Javier Saravia, S.J.

 

El Espíritu Santo

Animador

de las Comunidades

 

Retiros para Comunidades Eclesiales de Base

 

 

 

Introducción

 

 

El Espíritu Santo

animador de las Comunidades

"Cuando venga el Espíritu de la verdad los iluminará para que puedan entender la verdad completa... por eso les he dicho que todo lo que el Espíritu les dé a conocer, lo recibirá de mí." (Jn 16,14-15)

El Espíritu de la Verdad ya ha venido a dar luz a las Comunidades Eclesiales para descubrir, comprender y aceptar la Palabra de Dios: El Misterio de Cristo y el sentido de la vida. El Espíritu Santo anuncia, enseña y actualiza el Evangelio en nombre de Jesús.

El Espíritu de Jesús nos dará luz y fortaleza para conocer más, amar más y seguir a Jesucristo más de cerca. El Espíritu de Pentecostés nos animará a vivir en Comunidad y a formar y multiplicar las Comunidades Eclesiales. El Espíritu Paráclito nos consolará, orará en nuestro interior y se nos dará en dones y frutos personales.

En este caminar conoceremos más al mismo Espíritu, ‘El Dios Desconocido.’ "¿Han recibido al Espíritu Santo al aceptar la fe? Ellos respondieron: Ni siquiera hemos oído que exista un Espíritu Santo." (Hch 19,2). Esa pregunta de Pablo, ¿cómo la responderán hoy la mayoría de los cristianos y cristianas? Muchísimos con un medio vacío de sentido o medio confuso.

En esta introducción pretendo plantear una visión de conjunto y algunos fundamentos teológicos sobre el Espíritu Santo, que podrán resultar pesados para algunas personas, pero en los retiros y sobre todo en los temas usaremos un lenguaje más sencillo y un método más popular.

El Espíritu Santo es muy desconocido por muchas razones. En primer lugar porque es Espíritu, o sea, ser invisible, intocable, difícil de imaginar, representar y presentar. "El Espíritu es sutil, multiforme, penetrante, ágil y lo conoce todo..." (Sb 7,22s).

El Espíritu del Amor actúa desde el interior de Dios en el interior de las personas. El Espíritu de Dios es como el aire, no lo vemos, pero lo descubrimos por sus efectos: movimiento de las ‘hojas’ de los árboles, por su frescor o calor.

El Espíritu de la Verdad es luz que nos ayuda a mirar las bendiciones de Dios, pero a El no le vemos. "...el Espíritu todo lo sondea, hasta las profundidades de Dios... hemos recibido el Espíritu que viene de Dios, para conocer las gracias que Dios nos ha otorgado... El ser humano naturalmente no capta las cosas del Espíritu de Dios..." (1 Co 2,10-14). El Dios ‘desconocido’ nos hace conocer, sentir internamente, comprender, orar y contemplar la Vida para interpretar y revelar los tesoros escondidos en la Palabra de Dios. El Espíritu Santo actúa en lo más profundo de nosotros, algo así como nuestro ‘subconsciente espiritual’, para hacernos sentir el sentido de Dios y de nuestra vida.

En el primer milenio de la historia de la Iglesia, cuando las Iglesias de Oriente y Occidente estaban unidas era más reconocida la Persona del Espíritu Santo, más valorada su presencia y acción en la pastoral, en la teología y en la liturgia. En el segundo milenio, hasta el Vaticano II, se olvidó y descuidó mucho la devoción y reflexión sobre el Espíritu Santo, aunque su acción continuó siempre presente y activa en la Iglesia Latina. Acertadamente formuló San Ireneo: "Donde está la Iglesia, allí está también el Espíritu de Dios. Y allí donde está el Espíritu de Dios, allí está la Iglesia y toda la gracia. Y el Espíritu es la verdad." San Hipólito declaró: "El Espíritu florece en la Iglesia." Por eso en este año 1998, al tratar el tema del Espíritu Santo, lo consideramos Animador de las Comunidades, Alma del Cuerpo de Cristo, vida de la Iglesia.

 

Queremos conocer más al Espíritu Santo

Comencemos presentando al Espíritu Santo mencionando sus apelativos: Paráclito (Abogado = llamado a estar junto a uno). Consolador, Espíritu de Verdad, Espíritu de la Promesa, el Espíritu de la adopción, el Espíritu de Cristo, Espíritu de Dios, el Espíritu de Gloria (C.C. 693), el Dios de la Paz, el Dios de la Esperanza, el Dios desconocido.

En la Biblia encontramos comparaciones simbólicas del Espíritu Santo con el fuego, el viento, el agua, la paloma (Manera como viene y baja una paloma), ancla, escudo, espada. Estos nombres nos van revelando, dando a conocer, la persona del Espíritu Santo y su actividad. La carta Hacia el Tercer Milenio avisa: "El año de 1998... se dedicará de modo particular al Espíritu Santo y a su presencia santificadora dentro de la comunidad de los discípulos de Cristo." (TMA 44).

Esta presencia santificadora del Espíritu no nos presenta personalmente al Espíritu Santo, ni tampoco deja visible su rostro o retrato personal. El Espíritu de Dios deja huellas de su paso por la vida y los rastros de sus obras: Las Sagradas Escrituras, la Liturgia y la vida de la Iglesia y del pueblo. Los cristianos, sobre todo los Padres de la Iglesia, el Magisterio de la Iglesia y los teólogos han ido descubriendo, en estas obras, la acción del Espíritu y reconociendo a su misma Persona.

En nuestros retiros y temas miraremos la vida de la Iglesia y del pueblo, propondremos textos de la Sagrada Escritura y haremos celebraciones litúrgicas para encontrar de una manera vivencial, personal y comunitaria, al Espíritu Santo.

El Espíritu Santo y sus obras:

Propongo, en esta introducción, algunos comentarios sobre estas tres obras atribuidas al Espíritu de Dios.

En las Sagradas Escrituras es donde, principal y paulatinamente, se va revelando el mismo Espíritu en la Creación: "Al principio creó Dios el cielo y la tierra... mientras el Espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas." (Gn 1,1).

En la historia de la salvación, sobre todo en el servicio de los jueces o líderes del pueblo: "El espíritu de Yahve vino sobre él y fue juez de Israel..." (Jue 3,10; 13,25); y en los profetas, hombres con espíritu, que hablan por el Espíritu y lo anuncian: "Yo derramaré mi Espíritu sobre toda la humanidad..."
(Joel 3,1-2). El Antiguo Testamento manifiesta la naturaleza divina del Espíritu, pero todavía no revela su persona.

En el Nuevo Testamento se describe la experiencia cristiana del Espíritu, porque El ungió a Jesús y Cristo envía su Espíritu para animar a la Iglesia. Pongo, en este libro El Espíritu Santo: animador de las comunidades, muchas citas bíblicas, sobre todo del Nuevo Testamento, para conocer mejor al Espíritu y su misión santificadora.

En la Liturgia: oraciones, credos y celebraciones de los sacramentos se va manifestando y descubriendo al Espíritu como Persona. Desgraciadamente, a veces se ha caído en un sacramentalismo ritualista, doctrinario y moralista que ha descuidado el profundo sentido espiritual de los sacramentos. Es muy importante revalorizar el lugar, la acción y la Persona del Espíritu Santo en los Sacramentos. Jesús nos vino a bautizar en "Espíritu Santo y Fuego" (Mt 3,11).

- En el Bautismo, desde que se bendice el agua, se invoca al Espíritu Santo para que los bautizados vivan una vida nueva; y en la fórmula: "...Yo te bautizo en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo", se reconoce la misma divinidad de las Tres Personas de la Santísima Trinidad.

- La Confirmación es reconocida como el sacramento del Espíritu Santo. Se unge con el aceite consagrado por el Espíritu Santo y la fórmula recalca su acción: "Recibe por esta señal. + El don del Espíritu Santo."

- La Eucaristía, convocada por el Espíritu, está llena de su presencia en todas las oraciones trinitarias: Saludo inicial, gloria, credo, santo, bendición; y en las invocaciones al Espíritu Santo, antes y después de la consagración.

- En la Reconciliación se destaca la acción del Espíritu Santo para perdonar los pecados: "Reciban el Espíritu Santo. A quienes les perdonen los pecados, Dios se los perdonará..." (Jn 20,22-23). El Espíritu nos da la gracia y fortaleza para arrepentirnos y convertirnos.

- En el sacramento del Orden Sacerdotal el Espíritu Santo consagra al sacerdote para realizar su ministerio. Los ritos del óleo, la imposición de manos y las oraciones simbolizan y recuerdan la presencia y acción del Espíritu en este Sacramento.

- En el sacramento del Matrimonio, el Espíritu sella el amor que les ha regalado a la pareja.

- En la Unción de los enfermos, el Espíritu de Jesús fortalece y consuela el cuerpo y el espíritu de los afligidos por la enfermedad o la vejez.

En la Vida de la Iglesia, sobre todo en los sermones y escritos de los Padres de La Iglesia: San Irineo, Hipólito, Orígenes, los santos Atanasio, Basilio, Gregorio y San Agustín, se elabora una teología del Espíritu Santo o "pneumatología". En el Concilio de Constantinopla se elaboró el Credo y se definió la divinidad del Espíritu Santo: "Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria y que habló por los profetas."

También en el Vaticano II se revaloriza la persona y la presencia del Espíritu Santo. En los documentos conciliares encontramos 260 citas sobre el Espíritu que se presenta como vivificador de la Iglesia y promotor de los laicos y sus ministerios por sus dones y carismas

En la vida de las personas descubrimos la acción sorprendente del Espíritu. Miramos testimonios admirables e inexplicables de personas que sufren pobrezas, enfermedades y otros problemas con profunda fe en Dios y gran paz en su corazón. Escuchamos, explicaciones maravillosas y comentarios acertados a textos bíblicos, de personas sin muchos estudios pero con sabiduría y piedad verdaderas: y descubrimos otras muchas manifestaciones del Espíritu de Dios en personas no religiosas y ni siquiera cristianas, que practican obras de justicia y de misericordia: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos; sediento y te dimos de beber...?" (Mt 25,35s).

El mismo Espíritu de Jesús nos hace exclamar con gozo: "En aquel momento, el Espíritu Santo llenó de alegría a Jesús que dijo: Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes y se las has dado a conocer a los sencillos." (Lc 10,21).

He escrito este libro: El Espiritu Santo: animador de las Comunidades, entre otras finalidades, para animar a los cristianos y cristianas y a las Comunidades a conocer y querer más al Espíritu de Jesús, a tener y cultivar su devoción. El Señor Jesús me regaló, cuando era novicio (primera etapa de la Vida Religiosa), en 1961, una devoción muy linda a su Espíritu. El punto de partida fue la explicación y la meditación de una jaculatoria: "Sagrado Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el seno de una Virgen Madre, ten misericordia de nosotros."

Escribir El Espíritu Santo: animador de las Comunidades ha sido una experiencia intensa, profunda y preciosa; fruto de diálogos con Jesús y su Espíritu, con el pueblo y conmigo mismo. Es cosecha de lecturas en la Sagrada Escritura, inspirada e inspiradora; en el Concilio Vaticano II, en los Documentos de Puebla (DP) y Santo Domingo (SD), en el Catecismo de la Iglesia Católica (C.C.) y obviamente en la Carta hacia el Tercer Milenio (TMA).

Para estudiar con más profundidad la teología sobre el Espíritu Santo recomiendo dos libros: El Espíritu del Señor que da la vida. Teología del Espíritu Santo, de Carlos Ignacio González, S.J. (CEM) y Creo en el Espíritu Santo. Pneumatología narrativa (Sal Terrae) de Víctor Codina, S.J.

Propongo siete retiros y dos temas comunitarios en cada retiro para ser practicados en las reuniones comunitarias y grupos bíblicos. El temario de los retiros es el siguiente. Los temas de las reuniones comunitarias están en el índice:

1. El Espíritu de Jesús

2. El Espíritu de Dios en las culturas

3. El Espíritu y María

4. El Espíritu de Jesús y la Iglesia de Cristo

5. La Confirmación por el Espíritu de Jesús

6. El Espíritu Santo y el servicio sacerdotal litúrgico

7. ¡Espíritu Santo: Dios de la esperanza!

 

• Metodología

En los retiros tendremos diez puntos y en las reuniones comunitarias seguimos los tres pasos de la comunidad: ver, pensar y actuar.

Este camino nos animará a descubrir la presencia y acción del Espíritu de Dios en la creación, en la historia, en la iglesia, en los corazones humanos y en nuestra vida diaria ordinaria; nos dará luz para interpretar las Sagradas Escrituras, inspiradas e inspiradoras por el Espíritu de Jesús, para comprender el mensaje salvífico (santificador y liberador) del Evangelio de Jesucristo; y nos impulsará, por la fuerza del Espíritu Santo, a comprometernos y servir en la misión de transformar el mundo en Reino.

Proponemos unas pistas generales de los retiros para delegar las responsabilidades a los coordinadores y orientar a los animadores. Esto facilitará la organización del trabajo por grupos, la distribución de tareas para el plenario y la participación en la celebración del retiro. Así nos evitaremos estar poniendo y detallando tareas en cada retiro, pues basta ir a estas pistas generales.

Espero que este material de preparación, para celebrar el Gran Jubileo, siga siendo útil, a las Diócesis y Parroquias, a las Comunidades Eclesiales de Base, Movimientos Eclesiales, Grupos Bíblicos y a laicos y laicas. El Pueblo de Dios tiene una sed inmensa de la Palabra y de seguir preparándose para el servicio del Reino.

NOTA: Hay catequistas, coordinadores y animadores de grupos bíblicos o pequeñas comunidades que no podrán organizar estos retiros. Sin embargo, podrán, de manera personal o comunitaria, leer, estudiar y meditar algunos pasos del retiro para motivarse y preparase a dar los temas en sus grupos, pláticas o catequesis.

 

• El Espíritu Santo en nuestra realidad latinoamericana

En el caminar de las Comunidades debemos escuchar la voz del Espíritu Santo y conocer la realidad donde vivimos. El Espíritu va tejiendo y entretejiendo la vida personal, comunitaria y social en la historia, acontecimientos, movimientos, organizaciones y en las estructuras sociales, políticas y económicas, desde los niveles familiares, hasta los niveles nacionales.

Necesitamos organizarnos para lograr condonar o al menos reducir la eterna deuda externa que tanto afecta a naciones, familias y personas.

Estemos muy atentos a las conclusiones, desafíos y compromisos del Sínodo de las Américas: Encuentro con Jesucristo vivo, camino para la Conversión, la Comunión y la Solidaridad de América.

El Sínodo terminó el 12 de diciembre de 1997. Se han recibido muy pocas noticias de los asuntos tratados por los obispos de las tres Américas: Los problemas de la pobreza extrema y de la deuda externa, los conflictos entre países desarrollados y subdesarrolladas, las relaciones entre Norte y Sur. La necesidad de una evangelización verdadera, el valor de los laicos en la Iglesia, la promoción de la vida parroquial a través de las comunidades eclesiales, la causa de beatificación de Monseñor Oscar Arnulfo Romero...

Se nombró una comisión de 15 obispos para elaborar el documento final, que, muy probablemente, S. S. Juan Pablo II comunicará en la Basílica de Guadalupe, en México, durante este año de 1998. Confiamos que, a pesar de las fallas y limitaciones del proceso del Sínodo, de la reducida participación del pueblo y de las comunidades eclesiales, del silencio y oposición a los compromisos de una evangelización liberadora, el Espíritu de Jesús se ha hecho presente en el Sínodo y esperamos que seguirá haciéndose presente en sus aplicaciones futuras.

En ese camino de conversión, comunión y solidaridad en las Américas, en cada una de ellas: América del Norte, Centro América, América del Sur y Caribe, nuestras naciones, diócesis, parroquias, comunidades, familias y personas necesitamos la acción santificadora y liberadora del Espíritu de Jesús.

La espantosa masacre de tantos inocentes el pasado 22 de diciembre de 1997, en Acteal, Chenalhó, Chiapas, nos indigna y apena y nos compromete a ser solidarios con la tan amenazada paz en Chiapas y en tantos otros lugares de México y toda nuestra querida Latinoamérica. El Espíritu Santo nos impulsa a proclamar nuestra fe y a promover la justicia.

"Porque el Señor es Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor hay libertad." (2 Co 3,17)

Pistas generales para:

coordinadores, coordinadoras,

animadores y animadoras de los retiros

En los retiros seguimos 10 puntos. Haremos comentarios y sugerencias. Pero los animadores y animadoras harán adaptaciones, según las circunstancias de número de participantes, lugar, tiempo disponible, etc. El tiempo de un retiro completo es entre 3 y 4 horas.

El equipo coordinador debe contar con unos 3 colaboradores para delegar la responsabilidad de los diferentes momentos del retiro y pedir la ayuda de personas, grupos o parroquias para formar algunas comisiones. Por ejemplo: ambientación, oración inicial, etc.

1. Ambientación del lugar y del retiro:

La comunidad anfitriona o una comisión prepara el salón. Según el tema de los retiros se pondrá en lugares visibles el material: objetos simbólicos, letreros, adornos... El responsable de comenzar el retiro, antes de la oración, lee el texto del encabezado, destaca el material simbólico y explica su significado. A veces se propone alguna dinámica: personas, cuadros plásticos para visualizar y facilitar esta explicación inicial y breve del tema del retiro y motivar a los participantes.

Nota: Podríamos hacer dos papelógrafos uno con la Secuencia al Espíritu Santo (ver primer retiro) y otra con la rueda del programa de 1998 (ver contra portada) que nos servirían para todos los retiros del año.

2. Oración inicial:

La persona o grupo responsable de este punto adaptará con creatividad y en ambiente de oración las sugerencias propuestas. Después de persignarse rezamos la invocación al Espíritu Santo (ver página ) o la Secuencia al Espíritu Santo (ver página ). Se invita a personas a dar gracias o a pedir, en relación al tema por estudiar. El estribillo suele estar en relación al tema. Terminar con el rezo del Padre Nuestro y/o Ave Marías. Conviene tener un cancionero para cantar.

3. Las noticias a nivel local y nacional:

El responsable de este punto prepara las noticias principales desde el retiro anterior. Puede ayudarse de las sugerencias para retomar noticias en relación al tema y también promover la participación con noticias y comentarios del grupo de participantes y luego complementarlas. El Espíritu Santo, paloma mensajera de la paz, nos motiva a escuchar y llevar mensajes relacionados con la paz y la justicia. En algunos retiros se pueden entregar hojas con programa de trabajo, avisos, resumen de noticias.

4. Presentación de los participantes:

En grupos numerosos: por parroquias o localidades se ponen de pie para hacerse presentes, sin decir nombres. Esto resulta innecesario en grupos pequeños. Se sugiere presentar asuntos particulares y formar grupos espontáneos para conocerse mejor y compartir experiencias.

5. Presentación del tema:

El responsable propondrá una síntesis de la materia del retiro a los animadores, con la ayuda del comentario propuesto en el 5to. punto del retiro en El Espíritu Santo: animador de las Comunidades. El comentario está escrito para leerse despacio y haciendo aclaraciones. Procuremos no leer demasiado, ni salirnos del tema o quedarnos en una parte y olvidar el conjunto. Este estudio preparará y se complementará en el trabajo de grupos. También se puede profundizar en casa.

6. Formación de grupos y organización del trabajo:

Los animadores se reúnen en grupos para hacer un ensayo vivencial de los dos temas que luego pondrán en práctica en las reuniones comunitarias. Esto les ayudará a familiarizarse con el contenido y la metodología: material y dinámica de la celebración.

- Se formarán un número par de grupos. Los grupos impares estudiarán el tema 1 y los pares el tema 2.

- Daremos instrucciones para trabajar con 6 o 12 grupos. Formar grupos del 1 al 6 si hay entre unas 36 a 60 y del 1 al 12 si hay entre 61 y 144 personas. (Menos de 36 personas se forman 2 o 4 grupos; y más de 144 los que sean necesarios: 14...36. Todos estudian un tema completo, pero del 13 en adelante sin hacer tarea.

- Conviene hacer papeletas numeradas del 1 al N (según él número de grupos).

- Dar las tareas cuando ya todos tienen su número: Grupos impares tema 1 sobre X...; y grupos pares tema 2 sobre Y... Decir las páginas donde se encuentran los temas 1 y 2. Todos los grupos recorren todo el tema: oración inicial, los pasos del Ver, Pensar y Actuar y la celebración final.

Tareas: Recomendar que primero es estudiar y vivir el tema y al final hacer las tareas.

- Grupos del 1 al 6 participarán en oraciones y liturgia de la palabra de la celebración litúrgica.

Recalcar la necesidad de concentrarse en el tipo asignado de oración: acción de gracias, perdón, peticiones, ofertorio; y en relación al tema del retiro. El grupo nombra tres personas para hacer las oraciones en nombre de todos. El grupo del ofertorio ofrece uno o dos objetos simbólicos.

Grupo 1: Tres acciones de gracias.

Grupo 2: Tres peticiones de perdón.

Grupo 3: Escoger una primera lectura y breve comentario. Salmo responsorial de la liturgia del día.

Grupo 4: Escoger la lectura del Evangelio y breve comentario.

Grupo 5: Tres peticiones de súplica.

Grupo 6: Ofertorio. Uno o dos objetos simbólicos para representar el compromiso y ofrecerlo.

- Grupos del 7 al 12 (o del 1 al 6 cuando por ser pocos grupos se duplica la tarea si se ve conveniente).

Grupo 7 o (1): Responde una pregunta del Ver del tema 1.

Grupo 9 o (3): Responde una pregunta del Pensar del tema 1.

Grupo 11 o (5): Explica y realiza la dinámica de la Celebración del tema 1.

Grupo 8 o (2): Responde una pregunta del Ver de tema 2.

Grupo 10 o (4): Responde a una pregunta del Pensar del tema 2.

Grupo 12 o (6): Explica y realiza la dinámica de la Celebración del tema 2.

Temas Pregunta Ver Pregunta Pensar Celebración

Tema 1 Grupo 7 (1) Grupo 9 (3) Grupo 11 (5)

Tema 2 Grupo 8 (2) Grupo 10 (4) Grupo 12 (6)

7. Descanso, recreo, refrigerio:

Café, refresco, galletas...

8. Plenario:

Recoger el trabajo encomendado, pasan los secretarios y grupos colaboradores.

9. Celebración:

Centrarse en el tema del retiro. El coordinador que preside la liturgia Eucarística o de la Palabra dará unidad a la celebración e integrará la participación de los grupos responsables y de toda la asamblea.

 

Dar Pedir Primera Evangelio Peticiones Ofertorio

Gracias Perdón Lectura

Grupo 1 Grupo 2 Grupo 3 Grupo 4 Grupo 5 Grupo 6

10. Recordar sobre el próximo retiro:

Lugar, delegar responsables y otros acuerdos.

Concluimos esta introducción con la bella, pero bastante desconocida oración al Espíritu Santo, el himno, generalmente cantado en latín: Veni Creator Spiritus en las ordenaciones sacerdotales o en liturgias muy solemnes. Pongo esta oración para facilitar que los cristianos conozcamos y meditemos este himno para aclamar al Espíritu Creador.

 

 

 

Ven, Creador, Espíritu amoroso

ven y visita el alma que a ti clama

y con tu soberana gracia inflama

los pechos que criaste poderoso.

Tú que abogado fiel eres llamado

del Altísimo don, perenne fuente

de vida eterna, caridad ferviente,

espiritual unión, fuego sagrado.

Tú te infundes al alma en siete dones,

fiel promesa del Padre soberano;

tú eres el dedo de su diestra mano,

tú nos dictas palabras y razones.

Ilustra con tu luz nuestros sentidos,

del corazón ahuyenta la tibieza,

haznos vencer la corporal flaqueza,

con tu eterna vida fortalecidos.

Por ti, nuestro enemigo desterrado,

gocemos de paz santa duradera,

y, siendo nuestro guía en la carrera,

todo daño evitemos y pecado.

Por ti al Eterno Padre conozcamos,

y al Hijo, soberano omnipotente,

y a ti, Espíritu de ambos procedente

con viva fe y amor siempre creamos, Amén.

Retiro 1

El Espíritu de Jesús

"El Espíritu del Señor está sobre mí porque me ha ungido para anunciar la buena noticia a los pobres; me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos, a dar vista a los ciegos, a liberar a los oprimidos y a proclamar un año de gracia del Señor." (Lc 4,18-19).

Jesús reconoce la acción del Espíritu Santo en su vida y misión. El Espíritu le unge, le consagra como Mesías (es decir ‘enviado, Cristo’ o ‘ungido") para evangelizar a los pobres, anunciar y realizar su liberación. Jesucristo y el Espíritu Santo, enviados por el padre con esta misión, son el origen, el proceso y el culmen de tiempo jubilar.

1. Ambientación del local y del retiro:

Ambientamos el lugar con letreros, dibujos y objetos de algunos nombres y símbolos del Espíritu Santo: "Don de Dios", "Espíritu de la Verdad", "Paráclito", "Abogado", "Consolador", "Dios de la Paz", "Tercera Persona de la Santísima Trinidad", "Dios del Amor", "Dios desconocido"... Fuego, Viento, Agua, Paloma... y una imagen de Jesucristo Resucitado. Esto nos recuerda el tema del primer retiro: El Espíritu de Jesús.

Entramos en procesión: 7 personas con 7 velas encendidas, otras 7 con 7 globos inflados y 7 con 7 jarras de agua. Si es posible, convendría llevar papelógrafos con la Secuencia del Espíritu Santo y con el Plan de los Retiros.

En este retiro continuamos la preparación del Gran Jubileo de Jesucristo y comenzamos los retiros y temas del año 1998 sobre el libro: El Espíritu Santo: animador de las Comunidades.

2. Oración inicial:

• Dinámica: Recortamos tres tiras de plástico. Las tres tiras se cuelgan en un lugar alto. Abajo se pone un traste de vidrio con agua.

• Nos persignamos: En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, para presentarnos y ponernos en la presencia de Dios.

Se encienden las tres puntas de las tiras de plástico y al caer la lluvia de gotas de fuego comenzamos a rezar la Secuencia al Espíritu Santo para que impulse y anime nuestras comunidades, retiros y reuniones durante 1998.

"Ven, Espíritu Divino,

Manda tu luz desde el cielo.

Padre amoroso del pobre;

don en tus dones espléndido.

Luz que penetra las almas;

fuente del mayor consuelo.

Ven dulce huésped del alma,

descanso de nuestro esfuerzo,

tregua en el duro trabajo,

brisa en las horas de fuego,

gozo que enjuga las lágrimas,

y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,

divina luz, y enriquécenos

mira el vacío del hombre

si tú faltas por dentro

mira el poder del pecado

cuando nos envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía

sana el corazón enfermo

lava las manchas,

infunde calor de vida en el hielo,

doma el espíritu indómito

guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones

según la fe de tus siervos.

Por tu bondad y tu gracia

dale al esfuerzo su mérito;

salva al que busca salvarse

y danos tu gozo eterno. Amén.

3. Noticias principales a nivel nacional y local:

Se puede hacer un resumen muy breve de los principales acontecimientos locales, nacionales, mundiales de las últimas semanas.

4. Presentación de los participantes:

Resaltar la presencia de personas que participan por primera vez en estos retiros de preparación del Gran Jubileo del 2000.

5. Presentación del tema: El Espíritu de Jesús

Tema 1: El Espíritu Santo consagra e impulsa a Jesús.

Tema 2: El Espíritu Santo promesa y don de Jesucristo.

Juan Pablo II en su carta Hacia el Tercer Milenio dedica el año 1998, segundo año de preparación del Jubileo, "al Espíritu Santo y a su presencia santificadora dentro de la comunidad de los discípulos de Cristo". Destaca "la dimensión pneumatológica" (del Espíritu) en el Jubileo y reconoce que "la Iglesia no puede prepararse al cumplimiento bimilenario, de otro modo, sino es por el Espíritu Santo" (TMA 44).

La temática del Espíritu Santo no desplaza a Jesucristo, ni le quita su centralidad en los tres casos de preparación jubilar. Por eso titulamos nuestro retiro El Espíritu de Jesús y consideramos en los dos temas cómo se integran las personas de Jesús y del Espíritu en una misión común.

• tema 1: El Espíritu Santo consagra e impulsa a Jesús, veremos, ayudados de tres elementos simbólicos: Fuego santo, viento divino y agua viva la acción y obra del Espíritu en la persona, vida y misión de Jesús: En la Encarnación, Bautismo, en su camino y misión, en las obras y palabras de Jesús.

• tema 2: El Espíritu Santo, promesa y don de Jesucristo, veremos cómo promete y da Jesús su Espíritu a sus seguidores, discípulos y discípulas. Reflexionaremos sobre la relación entre la Palabra y la Obra, entre la promesa y el don; la comunión entre Jesús y su Espíritu; y entre Dios, que ofrece y da y la Iglesia de quien recibimos el Don de Dios. Jesús nos anima, como a la Samaritana, a conocer al Espíritu Santo: "Si conocieras el don de Dios..." (Jn 4,10).

¿Quién es el Espíritu Santo para mí y cómo me relaciono con El?

Esperamos que los retiros y temas de 1998, nos ayuden a conocer y amar más al Espíritu de Jesús. Las Sagradas Escrituras, inspiradas por ese mismo Espíritu, nos iluminarán el camino. Recomendamos leer todo el Evangelio de San Lucas para sintonizar con la liturgia dominical y los Hechos de Los Apóstoles llamado el "Evangelio del Espíritu Santo" para profundizar en la acción del Espíritu en las Comunidades Eclesiales.

6. Formación de grupos y organización del trabajo:

Los grupos impares estudian el tema 1 y los grupos pares el tema 2. Ver en la Introducción el punto 6 de las Pistas Generales para dar tareas en la página 16. Retomaremos el trabajo de grupos en el plenario y en la celebración.

7. Descanso, recreo y refrigerio:

8. Plenario:

Responder las preguntas y hacer las celebraciones: ¡Fuego santo, viento divino y agua viva! y ¡La Ascensión del Señor Jesús!

9. Celebración: El Espíritu de Jesús

El coordinador de la asamblea preside la liturgia para hacer participar a lo grupos según se les asignó. (Ver en Introducción las Pistas Generales).

10. Convivencia y despedida:

El próximo retiro será El Espíritu Santo y la Cultura Cristiana. Acordar sobre lugar, fecha, responsables y material... Otros acuerdos.

Sagrado corazón de Jesús formado por el Espíritu Santo en el seno de una Virgen Madre, ten misericordia de nosotros.

Tema 1

El Espíritu Santo consagra e impulsa a Jesús

"Jesús regresó del Jordán lleno del Espíritu Santo. El Espíritu lo condujo al desierto..." (Lc 4,1)

El Espíritu Santo confirmó a Jesús en el bautismo y lo impulsó y guió a lo largo de toda su vida.

Comenzamos el año 1998, en preparación del gran Jubileo del 2000, con el tema: El Espíritu Santo consagra e impulsa a Jesús.

* Oración inicial:

Nos persignamos. Imploramos al Espíritu para que nos llene de vida; para que recree y salve al mundo y nos consuele aumentando nuestra fe, esperanza, amor y alegría interna.

• Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles,

- y enciende en ellos el fuego de tu amor.

• Envía, Señor, tu Espíritu, y todo será creado,

- y se renovarán todas las cosas de la tierra.

• Oremos: Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo, haz que seamos dóciles a tu Espíritu para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo. Por N. S. Jesucristo. Amén.

1. VER al Espíritu invisible a través de los símbolos

Jesús le advierte a Nicodemo. "El viento sopla donde quiere; oyes su rumor, pero no sabes ni de dónde viene ni a dónde va. Lo mismo sucede con el que nace del Espíritu." (Jn 3,8). Encontramos en este texto una comparación simbólica: El Espíritu es de alguna manera semejante al viento. Al viento no lo vemos, pero sí oímos su ruido, sentimos su fuerza y temperatura y hasta vemos sus efectos en el movimiento de las hojas y ramas de los árboles.

Por eso en la Escritura se usan comparaciones para hablar del Espíritu. En el Antiguo Testamento se le llama la Ruaj (soplo, aliento) de Dios. En Pentecostés se manifiesta como viento y fuego: "...vino del cielo un ruido, semejante a una ráfaga de viento impetuoso y llenó toda la casa... Entonces aparecieron lenguas como de fuego..." (Hch 2,2-3). Jesús también compara al Espíritu con el agua: "Si alguien tiene sed, que venga a mí y beba. Como dice la Escritura, de lo más profundo de todo aquél que crea en mí brotarán ríos de agua viva. Decía esto refiriéndose al Espíritu..."
(Jn 7,38-39).

El Fuego, aire y agua son elementos naturales muy significativos en casi todas las culturas y costumbres de los pueblos y su simbolismo nos sirve para hablar y comprender un poquito más sobre el Espíritu Santo.

Veamos estos tres elementos en relación a nuestro tema: El Espíritu Santo consagra e impulsa a Jesús. Pero antes aclaremos el sentido de consagrar en el Evangelio: No significa hacer sagrado (en cuanto apartar del mundo), sino santificar, elegir, enviar en misión, recibir y comunicar la vida de Dios.

El fuego enciende, ilumina todo y lo transforma e identifica con el mismo fuego. El viento sopla, hace respirar: aspirar (jalar) y exhalar (soltar), vivifica, purifica, empuja... El agua hace germinar, da vida, moja, baña, refresca, mueve, arrastra... Las calderas o máquinas de vapor en trenes, barcos, fábricas y otros motores impulsan y hacen caminar. Cuando se juntan estos tres elementos: fuego, agua y viento, se multiplica la fuerza: el fuego hace hervir el agua y produce viento para impulsar y mover muchas cosas. El ser humano, tiene vida gracias al Espíritu y al agua, aliento y calor que lo habita.

 

Responder esta pregunta nos hizo recordar a personas, sentimientos, ideales, acontecimientos y situaciones que nos han motivado a cambiar y actuar.

Quienes tenemos la gracia de la fe, creemos en la presencia santificadora del Espíritu en los corazones, en la historia y en la vida comunitaria de la Iglesia. Por eso queremos estar atentos, con todos nuestros sentidos, para escuchar, sentir y discernir la voz del Espíritu y ser dóciles para dejarnos motivar y mover por ese motor de amor.

2. PENSAR ¿Cómo consagra e impulsa el Espíritu Santo a Jesús en su vida y su camino?

"El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el que va a nacer será santo y se llamará Hijo de Dios." (Lc 1,35).

En la Encarnación el Espíritu Santo consagra, santifica a Jesús. La Palabra, el Verbo de Dios se hizo hombre, carne humana en la Virgen María.

El Evangelio de San Mateo también revela la acción del Espíritu en María y comunica el misterio a San José: "María... esperaba un hijo por la acción del Espíritu Santo... el hijo que espera viene del Espíritu Santo." (Mt 1,18.19). Así profesamos nuestra fe en el credo: "...y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre..." Juan Pablo II retoma esto en su carta Hacia el Tercer Milenio: "...el misterio de la Encarnación se realizó por obra del Espíritu Santo... El misterio de la Encarnación constituye el culmen de esta dádiva y de esta auto comunicación divina." (TMA 44).

La obra del Espíritu no termina en la Encarnación, continúa durante toda la vida de Jesús. Recordemos algunos momentos culminantes:

En el bautismo: "Y mientras Jesús oraba se abrió el cielo y el Espíritu Santo bajó sobre él en forma visible de paloma..."
(Lc 3,21-22). El Espíritu desciende, se posa sobre Jesús y le confirma en su misión y se solidariza con El.

Los dos, Jesús y el Espíritu Santo, son enviados por Dios en esta misión liberadora y santificadora. Por eso San Irineo afirmaba: "Desde el comienzo y hasta la plenitud de los tiempos, cuando Dios envía a su Hijo, envía siempre a su Espíritu: La misión de ambos es conjunta e inseparable". Dios va formando, modelando al ser humano "con sus propias manos, es decir el Hijo y el Espíritu Santo" (C.C. 743 y 704).

En todo el Camino de Jesús el Espíritu acompaña, anima, alegra, guía a Jesús. Lo lleva al desierto, lugar de tentación y de encuentro con Dios: "Jesús regresó del Jordán lleno del Espíritu Santo. El Espíritu lo condujo al desierto..." (Lc 4,1).

Jesús sale del desierto y recorre caminos y pasa por pueblos evangelizando por medio de las obras y las palabras: "Jesús lleno de la fuerza del Espíritu regresó a Galilea..." (Lc 4,14).

En Nazaret Jesús da testimonio de la acción del Espíritu Santo en El, presenta el programa de su misión liberadora y anuncia el año de gracia. (Lc 4,18-19) (este texto, clave en la celebración del Jubileo, ya lo reflexionamos en el retiro pasado y en temas del año anterior).

Por el anuncio de la cruz los discípulos se sienten tristes, en desolación y crisis. Jesús los lleva al monte y ahí, en la transfiguración, se escucha la voz del Padre y siente la presencia consoladora del Espíritu, simbolizada en la nube que les cubre y envuelve. (Lc 9,28-35).

Los misioneros, apóstoles, discípulos y discípulas, le cuentan a Jesús sus experiencias en medio del pueblo pobre y sencillo: "En aquel momento el Espíritu Santo llenó de alegría a Jesús, que dijo: Yo te alabo, Padre..." (Lc 10,21). Estas consolaciones del Espíritu animan, impulsan a Jesús en su camino y en su misión.

3. ACTUAR. Vivir y caminar según el Espíritu de Jesús

El Espíritu Santo consagra e impulsa a Jesús y también, por El y con El, nos santifica y anima a todos los hombres y mujeres de buena voluntad. No basta ser bautizados y confirmados por Jesucristo y su Espíritu sino vivir y caminar siempre y en todo lugar conforme al Espíritu de Jesús.

Celebrar el Jubileo nos exige la conversión de mente y corazón para buscar a Jesús y el camino de la verdad y el amor. El Espíritu nos da luz para examinar nuestra conciencia en la vida diaria y fuerza para rectificar nuestros pasos, si van mal.

* Celebración: ¡Fuego santo, viento divino y agua viva!

Ponemos sobre una mesa con Tierra los tres elementos simbólicos del Espíritu: Fuego (brasero o vela encendida), Aire (globo inflado, abanico o soplador) y Agua. En medio una ‘imagen’ de Jesucristo. Las personas que gusten toman en sus manos alguno de estos elementos y dan gracias a Jesús por haberse dejado impulsar por el Espíritu. Al terminar la acción de gracias, ayudados por los elementos simbólicos pedimos al Espíritu Santo nos santifique y anime. Terminamos rezando una estrofa de la Secuencia al Espíritu Santo:

Nota: Si alguno lo desea, puede integrar la dinámica de las tres tiras de plástico encendidas, goteando lenguas de fuego. (Ver la oración del retiro anterior).

Riega la tierra en sequía

sana el corazón enfermo

lava las manchas,

infunde calor de vida en el hielo,

doma el espíritu indómito

guía al que tuerce el sendero.

Próxima reunión comunitaria: El Espíritu Santo promesa y don de Jesucristo.

Tema 2

El Espíritu Santo: promesa y don de Jesucristo

"...yo rogaré al Padre y les dará otro Paráclito (Abogado, Consolador), para que esté siempre con ustedes. Es el Espíritu de la verdad..." (Jn 14,16-17).

Jesús, en la Ultima Cena, instruye y anima a su comunidad. El promete a sus discípulos y discípulas rogar al Padre para que, en su nombre, les de y envíe el Espíritu de la verdad a la comunidad.

Vimos en el tema anterior al Espíritu Santo que consagra e impulsa a Jesús. Ahora veremos al Espíritu Santo como don y promesa de Jesucristo.

* Oración Inicial:

Meditamos la siguiente estrofa de la Secuencia al Espíritu Santo: Don en tus dones espléndido. Agradecemos al Espíritu, algunos dones recibidos en nuestras vidas.

"Ven, Espíritu Divino,

Manda tu luz desde el cielo.

Padre amoroso del pobre;

don en tus dones espléndido.

Luz que penetra las almas;

fuente del mayor consuelo."

Padre Nuestro. Canto.

1. VER ¡Lo prometido es deuda!

Este refrán popular nos recuerda el compromiso en toda promesa y denuncia la triste realidad de muchas promesas incumplidas.

En las respuestas hemos encontrado muchas razones y motivos, no sólo en los demás, sino en nosotros mismos. Decimos y damos la palabra muy a la ligera y la palabra es cosa muy seria. Estamos cansados de promesas y más promesas de ‘políticos oportunistas’, de proyectos pasajeros, de compromisos a medias, de buenos propósitos y hasta de juramentos de amor incumplidos.

Queremos ser hombres y mujeres de palabra verdadera, como nos han hablado nuestros hermanos indígenas en Chiapas. Para lograr la paz y una vida digna, necesitamos muchos cambios, muchas ayudas y, en primer lugar, la fuerza del Espíritu para que nuestra palabra sea una promesa cumplida.

Dios es Palabra y la Palabra de Dios es decir y hacer, es promesa y cumplimiento. Dios ha hecho una alianza con la humanidad y le ha prometido que tendrá vida, le dará una tierra y lo formará como pueblo. El cumplimiento de esta promesa exige un compromiso mútuo entre Dios y el Hombre. Dios Padre envía a Jesucristo y al Espíritu Santo al mundo para transformarlo en Reino.

 

2. PENSAR ¿Qué relación existe entre la promesa y el don?

"Lo que ocurre es que se ha cumplido lo que dijo el profeta Joel: En los últimos días, dice Dios, derramaré mi Espíritu sobre todo ser humano..." (Hch 2,16-17).

Dios prometió, por el profeta Joel, enviar su Espíritu a la humanidad y esta promesa se cumplió en Pentecostés. Otros ya habían anunciado esta promesa: "Infundiré en ustedes mi espíritu y vivirán; los estableceré en su tierra y reconocerán que yo, El Señor, lo digo y lo hago. Oráculo del Señor." (Ez 37,14).

Jesús instruye a su comunidad de discípulos y discípulas en la Ultima Cena. En el sermón de despedida les anuncia y promete enviar al Paráclito: Abogado, Consolador, Espíritu de la Verdad quien hablará por ellos y les explicará todo lo que Jesús les ha enseñado. Es tan importante el Espíritu Santo que Jesús afirma: "...les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Espíritu Consolador (Paráclito) no vendrá a ustedes, pero si me voy, lo enviaré." (Jn 16,7).

• Leer algunos de estos textos del evangelio de Juan: 14,15-17; 14,25-26; 15,26-27; 16,12-15.

Sabemos por experiencia que cuando hacemos una promesa, damos nuestra palabra y nos damos a nosotros mismos para poder cumplirla. Jesús nos promete enviar, darnos su Espíritu y se da, se entrega hasta la muerte. Por eso se ha interpretado la última palabra de Jesús en la cruz como la donación de su vida y de su Espíritu: "Y Jesús dando un fuerte grito, dijo: ‘Padre, en tus manos pongo mi espíritu’ y, dicho esto, expiró." (Lc 23,46).

La promesa exige, a quien promete, una donación para cumplirla y por esto el cumplimiento es un don. El donante, en cierta manera, se identifica con el don y entra en comunión con quien lo recibe. Jesús, al prometernos su Espíritu, se da a sí mismo y nos lo da como regalo y don.

El Espíritu de Jesús es el Don de Dios, fruto de amor y manantial de vida. "Si conocerías el don de Dios y quién es el que te pide de beber, sin duda que tú misma me pedirías a mí, y yo te daría agua viva." (Jn 4,10). Ya vimos en el tema pasado que esa agua viva simboliza al Espíritu.

El Señor Jesús resucitado cumple luego su promesa. El mismo primer día de la Resurrección: "Sopló sobre ellos y les dijo: Reciban el Espíritu Santo." (Jn 20.22).

3. ACTUAR ¡Prometer y cumplir! ¡Recibir y dar!

Jesucristo y el Espíritu Santo nos han prometido y cumplido. Hemos recibido muchos dones y queremos corresponder dándonos a nosotros mismos.

Preparar y celebrar el Gran Jubileo nos compromete a continuar con la misión de Jesús y de su Espíritu y colaborar con ellos.

* Celebración:

¡La Ascensión del

Señor Jesús!

Representar de manera sencilla la Ascensión de Jesús al cielo. Una persona con túnica o sábana blanca representa a Jesús. Lleva en su mano una Biblia y una caja adornada como regalo. (En la caja se pone una paloma viva o una figura o dibujo de paloma).

• Leer: Lc 24,49: "Por mi parte, les voy a enviar el don prometido por mi Padre. Ustedes quédense en la ciudad hasta que sean revestidos por la fuerza que viene de lo alto."

Jesús, al despedirse de la comunidad, entrega su Palabra, recuerdo de su promesa. Al subir y desaparecer arroja su regalo a la comunidad. La comunidad lo abre y recibe el don del Espíritu.

Hacemos oraciones de ofrecimiento para poder recibir y dar el Don del Espíritu. Rezamos un Ave María en recuerdo de su presencia en la vida de la Iglesia.

Próximo retiro: El Espíritu de Dios y las culturas. Recordar día y lugar del retiro. La próxima reunión comunitaria: Dios en las culturas.

Retiro 2

El Espíritu de Dios y las culturas

"Y creó Dios a los seres humanos a su imagen; a imagen de Dios los creó; varón y mujer los creó. Y los bendijo Dios diciéndoles: crezcan y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen sobre..." (Gn 1,27-28).

Dios creó al ser humano con capacidad de conocer la verdad, amar el bien y gozar la belleza. La Palabra de Dios nos da el ser, nos invita a crecer y nos encomienda cultivar la vida humana en la tierra.

La Cultura es una bendición, una vocación y una misión. Las culturas son las maneras de cultivar la vida, las costumbres de vivir y convivir, de trabajar y descansar, de celebrar, etc., que tienen los pueblos.

1. Ambientación del local y del retiro:

Veamos aquí sobre esta sábana objetos que configuran la escalera ascendente de la vida: fuego, aire (globo), agua, tierra y piedras. Semillas, plantas, flores, frutos. Animales (vivos, figuras o dibujos) y el ser humano: Hombre y Mujer. Miramos algunas telas y cerámicas, producto del trabajo artesanal.

El libro de la vida nos recuerda la obra creadora de la Palabra de Dios y el mandato divino de cultivar la vida. El documento de Santo Domingo afirma: "Nace la cultura con el mandato inicial de Dios a los seres humanos: crecer y multiplicarse, llenar la tierra y someterla. En esta forma la cultura es cultivo y expresión de todo lo humano en relación amorosa con la naturaleza y en la dimensión comunitaria de los pueblos (SD 228).

En este retiro trataremos el tema: El Espíritu de Dios y las culturas.

2. Oración inicial:

Pedimos al Espíritu Santo que nos inspire y fortalezca en el ‘duro trabajo’ de cultivar la vida y lograr que la cultura cristiana sea levadura verdadera de las diversas culturas.

Rezamos una estrofa de la Secuencia:

"Ven dulce huésped del alma,

descanso de nuestro esfuerzo,

tregua en el duro trabajo,

brisa en las horas de fuego,

gozo que enjuga las lágrimas,

y reconforta en los duelos."

Terminamos con un Padre Nuestro.

3. Noticias principales a nivel nacional y local:

Anunciar algunos de los principales acontecimientos, sociales y eclesiales, previstos para este año 1998 a nivel local y nacional. (Por ejemplo: Encuentro Diocesano de CEBs, elección de gobernador, copa mundial de fútbol, etc.).

4. Presentación de los participantes:

Dinámica: Buscar y presentarse a unas tres personas de quienes no conozco su nombre, domicilio o trabajo.

5. Presentación del tema: El Espíritu de Dios y las culturas:

Tema 1: Dios en las culturas. Tema 2: La inculturación del Evangelio.

En la preparación del Gran Jubileo podemos señalar tres líneas de acción: La nueva evangelización, la cultura cristiana y la promoción humana, conforme nos orienta el documento de Santo Domingo.

El año pasado dedicamos un retiro y dos temas a profundizar sobre la nueva evangelización. En 1998 estudiaremos el tema de la cultura cristiana, actualización y fruto de la evangelización y por lo tanto obra del Espíritu de Jesús.

Juan Pablo II en su carta "Hacia el Tercer Milenio", al orientar la acción en 1998, dice: "El Espíritu es también para nuestra época el agente principal de la nueva evangelización. Será por tanto importante descubrir al Espíritu como Aquel que construye el reino de Dios en el curso de la historia y prepara su plena manifestación en Jesucristo, animando a los hombres en su corazón y haciendo germinar dentro de la vivencia humana las semillas de la salvación definitiva que se dará al final de los tiempos" (TMA 45). La Cultura Cristiana es fruto y germen de las semillas de la Palabra cultivadas en la historia.

La cultura es la ‘flor y canto’ (In Xochitl in Cuicatl) de nuestro pueblo azteca. Nuestros antepasados indígenas simbolizaron "lo bello y verdadero" en la belleza vital de la flor y en la palabra poética del canto. La vida y la verdad son el fundamento y la finalidad de ‘Costumbre’ del pueblo. Los abuelos y abuelas, al hablar de ‘costumbre’, se refieren a su tradición cultural. Son modos, maneras de vivir, trabajar, celebrar, propios de cada pueblo. En la Biblia encontramos también el valor de la tradición "Las cosas que hemos oído y que sabemos, las que nos contaron nuestros antepasados... no las ocultaremos a sus descendientes, sino que las contaremos a la generación venidera." (Sal 78,3-4)

En este retiro sobre el Espíritu de Dios y las culturas proponemos dos temas: Dios en las culturas y el Espíritu en la inculturación del evangelio.

• Tema 1: El Espíritu de Jesús en las culturas: Dios con su Palabra creó la vida y sembró semillas de su Palabra en las cosas y, sobre todo, en las personas: historia, culturas y religiones. Todo fue creado por Cristo, en Cristo y para Cristo y por eso toda cultura está llamada y puede ser cristiana en la verdad y en el amor.

Dios está presente, a través de su Espíritu, en todos los pueblos para ayudarles a descubrir el camino de vida a través de las semillas de la Palabra escondidas en la naturaleza, la historia, las culturas, las religiones: "Se pretende subrayar aquello que el Espíritu sugiere a las distintas comunidades, desde las más pequeñas, como la familia, a las más grandes, como las naciones y las organizaciones internacionales, sin olvidar las culturas, las civilizaciones y las sanas tradiciones..." (TMA 23).

• Tema 2: El Espíritu y la inculturación del Evangelio: Aclaremos que inculturación, no es falta de cultura, sino un proceso por el cual una cultura recibe y asimila el evangelio. La inculturación es injerto y polen del evangelio en y del ‘árbol de la cultura’.

En el Documento de Santo Domingo encontramos párrafos preciosos sobre la cultura y la inculturación. "La venida del Espíritu Santo en Pentecostés pone de manifiesto la universalidad del mandato evangelizador: pretende llegar a toda cultura." (SD 228 y además 229, 230).

6. Formación de grupos y organización del trabajo:

Los grupos impares estudian el tema 1 y los grupos pares el tema 2. Ver en la Introducción el punto 6, en la página 16 de las Pistas Generales, para dar las tareas. Retomaremos el trabajo de grupos en el plenario y en la celebración.

7. Descanso, recreo y refrigerio

8. Plenario:

Responder las preguntas. Hacer y explicar las celebraciones. Jesucristo es levadura de la cultura y María de Guadalupe modelo de inculturación.

9. Celebración: El Espíritu de Dios y las culturas:

El Coordinador de la asamblea preside la liturgia para hacer participar a los grupos según se les asignó. (Ver en Introducción las Pistas Generales).

10. Convivencia y despedida:

El próximo retiro será El Espíritu Santo y María. Acordar sobre el lugar, la fecha, los responsables y el material... Hacer otros acuerdos.

 

Tema 1

Dios en las culturas

"Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas extrañas, según el Espíritu Santo les movía a expresarse. Se encontraban por entonces en Jerusalén judíos, piadosos venidos de todas las naciones de la tierra." (Hch 2,4-5).

En Pentecostés, el Espíritu Santo se manifiesta como viento y fuego, elementos naturales con arraigado simbolismo en las culturas primitivas. El lenguaje es un elemento cultural fundamental.

El Espíritu Santo, ‘agente principal de la nueva evangelización’ (TMA 45) se hace presente en la diversidad de lenguas para llevar la Palabra inculturada (apropiada, adaptada, comprensible) a todos los pueblos de la tierra. El Espíritu prepara un lugar, una morada a Jesucristo no solo en el vientre de María, sino en los corazones humanos y en el seno de las culturas auténticas.

* Oración inicial:

Pedimos al Espíritu Santo sabiduría para descubrir su presencia y encarnar la Palabra en las diferentes culturas. Hacemos peticiones con el estribillo: "Ven Espíritu Divino, manda tu luz desde el cielo." Rezar Padre Nuestro y/o Ave María. Un canto.

1. VER las luces y las sombras en nuestras culturas

La cultura latinoamericana ha florecido y fructificado con una espiritualidad humana y religiosa llena de valores preciosos: hospitalidad, compasión solidaria, alegría festiva, anhelo de libertad, resistencia, sentido comunitario, compartir la pobreza con espíritu, sentido humano, religiosidad creyente y esperanza, democracia verdadera: todos al servicio de todos y de una vida digna y justa, mandar obedeciendo...

El documento de Santo Domingo sintetiza: "Los pueblos indígenas de hoy cultivan valores humanos de gran significación" (SD 245). Dentro de cierta ambivalencia, anuncia valores de la cultura moderna: "...la centralidad del hombre; los valores de la personalización, de la dimensión social y de la convivencia" SD 252.

El documento de Santo Domingo, al presentar los desafíos, nos señala grandes sombras. Veamos algunas: Separación entre religión y moral, corrupción generalizada: mentira política, mordidas, impunidad, desprecio al débil... (SD 232 236). También encontramos complejos de inferioridad, pasivismos, malinchismos, machismos, fanatismos, alcoholismo... que no son males solo individuales sino generalizados, como costumbres y por lo tanto como limitaciones y desviaciones culturales.

La teología ‘espiritualizante’ aplasta con frecuencia la religión popular. La invasión de modas extranjeras amenaza las culturas. Esto recuerda el clamor maya del Popul Vuh: "Arrancaron nuestros frutos, cortaron nuestras ramas, quemaron nuestro tronco... Pero no pudieron arrancar nuestras raíces."

2. PENSAR ¿De qué manera está y encontramos a Dios en las culturas?

"Atenienses, he observado que son muy religiosos. En efecto, al recorrer su ciudad y contemplar sus monumentos sagrados, he encontrado un altar en el que está escrito: ‘Al Dios desconocido’. Pues bien eso que veneran sin conocerlo es lo que yo les anuncio..." (Hch 17,22-24).

San Pablo recorre la ciudad de Atenas, mira monumentos, busca la presencia de Dios en la cultura helénica, llena de sombras de idolatría y extravagancia, descubre, en aquel ‘dios desconocido’, la religiosidad del pueblo griego y una puerta para anunciar a Jesús y su Evangelio.

• Leemos Hechos 17,16-34 para tener una visión de conjunto de este relato.

Tratemos de analizar y reflexionar esta frase en relación a nuestro tema, Dios en las culturas: "El creó la humanidad... con el fin de que buscaran a Dios, a ver si, aunque sea a tientas, lo pudieran encontrar; y es que en realidad no está lejos de cada uno de nosotros, ya que en él vivimos, nos movemos y existimos..." (Hch 17,26-28).

3. ACTUAR: integrar nuestra cultura nuestra fe

La separación o dicotomía entre fe y vida es una de las sombras más oscuras que dificultan encontrar a Dios en las culturas. El Espíritu Santo, quien conoce lo que hay en el corazón humano y en el interior de las culturas, nos ilumina y anima a discernir y descubrir en los valores humanos y culturales caminos hacia Dios.

* Celebración final: Jesucristo es levadura de la cultura

Se pone un pan en la mesa. La comunidad o grupo rodea la mesa y una mujer mete dentro del pan un Crucifijo. Unimos las manos como patena para levantar ese "pan vivo bajado del cielo" y hecho comida aquí en la tierra. Tomamos un pedacito de ese pan y lo comemos.

Damos gracias a Jesús por haberse encarnado en María y en la cultura judía y por haberse hecho levadura para todas las culturas. Rezamos un Ave María.

La próxima reunión comunitaria: El Espíritu Santo y la inculturación del Evangelio.

Tema 2

El Espíritu Santo y la inculturación del Evangelio

"Ustedes son la sal de la tierra; pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se salará? Ya no sirve para nada, sino para tirarla fuera y que la pisen los hombres. Ustedes con la luz del mundo... Brille su luz delante de los hombres de modo que, al ver sus buenas obras, den gloria a su padre que está en los cielos." (Mt 5,14=3-16).

Jesús, al comparar a sus seguidores a la sal y a la luz, da pistas de la inculturación del evangelio. Los cristianos y cristianas como la luz, nos insertamos en el mundo para iluminarlo y, como la sal, nos introducimos en la comida para darle sabor.

Vimos en el tema anterior: El Espíritu de Jesús en las culturas, las luces y sombras de las culturas y la acción del Espíritu Santo para preparar en el corazón de nuestros pueblos un lugar para Jesús, levadura de toda cultura. Hoy veremos el tema: El Espíritu y la inculturación del Evangelio. Inculturación es meterse en la cultura, aceptando, valorando las costumbres de los pueblos. Es "hacerse todo a todos" como veremos.

* Oración inicial:

Pedimos al Espíritu Santo que entre en nuestras vidas y corazones para que podamos entrar a los vacíos humanos y culturales y llevar el Evangelio. Rezamos una estrofa.

Entra hasta el fondo del alma,

divina luz, y enriquécenos

mira el vacío del hombre

si tú le faltas por dentro

mira el poder del pecado

cuando no envías tu aliento.

 

1. VER en el árbol de la cultura el injerto y el polen del Evangelio

En el retiro explicamos: La inculturación es un proceso por el cual una cultura recibe y asimila el evangelio traído por una evangelización encarnada y respetuosa de la vida y valores culturales del pueblo. Y aclaramos: Inculturación no es incultura o falta de cultura; sino meternos en la cultura de nuestros pueblos y dejarnos impregnar por ella.

Proponemos dos comparaciones. La Inculturación es ‘injerto y polen’ del Evangelio. Veamos el proceso de injertar para ayudarnos a comprender el proceso de inculturación.

 

Los injertos se hacen para mejorar árboles y frutos. Son varias y diversas las maneras y técnicas de injertar, según las condiciones de los árboles y de los injertos. Se da un proceso de dar y recibir tanto en el árbol como en el injerto y esto produce una transformación de ambos y de los frutos.

En el ‘árbol de la cultura’ de algún pueblo se injerta el Evangelio. No arrancamos sus frutos, ni cortamos sus ramas, ni quemamos el tronco sino valoramos y aprovechamos todo el ‘árbol de la cultura’ para encajar, encarnar el ‘gajo vivo’ del Evangelio de Jesucristo.

El ‘árbol de la cultura’ produce, por sus flores, el ‘polen’; polvo precioso para fecundar semillas propias y extrañas y para producir miel. Los evangelizadores, por la inculturación, son evangelizados por el ‘polen’: vida y valores del pueblo, y a la vez, como las abejas, transforman los valores culturales en Buena Nueva y vida cristiana.

Leamos lo que dice el documento de Santo Domingo: "La inculturación del Evangelio es un proceso que supone reconocimiento de los valores evangélicos que se han mantenido más o menos puros en la actual cultura; y el reconocimiento de nuevos valores que coinciden con el mensaje de Cristo..." (SD 230).

2. PENSAR ¿Cómo participa el Espíritu en la inculturación del Evangelio?

"Saldrá un brote del tronco de Jesé, un retoño brotará de sus raíces. Sobre él reposará el Espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor." (Is 11,1-2).

Jesús, retoño de Jesé, se injertó en el árbol de la humanidad y es modelo de inculturación evangélica por su encarnación y vida. El Espíritu se posa sobre El, le consagra e impulsa con sus siete dones.

Tres grandes principios de inculturación: "Es necesario inculturar el Evangelio a la luz de los tres grandes misterios de salvación: la Navidad que muestra el camino de la Encarnación y mueve al evangelizador a compartir su vida con el evangelizado: la Pascua, que conduce a través del sufrimiento a la purificación de los pecados, para que sean redimidos; y Pentecostés, que por la fuerza del Espíritu posibilita a todos a entender en su propia lengua las maravillas de Dios." (SD 230).

El Espíritu participa en la inculturación del Evangelio a través de Jesús y de sus evangelizadores, de los acontecimientos y situaciones históricas, comunitarias y personales y de la religión popular.

Reflexionemos sobre el ejemplo de Pablo. En la reunión pasada lo vimos en Atenas. Ahora proponemos su testimonio en la comunidad de Corinto: "He tratado de adaptarme lo más posible a todos, para salvar como sea a algunos. Y todo esto lo hago por el evangelio..."

• Leer la primera carta a los Corintios 9,19-23. Hacerse todo para todos, sin perder la identidad cristiana.

3. ACTUAR. Realizar una pastoral inculturada y evangelizadora

El documento de Santo Domingo enumera varios agentes de esta evangelización inculturada: Diócesis, parroquia, los teólogos, los sacerdotes, catequistas y demás agentes de pastoral. La Iglesia necesita hacerse indígena entre los indígenas: maya entre los mayas, nahuatl entre los nahuatls..., campesina entre los campesinos, obrera entre los obreros, urbana en las ciudades, siempre pobre entre los pobres... Es necesario valorar, respetar y promover la religión popular desde y con el mismo pueblo..

 

6) ¿Qué vamos a hacer para encarnar la pastoral profética, social y litúrgica a las diferentes culturas?

* Celebración final: María de Guadalupe modelo de la inculturación:

Hacemos una procesión con una imagen de la Virgen de Guadalupe. Llevamos flores y cantamos cantos populares. Leemos un trozo del relato del Nican Mopohua: "...En aquella sazón, el año 1531.. sucedió que había un indio, un pobre hombre del pueblo, su nombre era Juan Diego... Oyó cantar sobre el cerrito, como el canto de muchos pájaros finos... ¿Dónde estoy? ¿Acaso allá donde dejaron dicho los antiguos nuestros antepasados, nuestros abuelos: en la tierra de las flores, en la tierra del maíz... de donde sale el sol, de donde procedía el precioso canto celestial?...: Digno Juan, Juan Dieguito ¿A dónde te diriges...? Sábelo, ten por cierto, Hijo mío, el más pequeño, que yo soy la perfecta siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios por quien se vive."

Dialogamos con nuestras palabras con María. Le decimos y preguntamos y la escuchamos. Rezamos un Ave María

Próximo retiro: El Espíritu y María. Recordar el día y lugar del retiro. la próxima reunión comunitaria: El Espíritu Santo santifica a María.

Retiro 3

El Espíritu y María

"… su madre María estaba prometida a José y, antes de vivir juntos, resultó que esperaba un hijo por la acción del Espíritu Santo." Mt 1,18

En el credo afirmamos: "Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen".

El misterio de la Encarnación de Jesucristo, causa y motivo de la celebración del Gran Jubileo del año 2000, nos introduce en la relación entre el Espíritu Santo y María.

1. Ambientación del local y del retiro:

Colocar una imagen de María y una ‘paloma’ del Espíritu y, en medio, dos aros, como anillos, símbolo de la alianza entre Dios y el pueblo.

Los profetas compararon la alianza al matrimonio entre Dios y su pueblo. La Nueva alianza comienza con la Encarnación del Verbo, donde el Espíritu Santo y María realizan este compromiso de amor. En el retiro y temas veremos la relación del Espíritu con María.

2. Oración inicial:

Pedimos al Espíritu Santo nos ayude a conocer y a amar más a María, para que ella nos encamine a Jesús y a reconocer y obedecer la presencia santificadora del mismo Espíritu. Estribillo: Espíritu Santo anima a nuestras comunidades. Al terminar las peticiones: Rezamos el Ave María.

3. Noticias principales a nivel nacional y local:

Buscar noticias sobre actividades, logros, reuniones de grupos de mujeres organizadas y comprometidas, etc.

4. Presentación de los participantes:

Presentar por su nombre a algunas mujeres de las comunidades. A veces sólo se les conoce como la mujer de don fulano… ‘Doñita’, señora, algunas mujeres dirán su nombre propio.

5. Presentación del Tema: El Espíritu Santo y María:

Tema 1 El Espíritu Santo santifica a María.

Tema 2 María, esposa del Espíritu Santo.

Juan Pablo II nos ha invitado a retomar, durante los tres años de preparación del Jubileo, el tema de María en su relación trinitaria (con la Trinidad) con el Hijo, el Espíritu Santo y el Padre. En 1997 nos centramos en la maternidad de María, en 1999 miraremos a María como hija predilecta del Padre y en este año, 1998, contemplaremos a María en su relación con el Espíritu Santo. La tradicional oración al terminar los misterios del rosario y antes de las letanías presenta a María en su relación trinitaria como: Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo y Esposa de Dios Espíritu Santo.

La relación entre el Espíritu y María la proponemos en dos temas:

• Tema 1: El Espíritu Santo santifica a María. La carta Hacia el Tercer Milenio para este segundo año de preparación dice: "se dedicará de modo particular al Espíritu Santo y a su presencia santificadora dentro de la comunidad de los discípulos de Cristo." (TMA 44). El Espíritu, Santo y santificador, ha santificado plenamente a María, desde su Inmaculada Concepción, en la Encarnación y Pentecostés y durante su seguimiento de Cristo en la vida de El y en la vida de la Iglesia. Por eso, María es llamada la agraciada, "llena de gracia" y libre de pecado, María, por obra del Espíritu Santo, es la criatura, la mujer más santa.

• Tema 2: María, esposa del Espíritu Santo. La Mariología (Teología sobre María) es muy cauta y prefiere, en general, no llamar a María ‘esposa’ del Espíritu Santo para evitar interpretaciones sexualizadas de esta relación mística. El Concilio Vaticano II, al explicar la relación trinitaria de María,, dice: "el privilegio de ser Madre de Dios Hijo y, por lo tanto, la hija predilecta del Padre y el sagrario del Espíritu Santo." (L. G. 53). Prefiere usar la palabra sagrario a esposa. Sin embargo, el Catecismo de la Iglesia Católica parece aceptar el sentido esponsal de María al relacionarlo con la vocación humana y eclesial: "El sentido esponsal de la vocación humana con relación a Dios se lleva a cabo perfectamente en la maternidad virginal de María" (C.C. 505 y 507).

Juan Pablo II en su carta el Tercer Milenio al referirse a la relación del Espíritu Santo con María, sin mencionarla como esposa, destaca su ser de mujer: "María, que concibió al Verbo encarnado por obra del Espíritu Santo y se dejó guiar después en toda su existencia por su acción interior, será contemplada e imitada a lo largo de este año sobre todo como mujer dócil a la voz del Espíritu, mujer del silencio y de la escucha, mujer de la esperanza…" (TMA 48).

Reflexionemos sobre la relación personal entre el Espíritu y María a la luz del texto de San Lucas en la anunciación: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra…" (Lc 1,35). El Espíritu es creador de vida y María tierra fecunda. El Espíritu es presencia salvadora y María es el arca de la alianza (La nube, símbolo de la gloria de Dios cubría con su sombra o presencia aquel templo en el Antiguo Testamento), el santuario o lugar sagrado donde habita la divinidad. El Espíritu es palabra personal y mediadora y María es mujer creyente y obediente a esa palabra.

6. Formación de grupos y organización del trabajo:

Ver pistas generales en la Introducción. Recordar que los grupos impares estudian el tema 1: El Espíritu santifica a María. Y los grupos pares el tema 2: María esposa del Espíritu Santo. Retomaremos el trabajo de grupos en el plenario y en la celebración.

7. Descanso, recreo y refrigerio:

8. Plenario:

Responder las preguntas. Hacer y explicar las celebraciones: ¡Santificarlo sea tu nombre… Así en la tierra como en el cielo! y María, rosa mística y estrella de la mañana, ruega por nosotros.

9. Celebración: El Espíritu Santo y María:

El coordinador de la liturgia (Eucarística o de la Palabra) guía, en relación al tema, la participación de los responsables (Grupos del 1-6 según las Pistas Generales).

10. Convivencia y despedida:

El próximo retiro será: El Espíritu de Jesús y la Iglesia de Cristo. Acordar sobre el lugar, la fecha, los responsables y el material… Se harán otros acuerdos.

Tema 1

El Espíritu Santo santifica a María

"El ángel entró donde estaba María y le dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo." Lc 1,28

María está llena de gracia, desde antes de la Encarnación. Esa plenitud de gracia, es obra del Espíritu Santo, creador y dador de vida, quien desde la concepción la llenó de la vida divina y ha estado con ella. María se alegra con ese saludo. Ella, por ser agraciada y graciosa, es alegre y santa.

* Oración inicial:

Pedimos al Espíritu que habite en nosotros y nos santifique así como vivió en María la santificó. Decimos en cada petición el estribillo. "Ven dulce huésped del alma". Rezamos un Ave María.

1. VER. El mundo y la Iglesia necesita la fuerza santificadora del Espíritu.

La presentación del JUBILEO no sólo nos pide orar o estudiar temas, sino un compromiso de conversación y transformación personal y social.

Juan Pablo II nos propone, con la ayuda del Espíritu, estimular y profundizar los signos de esperanza, en el avance científico y técnico, sobre todo en la medicina al servicio de la vida humana, en el cuidado del medio ambiente (ecología) para evitar la contaminación del aire y de las aguas, en la lucha por establecer la paz y la justicia y defender los derechos humanos, en los esfuerzos por lograr una reconciliación y una solidaridad entre los pueblos. (TMA 46).

Continuemos con la carta Hacia el Tercer Milenio y miremos la necesidad del discernimiento: "en el campo eclesial, una más atenta escucha de la voz del Espíritu a través de la acogida de los carismas y la promoción del laicado, la intensa dedicación a la causa de la unidad de todos los cristianos, el espacio abierto al diálogo con las religiones y con la cultura contemporánea… " (TMA 46).

Ya antes, al denunciar el pecado de la división y la necesidad de conversión, por ser la unidad un don del Espíritu Santo, el Papa nos exhorta: "En esta última etapa del milenio, la Iglesia debe dirigirse con una súplica más sentida al Espíritu Santo implorando de El la gracia de la unidad de los cristianos. (TMA 34).

2. PENSAR ¿Qué nos enseña María para recibir al Espíritu santificador?

"No salgan de Jerusalén; espere la promesa que les hice de parte del Padre; porque Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo dentro de pocos días… Solían reunirse de común acuerdo para orar en compañía de algunas mujeres, de María la madre de Jesús y de los hermanos de este." Hch 1,4.5.14

Jesús, el día de la Ascensión, manda a sus discípulos y discípulas esperar la venida del Espíritu Santo. María ora y espera en comunidad el cumplimiento de la promesa. Ella, una vez más, será plenificada por la acción santificadora del Espíritu.

María nos enseña a recibir al Espíritu en gracia, diálogo y en comunidad. El don de Dios obra gratuitamente en la concepción inmaculada de María y la llena para siempre de gracia creciente. En el misterio de la Encarnación, María dialoga con ella misma y con el Señor "¿Cómo será esto pues no tengo relaciones con ningún hombre? Responde con su palabra comprometida: "Aquí está la servidora del Señor. Hágase en mi según tu palabra" (Lc 1,34.38).

Ya vimos el texto de los Hechos de los Apóstoles. María no está sola, vive en comunidad, en Iglesia. Ella recibe, aprende muchas cosas de los apóstoles, discípulos y discípulas. Ella da y comunica mucho, aun en el silencio, de lo que tiene en su corazón y comparte su vida y su Espíritu.

• Leemos uno o dos textos y meditamos sobre la presencia del Espíritu en María y en las otras personas.

+ Lc 1,39-49: La visitación.

+ Mt 1,18-25: Las dudas de José

+ Lc 2,22-40: La presentación.

3. ACTUAR ¡Nosotros también estamos llamados a ser santos y santificar al mundo!

El Espíritu Santo no sólo actúa en María, sino en toda criatura abierta a su verdad y su amor. La verdadera santidad no nos aparta de la tierra, sino que nos compromete en el servicio de la vida. Es misión imposible para ‘héroes’ solitarios. Por eso contamos con la fuerza del Espíritu, el ejemplo de María y la compañía de la comunidad.

 

* Celebración final: ¡Santificado sea tu Nombre… Así en la tierra como en el cielo!

Meditamos el Padre Nuestro. Nos centramos en la vocación y misión de santidad aquí en la tierra. Compartir el pan, perdonar al que nos ha ofendido, no caer en las tentaciones (egoísmo, desesperanza…) y liberarnos de todo mal, aquello que mata la vida. Invocamos, con la mano sobre el corazón, al Espíritu Santo:

"Riega la tierra en sequía,

sana el corazón enfermo,

lava las manchas,

infunde calor de vida en el hielo,

doma el espíritu indómito,

guía al que tuerce el sendero".

Próxima reunión comunitaria. María Esposa del Espíritu Santo.

Tema 2

María, Esposa del Espíritu Santo

"El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra…" Lc 1,35

El mensajero de Dios responde a la pregunta de María. El Misterio de la Encarnación sólo será posible con la mútua colaboración del Espíritu Santo y María. El Espíritu es creador de vida, presencia salvadora y palabra fecunda y María es tierra fértil, sagrario habitable y mujer fiel.

* Oración inicial:

Pedimos al Espíritu Santo que sepamos, como María, escuchar la voz del Espíritu y encarnar la Palabra de Dios. Decimos el estribillo: "Entra hasta el fondo del alma, divina luz".

1. VER. ¡Mujeres con espíritu!

Las mujeres han tenido a lo largo de la historia, un lugar muy importante en los pueblos y en la sociedad, por su cuerpo fecundo y sobre todo por su espiritualidad. Muchas fuerzas del mal han querido matar, silenciar, desvirtuar el espíritu de la mujer, pero el Espíritu divino aviva, despierta, fortalece el espíritu femenino.

Las ‘mujeres con espíritu’ han logrado una significativa participación en la vida familiar, eclesial, cívica, económica y política y van gestando su lugar en el mundo. Este acontecimiento tiene gran fuerza transformadora y es motivo de esperanza al entrar al tercer milenio.

 

2. PENSAR. ¿Por qué canta María el Magní ficat?

"Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor, y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humildad de su sierva. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones porque ha hecho en mi cosas grandes el Poderoso.". (Lc 1,46-49)

María es una mujer con espíritu, alma y corazón grandes. Ella reconoce la presencia del Espíritu en su vida y se alegra profundamente con El.

María se siente mirada y amada por Dios y también dichosa entre el pueblo. Ella con espíritu de profeta, denuncia las injusticias y anuncia la acción liberadora del Señor. Ella es mujer de Dios y mujer del pueblo; creyente y sencilla.

María se deja guiar por el Espíritu y es dócil a su voz. Escucha la Palabra y las palabras y las guarda en su corazón. Es mujer pobre y llena de esperanza…

• Leer y meditar Proverbios 31,10-31: ¡Una mujer valiosa es más preciosa que las perlas!

3. ACTUAR. ¡Ser y vivir como mujeres y hombres con Espíritu!

Hemos comentado el lugar y el importante aporte de las ‘mujeres con espíritu’. Sin embargo hay mucho por hacer para que el ESPIRITU renueve la tierra.

* Celebración final: María, rosa mística y estrella de la mañana, ruega por nosotros:

Las mujeres de la comunidad o grupo se colocan alrededor de una imagen de María, un ramo de flores y una luz encendida. Meditemos en los dones de María y de nosotras como ‘mujeres con espíritu’. Quienes queramos dar gracias tomamos el ramo de flores o la vela y decimos: Espíritu Santo, por este don… que le diste a María ó a mí… te damos gracias. Rezamos un Ave María y cantamos el Magníficat o algún canto mariano.

Próximo retiro: El Espíritu de Jesús y la Iglesia de Cristo. Recordar el día y el lugar del retiro. Próxima reunión comunitaria: El Espíritu Santo animador de las comunidades.

María, reina de la paz,

intercede por Chiapas.

 

Retiro 4

El Espíritu de Jesús

y la Iglesia de Cristo

"Entre tanto, la Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaria; se consolidaba viviendo en fidelidad al Señor, y se extendía impulsada por el Espíritu Santo." (Hch 9,31)

El Espíritu de Jesús llenaba a las Comunidades de gozo y paz, las fortalecía y hacía crecer y multiplicarse, por el amor y la fidelidad al Señor, para formar la Iglesia de Cristo.

1. Ambientación del local y del retiro:

Veremos dos temas: El Espíritu alma del Cuerpo de Cristo y el Espíritu animador de las Comunidades Eclesiales.

Para simbolizar estos dos temas ponemos: un globo desinflado y un globo inflado que representan un cuerpo sin vida y otro cuerpo con vida. (Recordemos alma significa vida).

Un dibujo de un director de orquesta dirigiendo a algunos músicos con diversos instrumentos.

Dinámica: Invitamos a un animador, con la Biblia en la mano, y a siete personas para representar a la comunidad. El animador invita a sentarse en rueda, a participar y estar en comunión. El Espíritu Santo es el principal animador de las Comunidades y de la Iglesia. Sin el Espíritu de Jesús las comunidades decaen, caen, mueren.

Los miembros de esta pequeña comunidad cierran y se tapan con la boca y nariz para no respirar, cuando ya no aguanten se postran en el suelo y ahí respiran.

Recordamos la tercera estrofa de la Secuencia al Espíritu Santo:

"Entra hasta el fondo del alma,

divina luz, y enriquécenos,

mira el vacío del hombre

si tú le faltas por dentro,

mira el poder del pecado,

cuando no envías tu aliento."

- ¿Qué le entendemos a esta dinámica?

- ¿Por qué es el Espíritu Santo el alma de la Iglesia?

- ¿Cuándo se parece un animador a un director de orquesta?

2. Oración Inicial:

Pedimos al Espíritu de Jesús dé vida a nuestra Iglesia y ánimo a nuestras Comunidades. Meditamos frases de la Secuencia que nos recuerdan acciones de un buen animador: "…brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos." Padre Nuestro.

3. Noticias principales a nivel nacional y local:

El Espíritu Santo es el inspirador de la verdadera democracia: "Todos al servicio de una vida digna para todos." Busquemos hechos y acontecimientos sobre la participación democrática del pueblo en nuestro país, en el estado o municipio.

4. Presentación de los participantes:

Presentar a los Animadores de Comunidades por tiempo de servicio: Más de 20 años, entre 15 y 20 años, 10 y 15; 5 y 10; y, 1 y 5 años. Contar una o dos experiencias.

5. Presentación del tema: El Espíritu de Jesús y la Iglesia de Cristo:

El Espíritu alma del Cuerpo de Cristo y el Espíritu animador de las Comunidades Eclesiales.

El Espíritu de Jesucristo personifica y encarna el amor en el mundo para dar vida y libertad a la humanidad. La Iglesia (ekklesía = Asamblea) es llamada, convocada por la voz del Espíritu, para constituirse en asamblea, comunidad de vida al servicio del Reino.

• Tema 1: El Espíritu, alma del cuerpo de Cristo. El Concilio Vaticano II, apoyado en la Escritura y la Tradición, propone varias figuras para simbolizar a la Iglesia: Sacramento de unidad, Pueblo de Dios, Misterio de Salvación, Cuerpo Místico de Cristo…

San Pablo en sus cartas elaboró esta última imagen: "Porque todos nosotros, judíos o no judíos, esclavos o libres, hemos recibido un mismo Espíritu en el bautismo, a fin de formar un solo cuerpo y también todos participamos del mismo Espíritu… Ahora bien, ustedes forman el cuerpo de Cristo y cada uno es un miembro de ese cuerpo." (1 Co 12,13.27).

San Agustín especificó: Cristo es la cabeza de la Iglesia y el Espíritu Santo es el alma de la Iglesia. La comparación de la Iglesia con el Cuerpo de Cristo nos hace llamar al Espíritu Santo el alma de la Iglesia, el animador de las Comunidades por su acción en sus miembros a través de los diversos carismas y ministerios.

• Tema 2: El Espíritu animador de las Comunidades Eclesiales. San Lucas, en los Hechos de los Apóstoles, llamado ‘El evangelio del Espíritu Santo’, narra la vida de la Iglesia naciente y destaca la acción del Espíritu en los acontecimientos y en el caminar de los discípulos de Cristo. El Espíritu llega de sorpresa, en varios momentos de ‘Pentecostés’, para llenar a las personas, y, formar y animar a las Comunidades.

La presencia santificadora del Espíritu Santo (TMA 44) es una acción inspiradora e integradora de los diferentes miembros y partes del ‘Cuerpo de Cristo’ no sólo en la Iglesia, sino en todo el mundo para realizar el Cristo cósmico (de todo el cosmos o universo). "… llevando su proyecto salvador a su plenitud, al constituir a Cristo en cabeza de todas las cosas… Y en él, también ustedes… al crecer en Cristo han sido sellados con el Espíritu Santo prometido…" (Ef 1,10, 13).

El Espíritu crea espacios en los corazones, en las comunidades, en la historia y en el mundo no sólo para habitar en ellos, sino para recrear la vida, renovar el rostro de la tierra y tejer en las entrañas de la historia una nueva humanidad.

6. Formación de grupos y organización del trabajo:

Ver Pistas Generales en la Introducción. Recordar que los grupos impares estudian el tema 1: El Espíritu alma del Cuerpo de Cristo y los grupos pares el tema 2: El Espíritu animador de las Comunidades Eclesiales. Retomaremos el trabajo de los grupos en el plenario y en la celebración.

7. Descanso, Recreo y Refrigerio:

8. Plenario:

Responder las preguntas y hacer las celebraciones: ¡Carencias y carismas! recibir y dar con amor en el Cuerpo del Señor; y ¡No cortar la caña doblada, ni apagar la mecha que humea!

9. Celebración: El Espíritu de Jesús:

El coordinador de la celebración preside la participación de los grupos responsables.

10. Convivencia y despedida:

El próximo retiro será La confirmación por el Espíritu. Acordar sobre el lugar, la fecha, los responsables y el material… Se harán otros acuerdos.

Tema 1

El Espíritu alma del cuerpo de Cristo

"Si vivimos gracias al Espíritu, comportémonos según el Espíritu." Gal 5,25

El Espíritu de Jesús da vida al Cuerpo de Cristo. Por esto, la Iglesia vive, camina guiada, impulsada, por la fuerza liberadora del Espíritu de Dios.

* Oración inicial:

Alrededor de un cirio encendido y una fuente de agua, la comunidad o grupo forma una rueda y todos unidos de manos invocan al Espíritu Santo: Ven Espíritu Santo… don en tus dones espléndido. Luz que penetra las almas, fuente del mayor consuelo… Le pedimos sus carismas y dones para cumplir nuestros ministerios en servicio a la comunidad. Padre Nuestro.

1. VER. ¡Necesidades y servicios de nuestras comunidades!

Recordemos el ‘arbolito social’ a nivel local:

- En lo económico: Trabajo, salarios y precios justos para tener una vida digna en casa, comida, vestido y salud.

- En lo político: Participación democrática y cívica por el Bien Común y respeto de los Derechos Humanos.

- En lo cultural: Educación personalizante (que nos trate y desarrolle como personas) y evangelización liberadora. Valoradora de las culturas de los pueblos y respeto a la religión popular.

• Hay pequeñas pero significativas experiencias de trabajos comunitarios, cooperativismo en la producción y en la comercialización. Prevención de la enfermedad y promoción de la salud.

• Hay una creciente concientización cívico-política y participación democrática en elecciones, cargos y servicios públicos. "Todos al servicio de una vida digna para todos."

• La vida comunitaria en su lucha diaria, reuniones, encuentros, es una escuela de formación y espiritualidad. Ahí se trata de recuperar la propia cultura y de vivir la religión popular como un camino de evangelización liberadora.

• Sin embargo, falta muchísimo por hacer, las necesidades se acrecientan y los problemas se multiplican y agravan. Necesitamos al Espíritu de Jesús para que con su Luz y Fortaleza nos guíe e impulse a "colaborar en la tarea de tejer la vida comunitaria", a la que nos invita la Misión por la Fraternidad en 1998.

2. PENSAR. ¿Qué carismas y servicios promueve el Espíritu en la Iglesia?

"Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo. Hay diversidad de servicios, pero el Señor es el mismo. Hay diversidad de actividades, pero uno mismo es el Dios que activa todas las cosas en todos. A cada cual se le concede la manifestación del Espíritu para el bien de todos. " (1 Co 12,4-7)

La diversidad de necesidades, personales y sociales, claman al Espíritu de Jesús para que responda y promueva en las comunidades múltiples carismas y dones; y diversos ministerios y servidores. Esta diversidad, no es división, sino complementación, promovida por el mismo y único Espíritu al servicio del Cuerpo de Cristo.

• Leer y meditar la Primera carta a los Corintios 12,8-31 Dividimos el texto en tres partes:

3. ACTUAR: ¡La caridad es el carisma fundamental, principal y universal!

San Agustín pedía a los miembros de la Iglesia unidad en lo esencial, complementación en la diversidad y en todo y siempre la caridad. Necesitamos vivir, practicar el amor en todos los carismas y ministerios. El Espíritu de amor se nos ha dado para amar a Dios y al prójimo, a los amigos y hasta a los enemigos.

* Celebración: ¡Carencias y carismas! Recibir y dar con amor en el Cuerpo del Señor

Formamos una rueda y nos unimos por las manos. Cada uno pone su mano izquierda con la palma hacia arriba en actitud de recibir y la mano derecha hacia abajo con actitud de dar. Reflexionamos un momento en silencio buscando mis carencias y luego mis carismas.

- Sin apartarnos mucho de la rueda formamos parejas (1-2 y 3-4 y 5-6…) para dialogar sobre mis carencias y carismas.

- Después del primer momento de diálogo, pasamos a un segundo momento cambiando de pareja (2-3 y 4-5 y 6-1).

- Al terminar rezamos un Padre Nuestro con la palma izquierda hacia arriba y la derecha hacia abajo pidiendo al Espíritu nos enseñe a recibir y a dar para ser hijos de Dios y hermanos del pueblo.

Próxima reunión comunitaria: El Espíritu Santo animador de las comunidades Eclesiales.

Tema 2

El Espíritu Santo,

animador de las comunidades eclesiales

"Acabada su oración, tembló el lugar donde estaban reunidos, y todos quedaron llenos del Espíritu Santo y predicaban la Palabra de Dios con valentía. La multitud de los creyentes no tenía sino un corazón y una sola alma." (Hch 4,31-32)

La comunidad, en tiempo de persecución, se reunió para darse ánimos, pedir la protección de Dios y la fortalezca para predicar con libertad la Palabra. El Espíritu escucha su oración, y en un nuevo Pentecostés, viene a animar a la comunidad y les da valor para predicar la Palabra de Dios y amor para fortalecer la comunión fraterna.

* Oración inicial:

Invocamos a Jesús para que nos dé su Espíritu para predicar la Palabra con valor y vivir en comunidad de amor. Rezamos el Padre Nuestro.

1. VER. Animos y desánimos en la vida comunitaria.

La comunidad a partir de su propia experiencia encontrará y compartirá varias cosas que la desaniman en la vida comunitaria.

Propongo algunas para reforzar lo ya dicho:

- Problemas internos de la comunidad: divisiones, chismes, críticas y pleitos: la mentira, engaños y desconfianza. El incumplimiento de los compromisos contraídos, flojera, individualismo, ausentismo, aislamiento, impuntualidad. Falta de comunicación personal, de fe y vida espiritual...

- Problemas externos a la comunidad: Familiares: Incomprensión de la pareja, de los hijos o de los padres; aprietos económicos, enfermedades.

- Eclesiales: Abandono, rechazo y prohibiciones por parte del sacerdote u otras autoridades eclesiásticas. Conflictos con los feligreses de la parroquia u otros movimientos de la Iglesia.

- Sociales: indiferencia, incomprensión de la gente, calumnias, amenazas y persecuciones de parte de las autoridades y grupos de poder.

Saquemos de nuestra experiencia tantas cosas: personas, acciones, acontecimientos que nos han dado ánimo.

+ Las personas: hermanas y hermanos que vamos encontrando, conociendo y queriendo en los grupos y comunidades. El cariño, amistad, palabras de aliento y testimonio de vida de las personas con quienes convivimos sea en la casa, en el trabajo, la iglesia o la comunidad.

+ Las acciones: Hacer y cumplir planes de trabajo social. Compartir la vida, los trabajos comunitarios. Realizar buenas obras de justicia y misericordia. Orar y meditar la Palabra de Dios. Servir en misiones de evangelización o servicio. Participar en reuniones, retiros y encuentros comunitarios al convivir y compartir con otras personas.

+ Acontecimientos: Las fiestas populares, civiles y religiosas para recordar la historia y unir al pueblo. Logros y avances de la humanidad: Respeto a la verdadera democracia, caída de dictaduras, tratados de paz, inventos científicos y tecnológicos al servicio de la vida, la salud, la fraternidad... Acuerdos solidarios para defender los Derechos Humanos de personas y grupos marginados (indígenas, migrantes), salvar la ecología...

2. PENSAR ¿Cómo anima el Espíritu Santo a los animadores y a las comunidades?

"Cuídense ustedes mismos y a todo el rebaño, pues el Espíritu Santo los ha constituido pastores vigilantes de la Iglesia de Dios, que él adquirió con la sangre de su propio Hijo." (Hch 20,28)

El Espíritu Santo llamó, nombró, formó y puso a los pastores vigilantes de la Iglesia de Efeso. Ellos son los animadores responsables de las comunidades, quienes animados por el Espíritu animan a los discípulos y discípulas de Jesucristo.

Proponemos varios textos, sólo de los primeros 15 capítulos de los Hechos de Los Apóstoles, donde encontramos al Espíritu Santo animando a los animadores y a las Comunidades Eclesiales. Escoger algunos de estos textos para reflexionar y responder después de cada lectura la pregunta:

 

• Hch 1,2.5.8: Jesús resucitado movido por el Espíritu instruye a los discípulos y discípulas, les anima a esperar al Espíritu quien les dará fortaleza y luz en su misión.

• Hch 2,1-4: El Espíritu confirma a la comunidad, les llena de luz, fortaleza para que sin miedo salgan a anunciar a Jesucristo.

• Hch 8,8-12: Pedro, lleno del Espíritu Santo, explica el milagro del paralítico curado y denuncia a los jefes del pueblo por haber asesinado a Jesús.

• Hch 4,31: El Espíritu anima a la comunidad a predicar con valor y libertad y a vivir unidos en el amor.

• Hch 6,1-7: Los apóstoles animan a la comunidad a realizar una asamblea para escoger a hombres llenos de Espíritu, fe y sabiduría para que sirvan las mesas y atiendan a las necesidades de los más necesitados.

• Hch 6,8-10: Esteban animado por el Espíritu realiza obras buenas y denuncia con la palabra a las autoridades.

• Hch 8,29.39: El Espíritu anima a Felipe a acercarse y subir al carro del etíope para explicarle las Escrituras. Este hombre marginado, en muchos aspectos, queda consolado.

• Hch 9,17-18: Ananías, animado por el Espíritu, vence el miedo a Saulo, el perseguidor de la Iglesia y va a imponerle las manos y a bautizarlo para que también Pablo sea animado por el Espíritu de Jesús.

• Hch 10,44-48: Pedro, animado por el Espíritu, vence el legalismo contra los ‘paganos (no judíos) y va a casa de Cornelio y ahí desciende el Espíritu, en otro Pentecostés, sobre los paganos.

• Hch 13,1-3: Pablo y Bernabé, durante la liturgia comunitaria, son llamados y enviados por el Espíritu a misionar.

• Hch 15,28: El Espíritu Santo, en el primer Concilio de Jerusalén, animó a los participantes a unirse y a tomar decisiones.

• Hch 16,11-15: El Espíritu de Dios abre el corazón de Lidia para que se decida por el Proyecto de Jesús y se vuelva animadora de la comunidad en Filipos.

 

 

La acción del Espíritu Santo es intensa y constante; común y diversa, personal y comunitaria (hay una relación mutua entre los animadores y la comunidad); llama y envía a realizar la misión en la Iglesia y en el mundo, por la Palabra y las obras.

3. ACTUAR ¡Animar a los animadores, a las animadoras y a las Comunidades!

Necesitamos combatir las cosas que nos desaniman y promover todo lo que nos anime a vivir. Queremos "Animarnos unos a otros, día tras día, mientras perdura el hoy" (Hch 3,13).

Darnos ánimo, entusiasmo, todos, unos y otros, dando y recibiendo y no sólo en ocasiones extraordinarias: encuentros, fiestas sino en las situaciones ordinarias, día tras día: en el hogar, el trabajo, la oración: en nuestros retiros mensuales, reuniones semanales y quincenales.

* Celebración: "No quebrar la caña doblada, ni apagar la mecha que humea" (Is 42,3)

Dinámica: Dos personas del grupo están desanimadas, postradas en el suelo. Una tiene una caña doblada y la otra un tizón humeante.

Personas de la comunidad se acercan a darles ánimo con palabras y cariño. Enderezan y vendan la caña doblada y con la vela de la comunidad encienden el tizón humeante o la veladora.

Levantan a los desanimados y todos se reintegran a la comunidad. Pedimos al Espíritu Santo nos anime a animar.

Hacemos peticiones y ofrecemos nuestros servicios de animación. Rezamos el Ave María.

Próximo retiro: La Confirmación por el Espíritu de Jesús. Recordar fecha y lugar. Próxima reunión comunitaria. El Espíritu de Jesús confirma a los cristianos y las cristianas.

Retiro 5

La confirmación

por el Espíritu de Jesús

"Ustedes son testigos de estas cosas. Por mi parte, les voy a enviar el don prometido por mi Padre. Ustedes quédense en la ciudad hasta que sean revestidos de la fuerza que viene de lo alto." (Lc 24,48-49)

Jesús resucitado se compromete de nuevo a enviar su Espíritu, don prometido por el Padre, a la comunidad. Jesús pide a sus seguidores permanecer en Jerusalén hasta ser confirmados por la fuerza del Espíritu para salir a dar testimonio de lo que han visto y oído.

1. Ambientación del local y del retiro. ¡Carismas, dones y frutos!:

En nuestro retiro: La confirmación por el Espíritu de Jesús, proponemos dos temas: El Espíritu de Jesús confirma a cristianos y cristianas, y los dones y frutos del Espíritu Santo. Por eso ponemos los objetos simbólicos: Aceite y una vela, siete cajitas envueltas como regalo y doce frutas que nos recuerdan el sacramento de la Confirmación o Crismación (rito oriental) y los dones y frutos del Espíritu.

• Dinámica: Invitamos a siete personas a representar los siete dones del Espíritu. Cuatro mujeres con una vela encendida nos recuerdan los dones que dan luz: Sabiduría, inteligencia, entendimiento y ciencia; y tres hombres con sus brazos demostrando fuerza nos recordarán lo dones que dan fuerza: Fortaleza, Piedad y Santo temor de ofender a Dios.

2. Oración inicial:

Rezamos la última estrofa de la Secuencia al Espíritu. Pedimos alguno de los siete dones y decimos el motivo... Apoyamos con el estribillo: Reparte tus siete dones.

Reparte tus siete dones,

según la fe de tus siervos.

Por tu bondad y tu gracia

dale al esfuerzo su mérito;

salva al que busca salvarse

y danos tu gozo eterno. Amén.

Rezamos el Padre Nuestro. Canto.

3. Noticias principales a nivel nacional y local:

El responsable del noticiero pregunta sobre las noticias y luego comenta algunas y complementa.

4. Presentación de los participantes:

Formar grupos de unas siete personas para compartir brevemente experiencias y vivencias sobre la confirmación; ya sea la nuestra o cuando hemos sido madrinas, padrinos o catequistas.

5. Presentación del tema: La Confirmación por el Espíritu de Jesús:

Juan Pablo II, en su carta apostólica, expresamente propone, como objetivo del año 1998 reconocer la presencia del Espíritu en la Confirmación: "Se incluye por tanto entre los objetivos primarios de la preparación del Jubileo el reconocimiento de la presencia y de la acción del Espíritu que actúa en la Iglesia tanto sacramentalmente, sobre todo por la Confirmación, como a través de los diversos carismas, tareas y misterios que El ha suscitado para su bien" (TMA 45).

• Tema 1: El Espíritu de Jesús confirma a cristianos y cristianas: Jesucristo es el Sacramento original y fundamental y la Iglesia es Sacramento de Cristo. Jesucristo instituyó todos los Sacramentos y los realiza por mediación de la Iglesia. Tengamos en cuenta esto, al estudiar el sacramento de la Confirmación, Jesús, nos dio su Espíritu y es El quien confirma y la Iglesia administra el sacramento en la celebración litúrgica.

En el Cuerpo de Cristo, como en sus miembros hay un crecimiento espiritual semejante al biológico: nacimiento, crecimiento y alimentación, tres momentos importantes de la vida humana donde Dios nos quiere encontrar por medio de los tres sacramentos de iniciación: Bautismo, Confirmación y Eucaristía. En la preparación del Jubileo se dedica este segundo año al segundo sacramento de iniciación para vivenciar y celebrar el crecimiento espiritual de los cristianos por la Confirmación en el Espíritu.

En todos los sacramentos Dios nos comunica su vida en un proceso dinámico, histórico a lo largo de nuestra existencia en la tierra, hasta alcanzar la vida eterna.

El Espíritu Santo, en la Confirmación, nos da la gracia de ir configurando a Jesucristo en nuestro interior y de irnos incorporando a su Cuerpo Místico. "Y es Dios el que nos conforma en Cristo el que nos ungió y el que nos marcó con su sello y nos dio en arras el Espíritu en nuestros corazones" (2 Co 1,21-22).

La marca, el sello del Espíritu es imborrable por eso el sacramento de la confirmación imprime carácter, es para toda la vida y solo se recibe una vez.

La carta Hacia el Tercer Milenio nos invita a permanecer en la intimidad de Dios. "El Espíritu Santo que el Padre envió en el nombre del Hijo, hace que el ser humano participe en la vida íntima de Dios; hace que sea también hijo, hija a semejanza de Cristo... El Espíritu Santo, que sondea las profundidades de Dios (1 Co 2,10) nos introduce a nosotros seres humanos, en estas profundidades en virtud del sacrificio de Cristo". (TMA 8).

• Tema 2: Los dones y frutos del Espíritu Santo. El Don de Dios se nos da a sí mismo y nos da sus siete dones para hacernos crecer espiritualmente tanto en el interior de nuestros corazones, como en la comunión eclesial y social. Este crecimiento se manifiesta y comparte a través de los doce frutos del Espíritu, no solo en la cosecha final, sino en la vida diaria.

El Espíritu es un río de agua viva que brota de Dios y del Cordero (Ap 22,1) y actúa como savia en el árbol de la Iglesia y en la vida personal y comunitaria de los cristianos. Savia transformante y nutriente en el tallo y la corteza, las ramas, hojas, flores, frutos y semillas de nueva vida. El Espíritu siempre presente hace fructificar "doce veces, una vez cada mes" para alimentar al pueblo de Dios.

En este segundo tema veremos los siete dones: sabiduría, inteligencia, ciencia, consejo, fortaleza, piedad y santo temor de Dios; y disfrutaremos los doce frutos del Espíritu: Caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia y castidad. Para profundizar este tema, contemplaremos la manera en que Jesús vivió estos dones y frutos del Espíritu Santo.

6. Formación de grupos y organización del trabajo:

Ver Pistas Generales de la Introducción. Recordar que los grupos impares estudien el tema 1: El Espíritu de Jesús confirma a cristianos y cristianas; y los grupos pares el tema 2: Los dones y frutos del Espíritu Santo. Retomaremos el trabajo de los grupos en el plenario y en la celebración.

7. Descanso, recreo y refrigerio:

8. Plenario:

Responder las preguntas y hacer las celebraciones: Renovar los compromisos contraidos en el Bautismo y en la Confirmación y Agua Viva del Espíritu, Savia de Dones y Frutos, en el Arbol de la Iglesia.

9. Celebración: La Confirmación por el Espíritu de Jesús.

El coordinador de la liturgia integra la participación ordenada de los grupos responsables y de la asamblea en general.

10. Convivencia y despedida:

El próximo retiro será El Espíritu Santo y el servicio Sacerdotal y litúrgico. Acordar sobre el lugar, la fecha, los responsables y el material... hacer otros acuerdos..

Tema 1

El Espíritu de Jesús

confirma a cristianos y cristianas

"Yo los bautizo con agua: pero viene el que es más fuerte que yo... El los bautizará con Espíritu Santo y fuego." Lc. 3,16.

Juan bautiza solo con agua y Jesús bautiza con Espíritu y fuego. Luego, Jesús bautizado y confirmado por el Espíritu Santo, bautizará y confirmará en su Nombre y por su Espíritu, en agua y fuego a sus seguidores y seguidoras.

* Oración inicial:

Pedimos al Espíritu Santo nos dé su luz y fortaleza para comprender y vivir nuestra confirmación. Hacemos peticiones... Decimos: Ven dulce huésped del alma. Padre Nuestro...

1. VER. Preparación y celebración del Sacramento de la Confirmación

El Concilio Vaticano II promovió cambios pastorales para comprender, celebrar y vivir mejor el sacramento de la Confirmación. "Por el sacramento de la confirmación se vinculan más estrechamente a la Iglesia, se enriquecen con la fortaleza especial del Espíritu Santo, y de esta forma se obligan con mayor compromiso a difundir y defender la fe con su palabra y sus obras como verdaderos testigos de Cristo." (L.G. 11).

El exigir la "edad del uso de razón" para recibir este sacramento propicia la preparación más personal, consciente y comprometida de los confirmandos. Desgraciadamente muchos bautizados ya no se confirman y dejan sin plenificar su bautismo.

En general recordamos poco, no solo porque muchos fueron confirmados muy pequeños, antes de tener "edad de uso de razón", sino porque las confirmaciones se celebran ‘cada venida de obispo’ o de sus delegados, y en general las celebraciones son más esporádicas y multitudinarias. Esto dificulta la presencia y participación en la celebración, pues solo asisten los confirmandos, sus papás y padrinos; y exige mucha creatividad al celebrante para motivar a la asamblea a participar.

Ciertamente la preparación a la Confirmación es muy importante, sin embargo las prácticas son muy diversas según la línea pastoral y posibilidades catequéticas de las diócesis y en particular de las parroquias.

Toda la Iglesia local: Diócesis, parroquia, comunidad, los confirmandos, sus papás, padrinos, catequistas, sacerdotes y el obispo somos responsables de fomentar un ambiente que valore más la Confirmación y buscar medios y métodos para dar una catequesis más sólida y adecuada a los adolescentes y jóvenes.

El Catecismo de la Iglesia Católica propone: "La preparación para la Confirmación debe tener como meta conducir al cristiano a una unión más íntima con Cristo, a una familiaridad más viva con el Espíritu Santo, su acción, sus dones y sus llamadas, a fin de poder asumir mejor las responsabilidades apostólicas de la vida cristiana" (C.C. 1309).

* Presentar a quienes se van a confirmar a Dios, a la Iglesia: obispo o delegado episcopal y al Pueblo de Dios.

* Homilía o exhortación del celebrante para evangelizar y catequizar sobre el don del Espíritu Santo y la Confirmación.

* Renovar los compromisos de la Confirmación: renuncias y promesas.

* La imposición de las manos. El celebrante después de rezar una oración impone las manos.

* La unión con el santo crisma. El obispo o su delegado episcopal reza la oración: "Dios Todopoderoso, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, que regeneraste, por el agua y el Espíritu Santo, a estos siervos tuyos y los libraste del pecado; escucha nuestra oración y envía sobre ellos el Espíritu Santo Paráclito; llénalos del espíritu de sabiduría y de inteligencia, de espíritu de consejo y de fortaleza, de espíritu de ciencia y de piedad; y cólmalos del espíritu de tu santo temor. Por Jesucristo Nuestro Señor". Y después unge, unta con aceite consagrado, la frente del cristiano haciendo la señal de la cruz y dice:

- Nombre..., recibe por esta señal. El don del Espíritu Santo.

- Amén. (Responde el confirmando).

- La paz sea contigo.

- Y con tu espíritu (responde el recién confirmado).

2. PENSAR. ¿Cuál es la relación entre el Bautismo de Jesús y la Confirmación por el Espíritu?

"Estos bajaron y oraron por ellos, para que recibieran al Espíritu Santo, pues aún no había venido sobre ninguno de ellos; solo habían recibido el bautismo en el nombre de Jesús, el Señor. Entonces les impusieron las manos y recibieron el Espíritu Santo". Hch 8,15-16

Pedro y Juan el Evangelista fueron a Samaria y apoyaron la misión evangelizadora de Felipe y les impusieron las manos a los recién bautizados para confirmarlos con el Espíritu Santo.

En los Hechos de los Apóstoles se insiste en esta unión entre Bautismo en Nombre de Jesús y la Confirmación por el Espíritu de Jesús. Vamos a leer algunos de estos textos:

• Hch 2,37-41

• Hch 8,14-17

• Hch 19,1-7

• Hch 10,44-48

Los Apóstoles y Evangelizadores anuncian a Jesucristo por medio de su Palabra e invitan a una conversión: cambio de mente y corazón. Dan a conocer al "Dios Desconocido", el Espíritu Santo: Don y Promesa de Dios. Oran e imponen las manos sobre los creyentes. hay una preocupación por señalar y fortificar la relación y la unión de Jesús y el Espíritu Santo.

Los bautizados en Nombre de Jesús o con el Bautismo de Juan son confirmados por el Espíritu y quienes recibieron el Espíritu Santo son bautizados en el Nombre de Jesucristo.

3. ACTUAR. La Virgen María y la Iglesia Primitiva nos motivan a preparar y vivir la confirmación.

La Virgen María. Los Apóstoles, los discípulos y discípulas de Jesús, durante años habían escuchado la Palabra de Jesús y seguido su Camino y sin embargo se preparan intensamente para ser confirmados por su espíritu.

Permanecen unidos de corazón y perseveran en la oración durante nueve días y hacen la primera ‘novena’ para celebrar una fiesta. Y luego salen a predicar, promueven las Comunidades para estudiar la Palabra, conviven por las casas, comparten el pan y alaban a Dios.

* Celebración: Renovar nuestros compromisos contraídos por el Bautismo y la Confirmación.

Ponemos en medio de la comunidad una fuente de agua y un cirio y las velas una por cada participante. Tomamos nuestras velitas, las metemos en el agua y las encendemos. Rezamos la Oración de la Confirmación (en el paso del Ver). Renovamos los compromisos contraídos en los sacramentos del Bautismo y la Confirmación para luchar contra la maldad y vivir nuestra fe cristiana. El diálogo lo adaptamos del ritual de Sacramentos. Al afirmar cada compromiso levantamos en alto la vela, representa el fuego del Espíritu Santo.

• ¿Estamos dispuestos a luchar contra el pecado que se manifiesta entre otras cosas en: el egoísmo; la envidia, la venganza; la mentira...?

- Sí estoy dispuesto (a).

• ¿Estamos dispuestos a: perdonar a quienes nos ofendan; a amar incluso a quienes no nos quieren bien; a ayudar a quienes nos necesiten?

- Sí, estoy dispuesto (a).

- ¿Creemos en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que se nos ha comunicado de un modo singular en el sacramento de la Confirmación, como fue dado a los Apóstoles el día de Pentecostés?

- Sí, creo.

Libremente quienes queramos renovar algunos compromisos personales lo podremos hacer:

- Espíritu Santo te prometo...

- En Nombre de Jesucristo te lo prometemos, Espíritu Divino.

Próxima reunión: Los dones y frutos del Espíritu Santo.

Tema 2

Los dones y frutos del Espíritu Santo

"Saldrá un vástago del tronco de Jesé y un retoño de sus raíces brotará. Reposará sobre él, el Espíritu del Señor: Espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor de Dios." (Is 11,1-2)

Isaías, lleno de esperanza mesiánica (llegada del Mesías o Cristo), anuncia a un descendiente de David, quien surgirá del tronco envejecido de la alianza. El Espíritu soplará y reposará sobre un retoño y lo llenará de Sabiduría, inteligencia, ciencia, consejo y fortaleza.

En preparación del Gran Jubileo estamos realizando estos retiros y haciendo estos temas para conocer y amar más a Jesús y seguir aquí y ahora su camino. En el estudio del tema de los dones y frutos del Espíritu consideraremos la manera como Jesús vivió, recibió y dio los dones y frutos del Espíritu Santo.

* Oración inicial:

Invocamos al Espíritu Santo. Le damos gracias porque el reparte sus siete dones. Y en particular por alguno de esos siete dones o alguno de los doce frutos recibidos por la Confirmación. Estribillo: Gracias, Don en tus dones espléndido. Padre Nuestro.

1. VER. Dones y frutos del Espíritu Santo.

Los dones del Espíritu Santo son siete. Están tomados del texto de Isaías, aunque ahí solo se mencionan seis dones. Quizá para darle el sentido de la plenitud del Espíritu se añade un don más. El texto del Apocalipsis: "de parte de los siete Espíritus que están ante su trono" (Ap. 1,4) simboliza esa plenitud del Espíritu.

El Espíritu Santo nos da luz y fuerza para hacer lo que le agrada a Dios y para realizar al ser humano. Los dones del Espíritu capacitan y disponen permanentemente nuestro entendimiento y voluntad para impulsarnos a vivir en Cristo, seguir su camino y construir el Reino. Los dones son gracias que actúan interna y externamente en nosotros.

Los dones que nos dan luz son: sabiduría, inteligencia, ciencia y consejo. Los dones que nos dan fuerza son: fortaleza, piedad y santo temor de Dios. Vamos a aclarar estas palabras y acciones hacia las que nos inspiran:

* SABIDURIA: Encontrarle sabor, gusto a todo lo verdadero y bueno para saber vivir con dignidad.

* INTELIGENCIA: Leer por dentro de las palabras y las cosas para interpretar el sentido de los acontecimientos y de la historia.

* CIENCIA: Aprender y comprender el comportamiento de la naturaleza, del ser humano y de la sociedad para conocer la realidad y situación en que vivimos.

* CONSEJO: Orientar y guiar a otros en la toma de decisiones para ser y vivir feliz.

* FORTALEZA: Tener ánimo y constancia para luchar en la vida, vencer las dificultades y realizar las buenas obras de justicia y misericordia.

* PIEDAD: Tener el gusto y la ternura para relacionarnos con Dios y su proyecto de salvación.

* SANTO TEMOR DE DIOS: No tener apegos a las cosas, a nada, ni a nadie para estar libres de miedos y por amor solo temer ofender a Dios.

Los frutos del Espíritu son doce. Están tomados de Gálatas 5,22-23. En el texto griego encontramos solo nueve frutos, pero para darle un sentido eclesial y de fecundidad se añaden tres frutos más. (Parece ser que la Vulgata, primera Biblia traducida al latín, desdobló en dos algunas palabras griegas llenas de mucho sentido).

Nos ha costado recordar con precisión los doce frutos, por las diversas traducciones del texto y más trabajo nos costará explicar y comprender el significado de estos dones, pues se usan palabras extrañas al pueblo, sobre todo por expresarse de manera abstracta: Caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia, castidad. (C C 1832).

Pusimos en el retiro la comparación de la Savia y los Frutos. Espero esto nos ayude a explicar y comprender un poquito más. El río del Espíritu se hace ‘savia’ y por el ‘retoño de Jesucristo’ transforma al tronco de la humanidad en el ‘árbol de la Iglesia y fructifica en frutos de vida’. El Espíritu Santo forma, a través de sus dones, en el interior de los fieles, las actitudes que se manifiestan en frutos, comportamientos alimenticios y gustosos para el Pueblo de Dios.

Explicaremos estos frutos, más que con definiciones, concretando en las personas, sus actitudes y comportamientos. En el paso del Pensar reflexionaremos a la luz de la Palabra y de la vida de Jesús sobre algunos de estos frutos del Espíritu.

+ CARIDAD: Somos amor, por ser imagen y semejanza de Dios. El Espíritu nos ama, nos enseña a amar y ama con nosotros por las obras y las palabras.

+ GOZO: Somos creados para disfrutar el bien y la verdad y gozar la vida. El Espíritu de todo consuelo nos alegra y anima a ser felices y a compartir esa alegría comunitariamente.

+ PAZ: Somos armonía con todo lo que es vida. El Espíritu, Dios de la Paz, da la paz interna a los pacificadores o constructores de la paz.

+ PACIENCIA: El pueblo pobre y sufrido, por la resistencia de espíritu, el aguante, puede sobreponerse y sobrevivir en tiempos y situaciones difíciles. Por este fruto podemos esperar con calma, paz y ánimo, los atrasos de plazos y proyectos y el retardo de la llegada del Reino.

+ LONGANIMIDAD: Los hombres y mujeres con Espíritu tienen una alma grande para todo. Grandeza y constancia de ánimo en las dificultades y adversidades.

+ BONDAD: Inclinación a hacer el bien, ternura de corazón. Tener compasión y misericordia frente a las necesidades y miserias humanas.

+ BENIGNIDAD: Hombres y mujeres que son afables, comprensivos, suaves en su modo de ser y en el trato con las demás personas.

+ MANSEDUMBRE: Los mansos y humildes de corazón. Personas apacibles para escuchar y hablar, y sosegadas en la actividad.

+ FIDELIDAD: Ser fiel, leal con las personas y cumplidor en los compromisos.

+ MODESTIA: Personas sencillas, equilibradas en su manera de vivir, hablar, vestir y reconciliarse con los demás.

+ CONTINENCIA: Personas con dominio y control sobre sí mismos para refrenar y ordenar pasiones y afectos.

+ CASTIDAD: Los hombres y mujeres que logran integrar su sexualidad en su persona y en relación recta y respetuosa con las demás personas. La pureza del corazón y la mirada limpia capacitan para amar de verdad y con libertad.

2. PENSAR. Jesús vivió y compartió los dones y frutos del Espíritu Santo

"En cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí." (Gal 5,22-23)

Pablo anima a los Gálatas a vivir la libertad y el amor según el Espíritu para no caer por la ley, ni por el libertinaje. Después de mencionar una larga lista de quince obras de la ‘carne’ (todo el ser humano, cuerpo espiritual y espíritu encarnado en cuanto opuesto al Espíritu) menciona el "fruto de Espíritu" y lo va concretizando en nueve características.

Jesús, confirmado por el Espíritu en el río Jordán, recibió los dones y frutos del Espíritu para anunciar y cumplir su misión liberadora. "Dios a Jesús de Nazareth le ungió (confirmó) con el Espíritu Santo, comunicándole su poder. Y pasó haciendo el bien y sanando…" (Hch 10. 38).

NOTA: Profundizaremos en la vida de Jesús y en los Evangelios para descubrir la manera como El vivió, recibió y dio los dones y frutos del Espíritu. Aunque sólo ponemos algunas citas, por ser tantos los dones y frutos, resultan muchísimos textos. No es necesario leerlos todos, sino tener ese material para escoger algunas citas y estudiar en casa. También se puede dedicar para este paso del Pensar dos reuniones; una para los dones y otra para los frutos.

* SABIDURIA: "El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría y la gracia de Dios estaba en él… Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres." (Lc 2,40.52). "¿De dónde le viene esto? ¿Y qué sabiduría es esta que ha sido dada? (Mc 6,2).

* INTELIGENCIA: "Todos los que lo escuchaban estaban admirados por su inteligencia." (Lc 2,47).

* CIENCIA: "Pero al instante, conociendo Jesús en su espíritu lo que ellos pensaban en su interior…" (Mc 2,8). "Pero Jesús no se confiaba a ellos porque los conocía a todos… porque El conocía bien lo que hay en el interior del hombre." (Jn 2,24-25).

* CONSEJO: Jesús supo dar consejos a personas: A Nicodemo le aconseja nacer de nuevo (Jn 3,3s). A Simón el fariseo: "Simón, tengo que decirte algo..." (Lc 7,40s), y a la comunidad con frecuencia la instruye y aconseja: "Al observar cómo los invitados elegían los mejores puestos, les hizo esta recomendación" (Lc 14,7).

* FORTALEZA: Jesús impulsado por el Espíritu Santo va al desierto y ahí con gran fortaleza resiste las inclemencias, el hambre y las tentaciones. (Lc 4,1s). El Espíritu fortalece a Jesús en su peregrinar misionero: "Jesús, lleno de la fuerza del Espíritu regresó a Galilea, y…" (Lc 4,14). "Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos." (Lc 6,19).

* PIEDAD: Jesús fue un hombre piadoso: cumplió las costumbres religiosas; y cuando era joven y adulto asistía al culto de las sinagogas; y a las fiestas del Templo. Vive su relación con Dios con intensa piedad, sobre todo en frecuentes y largos momentos de oración: "Por aquellos días, Jesús se retiró a la montaña para orar y pasó la noche orando a Dios" (Lc 6,12).

* SANTO TEMOR DE DIOS: Jesús fue un hombre valiente, libre de miedos y complejos. Su único temor, por amor, era fallarle a su Abba (Papito): "¡Abba, Padre! Todo es posible. Aparta de mi este cáliz de amargura. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieras tú." (Mc 14,36).

+ CARIDAD: El Espíritu, la Persona del Amor, consagró a Jesús por y con AMOR para evangelizar y liberar al pueblo con palabras y obras. (Lc 4,18-19). Jesús mostró su amor siempre y de diversas maneras a personas concretas y a la comunidad: "Jesús fijando en él su mirada, le amó y le dijo: Una casa te falta…" (Mc 10, 21). En la Ultima Cena comenta el Evangelista: "Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo." (Jn 13,1). "Este es mi mandamiento, que se amen unos a otros, como yo les he amado." (Jn 15,12)

+ GOZO: "En aquel momento, Jesús se llenó de gozo en el Espíritu Santo…" (Lc 10, 21, s). "Les he dicho esto, para que mi gozo esté con ustedes y su gozo sea colmado" (Jn 15,11)

+ PAZ: El nacimiento de Jesús anuncia como un acontecimiento de paz: "Gloria a Dios en los cielos y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad" (Lc 2,14). Jesús valora la paz: "Bienaventurados los que trabajan por la paz." (Mt 5,9). El acostumbraba saludar y despedirse, deseando la paz. Sufre, llora porque el pueblo rechaza la paz que ha traído al mundo: "Al acercarse y ver la ciudad, lloró por ella, diciendo: ¡Si en este día comprendieras tú también los caminos de la paz." (Lc 19,41-42). La gran herencia de Jesús es la paz: "Les dejo la paz, mi paz, les doy..." (Jn 14,27).

+ PACIENCIA: Jesús, durante su larga vida oculta, esperó con paciencia el llamado para salir a evangelizar. Nos enseña en parábolas la necesidad de la paciencia para cultivar y esperar el Reino: La semilla que crece solita bajo tierra (Mc 4,26-29). No impacientarnos con la cizaña y quererla cortar antes de tiempo (Mt 13,24-30). Jesús mismo fue muy paciente con la dureza y lentitud de sus discípulos para comprender su Evangelio: "¿Tanto tiempo hace que estoy con ustedes y no me conoces, Felipe?" (Jn 14,9).

+ LONGANIMIDAD: Jesús tuvo corazón y alma muy grandes para comprender a diversos tipos de personas y para resistir y enfrentar las adversidades con mucho temple y decisión: "Fuego vine a prender en la tierra y ¡cuánto deseo que ya estuviera encendido! Tengo que ser bautizado por una terrible prueba, y estoy ansioso hasta que se cumpla" (Lc 12,49-50).

+ BONDAD: Jesús pasó la vida haciendo el bien (Hch 10,38). El sentía misericordia y compasión por el pueblo: "Y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas sin pastor." (Mc 6,34).

+ BENIGNIDAD: Jesús era muy comprensivo con la gente necesitada y marginada: "Tampoco yo te condeno. Vete y en adelante no peques más." (Jn 8,11).

+ MANSEDUMBRE: "... aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón y encontrarán descanso para sus vidas, porque mi yugo es suave y mi carga ligera." (Mt 11,29-30).

+ FIDELIDAD: Jesús es fiel a Dios y al pueblo. "Y el que me ha enviado está conmigo; no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a él." (Jn 8,29). "Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas." (Jn 10,11). Muere proclamando su fidelidad: "Todo lo he cumplido" (Jn 19,30). Jesús resucitado promete su constante fidelidad a la comunidad: "Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el final de los tiempos" (Mt 28,20).

+ MODESTIA: Jesús es pobre y vive con dignidad. "El hijo del hombre no tiene ni dónde reclinar la cabeza." (Lc 9,58). El nunca anduvo presumiendo lo que era y hacía. Mandaba guardar secreto y que no contaran los milagros realizados. El recomienda a sus discípulos no dejarse llamar, ni que llamen a otros por títulos ostentosos: ‘padres’ o ‘maestros’. (Mt 23,8-12). Jesús entró a Jerusalén montado en un burro, señal de humildad y sencillez: "Llevaron el burrito, echaron encima sus mantos, y, Jesús montó en él." (Mc 11,7).

+ CONTINENCIA: Jesús tuvo y mostró dominio y control sobre sí mismo. Después de ayunar cuarenta días sintió hambre, pero se contuvo para no caer ante la tentación: "Está escrito, no solo de pan vive el hombre." (Lc 4,4). Jesús muere sin perder los estribos ante las provocaciones e insultos. Calla, y al hablar sus palabras son de amor y perdón. ‘Al ver el centurión... que había expirado de esa manera, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios" (Mc 15,39).

+ CASTIDAD: Jesús supo ser amigo y amar a hombres y mujeres con gran ternura. Tranquilo estuvo dialogando con una extranjera en el pozo del pueblo (Jn 4,5-9): Se dejó acariciar los pies por aquella mujer que El sabía era pecadora (Lc 7,38). "Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro." (Jn 11,5). Jesús quiere que la relación entre hombres y mujeres sea pura de malos deseos, limpia de miradas sucias (Mt 5,27-28); y valora, como gracia de Dios, el celibato, la castidad por el Reino: "No todos pueden hacer esto, sino solo aquellos a quienes Dios se lo concede. Algunos no se casan porque nacieron incapacitados; otros porque los hombres los incapacitaron; y otros eligen no casarse por causa del reino de los cielos. Quien pueda entender que entienda." (Mt 19,11-12).

3. ACTUAR. Ser hombres y mujeres de Dios y del Pueblo

El mundo necesita hombres y mujeres abiertos y fecundos por el Espíritu. La práctica, la vida de Jesús nos atrae. El Espíritu Santo nos impulsa a recibir sus dones y a cultivar sus frutos y nos motiva a darnos y a compartir nuestras vidas por el bien del pueblo y en servicio del Reino.

 

• Celebración final: Agua viva, sabia, dones y frutos en el árbol de la Iglesia

Ponemos un ‘árbol’ (maceta, rama) en medio de la comunidad y una cubeta con ‘agua viva del Espíritu’. Ponemos junto al árbol una cajita envuelta como regalo.

Dentro tiene siete papeletas con los nombres de los siete dones y una canasta con doce frutas.

Empezamos nuestra celebración: Nos persignamos e invocamos al Espíritu:

Riega la tierra en sequía.. Regamos el ‘árbol de la Iglesia’.

Reparte tus siete dones... Abrimos la caja y unas dos o tres personas sacan una tarjeta, leen el don que se les dio y dan gracias por ese don del Espíritu.

Por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito...Dos o tres personas sacan una fruta de la canasta y ofrecen vivir y compartir alguno de los 12 frutos del Espíritu.

Nos damos un abrazo de paz. Compartimos dones y frutos. Cantamos...

Próximo retiro El Espíritu Santo y el Servicio Sacerdotal y Litúrgico. Acordar sobre lugar, fecha. Próxima reunión comunitaria: El Servicio Sacerdotal.

 

Retiro 6

El Espíritu Santo y el

Servicio Sacerdotal y Litúrgico

"¡Cuánto más la sangre de Cristo, quien por el Espíritu Eterno se ofreció a sí mismo a Dios como víctima perfecta, purificará nuestras conciencias de las obras que conducen a la muerte para que podamos dar culto a Dios vivo! (Hb 9,14)

Jesucristo, por su muerte y Resurrección, ejerció una acción sacerdotal perfecta y definitiva. Jesús, como Sumo Sacerdote, por el Espíritu, ofreció su sangre y se ofreció a sí mismo, Sacerdote y víctima, santificó a su pueblo y le participó su sacerdocio para que pueda dar culto al Dios Vivo.

1. Ambientación del local y del retiro. ¡Crucifijo y vela. Estola y canasta. Biblia y Vida!

Simbolizamos este retiro sobre El Espíritu Santo y el Servicio Sacerdotal y Litúrgico con estos objetos: El crucifijo nos recuerda que Jesucristo es el Sumo y Eterno Sacerdote por su sacrificio pascual. La vela hace presente el fuego del Espíritu en los sacramentos y en la liturgia. La estola simboliza al sacerdocio ministerial y la canasta el sacerdocio del pueblo. La Biblia es la Palabra que convoca e inspira a la asamblea cristiana en la liturgia. Palabra leída y celebrada desde la vida y para la vida.

Dinámica: Invitamos a un sacerdote o alguien que lo represente y a un grupito (si es posible 7 o 12 personas) en representación del pueblo. Les entregamos los objetos simbólicos y explicamos su significado en el servicio sacerdotal y en el servicio litúrgico.

2. Oración inicial:

El Espíritu Santo es maestro de oración personal y litúrgica: "Nadie puede decir ¡Jesús es Señor! sino con el Espíritu Santo" (1 Co 12,3). Nadie puede invocar con fe verdadera a ninguna de las tres Divinas Personas sin la ayuda del Espíritu. El Espíritu "nos hace exclamar: Abba, Padre". (Rm 8,15).

Vamos a pedirle al Espíritu Santo que nos dé su gracia para rezar con fe las siguientes oraciones de la Eucaristía. En silencio, cada quien se detiene a meditar en algunas de estas oraciones para profundizar su significado: En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo... Señor ten piedad... Gloria a Dios... Creo en... Santo, Santo, Santo... Padre Nuestro... Tuyo es el Reino, tuyo el poder y la gloria... y al decir: Amén.

3. Noticias principales a nivel nacional y local:

4. Presentación de los participantes:

5. Presentación del tema: El Espíritu Santo y el Servicio Sacerdotal y Litúrgico

La carta Hacia el Tercer Milenio valora la participación de los laicos y laicas en el triple ministerio: "la fuerza que Cristo ha dado a todo el Pueblo de Dios, haciéndolo partícipe de su propia misión mesiánica: profética, sacerdotal y regia." (TMA 21). En 1997 vimos el servicio profético a la luz del testimonio de Jesús Profeta. Este año veremos el servicio sacerdotal a la luz de Cristo Sacerdote.

La palabra sacerdote es difícil de explicar, porque tiene varios sentidos. Sacerdote como encargado de presidir la asamblea creyente y sacerdote como el que hace sagradas a las personas, lugares y cosas.

Y a la vez ese sacralizar tiene varios sentidos. Uno: sacar, apartar del mundo para dedicar esas cosas, lugares y personas a la divinidad; y otro: santificar cosas, lugares y personas para renovar su relación con lo santo, la alianza con Dios.

El Espíritu Santo consagra, santifica a Jesucristo, quien se consagra y santifica para que seamos santos, como dice Jesús en su oración al Padre: "Y por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos sean santificados en la verdad." (Jn 17,19).

Jesús no tiene un sacerdocio levítico: "Y es bien manifiesto que nuestro Señor procede de Judá, y a esa tribu para nada se refirió Moisés al hablar del sacerdocio." (Hb 7,14). Por eso cuando tratamos el tema de Jesús Profeta afirmamos: Jesús en sentido sociológico no fue sacerdote, él no hizo ritos, ni ofrendas en el templo de Jerusalén, Jesús fue un laico. (Ya iremos viendo en qué sentido fue sacerdote).

La carta a los Hebreos nos revela a Jesucristo como Sacerdote, Sumo y Eterno en sentido teológico, profundo y verdadero. Jesucristo es Sacerdote en cuanto mediador de la Nueva Alianza entre Dios y su Pueblo; por su vida y su muerte ofrecida en sacrificio redentor (Hb 9,14-15), Jesús, Dios y Hombre verdadero, es el perfecto mediador por su Encarnación y su Pascua. "Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo, igual que nosotros, excepto en el pecado..." (Hb 4,14-15).

Jesús ejerció su sacerdocio con su vida obediente y martirial, con sus oraciones y lágrimas: "El cual, habiendo ofrecido en los días de su vida mortal ruegos y súplicas con poderoso clamor y lágrimas..." (Hb 5,7).

En este sacerdocio de Jesucristo, por la consagración del Espíritu Santo en el bautismo y la confirmación, se incorpora el sacerdocio de la Iglesia: Sacerdocio bautismal y sacerdocio ministerial. Jesucristo Sacerdote y Liturgo, por medio de su Espíritu y en la Iglesia, promueve y realiza el servicio litúrgico.

Los dos temas de este retiro: El servicio sacerdotal y el servicio litúrgico están muy integrados. En esta presentación tratamos conjuntamente estos aspectos para ir preparando el terreno al aterrizaje en las reuniones comunitarias.

El Vaticano II, al presentar a la Iglesia como sacramento de salvación y como Pueblo de Dios, abre amplios horizontes teológicos y pastorales.

Citamos algunas frases respecto a la comunidad sacerdotal. "Los bautizados son consagrados como casa espiritual y sacerdocio santo por la regeneración y por la unción del Espíritu Santo para que ofrezcan, a través de las obras propias del cristiano, sacrificios espirituales..." (L.G 10).

"El sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial o jerárquico se ordenan el uno para el otro, aunque cada cual participa de forma peculiar del único sacerdocio de Cristo." (L.G 10).

La palabra liturgia también es difícil de explicar porque tiene diversos sentidos. "La palabra liturgia significa originariamente ‘obra o quehacer público’, ‘servicio de parte de y en favor del pueblo’. En la tradición cristiana quiere significar que el Pueblo de Dios toma parte en ‘la obra de Dios’." (CC 1069).

Desgraciadamente es muy común en las prácticas litúrgicas despreciar el lugar y la participación del pueblo y reducir la actividad litúrgica a la celebración del culto divino. La liturgia no es obra del sacerdote aislado del pueblo. La liturgia debe integrar plenamente el triple ministerio. La palabra liturgia (texto griego) en el Nuevo Testamento se emplea para referirse al servicio de la Palabra de Dios, a las obras de caridad y al culto divino.

Escuchemos y meditemos con atención este precioso e iluminador texto del Catecismo de la Iglesia Católica: "La palabra ‘Liturgia’ en el Nuevo Testamento se emplea para designar no solamente la celebración del culto divino, sino también el anuncio del Evangelio y la caridad en acto. En todas estas situaciones se trata del servicio de Dios y de los hombres.

En la celebración litúrgica, la Iglesia es servidora, a imagen de su Señor, el único ‘Liturgo’, del cual ella participa en su sacerdocio, es decir, en el culto, anuncio y servicio de la caridad." (CC 1070).

Nota: Quienes quieran reflexionar y profundizar más sobre estos sentidos, proponemos algunos textos donde se usa la palabra liturgia (la traducción a veces es: servicio, ministro, ofrenda de fe, obra de Cristo, servir con bienes materiales, ofrendar la limosna, atender en la necesidad: Culto divino: LC 1,23 y Hch 13,2. Anuncio del Evangelio: Rm 15,16 y Flp 2,17.30. Caridad en acto: Rm 15,27;2 Co 9,12; Flp 2,25.

• ¿A cuáles obras nos llaman y envían el Espíritu Santo y Jesús por medio de la liturgia?

• ¿Qué pistas encontramos para ejercer el sacerdocio y celebrar una liturgia útil al pueblo y agradable a Dios?

 

6. Formación de grupos y organización del trabajo

Ver Pistas Generales en la Introducción. Recordar que los grupos impares estudian el tema 1: El Servicio Sacerdotal; y los grupos pares el tema 2: El Servicio Litúrgico. Retomaremos el trabajo de los grupos en el plenario y en la celebración.

7. Descanso, recreo y refrigerio.

8. Plenario:

Responder las preguntas y hacer las celebraciones: Servir los tres platos de triple ministerio en la mesa del mundo; y ¡Espíritu litúrgico y misionero de las Comunidades!

9. Celebración: El Espíritu Santo y el servicio sacerdotal y litúrgico

El coordinador de la liturgia (Eucaristía o de la Palabra) integra la participación de los grupos.

El Espíritu en el servicio sacerdotal y litúrgico.

10. Convivencia y despedida:

El próximo retiro será El Espíritu Santo y la esperanza. Acordar sobre lugar, fecha, responsables y material... Otros acuerdos.

Tema 1

El servicio sacerdotal

"Al que nos ama y nos liberó de nuestros pecados con su propia sangre, al que nos ha constituido en reino y sacerdotes para Dios, su Padre, a él la gloria y el poder para siempre. Amén." (Ap 1,5-6)

La Iglesia, pueblo sacerdotal de Dios, alaba y glorifica a Jesucristo por su amor liberador. La liturgia es una actividad vital, revela a Jesucristo en la historia y anima a las comunidades, pueblo de Dios a vivir felices y a caminar con esperanza.

• Oración Inicial:

Invocamos al Espíritu Santo con la oración de la fiesta de Pentecostés: "Dios nuestro, que por el misterio de Pentecostés santificas a tu Iglesia, extendida por todas las naciones, concede al mundo entero los dones del Espíritu Santo y continúa realizando entre los fieles la unidad y el amor de la primitiva Iglesia". Pedimos que nos dé luz y fortaleza a laicos y laicas y a los sacerdotes para comprender nuestro sacerdocio y servir a Dios y al pueblo. Padre Nuestro.

1. VER: El sacerdocio bautismal y el sacerdocio ministerial

La mayoría de la gente, aún de quienes asisten a las Misas, no comprende lo que es y significa el sacerdocio bautismal o común de los fieles. Se piensa que el servicio sacerdotal es propio de los sacerdotes y especialmente cuando celebran el culto.

Algunos laicos y laicas van comprendiendo y valorando su bautismo y descubriendo su ‘sacerdocio común’, aunque reducido a ministerios eclesiales: litúrgicos, catequéticos. ministros de la Eucaristía, Ministros de la Palabra, catequistas, misioneros...

Se van ampliando las pastorales: enfermos, presos, jóvenes, familia... pero sin considerar ministros a los responsables de estos servicios.

Y las actividades de los laicos en el mundo temporal: economía, política, cultura se consideran totalmente ajenas al sacerdocio laical.

El bautismo incorpora a los fieles a Cristo y "por la unción del Espíritu Santo, quedan consagrados como casa espiritual y sacerdocio santo para que ofrezcan, a través de las obras propias del cristiano sacrificios espirituales. Este ‘sacerdocio común’ es el de Cristo, único Sacerdote, participado por todos los miembros" (CC 1141).

El laico o laica es un hombre o mujer del pueblo en el corazón de la Iglesia y un hombre o mujer de la Iglesia en el corazón del pueblo.

El Vaticano II y el Documento de Puebla valoran mucho el lugar y la participación del laico en el mundo y en la Iglesia. Laicos y laicas comprometidos, realizan, en la práctica, este servicio sacerdotal a través de sus obras y palabras al servicio de la vida. Comprender el sentido cristiano de estas obras e integrar el triple ministerio puede motivar a servir más y mejor al pueblo y a Dios.

Escuchamos muchas opiniones. Los sacerdotes consagrados no deben reducir su actividad a ‘decir Misas’ y a ‘sentarse a confesar’. Hay gente exigente que pide sus misas especiales para su ‘difuntito’ y para celebrar no solo los 15 años, sino los tres años, el año... y otros motivos individuales. Esto sobrecarga a muchos sacerdotes en estas actividades y se descuidan otras muy importantes: evangelizar, concientizar, acompañar al pueblo para que se organice...

Muchas personas critican a los sacerdotes comprometidos en estas actividades y los califican de ‘políticos’ y hasta de comunistas... o por lo menos opinan que al salir del templo o sacristía para trabajar y servir en el mundo, para servir al Reino, es salirse de la misión que les toca.

Nota: Las personas que quieren profundizar sobre este tema del sacerdocio pueden leer la presentación de este tema en el sexto retiro sobre: El Espíritu santo y el servicio sacerdotal y litúrgico.

2. PENSAR ¿Cómo vivió Jesús su sacerdocio?

"Así también Cristo no se apropió la gloria de ser sumo sacerdote, sino que se la confirió Dios, quien le dijo: Tú eres mi Hijo... El mismo Cristo, que en los días de su vida mortal presentó oraciones y súplicas con grandes gritos y lágrimas al que podía salvarlo de la muerte..." (Hb 5,5-7).

Jesús no fue sumo sacerdote en el templo, ni siquiera sacerdote en sentido sociológico (actuar y ser reconocido como ‘sacerdote cultual’ por el pueblo de su tiempo). Dios al ungirlo con su Espíritu lo consagró Profeta, Pastor y Sumo Sacerdote.

Jesús, aunque piadoso, no realizó su Sacerdocio ofreciendo sacrificios, sangre de animales y otros ritos sacerdotales, sino con su vida entregada por amor hasta la muerte, vida de oración, clamor y lágrimas para servir al Reino. Jesús es mediador de la Nueva Alianza, entre Dios y el Pueblo, con un sacerdocio nuevo y diferente.

En la carta a los Hebreos, escrita muchos años después de la muerte y Resurrección de Jesús, el Señor, se reflexiona sobre el sacerdocio de Jesucristo. Propongo algunos textos para escoger uno o dos y meditarlos y luego responder las preguntas:

 

 

• Hb 4,14-16

• Hb 5,1-10

• Hb 8,1-7

• Hb 9,11-15

• Hb 10,1-10

 

 

 

 

Jesús en la oración a su Padre en la Ultima Cena manifiesta su servicio litúrgico en la obra de Dios y su consagración sacerdotal a la santidad de la cual nos hace participar: "Yo te he glorificado aquí en el mundo, cumpliendo la obra que me encomendaste... Yo los he enviado al mundo, como tú me enviaste a mí. Por ellos yo me consagro a ti, para que también ellos se consagren a ti, por medio de la verdad." (Jn 17,4.18.19).

Jesús vivió su sacerdocio por la consagración del Espíritu desde el momento de la Encarnación: "Por obra del Espíritu Santo" y en el bautismo donde Jesús es confirmado por el Espíritu: "Bajó sobre él, el Espíritu Santo..." (Lc 3,12).

Jesús vivió su sacerdocio inspirado, impulsado por el Espíritu a realizar la ‘Obra de Dios’ el Reino. Esto lo realizó Cristo como Profeta, con palabras y obras, con oración, con su testimonio, su amor a Dios y al pueblo y su obediencia para cumplir la voluntad de su Padre y su entrega hasta la muerte. Ofreció su sangre, su cuerpo como víctima y entró, por la Resurrección al Santuario de la Casa del Padre.

3. ACTUAR. Por el Espíritu, centrar nuestro sacerdocio en Cristo y servir al pueblo

El Espíritu de Jesús nos hace posible encarnar lo humano y lo divino en nuestro sacerdocio y nos confirma en esta vocación y misión sacerdotal.

La vida y el testimonio de Jesús deben ser el fundamento tanto del sacerdocio bautismal como del sacerdocio ministerial. El pueblo con sus necesidades y recursos nos motivarán a integrar el triple ministerio: Profético, Pastoral y Sacerdotal.

 

• Celebración: Servir los tres platos del ‘triple ministerio’ en la mesa del mundo.

La comunidad rodea una mesa donde hay tres platos vacíos.

Nos persignamos en el Nombre de Dios e invocamos al Espíritu Santo para que nos dé luz para ver las principales necesidades en nuestro pueblo y fortaleza para responder con los servicios demandados. En silencio miramos la mesa, como contemplando al mundo.

Tres personas representando los servicios profético, pastoral y sacerdotal levantan la mesa en alto. Pero el servicio sacerdotal se retira con los ojos cerrados y las manos juntas y nos ayuda. Pedimos perdón por las veces que nuestro servicio sacerdotal ha estado separado, desencarnado del pueblo.

El servicio sacerdotal se convierte y vuelve a cargar la mesa. la comunidad ofrece servicios sacerdotales al pueblo y a Dios.

Rezamos el Ave María. Ella nos ayuda a servir y nos dice: "Faltan ‘vino’ y pan y muchas cosas más en la mesa del mundo.

Próxima reunión comunitaria: El servicio litúrgico.

Tema 2

El servicio litúrgico

"El Espíritu y la Esposa dicen: ‘¡Ven!’ Diga también el que escucha ‘¡Ven!’ Y si alguno tiene sed venga y beba gratis, si quiere, del agua de vida." (Ap 22,17)

El Espíritu Santo y la Iglesia nos convocan a celebrar la presencia de Jesús en el ‘nuevo paraíso’. El Espíritu inspira la liturgia, con fe nos hace clamar al Señor de la historia: ¡Ven Señor, Jesús! ¡Maranatá! Y nos invita a beber de su gracia, esa agua viva que por el mismo Espíritu brota del trono de Dios y del Cordero.

• Oración inicial:

Invitados por el Espíritu y la Iglesia clamemos: Ven Señor Jesús, Maranata. Creemos la respuesta de Jesús: ¡Si, vengo pronto! (Ap 22,20). Hacemos nuestras peticiones... y acompañamos con la respuesta: ¡Ven, Señor Jesús! Padre Nuestro y/o Ave María.

1. VER. ¡El Espíritu y la letra en nuestras celebraciones litúrgicas!

Comencemos por recordar y complementar la explicación de las palabras, al presentar el tema en el retiro pasado: Liturgia, significa: obra y servicio del pueblo y para el pueblo. El pueblo celebra la Obra de Dios en la Historia de la Salvación. Bendecimos al Padre por las bendiciones recibidas, reconocemos la presencia pascual de Cristo glorificado y nos dejamos inspirar y guiar por el Espíritu Santo para recordar y actualizar el Misterio de Cristo.

El Concilio Vaticano II reconoce la importancia de la acción del Espíritu de Jesús para renovar y realizar la liturgia: "El celo por promover y reformar la sagrada liturgia se considera con razón como un signo de las disposiciones preferenciales de Dios sobre nuestro tiempo, como el paso del Espíritu Santo por su Iglesia..." (SC 43).

La reforma litúrgica realizada por el Concilio fue necesaria porque por muchas razones y motivos las celebraciones fueron perdiendo ‘espíritu’ y fueron cayendo en un ritualismo donde la letra mataba la vida.

Nos llaman la atención: Dejar el latín para escuchar en la Misa nuestros idiomas: español, portugués, nahuatl... Celebrar de frente al pueblo y no dando las espaldas. Dar más importancia a la Sagrada Escritura, sobre todo por la homilía (conservación, diálogo, sermón participado) para escuchar e interpretar la Palabra de Dios. En general se fomenta la participación y comunión de la asamblea eclesial con cantos y oraciones de los fieles.

Promover la comunión sacramental al reducir el ayuno eucarístico a una hora antes de comulgar. Esto posibilitó las misas vespertinas y facilitó la asistencia de los fieles...

La reforma litúrgica no solo se dio en las celebraciones eucarísticas, sino en otros sacramentos y sacramentales (imposición de ceniza, agua, pan, aceite benditos y demás bendiciones...) y hasta en el valorar el sentido evangelizador y litúrgico de la piedad popular: rezo de rosario y novenas y la religión del pueblo: peregrinaciones, fiestas...

Las reformas conciliares a la liturgia tienen ya más de treinta años. Veamos, aquí y ahora, las luces y las sombras del servicio litúrgico para evaluar y rectificar nuestras celebraciones.

 

Hay comprensión y participación: ‘Ahora sí le entendemos’, ‘Ahora sí nos toman en cuenta’. Se han multiplicado los ministros y ministras de la Eucaristía y celebradores de la Palabra. Servicio valioso sobre todo donde es más grande la escasez de sacerdotes.

Hay sacerdotes que saben promover y delegar trabajo a los laicos y laicas: acólitos, coros, lectores, pero también tareas más Evangelizadoras y de Promoción Humana.

Los libros, catecismos, cursos, pláticas presacramentales van formando y capacitando a los laicos y laicas.

Hay parroquias y templos donde las liturgias son más vivas, participativas y motivan la asistencia de los fieles. Se dan experiencias positivas de inculturación y adaptación de la liturgia y valoración de la religión popular.

Se ven muchísimas quejas: ‘El padre no nos deja participar o no sabe explicar y nada más se le va en regañar...’; ‘la gente no entiende o no quiere cambiar y siguen en su terquedad’.

Falta comunión y participación en la mayoría de las celebraciones. Muchas personas todavía van muy pasivos a ‘oír Misa’, prefieren quedarse aislados, aunque sea parados con tal de no acercarse al frente o a otras personas, dan la paz apenas alargando la mano a quienes se les acercan. Van a Misa por cumplir un mandato y evitar algún castigo de Dios y se conforman con alcanzar que les caiga la bendición.

Miremos algunas de las causas de estas sombras: Son muchas y grandes y las encontramos tanto del lado de los sacerdotes como del pueblo.

El clericalismo por el que el sacerdote monopoliza el poder sacerdotal y manipula, margina y rebaja a los fieles, sobre todo a las mujeres.

El ritualismo apegado a la ‘letra’ y despegado del Espíritu y del pueblo.

El sacramentalismo por el que los sacerdotes y el pueblo administran y reciben los sacramentos por salir del paso, sin querer evangelizar, ni ser evangelizados y esto propicia la comercialización de los sacramentos.

Hay sombras extremas: Algunos grupos cismáticos o integristas rechazan los cambios: celebrar de espaldas al pueblo y en latín, ‘abren la gloria’ el Sábado en la mañana, "así como era antes". Otros que hacen cambios y novedades de manera superficial, a partir de sus ondas personales o proselitistas (propagandistas) sin tomar en cuenta al pueblo, costumbres y tradiciones, ni a la Iglesia en su magisterio y normas.

2. PENSAR. La Trinidad en la comunión y participación en las asambleas y acciones litúrgicas

"Un día, mientras celebraban la liturgia del Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: Sepárenme a Bernabé y a Saulo para la misión que les he encomendado. Entonces, después de ayunar y orar, les impusieron las manos y los despidieron. Enviados por el Espíritu Santo Bernabé y Saulo bajaron..." (Hch 13,2-4)

El Espíritu Santo está siempre presente en la liturgia, habla y sorprende a la Comunidad, la convoca a reunirse y la dispersa en misión; llama y envía. La comunidad celebra y escucha, ora en su interior y sale al exterior.

La liturgia no encierra, sino abre, motiva a ayunar y a compartir y comer pan. La liturgia no concluye con la bendición, ni con la imposición de manos, sino continúa en la misión.

La Trinidad en la comunión y participación en las asambleas y acciones litúrgicas. "La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo, estén con ustedes." (2 Co 13,13).

Para explicar, comprender y recordar la participación de la Trinidad en la Liturgia, vamos a tomar algunos textos del Apocalipsis y algunos comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica sobre la Liturgia: Obra de la Santísima Trinidad (CC 1077 a 1112).

Proponemos una sencilla dinámica de representación:

Necesitamos tres personas para representar a la Santísima Trinidad: El Padre: un hombre mayor sentado y cubierto con una sábana, símbolo de la nube de la gloria, de la presencia de Dios; Jesucristo, el Cordero de Dios, un joven con dibujo o letrero; y el Espíritu Santo: una mujer con agua y aceite de la consagración bautismal. La Iglesia una mujer con una estrella y/o una rama en la mano y con la otra mano toma la mano de la mujer que representa al Espíritu Santo. (Si no se pueden conseguir los objetos al menos ayudarnos del dibujo).

Leemos una primera vez Ap 4,8-5,14. Estemos atentos a los aspectos litúrgicos del texto. Muchos de ellos retomados en la Eucaristía.

* El Padre: Fuente y fin de la liturgia. Las comunidades santifican y bendicen al que está sentado en el trono (Dios Padre): "Santo, Santo, Santo, Señor Dios Todopoderoso... los vivientes dan gloria, honor y acción de gracias al que está sentado en el trono y vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro Ancianos se postran ante el que está sentado en el trono y adoran..." (Ap 4,8,10). La Iglesia bendice, agradece al que ha bendecido (dicho bien) a toda la creación. "¡Bendito sea Dios Padre...!" (Ef 1,3s).

* Jesucristo: Obra y glorificación de Cristo en la Liturgia. "Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza" (Ap 5,12). Jesús, Cordero degollado, pero de pie, por su Muerte y Resurrección realizó su obra de salvación. El hace participar a la Iglesia en su liturgia terrena y pregustar la celestial. Jesús está presente no sólo en la persona del ministro, sino en la comunidad, en su Palabra, en los signos sacramentales.

* El Espíritu Santo y la Iglesia en la Liturgia: El Espíritu inspira, prepara, conduce, realiza una liturgia universal: "Y todas las criaturas del cielo y de la tierra, de debajo de la tierra y del mar, oí que también decían: Al que está sentado en el trono y al Cordero, alabanza, honor, gloria y poder por los siglos de los siglos. Los cuatro seres vivientes respondieron: Amén y los ancianos se postraron en profunda adoración." (Ap 5,13-14). El Espíritu como que no aparece, pero está presente en el interior de la vida, en los corazones, dando fe, amor y esperanza, elementos fundamentales de la liturgia.

El Espíritu viene del Padre y del Hijo y convoca a la Iglesia a llamar a la asamblea y a hacer presente a Jesús: "El Espíritu y la Esposa (de Cristo, la Iglesia) dicen: ‘¡Ven!’... (Ap 22,17).

El Espíritu, por la Palabra de Dios, nos recuerda y revela la Historia de Salvación y en especial el Misterio de Cristo. La Iglesia en la Eucaristía pide al Padre para que envíe su Espíritu para convertir las ofrendas en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Por eso el sacerdote antes de la consagración pide la intercesión del Espíritu Santo: "Santifica estos dones, con la efusión de tu Espíritu, de manera que sean para nosotros Cuerpo y Sangre de Jesucristo N. S." (oración Eucarística II). Y luego, después de la consagración, se invoca al Espíritu para lograr la comunión eclesial: "Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo."

• Leemos una segunda vez Ap 4,8-5,14. Meditamos.

3. ACTUAR. Por el Espíritu de Amor construir la comunión y promover la participación litúrgica

Vivimos las luces y sombras en el campo de la liturgia y descubrimos las grandes necesidades y posibilidades de acción para sacerdotes, laicos y laicas. Reflexionamos sobre la obra de la Santísima Trinidad en la comunión y participación litúrgica y encontramos la inspiración e iniciativa del Espíritu y la diversidad de actividades litúrgicas en la Iglesia.

Los sacerdotes no pueden atender solos a tantos fieles, templos, capillas y ermitas se necesita la ayuda de los laicos y laicas: catequistas, ministros y ministras, animadores y animadoras, misioneros y misioneras para evangelizar, catequizar, celebrar la liturgia comunitaria con la Palabra y la Comunión.

La gente necesita aceptar y valorar estos servicios de los laicos y laicas como una acción verdaderamente eclesial y sacerdotal. No esperar hasta que venga el sacerdote para reunirse a celebrar la liturgia.

Las Comunidades Eclesiales de Base, en comunión eclesial con la parroquia y toda la Iglesia buscan prestar el servicio litúrgico formando comunidades de fe, esperanza y amor e integrando el servicio litúrgico con los servicios profético y pastoral.

* Celebración: ¡Espíritu litúrgico y misionero de las Comunidades!

La comunidad en oración recuerda los compromisos pendientes para resolver las necesidades más urgentes del pueblo. Pedimos al Espíritu su luz y fortaleza. Nos quedamos en silencio tratando de escuchar al Espíritu del Señor: Ven... Vayan... Envíen...

Se escogen dos compromisos para realizar, se comprometen no solo quienes lo van a realizar, sino toda la comunidad. Los dos elegidos, se ponen de rodillas y la comunidad pasa a imponerles las manos para enviarles y darles apoyo. Padre Nuestro, Canto.

Próximo retiro: El Espíritu Santo es el Dios de la esperanza. Recordar el lugar y la fecha. Próxima reunión comunitaria: La virtud de la esperanza.

Retiro 7

¡Espíritu Santo:

Dios de la esperanza!

"El Dios de la esperanza les colme de todo gozo y paz en su fe, hasta rebozar de esperanza por la fuerza del Espíritu Santo." (Rm 15,13).

‘¡Dios de la esperanza!’ Otro nombre hermoso y revelador del Espíritu Santo. La esperanza da alegría y paz a los seres humanos, pero requiere fe para poder rebozar. La fe, caridad y esperanza integradas por el Espíritu, son virtudes, fuerzas espirituales.

1. Ambientación del local y del retiro:

Simbolizamos este retiro sobre El Espíritu Santo: Dios de la esperanza con un globo terráqueo que nos recuerda: ‘Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los seres humanos de nuestros tiempos, sobre todo de los pobres y cuantos sufren." (Vaticano II. L.G. 1).

Para el tema 1: La virtud de la esperanza: ponemos un ancla, símbolo de la firmeza de la esperanza en las grandes tempestades: "...adheridos a la esperanza propuesta; esperanza a la que nos aferramos como ancla segura y firme para nuestra vida" (Hb 6,18-19), y un casco protector de golpes graves: "...cubiertos con la coraza de la fe y del amor, y con la esperanza de la salvación como casco protector." (1 Ts 5,8).

Para el tema 2: Los peregrinos de la esperanza ponemos una vara de apoyo para los caminos difíciles. (Nota: Podemos poner estas citas en cartulinas).

2. Oración inicial:

El Padre Nuestro es la oración de la esperanza. Esperamos que Dios sea Dios y nosotros, su pueblo, esperamos vivir como hijos e hijas de Dios y como hermanos y hermanas. Meditamos el Padre Nuestro reflexionando si las siete peticiones corresponden a nuestros anhelos de esperanza. Algunas personas dicen retomando el Padre: Tengo esperanza de que sea santificado el Nombre de Dios... de... o de...

3. Noticias principales a nivel nacional y local:

Este es nuestro último retiro de 1998, un año más está por terminar. Además de ver las principales noticias del momento, recordar los principales acontecimientos del año.

4. Presentación de los participantes:

Formar pequeños grupos espontáneos (cinco personas) para intercambiar nuestras esperanzas alcanzadas y aquellas que anhelamos alcanzar.

5. Presentación del tema: El Espíritu Santo: Dios de la esperanza:

Las celebraciones jubilares siempre han sido motivo de esperanza, aunque no siempre se logren los ideales y las expectativas (TMA 13). El simple hecho de llegar con vida al año 2000 anima la esperanza, aunque lo importante es la manera en que yo, nosotros, la iglesia, el mundo, vamos a llegar al Gran Jubileo.

Juan Pablo II nos motiva a no solo recordar el acontecimiento de la Encarnación y nacimiento de Jesús, sino a hacer realidad el misterio de Cristo. "El jubileo deberá confirmar en los cristianos de hoy la fe en el Dios revelado en Cristo, sostener la esperanza prolongada en la espera de la vida eterna, vivificar la caridad comprometida activamente en el servicio de los hermanos" (TMA 34).

El año pasado dedicamos un retiro y dos temas a la fe, 1999 lo dedicaremos a la caridad y en este año veremos y reflexionaremos en la virtud de la Esperanza y en los peregrinos de la esperanza.

Proponemos algunos elementos para luego entrar a los temas:

Virtud significa fuerza, vigor. La esperanza es un estado de ánimo en que se presenta como posible algo que deseamos. La esperanza nos da fortaleza para vivir y resistir. La esperanza es algo muy importante en la vida. Por eso decía el padre Teilhard de Chardin: ¡El mundo será de aquellos que puedan inspirar y compartir las más grandes esperanzas!

El pueblo, sobre todo los pobres y los que sufren afirman lo que dice el refrán popular: "Lo último que se pierde es la esperanza. Desgraciadamente hay hombres y mujeres que han perdido la esperanza. No tanto por causa de los males y sufrimientos personales y sociales, pues muchos la conservan a pesar de todo esto, sino por caer en la desesperación o en la presunción. El desesperado piensa, siente que nadie, ni nada le podrá ayudar a resolver sus problemas y el presumido considera que él puede solo, sin la ayuda de nadie.

En la Biblia aparece 123 veces la palabra esperanza y relacionados con el verbo esperar se contabilizan más de 350 vocablos, ya en los dos temas, sobre todo en el paso del Pensar iremos dando y leyendo varias citas de textos.

Es interesante notar que la mayoría de los textos sobre la esperanza los encontramos en los salmos y en los profetas y en las cartas, pero en los evangelios solo dos veces se encuentra el vocablo esperanza y muy pocas veces el verbo esperar, como esperar a alguien o algo. Sin embargo Jesucristo y su Evangelio son la mayor causa y finalidad de la verdadera esperanza.

En las cartas encontramos la esperanza integrada a la fe y la caridad: "Ante Dios, que es nuestro Padre, hacemos memoria de la vitalidad de su fe, del esfuerzo de su amor y de la firme esperanza que han puesto en nuestro Señor Jesucristo"
(1 Ts 1,3). También en 1 Ts 5,8; 1 Co 13,13...

Los pastores de la Iglesia, sacerdotes, teólogos y catequistas fueron elaborando una doctrina sobre las virtudes. Definen: "La virtud es una disposición habitual y firme para hacer el bien" (CC 1804). Distinguen y clasifican las diversas virtudes. En nuestro tema solo tomaremos las virtudes teologales: fe, esperanza y caridad, para profundizar en la esperanza. Las virtudes teologales tienen como origen, motivo y objeto a Dios.

Quizá conviene aclarar que los no cristianos y aun los no creyentes, por la Encarnación y la Pascua de Cristo, pueden tener la esperanza y el amor, y de hecho muchos hombres y mujeres de buena voluntad, los llamados ‘cristianos anónimos’ viven la esperanza y el amor; y en no pocos casos de una manera más comprometida y eficaz que algunos ‘cristianos apáticos’. Jesucristo les valora hoy su amor y su esperanza, como apreció ayer las obras de aquel ‘buen samaritano’.

La fe en Dios trino (Trinidad) ciertamente anima y posibilita acrecentar y dar plenitud a la esperanza y al amor. "En esta dimensión escatológica, los creyentes serán llamados a redescubrir la virtud teologal de la esperanza...

La actitud fundamental de la esperanza, de una parte, mueve al cristiano a no perder de vista la meta final que da sentido y valor a su entera existencia y, de otra, le ofrece motivaciones sólidas y profundas para el esfuerzo cotidiano en la transformación de la realidad para hacerla conforme al proyecto de Dios" (TMA 46). La esperanza nos anima a esperar un futuro mejor y nos compromete a luchar por un mundo mejor en el presente.

Proponemos dos temas para las reuniones comunitarias:

• Tema 1: La Virtud de la esperanza. Ahí veremos la necesidad de la esperanza porque la creación entera, la humanidad "gime con dolores de parto" y reflexionaremos en la virtud de la esperanza animada por el Dios de la Esperanza: "...esperamos ardientemente recibir la salvación por medio de la fe, mediante la acción del Espíritu." (Gal 5,5).

• Tema 2: Los peregrinos de la esperanza. Para comprender y encarnar mejor la virtud de la esperanza la vamos a visualizar en personas concretas, en los peregrinos de la Esperanza. Veremos en el ocaso del siglo XX y la aurora del siglo XXI, nuestra realidad y el peregrinar de la Iglesia de la Esperanza: Iglesia Samaritana, Iglesia Hogar, Iglesia Santuario, Iglesia Misionera e Iglesia Profética. Buscaremos a los peregrinos de la esperanza en la Biblia para iluminar nuestro camino.

Desde Abraham, el patriarca, pionero y patrón de los peregrinos de la esperanza: ‘El cual, esperando contra toda esperanza creyó y fue hecho padre de muchas naciones." (Rm 4,18); pasando por María, mujer de esperanza, hasta llegar a Jesucristo modelo y fuente de toda esperanza: "Nosotros esperábamos que él fuera el libertador de Israel..." (Lc 24,21). Y así comprometernos a vivir y compartir la esperanza. "...y estén siempre dispuestos a dar razón de su esperanza a todo el que les pida explicaciones." (1 Pe 3,15).

6. Formación de grupos y organización del trabajo

Ver Pistas Generales en la Introducción. Recordar que los grupos impares estudian el tema 1: La virtud de la esperanza; y los grupos pares el tema 2: Los peregrinos de la esperanza. Retomaremos el trabajo de los grupos en el plenario y en la celebración.

7. Descanso, recreo y refrigerio:

8. Plenario:

Responder las preguntas y hacer las celebraciones: ¡Sembrar esperanza en el sufrimiento y tener paciencia y resistencia para cosecharla! Y ¡El Espíritu Santo en la Peregrinación de la Esperanza. El coordinador de la liturgia, centrado en el tema promueve la participación de los grupos responsables.

10. Convivencia y despedida:

Terminamos este segundo año dedicado al Espíritu Santo y las comunidades sin olvidar a Jesucristo centro y motivo de Jubileo del 2000. Seguiremos, Dios mediante, esta preparación en 1999 con el Padre de Nuestro Señor Jesucristo y Padre Nuestro.

Tema 1

La virtud de la esperanza

"...la creación vive en la esperanza de ser también ella liberada de la servidumbre de la corrupción y de participar así en la gloriosa libertad de los hijos de Dios... la creación entera está gimiendo con dolores de parto hasta el presente." (Rm 8,19-21).

La realidad de pecado: injusticia, maldad, muerte causan destrucción ecológica, personal y social. El ‘mal espíritu’ nos quiere sumir en la tristeza, miedo y desesperación que hacen sufrir y llorar a toda la creación, a la humanidad y a la Iglesia. Sin embargo, el buen Espíritu transforma el llanto desolador en clamor de esperanza y consuelo y nos anima a liberarnos de toda esclavitud.

En 1998 nos hemos guiado por El Espíritu Santo y las comunidades. Queremos terminar el segundo año de preparación del Gran Jubileo reflexionando sobre la virtud de la esperanza para animar nuestros corazones y abrir nuevos horizontes.

* Oración inicial:

Seguimos pidiendo al Espíritu que nos enseñe a orar. El Espíritu no solo ora en nosotros cuando rezamos oraciones ya hechas o escritas, sino cuando hace brotar súplicas del corazón y hasta gemidos. "Asimismo el Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, pues nosotros no sabemos orar como es debido, y es el mismo Espíritu el que intercede por nosotros con gemidos que no se pueden expresar..." (Rm 8,26).

Meditemos en silencio sobre las penas que hacen clamar al pueblo. Decimos algunas con el estribillo: Espíritu Santo enséñanos y ayúdanos a orar. Padre Nuestro y Ave María. Canto.

1. VER y OIR el gemir de la creación y el clamor del pueblo

El Concilio Vaticano II nos exhorta a ver la situación del pueblo y a escuchar su clamor: "Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres y mujeres de nuestros tiempos, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren." (Vaticano II, L.G. 1).

Hemos hecho una grande lista y nos faltan muchas más tristezas y angustias por mencionar. Recordemos y miremos los rostros del pueblo empobrecido que nos presentó la Iglesia Latinoamericana, reunida en Puebla, al querer compartir sus sufrimientos y angustias: "...rostros muy concretos en los que deberíamos reconocer los rasgos sufrientes de Cristo... rostros de niños golpeados por la pobreza... de jóvenes desorientados... de indígenas viviendo marginados y en situaciones inhumanas... rostros de campesinos... relegados... privados de tierra... rostros de obreros frecuentemente mal retribuidos... rostros... rostros..." (DP 31-40).

Lista desgraciadamente agrandada y agravada 12 años después en la Asamblea de Santo Domingo: "...los rostros desilusionados por los políticos que prometen pero no cumplen; los rostros humillados a causa de su propia cultura... los rostros aterrorizados por la violencia... los rostros angustiados de los menores abandonados... los rostros sufridos de las mujeres humilladas y postergadas; los rostros cansados de los migrantes..." (SD 178).

Nos cuesta más trabajo encontrar los gozos y las esperanzas del pueblo empobrecido. Sin embargo, los pobres y los que sufren son los que tienen la esperanza más grande y auténtica. La sola y única esperanza de los pobres es Dios. Por eso Jesucristo tiene una gran esperanza en los pobres: "En aquel momento el Espíritu Santo lleno de alegría a Jesús, que dijo: Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes y se las has dado a conocer a los pequeños." (Lc 10,21).

Los pobres con Espíritu son los bienaventurados, evangelizados y evangelizadores. Mujeres y hombres dignos, compartidos, solidarios y con grandes valores humanos. Ministerio, posible solo por la acción del Espíritu de la Esperanza.

Los profetas, de ayer y de hoy, hombres y mujeres del mismo pueblo, nos ayudan a encontrar la presencia del Espíritu de la Esperanza y a vivificar la esperanza de hombres y mujeres con Espíritu, en situaciones de desesperanza.

"Y me dijo: Hijo de hombre, estos huesos son el pueblo de Israel. Andan diciendo. ‘Se han secado nuestros huesos, se ha desvanecido nuestra esperanza, todo se ha acabado para nosotros." (Ez 37.11). El profeta mira la situación del pueblo: huesos de hambre y muerte; escucha gritos desesperados y desesperanzados: perdimos hasta la esperanza, pero el profeta también escuchará la palabra de Dios: "Yo abriré sus tumbas, los sacaré de ellas... Infundiré mi Espíritu y vivirán. Los estableceré en su tierra y reconocerán que yo, el Señor, lo digo y lo hago" (Ex 37,12).

2. PENSAR ¿En quién tenemos puesta nuestra esperanza?

"...también nosotros, los que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior... ya estamos salvados, aunque solo en esperanza; y es claro que la esperanza que se ve no es propiamente esperanza, pues ¿quién espera lo que tiene ante los ojos? Pero si esperamos lo que no vemos, estamos aguardando con perseverancia." (Rm 8,23-25).

Salvados por Jesucristo tenemos esperanza, a pesar de los pesares y esperamos con paciencia lo que no vemos y aun no tenemos porque Dios nos ha dado su Espíritu y ha derramado su amor en nuestros corazones.

• Leer y meditar: Rm 5,3-5.

• Leer y meditar: Hb 10,23-25.

La esperanza de los pobres está iluminada y fortalecida por la Palabra de Dios: "Porque el pobre no será olvidado para siempre, ni quedará defraudada la esperanza de los humildes." (Sal 9,19). Dios no solo no olvida, sino espera en los pobres, porque (como decíamos) los pobres son los únicos cuya única esperanza es Dios.

3. ACTUAR. Vivir hoy la esperanza porque hay un mañana

La esperanza no es dejar para mañana lo que podamos hacer hoy. La esperanza nos impulsa hacia el futuro y a veces hasta nos hace soñar utopías. Sin embargo la esperanza solo tiene sentido cuando se vive en el presente.

Esperamos en Dios y El espera en nosotros, ninguno de los dos nos podemos quedar inactivos. El siempre cumple con su parte, por eso necesitamos nosotros cumplir con la nuestra.

* Celebración: ¡Sembrar esperanza, en el sufrimiento y tener paciencia y resistencia, para cosecharla!

- Material: cuatro macetas (o cualquier recipiente) con tierra: semilla, retoño, flor y fruta.

- Pedimos al Espíritu Santo, Dios de esperanza, que nos acompañe en esta siembra de esperanza.

- Leemos Rm 5,3-5. Vamos a dar los pasos de este proceso recordando momentos de la vida de la comunidad:

1. Recordamos sufrimientos y dificultades. Una niña siembra la semilla en la tierra de la primer maceta.

2. Recordamos experiencias y actitudes de paciencia. Una joven presenta la maceta con retoño.

3. Recordar momentos y luchas de resistencia para defender la flor sin defensa. Una mujer muestra una flor.

4. Agradecemos y gustamos nuestras esperanzas actuales. La comunidad alrededor de las macetas toman la fruta o frutas. Dan gracias a Dios y comen los frutos de la esperanza. Ave María. Canto.

Próxima reunión comunitaria: Los peregrinos de la esperanza

Por ti al eterno Padre conozcamos,

y al Hijo soberano omnipotente,

y a ti, Espíritu de ambos procedente

con viva fe y amor siempre creamos.

Tema 2

Los peregrinos de la esperanza

"...y estén siempre dispuestos a dar cuenta de su esperanza a todo el que les pida explicaciones."
(1 Pe 3,15)

La carta se refiere sobre todo a los que sufren por andar errantes sin casa, ni techo o son perseguidos por causa de la justicia. Personas que en vez de frustrarse se alegran y alaban a Dios en su corazón.

Los perseguidos por luchar por la justicia son incomprendidos. En esas situaciones se pide dar cuenta de la esperanza por la cual se lucha: cumplir la voluntad de Dios para construir el Reino. La carta recomienda dar cuenta de la esperanza con dulzura y respeto. ¡No es fácil ser peregrinos de la esperanza!

* Oración inicial:

Invocamos al Espíritu Santo para que nos dé luz y fortaleza para ser peregrinos de la esperanza por los caminos de la vida y la paz. Hacemos nuestras peticiones por estas intenciones. Estribillo, la frase de la Secuencia: "Ven Espíritu Divino y guía al que tuerce el sendero". Ave María, mujer de esperanza.

1. VER ¡La Iglesia de los pobres como la Iglesia de la esperanza!

Juan Pablo II nos exhorta: "Los cristianos y cristianas están llamados a prepararse al gran jubileo del inicio del tercer milenio renovando su esperanza en la venida definitiva del Reino de Dios, preparándolo día a día en su corazón, en la comunidad cristiana a la que pertenecen, en el contexto social donde viven y también en la historia del mundo" (TMA 46).

En el tema anterior escuchamos el clamor de la creación y del pueblo y vimos los rostros de los pobres y de los que sufren y también admiramos su esperanza. Los pobres cuando viven en comunidad su fe, esperanza y amor forman la Iglesia de los Pobres.

Veamos 5 rasgos de esta ‘Iglesia de la Esperanza’: Samaritana, Hogar, Santuario, Misionera y Profética. (Estas características las adapté de una charla de Ronaldo Muñoz en el Encuentro de la esperanza).

• El pueblo tiene muchas necesidades, carencias, sufrimientos y problemas. El pueblo, con sus limitaciones, sabe ser solidario en la vida ordinaria y en las desgracias donde los pobres son los más afectados... Aquí se acerca y sirve la Iglesia Samaritana.

• El pueblo está huérfano de protección, seguridad y apoyo de parte del Gobierno e instituciones. Por eso crea relaciones casi familiares en las rancherías y colonias, en las celebraciones de familia: boda, 15 años, en las fiestas religiosas y en especial las fiestas patronales y del pueblo... Aquí se abre y se enciende la Iglesia Hogar.

• El pueblo necesita, busca a Dios y en El tiene su única esperanza. Es profundamente religioso y crea, tiene su religión, su manera de relacionarse con Dios en peregrinaciones, velorios, altares caseros, bendiciones, día de los difuntos, fiestas patronales, novenas y rosarios... Aquí ora y se construye la Iglesia Santuario.

• La gente está abandonada, anda como ovejas sin pastor. No es una la que está perdida, sino casi 99 ovejas. El pueblo quiere saber, aprender de muchas cosas, tiene hambre y sed de la Palabra de Dios y a la vez se ofrece a evangelizar... Aquí se recibe y se envía a la Iglesia Misionera.

• El pueblo sufre injusticias, opresión, engaños y quiere luchar para liberarse y crear una sociedad nueva... Aquí denuncia y anuncia la Iglesia Profética.

2. PENSAR ¿Cuál camino nos abren los Peregrinos de la Esperanza?

"El cual esperando contra la esperanza, creyó y fue hecho padre de muchas naciones según se le había prometido." (Rm 8,18)

Abraham, pionero y patrono de los Peregrinos de la Esperanza, salió de su tierra sin saber a dónde iba con la esperanza de encontrar tierra, formar un pueblo y prolongar la vida (Gn 12,1-9). Nos enseñó a levantar la cabeza y mirar las estrellas cuando más oscuro está el cielo y sin esperanza la tierra (Gn 15,1-6).

En la Biblia encontramos muchos Peregrinos de la Esperanza pero solo vamos a proponer siete: Abraham, Job, Jeremías, Juan el Bautista, María, Jesús y Pablo. Daremos una cita y un breve comentario. La comunidad escoge unos dos o tres de estos peregrinos para detenerse un poco más en el texto y comentario; para tratar de mirar las huellas que nos dejaron y el camino de esperanza que nos abrieron. Respondemos para cada peregrino las preguntas:

* Job sufre una situación desesperada y sus ‘amigos’ le culpan en vez de darle esperanza. Era tan grande su desgracia que su única esperanza era la muerte (Jb 6,8-9). Sin embargo reacciona y espera en Dios y confía en su conciencia inocente (Jb 13,15). "El árbol tiene una esperanza: aunque lo corten, brota de nuevo y sigue echando retoños..." Jb 14,7.

* Jeremías, profeta durante cuarenta años, perseguido por las autoridades y rechazado por su pueblo, pasó momentos de crisis y hasta desesperación y sin embargo tiene y da esperanza a su pueblo. En los momentos del destierro anuncia: "...Tu futuro está lleno de esperanza, palabra del Señor, tus hijos regresarán a su tierra." (Jr 31,17). Y hace un gesto profético para dar testimonio de su esperanza. Cuando todos están siendo expulsados de su tierra, Jeremías compra un terreno para simbolizar la esperanza del regreso del pueblo (Jr 32,8-15).

* Juan Bautista sale al desierto y se malpasa comiendo saltamontes y miel de monte, vestido ásperamente. Sale a predicar, bautizar y a preparar el camino porque tiene la esperanza de la llegada del Mesías y su Reino. Jesús alaba su austeridad y su palabra profética: "¿Qué salieron a ver en el desierto?... ¿Un profeta? Sí y les aseguro que más que un profeta. Este es de quien está escrito: Yo envío mi mensajero por delante de ti; él te irá preparando el camino..." (Mt 11,7-10).

* María peregrina de la Palabra y de la vida es mujer de esperanza como nos recuerda Juan Pablo II: "María... será contemplada e imitada a lo largo de este año sobre todo como la mujer dócil a la voz del Espíritu, mujer del silencio y de la escucha, mujer de esperanza..." (TMA 48).

María creyó y esperó en la Palabra de Dios y por obra del Espíritu Santo y su creyente, quedó esperando un Hijo y actualizó la Esperanza mesiánica. "Cómo será esto, pues no tengo relaciones con ningún hombre? ...Aquí está la esclava del Señor, que me suceda como tú dices." (Lc 1,34-38).

* Jesús vivió la esperanza en su vida oculta y pública, con sus obras y palabras y con su testimonio motivó a sus discípulos y discípulas a vivir la esperanza. Las Bienaventuranzas son la médula del Evangelio y esa felicidad prometida se va viviendo en la esperanza: "Felices los pobres con espíritu porque de ellos es el Reino de los cielos... Felices los perseguidos por hacer la justicia porque de ellos es el Reino de los cielos" (Mt 5,3-10). (Procuremos meditar, con más tiempo, este texto para descubrir mejor el sentido esperanzador de las bienaventuranzas y la manera en que Jesús vivió la esperanza).

* Pablo, un judío fervoroso, perseguidor de la Iglesia, y al convertirse, gran misionero y organizador de Comunidades Eclesiales, vivió y dio testimonio de su esperanza con sus obras, palabras y escritos. "Y continuaré alegrándome, porque sé que gracias a las oraciones de ustedes y a la asistencia del Espíritu de Jesucristo, esto contribuirá a mi salvación. Así lo espero ardientemente con la certeza de que no quedaré en modo alguno defraudado..." (Flp 1,19-20).

 

3. ACTUAR. Seguir a los peregrinos de la esperanza por el camino de la vida.

Terminamos la última reunión comunitaria con los temas para 1998: El Espíritu Santo y las comunidades. Recorrimos este tramo del camino con Jesucristo y guiados, impulsados por su Espíritu. Pero el camino no termina ahora, ni en el ocaso del siglo XX, ni siquiera con la celebración del Gran Jubileo, sino que si Dios nos lo permite, entraremos a la aurora del siglo XXI y seguiremos por el Camino de Jesús hasta llegar a la casa del Padre.

* Celebración: ¡El Espíritu Santo en la peregrinación de la esperanza!

Material: jarra con agua, globo inflado, fuego o vela para representar los símbolos del Espíritu Santo. Objetos simbólicos de la esperanza: vara de peregrino, casco, ancla (si fuese posible conseguirlos).

Siete personas ponen sus zapatos izquierdos en el suelo formando un camino para representar a los siete peregrinos de la esperanza.

Nos persignamos. Invocamos al Espíritu Santo su luz y fortaleza para seguir el camino de la Esperanza. Meditamos en silencio sobre nuestras esperanzas para el Gran Jubileo.

Unas tres personas que quieran comunicar sus esperanzas toman alguno de los objetos simbólicos del Espíritu: agua, fuego, aire... Comunican a Dios y a la comunidad su esperanza y van al camino de la esperanza y se calzan su zapato ahí con su compañero peregrino.

Las restantes personas que dejaron su zapato toman algún símbolo de la esperanza: vara de caminante, casco, ancla... y ruegan: Espíritu Santo acompáñanos a peregrinar en el Camino de la Esperanza; y van a ponerse su zapato. Luego se les unen todos y hacen una peregrinación en la casa o alrededores. Caminamos cantando.

Nota: Los animadores, si lo consideran conveniente y posible, pueden organizar una peregrinación en grande con gente del pueblo. Recordar el texto de los Hechos de los Apóstoles: "En los últimos días, dice Dios, derramaré mi Espíritu sobre todo hombre y profetizarán sus hijos y sus hijas, sus jóvenes... y sus ancianos... sobre mis siervos y siervas derramaré mi Espíritu." (Hch 2,17-18).

Por eso pediremos la participación de niños y niñas, muchachos y muchachas, señores y señoras, ancianos y ancianas. Llevar objetos simbólicos: globos de varios colores, antorchas, preparar cantos, mantas... Organizar el recorrido, horario, etc. Al llegar compartimos el camino recorrido durante 1998 con el pueblo y damos gracias a Dios.

Seguiremos, Dios mediante, esta preparación en 1999 con El Padre de Nuestro Señor Jesucristo y Padre Nuestro. Ya se informará y estemos atentos para enterarnos sobre este nuevo material y el programa de retiros y reuniones comunitarias. Leamos la conclusión.

Conclusión

 

Alegrar al Espíritu Santo

"Y no causen tristeza al Espíritu Santo de Dios, que es como un sello impreso en ustedes para distinguirlos el día de la liberación." (Ef 4,30)

El Espíritu Santo no puede entristecerse, ni estar triste por nada, ni nadie, pues es el Dios Consolador. El texto bíblico nos exhorta a no causar tristezas al espíritu humano, en mi corazón y en el de mis hermanos, donde Dios nos ha marcado con el sello de su Espíritu.

El Espíritu se nos ha dado para vivir una vida nueva en Cristo, sin miedos, ni temores, sino llena de paz y felicidad en la comunión eclesial. "Preocúpense de conservar, mediante el vínculo de la paz, la unidad que es fruto del Espíritu" (Ef 4,3). Por eso en la Sagrada Escritura encontramos varios textos prohibiendo actuar contra el Espíritu Santo. Jesús nos advirtió: "Por eso les digo, que se perdonará todo pecado y toda blasfemia; pero la blasfemia contra el Espíritu no se les perdonará" (Mt 12,31); es decir, negar la verdad que el Espíritu nos hace ver en nuestra conciencia. Ananías y Safira mienten a la comunidad "para engañar al Espíritu Santo" (Hch 5,3) y mueren para la vida comunitaria. Pablo insiste: "No apaguen la fuerza del Espíritu, no menosprecien los dones proféticos. Examínenlo todo y quédense con lo bueno. Apártense de todo tipo de mal" (1 Ts 5,19-22).

No basta con no hacer lo negativo, con no entristecer al Espíritu Santo, sino que necesitamos examinar, discernir todo, para hacer todo lo bueno y alegrar al Espíritu. El discernimiento espiritual es necesario para interpretar los sentimientos, pensamientos y emociones espirituales: consolaciones y desolaciones. Todo esto nos sirve para comprender el querer de nuestro corazón y conocer la Voluntad de Dios. Con la luz y la fuerza del Espíritu Santo podemos elegir y decidir el camino y el rumbo de nuestras vidas. "Por el mismo Espíritu Dios concede a uno... a otro, el distinguir entre espíritus falsos y verdaderos..." (1 Co 12,9-10).

Queremos, no solo en estos tres años de preparación del Gran Jubileo, sino después y siempre, alegrar al Espíritu de Jesús con nuestras palabras y nuestras obras. El Espíritu Santo ora y habla por nosotros. Necesitamos la palabra profética y consoladora del Espíritu para anunciar la Palabra de Dios con valentía (Hch 5,31) y con ternura: "Consuelen, consuelen a mi pueblo... háblenle al corazón" (Is 40,1).

El Espíritu nos pondrá en el corazón y en la boca las palabras adecuadas en estos momentos tan difíciles, en lo económico, social y cultural, por los que vamos atravesando la mayoría de los pueblos, sobre todo, ‘los países del sur’, donde se agudiza la violencia estructural, la marginación y la pobreza: Africa, Asia, Latinoamérica.

El Espíritu profético nos dará palabras para denunciar las injusticias y males del ‘neoliberalismo’ (nuevo libertinaje) económico y político en el mercado mundial. Juan Pablo II nos alerta y advierte: "...el compromiso por la justicia y la paz en un mundo como el nuestro, marcado por tantos conflictos y por intolerables desigualdades sociales y económicas, es un aspecto sobresaliente de la preparación y celebración del Jubileo" (TMA 51).

Comprometerse en favor de la vida, la justicia y la paz no solo con palabras, sino también con obras: organización, luchas y hechos causará conflictos y persecuciones. Desgraciadamente, ya hemos visto y oído algo de lo mucho que han sufrido y sufren los indígenas y agentes de pastoral en Chiapas y en otros lugares. Esperamos, que el Espíritu Santo siga dando sabiduría y fortaleza a quienes se han comprometido por las causas del Reino: "Y cuando los lleven a las sinagogas, ante los jueces y autoridades, no se preocupen cómo defenderse, ni de lo que van a decir; el Espíritu Santo les enseñará en ese mismo momento lo que deben decir." (Lc 12,12).

Anhelamos vivir, caminar, navegar según la "ley del Espíritu vivificador, que me ha liberado... los que viven según el Espíritu, tienen criterios propios del Espíritu... guiarse por el Espíritu conduce a la vida y a la paz." (Rm 8,2-6). Navegamos en el mar de la vida, mar agitado por muchos ciclones y corrientes. El Espíritu Santo es ancla de nuestras barcas, pero también timón y guía, vapor y fuerza en la travesía.

Llevamos los remos de los esfuerzos humanos, frágiles y pesados; y contamos con velas resistentes y ágiles para recibir el viento del Espíritu.

Entramos a un nuevo año, 1999 y casi a un nuevo milenio. Todos, la humanidad, la Iglesia, las Comunidades y cada uno de nosotros y nosotras necesitamos llevar nuestros remos, continuar con nuestros esfuerzos, pero siempre abiertos, con las velas extendidas, para dejarnos impulsar por el Espíritu. El nos llevará por aguas tranquilas, a veces turbulentas, pero siempre con Cristo, al puerto seguro de la Casa del Padre.

Aspiramos, para alegrar al Espíritu, como nos propuso Jesús, adorar (ir hacia Dios) en Espíritu y verdad. "Dios es Espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad." (Jn 4,24). Esperamos que nuestra liturgia: culto, palabras, obras para preparar y celebrar el Gran Jubileo por el 2000 aniversario de Encarnación y Nacimiento de Cristo, sea una liturgia del Pueblo de Dios vivida con y por el Espíritu de Jesús, en la verdad y el amor.

En nuestra preparación al Gran Jubileo, la gran alegría por Cristo y su misión liberadora, durante 1998, recorremos el tema general: El Padre de nuestro Señor Jesucristo y Padre nuestro. Y retomaremos los temas propuestos por Juan Pablo II en su carta apostólica Hacia el Tercer Milenio: El Padre Celestial, el sacramento de la reconciliación. La Virgen María como hija del Padre, la virtud de la caridad, el servicio pastoral y la promoción humana.

Esperamos que el Espíritu Santo, animador de personas, comunidades y movimientos, nos siga animando, impulsando y acompañando. Pedimos que ilumine y fortalezca a las Comunidades Eclesiales de Base, a otras Comunidades y Movimientos Eclesiales y también los movimientos y organizaciones populares.

Para mí, pido su ayuda a fin de continuar escribiendo y promoviendo material para estos retiros preparatorios del Jubileo, y, así seguir todos unidos caminando y realizando en medio del pueblo estos propósitos y compromisos hechos al padre, por Jesucristo, en el Espíritu.

"La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo, estén con ustedes." (2 Co 13,13)

Espíritu Santo, dulce huésped del alma

muéstranos el sentido profundo del Gran Jubileo

y prepara nuestro espíritu para celebrarlo con fe,

en la esperanza que no defrauda,

en la caridad que no espera recompensa.

Espíritu de verdad,

que conoces las profundidades de Dios,

memoria y profecía de la Iglesia,

dirige la humanidad para que reconozca en Jesús de Nazaret

el Señor de la gloria, el Salvador del mundo,

la culminación de la historia.

¡Ven, Espíritu de amor y de paz!

Espíritu creador, misterioso artífice del Reino

guía la Iglesia con la fuerza de tus santos dones

para cruzar con valentía el umbral del nuevo milenio

y llevar a las generaciones venideras

la luz de la Palabra que salva.

Espíritu de santidad,

aliento divino que mueve el universo,

ven y renueva la faz de la tierra.

Suscita en los cristianos el deseo de la plena unidad,

para ser verdaderamente en el mundo

signo e instrumento

de la íntima unión con Dios

y de la unidad del género humano.

¡Ven, Espíritu de amor y de paz!

Espíritu de comunión, alma y sostén de la Iglesia

haz que la riqueza de los carismas y misterios

contribuya a la unidad del Cuerpo de Cristo,

y que los laicos, los consagrados

y los ministros ordenados

colaboren juntos en la edificación

del único Reino de Dios.

Espíritu de consuelo,

fuente inagotable de gozo y de paz

suscita solidaridad para con los necesitados,

da a los enfermos el aliento necesario,

infunde confianza y esperanza en los que sufren,

acrecienta en todos el compromiso

por un mundo mejor.

¡Ven, Espíritu de amor y de paz!

Espíritu de sabiduría,

que iluminas la mente y el corazón,

orienta el camino de la ciencia y de la técnica

al servicio de la vida, de la justicia y de la paz.

Haz fecundo el diálogo

con los miembros de otras religiones,

y que las diversas culturas se abran

a los valores del Evangelio.

Espíritu de vida,

por el cual el Verbo se hizo carne

en el seno de la Virgen,

mujer del silencio y de la escucha,

haznos dóciles a las muestras de tu amor

y siempre dispuestos a acoger

los signos de los tiempos

que Tú pones en el curso de la historia.

¡Ven, Espíritu de amor y de paz!

A Ti, Espíritu de amor

junto con el Padre Omnipotente y el Hijo unigénito,

alabanza, honor y gloria

por los siglos de los siglos. Amén.

 

Indice

 

Presentación 3

INTRODUCCION:

El Espíritu Santo animador de las Comunidades 5

RETIRO 1: El Espíritu de Jesús 21

Tema 1: El Espíritu Santo consagra e impulsa a Jesús 26

Tema 2: El Espíritu Santo; Promesa y Don de Jesucristo 32

RETIRO 2: El Espíritu de Dios y las Culturas 37

Tema 1: Dios y las Culturas 42

Tema 2: El Espíritu Santo y la inculturación del Evangelio 46

RETIRO 3: El Espíritu y María 51

Tema 1: El Espíritu Santo santifica a María 55

Tema 2: María esposa del Espíritu Santo 59

RETIRO 4: El Espíritu de Jesús y la Iglesia de Cristo 63

Tema 1: El Espíritu, alma del Cuerpo de Cristo 67

Tema 2: El Espíritu Santo,

animador de Comunidades Eclesiales 71

RETIRO 5: La Confirmación por el Espíritu de Jesús 77

Tema 1: El Espíritu de Jesús

confirma a cristianos y cristianas 82

Tema 2: Los dones y frutos del Espíritu Santo 87

RETIRO 6: El Espíritu Santo y el

Servicio Sacerdotal y Litúrgico 99

Tema 1: El Servicio Sacerdotal 105

Tema 2: El Servicio Litúrgico 111

RETIRO 7: ¡Espíritu Santo: Dios de la esperanza! 119

Tema 1: La virtud de la esperanza 125

Tema 2: Los peregrinos de la esperanza 130

CONCLUSION:

Alegrar al Espíritu Santo 137