El doctor House, un espíritu religioso en busca de la verdad
El doctor Bellieni analiza valores del protagonista de la serie y responde al “Journal of Bioethics”
ROMA, jueves, 3 septiembre 2009 (ZENIT.org).- Publicamos un artículo escrito para ZENIT por el doctor Carlo Bellieni, director del Departamento de Terapia Intensiva Neonatal del Policlínico Universitario de Siena (Italia) y miembro de la Academia Pontificia para la Vida, con el que responde al "Journal of Bioethics" en un debate sobre los valores transmitidos por la serie televisiva "House MD", el médico huraño y brillante que junto a su equipo médico trata de encontrar la explicación a los enigmáticos casos clínicos que llegan al ficticio Hospital Universitario Princeton-Plainsboro de Nueva Jersey.
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Muchos sitios en la red se ocupan de nuestra lectura del fenómeno "House MD",
sobre el que hemos escrito recientemente un breve ensayo (House
MD: locura y fascinación de película culto. Cantagalli ed). También en la
web del estadounidense "Journal of Bioethics", una de las mayores revistas
mundiales de Bioética, se habla de ello con sorpresa, en un artículo
("Dr House is pro-life? Just ask the Vatican") que sostiene lo siguiente:
"Por su rudo comportamiento, por el desgañitarse contra los pacientes, y por su
mantra 'todos mienten', hay que excluir que House se pueda incluir en una
cultura pro-vida"[1].
En realidad, en el
artículo de "L'Osservatore Romano" al que el sitio de bioética se refiere,
yo no hablé de un House pro-vida (House flirtea demasiado --explicaba-- con la
idea de aborto o de eutanasia para contarlo entre los pro-vida), sino de una
dimensión de House todavía más profunda: el House religioso y vale la pena hacer
una reflexión precisamente sobre este malentendido.
¿Cómo es posible que House sea religioso si se declara casi siempre ateo? ¿Cómo
es posible, si es a menudo rudo y malo? Preguntarse esto significa no comprender
lo que es el sentido religioso, que no es asunto "de buenos", sino
paradójicamente es precisamente "asunto de malos" (el cristiano es invitado
siempre a reconocer --¡y no formalmente!-- ser más pecador que los demás).
Esto no es "justificacionismo" de los errores, sino sólo recordar que el sentido
religioso está en el corazón de todos y que ciertas actitudes lo muestran
claramente. El sentido religioso de House es buscar la verdad sabiendo que
existe una verdad y que no todo es relativo y fatuo. Y en esta inquietud
traslucen signos claros del hecho religioso.
No por casualidad, House trata en un episodio de suicidarse para "ver" qué hay
tras la vida terrena, no por casualidad sostiene largas charlas con religiosas y
sacerdotes, va a la iglesia a la misa de Navidad, y busca desesperadamente la
verdad de los casos que afronta, precisamente por la certeza de que la verdad
existe (mientas la cultura actual nos enseña que la verdad no existe), y afirma,
frente a una bellísima muchacha: "Un cuerpo así sólo lo puede haber esculpido
Dios". Y a la objeción, "¿Pero no eras ateo?", responde: "Se cambia de idea".
No por casualidad, Chase, el ayudante de House se acerca a la fe, no por
casualidad House dirá frases como ésta: "Cada vida tiene cualidades",
contradiciendo el culto de la "calidad de vida", y también: "¿Es necesario ser
religiosos para reconocer que un feto es vida?"; y veremos cómo deja
simpáticamente que se burle de él una chica que representa a la Virgen en un
nacimiento viviente.
Confundir lo bueno con lo religioso
No nos sorprende que la cultura de hoy confunda lo bueno con lo religioso: se
cree que el sentido religioso es un asunto de almas pías y predestinadas a la
ascética. Es decir, un asunto de pocos que viven en una dimensión diversa de la
de las personas comunes. House puede incluso no ser pro-vida (es decir "bueno")
y tener un corazón religioso, porque el sentido religioso no es más que esto: la
certeza de que existe la verdad en alguna parte y el deseo de encontrarla. Y no
se deja atraer por una mera curiosidad, porque la curiosidad no busca la verdad,
ama algo que ya se ha imaginado.
Por otra parte, hay que decir, en honor a la verdad, que muchos signos llamados
"pro-vida" emergen en la serie de TV, desde la manita del feto que toca la suya
y le impone empezar a llamarlo "niño", hasta los juicios contra la droga
(paradójicos en un toxicómano, pero no olvidemos que toma estupefacientes no
para "hacer un viaje" sino para vencer el dolor) o la ironía sobre la
fecundación heteróloga.
El libro que hemos escrito no ha sido hecho para "enrolar" a House, nadie siente
la necesidad de ello, sino para explicar lo que significa de verdad el término
"religioso", dado que casi nadie ya lo sabe.
Quien bien lo sabía era paradójicamente quien aborrecía la religión: Friederich
Nietzsche, precisamente porque había comprendido que la religión es fundamental
para el hombre igual que la ciencia. Y en efecto en "La Gaia Ciencia" las
reprueba ambas, porque se basan en la certeza de que la verdad existe y hay que
buscarla.
La búsqueda de la verdad es el primer paso de un espíritu religioso; el paso
siguiente es la "mendicidad", es decir la petición, y también de esta
encontramos signos claros en House, quizá expresada hacia pacientes o hacia
sacerdotes, que comprenden y explican que House les provoca precisamente para
ser vencido.
La cultura actual "postmoderna" en cambio enseña que la verdad no existe, es
inútil buscarla, mucho menos pedirla; que también la ciencia debe ceder las
armas frente al subjetivismo (aquello por lo que, si no me conviene, ciertos
seres humanos no son personas, a pesar de toda la evidencia científica).
Por tanto, ¡viva House! Viva el espíritu inquieto que, como en el episodio nº 15
de la serie 5 (título:
"Infiel"), destruye los clichés construidos contra los sacerdotes de la
Iglesia Católica llegando a un fuerte lirismo y a una potencia mística. House
está lejos de la visión pro-vida, pero es capaz de estupor, de reconocer la
verdad cuando la encuentra; y si lo logra él, también es posible para nosotros.
---NOTA---
[1] For all of his callous attitude, barking at patients, pranks on everyone
he knows, cutting corners at every chance to do anything to save a patient, and
his mantra "Everybody lies", it turns out that House ultimately fits right into
a culture supporting the preservation of life.