Autor: P Antonio
Rivero LC
Fuente: Catholic.net
5a. sesión. Inspiración y Revelación de la Biblia
Distinguir la diferencia entre inspiración y revelación.
INTRODUCCIÓN
Problemas que tenemos que solucionar en esta lección: ¿Son puramente humanos
los libros de la Biblia? ¿Interviene Dios en ellos? ¿Cómo? ¿Cómo puede ser
Dios el autor de la Biblia, si no lo vemos ni le oímos, ni le tocamos? ¿Por
qué Dios tiene que escogerse a hombres para dar su mensaje? ¿El escritor
sagrado es como cualquier escritor que se siente inspirado? ¿Cuánto hay de
cosecha de ellos y cuanto de grano de Dios? ¿Y si se equivocaron? ¿La Biblia
contiene errores científicos y geográficos?
Hay dos textos en la Sagrada Escritura que nos servirán de hilo conductor:
“Toda Escritura es divinamente inspirada” (2 Tim 3, 16).
“La profecía no ha sido jamás proferida por humana voluntad, sino que llevados
por el Espíritu Santo, hablaron los hombres de parte de Dios” (2 Pe 1,
21).
Y un texto del Concilio Vaticano II servirá también de referencia: “La
Iglesia reconoce que todos los libros de la Biblia, con todas sus partes, son
sagrados y canónicos, en cuanto que, escritos por inspiración del Espíritu
Santo, tienen a Dios como autor y como tales han sido confiados a la Iglesia”
(Dei Verbum 11).
Dios sale al encuentro de los hombres con infinito amor, pero lo hace de modo
progresivo, revelándose primero a Moisés, después a los Profetas y después por
su Hijo y por los Apóstoles. Al querer Dios que su divina Palabra quedase por
escrito, tenía que intervenir eficazmente. Y lo hizo escogiendo a unos
hombres, a quienes iluminó su inteligencia y movió su voluntad.
II. OBJETIVO DOCTRINAL: Explicar que la Biblia es auténtica Palabra de
Dios y auténtica palabra humana. Distinguir la diferencia entre inspiración y
revelación.
III. OBJETIVO VIVENCIAL: Acercarnos a la Biblia con gran fe, veneración
y con el deseo de encarnar el mensaje de Dios en nuestra propia vida.
IV. TESIS: Al influjo sobrenatural de Dios sobre la inteligencia y
voluntad de cada uno de los escritores sagrados se llama INSPIRACIÓN.
Dios no sólo hizo y habló, sino que quiso que sus palabras llegaran frescas y
vivas a sus hijos de todos los tiempos y para ello inspiró a unos hombres para
que escribieran su mensaje de salvación. Todo este mensaje de Dios se contiene
en la Biblia. Por tanto, la Biblia tiene como autor principal a Dios Espíritu
Santo, pero se sirvió de unos autores a quienes inspiró 9
, iluminándoles el entendimiento para que comprendieran lo que
Dios quería decirles, moviéndoles la voluntad para que
escribieran todo y sólo lo que Dios quería decirles y cuidándoles para que no
se equivocaran, en lo concerniente al conocimiento de Dios y a nuestra
salvación eterna. En los libros canónicos se halla toda la verdad que el
hombre necesita para salvarse, y por ello están exentos de todo error relativo
a la salvación y al designio salvífico de Dios.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS
1. ¿Qué es inspiración?
Inspiración bíblica quiere decir que todos los libros de la Biblia fueron
escritos bajo el directo influjo y asistencia del Espíritu Santo. Por eso la
Biblia tiene como autor al mismo Dios.
Dios se sirvió, para escribirla, de algunos hombres santos, que se han llamado
“escritores sagrados”. Para entender la acción de Dios sobre el escritor
sagrado se suele comparar a la de un gerente que manda a su secretaria a
escribir dándole las ideas.
Pongamos otro ejemplo: Manuel es un joven que quiere mucho a su novia,
Juanita. Un día quiere mandarle una carta, pero él no sabe escribir. Entonces
va donde su amigo José y le dice: “Ayúdame a escribir una carta a mi novia,
Juanita. Dile que la quiero mucho, que pienso en ella cada día, que estoy
triste por su enfermedad y que la semana que viene iré a visitarla”. José toma
un lápiz y va escribiendo todo lo que le ha dicho Manuel, respetando las ideas
de Manuel, pero con palabras y estilo propio de José. Cuando termina de
escribir, José lee la carta y Manuel está conforme y la firma. Cuando Juanita
recibe la carta y la lee, se emociona muchísimo y la guarda diciendo: “Es la
carta de Manuel”. A nadie se le ocurrirá decir que esa carta es de José,
aunque haya sido el mismo José quien la escribió materialmente.
Algo así hizo Dios cuando quiso contarnos sus secretos. Nos fue escribiendo
“sus cartas”, donde expresa su Amor por los hombres; y lo hizo sirviéndose de
unos escribanos, a lo largo del tiempo, los cuales escribieron según su manera
de ser, según los conocimientos de su tiempo, según sus capacidades, y su
manera de escribir. Pero las ideas y el mensaje es de Dios, no de los
escribanos.
Por eso, cuando nosotros leemos la Biblia o la escuchamos proclamar, nos
emocionamos, porque la Biblia es la Palabra de Dios. Es como una carta de
amor, que Dios nos escribe a cada uno.
Podemos decir, entonces, que la Biblia tiene dos autores: el autor principal
es el Espíritu Santo, y los autores secundarios son los hombres de quienes
Dios se sirvió para escribir cada uno de los 73 libros de la Biblia. Por eso
decimos que los libros de la Biblia son “inspirados”.
El Espíritu Santo ejerce con los autores sagrados tres acciones:
Los ilumina el entendimiento, para que comprendan lo que Dios quería
decirles.
Les mueve la voluntad, para que escriban todo y sólo lo que Dios quiere.
Les cuida para que no se equivoquen en nada de lo concerniente a la
salvación.
Este hecho de la inspiración nos lleva a hacer unas reflexiones importantes
que hay que tener en cuenta a la hora de comprender el mensaje bíblico:
a) Dios habla en la Biblia por medio de los hombres, con un lenguaje
humano. Así lo dice la Dei Verbum: “Dios habla en la Escritura por
medio de hombre y en lenguaje humano” ((DV, 12). Sólo la palabra humana puede
dar cuerpo y forma a la palabra divina. La mediación es un requisito
absolutamente necesario para que la palabra de Dios llegue a oídos humanos e
influya eficazmente en su vida, con eficacia salvífica. ¿Qué es lo que hace
posible esta mediación de la revelación divina? La presencia activa, dinámica
del Espíritu de Dios en los mediadores. Esta misma fuerza divina actúa sobre
los oyentes o lectores, de modo que la palabra humana, al entrar en los oídos
y en el corazón de los hombres, sufra, bajo la acción del Espíritu, el
desnudamiento del lenguaje humano y llegue a la intimidad del alma como
Palabra de Dios. Ahora se entiende por qué el mensaje de Dios ha sido escrito
con la mentalidad y cultura de cada tiempo y de cada lugar. Este lenguaje, de
un país y de un tiempo tan antiguo, es lejano a nosotros en un primer momento,
y exige una preparación adecuada para poderlo entender aquí y ahora, para
nosotros. Por eso, la Iglesia invita a los cristianos a desconfiar de una
interpretación individual 10 y a atenerse a la
interpretación de la misma Iglesia, a quien ha sido confiada la verdad de la
Palabra de Dios 11 .
b) La mayor parte de los autores que escribieron el Antiguo Testamento
son desconocidos. Cosa muy comprensible dado que, antiguamente,
especialmente entre los pueblos orientales, no tenían el sentido de propiedad
que tenemos hoy. Nosotros componemos una poesía o un libro y lo primero que
aparece es el autor. En cambio, los antepasados, no. Los escritos, más que al
individuo, pertenecían a la comunidad y no ponían por lo general su firma.
2. Consecuencias de la Inspiración
a) La primera es la Revelación: es decir, que Dios se
abre, se revela, se manifiesta a cuantos abren la Biblia y la leen con fe.
b) Otro efecto es la Unidad de toda la Biblia: aunque
haya sido escrita en un largo tiempo, y por diversos autores sagrados, es
producto de la sabiduría de Dios, un solo autor, que quiere revelar al hombre
un mensaje central: “El misterio de Dios, preparado en el pueblo de
Israel y manifestado en Cristo Jesús”.
c) Sacramentalidad de la Biblia: es decir, la Biblia es un signo
visible de Dios y ofrece la oportunidad de encontrarse con Dios en Cristo.
d) Inerrancia de la Biblia, es decir, la ausencia de todo error.
Esto conlleva dos verdades: que siendo toda la Biblia inspirada por Dios, toda
su doctrina es Palabra de Dios y en ella no puede haber error o falsedad en lo
concerniente a la salvación; que entre la Biblia y las ciencias naturales no
puede haber oposición, porque tienen al mismo Dios como autor y creador
12.
No olvidemos que la Biblia no es un libro donde se pueda buscar y encontrar
datos de la historia o geografía 13 , o datos
científicos del origen del Universo. Al autor sagrado no le interesa la verdad
histórica o geográfica, sino una enseñanza religiosa sobre el sentido de la
vida humana, en relación con Dios, a fin de que el hombre llegue a la
salvación.
Estos son los principios fundantes de la verdad bíblica:
a) El objeto formal de la verdad bíblica es la salvación del hombre, y
no tanto el hecho histórico.
b) Para acceder a la verdad bíblica es indispensable el conocimiento y
el buen uso de los géneros literarios.
c) La verdad bíblica es históricamente progresiva y tiene su
culminación y plenitud en Jesucristo, camino, verdad y vida. Dios desvela su
designio, su doctrina como lo hace un padre con su hijo, poco a poco. Dios
sigue una pedagogía. Cada siglo nos da una nueva luz que se proyecta sobre las
verdades escondidas desde toda la eternidad. La verdad de la Escritura es por
tanto fruto de la totalidad de los textos sagrados.
3. ¿Qué es la Revelación?
Es la manifestación por la que Dios hace conocer a los hombres verdades que
por sí mismos serían incapaces de conocer. Literalmente revelación quiere
decir quitar el velo que oculta algo. Entre estas verdades está la verdad
profunda de la Creación, la verdad de la Santísima Trinidad, las relaciones
entre Dios y el hombre a través de la gracia que nos capacita para hablar con
Dios y entrar en diálogo amoroso con Él, Dios como Padre lleno de
misericordia, el destino del hombre a unirse a Dios en el cielo, las
postrimerías o novísimos 14.
Dios se ha revelado, ha hablado para que lo conozcamos. Y el único motivo ha
sido el amor a nosotros, el querer compartir con nosotros su vida divina y
trinitaria.
Si la Revelación es la manifestación de Dios mismo y de su amor, nosotros, los
hombres, no podemos quedar indiferentes; hemos de acoger a Dios, recibirlo,
abrirle las puertas de nuestro corazón, corresponder a su amor. Como expresa
san Agustín: “Para que, escuchando, crea, y creyendo espere, y esperando
ame”. Sólo conociendo y creyendo en la Sagrada Escritura como
Revelación divina, tendrá nuestra lectura bíblica un verdadero sentido y sólo
así podremos escuchar con fe el mensaje que hoy Dios nos quiere decir a cada
uno de nosotros.
Cuando esa manifestación de Dios se pone por escrito, tenemos la
inspiración. En resumen, inspiración es la acción divina sobre la
mente y la voluntad de unos hombres para que fijen en libros esa Revelación de
Dios, transmitida de boca en boca. El concilio Vaticano II lo dice bellamente
así: “La revelación que la Sagrada Escritura contiene y ofrece ha sido
puesta por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo. La santa Madre
Iglesia, fiel a la fe de los apóstoles, reconoce que todos los libros del
Antiguo y del Nuevo Testamento, con todas sus partes, son sagrados y
canónicos, en cuanto que escritos por inspiración del Espíritu Santo, tienen a
Dios como autor, y como tales han sido confiados a la Iglesia” (Dei Verbum,
11).
La Revelación tiene su plenitud en Jesucristo, el Hijo de Dios, hecho hombre
que nos ha comunicado toda la verdad. Ya no habrá más revelaciones. Con Cristo
se cerró la revelación. Él es la última palabra del Padre.
VI. CONCLUSIÓN
Por todo lo dicho concluimos: la Iglesia siempre ha afirmado que la Biblia no
es un libro meramente humano, sino que hay en ella un valor superior, por
estar inspirada por Dios, y así lo ha declarado en cuatro grandes concilios:
Florentino, Tridentino y Vaticano I y II. Por tanto, es una verdad de fe
revelada, que hay que creer.
Resumamos el significado de revelación 15:
¿Qué
es? La Revelación es la manifestación de Dios mismo, de su intimidad.
¿Cómo
se revela? Con palabras y hechos progresivos.
¿Por
qué se revela? Por amor.
¿A
quién se revela? Al hombre. Primero, al pueblo de Israel y después a todos.
¿Para
qué se revela? Para invitarnos y recibirnos en su compañía, ofreciéndonos la
salvación.
¿A
través de quienes se revela? A través de los autores sagrados, a quienes les
inspiró que escribiesen su mensaje de salvación. Ahora bien, la palabra divina
pasa por la palabra humana, pero no se identifica con ella, como la gracia
pasa por los sacramentos. En ella pone Dios su morada y desde ella dialoga y
entabla el encuentro de salvación con los hombres. En su mensaje, revelado en
la Biblia, no hay ningún error concerniente a nuestra salvación, aunque haya
imprecisiones de carácter histórico o científico, pues los autores sagrados no
eran historiadores, ni querían hacer historia en el sentido del positivismo
moderno. La inspiración ha sido concedida al autor humano en vista de un
determinado mensaje que ha de comunicar en orden a la salvación del hombre.
Nuestra respuesta a la revelación de Dios es la fe. Para que el hombre se haga
partícipe de los bienes divinos, que superan totalmente la inteligencia
humana, debe escuchar para creer, para que creyendo espere, esperando ame y
amando viva, y llegue a la salvación eterna, y así gozar de la presencia de
Dios.
ORACIÓN: Señor, creemos, aumenta nuestra fe. Que nos acerquemos a tu
Palabra con fe y reverencia, para encontrarnos contigo y poder entablar un
diálogo de amor y de amistad. Que tu Palabra sea luz en nuestro camino, fuerza
para nuestra voluntad y aliento para nuestro corazón. Amén.
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“En relación con esto, sabed que ninguna profecía de la Escritura puede ser interpretada por cuenta propia...” (2 Pe 1, 20).
“Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder del abismo no la hará perecer. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo” (Mt 16, 18-19).
Hay
en la Biblia aparentes contradicciones entre algunos datos bíblicos y lo que
dice la ciencia. Por ejemplo, en la creación del mundo, en la creación del
hombre, en datos de geografía y de historia antigua. Son “aparentes”
errores, porque la Escritura no intenta darnos enseñanza científica, sino
que quiere darnos un mensaje religioso. Por eso es que, cuando los
escritores sagrados hablan de asuntos de ciencias, se acomodan al común
sentir de la gente de su tiempo.
Veamos algunos de esos errores “aparentes”: la Biblia habla de la creación
del mundo en siete días, mientras que la ciencia nos dice que el Universo se
formó en muchos miles de años; la Biblia nos dice que el hombre fue creado
por Dios, la ciencia nos dice que probablemente provenimos del mono; en el
libro de Jonás se cuenta que el profeta pasó tres días y tres noches en el
vientre de una ballena, y esto es humanamente inverosímil. O el episodio del
diluvio universal (Gn 6), la torre de Babel (Gn 11).
La observación astronómica fue descubriendo poco a poco unas leyes que no estaban en conformidad con los enunciados de la Biblia. Tarde o temprano había de crearse el conflicto entre la posición de los teólogos y la orientación de la ciencia. El caso Galileo constituye la punta de iceberg de este conflicto con su teoría sobre la traslación de la tierra en torno al sol. La mentalidad escolástica, formada a base de la lectura lógica de los textos bíblicos, no estaba capacitada para una conversión mental, como la exigida por el problema suscitado por Galileo. No ha de olvidarse, con todo, que Galileo no fue condenado por exponer su teoría (se le permitió seguir manteniéndola en privada, y como teoría y no como afirmación), sino por no obedecer el mandato de la Inquisición Romana de no exponerla ni defenderla públicamente de palabra o por escrito.
Se llaman postrimerías a esas verdades eternas que se meditan en los Ejercicios Espirituales: muerte, juicio, cielo, infierno y purgatorio.
Para aclarar la diferencia entre Revelación e Inspiración, podría servirnos
este ejemplo:
1. Revelación: Isaías 7, 14: Dios revela al Profeta que “una Virgen
concebirá y dará a luz a un hijo a quien pondrá por nombre Emanuel”. Es
evidente que Isaías no podía con su mente humana descubrir un hecho que
sucedería siglos después y que nadie más que Dios podía conocer y realizar.
Isaías lo conoció porque Dios se lo reveló.
2. Inspiración: San Lucas en el prólogo de su evangelio nos dice que va a
escribir sobre hechos que han sucedido. Estos escritos, como todos los de la
Biblia, están inspirados por Dios, aunque otras personas le hayan servido de
fuentes de información
TEMA DE DISCUSIÓN EN EL FORO
¿Qué diferencia hay entre Inspiración y Revelación?