Autor: P. Antonio
Rivero LC
Fuente: Catholic.net
22a. sesión. Entorno histórico y cultural del Nuevo Testamento
La vida de Jesús y de los Apóstoles se desarrolló en Palestina.
I. OBJETIVO DOCTRINAL: Estudiaremos el
entorno histórico y cultural del Nuevo Testamento.
II. OBJETIVO VIVENCIAL: Adentrarnos al Nuevo Testamento con la lupa de
la fe, para encontrarnos con la Nueva Noticia del Padre: Este es mi Hijo
muy amado: escuchadle.
III. TESIS: Los acontecimientos narrados en el Nuevo Testamento van
desde el nacimiento de Jesús hasta el año 60-65. Los libros del Nuevo
Testamento fueron escritos desde el año 51 (carta de san Pablo a los
Tesalonicenses) hasta el año 90-100 (Apocalipsis y carta a los hebreos). Los
escritos del Nuevo Testamento nacen dentro de los primeros grupos cristianos
organizados en comunidades, surgidas en las poblaciones principales del
imperio romano, sobre todo, en las provincias romanas desde Roma hacia
Oriente: Italia, Macedonia, Acaya, Asia, Galacia, Cilicia y Siria; es decir,
en una zona de cultura helenística cuya lengua era el griego común
96, lengua en la que están escritos todos los
libros del Nuevo Testamento.
IV. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:
1. Ambiente histórico en tiempo de Jesús
La vida de Jesús y de los Apóstoles se desarrolló en Palestina, que conocemos
en sus grandes partes: Judea, al sur; Samaria, al centro; y Galilea, al norte.
Toda la región estaba en esos años bajo la dominación del Imperio de Roma. Ya
vimos en el Antiguo Testamento cómo esta tierra había sido saqueada y
conquistada (por los asirios, por los de Babilonia, por los persas, griegos,
etc.). Los romanos gobernaron los territorios ocupados con bastante amplitud;
dejaron libertad de religión, con tal de que fueran salvados los intereses de
Roma y llegara el dinero de los impuestos. También dejaron que las autoridades
locales, en nuestro caso el Sumo Sacerdote y el Sanedrín, ejercieran su mando
y vivieran con sus leyes, eso sí, bajo la vigilancia de un encargado de Roma.
¿Qué gobernantes tenía Palestina en ese entonces?
a) La familia de los Herodes: Herodes el grande 97,
y sus tres hijos98 : Arquelao, Herodes
Antipas y Filipo. El más vinculado con los hechos del Evangelio es Herodes
Antipas.
b) El mal gobierno de los “Herodes” hizo que Roma cambiara su
política de Palestina y Siria. El emperador romano, que residía en Roma,
nombró un funcionario imperial con el título de Procurador, encargado de
gobernar las provincia de Judea y Samaría. El más famoso procurador romano fue
Poncio Pilato, que gobernó desde el año 26 al 36. En el norte, en la Galilea,
gobernó Herodes Agripa, favorito de los emperadores romanos, hasta el año 44.
Persiguió a la Iglesia cristiana (cf. Hech 12, 1-19) y ganándose la simpatía
de los judíos, reemplazó a procuradores romanos.
En el año 66 los judíos, en lucha armada, proclamaron la independencia del
Estado judío. Roma encargó al joven Vespasiano, futuro emperador, que sofocara
el levantamiento en el año 67. La campaña militar duró tres años. Mientras
tanto Vespasiano viajó a Roma, por la muerte de Nerón (año 69) y dejó a su
hijo Tito el mando en Palestina. Tito, en ocasión de la Pascua del año 70,
puso a Jerusalén en estado de asedio. Cinco meses resistieron los judíos
atrincherados en la Ciudad Santa. El 10 de agosto del 70 fue el desenlace
fatal: Jerusalén fue arrasada, el Templo totalmente destruido, como nos relata
el Evangelio: “No quedará piedra sobre piedra” (Mc 13, 1-2). Los habitantes
fueron deportados y vendidos como esclavos. El Sanedrín quedó suprimido, el
Templo había dejado de existir y ya no se podía celebrar el culto nacional:
fue la catástrofe del Judaísmo.
No obstante, los judíos no se dejaron abatir: todavía hubo una chispa de
rebelión, que se mantuvo encendida dos años más, en la fortaleza de Massada,
al sur del Mar Muerto. Además, el Judaísmo como religión persistía en toda la
Diáspora. Allí vivían unidos entre sí, con su organización, conservando
intactas sus leyes y sus costumbres religiosas. Desde ese tiempo hasta
nuestros días, el pueblo judío ha sido siempre la nación sin patria, respetado
por algunos, perseguido por otros. Sólo en el año 1948 los judíos lograron
restablecer en Palestina el Estado de Israel.
¿Qué hacían mientras los cristianos? Ya en el año 70 el Cristianismo había
roto la barrera de la raza y de la nación judaica, y se proyectaba al mundo
grecorromano. Cristo había venido para todos, su salvación abarcaba a todos.
2. Ambiente cultural y religioso
Tres mundos existentes había en Palestina en tiempos de Jesús:
a) Cultura romana: era opuesta a la mentalidad hebraica. Además,
el hecho de que los romanos eran los dominadores hacía que el pueblo judío
rechazara de raíz todo lo que viniese de Roma. Entre Roma e Israel había un
abismo cultural y religioso muy grande. Roma era el centro de una civilización
materialista, sostenida por la disciplina del ejército y gobernada por
administradores y bancos. Su dios verdadero era el “Estado”. Tenía, sí, una
moral, pero no una religión concreta. No tenía “El templo de Dios”, sino un “Pantheón”,
o sea, el templo de todos los dioses, y estaban abiertos a dar la bienvenida a
otros dioses.
b) Cultura griega: la cultura griega conquistó el mundo entonces
conocido, y su influjo llegó a Palestina. Las primeras comunidades cristianas,
fundadas por san Pablo, eran griegas, con mentalidad helenística; esta
mentalidad y cultura se refleja en todo el Nuevo Testamento. Esta cultura
griega estaba fundada en una concepción ideal del hombre, de su naturaleza y
de su libertad. Se caracterizaba por el gusto por las cosas del espíritu. Y
encontraba su expresión en el arte, la literatura, la filosofía y la religión.
El Nuevo Testamento nació en este ambiente, fue escrito en griego común y
recibió en sus escritos muchos influjos de las costumbres y culturas que
venían de Grecia.
c) Cultura judía: Todas las leyes se fundamentaban sobre la “Torah”.
El judío era profundamente religioso. Su vida se desarrollaba al ritmo de las
celebraciones semanales en la Sinagoga, del culto al templo, y de la oración
personal y familiar 99. Además de las prácticas
individuales, la religión judía tenía un centro: el Templo de Jerusalén. El
templo era el orgullo de la nación judía y el objeto de su amor. Así todo
judío, dondequiera que estuviese, se volvía hacia el templo durante su
oración. Todo israelita, cumplidos los veinte años, debía pagar su impuesto al
Templo. La peregrinación al Templo era la forma más profunda de expresar la
propia fe. Acudía a él tres veces al año: en Pascua, Pentecostés y Fiesta de
los Tabernáculos 100.
¿Cómo estaba dividida la sociedad judía?
El
Sanhedrín, una especie de Senado que
gobernaba todos los asuntos internos; eran unos 70 y se dividían en tres
grupos: sacerdotes, ancianos (saduceos) y los escribas (doctores de la Ley).
Los
escribas eran los maestros y entendidos
sobre la ley y el derecho, guías espirituales de las comunidades judías;
orgullosos y omnipresentes, hábiles de discutir y dar sentencias.
Los
fariseos, eran una secta religiosa,
porque se consideraban separados del pueblo a quien decía ignorante y pecador;
defensores de la estricta observancia de la ley y del cumplimiento minucioso
de los preceptos; adversos a los romanos, enemigos de los saduceos; estimados
por el pueblo por su celo piadoso, su conducta intachable y por su desprecio
hacia la ocupación romana.
Los
saduceos eran la clase rica y
todopoderosa de los judíos; dueños del templo, jefes del Sanhedrín, complacían
a los romanos, detestaban a los fariseos por su actitud de fanatismo religioso
y político y por razones doctrinales: los saduceos no creían en la
resurrección de los muertos; conservadores intransigentes de las tradiciones.
Los
esenios, personas que en su afán de
purificación, se retiraban en “comunidades monásticas” y hacían vida en común,
en el cumplimiento fiel de los Escrituras; vivían normalmente en continencia,
en continuas purificaciones cultuales y se dedicaban al estudio y trascripción
de los Libros Sagrados; los restos de un “monasterio” de este tipo se
descubrieron en Qumrám, cerca del Mar Muerto.
Los
samaritanos, grupo religioso asentado
en el centro del país, en Samaría y adoraban a Yavé en el templo de Garizim;
los judíos los odiaban porque se mezclaron con los extranjeros y los llamaban
pecadores.
Los
celotes, secta político-religiosa,
nacida a raíz de la ocupación romana; eran patriotas nacionalistas, cuyo
objetivo era sacudirse de la dominación extranjera; eran como un grupo de
guerrilleros que trabajaban en la clandestinidad e intervenían a mano armada
contra Roma; protagonizaron las revueltas judías que llevarían a la
destrucción de Jerusalén (año 70).
3. Géneros literarios de los libros del Nuevo Testamento
Se agrupan en cuatro tipos o géneros literarios:
a) Evangelios: contienen el Mensaje de Jesús y algunos datos de
su vida. El género “Evangelio” se caracteriza por ser, ante todo, una
proclamación y exposición del Mensaje y de la Persona de Jesús. El objetivo de
estos escritos es afianzar la fe de los seguidores de Jesucristo.
b) Hechos de los Apóstoles: pertenece este libro al género
histórico, porque gran parte de su contenido narra la expansión del
cristianismo en el siglo I y la formación de las primeras comunidades
cristianas por la evangelización de algunos apóstoles, sobre todo, Pedro y
Pablo.
c) Cartas: pertenecen al género epistolar. Cada una cuenta con
sus partes características: saludo, introducción, cuerpo de doctrina y
exhortación y despedida.
d) Apocalipsis: encaja en el género literario de los apocalipsis,
muy abundantes en los siglos II a.C. al II d.C. Tiene sus precedentes en
escritos del Antiguo Testamento, como Daniel, Isaías y Ezequiel.
4. Jesús de Nazaret, ¿realmente existió?
Jesús de Nazaret es el protagonista de todos los escritos del Nuevo
Testamento. Los Evangelios aportan datos sobre su vida y exponen una síntesis
de su Mensaje. Los otros escritos muestran algún aspecto del Mensaje o narran
cómo sus seguidores crearon un nuevo estilo de vida: la de creyentes, hasta
formar núcleos de personas, las comunidades cristianas.
Pero, ¿existió realmente Jesús o es un personaje de ficción?
Quiero transcribir los testimonios que aduje en mi libro sobre Jesucristo:
Escritores paganos: a principios del
siglo II se habla de los llamados “cristianos”, como aquellos que profesan la
fe en Cristo, considerado como Dios. Así la carta que el historiador Plinio el
Joven, procónsul de Bitinia, escribe en el año 112 al emperador Trajano que
“los cristianos se reúnen un día determinado antes de romper el alba y entonan
un himno a Cristo como a un dios”101 . Está
también Tácito que en sus Anales, hacia el año 115, habla del gran incendio de
Roma, atribuido a Nerón en el 64, que culpaba a los cristianos de todo. Aquí
está el texto: “Para hacer cesar esta voz, presentó como reos y atormentó con
penas refinadas a aquellos que, despreciados por sus abominaciones, eran
conocidos por el vulgo con el nombre de cristianos. Este nombre les venía de
Cristo, el cual, bajo el reino de Tiberio, fue condenado a muerte por el
procurador Poncio Pilato. Esta condena suprimió, en sus principios, la
perniciosa superstición, pero luego surgió de nuevo no sólo en Judea, donde el
mal había tenido su origen, sino también en Roma, a donde confluye todo lo
abominable y deshonroso y donde encuentra secuaces” (15, 44)102
Suetonio, historiador del año 120, refiere que el emperador Claudio “expulsó
de Roma a los judíos por promover incesantes alborotos a instigación de un tal
Cresto” 103 .
Escritores judíos: Flavio Josefo,
historiador judío, en sus Antigüedades judías, escritas hacia el año 93-94,
refiere que el “sumo sacerdote Anano acusó de transgredir la ley al hermano de
Jesús (que es llamado Cristo), por nombre Santiago, y también a algunos otros,
haciéndoles lapidar” (Antiquitates XX, 9, 1). Más explícito es otro pasaje:
“Por aquel mismo tiempo apareció Jesús, hombre sabio, si es lícito llamarle
hombre; pues hizo cosas maravillosas, fue el maestro de los hombres que
anhelan la verdad, atrayendo hacia sí a muchos judíos y a muchos gentiles. Él
era el Cristo. Y, como Pilato le hiciera crucificar por acusaciones de las
primeras figuras de nuestro pueblo, no por eso dejaron de amarle los que le
habían amado antes: pues Él se les apareció resucitado al tercer día después
que los divinos profetas habían predicho de él estas cosas y otros muchos
prodigios sobre su persona. Hasta hoy dura la estirpe de los cristianos, que
tomaron de Él su nombre” (Antiquitates XVIII, 3, 3).
Testimonios cristianos: Vienen
recogidos en el Nuevo Testamento, conjunto de 27 escritos: cuatro evangelios,
los Hechos de los apóstoles, catorce cartas de san Pablo, las siete cartas
llamadas católicas (de Santiago, 1 y 2 de Pedro; 1, 2 y 3 de san Juan, y Judas
Tadeo) y, finalmente el Apocalipsis. Hay que decir que el Nuevo Testamento no
es un libro de historia. Es un conjunto de libros que contiene el anuncio del
mensaje de la fe. Hay en él muchos datos históricos, más que en el resto de
los libros no cristianos, pero lo más importante es la fe y la conversión. Por
lo mismo, no podemos mirar estos libros con ojos de historiador, sino con
corazón de creyente.
También hay otros libros cristianos que hablan de Jesucristo, pero no han sido
recibidos por la Iglesia como auténticos y revelados. En ellos cuenta más que
la fe y la historia la exageración maravillosa, la admiración humana
milagrera, las reflexiones particulares. A estos libros se les llama
apócrifos.
Serán, pues, los evangelios la fuente más importante sobre la
historicidad de Jesucristo. Fueron escritos a la luz de la Pascua. Los
redactores se sirvieron de documentos escritos anteriores, en una primera
recopilación, e investigaciones personales, al tiempo que daban a sus escritos
una propia intencionalidad teológica. Uno de estos documentos anteriores es la
llamada Quelle (fuente en alemán) que recogía discursos y logia
(frases cortas memorizables) de Cristo, existente ya en los años cuarenta, que
fue utilizada por Lucas y Mateo. Otra fuente escrita es la conocida con el
nombre de “triple tradición”, que recoge los hechos de la vida
de Cristo, de la que dispusieron los tres sinópticos (Mateo, Marcos, Lucas).
Disponemos de criterios válidos que nos permiten escuchar, si no las “mismas
palabras de Jesús” (obsesión del siglo pasado), al menos el mensaje auténtico
de Jesús y alcanzar unos hechos “sucedidos de verdad” que pertenecen a Jesús
de Nazaret.
5. ¿El Cristo histórico es el mismo que el Cristo de la fe?
Hay racionalistas, entre ellos Reimarus, que niegan que el Cristo histórico104
, el que nació en Belén, vivió en nuestra tierra y murió en el Calvario, sea
el mismo que el Cristo de la fe, es decir, ese Cristo creído y predicado por
los Apóstoles. Dicen que los apóstoles hicieron un mito falso de Jesús. Dicen
que el Jesús histórico fue un mesías político fracasado, que se limitó a
proclamar el reino de Dios, un reino político. Muerto Jesús, dicen, los
apóstoles inventaron la resurrección de Jesús y con ella una nueva religión,
con el fin de obtener un fuerte poder religioso. Con esta pretensión
recompusieron los hechos y las palabras de Jesús, acomodándolos a esta
finalidad. Y así nació el Cristo de la fe.
Para la Iglesia el Jesús de la historia es el mismo que el Cristo de la fe. El
Jesús de la historia recalca más la humanidad de Jesús; y el Cristo de la fe
hace hincapié en la divinidad. Ambas realidades, la humanidad y la divinidad,
no pueden separarse de Jesús. Es más, un conocimiento pleno de Jesucristo no
puede obtenerse a menos de tenerse en cuenta la fe viva de la comunidad
cristiana que sostiene esta visión de los hechos. No olvidemos que la religión
cristiana se fundamenta completamente en la fe en Cristo, muerto y resucitado,
según el testimonio de los doce.
V. CONCLUSIÓN: Todo lo visto en este capítulo nos ayudará a entender
mejor el mensaje de Jesús. Él vivió, se educó y predicó dentro de esta
cultura.
VI. ORACIÓN: Señor, ahora que comenzamos el estudio y la meditación
del Nuevo Testamento, te pedimos una fe ardiente para creer cuanto tus
testigos dijeron acerca de Ti. Al mismo tiempo, danos la gracia de amar tu
mensaje, vivirlo y transmitirlo a nuestro alrededor. Amén.
___________________________
Herodes el Grande fue detestado por los judíos a causa de su origen extranjero, su servilismo respecto a Roma y por su afán de helenizar a Palestina, con bastante despotismo. Cuando murió, el año 4 a.C. todos respiraron.
Arquelao gobernó la región de Judea y Samaría con crueldad y despotismo, y los judíos lograron destituirlo en el año 6 d.C. Filipo gobernó hasta el año 34 d.C. las regiones del norte más allá del Jordán. Herodes Antipas gobernó Galilea hasta el año 39 d.C.
El judío oraba varias veces al día el “Shemá” (“¡Escucha!”) que era a la vez una profesión de fe y una oración. Los salmos eran oraciones habituales en la familia y reuniones. Muchos judíos practicaban el ayuno voluntariamente y algunos, como los fariseos, ayunaban dos veces por semana. Una forma de piedad para con Dios eran las obras de misericordia, la hospitalidad, cuidado de los huérfanos, asistencia a los pobres...En este ambiente profundamente religioso se movió Jesús en su infancia, bajo la guía de dos piadosos israelitas: José y María.
El servicio litúrgico del templo era desempeñado por los sacerdotes que se escogía de entre los descendientes de Aarón y constituían una verdadera casta sagrada. De entre ellos, elegido de entre sus familias más ricas y aristocráticas, era el Sumo Sacerdote, primer ministro del culto nacional, presidente del Sanedrín o Gran Consejo, autoridad suma de los asuntos religiosos y civiles de Israel. Los Levitas eran ministros subalternos; encargados de los quehaceres materiales del Templo. Se llamaban Levitas por ser de la tribu de Leví. El culto del templo, además de la oración pública o personal, consistía especialmente en el sacrificio, o sea, la inmolación de una víctima (animal), que era parcialmente consumida por el fuego, junto a harina, aceite y vino. Cuando la víctima era consumida totalmente por el fuego, se llamaba holocausto. Este sacrificio era un homenaje a Dios, un medio de expiación de las culpas personales o de la colectividad.
“Stato die ante lucem convenire carmenque Christo quasi deo dicere” (Epistula X, 96).
Auctor nominis eius Christus Tiberio imperante per procuratorem Pontium Pilatum supplicio adfectus erat” (Annales XV, 44)
”Judaeos impulsore Chresto assidue tumultuantes Roma expulit” (Vita Claudii 25, 4).
Hasta finales del siglo XVIII, jamás se había pensado en el Jesús histórico como en un problema, dada la fiabilidad de los Evangelios. Se da este año de 1778 como fecha del nacimiento del llamado “problema del Jesús histórico”, porque es el año en que Lessing publica el manuscrito inédito de Reimarus –muerto en 1768-, titulado “La intención de Jesús y sus discípulos”. Reimarus, con fuerte resentimiento contra la religión cristiana, sostiene que Jesús fue un mesías fracasado y que los evangelios son un fraude elaborado por sus discípulos.
TEMA DE DISCUSIÓN EN EL FORO
1. ¿Por qué la Iglesia Católica considra, el Cristo histórico y el Cristo de
la fe, como un mismo?
2. ¿Consideras que la fe en Cristo es lo más importante?