SIGNOS DE LOS TIEMPOS
VocTEO
 

Se denominan signos de los tiempos todos los acontecimientos históricos que logran crear un consenso universal y que permiten la comprensión de las etapas fundamentales de la historia de la humanidad.

La expresión "signos de los tiempos» aparece por primera vez en Mt 16,4 (Lc 12,54-56), donde Jesús invita a la perspicacia y a la atención constante al Reino de Dios. En nuestros días, la fortuna de esta expresión se debe al papa Juan XXIII, que, con fuerza profética, volvió a proponer su significado original, En el documento de convocatoria del concilio Vaticano II, el papa afirmaba: " Haciendo nuestra la recomendación de Jesús de saber distinguir los signos de los tiempos, creemos descubrir, en medio de tantas tinieblas, numerosas señales que nos infunden esperanza sobre el destino de la Iglesia y de la humanidad». A partir de este documento, otros pontífices han recurrido con frecuencia a esta expresión, codificada por el Vaticano II sobre todo en el documento Gaudium et spes (nn. 4, 11, 44).

Con los signos de los tiempos, la Iglesia expresa ante todo el cambio en sus relaciones con el mundo: ella no quiere compartir el anuncio de los diversos profetas de desventuras, sino que, basándose en el Evangelio y en la resurrección, anuncia en la historia la presencia de verdaderos signos positivos que pueden ser catalizadores de cambio para todos.

Sin embargo, los signos de los tiempos requieren una lectura competente y precisa, ya que marcan las etapas de la humanidad. Con esta intención, la Iglesia pide ayuda a los hombres de su tiempo, creyentes y no creyentes, para que le hagan comprender las verdaderas esperanzas y expectativas de la humanidad. Además, a través de los signos de los tiempos es más fácil tener una visión mejor de la historia y del hombre : en efecto, esos signos indican que en cada uno de los hombres existen gérmenes de vida que mueven hacia un cambio positivo y tienden hacia un fin común. Con los signos de los tiempos, sobre todo, la Iglesia está llamada a desarrollar plenamente su actividad profética. Leyendo los signos, ella se compromete ya que, en todo caso, está llamada a recordar el juicio de Dios sobre estos acontecimientos.

De esta manera, es capaz de corresponder a la tensión escatológica que la hace presente en la historia, pero siempre en camino hacia el cumplimiento.

La Iglesia, por consiguiente, está llamada a "escrutar» los signos de los tiempos: esto le permite situarse en el mundo con la atención de quien sabe anticipar el futuro, pero velando siempre sobre el presente. No se puede concebir que el fenómeno de los signos de los tiempos corresponda solamente a una "lectura» de los mismos después de que se hayan realizado. Los cristianos, en virtud de su vigilancia, tienen la tarea de crear nuevos signos, para que se haga cada vez más evidente la victoria del bien sobre el mal, La capacidad de crear signos nuevos será sin duda un testimonio de la responsabilidad que la comunidad cristiana sabe que tiene respecto al mundo, si ella es realmente "experta en humanidad».

No debería caerse en la inflación en el uso de la expresión " signos de los tiempos». debe utilizarse sólo para acontecimientos positivos, no negativos, y para hechos que constituyan realmente historia.

De todas formas, siempre que se ponen los signos, éstos necesitan un real discernimiento para verificar si son verdaderamente "signos para nuestro tiempo». El discernimiento debería llevarse a cabo recordando que estos signos afectan a todos los hombres, creyentes y no creyentes. Si para estos últimos los signos deberán significar la consecución progresiva de la justicia y de la dignidad de la persona, para los primeros tendrán que expresar la presencia de la implicación de Dios en nuestra historia a fin de conducirla a su plenitud.

R. Fisichella

Bibl.: G. Gennari, Signos de los tiempos. en NDE, 1286-1303: R. Fisichella. Signos de los tiempos. en DTF 1360-1369; AA. w , Fe y nueva sensibilidad histórica. Sigueme, Salamanca 1972; L, González Carvajal, Los signos de los tiempos. El reino de Dios está entre nosotros, Sal Terrae, Santander 1987; M, D, Chenu. Los signos de los tiempos. en I Congar (ed,i, La Iglesia en el mundo de hoy 11, Taurus, Madrid 1970, 253-278.