La senadora socialista Mercedes Aroz deja su escaño y anuncia su conversión al cristianismo Divorciada, antigua militante comunista, cofundadora del PSC, 21 años de parlamentaria... la senadora más votada dice que "hay algo más que razón y ciencia". |
En un
país como España de listas cerradas y bloqueadas sólo hay un sistema donde la
gente pueda elegir nombres propios: las elecciones al Senado. Y el
senador más votado de la historia del Senado es Mercedes Aroz (1.602.225 votos
en la última legislatura, el 53,67%), senadora socialista por
Barcelona.
En una época de "cuotas" en listas electorales, donde hay mujeres "políticas" de
curriculum brevísimo, la senadora Aroz aparece como una veterana de primera
línea: marxista ortodoxa durante décadas, se afilió al PSOE en 1976,
proveniente de la rojísima Liga Comunista Revolucionaria. En el PSC
formó parte de su dirección política durante 18 años, así como del Comité
Federal del PSOE. En 1986 fue elegida diputada por Barcelona a las Cortes.
Fue una de las fundadoras del PSC en 1978: desde la Federación Catalana del
PSOE, ella participaba en la comisión que consiguió unir a los tres partidos
socialistas que había entonces en Cataluña (eran el PSOE, PSC-C y PSC-R).
Esta es la mujer que ahora ha anunciado con una nota difundida por Europa Press
que deja el escaño y que la razón es su conversión al cristianismo, un proceso
que le ha llevado varios años. Aroz anuncia con alegría su "plena
integración como miembro de la Iglesia Católica".
Y no es un cristianismo del "todo vale, nada cambia". Al contrario: todo cambia.
Y por eso deja el escaño y los cargos en el partido, aunque seguirá
siendo militante de a pie del PSC. ¿Es, quizá, una forma de decir "otro
socialismo es posible"?
Compromiso cristiano y coherencia
"Mi actual compromiso cristiano me ha llevado a discrepar con determinadas leyes
del Gobierno que chocan frontalmente con la ética cristiana, como la regulación
dada a la unión homosexual o la investigación con embriones, y que en conciencia
no he podido apoyar. En consecuencia se imponía la decisión que he tomado",
afirma en su comunicado.
Ya en junio de 2005 Mercedes Aroz anunció su oposición a la ley socialista del
matrimonio homosexual (como publicaba
ForumLibertas aquí) y cuando se debatió en el Senado.
Los senadores socialistas Mercedes Aroz y Francisco Vázquez (ex-alcalde de La
Coruña, hoy embajador ante la Santa Sede y terciario carmelita) se ausentaron
durante la votación en el Senado y ambos hablaron contra la ley.
Mercedes Aroz insistió esos días en que ella se alineaba con las tesis del líder
socialista francés Lionel Jospin -y de casi todo el socialismo europeo-
de que reconocer derechos ligados a la convivencia no justificaba cambiar la
definición y el sentido del matrimonio, que era un bien a proteger.
ForumLibertas publicó
AQUÍ sus 6 argumentos contra la ley de matrimonio gay.
El Senado votó (véase
la noticia de ForumLibertas aquí). Los senadores del PP (126), 4 de
CiU y 1 regionalista aragonés votaron contra la ley del matrimonio gay; sólo 119
parlamentarios apoyaron esta ley. El Senado vetó, por lo tanto el
matrimonio homosexual. El peculiar sistema bicameral español, sin
embargo, permitió que el Congreso de los Diputados, con mayoría socialista,
ignorase el veto de los senadores y así se aprobó una ley criticada por
el Consejo de Estado (dictamen 2628/2004), la Real Academia de Legislación y
Jurisprudencia, el Consejo General del Poder Judicial, 700.000 firmas
avaladas por la Junta Electoral Central y una manifestación de 700.000 personas
en Madrid (si usamos las cifars de la prensa italiana, por ejemplo).
La fe, para "comprender la propia identidad y el sentido de la vida"
En su comunicado Mercedes Aroz es de una claridad y una sinceridad casi
escandalosa. Y más después de las declaraciones de Tony Blair, el ex-premier
británico laborista, que no acaba de dar el paso al catolicismo y no tiene del
todo claros los temas de bioética, derechos del ser humano en estado embrionario
o el matrimonio natural. Con todo, Blair ha hablado con franqueza del
significado de tener fe, de la fuerza que da. Y también de la persecución que
inevitablemente implica. Decía el 25 de noviembre en la BBC
“Si hablas de tu fe religiosa, la gente te toma por un pirado”.
¿Cuántos pensarán que Mercedes Aroz es una "pirada"? ¿Dejar un puesto de
poder y sueldo en un partido que gobierna Barcelona, Cataluña, España? ¿A cambio
de qué?
"He querido hacer pública mi conversión para subrayar la convicción de
la Iglesia Católica de que el cristianismo tiene mucho que decir a los
hombres y mujeres de nuestro tiempo, porque hay algo más que la razón y
la ciencia. A través de la fe cristiana se alcanza a comprender
plenamente la propia identidad como ser humano y el sentido de la vida",
recoge en declaraciones Europa Press.
Esta antigua marxista no sólo deja la política no sólo anunciando su fe
íntima... sino que proclama con descaro el papel positivo de la institución más
denigrada en la prensa española y en los medios políticos de izquierda: la
Iglesia Católica.
Aroz además denuncia la ideología laicista: "la libertad
religiosa reclama el respeto y un reconocimiento positivo del hecho religioso,
frente a un intento de imponer el laicismo". Y pide al Estado que facilite "la
educación religiosa en la escuela".
Un proceso paulatino y reflexivo
Hace ya unos años que Mercedes Aroz se fue acercando a la fe, a través de
testimonios muy cercanos en su misma familia. Con la llegada de Zapatero a la
Moncloa, la senadora hizo esfuerzos por tender puentes entre el "zapaterismo" y
la Iglesia; escribía cartas al Presidente con sugerencias, propuestas de
cooperación con la Iglesia. Casi agotada la legislatura con leyes radicalmente
incompatibles con una visión cristiana coherente, Mercedes Aroz ha decidido
"salir del armario" de cristiana oculta en el que ha macerado su fe durante los
últimos años.
En la inmensa mayoría de países, Mercedes Aroz habría podido seguir
siendo senadora socialista y defender la vida, el matrimonio y la
libertad de los padres para elegir la educación de sus hijos. En España, pese a
su esfuerzo por conciliar su fe y el trabajo en un partido, parece que no ha
sido posible posible.