Autor: P Antonio
Rivero LC
Fuente: Catholic.net
9a. sesión. Pentateuco: El Génesis. Capítulos 1-11
Conocer el mensaje fundamental del Libro del Génesis.
I. INTRODUCCIÓN
Los relatos bíblicos no nacieron en Israel como una revelación llovida del
cielo, por casualidad. Fue, más bien, fruto de una reflexión iluminada por el
Espíritu Santo, sobre la existencia y las experiencias de la humanidad. Estos
relatos bíblicos no tratan de dar una respuesta científica sobre cómo ocurrió
la creación. No es la finalidad de la Biblia. Mientras la ciencia responde a
la pregunta cómo suceden las cosas, la Biblia, por el contrario,
da respuestas al porqué y para qué de las cosas, en vistas a la
amistad con Dios aquí en la tierra y la salvación en la eternidad.
En este capítulo afrontaremos estas preguntas y problemas: de dónde viene la
vida, por qué y para qué creó Dios todo; existía algo o alguien antes de la
creación del mundo; por qué se narra en forma pintoresca (serpiente, fruta
prohibida, costilla de Adán, diluvio, torre de Babel, etc.); cuáles son los
temas profundos que esconde el Génesis; cómo viene presentado Dios en el
Génesis; cómo compaginar el relato de la creación con la teoría de la
evolución, defendida por la ciencia; por qué existe el mal y cómo empezó en el
mundo.
II. OBJETIVO DOCTRINAL: Conocer el mensaje fundamental del Libro del
Génesis.
III. OBJETIVO VIVENCIAL: Tomar conciencia de mis orígenes como creatura
de Dios y del plan de Dios para mí.
IV. TESIS: El libro del Génesis no es un libro de historia, sino un
libro de fe. Trata de los orígenes del mundo, del hombre y del pueblo de
Israel. Al autor del libro no le interesan los hechos en sí mismos, sino que
usa de los acontecimientos en la medida en que sirven para enseñar y explicar
el Plan divino. Por eso los nombres de los personajes, su edad, sus fechas,
los números...son simbólicos y esconden una verdad revelada por Dios, que sólo
descubriremos desde la fe, ese regalo dado por Dios el día del bautismo.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:
1. La Biblia y la ciencia
La Biblia nos dice que el mundo fue creado en siete días; la ciencia nos dice
que se necesitaron millones de años para el desarrollo del universo. La Biblia
nos dice que Dios creó al hombre del barro, la ciencia afirma que procede por
evolución. ¿Hay contradicción?
No. Las dos, la ciencia y la Biblia, miran al mismo problema de los orígenes,
pero desde dos puntos de vista totalmente diversos. La ciencia busca
investigar y explicar lo que realmente pasó al principio. La Biblia, por el
contrario, hace una reflexión religiosa sobre la vida y el hombre frente a
Dios.
Pongamos un ejemplo: coloquemos delante de la luna a un científico y a dos
enamorados. ¿Cómo hablarían de la misma luna estas personas? El científico
comenzaría a darnos datos, distancias, cifras, noticias geográficas relativas
a la luna...Los enamorados empezarían a tejer sueños, ideales, sentimientos,
hasta darían vida propia a la luna, se la prometerían al otro.
Así pasó con el problema de los orígenes: el autor del Génesis quiere darnos
una respuesta profunda, inspirada por Dios, a los problemas fundamentales del
hombre y transmite sus respuestas a través de un género literario “sapiencial”
o “poético”. Así que la verdad del Génesis no está en Adán y Eva, como
personas reales; en el Edén, como un lugar preciso; en la serpiente, la
manzana, el barro, etc., sino en el mensaje religioso que estas historias
encierran.
2. Autor y fecha del Génesis
El libro del Génesis no tiene un solo autor sagrado. Es el resultado de
antiguas tradiciones orales, populares, y de la recopilación de las tres
fuentes o tradiciones: yavista, eloísta y sacerdotal.
Se compuso, más o menos, hasta el siglo X a.C.
3. Características literarias del Génesis
a) Se dan las tres tradiciones: Yavista, Elohísta y sacerdotal.
b) Las formas literarias que usan son: relatos míticos
28, leyendas y genealogías.
c) Las narraciones de los primeros capítulos del Génesis no son del
todo originales. En la literatura antigua de los pueblos cercanos a Israel,
como toda la región de Mesopotamia, se encuentran leyendas, cuentos, relatos
populares, mitos que hablan de los orígenes del mundo. En ellos se aprecia
mucha semejanza con las páginas bíblicas, especialmente en algunas obras de
Babilonia, como: el poema de Enuma-Elish, la epopeya de Atra-hasis, el poema
de Gilgamesh. Sin embargo, las semejanzas son sólo aparentes: se habla del
hombre creado con el barro, de una serpiente, del diluvio, etc. pero el
pensamiento es muy diferente. En el texto bíblico salta a la vista la
enseñanza del monoteísmo, contra el mundo poblado de dioses en
Babilonia; la Biblia habla de un Dios-Amor, que es el Señor, amigo del
hombre, mientras que los mitos de Mesopotamia dan una visión de dioses
fracasados, egoístas, opresores del hombre, quien es el juguete de los vicios
de los mismos dioses. Finalmente, el relato bíblico está purificado de toda
tentación fantástica y mitológica: se presenta sobrio y concentrado en la
reflexión teológica, en contraste con las fantasías de los relatos
extrabíblicos.
Concluimos: El Génesis es original y único, no en la forma literaria, sino en
el mensaje sobre Dios y el hombre.
4. Contenido temático del Génesis
Está dividido en dos gran partes:
a) La historia de los orígenes: capítulos 1-11
Cap.
1-3: relato de la creación, la caída del hombre, la intervención de Dios y la
sentencia, la promesa de la redención.
Cap.
4 y 5: Caín y Abel. El progreso del mal y de la humanidad.
Cap.
6-10: El diluvio universal 29. Consecuencias del
pecado. Alianza de Dios.
Cap.
11: La torre de Babel 30. Consecuencias del
pecado. Llamada de atención de Dios.
b) La prehistoria de Israel: La historia de los patriarcas: capítulos
12-50
Cap.
12-25: Vida de Abraham.
Cap.
26-27: Vida de Isaac.
Cap.
28-36: Vida de Jacob.
Cap.
37-50: Vida de José
5. Contenido teológico y espiritual de los capítulos 1-11 del Génesis
1) Sobre Dios:
a) Dios es eterno, existe desde siempre, nadie lo ha creado. Es
trascendente, es decir, está más allá de nuestros esquemas, no se puede
fijar en unos rasgos o figuras que nosotros dominamos o manejamos. Es el
único y verdadero Dios, que no puede confundirse ni mezclarse con las
creencias politeístas y panteístas entonces existentes y a las que se sentían
inclinados los mismos israelitas. Se insiste mucho en el monoteísmo, es decir,
un solo Dios. Las demás cosas son creaturas y obras de Dios.
b) Dios es Creador del Universo, rector de la historia, Dueño y
Señor, y, en cuanto tal, ha elegido unas personas con las que formar un pueblo
suyo: Israel. Por tanto, todo lo demás es creatura de Dios. Por ser Señor
puede mandar y prohibir a sus creaturas. Y lo hará siempre para nuestro bien
personal y comunitario.
c) Dios está lleno de Poder y Majestad: Toda la creación es obra
exclusiva de Dios: crea de la nada para demostrar su omnipotencia. Por un acto
de amor y voluntad mantiene en el ser a todo lo que ha creado.
d) Dios, lleno de bondad: todo lo hizo bueno. Su bondad le hizo
estar cercano al hombre, dispuesto al perdón, a renovar la alianza. Por eso
hizo la promesa de redención (Gn 3, 15) 31. Es lo
que se llama el Protoevangelio (primera buena noticia). Es un versículo
esperanzador, en medio de los castigos del pecado original. La victoria de
esta lucha del demonio con el género humano le tocará a la “Mujer” (es decir,
a María), que vencerá el mal, aplastándole su centro vital: la cabeza. En la
palabra “Linaje” se vislumbra ya la figura del Salvador, y en la mujer los
cristianos siempre han visto una figura de María, la Virgen Madre de Dios.
Esta bondad de Dios la demostró también con Noé, que alcanzó el favor de Dios,
por ser hombre religioso, justo y recto (cf. Gn 6, 8). Y Dios hizo una promesa
de vida con la humanidad: “Ya no volverá a existir diluvio que destruya la
vida...” (Gn 9, 9-15).
2. Sobre el hombre:
a) Dios creó al hombre a imagen y semejanza de Él: por tanto,
inteligente y libre, con su propia autonomía, su capacidad de realizarse y
dominar la tierra. Sólo con alguien semejante Dios puede establecer una
alianza, un trato de amistad, un diálogo. La imagen más profunda de Dios somos
los hombres, por eso a Dios hay que encontrarlo precisamente en los demás, no
para divinizarlos, sino para tratarlos con respeto y con justicia
32.
b) El hombre es dueño del mundo: dueño, en cuanto Dios le ha
dado el mundo como “casa”, y él organiza y disfruta de las cosas. Dueño, en
cuanto tiene que custodiarlo y cultivarlo, como algo encomendado. El hombre es
administrador sabio que cumple y realiza la voluntad de su amo
33. Para realizar esta misión, Dios le concedió el don de la
palabra para que pusiera nombre a todo (cf. Gn 2, 19-20). Poner nombre es
levantar un acto de dominio. No domina por la fuerza material, en virtud de
una potencia irresponsable y ciega; sino en virtud de la palabra o
pensamiento. Gracias a la palabra y el pensamiento, el hombre puede discernir,
sopesar, encontrar la verdad de las cosas, y llevar adelante la técnica y la
ciencia. El hombre se dignifica en el trabajo y mediante el trabajo continúa
transformando el mundo y mejorándolo.
c) El hombre es responsable de sí mismo: El hombre ya no es sólo
el guarda satisfecho de la tierra. Su vida no se cierra cultivando plantas y
domando fieras o tesoros minerales. Debe decidir sobre sí mismo: Dios le ha
dado las llaves de su vida, una conciencia para distinguir lo bueno de lo
malo. De cuanto decide, hace y dice es responsable. Aquí está la grandeza del
hombre: en decidir su propio destino. Dios no le impone el bien o el mal. Le
propone el bien y le pone en guardia sobre el mal. Pero el hombre es quien
opta. Puede escoger el bien o el mal. Si escoge el bien, se realiza. Si escoge
el mal, se destruye. Por tanto, el mal y el pecado no vienen de Dios; la causa
de todo sufrimiento y del mal moral debe situarse en el misterio de la
libertad del hombre, que, aunque no debe hacer el mal, lo puede hacer.
d) El hombre está abierto hacia los otros: el hombre no estaría
satisfecho totalmente sólo con el dominio de las cosas. Por eso Dios le dio
una ayuda semejante, una compañera. Sólo la mujer es la única digna compañera
del hombre; lo material y los animales no pueden ser dignos de una relación
personal. Y los dos se convierten en personas, en cuanto entran en relación
mutua y dialogan entre sí. Sólo en el encuentro con el otro, que es igual en
dignidad y distinto en complementariedad, el hombre puede admirarse y gozarse
(cf. Gn 2, 24). La mujer aquí es presentada como portadora de gozo, de vida,
de fecundidad. Sólo con Eva, Adán puede comunicarse en sentido radical:
dialoga en gesto de alteridad y encuentro.
e) El hombre es elevado por Dios a un estado de santidad y justicia
que lo hace gozar de la felicidad, de la intimidad divina. Esa felicidad
depende de la obediencia del hombre y de la mujer a Dios.
f) El hombre, no obstante esta dignidad, sigue siendo débil: El
hombre (Adán) ha salido del polvo (Adamáh). Este juego de palabras quiere
explicar el débil arraigambre del hombre: el autor anticipa ya en cierto modo
la posibilidad de la caída.
g) El hombre, instigado por Satanás, se deja llevar por la soberbia y
desobedece a Dios, pecando contra Él y contra el plan que Dios le había
marcado: quiere el hombre hacer su vida, al margen de Dios. El hombre
no acepta las limitaciones inherentes a su propia naturaleza. Y se rebela. Tal
rebeldía acarrea malas consecuencias al hombre y a su familia, sufrimientos,
peleas, diluvios, muerte. El hombre y la mujer, con el pecado, pierden los
privilegios de santidad y justicia originales, pierden la intimidad con Dios.
Pero el castigo no es definitivo, Dios es misericordioso y promete al hombre
un Redentor que triunfará sobre el pecado y el mal. De esta realidad del
pecado, destacamos unos rasgos:
El
pecado pertenece a Adán, no es de los dioses. Adán es el hombre, el principio
de lo humano que subyace en cada uno de nosotros. No echemos la culpa a Dios
que nos hizo libres. Tampoco descarguemos esa culpa sobre dioses o demonios;
ellos son los que derivan del pecado y no a la inversa. Finalmente, no podemos
refugiarnos en ningún tipo de destino, como decían los griegos.
En
nuestra vida se entromete la serpiente (cf. Gn 3, 1-6): esta serpiente es el
antidiós que quiere inocular su veneno de soberbia y de ansia de independencia
en el corazón del hombre.
El
pecado es pretensión de hacernos dioses a nosotros mismos, olvidándonos de
nuestra situación de criatura, como los que quisieron construir la Torre de
Babel (cf Gn 11). Es buscar la propia autonomía en clave de independencia,
como endiosamiento de las propias apetencias, deseos y realizaciones. Es
querer realizarnos a nosotros mismos, en virtud de nuestra técnica y esfuerzo,
al margen de Dios. Es querer dominar incluso a Dios, para usurparle su lugar y
rechazar el Plan que Él tenía para el hombre. Es querer levantar un monumento,
donde dar culto idolátrico al egoísmo, al placer, a la libertad, a la moda.
Dios, ante tan grande soberbia e insolencia, intervino con severidad. Pero, no
olvidemos, el castigo del pecado lo escogemos nosotros. Cf. Rm 5, 12-21.
h) El hombre con el pecado original ha originado los restantes pecados:
Quedó rota la hermandad entre los hombres; así Caín mata a Abel (cf. Gn 4,
1-16) y nace el reinado de la violencia y la ley del más fuerte, simbolizada
en las amenazas de Lamec (cf. Gn 4, 23). El hombre se encuentra dominado por
el mal y la tierra está llena de violencia, hasta el punto que Dios permitió
el diluvio (cf. Gn 6-9) 34. La torre de Babel (cf.
Gn 11, 1-9) es el último eslabón de esta cadena de pecado que se desparrama
sobre la tierra.
Frente a esto, está la historia de Dios, que teje la primera alianza de
salvación con Noé, como primicia de las alianzas con los patriarcas. Hay almas
buenas que fieles a Dios cumplen sus preceptos y Él tiene piedad y
misericordia de ellas. La justicia de estas almas buenas beneficia a toda la
humanidad.
3. Sobre el matrimonio:
Dios creó el matrimonio y quiere que en el matrimonio el hombre y la mujer
sean iguales en naturaleza y dignidad y en derechos, y que uno y otro se
complementen. El hombre y la mujer forman una unidad, se integran el uno a la
otra, y son llamados a una comunidad de vida, en la amistad con Dios. El
matrimonio es una unión más fuerte que la de la sangre: es afirmado ya desde
aquí el carácter indisoluble y monogámico del matrimonio. La sexualidad es un
don de Dios para el hombre y la mujer: Dios los quiso sexuados. La sexualidad
tiene su razón honda y profunda en vistas a la unión de ambos en el amor para
la transmisión de la vida. Por eso, las relaciones entre un hombre y una mujer
son tan estrechas y profundas que los hacen ser “uno solo”. Ya desde el
Génesis está claro que el matrimonio es la unión de una mujer con un hombre;
de un hombre con una mujer.
4. Sobre el mundo y las cosas:
El universo entero fue creado por la omnipotencia divina. Todo lo hecho por
Dios es bueno. Todos los seres de la creación son creaturas de Dios.
VI. CONCLUSIÓN A modo de resumen, las enseñanzas del Génesis son éstas:
Dios es el creador de todo cuanto existe; el hombre fue creado por Dios para
vivir en amistad con Él y fue colocado en un estado de felicidad; los creó
hombre y mujer para que compartieran el amor y continuaran el género humano;
por instigación del demonio el hombre pecó por soberbia, y por el pecado
sobrevino el dolor, la muerte y todas las inclinaciones malas que todo hombre
lleva consigo en su corazón; a la primera falta o pecado siguieron otros
pecados de la humanidad; pero Dios no abandonó al hombre sino que le brindó su
auxilio lleno de misericordia, continuamente, y le prometió mandarle un
Salvador, que sería su propio Hijo, Jesucristo.
VII. ORACIÓN: Señor, hoy como antes, los hombres nos olvidamos de
ti. Permite que recordemos que Tú solo eres el dueño de todo cuanto existe y
nuestro verdadero Señor. Que te obedezcamos y te amemos, como te mereces. Así
sea.
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Mito no significa mentira o invención. Mito es una forma de conocer que está siempre en los orígenes de las culturas y encierra un problema profundamente humano y religioso. El mito es una prefilosofía; por eso, no busquemos en los mitos la razón, sino el sentido profundo que se esconde detrás de ese mito. El mito es una forma literaria compleja: es a la vez inteligible e imaginativo, lógico e irracional; no es historia ni fábula ni novela, aunque participa de elementos de cada uno. ¿Cuál es el origen del mito? En el origen del mito está esa capacidad de “admirarse” ante las grandes cosas del mundo y ante los grandes problemas de la existencia humana. Los pensadores de la antigüedad echaron mano del mito cuando la palabra normal era impotente: realidades sublimes y religiosas, explicación cosmológica de los orígenes del mundo. Por tanto, el mito es ya una expresión y defensa del misterio y no una falsedad; nos descubre el desequilibrio existente entre el lenguaje humano y las realidades superiores que sobrepasan nuestro conocimiento natural. Pero, ¿es verdad o no es verdad el mito? No es la verdad, sino aproximación a la verdad; no es verdad plena, porque el mito es a la vez sueño y creencia que buscan realidades profundas sin preocuparse de la evidencia racional. Para el filósofo Jaspers el mito es el lenguaje de la trascendencia que está inmanente en cada corazón humano; el mito viene a expresar lo divino en nosotros.
¿Es histórico el diluvio? No cabe duda de que el autor habla de un hecho que él considera realmente acaecido. Es posible que haya pasado algo extraordinario en tiempos antiguos, que luego las tradiciones populares hayan engrandecido. ¿Universal? Universal debe entenderse no de toda la tierra, sino de una vasta zona de la región de Mesopotamia. ¿Cuál es el sentido? Lo importante del diluvio es el sentido espiritual que hay detrás. El diluvio es ante todo un drama humano: rompemos las compuertas de la propia vida y de los propios límites y saltan las aguas y las cataratas interiores, destruimos la paz de Dios y nos inundan las olas de la muerte, en un proceso angustioso de autodestrucción.
La Torre de Babel no es solamente una creación imaginaria. Corresponde al “Ziggurat”, o torre de varios pisos, sobre la cual lo habitantes de Mesopotamia colocaban sus templos idolátricos. Babel es con probabilidad la misma Babilonia. Parece que la intención bíblica sea de condenar el culto idolátrico de Babilonia, fuente de ambición y división.
“Pongo enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo; éste te
aplastará la cabeza y tú le acecharás el talón”. Conforme a lo que vimos del
sentido de la Biblia, diremos acerca de este texto:
a) El sentido literal: la mujer es Eva y el linaje es la descendencia de
Eva.
b)El sentido pleno: la mujer es la humanidad y el linaje son los hombres en
general.
c) El sentido típico: la mujer es María y el linaje es Cristo y los
cristianos.
El sentido literal es conocido por el autor bíblico y sus lectores. Los
otros dos sentidos, el pleno y el típico están sólo en la mente de Dios,
pues contienen un anuncio oculto. Ya cuando se realizó la profecía, podemos
descubrir estos dos últimos sentidos.
Si leemos el diluvio con los ojos de este siglo en que vivimos tenemos que constatar que también nos hallamos amenazados por otros diluvios: el riesgo de la polución ambiental, la guerra atómica y nuclear... Dios ha confiado en nuestras manos la existencia de los cielos y la tierra. ¿Qué haremos? Allí donde el pecado nos derrumba, se derrumbarán también los principios de todo lo creado.
TEMA DE DISCUSIÓN EN EL FORO
1. ¿Qué diferencia existe entre lo que dice la Biblia y lo que dice la ciencia
acerca de los orígenes del hombre?
2. ¿Es histórico el diluvio? ¿Cuál es su sentido?
3. Dime las dos diferencias principales entre el texto bíblico y las leyendas,
cuentos y relatos de Mesopotamia que hablan de los orígenes del mundo.