Cambios en la sexualidad de los chicos

 

Ya no soy un niño

 

Ignacio Iturbe

 

Llega la crisis. La adolescencia es una época inestable, repleta de cambios. Nuestro hijo, al que siempre hemos visto como un niño, comienza a madurar rápidamente y a transformarse. Por su cuerpo circulan un montón de hormonas que le afectarán por completo. Y ocurrirá uno de los cambios más importantes de toda su vida: su cuerpo y su persona irán preparándose para albergar la capacidad reproductora, es decir, para su futuro papel de padre.

 

El proceso de madurez sexual se inicia a partir de, aproximadamente, los doce años y se inscribe dentro de un periodo más amplio llamado adolescencia. Se trata del paso de la niñez a la edad adulta en todos los aspectos: físicos, psíquicos y sociales. Pero lo más importantes son aquellos cambios biológicos que conducen hacia la adquisición de la capacidad reproductora: a esto se le reserva el término de pubertad.

 

Debido a estos cambios, la pubertad es un periodo de grandes alteraciones en la personalidad de los chicos: cambios de humor, que van desde la euforia a la depresión, de la rebeldía a la sumisión, del altruismo al pasotismo; deseo de estar solo y de no hablar con nadie; una emotividad -irritaciones y lágrimas- a flor de piel, manifestada principalmente en el propio hogar, etc. Se trata de unos cambios tan radicales que pueden llegar a asustar a nuestro hijo si no los asume como lo que son.

 

UN CAOS DE HORMONAS

 

Todo este proceso de cambios lo controla una pequeña glándula, la hipófisis, situada en la base del cerebro. En un momento determinado para cada chico y chica, manda una serie de hormonas por todo el cuerpo con un mensaje al resto de las glándulas: "Es hora de crecer, de hacerse adulto". Estas glándulas son las suprarrenales, comunes para ambos sexos, y las específicas de cada uno de ellos: los testículos y los ovarios, que determinarán los extraordinarios cambios físicos para cada sexo.

 

Tantas hormonas por el cuerpo del adolescente hace que se asemeje a una bomba de relojería. El chico no controla esos cambios, sino que se ve inmerso en ellos. Y, a veces, también puede verse asustado si no los comprende. Durante la pubertad, el cuerpo de nuestro hijo se equipa a sí mismo con la capacidad maravillosa de tener hijos. Este es el cambio más importante de este periodo: la preparación para la paternidad.

 

PROCESO FISIOLÓGICO

 

En los chicos, los indicios de estos cambios suelen aparecer más tarde que en las chicas. Además, también varía bastante el comienzo de unos chicos a otros, así como su velocidad. Pero, aproximadamente, a partir de los doce años comienzan los cambios en su sexualidad: madura su aparato reproductor, crecen los testículos y el pene, etc. En los testículos, se producen unos cambios de extraordinaria complejidad que tienen como consecuencia la formación de espermatozoides. A partir de entonces, se crearán de forma continua, durante toda la vida sexualmente activa del varón.

 

Durante esta etapa se da la primera actividad de los órganos genitales. El chico experimenta el primer derrame, es decir, las emisiones ocasionales de semen. Esto suele ocurrir generalmente por la noche, durante el sueño. Se produce de forma natural, con una sensación de placer. El chico debe saber que eso le va a ocurrir, que es normal que así suceda y que se repetirá de vez en cuando. Se manchará la ropa y las sábanas, pero es algo perfectamente natural que le pasa a casi todos los chicos. Hemos de explicarle que no hay de qué preocuparse. Es sólo el modo que tiene el cuerpo de expulsar el exceso de fluido que, a partir de la pubertad, generará continuamente.

 

El crecimiento de los órganos sexuales masculinos se completa hacia los 16 ó 18 años, dependiendo de cada chico. Coincidiendo con el inicio de este desarrollo, aparece por primera vez el vello en las axilas y en la región genital. En los chicos, también les crecerá el pelo por los brazos, el pecho y la cara, especialmente en forma de bigote.

 

AUMENTO DE MAMAS

 

Durante los primeros años de la pubertad, hasta un 50 ó 60% de los chicos presentan un aumento del tamaño en una o las dos mamas. Es debido a que en este período del desarrollo, las glándulas del varón producen una pequeña cantidad de hormonas femeninas (estrógenos) capaces de estimular el crecimiento de la glándula mamaria.

 

El proceso desaparece espontáneamente en pocos meses, en cuanto se alcanza el correcto equilibrio hormonal. No necesita ningún tratamiento pero se debe explicar claramente al chico que es un fenómeno por completo natural, pasajero y que ocurre en la mayoría de los muchachos de su edad.

 

INFORMACIÓN SEXUAL

 

Todos los especialistas en educación recomiendan dar esta información antes de que ocurran los cambios. La pubertad no ha de ser el momento elegido para explicárselo a nuestros hijos, ya que en esa época nuestro hijo se ve inmerso de lleno en el proceso. El tema ya no es tan sencillo como ha podido ser en etapas anteriores.

 

Adelantándose a la pubertad se evita, de una parte, que los chicos se sorprendan o se asusten de lo que les pasa y, por otra, al no estar despierto todavía el instinto sexual, no les producirá ninguna turbación, ni influirá en sus impulsos. A partir de los diez años, por regla general, será conveniente que los padres informen a sus hijos de los cambios que van a producirse en su cuerpo y de los impulsos que van a sentir, así como la forma de encauzarlos. Para evitar mayores dilaciones, algunos padres se fijan una fecha: cuando el chico cumpla doce años. Y ese día, pase lo que pase, se hace.

 

Si queremos que la información sexual sea realmente educativa, no podemos quedarnos en proporcionar una explicación científica de los cambios psicofísicos que se producen en la pubertad. Esto pueden verlo en cualquier libro. Los padres deberemos darle a todo el proceso la dimensión humana que posee. Es decir, deberemos explicarles cómo la inteligencia y la voluntad, junto con el corazón, deben regular y dirigir esta capacidad del ser humano hacia el fin previsto.

 

OTROS CAMBIOS

 

Además de los descritos, durante la pubertad se producen otros cambios:

 

-         El estirón de talla típico de esta edad. Comienza en unos límites de tiempo muy amplios, que varían entre los diez años y medio a los 16 años. El proceso se completa entre los trece años y medio y los diecisiete años y medio, aunque puede continuar un ligero crecimiento durante varios años después del estirón espectacular

 

-         Los músculos de los chicos serán mucho más fuertes y mejor coordinados. Hay un engrosamiento notable de las masas musculares en las extremidades y en el tronco, a la vez que éste se ensancha por su parte superior a la altura de los hombros.

 

-         La piel también se ve afectada. La grasa de la piel se hace más espesa y obstruye los poros por os que debería salir al exterior Esto da lugar a las espinillas y al acné, cuando se infectan. Este pueda que sea el aspecto más desagradable de todos los cambios físicos de la adolescencia.

 

-         La voz de los chicos será diferente. Tanto que puede ser un motivo de vergüenza y sonrojo hasta que no finalice el proceso. Los cartílagos que forman el aparato fonatorio en la laringe aumentan de tamaño sobresaliendo a través de la piel en lo que se denomina "nuez", Las cuerdas vocales se hacen más gruesas. Estos cambios hacen que la voz se haga más grave y profunda. Durante un tiempo variable, sin embargo, la voz puede oscilar entre un tono agudo y otro grave, produciendo los característicos gallitos.

 

REQUISITOS

 

De todos modos, existen cuatro requisitos básicos que no debemos olvidar en ningún momento, cuando hablemos de estos temas con nuestro hijo varón. Tanto si nos adelantamos como si nos han cogido por sorpresa estos cambios

 

-         la información debe ser veraz;

 

-         debe ser oportuna en el tiempo y en la situación;

 

-         debe darse con naturalidad;

 

-         debe ser siempre personal.

 

A todo esto hay que añadir un punto esencial: una auténtica disposición al diálogo en los padres. Diálogo, no monólogo del padre. Hay que saber escuchar. No se trata de convencer con argumentos aplastantes, en conversaciones que más parecen sermones. A partir de los doce o trece años hay que sugerir, suscitar temas, lograr que sea él quien piense y decida, que asuma sus criterios. La información que le vayamos proporcionando puede complementarse con algún libro o folleto que se adapte a su edad y madurez. No cometamos el error de dárselo todo digerido; no educa mejor el que suple, sino el que enseña a formar criterio.

 

Se debe tomar en serio todo lo que dice y con seriedad (no reñida con la cordialidad) examinar los pros y los contras de lo que plantean, dándoles elementos de juicio y ampliándoles horizontes para que ellos mismos tomen sus propias decisiones.

 

HOMBRES DE VERDAD

 

Todos estos cambios son evidencias de que el niño, nuestro angelito, va a desaparecer para siempre y en su lugar aparecerá un hombre, capaz de ser padre, de calarse y formar una familia. Por supuesto, todos estos cambios de los chicos no se completarán en la adolescencia, sino años después. Pero una vez que se inicia el proceso de maduración, nuestro hijo nunca será el mismo.

 

 

 

EN RESUMEN...

 

§         Para hablar de estos asuntos puede ser una buena idea que sea el padre quien hable con el hijo varón: habrá más confianza ya que comparten las mismas vivencias y puede poner ejemplos más claros.

 

§         El bigotillo, los gallitos, las espinillas y los otros cambios proporcionarán muchas oportunidades para gastar bromas, pero habrá que tener cuidado para no hacerle daño, ya que se encuentra en una época conflictiva y de crisis.

 

§         ¡Nos hemos encontrado las sábanas mojadas! Si tenemos confianza con él y hemos tenido algunas conversaciones, no nos sorprenderemos ni nos imaginaremos cosas raras: es un paso más del proceso natural.

 

§         ¿Cuándo es el momento ideal para darle esta información? Quizá pueda servirnos una regla, aunque depende mucho de cada chico: en cuanto comprobemos un incipiente bigotillo quiere decir que ya ha comenzado el proceso de la pubertad.

 

§         La información sexual, para ser verdaderamente educativa, no puede quedarse en una mera explicación científica: hemos de dar a todo el proceso la dimensión humana que posee.

 

§         En esta etapa tendrá sus impulsos más desatados y tenderá a ser más grosero: si asentamos y dejamos claro lo principal, esto será accesorio y desaparecerá con la edad.

 

§         Podemos aprovechar esta etapa y la conversación que tengamos con él sobre estos temas para verificar con seriedad y naturalidad que no exista ningún problema físico (como por ejemplo falta de descenso o descenso incompleto de uno o los dos testículos, fimosis, aparente pequeño tamaño del pene por un exceso de grasa en el pubis, pequeñas alteraciones en la situación del meato urinario, etc), fácilmente solucionable ahora, que podría causar complicaciones o hacer pasar malos ratos en el futuro. No tiene por qué darse, pero evitemos que por erróneas delicadezas o por vergüenzas no nos enteremos a tiempo.