Catequesis sobre la Eucaristía
Autor: Arquidiócesis de Guadalajara
Fuente: Catholic.net
 

 

TEMA 15

Los ritos de conclusión: envío y compromiso
 



OBJETIVO


Vivir responsablemente la fe que celebramos en la Eucaristía, para que seamos cristianos que con nuestro testimonio de vida construimos activamente el Reino de Dios desde nuestra comunidad cristiana.

NOTAS PEDAGÓGICAS

Tratar de que quede claro que la Eucaristía es una acción de gracias y alabanza al Padre.

Insistir en la idea de que somos “enviados” a vivir en la vida ordinaria lo que hemos celebrado en la Eucaristía.

Llevar Biblias para repartir por grupos para reflexionar las citas bíblicas. Escribir las preguntas que se sugieren o las que elija el que anima al grupo. Llevar por escrito las dos frases: “Pueden irse en paz, la Misa ha terminado” y “Vayamos a vivir lo que aquí hemos celebrado”.

VEAMOS

Veamos dos frases que hemos oído al terminar la Misa, y digamos en qué está la diferencia: Antes, al terminar la Misa el sacerdote decía: “Pueden irse en paz, la Misa ha terminado”.

Hoy se recomienda despedir al pueblo con otras frases como la siguiente: “Vayamos a vivir lo que aquí hemos celebrado”.

- ¿Qué nos dice cada frase?
- ¿Cuál es la que más entiende nuestra gente?

Después de comulgar, es importante que hagamos dos cosas:

- Dar gracias a Dios por los beneficios recibidos en la Eucaristía.
- Aceptar el envío, el compromiso, la misión que adquiero al estar en comunión con Dios, con la Iglesia que se reúne a alabar a Dios y que se dispone a cumplir su voluntad.

PENSEMOS


Recordemos cómo fueron los encuentros de los apóstoles, de los discípulos con Jesús y de qué manera el llamado de Jesucristo trae consigo una misión. Y lo hermoso es que Dios respeta nuestra libertad para que respondamos con fidelidad o que le dejemos si así lo deseamos.

Recordemos algunos pasajes de la vida de Jesús en los que les cuestionó el por qué lo buscaban y qué consecuencias dejó este encuentro.

Las siguientes citas bíblicas se pueden repartir por grupos:

- Jn 1, 35-42: Encuentro con los apóstoles: ¿Qué buscan, qué encuentran, que transformación y consecuencias quedaron en ellos?

- Jn 3, 1-22: Nicodemo que lo busca de noche ¿Qué le explica Jesús? ¿Qué le pide? ¿Qué consecuencias trajo este encuentro?

- Jn 6, 59-69: Después de la multiplicación de panes, cuando les anuncia que comerán su Cuerpo y su Sangre, muchos lo abandonan y pregunta a los apóstoles: “¿Ustedes también quieren dejarme?” ¿Qué experimentaron los que seguían a Jesús? ¿Qué buscaban, qué encontraron, que les exigía y cómo respondieron?.

- Lc 24, 13-35: ¿Por qué iban a su pueblo? ¿Qué habían buscado antes y qué buscaban ahora? ¿Cómo pudieron volver a la fe y que consecuencias trajo a su vida? ¿Qué relación tuvo la experiencia de los signos sacramentales con su compromiso misionero?

Eucaristía significa, “acción de gracias”. Ya en la plegaria central o anáfora se dio gracias a Dios, se le alabó.

Después de comulgar, se dedica un corto tiempo para dar gracias por los dones recibidos en la celebración, especialmente el de la comunión.

En la oración después de la comunión pedimos como Iglesia que se realice en nosotros lo que hemos celebrado, que valoremos más los bienes del cielo que los terrenos, que profundicemos en los misterios celebrados, que permanezcamos unidos en la caridad, etc.

Luego viene la despedida: “Podéis ir en paz”. En latín se decía “Ite, missa est”. De esa expresión viene el nombre de “Misa”. Esa frase conlleva el deseo de que llevemos a la vida el misterio que hemos celebrado.

El que sale de Misa no puede sentirse satisfecho de haber cumplido por asistir a ella, sino que debe aceptar ser enviado al mundo para sembrar fe, alegría, justicia y caridad.

El sacerdote, por último, se despide del altar con un beso, como lo saludó al llegar.

ACTUEMOS

- ¿Qué vamos a hacer para expresar mejor nuestro compromiso o la misión que recibimos al salir de Misa?

- ¿A qué nos compromete la Misa?

En nuestro bautismo se nos dio una vela que significa que recibimos la luz de Cristo, para llevarla a todo el mundo. Luego se nos ungió con aceite para consagrarnos como sacerdotes que ofrecen su vida por la santificación de su pueblo, como profetas que anuncian el Reino de Dios y denuncian lo que se opone a Él, y como reyes que trabajan por llevar el Reino de Dios a todo el mundo.

- ¿A qué nos envía la Iglesia? ¿Cuál es nuestra misión?

CELEBREMOS


Ante un Crucifijo, una vela y un recipiente con agua.

Cantamos “Iglesia peregrina”.

Pasamos a hacer un momento de oración para renovar el propio compromiso de ser apóstoles, católicos convencidos de Jesús que se proclaman creyentes activos de la Iglesia.

El que guste renovar su “Sí” al Plan de salvación del Padre, pasa junto al altar y en silencio expresa su oración.

Terminamos con la oración que Jesús nos enseñó y con una Ave María para confiarnos a la protección de Nuestra Madre y modelo de creyente, la Virgen María.

Después podemos terminar con el canto: “Hoy, Señor, te damos gracias”.