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Citas de la Sagrada Escritura sobre el demonio
Citas de la Sagrada Escritura sobre la existencia del demonio y su actuación sobre el hombre.
1. Existencia
He visto a Satanás caer del cielo a manera del
relámpago. Lc 10, 18.
Vosotros sois hijos del diablo [...]. El fue homicida
desde el principio, no permaneció en la verdad. Jn 8, 44.
Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que,
amarrados con cadenas infernales, los precipitó al abismo donde son
atormentados. 2 Pdr 2, 4.
A los ángeles que no conservaron su dignidad, sino que
abandonaron su morada, los echó (Dios) en el abismo tenebroso con cadenas
eternas. Jud 6.
Apartáos de mí, malditos, al fuego eterno, que fue
destinado para el diablo y sus ángeles. Mt 25, 41.
2. Oposición entre Jesús y el diablo
Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto para
ser tentado por el diablo [...]. El diablo le dijo: Todas estas cosas te daré
si postrándote ante mí me adorares. Respondióle Jesús: Apártate de mí,
Satanás. Mt 4, 1-9; Mc 1, 12-13; Lc 4, 1-13.
El enemigo que sembró la cizaña es el diablo. Mt
13, 39.
Los escribas decían: Esta poseido de Belcebú, y así
por arte del príncipe de los demonios es como lanza los demonios. Mas les
contestaba con estos similes: ¿Cómo puede Satanás arrojar al mismo Satanás? Si
un reino se divide no puede subsistir Mc 3, 22-24; Mt 12, 24-32, Lc 11,
15-20.
Curó (Jesús) a muchas personas, afligidas de varias
dolencias, y lanzó a muchos demonios, sin permitirles decir que sabían quien
era. Mc 1, 34.
Señor, ten compasión de mi hijo, porque es lunático
[...] y lo he presentado a tus discípulos y no han podido curarle. Jesús dijo:
Traédmelo acá. Y Jesús amenazó al demonio y salió del muchacho, que quedó
curado. Mt 17, 14-17; Mc 9, 17-28; Lc 9, 38-44.
Los que creyeren lanzaran los demonios en mi nombre.
Mc 16, 17.
Señor, hasta los demonios mismos se sujetan a nosotros
por la virtud de tu nombre. Lc 10, 17.
Un hombre poseido del espíritu inmundo exclamó
diciendo: ¿Qué tenemos nosotros que ver contigo, oh Jesús Nazareno? ¿Has
venido a perdernos? Mt 8, 29; Mc 1, 24; 5, 7; Lc 8, 28.
Ahora "el príncipe de este mundo" va a ser lanzado
fuera. Jn 12, 31.
¿Qué compañía puede haber entre la luz y las
tinieblas? ¿qué concordia entre Cristo y Belial? 2 Cor 6, 14-15.
3. Su actuación sobre el hombre
Sed sobrios y vigilantes: porque vuestro enemigo el
diablo anda girando como león rugiente alrededor de vosotros, en busca de
presa que devorar. I Pdr 5, 8.
Quisimos pasar a visitaros y en particular yo, Pablo,
lo he resuelto varias veces; pero Satanás nos lo ha estropeado [...]. I Tes
2, 18.
Los que contradicen la verdad [...] están enredados en
los lazos del diablo, que los tiene presos a su arbitrio. 2 Tim 2, 25 -26.
Dijo también el Señor: Simón, mira que Satanás va tras
de vosotros para zarandearos como el trigo. Mas yo he rogado por ti. Lc 22,
31 -32.
El que oye la palabra del reino y no para en ella su
atención, viene el mal espíritu y le arrebata aquello que se había sembrado en
su corazón. Mt 13, 19.
Se me ha dado el estímulo de mi carne, un angel de
Satanás para que me abofetee. 2 Cor 12, 7.
El mismo Satanás se transforma en angel de luz, así no
es mucho que sus ministros se transfiguren en ministros de justicia. 2 Cor
11, 14-15.
Satanás se apodero de Judas, el cual fue a tratar con
los príncipes de los sacerdotes Lc 22, 3-4; Jn 13, 17.
Temo que así como la serpiente engañó a Eva con su
astucia, así sean manchados vuestros espíritus. 2 Cor 11, 3.
Revestíos de toda la armadura de Dios, para poder
contrarrestar las asechanzas del diablo, pues [...] nuestra pelea es c ontra
los espíritus malignos. Efes 6, 11 - 12.
Si os enojáis, no queráis pecar [...]. No déis lugar
al diablo. Efes 4, 26-27.
Éstos son espíritus de demonios, que hacen prodigios y
van a los reyes de la tierra para coaligarlos en batalla el gran día del Dios
todopoderoso. Apoc 16, 14.
Satanás saldrá de su prisión y engañará a las naciones
que hay sobre los cuatro ángulos del mundo. Apoc 20, 7.
Quien comete pecado, del diablo es; porque el diablo
desde el momento de su caída continúa pecando. Por eso vino el Hijo de Dios,
para deshacer las obras del diablo. I Jn 3, 8.
Estad, pues, sujetos a Dios y resistid al diablo y
huirá de vosotros. Sant 4, 7.
Diversos Textos sobre el demonio
Escogió el mal
Si miras hacia el sol serás inmediatamente iluminado;
si miras hacia la sombra, necesariamente quedarás rodeado de tinieblas. El
diab lo es malo por haber escogido la maldad libre y conscientemente, no
porque su naturaleza esté de por si en oposicion con el bien (SAN BASILIO,
Sermón 15).
Su actuación constante cerca del hombre
Siempre está ojo avizor contra nosotros el enemigo
antiguo; no nos durmamos. Sugiere halagos, pone celadas, introduce malos
pensamientos y, para llevarnos a dolorosa ruina, pone delante lucros y amenaza
con perjuicios. Todos ahora y cada uno es probado, cada cual a su modo (SAN
AGUSTÍN, Sermón 6).
Las cosas que proceden de la naturaleza y las que
parten de nuestra voluntad, son de poca importancia, comparadas con la guerra
implacable que nos tiene declarada el demonio. (SAN JUAN CRISÓSTOMO,en
Catena Aurea,vol I, p.374).
Nos dice también San Pedro: Vigilad constantemente,
pues el demonio esta rondando cerca de vosotros como león rugiente, que busca
a quien devorar. Y el mismo Jesucristo nos dice: Orad sin cesar, para que no
caigais en la tentación: es decir, que el demonio nos acecha en todas partes.
De manera que es preciso contar con que, en cualquier parte o en cualquier
estado que nos hallemos, nos acompañará la tentacion. (SANTO CURA DE ARS,
Sermón sobre las tentaciones).
Nuestro enemigo el diablo nos rodea siempre, tratando
de quitarnos la semilla de la palabra que ha sido puesta en nosotros. (SAN
ATANASIO, en Catena Aurea, vol. Vl, p. 396).
La tentación
Como general competente que asedia un fortín, estudia
el demonio los puntos flacos del hombre a quien intenta derrotar, y lo tienta
por su parte mas débil. (SANTO TOMÁS, Sobre el Padrenuestro, 1. c., p. 162).
Sus armas son la astucia, el engaño y la torpeza
espiritual y sus despojos los hombres engañados por él. (SAN BEDA, en
Catena Aurea, vol. Vl, p. 30).
Dos pasos del diablo: primero engaña, y después de
engañar intenta retener en el pecado co metido. (SANTO TOMÁS, Sobre el
Padrenuestro, 1. c. , p. 163).
Las tentaciones de Nuestro Señor son también las
tentaciones de sus servidores de un modo individual. Pero su escala,
naturalmente, es diferente: el demonio no va a ofreceros a vosotros ni a mi
todos los reinos del mundo. Conoce el mercado y, como buen vendedor, ofrece
exactamente lo que calcula que el comprador tomará. Supongo que pensará, con
bastante razón, que la mayor parte de nosotros podemos ser comprados por cinco
mil libras al año, y una gran parte de nosotros por mucho menos. Tampoco nos
ofrece sus condiciones de modo tan abierto, sino que sus ofertas vienen
envueltas en toda especie de formas plausibles. Pero si ve la oportunidad, no
tarda mucho en señalarnos a vosotros y a mi como podemos conseguir aquello que
queremos si aceptamos ser infieles a nosotros mismos y, en muchas ocasiones,
si aceptamos ser infieles a nuestra lealtad católica. (R. A.KNOX, Sermones
pastorales, P. 79).
Trata siempre de sembrar la confusión
E1 diablo no permite a aquellos que no velan, que vean
el mal hasta que lo han consumado. (SAN JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea,
vol. III, p. 345).
Suponed, por ejemplo, que sobre las calles de una
populosa ciudad cayera de repente la oscuridad; podeis imaginar, sin que yo os
lo cuente, el ruido y el clamor que se produciría. Transeuntes, carruajes,
coches, caballos, todos se hallarían mezclados. Así es el estado del mundo. El
espíritu maligno que actúa sobre los hijos de la incredulidad, el dios de este
mundo, como dice S. Pablo, ha cegado los ojos de los que no creen, y he aquí
que se hallan forzados a reñir y discutir porque han perdido su camino; y
disputan unos con otros, diciendo uno esto y otro aquello, porque no ven. (CARD.J.
H. NEWMAN, Sermón para el Domingo 11 de Cuaresma. Mundo y pecado).
El lobo roba y dispersa las ovejas, porque a unos los
arrastra a la impureza, a otros inflama con la avaricia, a otros los hincha
con la soberbia, a otros los separa por medio de la ira, a este le estimula
con la envidia, al otro le incita con el engaño. De la misma manera que el
lobo dispersa las ovejas de un rebaño y las mata, así también hace el diablo
con las almas de los fieles por medio de las tentaciones. (SAN GREGORIO
MAGNO, Hom. 14 sobre los Evang.).
Siendo un angel apóstata, no alcanza su poder más que
a seducir y apartar el espíritu humano para que viole los preceptos de Dios,
oscureciendo poco a poco el corazon de aquellos que tratarían de servirle, con
el propósito de que olviden al verdadero Dios, sirviéndole a él como si fuera
Dios. Ésto es lo que descubre su obra desde el principio. (SAN IRENEO, Trat.
contra las herejías, 5).
Perverso maestro es el diablo, que mezcla muchas veces
lo falso con lo verdadero, para encubrir con apariencia de verdad el
testimonio del engaño. (SAN BEDA, en Catena Aurea, vol. IV, p. 76) .
En la hora de la muerte
Debemos procurar pensar con santo temor cuán furioso y
terrible se presentará el demonio en el dia de nuestra muerte, buscando en
nosotros sus obras; cuando vemos que se presentó a Dios al morir en su carne,
y buscó alguna de sus obras en Aquel en quien nada pudo encontrar. (SAN
GREGORIO MAGNO, Hom. 39 sobre los Evang.).
Trata de aprovechar cualquier circunstancia y estado
de ánimo especialmente la tristeza
Alguien podría quiza preguntar: ¿cómo se explica que
el diablo utilice las citas de la Sagrada Escritura?
No tiene mas que abrir el Evangelio y leer. Encontrará
escrito: Entonces el diablo lo tomó —se trata del Señor, del Salvador— y lo
puso sobre lo alto del templo y le dijo: si eres el Hijo de Dios, échate de
aquí abajo; pues está escrito: te he encomendado a los ángeles, los cuales te
tomarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra (Mt 4,
5-6).
¿Qué no hará a los pobres mortales el que tuvo la
osadía de asaltar, con testimonios de la Escritura, al mismo Señor de la
majestad? (SAN VICENTE DE LERINS, Conmonitorio, n. 26).
Después (de cometido el mal) el diablo exageró de tal
manera su tristeza que llegó a perder al desgraciado. Algo semejante pasó en
Judas, pues después que se arrepintió no supo contener su corazón, sino que se
dejo llevar por la tristeza inspirada por el diablo, la cual le perdió. (ORIGENES,
en Catena Aurea, vol. III, p. 346).
El pecador queda, en cierto modo, bajo la potestad del
demonio
De la misma manera que la nave (una vez roto el timón)
es llevada a donde quiere la tempestad, así también el hombre, cuando pierde
el auxilio de la gracia divina por su pecado, ya no hace lo que quiere, sino
lo que quiere el demonio. (SAN JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, vol. III,
p.
Cuando el demonio se aparta de alguno, ac echa el
instante oportuno, y cuando le ha inducido a un segundo pecado, acecha la
ocasión para el tercero. (ORIGENES, en Catena Aurea, vol. III, p. 346).
No tiene tanto poder para vencernos como para
tentarnos. Incluso tiene limitado el poder de tentar
El afirmar que éstos enemigos se oponen a nuestro
progreso, lo decimos solamente en cuanto nos mueven al mal, no que creamos que
nos determinen efectivamente a él. Por lo demás, ningún hombre podría en
absoluto evitar cualquier pecado, si tuvieran tanto poder para vencernos como
lo tienen para tentarnos. Si por una parte es verdad que tienen el poder de
incitarnos al mal, por otra es tambien cierto que se nos ha dado a nosotros la
fuerza de rechazar sus sugestiones y la libertad de consentir en ellas. Pero
si su poder y sus ataques engendran en nosotros el temor, no perdamos de vista
que contamos con la protección y la ayuda del Señor. Su gracia combate a
nuestro favor con un poder incomparable mente superior al de toda esa multitud
de adversarios que nos acosan. Dios no se limita únicamente a inspirarnos el
bien. Nos secunda y nos empuja a cumplirlo. Y más de una vez, sin percatarnos
de ello y a pesar nuestro, nos atrae a la salvación. Es, pues, un hecho cierto
que el demonio no puede seducir a nadie, si no es a aquel que libremente le
presta el consentimiento de su voluntad. (CASIANO, Colaciones, 7).
El diablo tiene un cierto poder; sin embargo, las más
de las veces quiere hacer daño y no puede porque éste poder está bajo otro
poder [...], ya que Quien da facultad al tentador, da tambien su misericordia
al que es tentado. Ha limitado al diablo los permisos de tentar. (SAN
AGUSTIN, Sobre el Sermón de la Montaña, 2).
El diablo no puede dominar a los siervos de Dios que
de todo corazón confían en Él. Puede, sí, combatirlos, pero no derrotarlos.
(PASTOR DE HERMAS, Epílogo sobre los Mandamientos, 2).
No conoce dire ctamente la naturaleza de nuestros
pensamientos
Los espíritus inmundos no pueden conocer la naturaleza
de nuestros pensamientos. Únicamente les es dado columbrarlos merced a
indícios sensibles o bien examinando nuestras disposiciones, nuestras palabras
o las cosas hacia las cuales advierten una propensión por nuestra parte. En
cambio, lo que no hemos exteriorizado y permanece oculto en nuestras almas les
es totalmente inaccesible.
Inclusive los mismos pensamientos que ellos nos
sugieren, la acogida que les damos, la reacción que causan en nosotros, todo
ésto no lo conocen por la misma esencia del alma 1~], antes bien, por los
movimientos y manifestaciones del hombre exterior. (CASIANO, Colaciones,
7).
Es como un gran perro encadenado, que solamente muerde
a quienes se le acercan demasiado
Nos dice San Agustin, para consolarnos, que el demonio
es un gran perro encadenado, que acosa, que mete mucho ruido, pero que sola
mente muerde a quienes se le acercan demasiado. (SANTO CURA DE ARS, Sermón
sobre las tentaciones).
Ayuda de los Sacramentos, de la oración, de la limosna
y de los sacramentales para vencer la tentación
Me dices que por qué te recomiendo siempre, con tanto
empeño, el uso diario del agua bendita. Muchas razones te podría dar. Te
bastará, de seguro, ésta de la Santa de Avila: "De ninguna cosa huyen más los
demonios, para no tornar, que del agua bendita" (J. ESCRIVA DE BALAGUER,
Camino, n. 5t2).
Dios nos envía amigos, ora sea un santo, ora un angel,
para consolarnos [...]; nos hace sentir con mayor fuerza la eficacia de sus
gracias a fin de fortalecernos y armarnos de valor. Mas, al recibir los
sacramentos, no es un santo o un angel, es Él mismo quien viene revestido de
todo su poder para aniquilar a nuestro enemigo. El demonio, al verle dentro de
nuestro corazón, se precipita a los abismos; aquí tenéis, pues, la razón o
motivo por el cual el demonio pone tanto empeño en apartarnos de ellos, o en
procurar que los profanemos. En cuanto una persona frecuenta los sacramentos,
el demonio pierde todo su poder sobre ella. (SANTO CURA DE ARS, Sermón
sobre la perseverancia)
(Mas líbranos del mal). Nada queda ya que deba pedirse
al Señor cuando hemos pedido su protección contra todo lo malo; la cual, una
vez obtenida, ya podemos considerarnos seguros contra todas las cosas que el
demonio y el mundo pueden hacer. ¿Qué miedo puede darnos el siglo, si en el
tenemos a Dios por defensor? (SAN CIPRIANO, en Catena Aurea, vol. II, pp.
371-372).
Ningún poder humano puede ser comparado con el suyo y
sólo el poder divino lo puede vencer y tan sólo la luz divina puede
desenmascarar sus artimañas. El alma que hubiera de vencer la fuerza del
demonio no lo podrá conseguir sin oración ni podrá entender sus engaños sin
mortificación y sin humildad (SAN JUAN DE LA CRUZ, Cántico espiritual, 3,
9) .
Donde se da limosna no se atreve a penetrar el diablo.
(SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. sobre la l.a Epístola a los Colosenses, 35).
La ayuda del Ángel Custodio
Acude a tu Custodio, a la hora de la prueba, y te
amparará contra el demonio y te traerá santas inspiraciones. (J. ESCRIVA DE
BALAGUER, Camino, n. 567).
El humilde vence al demonio
Refiérese en la vida de San Antonio que Dios le hizo
ver el mundo sembrado de lazos que el demonio tenía preparados para hacer caer
a los hombres en pecado. Quedó de ello tan sorprendido que su cuerpo temblaba
como la hoja de un árbol, y dirigiéndose a Dios le dijo: "Señor, ¿quién podre
escapar de tantos lazos?" Y oyó una voz que le dijo: "Antonio, el que sea
humilde; pues Dios da a los humildes la gracia necesaria para que puedan
resistir a las tentaciones; mientras permite que el demonio se divierta con
los orgullosos, los cuales caerán en pecado en cu a nto sobrevenga la ocasión.
Mas a las personas humildes el demonio no se atreve a atacarlas" (SANTO
CURA DE ARS, Sermón sobre la humildad).
La ayuda de la Virgen
El príncipe de este mundo ignora la virginidad de
Maria y su parto y la muerte del Señor: tres misterios resonantes cumplidos en
el silencio de Dios. (SAN IGNACIO DE ANTIOQUIA, Carta a los Tralianos, 9,
1).
¿Que por momentos te faltan las fuerzas?—¿,Por que no
se lo dices a tu Madre: consolatrix afflictorum, auxilium christianorum...
spes postra, regina apostolorum? (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Camino, n.
515).
¡Que cosas nos dicen los santos de Maria! ¡Quien
volvio a su casa sin alegria ni gozo, despues de haber pedido a Maria, la
Madre del Señor, lo que deseaba? (SAN AMADEO, Homilfas).
Asi como Eva fue seducida por un angel para que se
alejara de Dios, desobedeciendo su palabra, asi Maria fue notificada por otro
angel de que l levaría a Dios en su seno, si obedecia su palabra. Y como
aquella fue inducida a no obedecer a Dios, asi esta fue persuadida a
obedecerlo, y de esta manera la Virgen Maria se convirtio en abogada de la
virgen Eva. (SAN IRENEO, Trat. contra las herejias, 5).
En todo peligro puedes alcanzar la salvacion de esta
Virgen gloriosa; por eso se dice: Mil escudos—mil remedios contra los
peligros—cuelgan de ella (Cant 4, 4). Igualmente, para cualquier obra virtuosa
puedes invocarla en tu ayuda; por eso dice Ella misma: En mi esta toda
esperanza de vida y de virtud. (Eclo 24, 25) (SANTO TOMAS, Sobre el
Avemaria, 1. c., p. 182).
Demonio.- "Nadie conoce los lazos en que está preso,
ni los que el demonio le prepara: nosotros somos semejantes a las gentes
entregadas al vino, que no perciben los cordeles con que los van a atar, ni
sienten cuando los atan. (s. Efren., -de morb.ing.- sent. 9, Tric. T. 3,
p.78.)"
"Dios clama por sus Profetas, por su s Apóstoles y
Evangelistas, y pocos oyen su voz; el diablo llama a los hombres por medio de
los bailes, canciones y músicas, y junta una infinidad de gentes. (S. Efren.,
-Cont. neg. resurrec.- sent. 16, Tric. T. 3, p. 80.)"
"Cuando los demonios se esfuerzan en abatir al alma
con el temor y desesperación, otro tanto la levanta la memoria de la
misericordia divina con la esperanza de los bienes eternos. Porque Aquel que
nos dijo, que era necesario perdonar, no sólo siete veces, sino setenta veces
siete, perdonará con más bondad a los que esperan de El su salud. (S. Efren.,
-de Humilit. compar.- sent. 22, Tric. T. 3, p. 80.)"
"El demonio no se introduce tan fácilmente con la
tentación de la gloria humana en los espíritus perezosos y tibios, o en los
rudos y pesados, como en los que son más fervorosos y más ricos de méritos y
buenas obras: muchas veces derriba con la elevación del orgullo a los que no
ha podido mover en otros puntos con los esfuerzos m ás violentos; pues juzga
que cuanto más se han elevado en santidad, más proporcionados los tendrá para
caer en sus emboscadas. (S. Ambrosio, -Epist. 84,- sent. 168, Tric. T. 4,
p. 348.)"
"Veía yo a Satanás que caía del cielo como un rayo: no
temamos, pues, a un enemigo tan débil que tiene que caer. Le dio el Señor
libertad para tentar; pero no le concedió facultad para derribar, si el
afecto, por no invocar el auxilio, no se resbala con facilidad. (S.
Ambrosio, lib. de Parad., c. 2, sent. 2, adic. Tric. T. 4, p. 393.)"
"Todo nuestro trabajo y toda la perfección de nuestra
vida, consiste en la vigilancia de nuestro corazón y en el desasimiento de
nuestra propia voluntad, por ser incapaces de ver sus tinieblas y de descubrir
las emboscadas que nuestro enemigo tiene ocultas, si nuestro espíritu no se
desprende de] cuidado de las cosas exteriores, y no entra con aplicación con
el examen de sí mismo. (S. Paulino, Ep. 24, ad Sever., sent. 3, Tric. T. 5,
p. 330.)"
"En toda la figura de este mundo que pasa, y por medio
de los ojos, da deleite al corazón, tiene el demonio tendidas las redes; en su
hermosura está el lazo y la espada de la muerte. (S. Paulino, Ep. 2, ad
Sever., sent. 3, adic. Tric. T. 5, p. 360.)"
"El demonio se esfuerza contra vosotros con mayor
rabia cuando ve que procuramos arreglar nuestra vida; y cuando advierte que
hemos trabajado en llenar el navío de nuestro corazón con más preciosos
tesoros de gracias, hace todo cuanto puede para cansamos un naufragio mortal.
(S. Juan Crisóst., sent. 1, Homil. 1, ad popul. Antioch., Tric. T. 6, p.
300.)"
"Si el demonio no se atreve a entrar en ninguna casa
en donde está el Evangelio, mucho menos se atreverá a entrar o introducir el
pecado en un alma que continuamente se emplea en leerle. Santificad, pues,
vuestra alma y vuestro cuerpo teniendo siempre en vuestro cuerpo y en vuestra
alma el Santo Evangelio. (S. Juan Crisóst ., Horni. 32, in c. 3, S. Joann.,
sent. 79, Tric. T. 6, p. 313.)"
"Entre tanto que el demonio nos combatiere sólo por
fuera, seremos bastante fuertes para resistirle; pero si le abrimos una vez la
puerta de nuestra alma y dejamos entrar este peligroso enemigo, sabed que ya
no tendremos fuerzas para defendernos. (S. Juan Crisóst., Sern. de pec. non
evulg., n. 4, sent. 224, Trie. T. 6, p. 345.)"
" ¡Qué astuto es el diablo! Como sabe que en la
oración alcanzamos de Dios grandes gracias, se esfuerza cuanto puede para
apartar las almas imprudentes de un ejercicio tan útil. (S. Juan Crisóst.,
Sen-n. de Canan., n. 10, sent. 247, Tric. T. 6, p. 350.)"
"Dios prometió un Reino y los hombres le desprecian.
El diablo les prepara un infierno, y le honran y obedecen, siendo así, que el
uno es Dios, y el otro no es más que un demonio y la más vil de todas las
criaturas. (S. Juan Crisóst., Homi. 6, c. 2, sent. 263, Tric. T. 6, p.
354.)"
"Aunque el demonio es el que nos inspira el amor
carnal, con todo eso, de nosotros mismos viene; porque proviene de las
compañías, de las lisonjas y de la ociosidad. A la verdad, que tiene tanta
fuerza la costumbre, que impone como una necesidad a la naturaleza.
Si la costumbre tiene eficacia para producir el amor
malo, no tiene menos para extinguirlo, y así hemos visto que muchos han dejado
de amar, porque han cesado de ver. (S. Juan Crisóst., Homi. 5, c. 5, ad
Corinth., sent. 335, Tric. T. 6, p. 373.)"
"Así como los que cantan los Salmos están llenos del
Espíritu Santo, así los que cantan canciones disolutas y diabólicas están
llenos del espíritu inmundo. (S. Juan Crisóst., Hom]. 19, sent. 346, Tric.
T. 6, p. 376.)"
"El que siempre tiene el infierno delante, no caerá en
él: como al contrario, no le evitará el que le desprecia. (S. Juan Crisóst.,
Homl. 2, in e. 1, ad Tesal., sent. 365, Tric. T. 6, p. 379.)"
"Dios no permite que el demonio tiente a los fieles,
sino en lo preciso para su adelantamiento espiritual. (S. Agust., Saim. 63,
sent. 98, Tric. T. 7, p. 4o3.)"
"El diablo sólo persigue a los buenos y no a los
malos, porque estos son sus amigos y hacen siempre su voluntad. (S. Cesáreo
de Arnés, Serm. 10, sent. 2, Tric. T. 9, p. 44.)"
"Acuérdate, infeliz, que vas caminando entre los lazos
del demonio; los cuales, pro todas partes nacen debajo de tus pies: despierta
temiendo que tu sueño te precipite en la sombra de una funesta muerte.
Desengáñate de la ilusión de una vida larga sobre la tierra, no sea que este
error te mantenga en el estado de la culpa y te tenga por más tiempo encerrado
en los hábitos perniciosos. Ruega sin cesar a Jesucristo, tu Salvador, que
haga que todas las aficiones de tu corazón lleven los frutos de una tierra
excelente, y que toda tu vida sea como una fecunda vid, cuyo fruto merezca ser
ofrecido a Dios, y que la reciba su Divina Majestad con complacencia. (S.
Anselmo, Exhort., ad Contempt. temporal., sent. 2, Tric. T. 9, p. 338.)"
"Más atrevido es el enemigo para envestir por la
espalda, que para resistir cara a cara. (S. Bern., Ep. 11, n. 12, sent. 36,
Tric. T. 10, p. 324.)"
"No hay seguridad para el que duerme cerca de una
serpiente. (S. Berna., Ep. 241, sent. 60, Trie. T. 10, p. 325.)"
"El que rehusa seguir los preceptos, favorece al
tentador. (S. Bern., Serm. 77, in Cant., sent. 133, Tric. T. 10, p. 330.)"
"Lo que principalmente persigue el demonio es la
perseverancia, porque sabe que a sólo ella se corona. (S. Bem., Ep. 24,
sent. 147. Tric. T. 10, p. 330.)"
"Es cambio infeliz y de la mayor locura, por huir del
trabajo humano, escoger con el demonio los ardores eternos. (S. Bern.,
Tract.de Cont. mund., ad Cler., n. 27,ent. 167, tric. T. 10, p. 332.)"
TOMADO DE SERVICATO.