Autor: Pablo Ginés Rodríguez, periodista
Ciberapóstoles Tres laicos que evangelizan en Internet
El "ministro de comunicaciones" del Papa, el
arzobispo John P. Foley, lo dijo muy bien a principios de febrero: "Internet
no es una amenaza sino una oportunidad".
El Papa lo tiene muy claro y así lo decía también él el pasado día 24 de
enero, día de San Francisco de Sales, patrón de los periodistas: "Para la
Iglesia, el nuevo mundo del ciberespacio es una llamada a la gran aventura de
usar su potencial para proclamar el mensaje evangélico. Este desafío está en
el centro de lo que significa, al comienzo del milenio, seguir el mandato del
Señor de "remar mar adentro": "Duc in altum" (Lc 5, 4)."
Evangelizar en Internet no es un tema colateral, sino que, según el Papa,
Internet está en el centro del mandato de "remar mar adentro". Es curioso que
lo llame "nuevo mundo", como el continente americano, evangelizado por gente
que cruzó el mar. Pero la analogía con América no es mala: un nuevo
territorio, donde llegan primero los pioneros y los misioneros, e quipados con
pasión y entusiasmo más que medios, y que ahora dicen a los que quedaron
atrás: "amigos, esto es una mina, necesitamos más gente, más medios".
Uno de estos pioneros es Luis Fernando Pérez, de 33 años, casado, con 3 niños
y residente en Sariñena, un pueblo de Huesca (España). Desde allí ha llegado a
gente de todo el mundo gracias a Internet.
"Llevo en Internet casi 5 años pero sólo 2 respondiendo a preguntas acerca de
la fe católica, lo cual se explica por el hecho de que mi conversión al
catolicismo se produjo precisamente hace algo más de 2 años."
Anteriormente Luis Fernando era protestante. Para ser más exactos, era un
furibundo anticatólico en los foros de debate de religión en Internet. Su
apasionante itinerario espiritual puede leerse en su web, www.angelfire.com
El campo donde Luis Fernando se maneja más son los foros y el e-mail: "no
puedo precisar el número de emails a los que habré respondido en este tiempo,
pero sin dud a son miles".
"Mi participación en los foros de religión fue una de las herramientas que el
Señor utilizó para hacerme regresar a su Iglesia", nos explica este apóstol
autodidacta. "Me ayudó a ver la realidad del maremagnum doctrinal del
protestantismo provocado por la entronización del libre examen de las
Escrituras y me sirvió para entender la necesidad de que Dios hubiera
dispuesto un ministerio infalible para interpretar su Palabra."
"Además, conté con el inestimable testimonio personal de un fraile dominico
colombiano, Fray Nelson Medina OP, quien, al principio de nuestra relación,
tuvo la paciencia de soportar mis ataques furibundos a las doctrinas católicas
en un foro protestante, y al mismo tiempo iba dejando caer perlas de la fe
católica en mi camino. En definitiva, Internet no fue el único elemento
utilizado por Dios para traerme de vuelta a su Iglesia pero sin duda fue de un
factor importantísimo en dicho proceso."
"Aparte de mi propia exp eriencia, he participado de forma personal en al
menos otros tres casos de personas que estaban fuera de la Iglesia, o a punto
de salir, y que han regresado. Y por supuesto conozco muchos testimonios de
personas que estaban alejadas de Dios y que lo encontraron gracias a la red."
Saltando el charco
En México D.F., muy lejos del ordenador casero de Luis Fernando, hay una mujer
que nos puede contar muchos testimonios. Lucrecia Rego de Planas, 41 años,
casada, ocho hijos, es la directora de Catholic.net en español http://es.catholic.net,
posiblemente el portal católico generalista en español más visitado en la
actualidad.
"Un caso que recuerdo ahora, que no es precisamente una conversión pero me
encanta, es el de un hombre canadiense, que leyó un artículo en Catholic.net
(era un artículo muy sencillo y simplón) en el que se explicaban las
condiciones para que una confesión colectiva fuera válida. Nos escribió
preocupado, diciendo que en su país p rácticamente no se llevaban a cabo las
confesiones individuales. Tomó como proyecto de vida difundir la confesión
individual en las parroquias de Canadá y nos escribe a menudo para reportarnos
en cuántas parroquias ya ha convencido al sacerdote para que confiese a los
fieles de manera correcta."
"Hemos sabido también de muchos casos de matrimonios que estaban a punto de
romperse y, por leer "algo" de nuestro portal, decidieron luchar por él y
salvarlo. Tenemos varios testimonios de niñas que estaban decididas a abortar
y que gracias a que llegaron (por accidente) a nuestro portal, decidieron
respetar y amar al bebé que llevaban dentro. Otros de jóvenes que habían
decidido quitarse la vida y ya no lo hicieron. Muchos de homosexuales que
descubrieron el valor de la castidad... Muchísimos de personas que se sentían
decepcionadas de la Iglesia por falta de información y de formación y que han
cambiado de manera radical a partir de haberse encontrado con Catholic.net
mientras navegab an erráticamente por la red. En fin, podríamos llenar varios
libros y... me imagino que los consultores espirituales en línea que colaboran
con nosotros, tendrán muchos más casos que contar."
La descripción de Lucrecia remarca los encuentros "casuales", la gente que
llega al portal de manera errática. Hablando con otros "cristianos en red" uno
llega a la conclusión de que es mucha la gente en proceso de búsqueda,
consciente o inconsciente.
Tres años de debates, en web Miguel Ángel García Olmo, 38, papá de 3 niños y
profesor de lenguas clásicas en Murcia, España, es el creador de Non
praevalebunt una web que encarna el concepto "optimizar esfuerzos". Tras tres
años de debatir sobre religión en los tablones de "news", con ateos o no
católicos, decidió publicar en una web todas esas charlas clasificadas por
temas. El resultado es una especie de "bestiario de temas", los recurrentes,
los de siempre, tratados con dinamismo informal. Aunque ya no actualiza la web,
es ta sigue atrayendo visitas y testimonios.
"Conozco por experiencia directa casos --no pocos-- de personas alejadas de la
fe que acceden a Internet buscando, de un modo u otro, directa o
indirectamente, el rostro luminoso y eterno de Jesús. Ahora bien, esas
personas ya venían previamente "calentadas", es decir, predispuestas a buscar
al Señor por alguna experiencia o testimonio que habían recibido anteriormente
y que había removido su corazón. Confirmarlas o guiarlas en esa penumbra de la
fe incipiente o difusa es un deber de todos los cristianos que nos movemos por
la Red, creo yo."
Miguel Ángel es otro caso de apóstol fecundo en obras: "En total, sumados
artículos de "news" y los "e-mails" privados, habré enviado más de seis mil
mensajes desde mi discreto papel de cristiano raso que, mal que bien, intenta
hacer presente a Cristo a través de Internet."
"Mis mejores experiencias con creyentes no cristianos se cifran, sobre todo,
en el exquisito trato que he tenido y tengo con algunos de nuestros "hermanos
mayores", los judíos. El tener corresponsales hebreos de rica vida interior,
en unos casos, o de cultura profunda, en otros, e intensa conciencia de
pertenecer a un pueblo que no se entiende sin Dios, me ha permitido --gracias
a la libertad que siempre me han brindado para hablarles de Cristo, de la
Iglesia y de todo lo que se me pasa por la cabeza-- profundizar en la belleza
y en la grandeza de mi propia fe."
"¡Y hacerles presente a Jesucristo, sin recelos ni aspavientos! Conservo con
emoción y cariño especial los "e-mails" de una judía de Sarajevo --ya mayor y
muy enferma-- redactados en un increíble judeo-español capaz de arrancar
lágrimas al internauta más pétreo y circunspecto. Todo esto, al menos en mi
caso, no habría sido posible sin un uso --espero que responsable-- de
Internet."
Sin Internet, ¿a cuántas personas habría llegado este profesor de instituto, o
qué habría pasado con Luis Fernando? ¿Y la gente atendi da en Catholic.net?
Si laicos, como éstos, casados, con hijos, a menudo autodidactas en la fe,
pueden llegar a tanta gente... ¿no debería la Iglesia volcarse más en este
apostolado, "central para el milenio" en palabras del Papa?
Como en la conquista de América, las tropas "regulares" siempre llegan años
después que los pioneros, y si son listas preguntarán a éstos cuál es la mejor
forma de trabajar en el "nuevo mundo".
Luis Fernando nos define las virtudes que debe tener el ciberapóstol:
"Las condiciones para el ministerio de apostolado por Internet no son muy
diferentes a las que se requieren para el apostolado misionero. Se necesita
santidad, oración, constancia, preparación, amor por las almas perdidas,
paciencia para soportar los malos momentos, don de gentes, sacrificio
personal, conocimiento del medio en el que se está trabajando para el Reino de
Dios, etc. Y nada de eso puede lograrse sin la gracia de Dios. Además, hay que
ser co nsciente de las propias limitaciones. Muchos cristianos creen que basta
con la buena voluntad para lanzarse a defender y propagar su fe por la red,
pero no es así. Si no se está preparado puede ocurrir que se consiga justo lo
contrario de lo que se busca"
Un "dream team" de cinco personas
Imaginemos que un obispado, un movimiento o una orden religiosa deciden crear
un equipo de 5 personas para dedicarse al apostolado por Internet. Estas son
las apuestas de nuestros laicos pioneros.
El equipo que elegiría Luis Fernando:
Dos
sacerdotes con mucha experiencia en consejería espiritual para atender las
situaciones personales complejas.
Un
buen predicador que tenga la capacidad de escribir tan bien como habla
Un
teólogo con dotes para la apologética que sea absolutamente fiel al Magisterio
de la Iglesia.
Un
hermano/a católico que sepa crear páginas webs a nivel profesional. También se
encargaría de buscar por toda la red material de ayuda para el ministerio de
apostolado en la red. Es imprescindible que dicha persona sepa traducir al
menos del inglés al castellano (genial si además domina el francés y el
alemán) ya que nuestra lengua sigue siendo una especie de Cenicienta en la red
a pesar de los avances que se han producido en los dos últimos años.
El equipo que elegiría Miguel Ángel:
Gente
entre 20 y 45 años, más o menos; por aquello del ´perfil tipo del usuario de
Internet´, aunque no es indispensable.
Requisitos generales e ineludibles para los cinco: optimismo contagioso,
lealtad al Papa y adhesión al magisterio de la Iglesia.
Un
experto "webmaster" --"hacker" converso si fuera posible-"para echar una mano
al ángel de la guarda en previsión de ataques, que nunca faltan cuando se va
sin careta por la vida; pero también para hacer realidad los diseños más
originales."
Un/una periodista profesional, "pero no ´contaminado´ aún por los tics y
manías reductoras en los que cae la inmensa mayoría de los informadores y
medios a diario."
Intérprete o traductor/a para no limitar el alcance de nuestra voz a la
población nativa, sino poder llegar también a todos los extranjeros que nos
visitan o viven entre nosotros (en ese sentido, intentaría localizar a un
colaborador que supiera también árabe... y encomendaría intensamente el
improbable fruto de su trabajo a San Juan Damasceno).
Una
persona culta en el estricto sentido de la palabra, seguramente un buen
historiador/a. Tengo comprobado que a muchas personas la intoxicación cultural
reinante --en especial, en lo tocante a la historia de la Iglesia y del
cristianismo-- les desconcierta y paraliza a la hora de acercarse a la
Iglesia. En otros casos, es el propio creyente fiel el que desea la resolución
de una duda, una explicación histórica, científica o filosófica o la crítica
de un libro o película.
Y por
último buscaría a un sacerdote para los temas teológicos y para la orientación
espiritual de quien lo requiera.
El equipo que ya tiene Lucrecia (que habla no de lo que le gustaría, sino
de lo que ya conoce):
"Yo escogería exactamente a las mismas cinco personas que trabajan ahora
conmigo. Es difícil encontrar a gente capaz de trabajar a la velocidad que
requiere el trabajo en la evangelización por Internet. Se necesitan personas
capaces de trabajar muchas horas del día y muchas en la noche, pues en la red,
uno toma conciencia de la velocidad a la que el enemigo avanza y de lo mucho
que nos falta por hacer."
"Yo pondría dos características indispensables para mis colaboradores: la
primera, un gran amor a la Iglesia y a las almas, que los haga capaces de
sacrificar horas de descanso o diversión por atender con prontitud a las
necesidades urgentes de la Iglesia y las almas."
"La segunda, que estén dispuestos a hacer de todo. En este trabajo n o caben
las personas "especializadas en algo" si se niegan a bajarse de su templete de
sabios, pues en este negocio hay que aprender de todo y hacer de todo para no
dejarnos ganar por el enemigo. El editor, tiene que fungir a veces como
técnico, pegando cables: otras como programador, averiguando los códigos que
hacen que la página no se vea como él quiere; otras de diseñador,
seleccionando imágenes y colores... uno tiene que servir igual para escribir,
que para cargar, responder, vigilar, traducir, investigar, programar,
ilustrar, interpretar...
Internet, en el centro
Los tres insisten en lo mismo que dijo el Papa: que Internet está en el centro
del nuevo milenio.
"Internet es un gran medio para evangelizar y será poco a poco el principal.
Es la manera de hacer entrar el mensaje de Cristo a hogares de todo el
mundo... con un click", asegura Lucrecia.
"Internet es la herramienta ideal para cumplir el consejo petrino de "estad
siempre dispuestos para responder con mansedumbre y reverencia a cada uno que
os demande razón de la esperanza que hay en vosotros" (1ª P 3,15). Cristo
diría: Id y predicad el evangelio a todos los hombres, sea por mar, por
tierra, por aire o por Internet", dice Luis Fernando. "Si en tiempos de Pedro,
Pablo y el resto de apóstoles hubiera existido Internet, el Nuevo Testamento
tendría una extensión kilométrica, ya que ellos habrían escrito muchas más
epístolas."
"San Pablo: ¡ese sí que hubiera estado encantado!", dice Lucrecia muy animada.
"Me lo imagino perfecto... mandando su epístola semanal a enormes listas de
correo. Tendría una Mac Titanium, a 677mhz, ligera y veloz, para conectarse
desde Éfeso, Corinto o Galatia... para anunciar al mundo entero aquello que
ardía en su corazón y para atender vía e-mail a sus comunidades, resolviendo
los conflictos y diferencias con una eficacia descomunal."
Miguel Ángel hace unas prospección de futuro:
"Si nos andamos listos y no dejamos escapar la presa, Internet -su rabiosa
libertad, su inmediatez y la extrema facilidad de su uso- podría llegar a ser
lo contrario de lo que significa el coto cerrado de los medios de comunicación
"establecidos" (tele, radio, prensa escrita), tan serviles a las modas y
consignas barateras de tres o cuatro poderosos, émulos unos de otros."
"Internet podría ser el lugar donde se cuenta y se habla a corazón abierto de
las maravillas de Aquél de quien nadie habla en los medios aburguesados, de
Dios. Si Internet puede compararse a una metrópoli moderna, con sus bulevares,
jardines, avenidas y alamedas, pero también con sus barrios chinos, dudosos
extrarradios, inquietantes callejones y otros bajos fondos, entonces Internet
no puede privarse de tener su catedral gótica. Luminosa, orante, sabia,
apuntada al cielo... Puro bálsamo para tanto desencantado del trasiego cutre
como hay. Y el trabajo de levantarla es cosa nuestra: de los cristianos que
estamos en la Red."
"Ése es el únic o futuro que yo quiero ver en este medio."