ROMANTICISMO
VocTEO
 

El movimiento romántico en sus articulaciones interesa también a la experiencia y a la teología cristiana, pero donde la reflexión romántica está más cerca de la teología y de sus preocupaciones es en el concepto peculiar que formula de las realidades terrenas, de la historia... Ésta no es va una erudición abstracta o un cúmulo de sentimentalismos, sino que exige un contenido de pensamiento, un calor de pasión y de vida con este impulso se intenta controlar los «recursos» de Vico, a través de las audaces afirmaciones de:

a) Herder, atento más bien a las masas que a las personas, a los grandes números que a los individuos, con una concepción instrumental del hombre, dado que «el camino de la Providencia obtiene su objetivo incluso por encima de millones de muertos» (Herder, Werke, Suphan, Y, 558ss) b) Fichte, más atento al individuo y a su grito de libertad, por lo que atribuye al cristianismo el mérito de haber creado la civilización de la igualdad, no la de tono y de color que buscaba Roma, sino en sentido universal, cuando el mundo mismo se convierta en ciudad de Dios; c) Schelling, preferido por los románticos, que en su concepción encuentran aquella «revelación de la divinidad» que Fichte había omitido voluntariamente y que Herder había confundido con el destino; d) Hegel, finalmente, para quien la historia es el camino progresivo de la conciencia de la libertad : conciencia que del individuo pasa al grupo singular, a la sociedad, al Estado, culminando en aquel espíritu del mundo donde se centran las vicisitudes cambiantes de cada uno de los Estados. Hegel, aunque reconoce al cristianismo una anterioridad connatural capaz de conjugar al hombre y a la divinidad, denuncia en el cristianismo las atrevidas sutilezas de la Escolástica, que los románticos habían apreciado sin embargo profundamente.

Más coherente con la concreción histórica, el filósofo danés Kierkegaard afirma que, para salvarse en la eternidad, hay que hacer la propia opción en la historia, en el tiempo en el que la banalidad de lo cotidiano es regida por la Providencia, que lleva continuamente a cabo su designio. La providencia y la historia no se identifican ni se confunden, pero Dios marca la historia: la visión de Kierkegaard está muy cerca de la de Manzoni, aunque en el filósofo danés predominan los tonos amargos y angustiosos.

G. Bove

Bibl.: N. Bosco, Romanticismo, en DTI, 1V 221 -226; E. Colomer, El pensamiento alemán de Kant a Heidegger, 111. Herder, Barcelona 1989, E. Vilanova, Historia de la teología cristiana, 111. Herder Cristiandad, Barcelona 1992, 34755; J M, Infiesta Monterde, Los románticos alemanes , Monsalvat, Madrid 1975; J Cepeda, El romanticismo, Madrid 1978.