Catequesis
sobre el
Bautismo
Autor:
Pbro.
Hermilio
Cárdenas
González
Coordinador
de la
Sección
Diocesana de
Catequesis
Capítulo 1:
¿Por qué
la Iglesia
bautiza a
los niños?
OBJETIVO
Conocer y
valorar el
bautismo de
los niños
para que
profundizando
en su
significado
nos
comprometamos
a cuidar,
desarrollar
y educar la
fe que van a
recibir.
"Nos arrancó
del poder de
las
tinieblas y
nos trasladó
al Reino de
Su Hijo
amado. En el
nos
encontramos
liberados y
perdonados"
(Col 1
13-14)
NOTAS
PEDAGOGICAS
El
catequista
deberá tener
muy presente
las
referencias
bíblicas y
del
Catecismo de
la Iglesia
Católica al
dar
respuesta a
las
preguntas
que de parte
del grupo
pudieran
presentarse
especialmente
en relación
a la parte
histórica.
Puede
ambientarse
el lugar de
la sesión
con
fotografías
e imágenes
referentes
al bautismo
de niños. De
ser posible
pedirles a
los papás
que traigan
la
fotografía
del hijo que
se
bautizará.
VEAMOS
En nuestro
ambiente es
frecuente
que los
"hermanos
separados"
al visitar
los hogares
católicos
les hagan
cuestionamientos
sobre la
administración
del
Sacramento
del Bautismo
a los niños
en la
Iglesia
Católica, a
lo cual la
gran mayoría
de los
católicos no
saben qué
responder,
creándose en
ellos una
cierta
inquietud.
El
catequista
entabla Un
dialogo con
los miembros
del grupo a
partir de
las
siguientes
preguntas:
¿ Por qué
quieren
bautizar a
sus hijos o
ahijados
desde
pequeños?
Los hermanos
separados
dicen que el
bautismo lo
debemos
recibir
siendo ya
grandes,
como lo hizo
Jesús al
inicio de su
predicación
¿Qué piensan
ustedes?
¿Por qué la
Iglesia
bautiza a
los niños?
En el tema
de este día
hablaremos
sobre el
bautismo de
los niños.
PENSEMOS
En los
comienzos de
la Iglesia.
con el
anuncio del
Evangelio de
parte de los
apóstoles,
la practica
más común
era el
bautismo de
los adultos
(ver CIC
1247). Esta
costumbre se
mantiene en
nuestros
días en
tierras de
misión.
Sin embargo,
el Nuevo
Testamento
habla varias
veces del
bautismo de
toda una
“casa", es
decir, de
toda la
familia
junto con su
servidumbre
(ver He 16,
15.33-34;
18, 8; 1 Co
1, 16). En
este
bautismo se
incluía
seguramente
a los niños
de la
familia. Los
primeros
testimonios
expresos y
claros del
bautismo de
los niños se
remontan al
siglo II. El
bautismo de
los niños
es, pues,
una práctica
antiquísima
en la
Iglesia (ver
CIC 1252).
“Los
hermanos
separados"
cuestionan
esta
práctica
haciendo
alusión al
bautismo de
Jesús siendo
ya grande.
Jesús se
bautizó ya
grande
porque antes
de él no
existía el
bautismo que
él
inauguraba.
Además,
Jesús no
necesitaba
bautizarse
porque las
gracias que
nos da a
nosotros el
sacramento
del
Bautismo, él
ya las
tenía. El
bautismo de
Jesús es
diferente al
bautismo de
nuestros
niños.
Nuestro ser
de
cristiano,
constituido
por el
bautismo, es
una gracia
inmerecida,
con la que
Dios se
adelanta a
nuestros
actos y
envuelve
nuestra vida
desde el
principio
(ver 1Jn 4,
10-19; Ti 3,
3-6); una
gracia que
nosotros a
causa del
pecado
original,
necesitamos
desde el
primer
momento de
nuestra
vida. “Por
tanto, la
Iglesia y
los padres
privarían al
niño de la
gracia
inestimable
de ser hijo
de Dios si
no Ie
administraran
el Bautismo
poco después
de su
nacimiento"
(CIC 1 250).
“Los padres
cristianos
deben
reconocer
que esta
practica
corresponde
también a su
misión de
alimentar la
vida que
Dios les ha
confiado"
(CIC 1251).
En el
Sacramento
del
Bautismo, al
recibir la
fe que es un
don de Dios,
iniciamos Un
camino, Un
proceso de
crecimiento,
que ha de
desarrollarse
desde la
niñez, en la
adolescencia,
juventud y
vida adulta
hasta llegar
a ser un
cristiano
maduro en la
fe con la
ayuda de
nuestros
padres,
padrinos,
familiares y
de toda la
comunidad
cristiana
(ver CIC
1255).
ACTUEMOS
En pequeños
grupos
formados por
los papas y
padrinos de
cada niño
que se
bautizará
vamos a
dialogar a
partir de
las
siguientes
preguntas:
¿Por qué
traemos a
bautizar a
nuestros
hijos o
ahijados?
¿Cuánta
importancia
le damos al
prepararnos
más en la
fe?
Cada pequeño
grupo
elabora una
frase que
exprese su
compromiso a
continuar
participando
en estas
catequesis
sobre el
Bautismo
para
presentarlo
en la
celebración.
CELEBREMOS
Sobre una
mesa
colocamos
las
fotografías
de niños
(especialmente
las de los
que se
bautizarán)
y un Cristo.
El grupo se
coloca
alrededor de
la mesa.
Escuchamos
la lectura
de la
Palabra de
Dios tomada
del libro de
los Hechos
de los
Apóstoles
16, 25-34.
que habla de
un bautismo
a toda una
familia.
Dejarnos un
momento de
silencio
para la
reflexión
personal.
Cada pequeño
grupo
presenta su
compromiso.
El
catequista
los invita a
dar gracias
a Dios y
todos
responden:
GRACIAS
PADRE BUENO.
Catequista:
Demos
gracias a
Dios que nos
ha llamado a
ser sus
hijos.
Todos:
GRACIAS
PADRE BUENO.
Catequista:
Demos
gracias a
Dios por
nuestros
padres y
padrinos que
se
preocuparon
por
bautizarnos
de pequeños
y nos han
ayudado a
crecer en la
fe.
Todos:
GRACIAS,
PADRE BUENO.
Catequista:
Demos
gracias a
Dios por
nuestros
hijos a
quienes
pronto
envolverá
con su
gracia.
Todos:
GRACIAS,
PADRE BUENO.
Terminamos
cantando:
UN SOLO
SEÑOR
Un solo
Señor, una
sola fe, un
solo
bautismo
un solo Dios
y Padre.
Llamados a
guardar la
unidad del
Espíritu
por el
vínculo de
la paz,
cantamos y
proclamamos:
Un solo
Señor, una
sola fe, un
solo
bautismo
Un solo Dios
y Padre.
Llamados a
formar un
solo cuerpo
en un mismo
Espíritu,
cantamos y
proclamamos:
Un solo
Señor, una
sola fe, un
solo
bautismo
Un solo Dios
y Padre.
Llamados a
compartir
una misma
esperanza en
Cristo,
cantamos y
proclamamos:
Un solo
Señor, una
sola fe, un
solo
bautismo
un solo Dios
y Padre.