PARTICIPACIÓN
VocTEO
 

La participación, fenómeno analizado por la sociología y por la ciencia política, indica la implicación de la persona y del grupo humano en la vida social y en sus orientaciones. En otras palabras, el término «participación» se refiere a la persona en su actividad de sujeto de la vida social. La cuestión de la participación resulta hoy fundamental incluso en los países de régimen democrático, ya que se registra una progresiva tendencia del Estado a invadir niveles y espacios que hay que dejar para la libre iniciativa de ías personas y de los diversos colectivos sociales. La verdadera participación presupone un modelo de sociedad estructurada en personas y en formaciones sociales autónomas respecto al poder político, abiertas al bien común del que el poder político ha de seguir siendo el supremo valedor. El problema de las sociedades democráticas es el de cómo hacer efectiva la participación de los ciudadanos en la elaboración de las decisiones, y no solamente en su ejecución; el de cómo conciliar la democracia representativa con la directa, sobre todo en orden a opciones decisivas para el futuro de la humanidad, como el control democrático de la economía, de la ciencia y de la técnica.

No se puede menos de advertir una contradicción en las democracias de los países europeos: por un lado, se percibe una difusa ideología de participación popular; por otro, se observan prácticas cada vez más oligárquicas en la dirección de las instituciones.

La participación figura entre las categorías éticas que están más presentes en la enseñanza social de la Iglesia, en donde se la considera como condición indispensable del crecimiento del hombre y de la sociedad.

La participación en la vida social y política es una exigencia de la dignidad y de la libertad del hombre. En la vida privada y pública, el hombre no puede ser objeto de opciones ajenas, sino sujeto participante de opciones que afectan a todos. «Aspiración a la igualdad, aspiración a la participación: dos formas de la dignidad y de la libertad del hombre» (0T 22). La participación social adquiere densidad y finalización a la luz de los principios que regulan la convivencia humana: solidaridad, subsidiaridad y bien común. La participación, como derecho-deber de la persona, está en contra de toda organización de la sociedad de tipo autoritario y totalitario, en donde se mortifica y se reprime toda instancia libre y creativa de las personas y de los grupos sociales. Sin embargo, la participación real no está garantizada automáticamente en las sociedades de tipo democrático.

Puede quedar bloqueada por una excesiva presencia del Estado o por la hegemonía de algunos grupos o colectivos sociales. La sociedad participada es un objetivo más que un dato real. Y esto hace pensar en la formación de personas capaces, así como en la creación de estructuras adecuadas.

L. Lorenzetti

Bibl.: G. Mattai, Participación, en DSoc, 1228-1236; B. Tellia, Participación política, Ibíd., 1236-1243; G. Barceló Matutano, La participación, solución a la crisis de autoridad. Distresa, Zaragoza 1982; D. Butler, Estudios del comportamiento político, Tecnos, Madrid 1964' E, Nasarre, El compromiso político del cristiano, en A, A, Cuadrón (ed.), Manual de doctrina social de la Iglesia, BAC, Madrid 1993, 739-761.