§        la vinculación entre la acción misionera y la acción catecumenal, que se implica mutuamente en el contexto de la misión” misión ad gentes” o de una “Nueva evangelización”

§        La necesidad de una pastoral educativa bien coordinada, dada la multiplicidad de agentes educativos que inciden en unos mismos destinatarios, fundamentalmente niños y adolescentes.

 

El propio Concilio Vaticano II ha recomendado vivamente la coordinación de toda la acción pastoral para que resplandezca mejor la unidad de la Iglesia particular.

 

Este ha desencadenado todo un movimiento de renovación profunda en la Iglesia invitando a volver a las fuentes. Este proceso de renovación Conciliar ha recibido el nuevo impulso con la Nueva Evangelización y la realización del Gran Jubileo de la Encarnación que se ha vivido; un  nuevo llamado ha recuperar en toda su frescura la vitalidad de la Buena Nueva, siempre capaz de formar hombres nuevos y de crear un mundo nuevo. El misterio de la coordinación catequística al enraizarse y alimentarse de sus fuentes, se nos presenta no sólo con nuevas perspectivas sino con toda su importancia en la vida de la Iglesia y con su frescor Evangélico.

 

 

 

 

LA COORDINACION AL SERVICIO DEL PROCESO INTEGRAL DE EVANGELIZACION.

 

El  Directorio General para la catequesis en los números 276 y 277 refiere:

“Al definir la catequesis como un momento del proceso total de la Evangelización, se plantea necesariamente el problema de la coordinación de la acción catequética con la acción misionera que la procede, con la acción pastoral que la continúa. Hay un efecto, elementos que preparan a la catequesis o emanan de ella”.

 

En este sentido, la vinculación entre el anuncio misionero que trata de suscitar la fe y la catequesis de iniciación, que busca fundamentarla, es decisiva en la evangelización.

De algún modo, esta coordinación es más clara en la situación de la misión “ad gentes” los adultos convertidos por el primer anuncio ingresan al catecumenado, donde son catequizados.

 

En la situación que requiere una “Nueva evangelización”, la coordinación  se hace más compleja, puesto que a veces se pretende impartir una catequesis ordinaria a jóvenes y adultos que necesitan antes un tiempo  de anuncio en orden a despertar su adhesión a Jesucristo. Problemas similares se presentan en relación a la catequesis de los niños y a la formación de los padres. (CT 19.42) Otras veces se ofrecen formas de catequesis permanente a adultos que necesitan, más bien, una verdadera catequesis de iniciación.

 

La situación actual de la evangelización postula que las dos acciones: el anuncio misionero y la catequesis de iniciación, se reciban coordinadamente y se ofrezcan en la iglesia particular, mediante un proyecto evangelizador misionero catecumenal unitario. Hoy la catequesis debe ser vista, ante todo, como la consecuencia de un anuncio misionero eficaz. La referencia al Decreto Ad Gentes, que sitúa al catecumenado en el contexto muy válido para toda la catequesis (cf Ad Gentes 11-15).

 

El servicio de la coordinación es una exigencia del mismo ministerio de la Iglesia, exigencia que  busca no sólo la eficacia, sino sobre todo, la fidelidad al acontecimiento central de la persona de Cristo. Desde esta perspectiva cada generación de cristianos y cada comunidad eclesial, está invitada a revisar este servicio, modificarlo, vivirlo a la luz de Cristo mismo.

 

“El ministerio de la coordinación se ejerce en el Espíritu de Jesús que se hace siervo para que la comunidad crezca como colaboradora del proyecto de Dios (GPCM 174).

 

EL CATEQUISTA COORDINADOR A LA LUZ DE APARECIDA.

 

El documento de Aparecida nos convoca a ser discípulos y misioneros, este llamado se torna peculiar y urgente para los  catequistas coordinadores.

 

 

 

El catequista  coordinador es discípulo misionero de Cristo.

El catequista coordinador es aquel que habiendo sido llamado por Jesucristo, responde generosamente a la voluntad de seguirlo en una comunidad de fieles, donde discierne cuál es su misión en la Iglesia y en la sociedad. Esta lección y llamada de Jesús es personal y pide oídos de discípulo (Is 50, 4) atentos para escuchar y prontos para obedecer, se trata de una respuesta de amor a una llamada de amor.

 

El carácter misionero de los discípulos se expresa definitivamente cuando Jesucristo después de su resurrección, los hace partícipes de su vida, les entrega el Espíritu Santo y les reitera la misión: “Como el Padre me ha enviado, yo también los envío a ustedes, reciban el Espíritu Santo” (Jn 20, 21-22).

 

Todos lo catequistas coordinadores como miembros de Cristo Vivo están llamados  a ser misioneros y a colaborar en la edificación de su cuerpo, para llevarlo cuanto antes a la plenitud.  Por lo tanto, la formación del coordinador debe tener como meta la identificación con Jesús hasta llegar  a tener sus mismos sentimientos que corresponden a quienes están unido a El (Flp 2, 5).

 

Es indispensable por lo tanto, que el catequista coordinador se forme y participe activamente en la vida de la comunidad parroquial, con una formación sólida diferenciada, que profundice en el misterio de la comunión y misión de la Iglesia. En la comunidad de discípulos y en la comunión de la Iglesia, el coordinador recibe de Jesucristo el Espíritu de la verdadera misión y de El aprende el verdadero estilo misionero, que deberá distinguirse por el amor misericordioso y preferencial por los más pobres.

 

La vocación de catequista coordinador que incluye ser discípulo y misionero requiere una clara y decidida opción para formarse continuamente. Se trata de profundizar, ante todo el encuentro con Jesucristo que es el único que puede cambiar nuestras vidas. El documento de Aparecida  señala entre otros lugares de encuentro con Jesús los siguientes:

 

1.- La Sagrada  Escritura leída en la Iglesia.

2.- La Sagrada Liturgia, la Eucaristía es el lugar privilegiado del encuentro del discípulo con

     Jesucristo.

3.- En la oración personal, camino para cultivar una amistad profunda con el Señor.

 

PERFIL DEL CATEQUISTA COORDINADOR DESDE APARECIDA.

 

Con clara conciencia de ser discípulo misionero.

Conciencia histórica y capaz de leer los signos de los tiempos.

Defensores incansables de la dignidad humana, la vida, la familia, el medio ambiente, la esperanza, el amor…

Deseos de avanzar en la santificación y capacidad de ayudar a los demás a santificarse.

Capacidad de vivir en comunión y construir la comunidad.

Clara conciencia social.

Promotores de la reconciliación y la solidaridad.

Catequistas que se han encontrado con Cristo y conducen al encuentro con El.

Con conocimientos suficientes en Biblia, liturgia, oración, vida comunitaria, religiosidad popular, espiritualidad mariana…

Capaces de impulsar procesos integrales de la persona.

Con habilidad para acompañar personalmente  y a comunidades.

Disposición de trabajar en la parroquia en una pastoral de conjunto.

Inquietos para promover procesos catequizadores en movimientos y nuevas comunidades.

 

RESPONDO A DIOS.

Después de reflexionar a la luz del Magisterio de la Iglesia el servicio de coordinación  ¿Cuál es la invitación más fuerte que  Dios me hace?

De los documentos vistos en este teme, elige uno y continúa profundizando, descubriendo las luces que te ayuden a un mejor desempeño de tu servicio.

 

AGRADEZCO A DIOS.

 

MONICIÓN: Señor te agradecemos la palabra de la Iglesia que nos ilumina y orienta en nuestra tarea de coordinación, haz que continuemos reflexionando  y dejándonos iluminar, de manera que nuestro ser de coordinadores vaya siempre orientado por el querer tuyo y de la Iglesia.

 

Se termina recitando a dos voces la siguiente oración:

             

Ser coordinador es aceptar el  llamado de Dios a servirlo

Es dejar todo y ponerse en camino tras sus pasos,

es compartir la vida, la fe con los compañeros catequistas

es descubrir la presencia del Señor en lo cotidiano de la vida.

 

Ser coordinador, es aprender de Jesús, el gran Maestro

buscarlo como modelo de vida,  como guía de un grupo

seguir sus huellas por el camino que nos va señalando.

Es ver con mirada del Evangelio,

dejarnos abrir los ojos como el ciego de Jericó,

para aprender a ver desde la mirada de Dios.

 

Ser coordinador, es construir comunidad.

Convencidos de que la vida se va construyendo unidos

La fe se fortalece al compartirla

Los temores desaparecen al compartirlos con los demás

Y la esperanza se hace presente en la vida  compartida.

 

Ser coordinador,  es decir diariamente:

Quédate Señor Jesús, acompáñanos

Ilumínanos, sostennos, consuélanos

Tú que eres la vida quédate a nuestro lado

Para que podamos ser signo de ella

para cada uno de  nuestros compañeros catequistas

Y para cada una de las personas

con quienes me encuentro

en mi diario vivir. Amén 

 

 

 

 

TEMA 5:

LOS ESTILOS DE CONDUCCIÓN, EQUIPO DE

TRANAJO Y ANIMACIÓN DEL GRUPO.

 

OBJETIVO: Ofrecer a los catequistas coordinadores, las bases de un trabajo en equipo y la animación de un grupo, para que en su servicio las puedan emplear.

 

CANTO: “Por eso canta”


 

Somos un pueblo nuevo, que empieza a caminar,

En medio de tanta niebla y de inseguridad.

Somos un pueblo nuevo, que ofrece un corazón,

A todo el que abierto escucha, esta alegre canción.

POR ESO CANTA, CANTA CONMIGO,

ÁNIMO AMIGO, HAY QUE LUCHAR. (2)

 

Somos un pueblo nuevo, que ama la libertad,

Y va venciendo los vicios a fuerza de voluntad.

Somos un pueblo nuevo, que mira la realidad,

Denuncia las injusticias, no admite complicidad.


 

 

ORACIÓN:

¡Ven Espíritu Santo! Guía a todos los catequistas que están viviendo el ministerio de Jesús Buen Pastor y Maestro de la verdad. Fortalécenos ante los desafíos que se presentan al enfrentarnos a la realidad que vive la sociedad y el proyecto catequístico que tiene la parroquia. Danos sabiduría para resolver los conflictos en la comunidad y unir esfuerzos para construir tu Reino. ¡Ven Espíritu Santo! Santifícanos, quita de nosotros el miedo, la apatía y la pereza. Danos la fuerza para realizar los planes de tu corazón. Amén.

 

VEO MI VIDA:

Organizamos a los catequistas coordinadores en grupos, dependiendo el número de participantes.

§        Entregamos el material: Papeletas con el estilo de conducción a desarrollar.

§        Les pedimos que escenifiquen el estilo de conducción que les tocó, puede ser sociodrama, teatro guiñol, etc.

§        Plenario. Compartimos las características que hay en los modelos que presentaron.

 

PAPELETAS CON LOS ESTILOS DE CONDUCCIÓN:

 

Autocrático: Intenta favorecer la vida del grupo instaurando jerarquías no funcionales, sino esenciales. Es prejuicioso y desvalorizante. Es un dictador, un modelo autoritario. Desde la forma de sus intervenciones, lo hace indicando procedimientos, sin explicar los “porqué”; ordena y decide por el grupo; acumula información y utiliza palabras como “deberías”, “tienes que”, con voz crítica, cortante. Desde lo corporal, presenta ceño fruncido, brazos cruzados o caídos a ambos lados y cabeza erguida. La actitud general es distante.

 

 

Abandónico: Deja hacer a los miembros del grupo lo que quieran, aún cuando el grupo no resuelve sus dificultades. Es indiferente a las situaciones que causan dilema. Está centrado en sí mismo. No ve la relación grupo-tarea (o no la marca). Utiliza frases como: “si quieres”, “háganlo ustedes”, “cuando quieras”, “donde quieras”. La actitud general es indiferente.

 

Acompañante: Es organizador, firme, solidario, cálido. Permite vivir, trabajar, gozar, jugar, programar. Confiado, con prudencia, complementario. El modelo es democrático. Utiliza frases como: “Puedes hacerlo, intenta”, “eres capaz”. Es natural, cordial, seguro, interesado en el otro. Su actitud corporal es vierta con el tronco hacia delante, los brazos abiertos. Su actitud general es amable.

 

PLENARIO:

Confrontar con los diferentes estilos expuestos y las ideas que se viven en las diferentes formas de conducción de un grupo.

 

ILUMINAR CON LA PALABRA DE DIOS:

Se proclama la lectura de 1Cor 12, 12 – 20, y se guarda un momento de silencio.

 

Entre las habilidades que debe desarrollar el catequista coordinador, está el de saber trabajar en equipo y promover este estilo de trabajo. Se sabe el coordinador y no un celoso protagonista que impida la participación de los demás.

 

1.      EL TRABAJO EN EQUIPO: ELEMENTOS A CONSIDERAR.

 

Al hablar de trabajo en equipo, nos referimos a un grupo de gente bien organizado, cada uno con sus correspondientes responsabilidades y tareas perfectamente definidas, teniendo a la cabeza un líder, aceptado por todos y quien será el guía, para que el equipo, a través de ciertas reglas, oriente sus esfuerzos en forma comprometida en un mismo sentido. Requiere elementos que le permitirán lograra los objetivos comunes:

 

Los roles de los participantes. Se refiere a los conocimientos, experiencia, pericia o habilidades de los integrantes del equipo. Se valora la importancia de la complementariedad por cuanto cada integrante hace un aporte diferente que permite la consecución de los resultados esperados.

 

La comunicación. Es un factor definitivo que permite mantener enterados a todos los integrantes del equipo de lo que ocurre y establecer un clima organizacional adecuado por cuanto permite que se expresen los acuerdos y desacuerdos en la gestión que se realiza.

 

Liderazgo. Es un aspecto que permite motivar y animar a los integrantes y tener claridad en las metas que se persiguen. Los líderes, son aquellos que visualizan el objetivo y trasmiten a todos el impulso requerido, para que el desempeño no decaiga, sino que por el contrario, se incremente.

Reconocimiento. Cada integrante, debe percibir que recibe el reconocimiento que merece, ya que les permite fortalecer su compromiso con el equipo.

 

Compromiso. Una vez que los integrantes del equipo establecen vínculos con los demás integrantes y que se identifican con los propósitos, para los cuales está creado el grupo se genera el sentido de pertenencia, que hace del compromiso una característica que cohesiona mucho más a los miembros del equipo.

 

2.      ACTITUDES DEL TRABAJO EN EQUIPO.

 

El equipo, es una entidad emocional, que permite desarrollar en mayor o menor medida la personalidad de cada uno y la cohesión de todos dentro del mismo. Por ello, es necesario, considerar las actitudes que coadyuvarán al trabajo en equipo:

 

a)     Ser capaces de poder establecer relaciones satisfactorias con los integrantes del equipo.

b)     Ser leales consigo mismo y con los demás.

c)      Tener espíritu de autocrítica y de crítica constructiva.

d)     Tener sentido de responsabilidad para cumplir con los objetivos.

e)     Tener capacidad de autodeterminación, optimismo, iniciativa y tenacidad.

f)       Tener inquietud de perfeccionamiento, para la superación.

g)     Escuchar para entender.

h)     Ser puntual.

i)       Exponer el mensaje con claridad.

 

3.      LA PARTICIPACIÓN Y MOTIVACIÓN EN EL TRABAJO EN EQUIPO.

 

Los indicadores más importantes que impactan en la integración de un equipo son: la participación y motivación. Entendiendo la primera como aquella en la que la persona se siente parte del grupo, y la segunda, corresponde a despertar en la persona el interés por hacer algo.

 

La motivación debe ser:

a)     Despertada: A través del conocimiento de las necesidades, deseos o interés de las personas que conforman el equipo.

b)     Mantenida: Cuando las necesidades de cada una de las personas son satisfechas y se percibe una utilidad.

c)      Orientada: A través de una actividad útil y relacionada con la realidad 

 

 

4.      LA ANIMACIÓN DEL GRUPO.

 

Una de las principales tareas del coordinador, es la animación, es todo gesto humano, que tenga la finalidad de dar vida. Animar es dar “alma”. Más que una actividad particular, debe ser considerada, como una cualidad del actuar humano.

El dilema básico de los líderes, está entre aquello que ellos creen que es deseable y lo que de hecho realizan en la práctica. Los líderes eficientes, se hacen a sí mismo preguntas como estas: ¿Hasta qué punto puedo ser democrático?, ¿Qué tanto debo ser más imperativo?

 

a)     Comportamiento del liderazgo.

 

Centralizado en el líder.


 

Dice                Convence                   Consulta                    Participa                    Delega

 

 

Si extendemos la línea en cualquiera de los extremos, obtenemos la autocracia o la renuncia. El coordinador autocrático, transgrede los valores del auto-respeto de los subordinados. El líder irresponsable que renuncia, infringe el concepto de liderazgo, que permite realizar la tarea.

 

El dibujo relaciona diferentes tipos de comportamiento de los líderes, con el equilibrio del poder de los líderes y los miembros del grupo.

 

Diciendo: Dice lo que se ha de hacer.

Convenciendo: Toma decisiones y trata de convencer al grupo para que las acepte.

Consultando: Los miembros son consultados, entonces el líder toma las decisiones.

Participando: El líder participa en la discusión como un miembro más.

Delegando: Entrega todo al grupo para que él tome las decisiones.

 

b)     Funciones claves para un liderazgo eficiente.

Los líderes pueden mejorar su desempeño y eficiencia a través de una capacidad de influir en el grupo y sus miembros, en el sentido de lograr realizar una tarea común. En la práctica, eso significa:

·        Asegurarse de que la tarea sea realizada.

 

El coordinador debe tener en cuenta la importancia del cumplimiento de la tarea, pues su omisión propicia la desintegración del grupo y la insatisfacción del individuo. Por tanto, la responsabilidad primordial del coordinador comprende la realización de las tareas del grupo de catequistas y sus principales contribuciones en el sentido de obtener resultados esperados, eso depende de:

 

Determinar objetivos: Definir objetivos importantes, de manera clara y por escrito.

 

Planear las actividades necesarias y organizar el programa: Se debe organizar una lista de todas las actividades importantes por hacer y ordenan esas tareas según las prioridades.

 

Aclarar los deberes y las responsabilidades: El coordinador debe definir de la manera más clara posible todas las responsabilidades y autoridades delegadas en presencia de todos los miembros del equipo.

 

Desarrollar la cooperación: El coordinador y los miembros del equipo, deben trabajar juntos, cumpliendo cada cual con sus responsabilidades.

 

Establecer puntos de control: Determinar dónde y cuándo pretenden revisar los progresos conseguidos mediante la evaluación. Esto para resolver problemas, determinar correcciones y hacer los ajustes necesarios.

 

·        Desarrollar y satisfacer las necesidades individuales dentro del grupo.

 

Al ignorar las necesidades de los individuos, veremos reducida la eficiencia, tanto de la tarea como del equipo. Al sentirse frustrados o infelices, ellos no darán su contribución máxima a la tarea común o la vida del grupo en la organización del espíritu del equipo.

 

RESPONDO A DIOS:

MATERIAL: Entregar a cada participante una papeleta, para que escriba su compromiso.

o       Dejamos unos momentos de silencio, invitando a los catequistas coordinadores que traigan a su mente todo lo que les haya impresionado este día, y lo pongamos en manos de Dios.

o       Escribimos en la papeleta, cuál actitud queremos cultivar con más compromiso, parta dar un mejor servicio a la Iglesia.

o       Compartimos con una compañera (o) la razón de la elección.

 

AGRADEZCO A DIOS:

Se invitará a todos, a que en este momento tomen conciencia de que el ser conductor de un grupo, es ser compañero, amigo, guía, pastor. Y que el mejor ejemplo de alguien que sabe conducir y acompañar a las personas es Jesucristo Buen Pastor.

*Se reparte a los participantes una hoja, con las siguientes frases:

Jesús invita a ser pastor de los demás, para llevarlos a Dios.

“Confiado en ti Jesús, me siento capaz de amar y guiar. Tu vara y tu cayado me dan seguridad”.

 

Tener una mesa con la Palabra de Dios, y una vara o bastón delante de ella.

 

§        Estando todos de pies, en semicírculo, frente a la Palabra, una persona proclama el Salmo 23. Al terminar, se coloca el compromiso por escrito.

§        El animador de la celebración, señalando la vara dice: “Jesús el Buen Pastor, nos conduce y nos lleva por buen camino”.

§        Los demás contestan: “Señor, quiero dejarme guiar por ti, confiar plenamente en tu bondad”.

§        Enseguida al animador, toma la vara y al momento de entregarla al primer coordinador le dice la frase 1 del papel que se entregó. El catequista al recibir la vara dice la frase 2. Luego entrega la vara, al que está más cercano, siguiendo la misma dinámica. Así, hasta que todos hayan recibido la vara.

 

Para concluir, se puede hacer la siguiente oración: “Gracias por dejarme ser pastor, como tú lo eres. Gracias por el don de conducir hacia tu amor. Tu amor y tu bondad me acompañarán todos los días de mi vida”. Amén.

 

 

TEMA  6:

LA COMUNICACIÓN EN LA COORDINACION Y MANEJO DE CONFLICTOS

 

 

OBJETIVO: Brindar los elementos que favorecen una buena comunicación y el  adecuado manejo de conflictos, de manera que ayuden al coordinador en el desempeño de su misión.

 

ORACION.

Señala la estrofa  que más te llame la atención reflexionando  el mensaje que descubres en ella

 

1.      La comunicación es de doble vía. Implica el arte de escuchar y el arte de hablar. Así aparece el diálogo.

2.      No de por supuesto que le han entendido. Asegúrese. Tampoco intente adivinar el pensamiento de la otra persona. Pregunte.

3.      No hay peor sordo que quien no quiere oír”. Cuando existe interés por la otra persona se capta el verdadero mensaje.

4.      Se necesita ser asertivo en el hablar. Decir lo que se piensa, sin miedo a herir al otro y sin cobardías. Con entereza pero sin ofender.

5.      La comunicación tiene como vehículo, además de las palabras, los gestos, la mirada, el tono de voz. El cuerpo habla.

6.      El mensaje debe ser claro y directo. Sin adornos innecesarios, ni pedantería. Sencillez y claridad son cualidades que todos añoramos en los demás y que los demás esperan de nosotros.

7.      Saber preguntar es un arte que conviene aprender. Después, escuchar para aprender.

8.      Cuando alguien le hable otórguele toda la atención. El cuerpo y la mente deben estar con esa persona. No haga dos cosas al tiempo.

9.      No exija que los demás le escuchen: Gánese la atención. No exija que los demás le comprendan: Hágase entender.

 

VEO MI VIDA

Aspectos a compartir:

1.- Cómo es el clima en este momento

2.- Mi nombre, parroquia en la que sirvo y tiempo que llevo como coordinador

3.- El valor que tiene para mí el grupo de catequistas

4.- Una de las mayores dificultades que he encontrado  como coordinador

5.- Uno de mis mayores logros como coordinador

6.- En qué me ha ayudado el servicio que realizo como coordinador

 

 

 

 

ILUMINAR CON LA PALABRA DE DIOS.

Se proclama la lectura de Hechos 2, 42 – 47, y se guarda un momento de silencio.

 

Si el catequista está llamado a ser un fiel comunicador del mensaje evangélico, con mucha mayor razón el coordinador de catequistas debe ser un maestro en comunicación.

Hoy en día se confunde el hablar mucho con comunicar y la comunicación va más allá de decir palabras, de transmitir conceptos, es la relación de dos o más personas que aún teniendo diferentes ideas y razonamientos se dan a conocer a través de la palabra, gestos y actitudes.

 

 ¿QUÉ ES LA COMUNICACIÓN?

En sentido general es un proceso humano por el cual se transmite un mensaje o contenido desde un emisor que lo elabora, a un receptor que lo acoge e interpreta. La comunicación es un hecho radicalmente humano, aunque en sus formas primitivas existe en la naturaleza animal.

 

Es una dimensión del ser humano, antes que un hacer, es un modo de ser

Es un proceso complejo, en el cual se envía y recibe mensajes, no sólo de persona a persona, sino también a través de medios como: lenguaje, televisión, internet, radio, escritura, gestos, señales…

Es la capacidad para expresar con exactitud un mensaje, según la capacidad de la persona que se trata.

Es la capacidad de escuchar atentamente para comprender los mensajes de quien habla

Sintonizar en la misma línea el comunicador y el receptor.

 

El ser humano es comunicativo por naturaleza. Sus riquezas interiores no pueden quedar detenidas y agotadas en sí mismo, sino que se proyectan necesariamente hacia los demás.

Al mismo tiempo desea recibir los mensajes que los otros emiten a fin de confrontarlos con las propias riquezas interiores y reaccionar con aceptación o rechazo, con satisfacción o insatisfacción.

 

a)     La finalidad de la comunicación

El tema de la comunicación debe ser muy importante en la vida del catequista coordinador ya que la capacidad de comunicarse debe ser eficiente para que ésta le permita ejercer influencia sobre las actitudes y las acciones de sus  compañeros, pero sin ningún afán de manipular. Nunca debe de perder de vista que la comunicación garantiza:

Transmitir información.

La comprensión clara del mensaje.

Obtener acciones concretas.

Convencer.

 

 

 

 

b)     Resultados de una buena comunicación

Cuando el coordinador desarrolla una adecuada comunicación con sus compañeros catequistas, ésta traerá consigo un desencadenamiento de buenos frutos ya que con ello logra:

 

1.      Que el grupo se relacione y logre la comunicación entre todos

2.      Transmitir sentimientos y deseos

3.      Que los catequistas participen en el quehacer reflexivo y común  e incluso que desarrollen sus capacidades intelectuales, afectivas, morales y sociales.

4.      Desarrollar la comprensión mutua sin malentendidos

5.      Que se favorezca la convivencia serena. La relación con el otro se torna en un trato amable

6.      Una mejor solución de los conflictos. Se adquiere la habilidad para solucionar los problemas con claridad.

Motivación mayor en quien nos escucha. Se estimula la confianza entre los

7.      catequistas

 

¿CÓMO SE COMUNICA?

Para entablar una buena comunicación siempre se debe tener en cuenta, no sólo a las personas, sino también al mensaje que se está escuchando o transmitiendo. Para que la comunicación sea efectiva es necesario tener en cuenta lo siguiente:

 

ASPECTOS QUE FAVORECEN LA COMUNICACIÓN.

a) Tener conciencia de:

§        Quién es la persona con la cual estoy hablando.

§        Qué estoy tratando de decir. Qué tipo de información deseo transmitir.

§        con el mensaje ¿Qué debo dejar fuera?

§        Por qué quiero comunicar este mensaje. Porqué el o ella deben recibir la información.

§        Cuándo debo transmitir, cuándo la persona está lista.

§        ¿Cómo debo comunicar esto?

 

b) Medios para cultivar la comunicación.

Hablar en positivo.

Expresión sincera.

No interrumpir a quien habla.

Dar la palabra a quien desea hablar.

Conversar sobre temas de interés común.

Expresión serena y clara.

 

 

 

 

 

c) Barreras que impiden comunicarse.

Distorsionar la información.

Transformar las deducciones en hechos.

Confundir el significado de las palabras.

Hacer preguntas erradas.

Dar argumentos para justificar el punto de vista.

 

d) Aspectos que se deben evitar:

El padecimiento llamado verborrea que consiste en decir muchas palabras, pero poco mensaje.

La expresión rebuscada o artificial alejada del nivel cultural de la gente

Atención aparente sin interés por quien nos habla

Lenguaje muy reducido o vulgar

Hablar mucho en primera persona

Preguntas inoportunas

Callar por temor a herir con la verdad. Regla de oro: prudencia y sentido común

Aparentemente escuchar pero estar haciendo otras actividades al mismo tiempo

 

 

MANEJO DE CONFLICTOS:

 

CONFLICTO.

El conflicto es un hecho de vida en cualquier relación, sea en casa, en la catequesis, en el trabajo o en la vida social, cuando las personas se reúnen regularmente o  están implicadas en cuestiones de gran significado, las diferencias aparecen.

 

Cuando se da un conflicto individual o en grupo y no se sabe resolver correctamente,  las personas suelen quedar ofendidas, amargadas o defensivas. Algunas veces el conflicto conduce a que se acabe la relación, en una palabra el conflicto es un choque, un desacuerdo donde se ven amenazadas las relaciones, las necesidades  y los valores.

 

En la vida de todo grupo los conflictos no están ausentes, una mala comunicación y otros muchos factores crean dificultad en las relaciones personales. El poder manejar estos conflictos es una  tarea irrenunciable del catequista coordinador, por ello, debe estar preparado para manejar inteligentemente los conflictos que se presentan en la catequesis y con sus compañeros catequistas. Estos surgen naturalmente debido a que las personas poseen creencias, sentimientos y deseos divergentes.

 

De no manejarse con cuidado, estos conflictos pueden causar sentimientos de inseguridad, exclusión, irritación y frustración.

 

 

 

 

DINAMICA DE TRABAJO.

 

Reflexionar y compartir las siguientes preguntas:

1.- ¿Cuáles son los conflictos más frecuentes a los que te enfrentas como coordinador en la catequesis o grupo de catequistas?

2.-  ¿Cómo los solucionas? ¿Qué es lo qué mas te ha ayudado?

 

Los conflictos pueden suscitarse debido a:

 

La Rivalidad.

Una inadecuada comunicación.

Rumores.

Atmósfera de intolerancia.

Dificultad en el compartir.

Expresión equivocada de las emociones.

 

Pero aunque el conflicto sea inevitable se pueden tener resultados constructivos o destructivos. Es más probable que el conflicto tenga efectos constructivos cuando el catequista coordinador:

 

Lo reconoce o prevé.

Comprende su potencial.

Da la atención adecuada a las formas para manejarlos bien.

 

CONFLICTOS SALUDABLES

Los grupos donde no sucede nada importante que permita el desafío de las personas, tienen más posibilidad de morir que los grupos donde ocurren diferencias. El conflicto puede ser saludable cuando es utilizado:

 

Para comprender.

Para clarificar expectativas y funciones.

Para fortalecer relaciones.

 

El conflicto tiene valor dentro del grupo porque:

Destaca los problemas que requieren atención.

Provoca clarificaciones.

Puede dar vigor al catequista coordinador para luchar por soluciones permanentes.

Dirige los esfuerzos del grupo. 

 

 

PASOS PARA ABORDAR UN CONFLICTO

Los pasos a seguir cuando el conflicto es entre dos personas y se tiene que intervenir

Detectar: personas.

 

Solicitar información: hacer preguntas para entender mejor ¿Qué sucede? ¿Cuándo? ¿Por qué…?

Definir problema.

Explorar las consecuencias que cada uno escoge.

Solución: seguir alternativas.

 

Cuando el conflicto es personal.

Evitar presentaciones emocionales.

Tratar  solo una cuestión.

Ser claro y directo.

Transmitir sus sentimientos.

Tener cuidado con las provocaciones.

Admitir abiertamente sus errores.

Escoger la solución más aceptable.

 

El catequista coordinador debe discernir con prudencia y serenidad la solución de los conflictos que se presentan. Desde recomendar la autonomía en las decisiones y en ocasiones sugerir la consulta a otra persona capacitada. El pedir consejo ante los problemas no es síntoma de debilidad, sino gesto de prudencia y sabiduría.

 

RESPONDO A DIOS.

En un momento de silencio, retoma los conflictos que han surgido en el grupo que acompañas y señala dos acciones concretas a trabajar para la solución o manejo de los mismos.

 

AGRADEZCO A DIOS.

1.      Feliz el coordinador, que facilita la verdadera comunicación, la convivencia y el servicio a los demás

 

2.      Feliz el coordinador, que al  comunicarse con los demás, desarrolla su capacidad de escucha, acogida, respeto y sinceridad, porque está haciendo presente los valores del Reino de Dios.

 

3.      Feliz el coordinador, que no bloquea la comunicación sino que por el contrario la promueve como un valor necesario e indispensable para el crecimiento de sí mismo y de los demás.

 

4.      Feliz el coordinador, que apuesta por las relaciones interpersonales, porque habrá entendido el sentido y valor de su misión.

 

5.      Feliz el coordinador que reconoce el conflicto, porque esta dando el primer paso para solucionarlo

 

6.      Feliz el coordinador que asume y enfrenta el conflicto porque está reconociendo el proceso de crecimiento y de madurez del grupo

 

7.      Feliz el coordinador que con valentía y decisión busca solucionar los conflictos que se van presentando en el grupo, porque sabe asumir su papel

 

8.      Feliz el coordinador  que con espíritu evangélico discierne los conflictos buscando realizar la voluntad de Dios en su vida y en la del grupo, porque está siendo fiel a la misión que el Señor le encomienda. Amén

 

 

 

TEMA 7:

CÓMO PREPARAR Y DIRIGIR UNA REUNIÓN Y PROGRAMACIÓN

 

OBJETIVO: Ofrecer a los catequistas coordinadores, los elementos necesarios para el mejor desempeño y eficacia de una reunión y programación, tanto en la preparación como en su realización.

 

CANTO: “Incienso de Dios”

 

ORACIÓN:

TODOS:           Señor Jesús, ayúdanos a recordar siempre cuál es nuestra misión en la Iglesia y en el grupo de catequistas.

CORO 1:          El jefe maneja a los demás, pero un verdadero coordinador, los guía.

CORO 2:          El jefe depende de su autoridad, pero un verdadero coordinador, de la buena voluntad.

CORO 1:          El jefe inspira miedo, pero un verdadero coordinador, entusiasmo.

TODOS:           El jefe manda que sean puntuales, pero un verdadero coordinador, llega antes de tiempo.

CORO 2:          El jefe sabe a quién echarle la culpa, pero un verdadero coordinador, ayuda a solucionar los problemas.

CORO 1:          El jefe sabe cómo se realizan las cosas, pero un verdadero coordinador, enseña cómo se hacen.

CORO 2:          El jefe hace del trabajo una pesadilla, pero un verdadero coordinador, hace de la labor una diversión.

TODOS:           El jefe dice YO, pero un verdadero coordinador, dice NOSOTROS. Amén.

 

VEO MI VIDA:

Organizamos a los catequistas coordinadores en grupos, dependiendo el número de participantes.

§        Les pedimos que recuerden todas las reuniones en que han participado, y escojan la más significativa.

§        Pensamos ¿porqué fue tan satisfactoria? ¿Cuáles eran los elementos que la hicieron ser especial para ti?

§        Plenario. Compartimos las características que lograron sintetizar de todas las experiencias de los integrantes del grupo.

 

ILUMINAR CON LA PALABRA DE DIOS:

Se proclama la lectura de Ex 18 17 – 27, y se guarda un momento de silencio.

v     LA REUNIÓN.

1.      La importancia de las reuniones.

 

Dado el profundo sentido comunitario y pastoral de la actividad eclesial, se impone el trabajo en equipo, y las reuniones habituales ayuda a que conserve su identidad.

 

a)     La reunión implica un grupo de personas: El catequista coordinador debe hacer prevalecer un ambiente de amistad que propicie una sana dinámica en el grupo.

 

b)     Los reunidos piensan juntos, pero no piensan lo mismo: Se les reúne justamente porque tienen diferentes opiniones, experiencias y conocimientos y con ellas enriquecen a los demás miembros del grupo. El catequista coordinador debe ver la diversidad, no como obstáculo, si no como un signo de complementación y unión.

 

c)      Toda reunión debe tener un fin: Es decir, debe tener un objetivo que cada miembro del grupo debe conocer de manera explícita.

 

2.      ¿Cómo preparar una reunión?

 

a)     Planteamiento de objetivos y medios

 

El primer paso a la hora de preparar una reunión es determinar o establecer cuál ha de ser el propósito. Debemos tener muy en cuenta que las actividades no son fines en sí mismas. Las reuniones son, o han de ser, medios para conseguir fines últimos.

 

·        Objetivo.

Es aquello que deseas conseguir por medio de la reunión que estás preparando. Para establecer el OBJETIVO debes hacerte la pregunta clave ¿qué quiero conseguir por medio de esta reunión?

 

·        Medios.

Los medios son los logros concretos y específicos que deseas conseguir con la reunión. Para establecer los MEDIOS debes hacerte una pregunta clave: ¿Qué harás para conseguir los objetivos planteados en esta reunión?

 

b)     Desarrollar un programa:

 

El siguiente paso, tras establecer el objetivo y medios, es desarrollar un buen programa. La pregunta clave de este apartado es: ¿Cómo harás para conseguir los objetivos planteados en esta reunión? Es necesario recordar que si se logra hacer una buena planificación se garantiza en un grado muy alto el éxito de la reunión.

 

 

3.      ¿Cómo dirigir una reunión?

 

Una vez preparada la reunión con anterioridad, la misión del catequista coordinador consiste en movilizar el talento disponible del grupo. El coordinador del grupo debe aportar:

 

a)     Visión: Debe tener la perspectiva de lo que se busca en la reunión.

b)     Dirección: Debe establecer el rumbo de la reunión, indicar hacia dónde hay que ir.

c)      Seguridad: Debe desarrollar un buen entendimiento y la sensación de que está cumpliendo con la finalidad.

 

 

4.      ¿Cómo iniciar la reunión?

 

§        Empezar con puntualidad.

§        Declarar de manera explícita la finalidad de la reunión, llamar la atención sobre el programa a seguir.

§        Anunciar el tiempo de duración de la reunión.

 

 

5.      ¿Cómo desarrollar la reunión?

 

Durante el desarrollo de la reunión, el coordinador tiene que ser abierto, sincero y concreto:

§        Solicitar siempre diferentes puntos de vista e impulsar la participación de todos. Por ningún motivo debe buscar imponer sus ideas sobre el grupo.

§        Mantener el ambiente de disciplina. El catequista coordinador, debe propiciar una conversación canalizada sin llegar a forzarla o dominarla.

§        Atención al reloj y que haga que se cumpla los tiempos establecidos. El éxito de una reunión, no depende de lo que dure, sino de la buena participación de los asistentes.

 

 

6.      ¿Cómo finalizar la reunión?

 

Para finalizar la reunión, hay que manifestar lo que se ha logrado en términos de tareas y objetivos. El coordinador debe cerciorarse de que las comisiones que se delegaron quedaron claras. Con el grupo decidir la fecha de la próxima reunión.

 

v     ALGUNAS REUNIONES SON PARA PROGRAMAR.

 

a)     ¿QUÉ ES LA PROGRAMACIÓN?

Partimos de que necesitamos una catequesis planificada (CAL 218 y 219), y una acertada planificación, es una ordenación técnica pero flexible. Los cuestionamientos didácticos:

 

·        ¿Qué quiero conseguir? O ¿A dónde quiero llegar? (Objetivos y metas).

·        ¿Cómo alcanzar lo que me propongo? (Programación y metodología).

·        ¿Conseguí lo que buscaba? (Evaluación).

 

La programación es el momento de máximo aterrizaje de un plan. Es el medio por el cual podemos lograr que todos los pasos anteriores de la planificación puedan llevarse a la práctica.

 

Básicamente, podemos decir que, al hacer la programación, ésta debe de responder a las preguntas: ¿Qué, cómo cuándo, quién, dónde y con qué? También debe tener en cuenta, las metas, actividades y recursos de los cuales debe partir.

Un programa debe incluir su evaluación periódica, intermedia y final, y la correcta función de cada uno de los miembros del equipo involucrado.

 

b)     LOS ELEMENTOS DE LA PROGRAMACIÓN.

 

QUÉ QUEREMOS HACER Y PARA QUÉ.

A partir de estos datos, nosotros vamos a identificar el objetivo de la actividad a realizar.

 

ACTIVIDADES.

Son el conjunto de acciones concretas que configuran un programa. Responden a la pregunta ¿Qué acciones vamos a hacer? Por lo menos, hacen referencia a tres momentos: preparación, ejecución o desarrollo y evaluación (¿CÓMO?)

 

RESPONSABLES.

Son los encargados de estar atentos para que las actividades que configuran un programa se realicen de acuerdo a lo programado. Responde a la pregunta: ¿Quién o quienes se harán cargo de que se cumplan las actividades? (¿QUIÉN?)

 

FECHAS.

Son los tiempos en que debe realizarse la acción. Responde a la pregunta: ¿Qué plazo de tiempo fijamos para cada actividad? La fecha puede ser el día preciso o de cuando debe estar dado el paso correspondiente. (¿CUANDO?)

 

LUGAR.

Es el espacio físico, donde se tendrá que realizar la actividad. (¿DÓNDE?)

 

RECURSOS.

Son la suma de elementos humanos y espirituales, materiales, técnicos y económicos requeridos para realizar los programas de un plan. Responde a la pregunta: ¿Con qué recursos contamos? (¿CON QUÉ?)

 

EVALUACIÓN.

Se detectan los logros y las causas que se generaron, así como la organización y la metodología seguidas. De ser posible, debe señalarse desde la programación los indicadores de la evaluación para cada actividad y meta.

 

 

v     REUNIONES DE EVALUACIÓN.

 

1.      La necesidad de la evaluación pastoral

 

La evaluación debe ser también un proceso sistemático y ordenado que brinde al catequista elementos objetivos para juzgar su desempeño, y que esto lo lleve a tomar decisiones para mejorar su labor como apóstol y educador en la fe.

 

§        Es necesario realizar un seguimiento constante y crítico del proceso de acción con el fin de verificar si vamos bien encaminados al logro de los objetivos del plan catequístico.

§        Una evaluación atenta, nos permite conocer el tiempo y analizar las modificaciones que se van produciendo en la aplicación del plan pastoral.

§        Al detectar las modificaciones que se producen con la puesta en práctica de un plan, debemos ubicar las correcciones necesarias y proceder a replanificar.

§        La evaluación continua, nos permite valorar el camino recorrido y realimentar en todo sentido el proceso de acción pastoral.

 

2.      Formas para medir los resultados.

La evaluación debe llegar a medir los resultados en los siguientes aspectos:

 

§        Conquistas: Lo que cuantitativamente se alcanzó.

§        Eficiencia: ¿El costo y el esfuerzo aplicados compensan los resultados obtenidos?

§        Calidad: ¿El trabajo fue bien hecho, de acuerdo a las metas propuestas?

§        Persistencia: ¿Hubo o habrá continuidad en las personas, respecto a la actitud y conocimiento?

§        Impacto: Ante el problema que se tenía que enfrentar, ¿cuál fue la importancia de los resultados alcanzados?

 

3.      Enemigos de la evaluación.

 

La pereza: Obstáculos más común, originado por considerar poco o nada importante evaluar o simplemente innecesario si la actividad ya ha concluido.

 

Temor a ser expuestos: Se evade por temor a ser confrontados ante su irresponsabilidad, poco compromiso, o errores personales y del grupo, por eso es preferente no tocar el tema y continuar en la misma situación.

 

Buscar elogios: Es importante reconocer el trabajo de los miembros del equipo, pero no es su único fin. Se da cuando el coordinador o algún miembro buscan incisivamente ser reconocidos, exponiendo la ineficiencia de otros miembros arbitrariamente.

 

Parcializar: Consiste sólo en tocar los puntos buenos o los malos, girando sólo en algún sentimiento positivo o negativo, o argumentando que “todo está bien” y “no pasa nada”. Es parcial también cuando son tomados sólo algunos miembros del equipo o al mismo coordinador, desconociendo la globalidad del evento o actividad.

 

Medio para agredir: En muchos equipos, se termina en discusiones, debido a la actitud negativa y agresiva que provoca desánimo, malestar; afectando fuertemente las relaciones entre los miembros del grupo. Es importante, reconocer lo negativo con el propósito de superarlo y mejorar.

 

RESPONDO A DIOS:

§        El animador propone un breve acto penitencial, pidiendo a los participantes silencio, para que Él nos descubra las veces que hemos fallado al realizar nuestro servicio.

§        Escribimos nuestras fallas en forma de oración al Señor. Se puede usar música de meditación.

 

AGRADEZCO A DIOS:

§        Colocamos nuestras papeletas en un recipiente a los pies de Jesús Buen Pastor, mientras entonamos un canto penitencial.

§        Leemos Jn 21, 15 – 20 a.

§        El animador, exhorta a los participantes a que recuerden el llamado que han recibido de parte de Jesús a ser catequistas coordinadores, y que hoy les vuelve a confirmar en el servicio, a pesar de las fallas, porque confía en que sabrán responderle confiando en su Amor. Dejamos unos momentos de silencio.

§        Invitamos a que algunos a expresan su oración de gracias por todo lo que hemos recibido de Dios en estos días.

§        Terminamos con el canto: “Incienso de Dios”.

 
 
 
“La Paz de Cristo en el Reino de Cristo”
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Jose Luis Aboytes
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