Catequesis Práctica I FORMAS DE CATEQUESIS BÁSICA |
II FORMAS DE CATEQUESIS PRESACRAMENTAL III FORMAS DE CATEQUESIS ESCOLAR IV FORMAS DE CATEQUESIS OCASIONAL V FORMAS DE CATEQUESIS ESPECIAL I FORMAS DE CATEQUESIS BÁSICA: a) Las formas de catequesis básica con niños suelen ser:
b) Las formas de catequesis básica con adolescentes suelen ser:
c) Las formas de catequesis básica con jóvenes suelen ser:
d) Las formas de catequesis básica con adultos suelen ser:
II FORMAS DE CATEQUESIS PRESACRAMENTAL: a) Actividades prebautismales: Los cursos de preparación de papás y padrinos, que se piden como requisito para la recepción del sacramento de los niños, reciben tres tipos de personas: quienes acuden por primera vez; quienes acuden por segunda o tercera vez y tienen buena vida cristiana; y quienes acuden por segunda o tercera vez pero no sacaron ningún provecho de la primera y asisten por mero trámite. Esta diferenciación es importante porque no se les puede dar le mismo trato. Quienes acuden por primera vez a un curso prebautismal son personas que requieren de mucha atención. Puede ser la gran oportunidad para dar una buena evangelización a los alejados, que les convierta profundamente; o para dar una catequesis sistemática a católicos que practican sumariamente la vida cristiana pero no tienen buena formación en la fe; o para ahuyentar a unos y a otros echando a perder la ocasión. Quienes acuden por segunda o tercera vez y tienen buena vida cristiana necesitan un curso de profundización, pues suponemos que ya aprovecharon el segundo. Conviene poner más atención a la atención personalizada en estos casos, para orientar a las personas hacia la actividad formativa o apostólica más conveniente a cada uno. Quienes acuden por segunda o tercera vez pero no sacaron ningún provecho de la primera y asisten por mero trámite. En estos casos, es imprescindible una atención personalizada muy seria. De lo contrario, las personas no aprovecharán casi nada el curso, a no ser por una gracia milagrosa de Dios. Estos mismo consejos podemos repetirlos para los papás y padrinos cuyos hijos van a prepararse a recibir la Confirmación. La variante de estos casos es que los papás son personas con más edad, muchas veces en plena crisis de los cuarenta. Pero estas dificultades se convierten en ventajas porque pueden ser la oportunidad para responder a inquietudes profundas y vitales que motiven a un crecimiento cristiano serio. b) Cursos prematrimoniales para novios: Los novios suelen ser jóvenes. Tienen, pues, muchas inquietudes y son luchadores. Para lograr superar la superficialidad de tratar unos simples temas matrimoniales (muchas veces meramente humanos, como la comunicación, la sexualidad, etc), basta despertar en los novios las interrogantes que tienen sobre la vida cristiana. Puede hacerse tratando las preguntas que ellos mismos propongan sobre la fe o planteándolas directamente el catequista. También se puede despertar el interés por los temas básicos de la fe relacionándolos con la vida familiar. Por ejemplo: ¿Es bueno bautizar a los bebés? ¿por qué? ¿Deben rezar los esposos antes de la comidas o todas las noches antes de ir a la cama? ¿Es la fe y la Misa un asunto de mujeres? Y así pueden plantearse otros muchos puntos que provoquen el interés por conocer de la fe. III FORMAS DE CATEQUESIS ESCOLAR: a) La catequesis puede realizarse en horario extraescolar. Por ejemplo, los alumnos que sólo asisten por las mañana, pueden tener la catequesis durante la tarde en los mismos locales de las escuela. b) La catequesis en la escuela puede completar las clases con algunas actividades de educación en la fe:
c) Recordar que la escuela tiene el difícil escollo de convertir la educación de la fe en instrucción religiosa. Es decir, dejar de ser catequesis para convertirse en clases de cultura sobre la historia o sobre las ideas de la religión. Por eso, debe cuidarse mucho que la catequesis debe llevar a consecuencias prácticas y que la catequesis debe lograr la autoconvicción de la fe. Esto exige dar a las clases de formación religiosa un método y una orientación diferente que a las otras materias escolares. d) En los lugares donde hay autoridades que impiden la catequesis en el ambiente escolar, puede ser muy interesante abrir un centro de catequesis ubicado en las cercanías de la escuela, para que los niños y adolescentes puedan acudir poco antes o después de su horario escolar. IV FORMAS DE CATEQUESIS OCASIONAL: Las formas de catequesis ocasional no alcanzan frecuentemente sino a despertar el interés por lo religioso. Y deberíamos sentirnos satisfechos de lograr sólo eso. Muchas veces, basta dar el primer paso. Pero hay que darlo bien. Incluso, puede estorbar el intentar subir más escalones en poco tiempo. Por ejemplo, sería muy desaconsejable tratar de educar el sentido de ayuno y de austeridad en una fiesta de quince años; o intentar que todos los asistentes a la fiesta decidan frecuentar la Santa Misa a partir de esa celebración. Pues ya sabemos que hay que buscar los frutos de catequesis adecuados a la etapa de desarrollo cristiano que corresponde a cada persona. Debemos precisar siempre el fruto que realmente podemos obtener de una actividad y no caer en la tentación de querer conseguir más de lo que se puede. Otras formas de catequesis ocasional pueden ayudar a educar un determinado aspecto de la fe, precisamente el que toca al núcleo del mensaje específico del ambiente en que tiene lugar la actividad. Por ejemplo, es mejor educar la auténtica devoción a la Virgen en una peregrinación mariana que no buscar la educación en la participación a los sacramentos. Pero todas las formas de catequesis ocasional deben buscar la purificación de la fe de los asistentes y, sobre todo, comprometerlos a crecer en la fe con aplicaciones concretas hacia la superación de la ignorancia religiosa y la coherencia entre fe y vida. a) Podemos realizar estas actividades educativas de la fe durante las peregrinaciones:
b) Asistencia a celebraciones sacramentales ocasionales: Muchos cristianos alejados participan ocasionalmente en misas de aniversario, bautizos, primeras comuniones, etc. Y no acuden con el interés de vivir religiosamente la ceremonia. Si son educados, participarán con respeto, pero con el corazón despreocupado. De poco sirve tratar de obtener un resultado profundo, cuando el alma está cerrada a la gracia o cien muros la separan de Dios. Por eso, se debe buscar que sea una oportunidad para tener una experiencia hermosa del amor de Dios y del misterio del sobrenatural que tiene lugar en la celebración litúrgica. Las formas de catequesis que más ayudan en estas ocasiones son:
La muerte es un momento especialmente fuerte para dar pié a una catequesis muy rica. El alma del ser humano, hasta el más frío, se activa ante el misterio de la vida que termina. Formas de catequesis que se pueden realizar durante ritos funerarios:
El cristiano medio espera las fiestas patronales más como un oportunidad de descanso y diversión que no de vivencia religiosa. Pero va a aceptar buenas propuestas que le aporten un enriquecimiento personal. Por eso, sugerimos estas formas de catequesis:
e) Celebraciones de religiosidad popular: Hay celebraciones de la religiosidad popular muy extendidas a lo ancho de nuestro país y otras son más locales. Es obvio que se exigen adaptaciones muy variadas. Pero sugerimos estas formas de catequesis en celebraciones de la religiosidad popular:
V FORMAS DE CATEQUESIS ESPECIAL: La catequesis especial se dirige a grupo de personas con características fuera de lo normal. Es un gran error impartir la catequesis como se tratáramos a personas comunes. Por eso, es imprescindible tener la asesoría y ayuda de especialistas. Pensemos, por ejemplo, la necesidad de tener un programa y una metodología adecuada para niños con graves deficiencias mentales o para jóvenes drogadictos de un grupo para rehabilitarles, etc. obviamente, no podemos dar aquí una lista de formas y criterios para la catequesis de estos grupos. Pero vamos a insistir en el punto central: hay que pedir la ayuda de especialistas. No podemos aventarnos sólo con la buena intención y esperando la ayuda de Dios. Nosotros somos diferentes de esas personas. Y no podemos tratarles desde nuestra experiencia personal y de nuestro modo de ver las cosas. Porque el catequista necesita actualizarse constantemente para comprender y adaptarse mejor a sus destinatarios. |
Tomado de http://www.ef.catholic.net