El uso de técnicas en la catequesis

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Los niños retienen el 10% de aquello que leen o sienten, el 20% de aquello que ven y sienten, el 70% de aquello que aprenden haciendo alguna cosa. Estas estadísticas hablan por sí solas. En catequesis la palabra y la expresión tienen la misma importancia. No es solo un método pedagógico, sino la manifestación que toda la persona está interesada, no sólo la cabeza y el corazón, sino también el cuerpo, los sentidos, la capacidad de entrar en relación con los otros.


¡Nada de miedo! Existen diversas guías didácticas que explican en detalle todas las actividades e indican el desarrollo y la dinámica de los distintos encuentros.

1.¿DÓNDE VAS SI NO TIENES TÉCNICAS?

“Al inicio del año digo siempre a los catequistas principiantes: “en catequesis es necesario que vayan juntos la cabeza y el cuerpo” – dice Verónica, responsable de un grupo de catequistas -. Yo tengo siempre presente esta afirmación , porque con frecuencia los catequistas piensan que la expresión manual sea como un regalo para hacer pasar el tiempo de forma más agradable y no dar a los niños la impresión de estar en la escuela. Eso que pasa a través de la mano o el cuerpo es importante, si no lo más, de cuanto se enseña”.


La Buena noticia de Jesucristo se dirige a los niños en todas las dimensiones: a su inteligencia, pero también a su corazón y a su cuerpo.

Ø      • Los niños tienen necesidad de visualizar eso que leen, sienten y descubren. Una técnica expresiva permitirá entender mejor un texto y hacerlo propio.

Ø      • Algunos niños que les cuesta expresarse por escrito o hablar en público, pueden tal vez tener una gran habilidad manual.

Ø      • Las actividades en común permiten a un grupo de fortalecerse mejor, de aprender a colaborar, de crecer y de conocerse mejor.

¿Cómo encontrar el tiempo?

En la catequesis es tiempo es precioso: es necesario organizarlo y subdividirlo bien, y respetarlo. Cuando está prevista una actividad bastante larga ¿por qué no pedir a los niños venir a una reunión suplementaria? La hora se convierte en este caso en un laboratorio de catequesis en la que se introducirá la fantasía… El catequista dispone los locales, prepara el material. Se puede comenzar con una oración o un canto religioso, se puede pensar en la lectura de un breve texto bíblico con el que reflexionar. Después se puede afrontar el tema del encuentro, con actividad que vendrán poco a poco explicadas.


¿Y si no se está dotado para la actividad manual?

No dejéis de solicitar una ayuda: padres, amigos, personas conocidas en catequesis. Con frecuencia hay muchos talentos escondidos entre nosotros, que piden solo expresarse. No olvidar a los jubilados “jóvenes”, que con frecuencia tienen más tiempo disponible, y no les faltan ideas.

Los padres después, cuando hayan visto personalmente la riqueza formativa de un “laboratorio” al servicio de la Palabra de Dios, no dirán más: ¿Por qué hacéis manualidades en catequesis?”


Pero una actividad cuesta…

Es indispensable un material básico, pero los niños pueden llevar su propio material de casa. Por otra parte, buscad las ofertas. No olvidéis que el resultado debe ser útil y funcional, digno y satisfactorio para los niños. No uséis lo primero que encontréis, papel arrugado o sucio, etc.


¿Qué hacer con los trabajos de los niños?

Encontrarán lugar en la sala de catequesis, en la parroquia, en una reunión de padres; y con frecuencia serán más eficaces que tantos discursos. Sin olvidar que podrán encontrar espacio en las celebraciones litúrgicas, sobre todo en la misa dominical. Recordad el fotografiarlo para conservar el recuerdo. Estas producciones podrán también servir para un montaje y representarán la memoria del grupo del que han nacido. Dad a todos los niños el debido ánimo, felicitarlos por el esfuerzo realizado, pero  no metas todo sobre el mismo plano, también los trabajos cuyo resultado es evidentemente pobre e inadecuado porque ha sido hecho deprisa, sin convicción ni empeño. Al ver ciertas exposiciones de trabajo a veces se encuentran obras verdaderamente infantiles y que no trasmiten nada.


¿Se debe conservar cada cosa para el grupo?

No es necesario. Los niños, especialmente los más pequeños, desearán llevar a casa aquello que han construido. Habrá trabajos colectivos que quedarán como propiedad del grupo; habrá trabajos individuales, como un objeto, un… que los niños conservarán como un tesoro alguna vez volverán a traer según se presente la conveniencia.

2. CANTAR, DIBUJAR, HACER MIMO

Ø      •          Cantar ayuda a los niños a memorizar las palabras, les ayuda a entrar en la alegría, en la pregunta y los relaja.

Ø      •          Dibujar, pintar es favorecer una expresión creativa, actualizar la Palabra de Dios y memorizarla mediante la mano.

Ø      •          Mirar, escuchar, tocar, sentir, gustar es recurrir a los cinco sentido para entrar en relación con los otros y con Dios.

Ø      •          Hacer mimo, gestos, moverse es también encarnar una palabra en un cuerpo y memorizarla.

Ø     
Cantar

Ø      El canto es un buen medio para pasar de la acogida al inicio del encuentro. Da una nota de alegría y constituye el grupo en una pequeña comunidad.

Ø      •          No importa si el repertorio no es muy variado, lo importante es que los niños aprendan de memoria palabras relevantes. Con frecuencia estos cantos se dirigen directamente a Jesucristo o a Dios: se convierten entonces en oración y pueden ser utilizadas en las celebraciones.

Ø      •          ¿Y si el catequista no es apto para el canto o desafina? ¡no es un drama! Puede ayudarse con una grabadora y confiar a un niño el encargo de entonar el canto. Esta responsabilidad lo animará y convencerá al grupo que no es solo el catequista el que debe tener la iniciativa. Por otra parte, es fácil encontrar música adaptada, y existen CD con solo la versión musical, sin las palabras.


Sugerencias para aprender un canto con un Cd

Ø      •          Aprender un canto es una actividad que basta por sí misma. Si se quiere analizarlo, profundizar, se corre el riesgo de perder una buena parte de poesía. ¡No quitemos a los niños la alegría de cantar! El estudio del texto vendrá en un segundo tiempo.

Ø      •          Para aprender un canto es necesario escucharlo. Entonces el catequista lo hará sentir una primera vez, después los niños, juntos, repetirán cuanto han aprendido: alguna palabra, un pedazo de melodía.

Ø      •          Después de haber vuelto a escuchar todo el canto, nos paramos sobre el estribillo alternando escucha y canto, hasta que los niños no lo hayan aprendido todo. Después se hace lo mismo con las estrofas.


Dibujar, pintar, fabricar

Para los niños, dibujar es el modo privilegiado de expresarse con su inteligencia, su fantasía y su sensibilidad. Cuando hablan de su dibujo, dicen muchas cosas sobre sí mismo, sobre eso que han descubierto o quieren vivir. “Los niños dibujaban un boceto sobre la parábola del buen Samaritano que acabábamos de contar – recuerda Luciano -. Julia me enseña su dibujo y la pregunto: “¿quién es la niña de dibujo?”. “Soy yo, porque quiero ocuparme de aquellos que vienen maltratados”, me responde”.


“Por el retiro de la primera comunión, una madre artista había realizado sobre una tela grande un sol y un cielo. Después había cosido un parra. Había también preparado folios de apoyo sobre los que los niños han escrito eso que intentaban cambiar en su vida, y racimos de uva, que representaban los frutos de la vida con Dios. Había también unas raíces, con frases de la Palabra de Dios. Cada elemento correspondía a una etapa de la preparación, y la tela estaba llena de aquello que los niños aportaban en la reflexión y en la preparación al sacramento. Cuando la tela fue expuesta era muy bella y significativa” (don Bruno).

Hacer Mimo

La función del mimo es aquella de hacer ver sin palabras una escena bíblica. Ello presupone un atento estudio del texto: ¿quiénes son los personajes? ¿Qué hacen? Subdivide las secuencias. Cuando los niños han asimilado bien el texto, lo ponen en escena ellos mismos. El catequista está a su disposición para resolver sus dificultades.

Nadia cuenta: “Cuando he representado a los niños la llamada de los discípulos hecha por Jesús (Marcos 1, 16-20), comenzamos a leer juntos el texto, después distribuimos las partes: Jesús, los cuatro pescadores, Zebedeo y los trabajadores (8 ó 9 niños). Lo importante es mostrar bien aquello que se vive:

       • Jesús llega solo y habla con cuatro discípulos que lo siguen;

       • Jesús se muestra, ve y llama;

       • Los pescadores trabajan, dejan sus redes, su barca, al padre y lo siguen.


Todas estas acciones intentan claramente expresar el significado profundo del texto, y los lugares son bien materializados: mar de Galilea, lugares de pesca, camino sobre la que camina Jesús. A veces los niños se dan cuenta que seguir a Jesús quiere decir convertirse en su discípulo, dejar cuanto tiene”.


Hacer gestos

Gestualizar un pasaje de la Biblia quiere decir expresarlo con el propio cuerpo y vivirlo así en profundidad. A veces, tales gestos se preparar para presentarlo el domingo ante la comunidad parroquial o en una celebración de catequesis. Partiendo del texto, los niños buscan los gestos adecuados: gestos de aclamación, de pregunta, de arrepentimiento, de acusación, etc. Para que el mensaje llegue, es bueno que dos o tres niños representen al personaje principal al mismo tiempo y con los mismos gestos. Eso permite asociar al máximo a los niños a la actividad y evitar que uno solo personaliza la escena. Alguno lee en voz alta y lentamente el texto mientras los niños lo representan dedicando el tiempo necesario.

En general, “entran” bien en este acercamiento al texto, y también los más inquietos se muestran atentos y concentrados.


Preparado una acción escénica

“Hace tiempo –cuenta Clara, catequistas de una parroquia grande – habían preparado una gran representación teatral sobre el tema “Jeremías, profeta de desventuras y esperanza”, con todos los niños de catequesis.

La coordinadora había invitado un director de teatro para preparar el texto y las distintas secuencias, después los padres y los catequistas han preparado todo el escenario. La organización era perfecta, todos los niños hacían alguna cosa: trajes, instrumentos musicales (tambores, maracas, etc.). Estaban los actores, los técnicos, los cantantes.

Antes de comenzar la representación, se dedicó la primera parte de la mañana, en pequeños grupos, a descubrir quién es Jeremías, el profetismo, y la meditación de los textos. Fue un gran momento de fiesta, en el cual el mensaje de esperanza del Antiguo Testamento resuena en nuestro mundo con toda su actualidad”.

3. MIRAR, ESCUCHAR, TOCAR, SENTIR, GUSTAR


Los cinco sentidos al servicio de la catequesis

“Nada entra en la inteligencia sin pasar primero a través de los sentidos”, decía Santo Tomás de Aquino, mucho antes que los conocimientos de la psicología de los niños y la pedagogía abrieran los ojos de los enseñantes y de los catequistas.

Después de haber descuidado durante mucho tiempo los sentidos y el cuerpo, la catequesis ha descubierto la dimensión de la encarnación en el anuncio del Evangelio. Ésta hace descubrir a los muchachos que el mensaje evangélico se dirige a toda la persona, alma y cuerpo. Ayudar a los niños a tomar conciencia de sus sentidos, a utilizarlos en la catequesis, es una de la etapas de la iniciación sacramental, porque el sacramento une palabra y gesto.


Mirar

Las imágenes constituyen una parte constante de la vida de los niños: vídeo, comics cine, manifiestos… Los niños están inmersos en una cultura visual y se sienten del todo a sus anchas con estos medios. Las imágenes constituyen entonces un buen punto de partida para entablar un diálogo con ellos: “¿Qué se ve en la imagen?”, “¿de qué se habla?”, “¿qué hace?”. A veces es necesario ayudarles a fijarse en los detalles. Ciertas imágenes (cuadros, foto, iconos) pueden introducir muy bien la oración.

Un consejo para los catequistas: pasar una tarde ante el televisor para conocer el universo de los niños es muy instructivo para unir la catequesis a su vida. Preguntarse: ¿Qué visión del bien y del mal aparece en la película o dibujo animado?, ¿Quiénes son los héroes? ¿quién salva a quién? ¿dónde está la ley? ¿Dónde está la mentira?

Nota: un niño mira la televisión 800 horas al año, va 950 horas a la escuela y 30 horas a catequesis. (n. del tr. ¿cuántas horas ante el ordenador? ¿y en internet?)

Leer un icono

Los iconos no son imágenes ordinarias. Deriva de la tradición oriental, es un verdadero lenguaje teológico en imágenes. Está bien conocer algunas claves antes de usarlos con los niños:

Ø      •          Cuando un artista representa  un misterio (Navidad, Bautismo, Transfiguración, etc.) sabe que el icono no le pertenece, que no es una obra suya. Él obedece las reglas de representaciones muy precisas que se trasmiten por los siglos. Los ortodoxos dicen: “se escribe un icono”, y lo hacen con el mismo respeto con el que trasmiten un texto.

Ø      •          El pintor parte de los colores más oscuros (la tierra) y usa al final los más claros (el blanco representa la luz de Dios); los ortodoxos dicen que el pintor “ilumina” el icono.

Ø      •          En un icono la perspectiva es vista desde arriba, es decir, el punto de fuga no se encuentra en el fondo del cuadro, sino de la parte del espectador; en la tradición ortodoxa no se mira un icono, es el icono quien mira a nosotros.


Mirar las diapositivas (o un vídeo)

Diversificar los modos de expresarse rompe un cierto hábito. Proyectar un montaje de diapositivas o un vídeo significa dirigirse a los niños de modo diverso, con un lenguaje familiar para ellos. Y puede ser el punto de partida para un intercambio fructuoso. Diapositivas o vídeo son instrumentos pedagógicos para usar con un fin; no deben convertirse de ningún modo en una solución para “tapar agujeros”.

Los montajes tiene, de hecho, un libro de presentación detallada, con pistas pedagógicas. Está en el interés del catequista servirse para preparar el encuentro.

¿Dónde encontrar este material? En la parroquia, en la Delegación diocesana para la catequesis, en las librerías católicas.


Etapas a tener en cuenta para que un vídeo o montaje funcione

·         -Preparar el grupo para mirar y entender el mensaje.

·         - Analizar cuanto se ha visto y entendido (estas dos etapas son necesarias pero no suficientes para que haya catequesis).

·         - Afirmar el sentido profundo, las actitudes, los cambios, es decir, descodificar el sentido de cuanto se ha visto y entendido.

·         - Celebrar, orar, agradecer para cuanto se ha descubierto en la catequesis.

Un consejo: verificar el material, mirar el montaje antes de la sesión para evitar imprevistos o pérdidas de tiempo en caso de problemas técnicos.

Visitar monumentos

La catequesis puede ser también un lugar donde los niños aprendan a mirar, a familiarizarse con el patrimonio artístico religioso.

En Italia tenemos un patrimonio artísticos excepcional, una verdadera mina de enseñanzas que merecer verdaderamente ser conocidas. Algunas grandes ciudades están llenas de grandes obras maestras de arquitectura, escultura, pintura, otros testimonios de religiosidad significativa (Roma, Florencia, Asís, Venecia, Turín, Milán…), pero también en los pequeños lugares se pueden encontrar obras de notable valor artístico. Acordándolo con tiempo con los responsables, se pueden fijar visitas con guías especialistas; al menos que el mismo catequista pueda explicar las obras que quiere enseñar a los niños. En fin, no se olvide que también las obras privadas de valor artístico pueden ayudar a reflejar argumentos de fe.


Escuchar

Servirse del oído, enseñar a los niños a escuchar desarrolla su interioridad. Teresa hace así: “cuando están sentados en círculos, les digo: “ahora escucharemos el silencio: cerramos los ojos y sentimos los rumores, los rumores de la casa, de la calle… y si escuchamos mejor, sentimos los rumores de nuestro cuerpo. Después abriremos lentamente nuestros ojos”. Los niños están tranquilos, dispuestos a escuchar la historia de Elí que encuentra a Dios en la brisa ligera”.

“Para comenzar la oración, a veces les hago escuchar algunos minutos de canto gregoriano – dice Nicola -. Los niños son muy sensibles a la belleza y la serenidad de las voces”.


Tocar

El contacto con la materia es importante en catequesis. Visitando una iglesia, por ejemplo, está bien que el niño pueda tocar la Biblia especial, un misal, tocar la fuente bautismal, las columnas, los ornamentos litúrgicos, etc. Obviamente sin estropear nada.


Un consejo: variar la actividad, porque los niños de 8-12 años difícilmente alcanzan a estar atentos en la misma actividad más de quince minutos.


Sentir

Quizá es raro que en catequesis se recurra al sentido del olfato. Sin embargo, los olores son recordados en la Biblia con frecuencia: del perfume de la carne grasienta al nardo precioso de la unción de Betania, sin olvidar el incienso y la mirra ofrecidos por los Magos…

El santo crisma es un aceite perfumado con el que se marca al bautizado: significa que deberá defender el “perfume de Cristo”, como dice san Pablo (2 Cor 2, 14-17).

El incienso en particular que se usa en la liturgia tiene un valor simbólico fuerte: “Como el incienso suba a ti mi oración…” (Salmo 140,2).

Un ramo de flores en el rincón de la oración puede ser un signo concreto de alegría, de belleza, de alabanza.


“Si estuviera pleno de Dios, creo que lo sentiríamos: seríamos el “perfume de Cristo”, como dice san Pablo. Quisiera que acercándose un confirmado se pudiera decir: “huele a Dios”. Es extraordinario. No un cristianismo que huela solo a sudor, porque necesita hacer siempre más, hace esto, hacer aquello, hacer todavía.  Sino un cristianismo en el que se trata de ser, de ser siempre mejor. Este es el perfume” (mons. Albert Rouet, obispo de Poiters)


Gustar

También el gusto, como el olfato, puede formar parte de la catequesis. El catequista puede pedir a los niños traer un fruto del país de Jesús: aceituna, dátiles, higos, etc.


Oración

Señor Jesús, en ti la vida de Dios

es transformada en vida del hombre:

nuestras palabras, nuestros gestos, todo nuestro cuerpo,

volviéndose hacia el hombre,

aprende a volverse hacia Dios:

nuestras manos te indican,

nuestros ojos te reconocen,

nuestros oídos te sienten,

nuestros pies caminan detrás de ti,

nuestra inteligencia te descubre,

nuestro corazón te ama a través de todos los rostros humanos,

nuestro cuerpo se convierte en alabanza a tu gloria.



 

 

Para concluir, algunas reglas de oro

1.      No desanimarse nunca frente a una obra “fallida”; ella puede ser la favorita para la vida en el grupo.

2.      Hacer menos actividad, pero hacerla bien, tomarse el tiempo necesario y preparar cuidadosamente el material necesario.

3.      Convencerse que la actividad propuesta es un modo de vivir la Palabra de Dios que se descubre juntos, un medio  para apropiársela, un modo de acogerla en nuestra vida.

4.      Creer que, a los ojos de Dios,, nuestras manos son importantes como nuestro cerebro.

4. EL JUESGO ES COSA SERIA

Marco es incapaz de estar sentado, Margarita se distrae continuamente, Michele es un niño difícil. Esta es vuestra experiencia. No preguntáis si los niños tienen problemas de comportamiento. Cuando los niños muestran signos de cansancio, irritabilidad y aburrimiento, el mensaje es siempre este: “hacemos otra cosa”.

Escribe Mary Gross, que ha escrito un bello libro sobre el juego: “Porque nosotros sabemos que Dios ha creado a los niños con una capacidad de atención limitada y esporádica, podemos mostrarles nuestro afecto también con frecuentes cambios de actividad y ofreciendo la oportunidad de moverse después de un encuentro tranquilo. Cuando un grupo de aburre, está inquieto o distante, es el momento de proponer una actividad diferente. Lo difícil es el tener los instrumentos necesarios recabar la atención, estimular la creatividad, desarrollar nuevas actividades” ( E con le mani parliamo e giochiamo, Ellidici).

v     •          El proponer un juego, os ayudará a mantener en el grupo un clima de afectuoso respeto recíproco. Tened en cuenta estas ocasiones cuando se presentan. Realizarlo en ocasiones donde haya tiempo suficiente, media jornada, fin de semana, donde el programa es más amplio.

v     •          Los juegos adaptados a un encuentro de catequesis pueden ser infinitos. Haced un inventario de los juegos que están a vuestra disposición. Para saber más pedid a personas que tengan experiencia a las que podéis pedir alguna “receta”, que adaptaréis a vuestro modo personal, aprendiendo a adaptar los juegos a vuestros niños. Existen muchos materiales, que encontraréis indicados en nuestra bibliografía en al final del temario.

v     •          Los expertos dicen que el juego es juego: es un alejarse de lo cotidiano para entrar en una esfera de actividad con una finalidad propia. El niño es perfectamente consciente cuando el juego se hace solo por fingir y cuando es verdaderamente un juego.  Naturalmente el juego que parte de la realidad, termina por reclamarla bien representándola de forma nueva, diversa, en una lógica nueva. Así los niños aprenden del juego a estar con respeto y lealtad, hacer amistad, respetar las reglas. El juego prepara a la vida. No solo, el juego trasmite valores importantes sobre los que pueden después hacer importantes reflexiones. Se podría también considerar el juego como un test sobre la calidad del grupo, que tendrá un buen clima, si los niños son capaces de jugar juntos.

v     •          Sobre la ultilidad del juego para ayudar a crecer y aprender capacidades y técnicas, los estudiosos siempre han estado convencidos. También el catequista puede convencerse de la validez de servirse de los juegos para alcanzar los objetivos de la catequesis, que son aquellos que llevan al niño a construir para sí una vida plena feliz y libre. Dice el profesor Piero Lucisano, pedagogo de la Universidad La Sapienza de Roma: “El riesgo de hoy es reducir esto último a un instrumento, un medio útil para educar con vista a fines diversos. Utilizamos los juegos para la educación, para la formación profesional y para miles de fines, hasta pa ra psicoterapias. Jugamos para aprender matemáticas, para aprender ciencias, para aprender la vida, haciendo que el juego nos dé significados nuevos de la realidad: vivir para aprender a jugar, para afirmar la libertad, la gratuidad, la continuidad, el compromiso, la necesidad de vivir sin dejarse distraer por los ídolos de cualquier tipo, actuando según las reglas de acción, pero decididos a hacer verdad las reglas de transformación, eliminando los preconceptos, los roles estereotipados, las diferencias sociales”.

 

5. LA DISPOSICIÓN DE LAS SILLAS Y DE LAS MESAS

Aquello que hacemos habla de nosotros. El estilo de grupo de catequesis, la implicación y el dinamismo manifiestan mucho más con las cosas que hacemos que con aquellas que decimos. También la disposición de las mesas y sillas es sometida a esta regla y una de las cosas que más pueden influir en la marcha de la reunión. La justa disposición crea desde el inicio la actitud interior favorable , el sentimiento de participación y de implicación o un estado de ánimo pasivo.


Tipo escolástico. Se trata de una mala disposición: los participantes no ven la cara de los otros, se subraya demasiado la autoridad de quien dirige y se favorece la pasividad de los otros. Esta disposición es todavía útil para efectuar reuniones informativas, para ver películas, vídeo, imágenes.

 

De frente. Es una disposición que favorece reuniones especializadas, para realizar discusiones en las que se quiera subrayar intereses opuestos, dos tipos de posiciones en el grupo.


La gran mesa. Se colocan todos los bancos de manera que formen una gran mesa sobre la que habrá más espacio para colocar material (periódicos, libros, bolígrafos, folios…). Es la disposición más útil para trabajar en grupo.

 

En círculo. Se trata de una disposición óptima, que favorece la implicación de todos y facilita la disposición a comprometerse.

 


Orden disperso. Cada uno se sienta donde quiere, pero que sea cerca. Es una disposición buena para los encuentros informales, para conversaciones no demasiados profundas o para cantar en grupo, o cuando son pocos.