PLEROMA
VocTEO
 

El substantivo pleroma (plenitud, cumplimiento) se deriva del verbo pleroo (llenar) y adquiere varios significados más o menos difusos, pero que guardan siempre relación con el concepto de cumplimiento, de plenitud. El substantivo pleroma tiene ascendencias gnósticas, pero en el Nuevo Testamento ha sido pensado de nuevo críticamente. Si se entiende pleroma en la acepción más amplia de cumplimiento, son diversas las maneras de entender este vocablo y la concepción subyacente. De una primera idea de totalidad (Rom 11,12.25) se puede pasar a la de cumplimiento de las palabras proféticas del Antiguo Testamento, como ocurre en la perspectiva de los evangelios, o bien al de plenitud de los tiempos en el sentido de maduración de las esperanzas en el acontecimiento cristológico (Mc 1,15: Gál 4,4-6: Ef 1,10). Pleroma puede indicar también el cumplimiento de la voluntad de Dios, de la ley (Rom 13,10. Gál 5,14), o la plenitud de las bendiciones de Cristo (Rom 15,19).

Es sobre todo la idea paulina de Cristo Cabeza la que resume en sí el proyecto divino de salvación para ilustrar el concepto de pleroma; más aún, suele conjugarse precisamente con ella. Cristo es cabeza del cosmos; todo se refiere a él (Ef 1,10.22,29), pero por medio de la Iglesia que es cuerpo de Cristo. Cristo es cabeza del mundo entero, porque se ha convertido en cabeza de la Iglesia; a Cristo Cabeza se refieren todas las realidades; por consiguiente, nada de cuanto pertenece a la realidad cósmico-humana (progreso científico, social, actividad humana) es extraño a la misión de la Iglesia, que anuncia la realeza de Cristo sobre toda realidad.

La idea paulina de pleroma, conjugada con la idea de la soberanía de Cristo, cabeza y principio de la Iglesia, aparece en Ef 1,23: 3,19.4,13 y en Col 1,19: 2,9. En la carta a los Efesios pleroma indica aquella plenitud de la Iglesia que se recibe de Cristo; en la carta a los Colosenses pleroma es la plenitud de Cristo. Algunos estudiosos de san Pablo, como Feuillet, destacan el vínculo que existe entre pleroma y sabiduría. Lo mismo que la Sabiduría llena el corazón de quienes la aman y la buscan, así Cristo, que participa de la actividad creadora, hace del universo una unidad: él llena el universo y el universo está contenido en él. En san Pablo Dios constituye a Cristo en la cima del universo comó principio de su unidad, Será sobre todo el misterio pascual de muerte y resurrección el que exalta, según san Pablo, la idea de pleroma: en efecto, en la cruz muere el «mundo viejo», destinado a la corrupción, y en la resurrección nace el « mundo nuevo » que tiene como primicia a Cristo. Entonces, es evidente en Cristo la plenitud de la salvación, tal como ha sido establecida en el proyecto de Dios: centrarlo todo en él, «recapitularlo todo en él» (Ef 1,10).

N Ciola

Bibl.: R. Schippers, Plenitud, sobreabundancia (pleroo), en DTNT, 111, 372-378; G, Moioli, Cristocentrismo, en NDE, 301-310; J, L. Ruiz de la Peña, Teología de la creación, Sal Terrae, Santander, 1986, 66-87; W. Pannenberg, Fundamentos de cristología, sígurme, Salamanca 1974, 489ss.