Una Carta Vocacional

Espero que estas líneas te sirvan con respecto a la pregunta que me haces sobre la vocación. Ante todo, te invito a leer un texto bíblico: Jeremías 1, 4-8.

Primero que todo la vocación del hombre es un llamado a la santidad.

Es también un llamado a una misión; es sentirse destinado a un servicio. Pero se debe entender que el llamado de DIOS es exigente. A veces tratamos de escondernos o escabullirnos, porque en el fondo sabemos que DIOS cuando llama lo pide todo: Mateo 10, 37-39.

En realidad DIOS nos llama a ser libres. La libertad cuesta mucho pero empieza por dentro. Nos liberamos, no lo olvides, en la medida en que amamos. Ciertamente no es fácil la liberación pues exige un caminar, no una vida instalada.

Para descubrir la vocación es necesario el don de la FE.

FE quiere decir aventura, riesgo, pues seguir a DIOS en muchas ocasiones te será desconcertante, porque EL la seguridad no es absoluta desde el principio; al contrario, va creciendo, va naciendo de una confianza que se tiene en aquel que se ama. Por eso hay que abandonarse, renunciar, dejarlo todo, desprenderse para confiarse por entero en Aquel que nos amó primero.

La FE nace del corazón, no de la razón: compromete e incomoda a quien la recibe: Juan 15, 18.

No sabría decirte quién tiene vocación para una vida religiosa. Puede haber signos, sí, pero los criterios de valoración que DIOS tiene para un candidato no son como los que gustan a los hombres. Las llamadas de DIOS son algo único e irrepetible; llevan el signo de la gratitud y de la libertad. En la medida en que te das a la Iglesia, al servicio de tus hermanos, en lo que haces, desde lo que eres: créeme, ya estás respondiendo en parte a tu vocación.

No se necesitan grandes cosas para servir a DIOS; en realidad, sólo servir, y ser fiel a ese servicio al cual EL nos llama. No ser tampoco de muchas palabras, ni creerse gran orador, pues ante todo el hombre de DIOS es un hombre de silencio. La palabra va envuelta de silencio, pues sólo en el silencio se puede escuchar a DIOS.

Por eso es necesario retirarse para ser hombres de DIOS. Hay que avanzar hacia el interior, porque solo el hombre interior percibe a DIOS.

Recuerda siempre: si no hay silencio y soledad para pensar y estar con Dios, se puede producir un "apagón" en tu decisión.

Hoy el mundo está rodeado de mucho ruido. Y hay tantas almas que, haciendo mucho bien, lo hacen sin DIOS. Con el Señor no sólo se debe anhelar hacer las cosas buenas, sino también las santas.

Pero, ¿cuanto tiempo le dedicas a la oración personal? Es un gran problema en la elección el poco tiempo y espacio para DIOS. Necesitamos escucharle, intimar con EL.

MUCHOS, SABES, no se arriesgan por sus propios miedos. Este es un signo del no-amor: 1 Juan 4, 18. El amor en cambio es impulso; es creativo, se arriesga y lucha: 1 Corintios 13, 4.7.

No debemos por lo tanto guiarnos por las cosas que nos llenan de desesperanza, pues DIOS no nos llama para el fracaso, aunque tantas veces temamos que es así. La felicidad realmente consiste en hacerse libre de todo para entregarse a DIOS.

Que la Virgen del Rosario te ayude cada día a entender la grandeza de tu inquietud, y que el Espíritu Santo te confirme el llamado y hagas la mejor elección: DIOS, SU REINO SU IGLESIA, SU AMOR EN LOS DEMAS, EN TI.

Bendiciones, y permita el Cielo que estas pobres líneas te animen, y que podamos compartir estos anhelos santos.

 

Fr. Nelson M.

Pd. Basado en una colaboración de James Vélez.