PSICOLOGÍA Y ÉTICA
VocTEO
 

La relación entre psicología y ética puede considerarse desde diversos puntos de vista. La psicología puede ayudar al estudioso de la ética a conocer de qué manera se sedimentan en la intimidad de la persona las convicciones morales, como conocimientos y como praxis, hasta qué punto la ética sigue estando condicionada por la sociedad o por la cultura en que vive o cómo la cercanía de los demás puede influir en el comportamiento del individuo.

Desde este punto de vista la psicología permite conocer una de aquellas realidades a las que se refiere el lenguaje moral cuando utiliza el término conciencia. Entre las diversas funciones que se atribuyen a la conciencia o entre las funciones semánticas que posee este término en el contexto filosófico o en el literario, así como en el teológico, siempre es posible encontrarse con afirmaciones que remiten a concepciones sólo psicológicas de la conciencia.

Psicológicamente considerada, la conciencia puede también representarse en términos de super-ego freudiano.

El planteamiento psicológico no sólo no constituye problema si se le considera como -relectura de una de las diversas res a las que remite el término, sino que era conocido igualmente por la teología moral tradicional. El superego freudiano juega efectivamente un papel muy decisivo en la actuación de la vida moral, ya que vivir moralmente presupone siempre la adquisición por el sujeto de una madurez plena precisamente en la esfera psicológica, emotiva y volitiva, es decir, en aquellas esferas que constituyen también el ámbito operativo de la psicología.

En este sentido, por ejemplo, resulta a menudo difícil al sujeto moral realizar el examen de conciencia, y sobre todo conocer y valorar la propia actitud, más que el propio comportamiento. En efecto, hay que tener presente que la asunción del punto de vista moral o de su opuesto (egoísmo-altruismo) no necesariamente determina variaciones radicales en la estructura epistémica de la ética y en los resultados normativos, y, por consiguiente, siempre resulta difícil, incluso para el propio sujeto moral, leer en el propio yo volitivo.

El problema puede plantearse también como problema de libertad, del uso que se ha hecho de ella y de la conciencia que se tiene de la misma. Precisamente dentro de esta perspectiva es donde debe colocarse la relación que la ética tendrá que establecer con la psicología.

S. Privitera

Bibl.: A. Plé, Freud y la moral. Studium, Madrid 1974; F, Villamarzo, Psicoanálisis de la experiencia ético-religiosa, Marova, Madrid 1979; Y Frankl. El hombre en busca de sentido, Barcelona 1980; J De Finance, ENsayo sobre el obrar humano, Gredos, Madrid 1966.